1) "Veo al Señor cargado de los tesoros de su amor
y necesitando almas vacías donde poder depositarlos (P, 2).
2) "El amor del Señor no tiene límites, que no lo tenga tampoco
el nuestro" (P, 4).
3) "Si has nacido para morir de amor, ¿qué te importa todo lo
demás? (P, 6).
4) Amar y sacrificarse no es muy difícil, ¿verdad? (P, 7).
5) ¡Cómo tenemos que ser con Él y qué delicadezas de amor tenemos
que tener; que amor con amor se paga! (P, 8).
6) Hágalo todo con mucho amor a su Cristo, y ahí está todo" (P,
10).
7) "El Señor bien sabe que sólo quiero quererle y que puede
hacer de mí lo que quiera" (P, 11).
8) Nada nos puede quitar el vivir con Él, amándole y procurando
agradarle y consolarle (P, 13).
9) Si le somos fieles, cada día aumenta la capacidad de amarle. ¡Qué
felicidad! (P, 15).
10) Yo no quiero saber otra cosa sino amar al Señor. ¡Que pequeño,
que nada se ve el mundo, y qué insensatas todas las luchas y deseos que en él hay! (P,
17).
11) Cada vez comprendo más la nada de todo lo que no es Dios y siento
la imperiosa necesidad de amarle y olvidarme de mí por completo para que sólo Él viva
en mí (P, 18).
12) "Este tiempo de la vida tan corto hemos de aprovecharlo con
alegría, ofreciéndole con gozo todo cuanto suceda, que todo es para que crezcamos en el
amor" (P, 19).
13) "Sí, ámenle mucho, así con obras, sin mirar para nada
nuestro consuelo" (P, 20).
14) "¿Por qué no le conocerán y le amarán todas sus criaturas?
Porque no le conocen, que si le conociesen, no podrían no amarle" (P, 21).
15) "Jesús quiere de nosotros: amor, humildad, sacrificio,
recogimiento, trato íntimo y amoroso con el huésped Divino de nuestra alma; Jesús vivo
(P, 22).
16) ¡Cuantas cosas pasadas..., pero Cristo no pasa! (P, 23).
17) Con Él todo se hace suave y dulce, aun lo más amargo (P, 26).
18) Cristo nos guarda, y con Él ¿qué hay que temer? (P, 27).
19) Si Él está contento, ¿qué más podemos querer? (P, 28).
20) "¡Que bueno es mi Cristo cuando da y cuando quita y
siempre!" (P, 29).
21) ¡Como paga el Señor la menor cosa que se hace por su amor! (P,
30).
22) ¡Que gusto perderlo todo por ser de nuestro Cristo, que Él solo
basta! (P, 31).
23) Considerando que Dios se hizo hombre por nuestro amor, no sé cómo
no nos volvemos todos locos de amor por Él (P, 32).
24) "¿No sabe que me enamoré del Hijo de María y cada día y
cada segundo me gusta más, le quiero más y más y más?" (P, 33).
25) Dejémonos purificar, iluminar y consumir por Él, que Él solo es
la razón de nuestra vida... (P, 37).
26) "Todo está en confiar del todo en su Corazón y abandonarse
amorosamente en sus manos" (P, 39).
27) No esté triste, pase lo que pase. Las penillas al fondo del
Corazón de Cristo, y en el suyo sólo su amor y su gloria (Cfr. P, 40).
28) Intérnese en ese Corazón de Jesús donde tiene hecho su nido y
viva ahí, abandonada y segura, sólo para Él (Cfr. P, 41).
29) Él se ha quedado en el sagrario para que le amemos, le imitemos,
para ser nuestra fortaleza y nuestro consuelo (P, 44).
30) Viva Cristo en mí y yo en Él. ¡Que felices somos! Nadie nos
puede quitar esta felicidad, que nunca disminuye si el alma es fiel; cada día que pasa es
más grande, y en el cielo será infinita (P, 45).
31) "Es de veras un dolor que se pase la vida sin procurar imitar
a Cristo" (P, 46).
32) Tenemos que ser como Él nos quiere; así es como podremos ayudarle
de veras (P, 47).
33) Como Cristo, mansos, obedientes, humildes y llenos de caridad
verdadera (P, 48).
34) "¿Qué puede faltarle, teniendo tal Madre?" (P, 51).
35) Bendito sea nuestro Dios, que nos dio a su Madre por Madre nuestra
(P, 52).
36) He tomado a la Virgen Santísima por Madre de un modo especial, y
Ella es la encargada también de prepararme, protegerme y ampararme. ¡Que buena es esta
dulcísima Madre! (P, 53).
37) "¡Que dicha es tener a María por Madre! No pierda tan dulce
compañía, que con Ella está siempre Jesús" (P, 54).
38) "No olvide que todo nos viene de Jesús por María" (P,
56).
39) Aprenda en el Corazón de su Madre como se ama a Jesús (P, 59).
40) "Tomemos por modelo a la Virgen Santísima y permanezcamos con
Ella al pie de la cruz, con viva fe y perfecto amor" (P, 60).
