3585. El Escapulario del Carmen
(Mons. Joaquín Matte Varas, Santiago de Chile 2001)
1. Santísima Virgen María, Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia
El Concilio Vaticano II, en su Constitución Dogmática sobre la Iglesia, capítulo VIII, trata de la Santísima Virgen María, Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia.
En ella reafirma la doctrina que el Hijo de Dios nació de la Virgen María por obra del Espíritu Santo y los fieles que se unen a Cristo deben honrar la memoria de la Virgen María, Madre de Jesucristo, Dios y Señor nuestro.
Los padres conciliares quisieron ilustrar la función de la Santísima Virgen María en el misterio del Verbo encarnado y del Cuerpo místico y los deberes de los creyentes hacia la Madre de Dios, sin dirimir las cuestiones tratadas por los teólogos.
Ella está presente en el Antiguo y Nuevo Testamento y su unión con el Hijo en la Obra de la Redención se manifiesta en los textos que relatan principalmente la vida del Señor, culminando su presencia en Pentecostés en medio de los Apóstoles al inicio de la Iglesia.
María Inmaculada fue asunta a la gloria celestial en alma y cuerpo, y exaltada como Reina del Universo. Virgen y Madre es figura de la Iglesia y “cooperando a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la caridad, María es para todos Madre en el orden de la gracia”.
La Iglesia promueve justamente un culto especial a la Virgen María, bienaventurada por ser la Madre de Dios, sin embargo se diferencia esencialmente del culto de adoración que se presta al Verbo encarnado, e igualmente al Padre y al Espíritu Santo.
La verdadera devoción no consiste ni en un sentimentalismo estéril y transitorio ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios, que nos impulsa a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes.
Es la tradición la que ha transmitido de generación en generación los ejercicios de piedad hacia la Virgen María y bajo diversas advocaciones se la venera en todo el mundo siendo una de ellas la del Carmelo y su distintivo el escapulario.
2. Orígenes del culto a la Virgen en su advocación del Carmen
En la parte de Palestina, vemos un cordón montañoso llamado Del Carmelo y que desemboca en el puerto de Haifa. Este lugar tiene una tradición bíblica en el Antiguo Testamento. En el libro Primero de los Reyes (cap. 17 y 18 ) nos habla de Elías, de la gran sequía y del sacrificio del Carmelo. El Profeta intercede ante Dios para que el rey Ajab y su pueblo abandonen al ídolo Baal y se ponga fin a la sequía, ruegos que son escuchados por Yahvé.
Los seguidores de Elías continuaron por siglos, viviendo como ermitaños en este cordón montañoso de Palestina. Se dedicaban a orar y hacer penitencia.
En el siglo XII de nuestra era cristiana, después de las expediciones de las cruzadas para liberar los territorios ocupados por los musulmanes, muchos hombres se unieron a los eremitas en el Monte Carmelo, buscando a Dios en la espiritualidad del desierto. Tomaron como patrona a la Virgen María. El Patriarca Latino de Jerusalén Arzobispo Alberto, delegado papal en Tierra Santa, les pidió ordenar su estilo de vida, por lo que escribieron una sencilla regla, que aprobó su Santidad Honorio III en el año 1226.
Su espiritualidad era contemplativa. Tenía como esencia en la soledad, la oración y el sacrificio en la búsqueda de la unión con Dios. Así nació la orden religiosa de los Carmelitas de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo.
Pronto se vieron obligados a emigrar a Occidente, donde sufrieron muchas dificultades, hasta que en el año 1247 obtuvieron la aprobación de Roma como Orden mendicante, dedicándose al ministerio sacerdotal, viviendo de la caridad de los fieles a los que atendían espiritualmente.
Un santoral del siglo XIV cuenta que el 16 de julio de 1251, se le apareció la Bienaventurada Virgen María a fray Simón Stock en el convento de Cambridge, Inglaterra, acompañada de una multitud de ángeles llevando en sus benditas manos, el Escapulario de la Orden.
