X. Cantos Marianos
1843. Virgen del Carmen
1. Virgen del Carmen bella, madre del Salvador,
de tus amantes hijos, oye el cantar de amor. (bis)
Dios te salve, María,
del Carmen bella flor.
Estrella que nos guías
hacia el sol del Señor. (bis)
2. Junto a ti nos reúnes, nos llamas con tu voz.
Quieres formar de Chile un pueblo para Dios.
3. Somos un pueblo en marcha,
en busca de la luz.
Guíanos, madre nuestra, llévanos a Jesús.
4. Haznos cristianos,
Madre, cristianos de verdad:
hombres de fe sincera, de viva caridad.
1844. Santa María del camino
1. Mientras recorres la vida,
tú nunca solo estás;
contigo por el camino,
santa María va.
Ven con nosotros al caminar,
santa María, ven. (bis)
2. Aunque te digan algunos
que nada puede cambiar,
lucha por un mundo nuevo,
lucha por la verdad.
3. Si por el mundo los hombres
sin conocerse van,
no niegues nunca tu mano
al que contigo está.
4. Aunque parezcan tus pasos inútil caminar,
tú vas haciendo camino;
otros lo seguirán.
1845. Santa María del amén
Madre de todos los hombres,
enséñanos a decir “amén”.
1. Cuando la noche se acerca
y se oscurece la fe.
2. Cuando el dolor nos oprime
y la esperanza no brilla.
3. Cuando aparece la luz
y nos sentimos felices.
4. Cuando nos llegue la muerte
y tú nos muestres el cielo.
1846. Madre del silencio
1. Como una tarde tranquila,
como un suave atardecer,
era tu vida sencilla en el pobre Nazaret.
Y en medio de aquel silencio,
Dios te hablaba al corazón.
Virgen María,
Madre del Señor,
danos tu silencio y paz
para escuchar su voz. (bis)
2. Enséñanos, Madre buena,
cómo se debe escuchar
al Señor cuando nos habla.
En una noche estrellada,
en la tierra que, dormida,
hoy descansa en su bondad.
3. Y sobre todo, María
cuando nos habla en los hombres:
en el hermano que sufre,
en la sonrisa del niño,
en la mano del amigo,
en la paz de una canción.
1847. Cántico de María
1. Yo canto al Señor porque es grande,
me alegro en el Dios que me salva;
feliz me dirán las naciones,
en mí descansó su mirada.
Unidos a todos los pueblos
cantemos al Dios que nos salva.
2. El hizo en mí obras grandes,
su amor es más fuerte que el tiempo;
triunfó sobre el mal de este mundo,
derriba a los hombres soberbios.
3. No quiero el poder de unos pocos,
del polvo a los pobres levanta;
dio pan a los hombres hambrientos
dejando a los ricos sin nada.
4. Libera a todos los hombres
cumpliendo la eterna promesa
que hizo en favor de su pueblo,
los pueblos de toda la tierra.
1848. Hija de Sión
Hija de Sión, alégrate,
porque el Señor está en ti,
salvador y rey.
1. Alzate y resplandece porque viene tu luz,
sobre ti se alza la Gloria del Señor,
mientras las tinieblas se extienden por la tierra.
y yacen los pueblos en densa oscuridad.
2. Hacia tu luz caminarán las naciones
y los reyes al fulgor de tu aurora.
Alza los ojos y mira en torno tuyo:
todos tus hijos vienen a Ti.
3. Verás todo esto radiante de gozo,
te llenarás de emoción,
porque te llegan las riquezas de las gentes
y vienen a Ti los tesoros del mar.
4. Te llamarán “Ciudad del Señor”,
“Sión del Santo de Israel”,
porque haré de ti un objeto de orgullo,
causa de alegría por la eternidad.
5. Ya no será el Sol tu luz
en el día, ni te alumbrará la claridad de la luna,
porque el Señor será tu luz eterna,
y tu belleza será tu Dios.
6. No se ocultará nunca tu luna,
ni tu Sol conocerá el ocaso,
porque el Señor será tu luz eterna
los días de tu duelo llegaron a su fin.
