"Reservar todas mis fuerzas para Dios" (E, 14).
"La debilidad de los medios humanos es un motivo de fuerza" (E, 14).
"Jesús es el Señor de lo imposible" (E, 14).
El Señor nos invita a no tener jamás miedo de nada (Cfr. E, 14).
"Tener miedo es hacerle una doble injuria; esto es, 1°, olvidarle, olvidar que
Él está con nosotros, que nos ama, y que Él es omnipotente; 2°, es no estar conformes
con su Voluntad" (E, 43).
"Tengamos, pues, esta fe que destierra el miedo" (E, 43).
"¿Hay alguna cosa más dulce en el mundo que hacer la voluntad de Aquel a quien
se ama?" (E, 15).
La oración es la conversación familiar con nuestro Bien amado. Se le mira, se le ama,
se alegra uno de estar a sus pies (Cfr. E, 16-17).
"...amemos y practiquemos cada día la oración solitaria y secreta, esta oración
donde nadie nos ve más que Nuestro Padre celestial" (E, 19).
"...lo que Nuestro Señor recomienda por encima de todo en la oración es la
fe" (E, 20).
"El se retiró solo durante la noche para orar... Amemos, queramos, practiquemos
según su ejemplo la oración nocturna y solitaria..." (E,21).
Mientras que todo duerme sobra la tierra, sólo para adorarte y estar arrodillado
delante de Ti, diciéndote que te amo (Cfr. E, 51).
"Horas en que, mientras todo se calla, todo duerme, todo está sumergido en las
sombras, yo vivo a los pies de Dios, explayando mi corazón en su amor. Diciéndole que le
amo, y Él respondiéndome que yo no le amaré jamás, por grande que sea mi amor, tanto
como Él me quiere..." (E, 21).
"Él me invita a la oración para orar con Él, ¡a pasar una hora de intimidad
con Él!" (E, 22).
"...pidamos con fe, con insistencia, con constancia, con amor, con buena
voluntad..., y estemos seguros de que si pedimos así y con suficiente confianza, seremos
escuchados, recibiendo la gracia solicitada o una mejor" (E, 22).
"Para que nuestra vida sea una vida de oración es necesario dos cosas:
primeramente, que ella encierre en sí misma un tiempo suficientemente largo cada día
consagrado a la oración" (E, 23).
"...alabar a Dios es derretirse a sus pies en palabras de admiración y de
amor" (E, 26).
"...la alabanza forma parte esencial del amor" (E, 26).
Señor mío y Dios mío, enséñame a encontrar toda mi alegría en alabarte, es decir,
repetirte sin fin que te amo infinitamente (Cfr. E, 27).
"Seamos, pues, fieles a esa práctica "de velar con Él" todos los
jueves por la noche para acompañarle, asistirle, consolarle, estar con Él con toda
nuestra alma, durante su agonía..." (E, 28).
"¿Qué postura es la más amante, sino la de estarse de rodillas a los pies de
nuestro Bienamado?" (E, 28).
"...punto básico en nuestras oraciones: la sencillez absoluta" (E, 29).
Que en nuestra oración haya fe, humildad, constancia y sencillez (Cfr. E, 31).
"La oración continua durante todo el día apartará de nosotros las
tentaciones" (E, 32).
"María vive como los demás, pero, haga lo que haga, sus ojos, su pensamiento y
su corazón están siempre, enteramente sobre Jesús: Él es toda su vida...Esto es, la
vida contemplativa, la vida del amor más apasionado, del amor de admiración..." (E,
34).
"Cuando estemos delante del Santísimo Sacramento sobre todo, que nuestra primera
palabra sea siempre "¡Gracias!" "¡Gracias de estar a vuestros pies!
¡Qué feliz soy!"... Gracias, una vez más, gracias por permitirme hablarte, orar,
mirarte, hablar contigo, ¡Señor mío y Dios mío, mi Bienamado, mi dicha y mi
vida!" (E, 35).
"Cuanto más sufrimos y más somos tentados, más necesario es orar" (E, 36).
Padre mío, me entrego en tus manos; Padre, Padre mío, haz de mí lo que te plazca;
sea lo que hagas de mí, te lo agradezco; gracias por todo, estoy dispuesto a todo; lo
acepto todo; te agradezco todo; con tal que tu Voluntad se haga en mí, Dios mío; con tal
que tu Voluntad se haga en todas tus criaturas, en todos tus hijos, en todos aquellos que
tu Corazón ama, no deseo nada más, Dios mío; en tus manos entrego mi alma; os la doy,
Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te amo y porque esto es para mí una
necesidad de amor: darme, entregarme en tus manos sin medida; me entrego en tus manos sin
medida; me entrego en tus manos con infinita confianza, pues Tú eres mi Padre... (Cfr. E,
37).