Ella le hizo entrega del Escapulario y le dijo:
“Recíbe hijo mío amadísimo, este Escapulario de tu orden, que será de hoy en adelante, señal de míiconfraternidad, privilegio para ti y para todos los que lo vistan. Quien muriese con él, no padecerá el fuego eterno. Es una señal de salvación, amparo en los peligros del cuerpo y del alma, alianza de paz y pacto sempiterno”.
La devoción y culto a María bajo la advocación del Carmen y al santo escapulario tienen un significado y eficacia vigentes hoy día.
3.
La Virgen del Carmen: llegada a Chile y su importancia en la historia del
país
El Capitán don Pedro de Valdivia trajo a Chile la devoción a la Madre de Dios.
Funda Santiago el 12 de febrero de 1541. En su casa rinde devoción a una pequeña imagen del Socorro que ha traído en el arzón de su cabalgadura. Esta se encuentra hoy en el altar mayor de la Iglesia de San Francisco en Santiago.
Los misioneros Agustinos llegan a Chile en 1595 y junto con enseñar el evangelio del Señor, dan a conocer y honrar a María, la Madre de Jesús, el Hijo de Dios, bajo la advocación del Carmen.
Ella penetra tan profundamente en el alma de los chilenos, que el amor hacia la Virgen Santísima se va consolidando en todos los hogares, llegando a considerarla como su Patrona y Reina.
Los religiosos Agustinos comprendieron antes que nadie lo que encerraba esta devoción carmelitana para la entraña misma de la raza, como que equivalía a una especie de levadura interior que estaba destinada a mantener el alma grata al Señor y de atraerla a sus caminos.
Chile amó a la Santísima Virgen desde los inicios de su evangelización, y este amor fue creciendo y se consolidó en Nuestra Señora del Carmen.
Ella nos llama a amarnos entre nosotros y a la vez a amar a su divino Hijo y a la Iglesia, la prolongación de Cristo.
Luego, en el siglo XVII, se establecieron en Santiago las religiosas Carmelitas Descalzas, que fomentaron la devoción al Escapulario de Nuestra Señora del Carmen.
Cada 16 de julio, los padres agustinos sacaban en procesión la imagen de la Virgen recorriendo las calles principales de la ciudad. Los fieles se preparaban para estas fiestas rezando la novena con mucho fervor, pidiendo a la Madre del Carmelo por diversas intenciones que necesitaba la comunidad.
Esta tradición se ha conservado hasta hoy, rezándose cada año, últimamente en la catedral.
En el siglo XVIII se consolida su devoción y cada vez más se le rinde culto a la Madre del Hijo de Dios. A fines del siglo se comienzan a organizar los criollos buscando la independencia del Reino de España. Han recibido en su formación el amor a Cristo y a su Madre María bajo la advocación del Carmen. En 1810 se reúne el Cabildo ante la renuncia del Gobernador Carrasco. Durante cuatro años se producen encuentros entre los ejércitos patriotas y realistas. Después del desastre de Rancagua emigran a Mendoza y bajo el mando del General José de San Martín se organiza el Ejército de los Andes quien junto con el General Bernardo O’Higgins escogen por votación a la Virgen del Carmen como su Patrona, jurándole fidelidad los Oficiales y tropas al inicio de 1817. Ella contribuye al éxito en la batalla de Chacabuco, pero falta aún un último esfuerzo: en marzo de 1818 se reúnen las autoridades civiles, militares, religiosas y representantes del pueblo y hacen el voto de construirle un templo en el lugar donde se obtenga la victoria, la que ocurre en los llanos de Maipú en abril de 1818.
Comienza a consolidarse la Independencia y Chile sufre dificultades con sus vecinos territoriales.
La guerra de la Confederación en 1836-1839, hace recurrir al pueblo para pedir a la Virgen del Carmen la paz que tanto se necesita.
Soldados y marinos reciben el Escapulario del Carmen y uno de sus generales don Manuel Bulnes declara que la victoria en Yungay se la debe a Ella. Se suceden problemas internos y de relaciones con España y Argentina, pero nuevamente surgirán situaciones beligerantes con Perú y Bolivia desatándose en 1879 una nueva contienda.
