X. Cantos Marianos

 

 

1843.  Virgen del Carmen

 

1.   Virgen del Carmen bella, madre del Salvador,

      de tus amantes hijos, oye el cantar de amor. (bis)

 

      Dios te salve, María,

      del Carmen bella flor.

      Estrella que nos guías

      hacia el sol del Señor. (bis)

 

2.   Junto a ti nos reúnes, nos llamas con tu voz.

      Quieres formar de Chile un pueblo para Dios.

 

3.   Somos un pueblo en marcha,

      en busca de la luz.

      Guíanos, madre nuestra, llévanos a Jesús.

 

4.   Haznos cristianos,

      Madre, cristianos de verdad:

      hombres de fe sincera, de viva caridad.

 

 

1844.  Santa María del camino

 

1.   Mientras recorres la vida,

      tú nunca solo estás;

      contigo por el camino,

      santa María va.

 

      Ven con nosotros al caminar,

      santa María, ven. (bis)

 

2.   Aunque te digan algunos

      que nada puede cambiar,

      lucha por un mundo nuevo,

      lucha por la verdad.

 

3.   Si por el mundo los hombres

      sin conocerse van,

      no niegues nunca tu mano

      al que contigo está.

 

4.   Aunque parezcan tus pasos inútil caminar,

      tú vas haciendo camino;

      otros lo seguirán.

 

 

1845.  Santa María del amén

 

      Madre de todos los hombres,

      enséñanos a decir “amén”.

 

1.   Cuando la noche se acerca

      y se oscurece la fe.

 

2.   Cuando el dolor nos oprime

      y la esperanza no brilla.

 

3.   Cuando aparece la luz

      y nos sentimos felices.

 

4.   Cuando nos llegue la muerte

      y tú nos muestres el cielo.

 

 

1846.  Madre del silencio

 

1.   Como una tarde tranquila,

      como un suave atardecer,

      era tu vida sencilla en el pobre Nazaret.

      Y en medio de aquel silencio,

      Dios te hablaba al corazón.

 

      Virgen María,

      Madre del Señor,

      danos tu silencio y paz

      para escuchar su voz. (bis)

 

2.   Enséñanos, Madre buena,

      cómo se debe escuchar

      al Señor cuando nos habla.

      En una noche estrellada,

      en la tierra que, dormida,

      hoy descansa en su bondad.

 

3.   Y sobre todo, María

      cuando nos habla en los hombres:

      en el hermano que sufre,

      en la sonrisa del niño,

      en la mano del amigo,

      en la paz de una canción.

 

 

1847.  Cántico de María

 

1.   Yo canto al Señor porque es grande,

      me alegro en el Dios que me salva;

      feliz me dirán las naciones,

      en mí descansó su mirada.

 

      Unidos a todos los pueblos

      cantemos al Dios que nos salva.

 

2.   El hizo en mí obras grandes,

      su amor es más fuerte que el tiempo;

      triunfó sobre el mal de este mundo,

      derriba a los hombres soberbios.

 

3.   No quiero el poder de unos pocos,

      del polvo a los pobres levanta;

      dio pan a los hombres hambrientos

      dejando a los ricos sin nada.

 

4.   Libera a todos los hombres

      cumpliendo la eterna promesa

      que hizo en favor de su pueblo,

      los pueblos de toda la tierra.

 

 

1848.  Hija de Sión

 

      Hija de Sión, alégrate,

      porque el Señor está en ti,

      salvador y rey.

 

1.   Alzate y resplandece porque viene tu luz,

      sobre ti se alza la Gloria del Señor,

      mientras las tinieblas se extienden por la tierra.

      y yacen los pueblos en densa oscuridad.

 

2.   Hacia tu luz caminarán las naciones

      y los reyes al fulgor de tu aurora.

      Alza los ojos y mira en torno tuyo:

      todos tus hijos vienen a Ti.

