Jesús de Nazareth |
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(Za.htm; Actualizado el 5.1.03) Jesús de Nazareth Fuente: ZAÑARTU,
Sergio, Pautas de las lecciones de cristología para laicos, Santiago de
Chile 1995, 13-35. 1)
Personalidad y actuación de Jesús de Nazareth: 1,1) Jesús de Nazareth tiene las siguientes características: -de una incomparable originalidad; -procedía con agilidad, sin rodeos, daba en el clavo sin prodigar palabras; -con un espíritu de temple poético; -siempre piensa y habla en imágenes y cuadros concretos; -observa atentamente la vida diaria, es agudo; -sabe simplificar los asuntos trascendentales; -deja a veces que las personas saquen conclusiones por sí mismas; -de gran sentido común; -habla con realismo a través de las parábolas; -se interesó sinceramente y con ternura por las personas, los enfermos y los desesperanzados; -los milagros muestran también que en Jesús se hacía sentir la presencia y el poder divinos; -poseía gran autoridad; -rechaza implacablemente toda forma de suficiencia, de mentira y de hipocresía; -personalidad fuerte: expulsa a los mercaderes del Templo; -ejerce la autoridad que recibe de Dios todopoderoso, justamente porque le obedece lealmente (cf. Jn 8,28s; 14,24); -su relación con su Padre es origen y la fuente de su seguridad, de su calma y energía en medio de los problemas y tormentas. -Jesús era carpintero (Mc 6,3; Mt 13,55) (al carpintero, en ese tiempo, correspondían también algunos trabajos de construcción). - la entrada en actividad de Juan Bautista es simultánea a un giro, un punto de inflexión en la vida de Jesús. 1,2) Según Juan (2,13; 6,4; 11,55), Jesús vivió tres pascuas en su vida pública. Al comienzo tuvo un éxito relativo en galilea. La oposición de los jefes del judaísmo fue creciendo y las masa lo abandonaron. Entonces se dedicará más al círculo más íntimo de sus discípulos. Su actividad pública comienza con el bautismo de Juan y acaba con la muerte en la cruz de Jerusalén. 1,3) Para Juan bautista, el reino de Dios llegaría con un juicio de Dios. Para Jesús el reino de Dios llega bajo el signo de la misericordia y amor de Dios. Jesús tiene trato con los pecadores y con los cultualmente impuros; sus discípulos quebrantan el mandato judío sobre el sábado (Mc 2,33s; cf. 2,27; 3,4) y las prescripciones sobre la pureza externa (Mc 7,1s). Decían de él: “Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores” (Mt 11,19). Jesús insiste en la importancia de la misericordia (Lc 15,1-2). 1,4) Jesús hace milagros y expulsa demonios (Lc 11,20). Jesús concreta el reinado de Dios en el amor y en la misericordia. Dios es un Dios de amor por todos los hombres y por todos. El amor a Dios y a los hombres es importantísimo en su mensaje, es la esencia de la voluntad de Dios y de su reinado (Mc 12,30 y paralelos). Se pide al hombre una respuesta al amor universal y misericordioso de Dios (Mt 5,45). Y el amor al enemigo será como test del amor auténtico (Lc 6,27; Mt 5,43s). 1,5) Para un judío observante, la conducta, el mensaje y la pretención de Jesús era un escándalo y una blasfemia que se llamara “Hijo de Dios”. El anuncio de un Dios que ama al pecador cuestionaba la concepción judía de la santidad y justicia de Dios. Jesús es condenado a muerte. 1,6) la voluntad de Dios lo ocupa totalmente (Mc 3,33-35; Mt 8,20) ... es lo único absoluto. Llama a Dios “su Padre·, en el que hay que confiar plenamente (Mt 6,25-34). No quiere nada para sí, sino que todo para Dios y los demás (Lc 22,26; Mc 10,45). Es el ser para los demás. 1,7) Sus raíces más profundas las tiene en la oración al Padre (Mc 1,35; 6,46). No es sólo el hombre para los demás, sino de y para Dios. Para Jesús, el mundo es la buena creación de Dios. Se compadece de la muchedumbre. Se acerca a los pequeños y sencillos (Mt 11,25). 1,8) Para Jesús la enfermedad y la pobreza no son castigos de Dios; Jesús muestra su amor misericordioso por los pobres y enfermos. Trata con respeto a la mujer, lo que es una novedad para esa época. 1,9) Jesús va detrás de la oveja perdida (Lc 15). Comparte con pecadores y marginados (Lc 15,1; Mc 2,16 y paralelos). Comparte con los cultualmente impuros: llama a Leví a ser su discípulo (Mc 2,14-17). 