Durante este conflicto Chile recurrió como siempre a su Patrona: la Santísima Virgen del Carmen. Los templos se repletaban de fieles para orar por los que partían al norte a defender su Patria, por las autoridades para que tuvieran éxito en su arriesgada misión..., por las propias familias que unidas por lazos de fe, rezaban con fervor e incertidumbre por los ausentes, por el país para que se superara el dolor y la pobreza como la destrucción y pérdida de vidas que provocaban a los pueblos esta guerra.
Tanto en las ciudades como cuarteles se le rezaba la novena a Nuestra Señora del Carmen y muchos pedían que se les impusiera el Escapulario ya que sentían espiritualmente la protección de la Virgen y, por el vínculo de la oración, se unían a sus familiares.
Hay múltiples ejemplos y relatos sobre el significado que tenía para los soldados y marinos la Santísima Virgen del Carmen, entre ellos el del Capitán Arturo Prat Chacón y la tripulación de la Esmeralda que recibieron en Valparaíso del Capellán Camilo Ortúzar el Escapulario del Carmen antes de zarpar hacia Iquique y del Capellán de la Orden de San Francisco fray Juan Capistrano Pacheco, quien le escribía a su provincial y le pedía: “los escapularios pueden ser del Carmen. Yo no tengo facultad para imponerlo, pero voy a ver modo si puedo conseguir licencia del Nuncio, pero en todo caso siempre sirven porque harto lo necesitan aquí y el Sr. Fontecilla (cura de Antofagasta) tiene facultades a este objeto. Mándemela por el próximo vapor”.
La guerra duró más de cuatro años y la paz solo se alcanzó en 1904. Mientras tanto, un conflicto interno iba a dividir el país: la revolución de 1891 que tanto daño causó. Sin embargo, las autoridades civiles y religiosas encontraron el momento y lugar para la reconciliación: el 16 de julio de 1892 con la inauguración del Templo Votivo de Maipú, terminado después de 74 años en que se cumplía el voto hecho un 14 de marzo de 1818 de “construir un templo a la Santísima Virgen del Carmen donde se obtuviera la victoria y la independencia de España”.
En esa oportunidad se hizo oración con estas palabras, en presencia del Presidente de la República Almirante don Jorge Montt Alvarez, del Arzobispo de Santiago mariano Casanova y miles de fieles.
4. A nuestra Señora del Carmen
Purísimo Corazón
de María del Carmelo,
sed en mi vida modelo,
en mi muerte salvación.
Y en toda tribulación
mi refugio y mi alegría.
Me uno con Vos, madre mía,
de la Cruz al sacrificio,
y me consagro al servicio
de Jesús, José y María.
Julio, 16 de 1892.
En febrero de 1899 llegaron a Chile los Padres Carmelitas a llenar las inmensas necesidades espirituales de todo un pueblo que ama su carisma.
En 1916 los Obispos de Chileentregaron a los fieles una Pastoral Colectiva para celebrar el centenario de la proclamación de Nuestra Señora del Carmen como patrona jurada de las instituciones armadas de la República.
El Episcopado Nacional declaraba: “Desde Arica hasta los márgenes del Pudeto en las cumbres de nuestras montañas y en las orillas de nuestros mares, la imagen de la Virgen del Carmen vela sobre las cenizas de nuestros héroes y recuerda los hechos gloriosos de nuestra historia... no hay hogar chileno donde ella no teine... no hay corazón chileno que no la ame...”.
“Hoy
también los obispos de Chile queremos que la Patria y todos sus hijos evoquen
estos gloriosos recuerdos y renueven estas seculares ofrendas” …
“disponemos y ordenamos que se celebren solemnes festividades”.
Se preparó un programa específico de doce puntos en honor a la Virgen del Carmen, entre ellos se solicitaría “de la Santa Sede la designación canónica de Nuestra Señora del Carmen como Patrona de la República” (punto nº 3).
Desde 1917 hasta 1926, el pueblo de Chile, guiado por sus Obispos y Párrocos, inició en cada ciudad la preparación y cumplimiento del programa. A cargo del Obispo y Vicario Castrense, el que culminó el 19 de diciembre de 1926, cuando el Legado Papal y Nuncio en Chile Excmo. Señor Benedicto Aloisi Masella procedió a coronar la imagen venerada en la Basílica del Salvador, de propiedad de la Cofradía Nacional del Carmen.
