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(Versión al 2.5.2000;
david1.htm) (Indice) XIV) La Monarquía unida en Israel bajo David (1010-970 apr)
1) Subida de David al poder. El desastre de Gelboé (donde murió Saúl y Jonatán) dejó a Israel a merced de los filisteos. a)David e Isbaal: reyes rivales: Los derechos de la casa de Saúl se dirigían a su hijo sobreviviente Isbaal, que había sido llevado por su pariente Abner (general de Saúl) a Majanaim (Transjordania) y allí lo proclama rey (2 S 2,8-10). Fue un gobierno en el exilio, lejos del alcance de los filisteos. David actúa con prudencia y primero se deja hacer rey por su gente de Judá en Hebrón (2 S 1,1-2,7). Los ancianos lo entronizan por sus hazañas guerreras. Se afirma una unción secreta de Samuel. David rompe con los filisteos y manda condolencias por la muerte de Saúl y Jonatán al Norte. Los felicita por los honores rendidos a los dos muertos. Y piensa en una alianza de las tribus frente a los filisteos. b)Audacia de Abner. El resto de Israel permite por un tiempo que Isbaal los gobierne, quien no tiene éxito frente a los filisteos. Pronto se notará la superioridad de David. El momento germinal de la unificación de la liga tribal del norte con el sur ha sido siempre infravalorado. Tiene su origen en la audaz resolución de Abner (general de Saúl y de Isbaal). Sin su labor preparatoria difícilmente se habrían encaminado a Hebrón los ancianos de Israel.(1) Isbaal duda de Abner su general que quiere el poder. Abner va donde David para ofrecerle el apoyo de los ancianos del norte. David agradece a Abner y firma una alianza. Pero Joab, general de David mata a Abner alevosamente, por envidia de poder. También Isbaal es asesinado. 1 Sam se interesa mucho en afirmar que David no intervino en ello. David sale triunfante. Los ancianos de Israel acuden a Hebrón a reconocerlo como rey. Por primera vez se logra la unión entre las tribus del norte y las del sur. David reinó 7 años en el sur, y 33 en el sur y norte: 40 años: cifra simbólica; plenitud de bendiciones de Dios sobre él (2).
2) La nueva capital: Jerusalén Libre del peligro exterior, David pudo dedicarse a la consolidación interna de su poder. Después de algunos años de gobierno en Hebrón, conquistó la ciudad jebusea de Jerusalén (David y Joab descubrieron la entrada ¿de agua?, verificar esto)., y trasladó allí su residencia permanente. Jerusalén era una ciudad cananea independiente, una ciudad fortificada, con una fuerte de agua (Guijón) que la alimentaba por un túnel. Jerusalén no pertenecía ni a Judá ni a Israel; es una ciudad ideal para realizar la unidad política. Una ciudad del norte difícilmente habría sido aceptada por el sur. David traslada allá el arca, buscando la unidad religiosa.(3) Jerusalén será la capital política y religiosa. Mientras que Saúl abandonó el arca y arrojó de si a los sacerdotes, David estableció el arca y el sacerdocio en el santuario nacional oficial. Saúl había surgido de la tradición de los jefes carismáticos. Fue un rey militar y nacional, pero sin un seguro y permanente apoyo de las tribus, sin una amplia residencia y sin un cuerpo de funcionarios activos. David en cambio no fue un jefe carismático, sí fue un guerreo apoyado por tropas, tribus y éxitos. Tenía en Judá una base firme y prometía enfrentar duramente a los filisteos. Logra pasar del estado nacional al estado territorial, a un imperio con fronteras más o menos estables, a un territorio y no ya a una liga tribal (con israelitas, cananeos y filisteos, estos dos últimos religiosa y étnicamente distintos). Pero la unificación no fue rápida. Los cananeos, y en parte los filisteos de los campos se convirtieron en miembros del estado davídico con derechos más o menos iguales. Esto tuvo consecuencias que es el llamado "problema de los cananeos", se convirtió en un peligro interno, sobre todo en lo religioso-cultural. La formación del gran estado davídico es un mérito personal de este rey. Fue favorecida por la crisis del imperio Egipcio que perdió hegemonía en Palestina.(4)
3) Queda entonces en Israel una situación nueva:
