Indice                                          DOMINACIÓN BABILÓNICA                 Página Principal

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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(dbabi.htm; versión al 8.5.2000)

XXX) Dominación babilónica y el fin del estado de Judá

                                                                    Josías(1)
                                                                        u

Eliaquin= Joaquím(1)(3)                                Joacaz (2)                   (Matatías = Sedecías(2))(5)
  (4 años bajo Egipto)                                     (meses)                       Designado por Babilonia
             u                                                                                        (597-586)
(Jeconías= Joaquín)(4)
3 meses, asumue cuando
muere Joaquim, pero es vetado por
babilonia y exiliado a B. El 597 en
la 1ª deportación, exilio suave.

Muerte de Josías, el sucesor y la dominación egipcia:

Después de la batalla de Meguido, que le costó la vida a Josías, que en una acción suicida intentó detener a Nekó, este último prosiguió hacia el norte.

Con la muerte de Josías, se puede decir que Judá entrará a perder la independencia.

En Judá fue proclamado Rey el hijo de Josías, Joacaz, quien quería continuar la política de su padre. Nekó mandó que viniera Joacaz a su cuartel y allí ordenó que lo encadenaran e hizo que Judá le pagara un alto tributo en oro y plata. Joacaz no pudo regresar a Jerusalén; fue llevado a Egipto donde falleció.

Nekó confirmó como rey en Judá al hermano de Joacaz: Eliaquin, poniéndole el nombre de "Joaquim". Durante 4 años (609-605) Judá estuvo bajo la dominación Egipcia. Bajo Joaquim decayó la reforma de Josías (su padre).

  1. Avance babilónico: la primera deportación de Judá (el año 597):

Entretanto Nabopolasar había envejecido y enfermado. Asume Nabucodonosor quien sorprendió a los egipcios derrotándolos. 2 Re 24,7 lo caracteriza con nitidez:

"No volvió a salir de su tierra el rey de Egipto, porque el rey de Babilonia había conquistado, desde el arroyo de Egipto hasta el río Eufrates, todo cuanto era del rey de Egipto".

En un primer momento Joaquim (609-598) confía en Egipto. Nabucodonosor y Nekó se enfrentaron fuertemente y tuvieron ambos muchas pérdidas. Nabucodonosor se replegó y Joaquim se envalentonó contra él buscando apoyo en Egipto.

A la muerte de Joaquim asume como sucesor natural su hijo Jeconías(3)

Pronto aparece de nuevo el ejército Babilonio y cae Jerusalén el 597. No se habla de resistencia ni de destrucción. Si en cambio se dice que el rey fue hecho prisionero y sustituído por otro según el corazón del rey babilónico. Por tanto Jeconías quedó como rey sólo por 3 meses.

Unos creen que fue la muerte de Joaquim la que motivó a Nabucodonosor movilizarse y poner un rey según su corazón. Otros dicen que Judá es muy chico para motivar a esto.

Jeconías fue vetado, no está claro, cuales fueron las razones que Nabucodonosor presentó contra Jeconías. Fueron deportados a Babilonia el rey Jeconías, su madre, sus mujeres, funcionarios, los notables, los hombres del ejército y los artesanos a un exilio relativamente suave.

Entre los deportados estaba también el sacerdote y posterior profeta Ezequiel. En él se veía al último representante legítimo de la casa de David que permanecía entre los exiliados. Reforzándose la esperanza de ser portadores de las tradiciones israelitico-judaicas y la esperanza de un retorno.

2) Judá después del 597:

En lugar de Jeconías, Nabucodonosor puso a un hombre llamado Matanías (cf 2 Re 24,17; tío de Jeconías; hijo de Josías, hermano de Joacaz y de Joaquim). Nabucodonosor le dio el nombre de Sedecías.

Sedecías creyó en la posibilidad de aliarse con Egipto (Ez 17,14)s). Acá interviene Jeremías que tuvo mucho conflicto en Jerusalén en ésta época de terremoto. Especiálmente tuvo conflicto con los que creías que la ciudad se salvaría y que los babilonios no representaban un serio peligro.