Este acto se realizó en el Parque Cousiño (hoy O’Higgins) con la asistencia de las más altas autoridades de la República, civiles y militares; del Episcopado Nacional, delegación religiosa y militar de la República Argentina; representantes de cada diócesis del país; miles de niños y jóvenes acompañados de sus familias; miembros oficiales y tropa de las Fuerzas Armadas, veteranos de la guerra 1879, más un enfervorizado pueblo que manifestó su alegría y devoción.
Con el correr de los años, y a consecuencia de movimientos telúricos y acciones climáticas, el Templo Votivo de Maipú se fue deteriorando, lo que suscitó entre los feligreses un llamado a las autoridades para construirle a la Virgen del Carmen un verdadero, digno y definitivo Templo Votivo en su honor.
El arzobispo de Santiago, más tarde primer cardenal de la Iglesia Chilena, monseñor José María Caro Rodríguez, acogió el llamado y el 16 de julio de 1943 constituyó la comisión Pro Nuevo Templo de Maipú.
El Excelentísimo Señor Nuncio monseñor Mauricio Silvani bendijo y colocó la primera piedra el 16 de julio de 1944 ante la presencia del Señor Presidente de la República don Juan Antonio Ríos Morales, del Señor Arzobispo de Santiago, Ministros de Estado, Cuerpo Diplomático, Delegación militar y religiosa de la República Argentina, Obispos de las Diócesis, Cabildo Eclesiástico de Santiago, autoridades militares y delegaciones de las Fuerzas Armadas, Párrocos acompañados de sus feligreses y una numerosa concurrencia de fieles.
Monseñor José María caro recibió en donación el 2 de agosto de 1945, la bellísima imagen quiteña de la Virgen del Carmen, obsequio que hicieron los descendientes del Capitán Lecuna, propietario de ella.
Fue llevada triunfalmente en peregrinación por todo Chile, volviendo a su sitio definitivo en diciembre de 1956: el Templo Votivo de Maipú. Este fue terminado y entregado por el gobierno de Chile a la Iglesia Católica presidida por el Arzobispo de Santiago Cardenal Raúl Silva Henríquez el 24 de octubre de 1974, fecha conmemorativa de la muerte del general Bernardo O’Higgins.
Durante 1986, todo el país de Arica a Punta Arenas como de cordillera al mar, se preparó para recibir a su Santidad Juan Pablo II. El llegó el 1º de abril de 1987 para una maravillosa visita de seis días. Uno de los actos en que participó fue su encuentro con las religiosas en el Templo Votivo de Maipú donde procedió además a coronar la venerada imagen quiteña de la Virgen del Carmen, Reina y Patrona de la República de Chile.
En el siglo XX, en múltiples episodios importantes del acontecer histórico, momentos de peligro, calamidades climáticas, así como en la lucha por la paz y la unidad nacional, el pueblo de Chile ha acudido siempre a “Su Carmelita”. Ellas se ha hecho presente con su protección para buscar y encontrar la solución y superar el peligro del odio y la división, lográndose con sabiduría y generosidad el entendimiento entre hermanos.
Nuestra Señora del Carmen ha sido siempre invocada para reconciliar y traer la paz…, para evangelizar y unir a todos los chilenos con el llamado de sus pastores, de ahí la tan repetida jaculatoria que el pueblo recita con frecuencia:
“Virgen del Carmen Reina de Chile,
salva tu pueblo que clama a Ti”.
6. María Santísima
del Carmen y el Escapulario
La devoción a la Santísima Virgen bajo la advocación del Carmen va unida al Escapulario desde que Ella, el 16 de julio de 1251, se lo entregó a san Simón Stock.
Esta devoción creció en forma notable en Europa y el escapulario lo trajeron a América los conquistadores en el siglo XVI, llegando a Chile gracias a los religiosos Agustinos.
