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Es tarea en la que cada uno debemos llegar a dar lo máximo, sin que esto nos parezca un trabajo absurdo del que nos olvidemos en pocos días, ya que requiere de una atención especial, renuncia a nuestros deseos personales, y un convencimiento pleno de que para poder ser un buen instrumento en este sendero es necesario rescatar una serie de valores internos que nos ayudarán en el trayecto.
Proponernos metas diarias, es una manera de retarnos a nosotros mismos, para comprobar sinceramente si sentimos lo que vivimos, si verdaderamente somos conocedores del compromiso que hemos de realizar. Por ello en la consecución de unos propósitos ante todo debe persistir la constancia, el esfuerzo, la ilusión, y múltiples hábitos positivos, que adquiriremos con el tiempo, en función de nuestra capacidad de comprensión y según vayamos deshaciéndonos de esos entorpecimientos, la mayoría de las veces provocados a consecuencia de los propios defectos. Aunque a veces no somos capaces de reconocerlos como tal, nos impiden discernir con claridad creándonos duda y confusión.
Se trata de encontrar la forma de poder ejercitar todo lo que vamos aprendiendo, para que no sea algo superficial quedándose únicamente en meras palabras o intenciones, sin vernos obligados a guardar las apariencias, mostrándonos con limpieza, como realmente somos y no dando una falsa imagen. Si las ideas que mantenemos en nuestro corazón no van acordes con lo que realizamos, podemos dejar entrever que no tenemos un pleno convencimiento de lo que queremos lograr, podremos expresarnos "haciendo ver" que estamos por la labor, pero si no nos implicamos realmente nos estaremos engañando a nosotros mismos.
Se requiere ante todo claridad de ideas, el deseo verdadero de demostrar hasta dónde podemos llegar, pero no en el sentido de creernos con superioridad, sino empezando a valorar a los demás y desde una posición humilde comenzar a caminar reconociendo nuestros defectos e incentivando las buenas aptitudes.
Para ello es necesario emprender el trayecto
con fuerza y mucha ilusión, sin dar cabida a posibles comodidades
que lejos de ayudar nos desvían de nuestros objetivos primordiales.
Debemos tener muy en cuenta que va a ser una lucha interna por corregir
muchos aspectos de nuestra conducta, así como ir asimilando nuevas
pautas de comportamiento que nos ofrezcan expectativas de cambio hacia
lo correcto. Es importante que estemos siempre predispuestos y con la mente
abierta para ir ampliando nuestro campo perceptivo, viendo las situaciones
como realmente son, sin crearnos fantasmas inexistentes.
Hemos de ser constantes, y tener en
cuenta de que no lo tenemos todo de nuestra parte, pues sabemos de esas
fuerzas negativas, e impedimentos que nos hacen flaquear sin esperarlo,
valiéndose de nuestras debilidades e imperfecciones. Considero que
es esencial apuntar esto porque no debemos hundirnos a la mínima
vivencia desesperante o amarga, sino afrontarla confiando en nuestras posibilidades,
buscando siempre aquello que contrarreste lo que hemos vivido, como por
ejemplo, apreciando el valor de esta existencia o contar con aquellas personas
que se encuentran a nuestro lado... Pero como sabemos no serán únicamente
pruebas de este calibre, ya que en ocasiones los éxitos de naturaleza
espiritual que alcancemos serán los que nos doten de nuevas esperanzas
e ilusiones para proseguir con más ánimo.
Otros de los aspectos que nos puede ayudar mucho, es saber aplicar los conocimientos que hemos aprendido en momentos pasados, al presente, pues si no lo hacemos así los sufrimientos o logros que hayamos obtenido no nos servirán de nada y volveremos a caer tantas veces como no asimilemos de forma positiva la lección.
Para poder llegar a los fines que nos propongamos diariamente no basta con decirlo, y mucho menos aparentar algo que no somos o expresarnos de manera que no sentimos, es en la práctica diaria dónde mejor podemos darnos a conocer, es en nuestra lucha interior donde podemos observarnos y tener una concepción real de nuestra identidad, sin dar lugar a engaños. La continuidad ha de ser nuestro estandarte, evidencia del empeño que pongamos en la consecución de esos fines. Y después de todo podremos comprobar el sentido tan grandioso de nuestras realizaciones, observando que ha valido la pena esforzarnos.