Habían falsos profetas que incitaban al pueblo, declarando que Yahvé había roto el yugo del rey de Babilonia y que al cabo de dos años Jeconías y los demás exiliados regresarían triunfalmente a Jerusalén (cf Jer 28,2ss: Ananías prototipo del falso profeta).

Jeremías (Jer 27ss) denunció vigorosamente tales anuncios falsos y escribió una carta a los exiliados (Jer 29) pidiéndoles que se olvidaran de esos sueños y que se establecieran para una larga permanencia con casas. Recomendó a sus compatriotas y a Sedecías a reconocer a reconocer al rey de Babilonia y servirle a él; ya que sólo de ese modo era posible sobrevivir (Jer 27,12).

Es un mensaje poco agradable para los de Judá. Lo tildan de traidor y de venderse a los babilonios. Pero Jeremías veía claro lo mejor era que Judá guarde silencio, espere y no se subleve ante Babilonia. Sedecías le pedía consejos, muchas veces fue en secreto (Jer 37,17-21; 38,14-27).

Pero Sedecías fue insensato, confiando en el apoyo egipcio, se separa de los Babilonios y atrae la ira de Nabucodonosor. Éste pone sitio a Jerusalén. Jeremías anunció que Egipto se volvería a sus bases y que los babilonios regresarían (Jer 37).

El ejército de babilonia asedia Jerusalén (2 Re 25), es forzada por el hambre. Sedecías huye de noche pero es apresado en Jericó. En su presencia matan a sus hijos y a la nobleza de Judá; lo ciegan antes de encerrarlo en prisión perpetua en Babilonia.

En Jerusalén destruyen el palacio y el templo. Sobre estas cenizas se escriben las lamentaciones. La noticia llega a los deportados en Babilonia, que componen el Salmo 137 para llorar a Jerusalén.

En el profeta Ezequiel (33,21)(4) se recoge un eco de los judíos del destierro al conocer la noticia y al condenar al pueblo y a los pastores de Isarel por sus crímenes que han suscitado el castigo de Dios.

Antes de la caída de Jerusalén, los funcionarios del rey le piden que mate a Jeremías porque quiere dejar caer la ciudad. Debe morir porque "afloja" las manos de los guerreros que quedan en la ciudad y de Judá(5). Detuvieron a Jeremías y lo meten en una cisterna.

 

3) Segunda deportación (586):

La ciudad fue arrasada y saqueada y nuevamente fue deportada una gran parte de la población a Babilonia. Fue la segunda deportación. La caída de Jerusalén significa el final de la propia nacionalidad para Judá. El Estado se hundió por completo, pero, subsistió el pueblo. Esta catástrofe "nacional" no acarreó el fin de "Israel", el pueblo elegido por Yahvé.

 

4) Jeremías:

Su origen es una aldea cercana a Jerusalén: Anatot, una aldea situada 5 Km al noreste de Jerusalén, del territorio de Benjamín. Pertenecía a una familia sacerdotal, pero cuando era todavía muy joven, Dios lo llamó a ejercer la misión profética (Jer 1,1-2). En esa época, Asiria estaba llegando a su ocaso y Babilonia aún no había empezado a someter los territorios que se habían liberado de la dominación asiria. Ayudado por estas circunstancias externas favorables, el rey Josías de Judá empezó a promover su reforma religiosa y a desarrollar una política independiente (cfr. 2 Cr 34,3). Pero este proceso de erstauración quedó trájicamente interrumpido por la muerte del joven rey en Meguido, el año 609 aC ( 2 Re 23,29-30). Los reyes que le sucedieron en el trono, mal asesorados cometieron muchos desaciertos que culminaron con la destrucción de Jerusalén en el 587 aC.

La predicación de Jeremías, especiálmente después de la muerte del rey Josías, encontró una resistencia cada vez más obstinada de parte de sus compatriotas (cf. 11,18-19). 

