AGO-99 Nº 205 |
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Por eso yo diría, que más que dejarnos llevar cómodamente por el ambiente más inmediato, que en muchos casos condiciona y determina nuestra manera de ser, hay que llevar la inquietud de ampliar nuestros conocimientos y de estudiar todo lo que sucede en nuestro entorno, para poder comparar y valorar. De este modo, estaremos más capacitados para tomar nuestras propias decisiones y seremos más objetivos a la hora de elegir.
Estas consideraciones me traen a la memoria, algo que oí contar cuando era niño, propio de aquella época y del medio rural donde me crié. El relato es el siguiente:
“Por un camino de los que se llamaban "de herradura", caminaba un hombre de unos cincuenta años, que llevaba consigo un borrico, sobre el que cabalgaba un muchacho de unos catorce años. En sentido contrario al que ellos llevaban, vieron venir a un grupo de aldeanos, y después de que pasaran por su lado, pudieron oír claramente que estos decían: ¿Habéis visto? El joven que tiene buenos pies, subido en el burro, y el hombre mayor andando.
Al oír aquello, el hombre le dijo al muchacho: Bájate tú, y me subiré yo. Con lo cual, a otro grupo con el que se cruzaron, le oyeron el siguiente comentario: ¡Qué poca conciencia! El hombre subido y el pobre niño andando.
Entonces, el hombre le dijo al muchacho: Súbete conmigo. Lo que motivó, que al cruzarse con otro grupo, le oyeran decir: Hay que ver el modo de abusar de los animales. Como no hablan, ni protestan, pues los dos van subidos.
Al oír esas palabras, el hombre le dijo al muchacho: Nos bajaremos los dos, y de este modo nos dejarán tranquilos. Pero no fue así, porque cuando se cruzaron con otro grupo, le oyeron que esto iban diciendo: Mira si serán tontos, que llevan al burro sin carga y van los dos andando.
Entonces le dijo el hombre al muchacho: Hasta ahora nos hemos guiado por la opinión del último grupo que pasaba por nuestro lado, y ya hemos podido comprobar los resultados. Pero no creas que hemos perdido el tiempo, sino, todo lo contrario. Hemos tomado conciencia de que somos nosotros mismos los que, en cada momento tenemos que decidir lo que tenemos que hacer.”
Yo pienso, que a nuestro paso por la vida, vamos a encontrar grupos de aldeanos que nos van a ir dejando su opinión y es bueno escucharla, porque con un buen conocimiento de la misma, tendremos un juicio de valor más exacto de su contenido.
Pero, teniendo en cuenta, que si verdaderamente buscamos el mejor camino, habrá que ponerse en contacto con nuestro propio interior y atender la voz de ese consejero que cada ser humano llevamos dentro. Éste nos fue otorgado por el mismo que nos dotó de los demás sentidos, y de ese conjunto de órganos vitales que permiten nuestra plena realización como seres humanos.
Lamentablemente, no siempre utilizamos la que podemos considerar como la mejor vía de asesoramiento, a la hora de tomar nuestras decisiones, y como se suele decir, así nos va.
Pero ese Poder Infinito de la Creación, tiene sus propias leyes, y nosotros, como seres de la Creación, quedamos sujetos también al cumplimiento de las mismas. Es por ello, que antes o después, todos tenemos que vernos frente a frente ante el espejo de nuestra conciencia.
Aunque todo depende de nosotros mismos, y de la opción que cada uno adoptemos ante la vida. Porque, eso sí, "en la vida, hay que saber elegir".
JOSÉ GARCÍA
Artículo extraído de la revista “LA HORA DE LA VERDAD”, nº 130 de julio-99, que editan nuestro compañeros del grupo JÓVENES PASTOREROS de Fuente Vaqueros (Granada).