7. Significado del
Escapulario
Para explicar la devoción y uso del Escapulario, es necesario tener presente que es un símbolo de la protección de la Madre de Dios a sus devotos y un signo de consagración a María aprobado por la Iglesia. Ante todo debe tomarse como una manifestación visible del vínculo de amor que une a quien lo lleva con la Santísima Virgen María y que lo compromete a imitarla en el seguimiento de Jesús y en la entrega generosa al prójimo.
La Iglesia guiada por el Espíritu Santo… reconoce que la piedad a la Madre de Dios de modo subordinada a la piedad hacia el Salvador y en conexión con ella, tiene una gran eficacia pastoral y constituye una fuerza renovadora de la vida cristiana.
Este signo de adhesión del laicado y de participación en el espíritu Carmelitano como en su apostolado, se hizo realidad al establecerse las Cofradías para difundir la devoción a María Santísima, las que se constituyeron en Chile en el siglo XVIII y que permanecen vigentes hasta hoy.
Su Santidad Pío XII el 11 de febrero de 1950 decía sobre el Escapulario: “Y en verdad, no se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna, en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen… Es ciertamente el Santo Escapulario como una librea Mariana, prenda y señal de protección de la Madre de Dios. Mas no piensen los que visten esta librea que podrán conseguir la salvación eterna abandonándose a la pereza y la desidia espiritual”.
8. Su objetivo de llevarlo y preparación necesaria para
recibirlo
María será siempre un camino para llegar a Jesús. Modelo de virtudes, para seguirla es bueno tener presente lo que su Santidad Pablo VI señala en su Exhortación Apostólica Marialis Cultus de 1974 como cualidades de María escritas en los Evangelios y que deben ser el proyecto de vida de quienes aspiran y tienen el escapulario:
* La fe y la dócil aceptación de la Palabra de Dios (Lc 1, 26-38; Jn 2, 5).
* La obediencia generosa (Lc 1, 38)
y la humildad sencilla (Lc 1, 48).
* La caridad solícita (Lc 1, 39-56)
* Y la sabiduría reflexiva (Lc 1, 29-34).
* La piedad hacia Dios, pronta al cumplimiento de los deberes religiosos (Lc 2, 21.22-40.41).
* Agradecida por los bienes recibidos (Lc 1, 46-49).
* Que ofrece en el templo (Lc 2, 22-24).
* Que ora en la comunidad apostólica (Act 1, 12-14).
* La fortaleza en el destierro (Mt 2, 13-23) y en el dolor (Lc 2, 34-35; Jn 19, 25).
* La obreza llevada con dignidad y confianza en el Señor (Lc 1, 48).
* El vigilante cuidado hacia el Hijo desde la humildad de la cuna hasta la ignominia de la cruz (Lc 2, 1-7; Jn 19, 25-27).
* La delicadeza provisoria (Jn 2, 1-11) y la pureza virginal (Mt 1, 18-25).
* El fuerte y casto amor esponsal.
Seguir a Jesús a través de ella es consecuencia de aquella fuerza pastoral que brota del culto tributado a la Virgen.
No es tarea fácil, pero sí camino de vida.
Quienes se preparan para recibirlo deben conocer su significado, estudiar las cualidades de la Virgen y su presencia en los Evangelios y participar en la reflexión con el catequista o sacerdote que los prepara ya que como culminación deben acercarse a los sacramentos de la Penitencia y Eucaristía.
Es necesario que se interesen por conocer las razones que ha tenido a Iglesia para autorizarlo y recomendarlo, bendiciendo e indulgenciando a sus devotos.
9. Materia, bendición
e imposición
Es Escapulario del Carmen simboliza una vestidura. La llevan los religiosos carmelitas y les cubre los hombros (scapula), el pecho y la espalda. Es de color café como el hábito propio de la congregación.
Ya en la tradición bíblica se encuentra la importancia del vestido: aparece como signo de la persona humana en su identidad y distinción; como muestra de amor que es lo que año a año hace Ana con su hijo Samuel (Sam 2, 19) y caracteriza las grandes funciones de Israel (1 Rey 22, 30).