¡Señor mío y Dios mío, yo te lo suplico, hazme conocer claramente tu Voluntad! Y
después dame la fuerza de cumplirla, de cumplirla fielmente hasta el fin con gratitud y
amor... (Cfr. E, 42).
"Nosotros seremos escuchados cada vez que se lo pidamos con fe e insistencia"
(E, 46).
"Cuando se ama no se piensa más que en una cosa: en el ser amado" (E, 47).
Tú eres lo principal para mí, mi Dios y mi Todo (Cfr. E, 50).
Yo debo intentar conocerte, Dios mío, a fin de amarte mejor; cuanto más te conociera,
más te amaría (Cfr. E, 54).
"Solamente yo soy quien pone obstáculos por mi cobardía, fragilidad y
tibieza..." (E, 56).
Organizar mi vida para ser el último, el más despreciado de los hombres, para pasarla
con mi Maestro, mi Señor, mi Hermano, mi Esposo que ha elegido el último lugar (Cfr. E,
57-58).
Escogan los últimos puestos... (Cfr. E, 88).
Yo te adoro profundamente, Dios mío; te adoro con toda mi alma y te amo con todas las
fuerzas de mi corazón (E, 61).
"Cuando se ama, ¿no encontraremos perfectamente empleado todo el tiempo pasado al
lado del amado? ¿No es éste el tiempo mejor empleado, salvo aquel donde la voluntad, el
bien, del ser amado nos llama por otra parte?" (E, 69).
No pierdas jamás una Comunión por tu culpa: una Comunión es más que la vida, más
que todos los bienes del mundo, más que el universo entero, es Jesús mismo (Cfr. E, 69).
"El mundo esté en tinieblas, en una noche profunda; el hombre de fe vive en plena
luz..." (E, 85).
¡Tu Señor, me impones un deber, el de esperar vivir eternamente, a tus pies en el
amor y la santidad! (Cfr. E, 86).
"¡Es la hora de amar a Dios!" (E, 87).
Seamos humildes en los deseos, no teniendo ninguna ambición, ningún deseo de la
estimación de los hombres (Cfr. E, 90).
Señor, orar es mirarte (Cfr. E, 91).
"La oración es la conversación familiar del alma con Dios" (E, 91-92).
Cualquiera que ama, ama la soledad en compañía del ser amado...Cualquiera que ama a
Dios, ama la soledad a los pies de Dios...Todos los santos, sin excepción, han amado la
soledad, pues todos han amado al Señor, se han sentido amados por Él y han amado al
prójimo (Cfr. E, 103).
Cada vez que te privas de alguna cosa, por poco que sea, de un movimiento de
curiosidad...de comer un bocado más...si tú lo haces por mi amor, con el deseo de
ofrecerme un sacrificio, me ofreces un acto de adoración...Con mayor razón cuando me
ofreces algo que te cuesta más como por ejemplo, una fuerte humillación, una penitencia,
una vigilia dura...(Cfr. E, 105).
"Ser humilde en pensamientos, palabras acciones. No buscar ni amar el aprecio de
los hombres, sino amar su desprecio. Cuando se ama se es humilde, pues se encuentra uno
pequeño, una nada, al lado de lo que se ama" (E, 108).
"Descenso, descenso, humildad, humildad..." (E, 115).
"¡Obediencia! Obediencia no solamente directa a Dios, sino también
indirectamente, obedeciendo por Él, y como a Él mismo, a todos los que os da como
preceptores: Padres, superiores eclesiásticos, directores de conciencia, toda clase de
superiores, cada uno en la medida en que Dios os pide obedecerle..." (E, 119).
"La mejor oración es aquella en la que hay más amor" (E, 140).
En la oración lo que el Señor quiere de nosotros es el amor, el amor, el amor (Cfr.
E, 141).
Orar es, sobre todo, pensar en el Señor, amándole...Cuanto más se me ama, más se
ora" (E, 141).
"¡Pobreza, pobreza, pobreza!...fe en la oración...Humildad" (E, 147).
