(caracter2.htm; Actualizado el 20.3.00      (Indice)

 

CARACTERÍSTICAS ESENCIALES DE LA IGLESIA

a) LA IGLESIA ES UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA (1)

Estos cuatro atributos, inseparablemente unidos entre sí (cf. DS 2888), indican los rasgos esenciales de la Iglesia y de su misión. La Iglesia no los tiene por ella misma, sino que es Cristo quien por el Espíritu Santo, da a la Iglesia estos atributos, y la llama a ejercitar cada una de estas cualidades.

1) LA IGLESIA ES UNA

1a) El sagrado misterio de la unidad de la Iglesia

La Iglesia es una debido a su origen: "El modelo y principio de este misterio es la unidad de un solo Dios, Padre e Hijo en el Espíritu Santo, en la Trinidad de personas"(UR2). La Iglesia es una debido a su Fundador: "Pues el mismo Hijo encarnado...reconcilió a todos los hombres con Dios..." (GS 78,3). La Iglesia es una debido a su "alma": "El Espíritu Santo, que habita en los creyentes y llena y gobierna a toda la Iglesia, realiza esa admirable comunión de fieles y une a todos en Cristo tan íntimamente que es el principio de la unidad de la Iglesia" (UR 2).

De la confesión de un solo Dios, de un solo Mediador, Jesucristo, y de un solo Espíritu, que todo lo inspira, se sigue necesariamente una sola Iglesia. Esta fue la voluntad de Jesús:

"Para que todos sean uno, como tú, padre, en mí y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos y tú en mí" (Jn 17,21-23).

En la Carta a los Efesios encontramos este mismo fundamento de la unidad y, a la vez, la exhortación a considerar el don de la unidad como tarea:

"Sed humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor, esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo y lo penetra todo y lo invade todo" (Ef 4,2-6).

La unidad es una realidad en Cristo como fruto del Espíritu. También es una tarea a la que debemos comprometernos. ¿En qué consiste la unidad de la Iglesia? En los Hechos de los Apóstoles, se describe la vida en las primeras comunidades, se insiste en que todos los creyentes eran asiduos a la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones (Hech 2,42). Era, pues, una unidad en la fe, en la caridad y en la liturgia bajo el gobierno de los apóstoles.

¿Cuáles son los vínculos de la unidad? "Por encima de todo esto revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección" (Col 3,14). Pero la unidad de la Iglesia peregrina está asegurada por vínculos visibles de comunión:

-la profesión de una misma fe recibida de los Apóstoles;

-la celebración común del culto divino, sobre todo de los sacramentos;

-la sucesión apostólica por el sacramento del orden, que conserva la concordia fraterna de la familia de Dios (cf. UR 2; LG 14; CIC can. 205) (2)

 

"La única Iglesia de Cristo..., nuestro salvador, después de su resurrección, la entregó a Pedro para que la pastoreara. Le encargó a él y a los demás Apóstoles que la extendieran y la gobernaran...Esta Iglesia, constituída y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con él" (LG8).

Esta unidad no significa uniformidad. Dentro de la unidad de conjunto es posible, e incluso deseable, una diversidad de estilos de predicación, de formas de liturgia y de piedad, de teologías, de leyes eclesiásticas, de formas de compromiso y de servicio social. De otra manera, la Iglesia no podría unir a hombres de todos los pueblos, razas, culturas y lenguas con mentalidades y costumbres tan diferentes. Gracias a esta diversidad en la unidad ella puede hacerse todo para todos (cf. 1 Cor 9,19-23).

Esta Iglesia, una se presenta, sin embargo, con una gran diversidad que proviene a la vez de la variedad de los dones de Dios y de la multiplicidad de las personas que los reciben. Entre los miembros de la Iglesia existe una diversidad de dones, cargos, condiciones y modos de vida; "dentro de la comunión eclesial, existen legítimamente las Iglesias particulares con sus propias tradiciones" (LG 13).

 

1b) Las heridas de la unidad

En la historia han aparecido algunas divisiones. Tales rupturas que lesionan la unidad del Cuerpo de Cristo. Se distinguen la herejía, la apostasía y el cisma (3) (cf. CIC can 751), no se producen sin el pecado de los hombres:

"Donde hay pecados, allí hay desunión, cismas, herejías, discusiones. Pero donde hay virtud, allí hay unión, de donde resultaba que todos los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma" (Orígenes, hom. In Ezech. 9,1)(4).