El Escapulario es un trozo pequeño de paño café, que tiene a un lado la imagen de la Virgen y al otro el escudo carmelitano. Los devotos de la Virgen visten este hábito simbólico con humildad y su hechura sencilla es un compendio de modestia y candor. Por la oración se invoca el auxilio divino.
Para facilitar la práctica de esta devoción, su Santidad san Pío X autorizó a los fieles a usar una medalla con la imagen de la Virgen del Carmen y del Sagrado Corazón de Jesús como alternativa del escapulario de género, pero recomendó como preferible el uso de la pequeña tela por ser una expresión más simbólica y abreviada del hábito Carmelita.
Los oficios y los privilegios de la Santísima Virgen, siempre tienen por fin a Cristo, origen de toda verdad, santidad y piedad.
10. Bendición
El canon 1.166 del Código de Derecho Canónico dice sobre los sacramentales: “que son signos sagrados, por los que, a imitación en cierto modo de los sacramentos, se significan y se obtienen por intercesión de la Iglesia unos efectos principalmente espirituales”.
En el canon 1168 expresa que «es ministro de los sacramentales el clérigo provisto de la debida potestad; pero, según lo establecido en los libros litúrgicos y a juicio del ordinario, algunos sacramentales pueden ser administrados también por laicos que posean las debidas cualidades».
El escapulario debe ser bendecido e impuesto por primera vez por un
sacerdote, diácono o laico autorizado por el ordinario del lugar. La ceremonia
es breve y la persona que lo recibe se consagra a la Virgen y pasa a formar
parte de la hermandad carmelita. Por ello entra a participar de los deberes y
privilegios que esta condición le confiere.
«Toda bendición es alabanza de Dios y oración para obtener sus dones...; por eso la Iglesia da la bendición invocando el nombre de Jesús y haciendo habitualmente la señal Santa de la Cruz de Cristo» (CIC n. 1671).
En las ceremonias de imposición en cuarteles, hospitales, colegios, comunidades de base, etc., debe hacerse en lo posible en el templo, ya sea dentro o fuera de la Liturgia Eucarística. Si es sin misa conviene tener celebración de la Palabra.
Como parte de la ceremonia a la que hay que darle la solemnidad correspondiente, se sugieren como textos posibles del Nuevo Testamento, entre otros, los siguientes:
Gálatas 3,26‑28; Efesios 4, 22‑24;
Colosenses 3, 12‑17; Mateo 17, 1‑5
El ministro que preside da la bienvenida a quienes van a recibir el Escapulario y les invita a que aviven su fe y descubran el sentido del encuentro con la gracia de Dios y la bondad de María.
Bendice y asperja con agua los Escapularios diciendo:
«Señor Dios nuestro,
bendice estos Escapularios del Carmen
que estos Hermanos quieren vestir
como signo de dedicación
a la Madre de tu Hijo;
que este vestido les sirva
de estímulo ante las exigencias
evangélicas y de esperanza
de la vida eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor».
Amén.
11. Imposición
La entrega del Escapulario se hace sólo una vez en la vida. Si se pierde o destruye se puede sustituir por uno nuevo sin necesidad de nueva imposición.
Antes que el ministro lo imponga individualmente, luego de la Lectura Bíblica y bendición, explica brevemente el compromiso que se adquiere, el significado que da el llevarlo y su incorporación laical al Carmelo.
Recita en general o particular lo siguiente:
«Recibe este Escapulario
de la Virgen del Carmen.
Llévalo siempre
como signo de protección.
Que él te impulse
al amor filial a su Madre
y la imitación de sus virtudes».
Y les entrega a cada uno un Escapulario.
Luego añade:
“Yo usando de la potestad
que se me ha concedido
te recibo a la participación
de todos los bienes espirituales que,
por la misericordia de Jesucristo,
practican los religiosos Carmelitas.
En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.»
Invita a todos los que han recibido el Escapulario a consagrase a la santísima Virgen del Carmen, quienes procuraran en lo posible, hacerla todos los días
12. Consagración
a la Santísima Virgen del Carmen
«¡Oh, María, Reina y Madre del Carmelo!