1849. Ave María
1. Vamos a cantar “ave” noche y día;
y el “ave María” no cese jamás.
Ave, ave, ave María. (bis)
2. El mismo saludo que el ángel te dio
repiten tus hijos cantando a una voz:
3. La buena noticia que Él te anunció
nos llena de gozo y enciende de amor.
4. Tú eres la estrella que anuncias el Sol,
la pronta venida del Dios Salvador.
5. Alegre viviste tu entrega total
en manos del Padre, con fe sin igual.
6. Tú eres la Madre del pueblo de Dios.
Tú le das la vida: la fe y el amor.
7. Tu amor lo probaste al pie de la cruz:
en todo quisiste ser como Jesús.
8. Tú eres primicia de resurrección:
tu cuerpo está vivo junto al del Señor.
9. Tú, Madre bendita nos llenas de luz;
reflejas sin mancha a Dios, a Jesús.
1850. Santa María de la esperanza
Santa María de la esperanza:
mantén el ritmo de nuestra espera. (bis)
1. Nos diste al Esperado de los tiempos,
mil veces prometido en los profetas;
y nosotros de nuevo deseamos
que vuelva a repetirnos sus promesas.
2. Viviste con la cruz de la esperanza
tensando en el amor la larga espera;
y nosotros buscamos con los hombres
el nuevo amanecer de nuestra tierra.
3. Brillaste como aurora del gran día,
plantaba Dios su tienda en nuestro suelo.
Y nosotros soñamos con su vuelta,
queremos la llegada de su reino.
4. Esperaste, cuando todos vacilaban,
el triunfo de Jesús sobre la muerte,
y nosotros esperamos que su vida
anime nuestro mundo para siempre.
1851. Ave María
Ave María, ave María,
ave María. (bis)
1. Un día del cielo un ángel
a una virgen habló.
Le dijo (uh, uh, uh) si aceptaba (uh, uh, uh)
ser madre (uh, uh, uh) del mismo Dios.
La Virgen (la Virgen)
dijo humilde: (la Virgen)
esclava (la Virgen)
soy del Señor (soy del Señor).
Y Dios se hizo hombre;
y el hombre se hizo Dios.
2. De pie en el Calvario,
María a su hijo ofreció:
y a todos (uh, uh, uh)
los redimidos (uh, uh, uh)
por hijos (uh, uh, uh) ella aceptó.
Y así (y así) surgió la Iglesia, (la Iglesia)
y así (y así) surgió el amor.
Y así surgió la Iglesia;
y así surgió el amor.
3. Un día en cuerpo y alma
María al cielo subió, llevada (uh, uh, uh)
por el deseo (uh, uh, uh)
de ver (uh, uh, uh) a su Hijo y Señor.
4. Los ángeles (los ángeles) se conmovieron
(se conmovieron)
al verla (al verla) tan cerca de Dios.
Por eso en todo el mundo le cantan de corazón.
1852. Juntos en el camino
Contigo, Virgen del Carmen,
juntos en el camino,
tendemos la mano
para servir a Chile.
1. Yo soy el camino, dice el Señor;
yo soy la verdad y la vida.
Ya no tienen que temer:
he vencido la muerte y el dolor;
en su casa de alegre paz
mi Padre nos espera.
1853. Alégrate
1. Alégrate, Hija de Sión,
que Dios está en medio de ti.
Alégrate, alégrate.
Tú eres la gloria de Jerusalén,
tú la alegría de Israel,
tú eres el orgullo de nuestro pueblo.
2. Alégrate, llena de gracia,
el Señor está contigo.
3. Bendita eres entre las mujeres,
bendito el fruto de tu vientre.
1854. El ángel del
cielo
(Esteban Gumucio - Los Perales)
1. El ángel del cielo anunció a María
que Dios la escogía.
Toda la tierra callaba
porque un lirio florecía.
En mi Dios, mi salvador,
me salta el alma de gozo,
pues el santo y poderoso
ha hecho en mí maravillas
por ser pequeña y sencilla.