 

3.   Verás todo esto radiante de gozo,

      te llenarás de emoción,

      porque te llegan las riquezas de las gentes

      y vienen a Ti los tesoros del mar.

 

4.   Te llamarán “Ciudad del Señor”,

      “Sión del Santo de Israel”,

      porque haré de ti un objeto de orgullo,

      causa de alegría por la eternidad.

 

5.   Ya no será el Sol tu luz

      en el día, ni te alumbrará la claridad de la luna,

      porque el Señor será tu luz eterna,

      y tu belleza será tu Dios.

 

6.   No se ocultará nunca tu luna,

      ni tu Sol conocerá el ocaso,

      porque el Señor será tu luz eterna

      los días de tu duelo llegaron a su fin.

 

 

1849.  Ave María

 

1.   Vamos a cantar “ave” noche y día;

      y el “ave María” no cese jamás.

 

      Ave, ave, ave María. (bis)

 

2.   El mismo saludo que el ángel te dio

      repiten tus hijos cantando a una voz:

 

3.   La buena noticia que Él te anunció

      nos llena de gozo y enciende de amor.

 

4.   Tú eres la estrella que anuncias el Sol,

      la pronta venida del Dios Salvador.

 

5.   Alegre viviste tu entrega total

      en manos del Padre, con fe sin igual.

 

6.   Tú eres la Madre del pueblo de Dios.

      Tú le das la vida: la fe y el amor.

 

7.   Tu amor lo probaste al pie de la cruz:

      en todo quisiste ser como Jesús.

 

8.   Tú eres primicia de resurrección:

      tu cuerpo está vivo junto al del Señor.

 

9.   Tú, Madre bendita nos llenas de luz;

      reflejas sin mancha a Dios, a Jesús.

 

 

1850.    Santa María de la esperanza

 

      Santa María de la esperanza:

      mantén el ritmo de nuestra espera. (bis)

 

1.   Nos diste al Esperado de los tiempos,

      mil veces prometido en los profetas;

      y nosotros de nuevo deseamos

      que vuelva a repetirnos sus promesas.

 

2.   Viviste con la cruz de la esperanza

      tensando en el amor la larga espera;

      y nosotros buscamos con los hombres

      el nuevo amanecer de nuestra tierra.

 

3.   Brillaste como aurora del gran día,

      plantaba Dios su tienda en nuestro suelo.

      Y nosotros soñamos con su vuelta,

      queremos la llegada de su reino.

 

4.   Esperaste, cuando todos vacilaban,

      el triunfo de Jesús sobre la muerte,

      y nosotros esperamos que su vida

      anime nuestro mundo para siempre.

1851. Ave María

 

      Ave María, ave María,

      ave María. (bis)

 

1.   Un día del cielo un ángel

      a una virgen habló.

      Le dijo (uh, uh, uh) si aceptaba (uh, uh, uh)

      ser madre (uh, uh, uh) del mismo Dios.

      La Virgen (la Virgen)

      dijo humilde: (la Virgen)

      esclava (la Virgen)

      soy del Señor (soy del Señor).

      Y Dios se hizo hombre;

      y el hombre se hizo Dios.

 

2.   De pie en el Calvario,

      María a su hijo ofreció:

      y a todos (uh, uh, uh)

      los redimidos (uh, uh, uh)

      por hijos (uh, uh, uh) ella aceptó.

      Y así (y así) surgió la Iglesia, (la Iglesia)

      y así (y así) surgió el amor.

      Y así surgió la Iglesia;

      y así surgió el amor.

 

3.   Un día en cuerpo y alma

      María al cielo subió, llevada (uh, uh, uh)

      por el deseo (uh, uh, uh)

      de ver (uh, uh, uh) a su Hijo y Señor.

 

4.   Los ángeles (los ángeles) se conmovieron

      (se conmovieron)

      al verla (al verla) tan cerca de Dios.