41) "Si se entrega de veras a Ella, le llenará del amor de su
Hijo" (P, 61).
42) ¡Que hermosa es la oración del Rosario! Lo más eficaz, tanto
para la conversión como para el mayor fervor de la vida, es el rezo del santo Rosario.
Jesús dará a su Madre todo cuento le pida (P, 63).
43) "La verdadera felicidad en la otra vida y en ésta es la mayor
unión y el mayor amor a Cristo, nuestro Bien" (P, 64).
44) "El Señor es el único que puede tocar los corazones, y la
oración nunca deja de ser escuchada" (P, 67).
45) Ésta es la hora de la oración y del sufrimiento, y éstas son las
armas que han de dar la victoria en la Iglesia (P, 68).
46) ¡En la soledad habla Él más al corazón! (P, 70).
47) "El alma ansía soledad, silencio completo de criaturas, para
atender sólo a eso tan oculto que parece que el Señor le da" (P, 71).
48) "Con el recogimiento interior y exterior, oración y limpieza
de alma, vivamos una vida interior en una conversación íntima con nuestro Dios, por una
continua oración" (P, 80).
49) ¡Que hermoso es prescindir de criaturas y ver a Dios en todas! (P,
82).
50) "Si de veras le servimos y le amamos, eso es la santidad"
(P, 84).
51) La santidad es muy sencilla, dejarse confiada y amorosamente en
brazos de Dios, queriendo y haciendo lo que creemos que Él quiere (P, 85).
52) "Nada estorba a la santidad si somos fieles" (P, 89).
53) "Los santos fueron santos, porque quisieron, con inmenso
querer, ser fieles" (P, 90).
54) "La santificación se forja cuando Dios va quitando al alma
todo, y la deja como en un inmenso desierto" (P, 91).
55) "Los santos son los que verdaderamente son poderosos, porque
tienen al mismo Señor con ellos" (P, 100).
56) ¡Que fácil se hace servir y agradar a Dios en cuanto uno se
olvida un poquitín de sí mismo y no quiere guiar su vida, sino abandonarla de manos de
Dios! (P 103).
57) "La mayor felicidad de la tierra, que nada nos puede quitar,
consiste en unirse a Dios y cumplir su voluntad amándole y sirviéndole" (P, 110).
58) ¡Que pequeño es todo lo de esta vida; lo único que importa es
que dejemos que se cumpla en nosotros plenamente la santa voluntad de nuestro Dios! (Cfr.
P, 113).
59) Queriéndolo Él y pensando que se le da gusto, todo lo amargo se
vuelve dulce y lo desabrido sabroso (P, 115).
60) "El Señor nunca deja de inspirar al alma lo que debe hacer,
siempre que ella le escuche en vacío de todo lo suyo" (P, 117).
61) "Señor, cuando Tú quieras, como Tú quieras, lo que Tú
quieras; eso es lo único que queremos y deseamos" (P, 123).
62) "La fe a veces se vuelve transparente" (P, 127).
63) Es una felicidad el estar colgados de la providencia del Señor y
ver con qué delicadísimo amor lo prepara Él todo (P, 134).
64) Sin Él nada podemos, pero con Él, todo (P, 141).
65) "No quiero sino confiar a ciegas y esperar contra toda
esperanza, sin ocuparme de mí" (P, 142).
66) "Si se abandona del todo, el Señor va a llevar a cabo en este
abismo de miseria la obra de su amor" (P, 149).
67) "El Señor nos lo arregla todo, aunque le guste apretar un
poquito para que luego le apreciemos más" (P, 153).
68) "¡Cuánto hace gozar la verdadera caridad!" (P, 156).
69) "La caridad para con Dios se mide por la caridad que se tiene
con el prójimo, y ésta roba el Corazón del Señor y...el de las criaturas
también" (P, 158).
70) "Necesito vivir olvidada, desconocida, despreciada, lo más
cerca posible de su vida santísima. No tengo más que esta vida, y quisiera darle durante
ella todo el dolor, toda la humillación que sea posible" (P, 179).
71) El Señor busca almas vacías, para llenarlas de Sí (Cfr. P, 195).
72) A mí me encanta tener para dar, y parece que a Él también le
gusta (P, 197).
73) "El camino de la propia santificación es el santo misterio de
la cruz" (P, 198).
74) "La cruz es un tesoro del cual no nos quiere privar este Rey
nuestro, que conoce tan bien su valor" (P, 199).
75) "Más nos acerca a Dios una temporadita de cruz que todos
nuestros pobres esfuerzos" (P, 200).
76) "En la cruz es donde más se logra la unión con Cristo
nuestro Bien" (P, 201).
77) "¡Cómo bendeciremos en la otra vida la bendita cruz!"
(P, 203).
78) Las obras de Dios tienen que llevar su sello, que es el de la cruz.
Cuando Él lo quiera, todas las dificultades se desharán como la espuma (P, 215).
79) "El fruto del sufrimiento es estar cada día más cerca de
Dios" (P, 221).
Fuente:
P: Pensamientos de la Madre Maravillas de Jesús, Carmelitas Descalzas,
Aldehuela 1995. Se cita el n°.