1) "No el mucho saber harta y satisface el alma,
sino el sentir gustar de las cosas internamente" (EE 2).
2) Al que recibe los ejercicios espirituales, le servirá mucho entrar
en ellos en actitud dócil respecto de Dios, ofreciéndole todo su querer y libertad,
buscando siempre la voluntad de Dios (EE 5).
3) La persona ha sido creada para alabar y servir a Dios nuestro Señor
(EE 23).
4) Para San Ignacio son sinónimos "la Mayor Gloria de
Dios" y el "Mayor servicio de Jesucristo" (M, 27).
5) Es necesario hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en
todo lo que es concedido a nuestra libertad y no le está prohibido; en tal manera que no
queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que
deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y
eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos creados (Cfr. M, 43).
6) "Antes morir que pecar" (M, 45).
Para la oración:
7) San Ignacio aconseja que antes de ir a la oración pensemos a dónde
voy y a qué (Cfr. M, 12). Conviene hacer una composición de lugar: Verme delante de Dios
nuestro Señor y de todos sus santos, para desear y conocer lo que sea más grato a su
divina bondad (EE 151), y pedir la gracia para elegir lo que más gloria de su divina
majestad y salud de mi alma sea (EE 152).
8) Después de acabada la oración, conviene examinarla y mirar cómo
me ha ido en la contemplación o meditación; y si estuvo mal, miraré la causa y buscaré
arrepentirme, para corregirme; y si estuvo bien, daré gracias a Dios nuestro Señor, y la
haré otra vez de la misma manera (Cfr. EE 77).
9) Eterno Señor de todas las cosas, yo hago mi oblación con vuestro
favor y ayuda, delante vuestra infinita bondad, y delante vuestra Madre gloriosa y de
todos los santos y santas de la corte celestial, que yo quiero y deseo y es mi
determinación deliberada, sólo que sea vuestro mayor servicio y alabanza, de imitaros en
pasar todas las injurias y todo vituperio y toda pobreza, así actual como espiritual,
queriéndome vuestra santísima majestad elegir y recibir en tal vida y estado (Cfr. EE
98).
10) Pedir conocimiento interno del Señor, que por mí se ha hecho
hombre, para que más lo ame y lo siga (EE 104).
11) Meditar sobre las dos banderas, la una de Cristo, sumo capitán y
Señor nuestro; la otra de Lucifer, mortal enemigo de nuestra naturaleza humana (EE 136).
12) Reglas para discernir los espíritus (EE 314-336).
13) Diez y ocho reglas para sentir con la Iglesia (Cfr. EE 353- 370).
14) En las enfermedades todos procuren sacar fruto de ellas, no
sólo para sí mismos, sino para la edificación de los otros; no siendo impacientes, ni
difíciles de contentar, antes teniendo y mostrando mucha paciencia y obediencia al
médico y al enfermero, usando palabras buenas y edificantes, que muestren que se acepta
la enfermedad como gracia de la mano de nuestro Criador y Señor, y así crecer en
santidad (Cfr. C 272).
15) Considerar que estas enfermedades y otras pérdidas
temporales son muchas veces de mano de Dios nuestro Señor para que nos conozcamos más y
no endiosemos las cosas creadas, y más enteramente pensemos cuán breve es nuestra vida,
para prepararnos para la otra que siempre ha de durar; y en pensar que con estas cosas
visita a las personas que mucho ama, no puedo sentir tristeza ni dolor. porque pienso que
un servidor de Dios en una enfermedad sale hecho medio doctor para enderezar y ordenar su
vida en gloria y servicio de Dios nuestro Señor (A Isabel Roser, 1532; O, 722)
16) Contemplemos el pesebre: ver a las personas, es decir, ver a
Nuestra Señora y a José y al niño Jesús después de haber nacido. Imaginarme que yo
soy un pobrecito y siervo indigno, mirándolos, contemplándolos y sirviéndoles en sus
necesidades, como si presente me hallase, con todo acatamiento y reverencia posible; y
después reflexionar en mí mismo para sacar algún provecho (EE 114).
Mirar y considerar lo que hablan, así como es el caminar y trabajar,
para que el Señor sea nacido en suma pobreza, y a cabo de tantos trabajos, de hambre, de
sed, y de calor y de frío, de injurias y afrentas, para morir en cruz; y todo esto por
mí; después reflexionando, sacar algún provecho espiritual (EE 116).
17) Las opciones de Cristo son: ...primero, suma pobreza
espiritual, segundo, deseo de oprobios y menosprecios, porque de estas dos cosas se sigue
la humildad; de manera que sean tres escalones: el primero, pobreza contra riqueza; el
segundo oprobio o menosprecio contra el honor mundano; el tercero humildad contra la
soberbia; y de estos tres escalones se derivan todas las otras virtudes (EE 146).