      Por eso en todo el mundo le cantan de corazón.

 

 

1852.    Juntos en el camino

 

      Contigo, Virgen del Carmen,

      juntos en el camino,

      tendemos la mano

      para servir a Chile.

 

1.   Yo soy el camino, dice el Señor;

      yo soy la verdad y la vida.

      Ya no tienen que temer:

      he vencido la muerte y el dolor;

      en su casa de alegre paz

      mi Padre nos espera.

 

 

1853.    Alégrate

 

1.   Alégrate, Hija de Sión,

      que Dios está en medio de ti.

 

      Alégrate, alégrate.

      Tú eres la gloria de Jerusalén,

      tú la alegría de Israel,

      tú eres el orgullo de nuestro pueblo.

 

2.   Alégrate, llena de gracia,

      el Señor está contigo.

 

3.   Bendita eres entre las mujeres,

      bendito el fruto de tu vientre.

 

 

1854. El ángel del cielo

        (Esteban Gumucio - Los Perales)

 

1.   El ángel del cielo anunció a María

      que Dios la escogía.

      Toda la tierra callaba

      porque un lirio florecía.

 

      En mi Dios, mi salvador,

      me salta el alma de gozo,

      pues el santo y poderoso

      ha hecho en mí maravillas

      por ser pequeña y sencilla.

 

2.   ¿Cómo le tendré si no estoy casada

      y sólo desposada con el señor san José?

      Más a mi Dios creeré.

 

3.   El ángel contesta: “No temas, María;

      para su venida te cubrirá con su manto

      el Espíritu Santo”.

 

4.   Se inclinó la Virgen con santo temor,

      en adoración; y respondió:

      “Qué así sea según el Señor desea”.

 

5.   Y el Verbo divino encontró morada

      en Niña guardada entre todas las mujeres

      una sola inmaculada.

 

 

1855.    Cántico de María

 

      ¡El Señor hizo en mí maravillas;

      santo es mi Dios!

 

1.   Mi alma engrandece al Señor,

      se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador,

      pues miró la humildad de su esclava;

      desde ahora dichosa me dirán todos los siglos.

2.   Maravillas hizo en mí el Poderoso

      y Santo es su nombre.

      Por siglos y siglos su amor

      con aquellos que le temen.

 

3.   Desplegó el poder de su brazo

      y deshizo los proyectos del soberbio corazón.

      Derribó de su trono al poderoso

      y elevó a los humildes.

 

4.   Colmó de bien a los hambrientos,

      a los ricos rechazó.

      Acogió a Israel su servidor

      según lo tenía prometido a nuestros padres.

 

5.   Recordando su amor por Abrahán

      y su raza a lo largo de siglos y siglos.

      Gloria al Padre, y a Cristo el Señor,

      y al Espíritu que habita en nosotros. Amén.

 

 

1856.    Cántico de María

 

      Mi alma glorifica al Señor mi Dios,

      Gózase mi espíritu en mi salvador.

      Él es mi alegría, es mi plenitud,

      Él es todo para mí.

 

1.   Ha mirado la bajeza de su sierva,

      muy dichosa me dirán todos los pueblos,

      porque en mí ha hecho grandes maravillas

      Él que todo puede, cuyo nombre es “Santo”.

 

2.   Su clemencia se derrama por los siglos

      sobre aquellos que le temen y le aman;

      desplegó el gran poder de su derecha,

      dispersó a los que piensan que son algo.

 

3.   Derribó a los potentados de sus tronos

      y enzalsó a los humildes y a los pobres.

      Los hambrientos se saciaron de sus bienes

      y alejó de sí vacíos a los ricos.

 

4.   Acogió a Israel, su humilde siervo,

      acordándose de su misericordia,

      como había prometido a nuestros padres,

      a Abraham y descendencia, para siempre.

 

 

1857.    Himno a Maipú

            

1.   Ando buscando un camino

      que sea como yo pienso.