2. ¿Cómo le tendré si no estoy casada
y sólo desposada con el señor san José?
Más a mi Dios creeré.
3. El ángel contesta: “No temas, María;
para su venida te cubrirá con su manto
el Espíritu Santo”.
4. Se inclinó la Virgen con santo temor,
en adoración; y respondió:
“Qué así sea según el Señor desea”.
5. Y el Verbo divino encontró morada
en Niña guardada entre todas las mujeres
una sola inmaculada.
1855. Cántico de María
¡El Señor hizo en mí maravillas;
santo es mi Dios!
1. Mi alma engrandece al Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador,
pues miró la humildad de su esclava;
desde ahora dichosa me dirán todos los siglos.
2. Maravillas hizo en mí el Poderoso
y Santo es su nombre.
Por siglos y siglos su amor
con aquellos que le temen.
3. Desplegó el poder de su brazo
y deshizo los proyectos del soberbio corazón.
Derribó de su trono al poderoso
y elevó a los humildes.
4. Colmó de bien a los hambrientos,
a los ricos rechazó.
Acogió a Israel su servidor
según lo tenía prometido a nuestros padres.
5. Recordando su amor por Abrahán
y su raza a lo largo de siglos y siglos.
Gloria al Padre, y a Cristo el Señor,
y al Espíritu que habita en nosotros. Amén.
1856. Cántico de María
Mi alma glorifica al Señor mi Dios,
Gózase mi espíritu en mi salvador.
Él es mi alegría, es mi plenitud,
Él es todo para mí.
1. Ha mirado la bajeza de su sierva,
muy dichosa me dirán todos los pueblos,
porque en mí ha hecho grandes maravillas
Él que todo puede, cuyo nombre es “Santo”.
2. Su clemencia se derrama por los siglos
sobre aquellos que le temen y le aman;
desplegó el gran poder de su derecha,
dispersó a los que piensan que son algo.
3. Derribó a los potentados de sus tronos
y enzalsó a los humildes y a los pobres.
Los hambrientos se saciaron de sus bienes
y alejó de sí vacíos a los ricos.
4. Acogió a Israel, su humilde siervo,
acordándose de su misericordia,
como había prometido a nuestros padres,
a Abraham y descendencia, para siempre.
1857. Himno a Maipú
1. Ando buscando un camino
que sea como yo pienso.
Si tiene espinas no importa,
todos lo vamos haciendo,
si tiene espinas no importa,
todos lo vamos haciendo.
La alegría del camino
limpiará mis sentimientos
pues María se hace reina
para todos los chilenos.
Quiero ver aquel camino,
despejarlo con mis manos
y si al fin me acompañas
como hermano me tendrás.
2. Yo quiero ser como el fuego
para forjar el mañana
donde el milagro del trigo
y el vino transforma el alma
donde el milagro del trigo
y el vino transforma el alma.
3. Al odio no lo queremos,
no va por este sendero
pues los que fuimos extraños
en Maipú somos hermanos,
pues los que fuimos extraños
en Maipú somos hermanos.
1858. Oh santísima
1. Oh santísima, oh purísima
dulce Virgen María.
Madre amada, inmaculada
ruega por nosotros.
2. Salve estrella de los mares,
dulce Madre del Redentor
Virgen sin mancha, puerta del cielo,
ruega, ruega por nosotros.
3. Tú que oíste del Arcángel:
“Dios te salve María”
dános la Gracia, germen de vida,
ruega, ruega por nosotros.
1859. La Virgen del monte (Los Perales)
1. En un monte tiene Dios
una flor en que contempla,
lo más blanco y lo más rojo
que se da por esta tierra.
El aire de la mañana
a la víspera del tiempo
le viene a regar el tallo
con el rocío del cielo.
2. La flor es roja por dentro
y toda blanca por fuera,
que en ella escondió su sangre
el que la hizo tan bella.
Ya germinó la semilla
de esta flor de Nazaret;
al monte se vuelve oculta
a la sombra de su rey.
3. No hay nadie que lo adivine
ni comprenderlo podría
cómo el rey baja del monte,
cómo su esposa la haría.