1,10) Jesús no lucha contra los poderes políticos sino contra los poderes demoníacos del mal. 1,11) Su programa es buscar la voluntad de Sdios. Todo lo demás se lo deja a Dios su Padre con la confianza de niño. 1,12) Jesús enseña como un rabí y “llama él” a discípulos. Pero no es un teólogo de profesión, sino que habla sencilla y concretamente. Enseñaba con autoridad (Mc 1,22.27). Como que sacara su conocimiento de su relación directa con Dios. Su estilo es profético y sapiencial. No teme al conflicto. Su pueblo lo veía como un profeta (Mc 8,28; Mt 21,46). El mismo Jesús es “el profeta escatológico” que trae la voluntad definitiva de Dios y, por tanto, del reino. Tiene el Espíritu (Mt 12,28). Le achacan que tiene un espíritu malo (Mc 3,22s). Forzaba a tomar una decisión. Su persona y actuación nos acerca al Misterio de Dios. 2) El Mensaje de Jesús: 2,1) El centro del mensaje de Jesús es la llegada del reino de los cielos, del reinado de Dios (Mc 1,15). El reino de Dios 2,2) El reino de Dios era esperado de diferentes formas: a) Los fariseos lo pensaban como el perfecto cumplimiento de la Torah (Ley). b) Los Zelotas lo entendían como la teocracia política que buscaban imponer con la fuerza de las armas. c) Los apocalípticos lo veían como el nuevo eón (nuevo siglo), el nuevo cielo y la nueva tierra. 2,3) Jesús no se dejaba encuadrar por ninguno de estos grupos, su hablar sobre el reino es curiosamente abierto. Y Jesús lo vincula a su persona (cf. Lc 11,20). 2,4) Para muchos judíos piadosos el reino de Dios era la personificación de la esperanza de salvación, mediante un soberano ideal, que en su justicia protegía a los desvalidos... coincidía con un shalom escatológico, la paz entre los pueblos. En vez de reino de Dios, Pablo y Juan van a hablar de la justicia de Dios y de la vida. El hombre era incapaz de esto. Se necesitaba un nuevo comienzo, que sólo Dios como Señor de la vida puede dar. La venida del reino es la venida de Dios. 2,5) la novedad de Jesús es que anuncia que esa esperanza escatológica se cumple “ahora” y con él (aquí y ahora). Este anuncio no parecía corresponder a la realidad. Jesús lo explica en parábolas: El reino de los cielos es como un grano de mostaza que se convertirá en un gran árbol. El hecho de que el reino en la actualidad esté todavía oculto corresponde a la tensión entre los dichos de Jesús sobre el presente y futuro del reino (cf. Lc 11,2). La teología paulina será caracterizada como una tensión entre el “ya” y el “todavía no”. La cercanía del reino de Dios es la cercanía de Dios. Se trata del reinado de Dios, del cumplimiento radical del primer mandamiento: “Yo soy el Señor tu Dios. No tendrás otros dioses fuera de mí” (Ex 20,2s). 2,6) Para Jesús el señorío de Dios es un señorío de amor. En los evangelios, Dios es designado más de 170 veces como padre (ej. ; 6,8). Mateo y Juan enfatizarán la paternidad divina. Jesús llama ‘papá’ (abba) a Dios (Mc 14,36). Para la sensibilidad de los contemporáneos era irrespetuoso dirigirse a Dios con un término tan familiar. Pero, para Jesús, la cercanía del reino es la cercanía de Dios en el amor. El reino es un don de Dios (Lc 12,32) porque es acción de Dios (su señorío es el sentido propio del término) que muestra su amor a los débiles, a los perseguidos y su perdón a los pecadores. La llegada del reino es la superación y fin de los poderes demoníacos (Mt 12,28; Lc 11,20). 3) Los milagros: 3,1) Los milagros de Jesús son signos del reino de Dios y de su salvación que de-potencia el dominio de Satanás (Mt 12,28). Muestran que la salvación afecta a todo el hombre. Son anticipación del futuro que nos trae Cristo (cf. Rm 8,21). Jesús realizó sólo determinados signos de un mundo nuevo, no curó a todos los enfermos. También son signos del envío y autoridad de Jesús (Mt 9,6.8). Jesús es discreto. 3,2) Los milagros liberan al hombre para seguir a Jesús. Son signos para la fe: “Tu fe te ha salvado” (¿Mc 3,22?: algunos los atribuían al demonio). Donde no hay fe, jesús no puede hacer milagros (Mc 6,5s; Mt 13,58). 4) La pretensión de