      Si tiene espinas no importa,

      todos lo vamos haciendo,

      si tiene espinas no importa,

      todos lo vamos haciendo.

 

      La alegría del camino

      limpiará mis sentimientos

      pues María se hace reina

      para todos los chilenos.

      Quiero ver aquel camino,

      despejarlo con mis manos

      y si al fin me acompañas

      como hermano me tendrás.

 

2.   Yo quiero ser como el fuego

      para forjar el mañana

      donde el milagro del trigo

      y el vino transforma el alma

      donde el milagro del trigo

      y el vino transforma el alma.

 

3.   Al odio no lo queremos,

      no va por este sendero

      pues los que fuimos extraños

      en Maipú somos hermanos,

      pues los que fuimos extraños

      en Maipú somos hermanos.

 

 

1858. Oh santísima

 

1.   Oh santísima, oh purísima

      dulce Virgen María.

      Madre amada, inmaculada

      ruega por nosotros.

 

2.   Salve estrella de los mares,

      dulce Madre del Redentor

      Virgen sin mancha, puerta del cielo,

      ruega, ruega por nosotros.

 

3.   Tú que oíste del Arcángel:

      “Dios te salve María”

      dános la Gracia, germen de vida,

      ruega, ruega por nosotros.

 

 

1859. La Virgen del monte (Los Perales)

 

1.   En un monte tiene Dios

      una flor en que contempla,

      lo más blanco y lo más rojo

      que se da por esta tierra.

      El aire de la mañana

      a la víspera del tiempo

      le viene a regar el tallo

      con el rocío del cielo.

2.   La flor es roja por dentro

      y toda blanca por fuera,

      que en ella escondió su sangre

      el que la hizo tan bella.

      Ya germinó la semilla

      de esta flor de Nazaret;

      al monte se vuelve oculta

      a la sombra de su rey.

 

3.   No hay nadie que lo adivine

      ni comprenderlo podría

      cómo el rey baja del monte,

      cómo su esposa la haría.

      Flor de Jesé la llamaban

      los profetas de Israel;

      un nombre tiene escondido

      para quien la quiera bien.

 

4.   Subiera yo por el monte

      hasta la madre de Dios

      a pedirle rojo y blanco

      pa’ la fiesta del amor.

      Llévame, señor san Juan,

      que soy hijo de la reina,

      por el sendero del monte

      donde principia la fiesta.

 

 

1860.    Madre de los pobres

 

      Madre de los pobres,

      los humildes y sencillos,

      de los tristes y los niños

      que confían siempre en Dios.

 

1.   Tú la más pobre, porque nada ambicionaste,

      tú, perseguida, vas huyendo de Belén.

      Tú, que un pesebre ofreciste al Rey del cielo,

      toda tu riqueza fue tenerlo sólo a Él.

 

2.   Tú, que en sus manos sin temor te abandonaste,

      tú, que aceptaste ser esclava del Señor,

      vas entonando un poema de alegría:

      “canta, alma mía,

      porque Dios me engrandeció”.

 

3.   Tú, que has vivido el dolor y la pobreza,

      tú, que has sufrido en la noche sin hogar.

      Tú, que eres madre de los pobres y olvidados,

      eres el consuelo del que reza en su llorar.

 

 

1861. Oh, María, Madre nuestra

 

      Oh, María, Madre nuestra,

      Madre del pueblo de Dios,

      tú nos guías en la marcha

      hacia el reino del Señor.

 

1.   Nos invitas a la alianza

      que Jesús vino a sellar;

      nos congregas en el pueblo

      que en la cruz vino a salvar.

 

2.   Nos reúnes en familia

      en la fe y la caridad;

      nos regalas Pan de Vida

      y Palabra de Verdad.

 

3.   Frente al Padre nos ayudas

      a ser hijos, a confiar;

      en su Reino nos enseñas

      a ser libres para amar.