Flor de Jesé la llamaban
los profetas de Israel;
un nombre tiene escondido
para quien la quiera bien.
4. Subiera yo por el monte
hasta la madre de Dios
a pedirle rojo y blanco
pa’ la fiesta del amor.
Llévame, señor san Juan,
que soy hijo de la reina,
por el sendero del monte
donde principia la fiesta.
1860. Madre de los pobres
Madre de los pobres,
los humildes y sencillos,
de los tristes y los niños
que confían siempre en Dios.
1. Tú la más pobre, porque nada ambicionaste,
tú, perseguida, vas huyendo de Belén.
Tú, que un pesebre ofreciste al Rey del cielo,
toda tu riqueza fue tenerlo sólo a Él.
2. Tú, que en sus manos sin temor te abandonaste,
tú, que aceptaste ser esclava del Señor,
vas entonando un poema de alegría:
“canta, alma mía,
porque Dios me engrandeció”.
3. Tú, que has vivido el dolor y la pobreza,
tú, que has sufrido en la noche sin hogar.
Tú, que eres madre de los pobres y olvidados,
eres el consuelo del que reza en su llorar.
1861. Oh, María, Madre nuestra
Oh, María, Madre nuestra,
Madre del pueblo de Dios,
tú nos guías en la marcha
hacia el reino del Señor.
1. Nos invitas a la alianza
que Jesús vino a sellar;
nos congregas en el pueblo
que en la cruz vino a salvar.
2. Nos reúnes en familia
en la fe y la caridad;
nos regalas Pan de Vida
y Palabra de Verdad.
3. Frente al Padre nos ayudas
a ser hijos, a confiar;
en su Reino nos enseñas
a ser libres para amar.
4. Nos descubres que sirviendo
se construye la unidad,
y que es ley de la familia
el respeto en caridad.
5. La esperanza de este pueblo
en su lucha y su dolor;
es tu rostro que en el cielo
resplandece ya de sol.
1862. Bajo tu amparo
Bajo tu amparo nos acogemos.
Santa Madre de Dios.
No desoigas la oración de tus hijos
necesitados.
Líbranos de todo peligro,
oh siempre Virgen, gloriosa y bendita.
1863. Madre del Redentor
1. Dios Padre te eligió, antes de la creación
para realizar en ti, su plan de salvación.
Tu creíste en su amor, fuiste fiel a su
Palabra y el Hijo de Dios,
te quiso como Madre suya.
Y el Espíritu Santo, de gracia te colmó
y por su amor te dio su bondad.
Madre del Redentor,
la Iglesia te proclama bienaventurada;
vuelvenos tu mirada amorosa,
fortalece a cuantos sufren por la fe.
2. Madre de los hombres,
guía a la humanidad que busca libertad,
y justicia para todos.
Guíala en sus pasos,
por la senda de la paz
que encuentren en Cristo,
el Camino, la Verdad y la Vida.
Apoya, oh María, nuestra peregrinación
y alcanzamos la eterna salvación.
1864. Ave María
1. A que no sabes quien fue el primero
que dijo, Ave María.
Pues el ángel Gabriel cuando vino a
decirle a la Virgen María
que el Señor la escogió para ser,
Madre de Jesús Salvador.
Ave María, llena de gracia
contigo está el Señor. (bis)
2. A que no sabes tú quien volvió a repetir,
Ave María,
pues su prima Isabel cuando fue a recibir
a la Virgen María
inspirada por Dios, Isabel descubrió
a Jesús en María.
Bendita tú entre las mujeres
bendito tu hijo Jesús.
Ave María...
3. Una historia bonita es la de esta oración,
Ave María
comenzó con Gabriel y después con la prima
Isabel
y nosotros ahora rezamos también
completando la oración:
Santa María, Madre de Dios,
ruega tú por todos nosotros... Ave...
1865. Madre de nuestra América
Madre de nuestra América,
dulce es tu rostro moreno,
vivo evangelio del pueblo
que hoy te viene cantando.