Los que nacen hoy en las comunidades surgidas de tales rupturas "y son instruidos en la fe de Cristo, no pueden ser acusados del pecado de la separación, y la Iglesia católica los abraza con respeto y amor fraternos...por el bautismo, se han incorporado a Cristo..." (cf UR 3).

Además "muchos elementos de santificación y de verdad" (LG 8) existen fuera de los límites visbles de la Iglesia católica: "la palabra de Dios escrita, la vida de la gracia, la fe, la esperanza y la caridad y otros dones interiores del Espíritu Santo..."(UR 3; cf. LG 15).

 

1c) Hacia la unidad

El deseo de Jesús es: "que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti; que ellos sean también uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado" (Jn 17,21). Para responder a este llamado se exige:

-una renovación permanente de laIglesia en una fidelidad mayor a su vocación.

-la conversión del corazón para "llevar una vida más pura, según el Evangelio" (cf. UR 7).

-la oración en común, (UR 8);

-el fraterno conocimiento recíproco (cf. UR 9).

-la formación ecuménica de los fieles y sacerdotes (cf. UR 10);

-el diálogo entre los teólogos y comunidades cristianas (cf. UR 4,9,11);

-la colaboración entre cristianos en los diferentes campos de servicio a los hombres (cf. UR 12).

 

2) LA IGLESIA ES SANTA (5)

Cristo amó a su Iglesia como a su esposa. Él se entregó por ella para santificarla, la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la llenó del don del Espíritu Santo para gloria de Dios (cf LG 39). Jesucristo, "el Santo de Dios" (Mc 1,24), se entregó por la Iglesia, para hacerla "santa e inmaculada" (Ef 5,27).

La Iglesia, unida a Cristo, está santificada por ël; por Él y con Él, ella también ha sido hecha santificadora. Todas las obras de la Iglesia se esfuerzan en conseguir "la santificación de los hombres en Cristo y la glorificación de Dios" (SC 10). En la Iglesia es en donde está depositada "la plenitud total de los medios de salvación" (UR 3). Es en ella donde "conseguimos la santidad por la gracia de Dios" (LG 48).

La Iglesia en la Tierra se caracteriza por una verdadera santidad, aunque todavía imperfecta" (LG 48). Todos los cristianos están llamados a la santidad (cf LG 11). La caridad es el alma de la santidad a la que todos están llamados:

"Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo, compuesto por diferentes medios, el más necesario, el más noble de todos no le faltaba; comprendí que la Iglesia tenía un corazón, y que este corazón estaba ardiendo de amor. Comprendí que el Amor sólo hacía obrar a los miembros de la Iglesia, que si el Amor llegara a apagarse, los Apóstoles ya no anunciarían el Evangelio, los mártires rehusarían verter su sangre...Comprendí que el amor encerraba todas las vocaciones, que el amor era todo, que abarcaba todos los tiempos y todos los lugares...en una palabra, que es ¡Eterno! (santa Teresa del Niño Jesús, ms. Autob. B3v).

La Iglesia , acoge en su seno a los pecadores, y es a la vez santa y siempre necesitada de purificación, buscando siempre la renovación y la conversión. Todos los miembros de la Iglesia deben reconocerse pecadores.

A la santidad están llamados todos los fieles: "Sed santos, porque yo soy santo" (Lev 11,44; 1 pe 1,16; 1 Jn 3,3). La santidad es fruto del Espíritu Santo y de sus dones.

Al canonizar a ciertos fieles, es decir, al proclamar solemnemente que estos han practicado heroicamente las virtudes y han vivido en la fidelidad a la gracia de Dios, la Iglesia reconoce el poder del Espíritu de santidad, que está en ella, y mantiene la esperanza de los fieles proponiendo a los santos como modelos e intercesores (cf. LG 40,48-51).

"la Iglesia, en la Santísima Virgen, llegó ya a la perfección, sin macha ni arruga. En cambio, los creyentes se esfuerzan todavía en vencer el pecado para crecer en la santidad. Por eso dirigen sus ojos a María (LG 65): en ella, la Iglesia es ya enteramente santa.

 

3) LA IGLESIA ES CATÓLICA

3,1) Qué quiere decir "católica"

La palabra "católico" significa "universal", en el sentido de "totalidad" o de "integridad". La Iglesia es católica porque Cristo está presente en ella. "Allí donde está Cristo Jesús, está la Iglesia católica" (san Ignacio de Antioquía, Smyrn, 8,2) La Iglesia predica la fe íntegra, verdadera y auténtica. Jesús ha querido que se confiese la fe recta y completa, vida sacramental íntegra y ministerio ordenado en la sucesión apostólica.