 

4.   Nos descubres que sirviendo

      se construye la unidad,

      y que es ley de la familia

      el respeto en caridad.

 

5.   La esperanza de este pueblo

      en su lucha y su dolor;

      es tu rostro que en el cielo

      resplandece ya de sol.

 

 

1862. Bajo tu amparo

 

      Bajo tu amparo nos acogemos.

      Santa Madre de Dios.

      No desoigas la oración de tus hijos

          necesitados.

      Líbranos de todo peligro,

      oh siempre Virgen, gloriosa y bendita.

 

 

1863.    Madre del Redentor

 

1.   Dios Padre te eligió, antes de la creación

      para realizar en ti, su plan de salvación.

      Tu creíste en su amor, fuiste fiel a su

      Palabra y el Hijo de Dios,

      te quiso como Madre suya.

      Y el Espíritu Santo, de gracia te colmó

      y por su amor te dio su bondad.

 

      Madre del Redentor,

      la Iglesia te proclama bienaventurada;

      vuelvenos tu mirada amorosa,

      fortalece a cuantos sufren por la fe.

 

2.   Madre de los hombres,

      guía a la humanidad que busca libertad,

      y justicia para todos.

      Guíala en sus pasos,

      por la senda de la paz

      que encuentren en Cristo,

      el Camino, la Verdad y la Vida.

      Apoya, oh María, nuestra peregrinación

      y alcanzamos la eterna salvación.

 

 

1864. Ave María

 

1.   A que no sabes quien fue el primero

       que dijo, Ave María.

      Pues el ángel Gabriel cuando vino a

       decirle a la Virgen María

      que el Señor la escogió para ser,

      Madre de Jesús Salvador.

 

      Ave María, llena de gracia

      contigo está el Señor. (bis)

 

2.   A que no sabes tú quien volvió a repetir,

          Ave María,

      pues su prima Isabel cuando fue a recibir

          a la Virgen María

      inspirada por Dios, Isabel descubrió

          a Jesús en María.

 

      Bendita tú entre las mujeres

      bendito tu hijo Jesús.

      Ave María...

 

3.   Una historia bonita es la de esta oración,

          Ave María

      comenzó con Gabriel y después con la prima

           Isabel

      y nosotros ahora rezamos también

          completando la oración:

      Santa María, Madre de Dios,

      ruega tú por todos nosotros... Ave...

 

 

1865.    Madre de nuestra América

 

      Madre de nuestra América,

      dulce es tu rostro moreno,

      vivo evangelio del pueblo

      que hoy te viene cantando.

1.   Por el sí de tu Alianza

      Dios se hace hermano nuestro,

      tiene sangre de tu sangre

      y en la tierra nace el cielo.

      Virgen fiel e Inmaculada,

      con tu cáliz siempre abierto

      en Belén y en Viernes Santo,

      su camino es tu sendero.

 

2.   Por el agua del bautismo

      somos hijos y herederos,

      somos pueblo de hermanos,

      todos juntos somos templo;

      mientras duren los caminos,

      grabarás en nuestro pecho

      estos títulos de gloria

      que Jesús pagó a alto precio.

 

3.   Mira a tus hijos y escucha:

      sueña América un sueño

      que nació de tu promesa

      para pobres y hambrientos;

      sueña con una gran fiesta

      en la mesa ancha del Reino;

      mira a tus hijos y escucha

      el clamor de tanto anhelo.

 

 

1866.    Venid y vamos todos

 

      Venid y vamos todos,

      con flores a María,

      con flores a porfía,

      que Madre nuestra es. (bis)

 

1.   De nuevo aquí nos tienes,

      Purísima doncella,

      más que la luna bella,

      postrados a tus pies.

 

2.   Venimos a ofrecerte

      las flores de este suelo,

      con cuánto amor y anhelo,

      Señora, tú lo ves.