18) Si queremos crecer en humildad, debemos ser indiferentes
entre tener riqueza o pobreza, entre honor o deshonor, entre desear vida larga o corta, lo
importante es que viva la voluntad de Dios (Cfr. EE 166). Pero mayor humildad será si por
imitar más a Jesús, elijo más pobreza que riqueza, oprobios que honores, y desear ser
considerado poca cosa, y loco por Cristo, que ser considerado sabio y prudente a los ojos
del mundo (Cfr. EE 167).
19) Para hacer una buena elección: considerar como si estuviese
poco antes de morir, y ponerme en ese momento y preguntarme, que elección daría mayor
gloria a Dios (Cfr. EE 186).
O también imaginarme que me estoy presentando ante el juicio de Dios,
y pensar cómo entonces querría haber deliberado acerca de la cosa presente, y la
elección que entonces quisiera haber tenido, tomarla ahora (Cfr. EE 187).
20) Cuando meditemos en la pasión del Señor, pedir
dolor,...dolor con Cristo doloroso, quebranto con Cristo quebrantado, lágrimas, pena
interna de tanta pena que Cristo pasó por mí (EE 193; 203).
21) Cuando meditemos sobre la Última Cena, San Ignacio nos
dice:
Lo primero es traer la historia, sobre cómo Cristo nuestro Señor
desde Betania envió dos discípulos a Jerusalén a preparar la casa, y después fue él
mismo a ella con los otros discípulos; y cómo después de haber comido el cordero
pascual y haber cenado, les lavó los pies, y dio su santísimo cuerpo y preciosa sangre a
sus discípulos, y les hizo un sermón después que fue Judas a vender a su Señor (EE
191).
Lo segundo es hacer una composición, viendo el lugar: será aquí
considerar el camino desde Betania a Jerusalén, si ancho, si angosto, si llano, etc.
Asimismo el lugar de la cena, si grande, si pequeño, si de una manera o de otra (EE 192).
Lo tercero es pedir lo que quiero: será aquí dolor y el sentir que
por mis pecados el Señor va a la pasión (EE 193).
Después contemplar la escena:
- oír lo que hablan, y sacar algún provecho de ello;
- mirar lo que hacen y sacar algún provecho (EE 194);
- considerar lo que Cristo nuestro Señor padece en la humanidad o quiere padecer...y
sentir dolor, tristeza y llanto (EE 195);
- considerar cómo la Divinidad se esconde, es decir, cómo podría destruir a sus
enemigos y no lo hace, y como deja padecer la santa humanidad tan fuertemente (EE 196);
- considerar cómo todo esto padece por mis pecados, y qué debo yo hacer y padecer por
Él (EE 197);
- acabar con un coloquio a Cristo nuestro Señor, y al final un Padre Nuestro (EE 198).
22) Contemplación para alcanzar amor:
Primero conviene advertir que el amor se debe poner más en las obras
que en las palabras. Comenzar con una composición de lugar, que es aquí como estoy
delante de Dios nuestro Señor, de los ángeles, de los santos intercesores por mí (EE
232).
Seguir con una petición, pedir lo que quiero: será aquí pedir
conocimiento interno de tanto bien recibido, para que yo enteramente reconociendo, pueda
en todo amar y servir a la Divina Majestad (EE 233).
Ofrecer de mi parte y dar a la Divina Majestad todas mis cosas y a mí
mismo con ellas (EE 234).
"Toma, Señor y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi
entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; tu me lo distes, a ti,
Señor, lo torno; todo es tuyo, dispón según tu voluntad; dame tu amor y tu gracia, que
esto me basta (EE 234).
23) "Confiar en Dios como si todo dependiera de Él. trabajar y
poner los medios humanos como si todo dependiera de nosotros" (T, 91).
24) A Ignacio le gustaba más sugerir que ordenar, y que sea suficiente
la sugerencia. Quiere formar personas que sepan mandar y que sepan obedecer (Cfr. T, 93).
Fuentes:
EE Ejercicios Espirituales, tomados de Obras de San Ignacio, BAC
86, Madrid (5)1991. Se cita el n°.
C: Constituciones, tomados de Obras de San Ignacio, BAC
86, Madrid (5)1991. Se cita el n°.
O: Obras de San Ignacio, BAC 86, Madrid (5)1991. Se cita la
pág.
M: LÓPEZ ROSAS, Ernesto, S.J., Meditaciones para jóvenes según
los ejercicios espirituales de San Ignacio, Buenos Aires (3)1990. Se cita la pág.
T: TELLECHEA INDÍGORAS, Ignacio, Ignacio de Loyola. La aventura de
un cristiano, Santander 1998.