San Francisco de Asís  

(asis1.htm; versión al 23.9.00)                                                                                                   (Página Principal)

Francisco de Asís nació entre 1181 y 1182 en Asís, Italia, y murió el 3 de Octubre de 1226 en Asís. Fundóa la Orden de los franciscanos. Fue como un sol que iluminó el mundo. Es el "Poverello". El Señor le habló a través de la cruz de San Damino: "Francisco, levanta mi Iglesia". Comenzó a reparar la pequeña Iglesia de San Damiano, pero después le llegó al corazón la frase del Señor: "No tomen ni bolsa ni dinero..."y se dió cuanta que el Señor le pedía seguirlo en la pobreza, para así levantar su Iglesia. En el año 1210 Francisco fue con doce hermanos donde el Papa Inocencio III a Roma quien le bendijo su primera Regla Franciscana. Lo siguen muchos hermanos, después también Santa Clara fundará la orden de las Clarisas. El 24 de Septiembre de 1224 recibió los estigmas durante un extasis en el cerro de La Verna. Fue ordenado Diácono y fue un gran predicador. Muere el 3.10.1226. Antes de trasncurridos dos años de su muerte es canonizado el 16 de Julio de 1228 por el Papa Gregorio IX. Su tumba ha sido visitada por cientos de miles de peregrinos,

 

Pensamientos de San Francisco de Asís:

 

"Yo he elegido a la santa pobreza como mi señora" (H, 516).

Vivamos según el Evangelio (F, 32).

Esta es la vida del Evangelio de Jesucristo, vivir en obediencia, en castidad y en pobreza y seguir sus enseñazas y ejemplos de nuestro Señor Jesucristo, que ha dicho: Si quieres ser perfecto, ve vende lo que tienes y dalo a los pobres y tendrás un tesoro en los cielos, y ven y sígueme (Mt 19,21) (F, 32).

Seamos fieles y constantes en el bien (cfr. F, 47).

Francisco escribe a las hermanas Clarisas en su lecho de muerte: "Yo, Francisco, pequeñuelo, quiero seguir la vida y pobreza de nuestro Señor Jesucristo y de su Madre Santísima y perseverar en ella hasta el fin. Y os ruego a vosotras, señoras mías, y os aconsejo que viváis siempre en esta santísima vida y pobreza" (F, 49).

"Yo te ruego, Señor, que la fuerza abrasadora … de tu amor absorba de tal modo mi mente que la separe de todas las cosas que hay debajo del cielo, para que yo muera por amor de tu amor, ya que te dignaste morir por amor de mi amor" (F, 51).

Oh, Señor mío Jesucristo, decía suplicante, te ruego que me concedas dos gracias antes que me muera: la primera, que durante mi vida sienta en el alma y en el cuerpo, en cuanto sea posible, los dolores que Tú, mi dulcísimo Señor, sufriste en la hora de tu Pasión; la segunda, que sienta en mi corazón, en cuanto sea posible, aquel excesivo amor con que Tú, Hijo de Dios, fuiste llevado a padecer voluntariamente tan grande Pasión por nosotros pecadores (F, 56-57).

Dejémonos transformar en Jesús por la fuerza de su amor y su compasión (cfr. F, 57).

Gracias te doy, Señor Dios, por todos estos dolores, y te ruego me los multipliques, si tal es tu voluntad; pues lo que más agradable para mí es que Tú me visites y aflijas sin piedad; el cumplir tu santa voluntad es mi mayor consuelo (F, 58-59).

La Eucaristía debe ser el centro de nuestra vida (cfr. F, 61).

Seamos personas de Iglesia (cfr. F, 78-93.

En cada hermano necesitado veía a Jesucristo (F, 110).

Orar y trabajar (F, 151).

Guarden la pobreza y la humildad y el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo (F, 181).

Me considero el mayor de todos los pecadores…porque si Dios le hubiese dado tanta misericordia a un melhechor cualquiera, éste sería diez veces más pefecto que yo (F, 194).

Seamos sencillos (F, 207).

Cuando más se regocija el demonio es cuando ha logrado robar la alegría de espíritu al siervo de Dios (F, 244).

El siervo de Dios debe estar siempre de buen humor (F, 244).

Seamos anunciadores portadores de la alegría

Los siervos de Dios somos juglares del Señor, que deben levantar los corazones de los hombres y moverlos a la alegría espiritual (F, 245).

Si alguien se encuentra atribulado, debe al punto acudir a la oración y permanecer en la presencia del Altísimo Padre hasta que le devuelva su saludable alegría (F, 248).