 

3.   Por ellas te rogamos

      si cándidas te placen

      las que en la gloria nacen

      en cambio tú nos des.

 

4.   También te presentamos

      como más gratos dones

      rendidos corazones

      que tú ya los posees.

     

5.   Un punto no nos dejes

      que el alma pobrecilla

      cual frágil navecilla

      sin ti diera al revés.

 

 

1867.    Quiero decir que sí

 

1.   Quiero decir que sí

      como Tú María,

      como Tú un día,

      como Tú María.

      Quiero decir que sí, quiero decir sí,

      quiero decir que sí, quiero decir que sí.

 

2.   Quiero negarme a mí, como Tú María,

      como Tú un día, como Tú María.

      Quiero negarme a mí. (4).

 

3.   Quiero entregarme a Él como Tú María,

      como Tú un día, como Tú María.

      Quiero entregarme a Él. (4)

 

4.   Quiero decir que sí como Tú María,

      como Tú un día, como Tú María.

      Quiero decir que sí. (4)

 

 

1868.    Madre de los jóvenes

 

1.   Madre óyeme:

      mi plegaria es un grito en la noche;

      Madre, mírame

      en la noche de mi juventud.

 

2.   Madre, sálvame,

      mil peligros acechan mi vida;

      Madre, lléname

      de esperanza, de amor y de fe.

      Madre mírame:

      en la sombra no encuentro el camino;

      Madre, llévame,

      que a tu lado feliz cantaré.

 

      Madre, una flor,

      una flor con espinas es bella;

      Madre, un amor,

      un amor que ha empezado a nacer.

      Madre, sonreír,

      sonreír, aunque llore en el alma;

      Madre, construir,

      caminar, aunque vuelva a caer.

 

 

1869.    Madre del mundo

 

1.   De este nuevo amanecer

      tu fuiste el crepúsculo mujer,

      tu sí fue la respuesta

      con que el hombre Dios pudo nacer.

 

2.   En su candoroso andar

      las heridas Cristo no sufrió,

      tus brazos fueron cuna

      de sonrisa y de algodón.

 

      Madre del mundo, Virgen paciente

      tímido umbral que abre paso al cielo,

      dicen que hoy muere en la cruz

      tu hijo Jesús.

 

3.   Creció el niño hasta los treinta

      como una hoja junto a ti, rama vital,

      mas este crudo otoño

      los hubo de separar.

 

4.   Pero llegará pronto el día

      en que lo vuelvas a ver María,

      en la gloria del Reino Celestial.

 

      Madre del Mundo,

      Virgen paciente...

      Tu Hijo semilla en la cruz.

 

5.   De este triste atardecer

      tu fuiste el crepúsculo ...

      Mujer.

 

 

1870.    Reina y Madre de la paz

        (Jaime Hamamé)

 

      Hermosa tú, purísima,

      Reina y Madre de la Paz;

      dichosa tú, santísima,

      Templo del Espíritu de Dios.

 

1.   Contigo en el misterio

      infinito de la fe.

      Contigo en la esperanza

      por un mundo mejor.

      Contigo en la alegría

      de darse y renunciar.

 

2.   María de los pobres

      que buscan al Señor.

      Lucero de las noches,

      del alma y su oración.

      Regazo de ternura

      del hombre y su dolor.

3.   Bendita seas, María,

      en la historia por tu amor.

      Bendita por los siglos,

      los pueblos y el Señor.

      Bendita tú, María,

      en mi vida y mi oración.

 

 

1871.    Santa María del amén

     (Juan A. Espinosa)

 

      Madre de todos los hombres,

      enséñanos a decir: “Amén”.

 

1.   Cuando la noche se acerca

      y se oscurece la fe.

 

2.   Cuando el dolor nos oprime

      y la esperanza no brilla.

 

3.   Cuando aparece la luz

      y nos sentimos felices.

 

4.   Cuando nos llegue la muerte

      y tú nos muestres el cielo.