Jesús: 4,1) El reino de Dios acontece por la palabra y obra de Jesús. Por eso, son dichosos los que ven y oyen (Mt 13,16ss; Lc 10,23s). “Hoy se ha cumplido esta palabra...” (Lc 4,21). 4,2) Lc 11,20: Si expulso a los demonios con el dedo (o el Espíritu, o la fuerza) de Dios, es que ha llegado el reino de Dios. Llegó la hora prometida por el profeta: “Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quyedan limpios y los sordas oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les enuncia la buena noticia” (Mt 11,5s). 4,3) Orígenes (escritor y teólogo cristiano del siglo III) dice que Jesús sería el reino de Dios en persona. En Jesús el reino de Dios llega en lo humilde, sencillo, pobre y oculto. 4,4) Jesús rompe los esquemas: por ej. come con pecadores; perdona a los pecadores. La predicación de Jesús y su actuar contienen una cristología implícita (Mc 1,22.27). Jesús se pone por sobre los profetas. Habla con plena autoridad propia (Mc 2,10). En Mt 5,38-48 es muy importante el “yo os digo”. 4,5) Jesús vincula la decisión por el reino a la decisión respecto a él (Mc 8,38). Jesús elige y llama a los que quiere a su discipulado (Mc 3,14) y sus discípulos no lo ven sólo como un maestro, sino Señor para que participen en el anuncio con poder (Mc 6,7), para que estén con él y para que compartan su destino martirial. 4,6) El discípulo tiene que dejarlo todo (Mc 8,34; 10,28). Jesús está entre sus discípulos como quien sirve (Lc 22,27). ¿Quién es Jesús? Es la cuestión central de cada evangelio (Mc 8,27s y paralelos). Todo el evangelio de Marcos se pregunta esto. ¿Pretendió ser el Cristo? El título de Cristo era tan importante en el NT que acabó por convertirse en nombre propio. Pero Jesús no esa este título para no crear falsas expectativas entre los zelotes. Por eso en la primera parte de Marcos, Jesús impone un estricto secreto mesiánico (Mc 8,30) y después de la confesión de Pedro corrige el título con los sufrimientos. Ante el Sanedrín, Jesús admite ser el Mesías (Mc 14,61s) porque ya no se presta a confusión. 4,7) El título “Hijo del hombre”[1] aparece exclusivamente en boca de Jesús (salvo en Hech 7,56). Es un título que expresa su humanidad (Mt 8,20); su autoridad (mc 2,10), su pasión Mc 8,31) y su dimensión escatológica (Mc 13,26 y paralelos; 14,62 y //; Mc 8,38). Jesús no se llamó a sí mismo “Hijo de Dios”. Jesús habló de “mi padre” o “vuestro padre” (no se “nuestro padre”), lo que implica que él es el Hijo de una manera especial y única. En Mt 11,27 y paralelos, Jesús se llama hijo en sentido absoluto. Este es el fondo de la acusación en Jn 19,7. Los judíos intuían un “algo más allá de lo humano” en la pretensión de Jesús. La cristología posterior explicitará y traducirá lo que se encontraba oculto en la obediencia y entrega filial de Jesús. La pretensión de Jesús explícita e implícita (Hijo de Dios) va a ser rechazada por el judaísmo, lo que lo llevará a la muerte. En la cruz se clava la causa oficial de su muerte: rey de los judíos (Mesías davídico). 5) La muerte de Jesús: 5,1) Jesús muere crucificado. La crucifixión era infamante para los romanos. No se podía aplicar a un ciudadano. La imponían a los rebeldes políticos independentistas: “rey de los judíos” (Lc 23,2; Jn 18,33-37 y //; Mc 15,16-20 y //; Jn 19,12-15.19-22 y //; Hech 17,7; Ap 17,14; 19,16). En el proceso ante el Sanedrín fueron importantes la cuestión mesiánica y las palabras de Jesús sobre la destrucción del Templo (Mc 14,45; 15,29). Los judíos harán irrisión de él como falso profeta y blasfemo (Sábado, pureza, pecadores, critica la ley). Los romanos harán irrisión de él como rey de los judíos. 5,2) Pero para el NT la muerte no es sólo acción de judíos y romanos, sino la obra salvadora de Dios y la libre autoentrega de Jesús. La muerte de Jesús no es sólo la última consecuencia de su valiente actuación, sino resumen y suma de todo su mensaje, en la cruz se concreta la venida del reino de Dios. Jesús interpreta su nuerte como “muerte por nosotros, por muchos, por todos (1 Cor 15,3; 1 Cor 11,24; Mc 14,24 y //s). En la Última Cena tiene un lenguaje sacrificial: romper el pan, sangre de la alianza derramada por muchos (cf. Mc 14,22-24 y //s; 1 Cor 11,24s). 6) La autoconciencia de
Jesús: “Hijo”. Su oración y comunión continua con el Padre. Mesías. El evangelio de Juan destaca su autoconciencia de filiación. Lc 2,52: ¿autoconciencia sujeta al crecimiento? 7) la Resurrección y