Además la Iglesia es católica porque ha sido enviada por Cristo en misión a la totalidad del género humano (cf. Mt 28,19). Ha sido enviada a todos los pueblos y culturas, a todas las razas y clases.

3,2) Cada una de las Iglesia particulares es "católica"

Se entiende por Iglesia particular, que es la diócesis una comunidad de fieles cristianos en comunión, en la fe y en los sacramentos, con su obispo ordenado en la sucesión apostólica (cf. CD 11; CIC can 368-369). Estas Iglesias particulares están "formadas a imagen de la Iglesia universal. En ellas y a partir de ellas existe la Iglesia católica, una y única" (LG 23).

Las Iglesias particulares son plenamente católicas gracias a la comunión con una de ellas: la Iglesia de Roma, "que preside en la caridad".

 

3,3) La catolicidad de la Iglesia se realiza de un triple modo:

  1. La Iglesia es católica porque ha sido enviada a todo el mundo para predicar el Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16,15; Mt 28,19-20). Ha sido enviada a todos los pueblos y culturas, a todas las razas y clases; por una parte, tiene que comunicarles a todos su riqueza y, por otra, enriquecerse a sí misma con las riquezas de todos (cf. LG 13).
  2. La Iglesia es católica siendo Iglesia del lugar, en un espacio histórico determinado, y al mismo tiempo, Iglesia universal, extendida por todo el mundo.
  3. Cada una de las Iglesias locales y la Iglesia universal en su conjunto necesitan, en su propio medio, abundancia de dones, servicios y estados, es decir, grupos que realicen la existencia cristiana de un modo diferente, en el estado del matrimonio o en el estado religioso, como laicos o como clérigos.
  4. Catolicidad no significa, por tanto, uniformidad indiferenciada, sino riqueza multicolor y también una bien entendida riqueza de tensiones. La Iglesia es una comunidad abierta, no cerrada, ni sectaria. La catolicidad es, a la vez, un don y una tarea.

     

  5. LA IGLESIA ES APOSTÓLICA

Los Evangelios coinciden en afirmar que Jesucristo transmitió y confió a los apóstoles la misión que había recibido de su padre, es decir, les encargó predicar en su lugar el Evangelio a todos los pueblos, con el poder del Espíritu Santo, hasta la consumación del mundo.

"Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,18-20); cf. Mc 16,15-20; Lc 24,47-48; Hech 1,8).

"Como el padre me ha enviado, así también os envío yo" (Jn 20-21).

"Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado" (Lc 10,16).

Vemos así que la Iglesia, cuyo fundamento es Jesucristo, está cimentada en el fundamento de los apóstoles. Fundamento puesto por el mismo Jesucristo.

Jesús llamó a los Doce para que le siguieran y sirvieran de un modo especial (cf. Mc 3,13-19; 6,6b-13). Después de la Pascua se dio el nombre de apóstoles a los primeros testigos de la resurrección del Señor, que fueron enviados por Jesús resucitado a todo el mundo para predicar la Buena Nueva (cf 1 Cor 9,1-2; 15,7-8). Entre éstos, además de los Doce, estaban sobre todo el apóstol Pablo (cf. Gál 1,1; 2 Cor 1,1), y también Santiago, el hermano del Señor (cf. Gál 1,19)

Los obispos han sucedido a los apóstoles como pastores de la Iglesia. El que los escucha, escucha a Cristo; el que, en cambio, los desprecia, desprecia a Cristo y al que lo envió (LG 20).

La Iglesia es apostólica en cuanto ella es "enviada" al mundo entero; todos los miembros de la Iglesia, aunque de diferentes maneras, tiene parte en este envío. La vocación cristiana está también llamada al apostolado, es decir a la misión de anunciar el Evangelio a todos.

 

 b) La Iglesia es petrina, paulina, joánica y mariana...

 

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1) Catecismo de la Iglesia Católica, nº811-870; Catecismo para adultos, p. 305-319.

2) Catecismo nº 815.

3) Mientras el cisma rompe la unidad de la comunión vital, especialmente de la comunión en el culto, la herejía lesiona la unidad en una sola fe, lo cual conduce necesariamente a la ruptura de la comunión en el culto. Pero no toda opinión errónea es herejía; sólo se convierte en herejía cuando uno se reafirma tenazmente en el error y se obstina en él. La herejía, por tanto, presupone culpa personal.

4) Catecismo nº 817.

5) Catecismo nº 823-829.

 

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