 

 

1872. Un día del cielo un ángel

 

      Ave María; ave María; ave María. (bis)

 

1.   Un día del cielo un ángel

      a una virgen habló.

      Le dijo si aceptaba ser madre

      del mismo Dios.

      La Virgen dijo humilde:

      Esclava soy del Señor.

      Y Dios se hizo hombre,

      y el hombre se hizo Dios.

 

2.   De pie en el Calvario,

      María a su hijo ofreció:

      y a todos los redimidos

      por hijos ella aceptó.

      Y así surgió la Iglesia,

      y así surgió el amor. (bis)

 

3.   Un día en cuerpo y alma

      María al cielo subió,

      llevada por el deseo

      de ver a su Hijo y Señor.

 

4.   Los ángeles se conmovieron

      al verla tan cerca de Dios.

      Por eso en todo el mundo

      le cantan de corazón.

 

 

1873.    Juntos en el camino

        (M: Eugenio Rengifo - T: Equipo Maipú)

 

      Contigo, Virgen del Carmen,

      juntos en el camino,

      tendemos la mano

      para servir a Chile.

 

1.   Yo soy el camino, dice el Señor,

      yo soy la verdad y la vida.

      Ya no tienen que temer:

      he vencido la muerte y el dolor,

      en su casa de alegre paz

      mi Padre nos espera.

 

 

1874. El Señor hizo en mí maravillas

        (J. Gelineau)

 

      El Señor hizo en mí maravillas:

      ¡Santo es mi Dios!

 

1.   Mi alma engrandece al Señor,

      se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador,

      pues miró la bajeza de su esclava;

      desde ahora dichosa me dirán todos los siglos.

 

2.   Maravillas hizo en mí el Poderoso

      y Santo es su nombre.

      Por siglos y siglos su amor

      con aquellos que le temen.

 

3.   Desplegó el poder de su brazo

      y deshizo los proyectos del soberbio corazón.

      Derribó de su trono al poderoso,

      humildes ensalzó.

 

4.   Colmó de bien a los hambrientos,

      a los ricos rechazó.

      Acogió a Israel su servidor

      según lo tenía prometido a nuestros padres.

 

5.   Recordando su amor por Abrahán

      y su raza a lo largo de los siglos y siglos.

      Gloria al Padre, y a Cristo el Señor,

      y al Espíritu que habita en nuestras almas.

      Amén.

 

 

1875.    Madre admirable

          (Jaime Hamamé - José Toro)

 

      Madre admirable,

      Virgen Poderosa,

      Madre Inmaculada,

      Puerta del Cielo.

 

1.   Calma, Madre, mis temores,

      hacia Dios lleva mis ansias.

      Vive tú entre mis afanes,

      en ti dejo mi esperanza.

 

2.   Danos siempre, Madre nuestra,

      fortaleza en la fe.

      Ser apóstoles del Reino,

      constructores de la paz.

 

3.   Siempre, Madre, en mis senderos

      tu presencia esperaré:

      nunca dejes de escucharme,

      Santa Madre del Señor.

 

 

1876.    Madre de los pobres

 

      Madre de los pobres,

      los humildes y sencillos;

      de los tristes y los niños

      que confían siempre en Dios.

     

1.   Tú, la más pobre, porque nada ambicionaste.

      Tú, perseguida, vas huyendo de Belén.

      Tú que en un pesebre ofreciste al rey del cielo.

      Toda tu riqueza fue tenerle sólo a él.

 

2.   Tú que en sus manos sin temor te abandonaste.

      Tú que aceptaste ser la esclava del Señor,

      vas entonando un poema de alegría:

      Canta, alma mía, porque Dios me engrandeció.

3.   Tú que has vivido el dolor y la pobreza.

      Tú que has sufrido en la noche sin hogar.

      Tú que eres madre de los pobres y olvidados,

            eres el consuelo del que reza en su llorar. 1