4) Reflexión espiritual: David o la búsqueda del elegido de Dios (de José Román FLECHA) a) Entre el pastoreo y la astucia a,1) "Los orígenes de David se remontan al recuerdo de un escogido ausente. El profeta Samuel tiene la misión de buscar el futuro rey que sucederá a Saúl, el rechazado. Sus ojos se fijan ávidamente en los hijos de Jesé. Ninguno de los que él eligiría es el elegido del Señor. El elegido es el joven pastor que está en el campo. Y ...se nos habla de la presencia del espíritu de Yahvéh sobre su existencia joven. Que siempre Dios elige a los ausentes y pequeños, a lo imprevisible y lo injustificable (1 Sam 16,1-13). a,2)La llegada de David a la corte fue narrada de muchas formas. Para unos, el joven había venido como un trovador. Para otros el pastor llamó la atención del rey con motivo del combate contra el gigante Goliat. De todos modos, David es recordado como el humilde servidor, como el sencillo liberador. Como tantas veces en la historia del pueblo, Dios se sirve del más pequeño e indefenso para lograr los grandes objetivos. David es el símbolo de la fuerza desvalida de Dios. Y, por eso mismo, se convierte en la paradoja viviente del liberador perseguido, del servidor enviado, del fiel vasallo incomprendido (1 Sam 17-21). a,3)Todos los liberadores han de experimentar alguna vez el destierro. Sólo en el exilio pueden madurar los corazones grandes. Si Moisés aprendió en el destierro los caminos de la liberación, David aprenderá en la errabundez (de errante) los caminos de a estabilidad." David será cantado por su pueblo como el guerrero fuerte y magnánimo que es perseguido y sabe perdonar al perseguidor (1 Sam 22-26). "David es una especie de astuto mercenario que se las ingenia para conocer de cerca de los que un día habrá de dominar (1 Sam 27-29). En todo hombre se halla un joven David, hecho de simplicidad y de fuerza, de música y de amistad, de señorío cortesano y de austeridad para el desierto, de claridad de mirada y de serenas estrategias. Un joven David de la limpieza y del riesgo.
b) Entre la salmodia y la ambición En la historia de los pueblos llega un momento de apogeo en que los sueños parecen alcanzar su plenitud. b,1) La madurez de David comienza con un lamento y una consagración. Servidor de Saúl y perseguido por Saúl, David entona una conmovedora elegía cuando Saúl y sus hijos caen en la batalla de Gelboé. Su llanto por el amigo Jonatán es el mejor canto a la amistad (2 Sam 1). Paro aún tendrá que lamentar la muerte de Abner y de Isabaal, los últimos restos de la fidelidad de Saúl (2 Sam 2-4). ¿Cómo se siente el hombre al lamentar sinceramente, sin duda- una caída que, sin embargo, le conduce a su realización personal? Si el hombre-David es auténtico en su lamento, lo es también en su madurez consagrada en Hebrón (2 Sam 5,1-5). b,2) La madurez de David está contrastada por la paradoja de la danza y el escarnio. Jerusalén es la meta de las ambiciones de David. La ha soñado como centro político y religioso de su reinado. El día de la entrada triunfal en la ciudad que llamará con su nombre la ciudad de David-, el rey danzará gozosamente ante el arca de la alianza de su Dios. Vestido de túnica sacerdotal sinceramente, sin duda-, David vive la plenitud de la alegría. Pero ha de experimentar también las burlas de Mikal, su esposa, que no entiende las razones de la danza (2 Sam 6). Si el hombre-David vive en profundidad su fe y su canción, habrá de aceptar también el sarcasmo y el desprecio. b,3) La madurez de David florece entre el proyecto y la promesa. El rey decide edificar una casa para su Dios. Pero Dios decide conceder el rey una casa y una dinastía. Este es el momento culminante de su vida. Y de toda vida. Que en la vida de tod hombre hay un instante en que los proyectos humanos se cruzan con las promesas que le advienen y le trascienden. Si David es grande por proyectar sinceramente, sin duda- un templo para su Señor, más grande se muestra el señorío del que desvela sus designios. De ahí brota la esperanza del futuro. De ahí brotan todas las esperanzas. Y el asombro y la alabanza, la apertura a un futuro diferente y el asombro agradecido y vigilante ante la historia (2 Sam 7). En toda persona se halla un hombre-David, hecho de poesía conmovida y de plenitudes consagradas, de canciones y desdenes, de proyectos y de aceptación humilde y de sentimientos y razones, escribe un verso a la brisa y desencadena un vendaval.
