TOMAS DE KEMPIS

 

LA IMITACIÓN DE CRISTO.

1) Muchos a pesar de oír con frecuencia el Evangelio, no sienten el deseo de unirse a Dios, porque no tienen el espíritu del Señor (Cfr. I, 68).

2) El que quiera entender las palabras de Cristo es preciso que trate de conformar con Él toda su vida (Cfr. I, 68).

3) Vanidad es desear una vida larga sin cuidar de que sea buena a los ojos del Señor (Cfr. I, 69).

4) Si quieres aprender y saber algo que te sea provechoso, trata de ser desconocido y reputado en nada (Cfr. I, 74).

5) El mayor combate es empeñarse en vencerse a sí mismo (Cfr. I, 79).

6) La persona que no ha muerto del todo a sí misma, pronto se siente tentada y vencida en cosas insignificantes y vanas (Cfr. I, 89).

7) No te hagas centro de ti mismo, apoyándote en tu propia suficiencia, sino deposita tu confianza en Dios. Haz cuanto esté de tu parte, y Dios secundará con creces tu buena voluntad (I, 91).

8) Evitemos la superficialidad en las palabras. Evitemos las conversaciones inútiles e insustanciales (Cfr. I, 99).

9) Evitemos los juicios temerarios (Cfr. I, 119).

10) Es duro renunciar a lo que ya estamos avezados; pero más duro es aún ir contra la propia voluntad. Pero si no vences las cosas pequeñas y fáciles, ¿cuándo y cómo podrás superar las difíciles? (I, 106).

11) Todas nuestras acciones deben estar motivadas por la caridad (Cfr. I, 122).

12) Trata de sufrir con paciencia los defectos y debilidades de los demás; y no olvides que tú también tienes muchos defectos que los demás deben tolerar (Cfr. I, 126).

13) El hombre propone y Dios dispone (I, 140).

14) El mundo pasa y con él sus concupiscencias (I, 151).

15) Amigo, ¿a qué has venido? (I, 185).

16) Hazte con frecuencia esta pregunta: "¿a qué has venido y para qué has dejado el mundo?" ¿No fue acaso con objeto de vivir para Dios y llegar a ser un hombre de espíritu? (I, 185).

17) Trata de evitar y vencerte en aquellas cosas que más suelen desagradarte en los demás que te rodean (I, 188).

18) Cristo basta: confía en Él (Cfr. I, 202).

19) Cuando Jesús está presente, todo es más fácil; pero cuando está ausente, todo resulta más difícil (Cfr. I, 232).

20) Trata de no apegarte a ninguna cosa de este mundo, porque puedes quedar aprisionado en ella y perecer. Únete al Señor (Cfr. I, 204).

21) No te preocupes tanto por saber quién está a favor tuyo o contra ti. Preocúpate más bien de que Dios esté contigo en todo lo que haces (Cfr. I, 210).

22) "Guarda una conciencia buena, y Dios será tu apoyo y defensa" (I, 210).

23) "Ten una conciencia recta, y tendrás siempre alegría. Una conciencia justa puede soportar muchas cosas en medio de la adversidad" (I, 226).

24) "Fácilmente estará contento y en paz el que tiene limpia la conciencia" (I, 226).

25) Dios protege al humilde y lo salva, lo ama, lo consuela y le da su gracia (Cfr. I, 211).

26) El humilde, cuando ha recibido una ofensa, sigue en paz, porque descansa en Dios y no en el mundo (Cfr. I, 211).

27) Busca siempre el último lugar (Cfr. I, 248).

28) Se agradecido en lo poco, y serás digno de recibir mayores gracias (Cfr. I, 249).

29) El que tiene paz pacifica el mundo (Cfr. I, 213).

30) Ponte primero a ti mismo en paz, y luego podrás pacificar a los demás (I, 213).

31) Con dos alas se levanta el hombre por encima de las cosas de la tierra: la simplicidad y la pureza (Cfr. I, 217).

32) Por la sencillez tiende el alma hacia Dios y por la pureza lo alcanza y gusta de Él (Cfr. I, 217).

33) Si fueses en tu corazón bueno y puro, verías sin dificultad el bien que hay en todas las cosas (Cfr. I, 218).

34) Nunca serás una persona virtuosa si no pones un candado en tu boca cuando se trate de las cosas de tu prójimo y no pones especial atención en ti mismo (Cfr. I, 221).

35) Pocos son los amantes de la cruz de Jesús (I, 251).

36) Pocos son los amantes desinteresados (I, 252).

37) A muchos se les hace duro este lenguaje: niégate a ti mismo, toma tu cruz y sigue a Jesús (Cfr, I, 256).

38) "En la cruz está la salvación, en la cruz está la vida" (I, 257).

39) La capacidad de sufrir nos viene de Dios (I, 263).

40) Cuando llegues al punto de que el sufrimiento te es dulce en Cristo, serás dichoso, porque has hallado el paraíso en la tierra (Cfr. I, 265).

41) La vida del cristiano es un vivir muriendo (I, 266).

42) Vivamos en la presencia de Dios con verdad y humildad (I, 288).

 

Fuente:

I: Imitación de Cristo, Tomás de Kempis, Barcelona 1974.

 

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