Jeremías es agredido embargado y ocupado por este Dios inapresable y extraño que lo llama para sí, en toda su existencia: "No tomes mujer ni tengas hijos ni hijas en este lugar" (16,2). Dios le pide que viva en soledad: "No me senté en peña de gente alegre...por obra tuya, solitario me senté" (15,17). La expresión más conmovedora de estas dolorosas experiencias son las llamadas "Confesiones de Jeremías" (11,18 - 12,6), que trasparentan la sinceridad y la profundidad del diálogo del profeta con el Señor. El Señor le fue revelando poco a poco que el sufrimiento por la fidelidad a la Palabra es inseparable del ministerio profético.

El es un recipiente de los sentimientos de Dios que le son extraños: "Estoy lleno de la saña de Yahvé y cansado de retenerla" (6,11). Debe proclamar esta ira, y eso le acarrea burlas y aislamiento.

"La palabra de Yahvé ha sido para mí oprobio y mofa cotidiana". Yo decía: "No volveré a recordarlo ni hablaré más en su nombre. Pero había en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos y, aunque yo trataba de ahogarlo, no podía" (20,9)

Al profeta sólo se le puede entender a la luz de Jesucristo, y no a la luz de la psicología, ya que la palabra que lo embarga y se sirve de él le es extraña, y la voluntad que lo mueve es la de otro, que lo obliga a decir: "que no se haga mi voluntad" (6).

A esta voluntad sacrifica sus fuerzas y su vida. Es poseído por Dios. La característica de Jeremías es la tristeza, extraña a todos los demás profetas (6).

"En cuanto a ti, no pidas por este pueblo, ni eleves por ellos plegaria, ni me insistan porque no te oiré" (7,16; 11,14; 14,11).

De este modo, se le impide pensar que su sufrimiento pueda tener un valor de suplencia para el pueblo.

El que le peguen (20,2), que el rey queme su libro (36,23), lo tomen por desertor (37,11-16) o que lo encarcelen por largo tiempo (37,16) que lo echen en una cisterna llena de barro (38,6) y que lo deporten a Egipto contra su voluntad después de la destrucción de la ciudad (43,7): todo tiene que parecerlo perfectamente inútil.

No tiene otro apoyo que la Palabra de Yahvé, que resuena impotente en sus labios ya que no puede probar el futuro(7). Y de momento no tiene argumentos contra el profeta de la felicidad, Jananías, quien rompe el yugo simbólico que Jeremías tiene que llevar sobre su cuello (Jer 27; 28,1-11) (6).

Brota en él una amargura: su ministerio se reduce a nada y queda humillado (la cruz). Con esta vocación Dios lo ha "seducido": "Me has seducido Yahvé", del mismo modo como se seduce a una muchacha.

Jeremías realiza un gesto simbólico: tiene que romper ante un público que ha convocado, un jarro de greda y decir: "Así dice Yahvé: así también quebrantaré yo a este pueblo y a esta ciudad, como quien rompe un cacharro de alfarería, ya que no tiene arreglo" (19,11). Y en la alfarería, Dios muestra al profeta como un vaso estropeado, el alfarero puede rehacer uno nuevo (18,4-6).

"Y les daré otro corazón (32,39), pondré mi ley un su interior y sobre sus corazónes la escribiré" (31,33).

Se ve un paralelismo con Ez 36,26-28:

"Os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcaís según mis preceptos...Vosotros sereis mi pueblo y yo seré vuestro Dios (36,26-28).

Vemos como los profetas nos ayudan a ir internalizando y personalizando el AT(8).


(1)Joaquim es el nombre impuesto por Neko de Egipto.
(2)Sedecías es el nombre impuesto por Babilonia.
(3)Jeconías es el mismo que Joaquin.

(4)El día de la caída de Jerusalén (19 de Julio del 586) Ezequiel quedará mudo e inmóvil (Ez 3,25-26), hasta que un fugitivo le comunique la noticia (Ez 24,26-27) el 5 de Enero del 585; entonces recobra el habla (33,21-22).
(5)Se puede concluir que en Jerusalén había un grupo que creía insensato resistirse.
(6)
Tomado de Bahltasar, AT.
(7)
Los profetas ven el futuro como quien ve una corrida de montañas al final se ve la más alta, pero no se sabe cuantas montañas y valles menores hay entremedio. Ven la meta, pero pueden haber muchos altibajos entremedio.
(8)
Cf. BENTUÉ, Antonio. La opción creyente.


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