c) Entre el esplendor y la intriga c,1)La decadencia de David parece vincular sus victorias sobre los enemigos y la derrota de su propio pecado. El mismo hombre que humilló y batió a sus enemigos (2 Sam 8,1-2) es el hombre que sucumbe ante el adulterio y el homicidio (2 Sam 11). La historia parece volverse irónicamente: el valiente mercenario extranjero, sencillo e ingenuo, es perseguido por su rey, que en otro tiempo, sencillo e ingenuo, fuera perseguido por otro monarca ambicioso. Pero el elegido del Señor será siempre perturbado por el Señor que lo eligió. El hombre-David no es grande cuando guerrea y menos cuando peca: es grande cuando reconoce su pecado (2 Sam 12.13). c,2) El rey grande, el rey santo, es también un hombre. Lo ha sido siempre. Y su humanidad no está tanto en su grandeza como en su humillación. Su santidad no está tanto en su salmodia como en su arrepentimiento. David es grande por ser elegido. Pero es elegido por ser profundamente hombre, sinceramente hombre, ingenuamente hombre. En toda persona se halla un hombre David, tentado y pecador, hecho de victoria y fracasos, de ultrajes y de llanto, de arrogancias y contriciones, de autoafirmaciones y de adorante humildad. El hombre-David que hay en nosotros ha aprendido a desconfiar del esplendor y a superar las intrigas. Esperamos. ¿Cómo representar a nuestro david persoanl? ¿Con el cayado de pastor o con la honda? ¿Con el arpa o con la lanza? ¿Con el cetro de rey o con las sandalias del caminante desterrado? ¿Con el cántico ante el arca o con el llanto por los afectos muertos? Su vida es la suma de un millón de vidas. Y su búsqueda de Dios es la suma de todas las búsquedas." (cfr. FLECHA, José-Román, Buscadores de Dios. Vol I. Entre la amistad y la osadía, Madrid (3) 1997, 93-99.
5) La sucesión al trono Si Saúl fue proclamado rey al estilo de un juez libertador, David fue ungido rey por dos asambleas de los ancianos de las tribus. Ahora le toca al rey nombrar a su sucesor. El problema se agrava porque David tuvo varias esposas. Los descendientes de Saúl querían volver al poder. a) Rebelión de Absalón (2 S 13-19): Absalón era hijo de David y de una princesa aramea de Gesur (2 S3,3). El disturbio comienza cuando la hermana de Absalón fue violada y humillada por su medio hermano Amón, hijo mayor de David. Absalón esperó dos años que David castigara a Amón, lo que no hizo. Luego Absalón mató a Amón (13,20-39) eliminando a la vez al primer pretendiente al trono. Absalón fue exiliado por tres años, pero perdonado puede volver al segundo y comienza a tramar un complot por el trono con conductas (populistas) en los pleitos de tribunales de la gente, para ganarse la adhesión. Y en Hebrón se hizo ungir rey, marchando sobre Jerusalén. David desprevenido debe huir de la ciudad (Cap. ?...; vv13-37). Joab (1S 18) lo vence y lo mata, a pesar de que David le pidió que no lo matara.
b) La sucesión al trono ( 1Re 1,1-2,11): David había prometido a Betsabé que Salomón le sucedería (Cap.?...vv 13,17), pero no lo concretaba y seguía ambiguo. La ambigüedad dio valor a Adonías, el mayor de los hijos que le quedaban a David (2S3,4) para aspirar al trono. Comenzó a ganarse a la gente negociando con Joab (que ya no era persona grata para David) y con el sacerdote Abiatar. Reuniendo a sus hermanos en una fiesta (1 Re 1,9.10 en En-roguel) se autoproclamó rey. Pero el partido de Salomón (profeta Natán, sacerdote Sadoq y Benaias: jefe de los mercenarios de David actuó rápido) David llevó a Salomón a la fuente sagrada de Guijón, donde fue ungido por Sadoq y aclamado rey por la multitud. Adonías se sintió perdido, quedó solo, busca protección en el Santuario. Salomón le garantiza la inmunidad si se mantiene leal.
Notas: (1) Cfr. HERRMANN, S., Historia de Israel en la época del Antiguo Testamento, Salamanca 1979, p. 196. (2) Podemos decir que durante los reinados de David y Salomón hay un vacío de poder de las potencias vecinas, lo que permite que estos reinos se fortalezcan. (3) El arca de la Alianza fue trasladada desde Kiryat-yaerin donde estaba abandonada, desde hacía más de una generación, y llevada hasta Jerusalén. Fue llevada con pompa y alegría (2 S 6). (4) HERMANN, S., Historia de Israel en la época del Antiguo Testamento, Salamanca 1979, p 208-212. (5) HERRMANN, p 208-212.
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