1. Por el sí de tu Alianza
Dios se hace hermano nuestro,
tiene sangre de tu sangre
y en la tierra nace el cielo.
Virgen fiel e Inmaculada,
con tu cáliz siempre abierto
en Belén y en Viernes Santo,
su camino es tu sendero.
2. Por el agua del bautismo
somos hijos y herederos,
somos pueblo de hermanos,
todos juntos somos templo;
mientras duren los caminos,
grabarás en nuestro pecho
estos títulos de gloria
que Jesús pagó a alto precio.
3. Mira a tus hijos y escucha:
sueña América un sueño
que nació de tu promesa
para pobres y hambrientos;
sueña con una gran fiesta
en la mesa ancha del Reino;
mira a tus hijos y escucha
el clamor de tanto anhelo.
1866. Venid y vamos todos
Venid y vamos todos,
con flores a María,
con flores a porfía,
que Madre nuestra es. (bis)
1. De nuevo aquí nos tienes,
Purísima doncella,
más que la luna bella,
postrados a tus pies.
2. Venimos a ofrecerte
las flores de este suelo,
con cuánto amor y anhelo,
Señora, tú lo ves.
3. Por ellas te rogamos
si cándidas te placen
las que en la gloria nacen
en cambio tú nos des.
4. También te presentamos
como más gratos dones
rendidos corazones
que tú ya los posees.
5. Un punto no nos dejes
que el alma pobrecilla
cual frágil navecilla
sin ti diera al revés.
1867. Quiero decir que sí
1. Quiero decir que sí
como Tú María,
como Tú un día,
como Tú María.
Quiero decir que sí, quiero decir sí,
quiero decir que sí, quiero decir que sí.
2. Quiero negarme a mí, como Tú María,
como Tú un día, como Tú María.
Quiero negarme a mí. (4).
3. Quiero entregarme a Él como Tú María,
como Tú un día, como Tú María.
Quiero entregarme a Él. (4)
4. Quiero decir que sí como Tú María,
como Tú un día, como Tú María.
Quiero decir que sí. (4)
1868. Madre de los jóvenes
1. Madre óyeme:
mi plegaria es un grito en la noche;
Madre, mírame
en la noche de mi juventud.
2. Madre, sálvame,
mil peligros acechan mi vida;
Madre, lléname
de esperanza, de amor y de fe.
Madre mírame:
en la sombra no encuentro el camino;
Madre, llévame,
que a tu lado feliz cantaré.
Madre, una flor,
una flor con espinas es bella;
Madre, un amor,
un amor que ha empezado a nacer.
Madre, sonreír,
sonreír, aunque llore en el alma;
Madre, construir,
caminar, aunque vuelva a caer.
1869. Madre del mundo
1. De este nuevo amanecer
tu fuiste el crepúsculo mujer,
tu sí fue la respuesta
con que el hombre Dios pudo nacer.
2. En su candoroso andar
las heridas Cristo no sufrió,
tus brazos fueron cuna
de sonrisa y de algodón.
Madre del mundo, Virgen paciente
tímido umbral que abre paso al cielo,
dicen que hoy muere en la cruz
tu hijo Jesús.
3. Creció el niño hasta los treinta
como una hoja junto a ti, rama vital,
mas este crudo otoño
los hubo de separar.
4. Pero llegará pronto el día
en que lo vuelvas a ver María,
en la gloria del Reino Celestial.
Madre del Mundo,
Virgen paciente...
Tu Hijo semilla en la cruz.
5. De este triste atardecer
tu fuiste el crepúsculo ...
Mujer.
1870. Reina
y Madre de la paz
(Jaime Hamamé)
Hermosa tú, purísima,
Reina y Madre de la Paz;
dichosa tú, santísima,
Templo del Espíritu de Dios.
1. Contigo en el misterio
infinito de la fe.
Contigo en la esperanza
por un mundo mejor.
Contigo en la alegría
de darse y renunciar.
2. María de los pobres
que buscan al Señor.
Lucero de las noches,
del alma y su oración.
Regazo de ternura
del hombre y su dolor.
