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Además de los casos de reencarnación comprobada y las evidencias directas, los avances en la T.V.P. (Terapia de Vidas Pasadas) realizados por psicoanalistas y psiquiatras, y la TRANSCOMUNICACIÓN INSTRUMENTAL, son los dos grandes campos de investigación actuales que desde hace ya alguna década están demostrando la realidad de la Ley de las Vidas Sucesivas con el apoyo del método científico basado en la experimentación, la observación y la demostración de la realidad.
No es objeto de este artículo entrar en profundidad en estos temas, pero a título de mera reseña podemos mencionar que la T.V.P. viene realizando un gran avance en el campo del conocimiento del subconsciente y en la solución de patologías relacionadas con fobias que tienen su origen en acontecimientos de vidas anteriores y que demuestran no sólo la realidad de la reencarnación en el pasado del hombre, sino la forma de utilizar ese pasado de forma correcta y conveniente para ayudar en el presente.
Todo esto nos lleva a la conclusión que con la llegada de nuevos tiempos, y del tercer milenio, se está proponiendo un cambio en la mentalidad del ser humano, cambio que también llega a las ciencias experimentales, a las doctrinas espirituales, y este hecho permite una mayor amplitud de miras, un pensamiento más ecléctico ante la ciencia, ante todo aquello que es la parte más importante del ser humano y que más desconocemos: nuestro interior.
La compleja realidad de la mente humana, de la cual apenas conocemos casi nada, el funcionamiento de fuerzas tan importantes que parten de la conciencia del ser como los sentimientos, los pensamientos, las emociones; toda una serie de cuestiones que serán la base de investigación de la ciencia en el próximo milenio; es precisamente en este campo donde la ciencia encuentra más dificultades y es aquí donde se producirán los avances más importantes del mundo científico en el nuevo milenio.
Pero para que esto sea así, se hace necesario un cambio de mentalidad, una apertura mental hacia nuevas realidades que contemplen campos de investigación no explorados por la ciencia y que tienen tanta o más validez que los utilizados de forma empírica. Nos estamos refiriendo a los conceptos que las doctrinas espirituales proporcionan a la ciencia acerca de la realidad interna del hombre y que hasta hace bien poco tiempo la ciencia oficial ortodoxa despreciaba o no tenía en consideración.
Algo está cambiando en el pensamiento científico, y la propia limitación que algunos científicos achacaban a las doctrinas espirituales sobre la imposibilidad de demostrar empíricamente la existencia del espíritu es trasladada ahora a una nueva limitación dentro de la propia ciencia, los límites de su campo de investigación: únicamente el cuerpo biológico del ser humano.
Esto es un enorme hándicap para la ciencia materialista, pues su campo se limita únicamente a procesos celulares, biológicos y hereditarios que no pueden explicar la complejidad de muchas realidades que hoy día son tales gracias a las demostraciones de la psicología transpersonal y el psicoanálisis.
Cuando la ciencia termine de abrir la mente del ser humano hacia procesos relacionados con su auténtica realidad integral y den el paso trascendente de la realidad del espíritu, habremos avanzado siglos en la comprensión de lo que somos y de lo que hacemos en este mundo. No sólo podremos explicar de dónde venimos y a dónde vamos bajo conceptos científicos, sino que también se demostrará más si cabe la realidad de la reencarnación y la inmortalidad del espíritu.