Seguir a Jesús... hacer lo que Él haría. Preguntarnos en todo momento: "¿Qué
habría hecho Nuestro Señor?", y hazlo. Esta debe ser nuestra regla de vida (Cfr. E,
148).
"Para seguir a Jesús crucificado, mi vida debe ser una Cruz" (E, 152).
"Es necesario, ante todo, que yo pruebe la Cruz, de la cual Jesús nos ha dejado
el ejemplo" (E, 153).
"¡Él viene a nosotros frecuentemente por medio de la Santa Eucaristía! ¡Que
Él establezca en nosotros su Reino! Si nos das alegrías, aceptémoslas con
agradecimiento....Si nos das cruces, besémoslas: "¡Oh buena Cruz!" (E, 154).
"¡Cuán bueno es, ¿no es verdad?, abandonarse al Corazón de Jesús, dejarse
llevar por Él..." (E, 155).
"He aquí el secreto: Ama, ama, ama..." (E, 158).
¡Tu Voluntad Señor es mi cielo aquí abajo!...Ayúdame a cumplirla perfectamente...
(Cfr. E, 160).
"¡Las cruces nos desatan de la tierra, y por eso nos atan a Dios!" (E, 163).
"Sé sencillo, evita todo gasto inútil, sepárate cada vez más en tu manera de
ser y vivir de todo lo que siente el mundo, la vanidad, el orgullo..." (E, 166).
"Suprime todo lo inútil, todo lo que huela a mundo...Pero no te inquietes, no
temas por el futuro..." (E, 166).
"Él me repite: "VOLUNTAD DE DIOS...VOLUNTAD DE DIOS..."" (E, 167).
"Rezar el santo Oficio con un cuidado extremo; es el ramo cotidiano de rosas
frescas, símbolo del amor siempre joven, ofrecido cada día al Bienamado, al
Esposo..." (E, 178).
"Hacer, en la medida de lo posible, yo mismo, y no otro, todos los quehaceres más
bajos de la casa" (E, 179).
"En cualquier enfermo, no ver a un hombre, sino a Jesús" (E, 180).
"Cuanto más nos peguemos a la Cruz, más nos estrecharemos con Jesús, que en
ella está clavado...La Cruz es una ganancia, pues ella nos une a Jesús...No tener nada
más ni mejor que lo que podía tener Jesús de Nazaret. Alegrarse y desear tener menos,
en vez de más" (E, 181).
"¡Mortificación, mortificación! ¡Penitencia, muerte! Es cuanto más se sufre,
cuando más se santifica uno: "Si el grano de trigo no muere, no produce
nada..." (E, 183).
"La hora mejor empleada de nuestra vida es aquella en que amamos más a
Jesús..." (E, 183).
"Vigilia.- "Te invito a quedar durante la noche en conversación íntima
conmigo...¿Te niegas?" (E, 184).
"Es la hora de amar a Dios". Buscar a Dios solo. Bondad, delicadez,
suavidad...Ánimo...Humildad..." (E, 185).
"Amemos a Jesús, perdámonos delante del Santísimo sacramente: allí está el
Todo, lo infinito, Dios..." (E, 187).
"¡Que la voluntad de Jesús se haga en Usted!" (E, 189).
"Procuro hacer día a día la voluntad de Jesús, y estoy en una gran paz
interior" (E, 197).
"¡Qué felices somos al estar entra las manos de tal padre!" (E, 198).
"Si no vivimos del Evangelio, Jesús no vive en nosotros. Volvamos a la pobreza, a
la sencillez cristiana..." (E, 203).
"Volver al Evangelio" (E, 204).
"Sí, Jesús, basta; allí donde Él está nada falta" (E, 205).
"Cuando se puede sufrir y amar, se puede mucho" (E, 207).
"Todo nuestro ser debe ser una predicación viviente, un reflejo de Jesús"
(M, 16).
"Sigamos pues las enseñanzas de Jesús...los consejos, palabras y ejemplos de
Jesús" (M, 22).
"El amor todo lo puede, y realiza muchas cosas que cansan y agotan vanamente a
aquel que no ama" (M, 36).
"Al hacerse un niño tan pequeño, tan dulce nos grita: ¡Confianza, familiaridad!
No tengan miedo de mí, vengan a mí, no teman..." (M, 50).
Siglas:
E: DE FOUCAULD, Carlos, Escritos Espirituales, Barcelona (6) 1996.
M: Hermanita MAGDELEIE de JESÚS. Jesús es el Señor de lo imposible, Buenos Aires 1993.
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