3. Bendita seas, María,
en la historia por tu amor.
Bendita por los siglos,
los pueblos y el Señor.
Bendita tú, María,
en mi vida y mi oración.
1871. Santa
María del amén
(Juan A. Espinosa)
Madre de todos los hombres,
enséñanos a decir: “Amén”.
1. Cuando la noche se acerca
y se oscurece la fe.
2. Cuando el dolor nos oprime
y la esperanza no brilla.
3. Cuando aparece la luz
y nos sentimos felices.
4. Cuando nos llegue la muerte
y tú nos muestres el cielo.
1872. Un día del cielo un ángel
Ave María; ave María; ave María. (bis)
1. Un día del cielo un ángel
a una virgen habló.
Le dijo si aceptaba ser madre
del mismo Dios.
La Virgen dijo humilde:
Esclava soy del Señor.
Y Dios se hizo hombre,
y el hombre se hizo Dios.
2. De pie en el Calvario,
María a su hijo ofreció:
y a todos los redimidos
por hijos ella aceptó.
Y así surgió la Iglesia,
y así surgió el amor. (bis)
3. Un día en cuerpo y alma
María al cielo subió,
llevada por el deseo
de ver a su Hijo y Señor.
4. Los ángeles se conmovieron
al verla tan cerca de Dios.
Por eso en todo el mundo
le cantan de corazón.
1873. Juntos
en el camino
(M: Eugenio Rengifo - T: Equipo Maipú)
Contigo, Virgen del Carmen,
juntos en el camino,
tendemos la mano
para servir a Chile.
1. Yo soy el camino, dice el Señor,
yo soy la verdad y la vida.
Ya no tienen que temer:
he vencido la muerte y el dolor,
en su casa de alegre paz
mi Padre nos espera.
1874. El Señor hizo
en mí maravillas
(J. Gelineau)
El Señor hizo en mí maravillas:
¡Santo es mi Dios!
1. Mi alma engrandece al Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador,
pues miró la bajeza de su esclava;
desde ahora dichosa me dirán todos los siglos.
2. Maravillas hizo en mí el Poderoso
y Santo es su nombre.
Por siglos y siglos su amor
con aquellos que le temen.
3. Desplegó el poder de su brazo
y deshizo los proyectos del soberbio corazón.
Derribó de su trono al poderoso,
humildes ensalzó.
4. Colmó de bien a los hambrientos,
a los ricos rechazó.
Acogió a Israel su servidor
según lo tenía prometido a nuestros padres.
5. Recordando su amor por Abrahán
y su raza a lo largo de los siglos y siglos.
Gloria al Padre, y a Cristo el Señor,
y al Espíritu que habita en nuestras almas.
Amén.
1875. Madre
admirable
(Jaime Hamamé - José Toro)
Madre admirable,
Virgen Poderosa,
Madre Inmaculada,
Puerta del Cielo.
1. Calma, Madre, mis temores,
hacia Dios lleva mis ansias.
Vive tú entre mis afanes,
en ti dejo mi esperanza.
2. Danos siempre, Madre nuestra,
fortaleza en la fe.
Ser apóstoles del Reino,
constructores de la paz.
3. Siempre, Madre, en mis senderos
tu presencia esperaré:
nunca dejes de escucharme,
Santa Madre del Señor.
1876. Madre de los pobres
Madre de los pobres,
los humildes y sencillos;
de los tristes y los niños
que confían siempre en Dios.
1. Tú, la más pobre, porque nada ambicionaste.
Tú, perseguida, vas huyendo de Belén.
Tú que en un pesebre ofreciste al rey del cielo.
Toda tu riqueza fue tenerle sólo a él.
2. Tú que en sus manos sin temor te abandonaste.
Tú que aceptaste ser la esclava del Señor,
vas entonando un poema de alegría:
Canta, alma mía, porque Dios me engrandeció.
3. Tú que has vivido el dolor y la pobreza.
Tú que has sufrido en la noche sin hogar.
Tú que eres madre de los pobres y olvidados,
eres el consuelo del que reza en su llorar.