Una de los dones importantes del Espíritu Santo, que Dios concede a sus elegidos, está el vencerse a sí mismo y voluntariamente y por amor a Cristo padecer penas, injurias, oprobios y desprecios (F, 253).

Somos todos hermanos (F, 269).

Caundo veas a una persona necesitada, piensa que tienes delante un espejo del Señor y de su Madre (F, 282).

Saludemos con estos saludos: "El Señor te dé la paz", o bien, "Paz a esta casa" (F, 290; L 35).

Alabado seas Señor por quienes perdonan por tu amor y sufren enfermedad y tribulación, dichosos los que sufrirán en paz, porque de ti, Altísimo, serán coronados (F, 292).

Yo conozco a Cristo, pobre y crucificado; nada más necesito (F, 409).

Tengamos una ardiente devoción a la Santísima Virgen María (F, 409).

"¡Oh alto y glorioso Señor!, ilumina las tinieblas de mi corazón; dane una fe recta, esperanza cierta, caridad perfecta; sentido y conocimiento para cumplir tu veraz y santo mandamiento" (E, 30).

Vivamos la fraternidad (E, 66).

Dios te salve, caridad santa, con tu hermana la santa obediencia (E, 87).

"Loado seas, mi Señor, con todas tus creaturas" (E, 111).

"Por el mucho bien que espero, el dolor me es placentero" (E, 113).

En toda circunstancia y por encima de todo se debe guardar la fe de la santa Iglesia Católica (cfr. E, 139).

"Load y bendecid a mi Señor, agradeced su amor y servidle con humilde corazón (E, 195).

"Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar. ¡Ay de aquellos que mueren en pecado mortal! Bienaventurados los que hallare en tu santísima voluntad, pues la muerte segunda no les hará ningún mal" (E, 211).

Amemos, pues, a Dios y adorésmosle con corazón puro (E, 216).

Tegamos, pues, amor y humildad. Y hagamos limosnas (E, 217).

Bianaventurado el hermano que ama y respeta al hermano tanto en su ausencia como cuando goza de su compañía, y nunca dice del ausente palabra que no pudiera decirle en su cara con afecto y cariño (J, 384).

"El Evangelio no tiene necesidad de ser justificado. Hay que tomarlo o dejarlo" (L, 31).

"¡Salve, santa dama Pobreza!" (S, 146).

"La santa Paciencia que desbarata a Satanás y todas sus artimañas" (O, 147).

Amemos la pobreza, gustemos la oración, estemos abismados en Dios, seamos atentos con los demás, imitemos a Jesús crucificado, semos puros de corazón, semos criteriosos, seamos caritativos y estemos desapegados de las cosas del mundo (cfr. O, 161).

"La verdadera sencillez es aquélla que se gloría en el temor de Dios e ignora el hacer o decir mal. Examinándose a sí misma, a nadie condena…No busca tener la cáscara sino la médula, no la envolutura sino la almendra, no muchas cosas sino el Bien supremo y estable" (O, 321).

"Son verdaderamente pacíficos aquellos que, en medio de todas las cosas que padecen en este siglo, conservan, por el amor de nuestro Señor Jesucristo, la paz de alma y cuerpo" (G, 82).

Dichoso el hermano que no se tiene por mejor cuando es engrandecido y enaltecido por los hombres que cuando es tenido por vil, simple y despreciable, porque cuanto es el hombre ante Dios, tanto es y no más (G, 83).

Dichoso el hermano que no incurre en ligeresa al hablar (G, 83).

Quien habla mal de un necesitado, ofende a Cristo (G, 188).

"Bienvenida sea la dama Pobreza" (G, 284).

"Bienvenida sea mi hermana la muerte" (G, 666).

 

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Fuentes:

E: ELCID, Daniel, El hermano Francisco. El santo que no muere, Madrid (3) 1985.

F: FELDER, Hilarino, Los ideales de San Francisco de Asís, Buenos Aires 1948.

G: GUERRA, José Antonio, San Francisco de Asís. Escritos, Biografías, Documentos de la época, Madrid (3) 1985

H: SCHAUBER Vera, SCHINDER, Hanns Michael, Heilige und Namenspatrone im Jahreslauf, Augsburg, 1998.

J: JOERGENSEN, Juan, San Francisco de Asís. Su vida y su obra. Santiago 1913.

O: ENGELBERT, Omer, Vida de San Francisco de Asís, Santiago 1973.

 

 

 

 

 

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