relatos de encuentro: 7,1) Con la cruz parecía que todo se acababa. La Resurrección es el centro de mensaje del NT (1 Cor 15,14). Los apóstoles están dispuestos a morir por este mensaje. Sepulcro vacío: indicio confirmatorio y signo para el que cree. 7,2) Apariciones: verbo “ofthe” , fue mostrado, se dejó ver. En AT se usa en las teofanías. Las apariciones son experiencias de fe. Pero no es la fe la que fundó la realidad de la Resurrección, sino que es la Resurrección la que fundamenta la fe. El crucificado es el resucitado. En el Crucificado los discípulos perciben el resplandor de la gloria de Dios. (cf. 2 Cor 4,6: Dios que se revela como el Dios del Misterio). 8) Kerygma y las
cristologías primitivas: 8,1) El anuncio del Kerygma primitivo: “Verdaderamente ha resucitado y se ha aparecido a Simón” (Lc 24,34). 8,2) Hay distintas fórmulas que expresan el Kerygma: -Dios ha resucitado a Jesús de entre los muertos ( 1 Ts 1,10; Rom 10,9; 2 Tm 2,8). -Dios lo ha exaltado. -Dios lo ha hecho viviente (1 Pe 3,18). -Dios lo ha establecido como Mesías, Señor, Hijo de Dios (Hech 2,36; Rom 1,4; 10,9). -el maranatha (1 Cor 16,22) de la primitiva comunidad supone que Jesús ha sido exaltado como Señor. 8,3) Se toma conciencia que Jesús murió y resucitó según las Escrituras y esto fue por nuestros pecados. 1 Cor 15,3-5: Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras y fue sepultado al tercer día, fue resucitado según las Escrituras y se apareció a Cefas y luego a los doce. 8,4) El Kerygma se puede resumir así: -ha despuntado la era del cumplimiento a través del ministerio, muerte y resurrección de Jesús; -por la resurrección Jesús ha sido exaltado a la diestra del padre; -Espíritu santo: perdón de los pecados; -Parusía: ya/todavía no. 8,5) Algunos rasgos de la cristología de las epístolas paulinas: Flp 2,6-11: Cristo preexistente; kénosis y exaltación; señorío respecto a la creación. 1 Cor 1,23: Pablo predica a un Mesías crucificado y Pablo está crucificado con él (Ga 2,19s; 2 Cor 4,10; Flp 3,10; Col 1,24). 8,6) El eangelio de Pablo es el poder salvador de Dios en Cristo y su puento de partida es la cruz y la resurrección unidas en el misterio pascual (Rm 4,25). En la cruz se revela la debilidad humana y la fuerza de Dios. Cristo como Señor es una afirmación paulina importante. 8,7) Pablo aplica a Jesús el titulo de “Hijo de Dios” 17 veces. El Hijo nos hace a nosotros hijos de Dios (Ga 4,4-7). Pablo también habla de Cristo como el último Adán (1 Cor 15,20-22; Rom 5,12-21). Pablo destaca la primacía de Cristo en todo (1 Cor 1,15-20: cristología y creación). 8,8) Algunos rasgos de la cristología en Juan: a) El Jesús terreno es visto como glorificado (1,14) “en carne verdadera” (1,14; 19,34; 1 Jn 4,2s; 2 Jn 2,7). b) El centro del evangelio es: Jesús (todo el evangelio se pregunta sobre ese hombre llamado Jesús; El Cristo (11,27; 20,31); Hijo del hombre (12,34); Hijo de Dios (20,30s). d) Temas importantes: El Logos hecho carne, enviado del Padre, revelador del Padre, el mundo lo rechaza. El clímax del evangelio es la confesión de Tomás respecto a Jesús: “Señor mío y Dios mío” (20,28). Jesús es portador de la salvación; pan de vida (6,51); camino, verdad y vida (14,6); luz del mundo (8,12); puerta a la vida (10,9); buen pastor (10,11.14); la resurrección y la vida (11,25); vid verdadera (15,1.5); “yo soy” (8,24.28.58; cf Ex 3,14); Hijo de Dios; el Hijo; mi Padre. La filiación expresa lo más profundo del misterio de Cristo (5,19-26). El hecho que los judíos vean blasfemia en esto (5,18; 10,36; 19,7) muestra que percibían algo más en Jesús. Jesús es uno con el Padre (14,10.29). Su meta es llevar a todos al Padre (17,24). [1] En el profeta Ezequiel era expresión usada muy a menudo en lugar de “hombre”. También era una forma de referirse al que habla, como cuando decimos “uno” (ej.: y a uno le vienen a suceder esas cosas). Pero también fue usado en Daniel y la apocalíptica con un significado propio del género literario de estos libros. Dada esta plurivalencia, Jesús con ese título podía expresar y velar su pretención.
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