Vengo hoy a consagrarme a Ti,
pues toda mi vida
es como un pequeño tributo
por tantas gracias y beneficios
como he recibido de Dios
a través de tus manos.
Y porque Tú miras
con ojos de particular benevolencia
a los que visten tu escapulario,
te ruego que sostengas
con tu fortaleza mi fragilidad,
ilumines con tu sabiduría
las tinieblas de mi mente
y aumentes en mí la fe,
la esperanza y la caridad,
para que cada día pueda rendirte
el tributo de mi humilde homenaje.
El santo escapulario atraiga sobre mí
tus miradas misericordiosas,
sea para mí prenda
de tu particular protección
en luchas de cada día
y constantemente me recuerde
el deber de pensar en Ti
y revestirme de tus virtudes.
De hoy en adelante me esforzaré
por vivir en suave unión con tu espíritu,
ofrecerlo todo a Jesús por tu medio
y convertir mi vida en imagen
de tu humildad, caridad, paciencia,
mansedumbre y espíritu de oración.
¡Oh, Madre amabilísima!
Sosténme con tu amor indefectible,
a fin de que a mí, pecador indigno,
me sea concedido un día
cambiar tu escapulario
por el eterno vestido nupcial
y habitar contigo
y con los santos del Carmelo
en el reino de tu Hijo”. Amén.
13. Homenajes de gratitud a la Virgen del Carmen
Múltiples son los homenajes de gratitud que el Pueblo de Chile le ha rendido en el transcurso de mas de cuatro siglos a su Reina y Patrona: la Santísima Virgen del Carmen.
La vivencia y vigencia de sus santuarios; las Iglesias y capillas dedicadas a ella en ciudades, puertos y cuarteles; la veneración de su imagen consagrada en los hogares; las procesiones con sus manifestaciones multitudinarias; los cantos, himnos, poesías y novenas escritas y rezadas para realzar su presencia en el corazón del chileno ... son un testimonio de amor y de fe que suscita incluso la admiración en muchos no creyentes.
Entre los homenajes que Chile desde sus inicios le ha brindado a la Santísima Virgen del Carmen se pueden nombrar los siguientes:
Los Santuarios, Iglesias y Capillas:
Dos son quizás los santuarios más importantes: el más antiguo se encuentra en Iquique, llamado de la Tirana, adonde miles de peregrinos lo visitan para su fiesta el 16 de julio y el de Maipú en la Región Metropolitana, al que llegan los fieles a cantar y bailar a Su Carmelita específicamente el 14 de marzo, recordando el aniversario del voto hecho un día por el pueblo y sus autoridades de construirle un templo donde se obtuviera la victoria que selló nuestra Independencia de España.
En todas las Diócesis en el país hay Iglesias dedicadas a Nuestra Señora del Carmen. Señalaremos dos Iglesias importantes por su historia: la primera se construyó, en Ñuñoa según documentos de la época en 1662 y existía para adoctrinar y proteger a los indígenas. La segunda la creó el Arzobispo Casanova el 2 de junio de 1895 en la Iglesia de la Victoria en Maipú siendo su primer párroco monseñor Germán Gamboa. Ambas han cumplido una magnífica labor evangelizadora.
Las Fuerzas Armadas tienen capillas atendidas por Capellanes Militares, Navales, Aéreos y de Carabineros. Prestan sus servicios en sus cuarteles, puertos, hospitales, comisarias y bases aéreas e incluso dan atención en la Región Antártica donde hay una ermita dedicada a la Virgen Del Carmen. Desde la creación de la Fuerza Aérea y de Carabineros de Chile en el primer cuarto del siglo XX, recibieron atención de Capellanes de la Vicaría Castrense. Ambas instituciones reconocieron a la Virgen del Carmen como su Reina y Patrona en 1974.
15. Imágenes
Múltiples son las imágenes que se veneran a lo largo y ancho del territorio nacional. Destacaremos por su importancia y antigüedad las siguientes:
a) De los Padres Agustinos de Concepción: En la Iglesia de San Agustín en la región del Bío-Bío, se venera una Imagen de bastidor desde 1646, al cuidado de la primera Cofradía del Carmen que se fundó en Chile. El padre Gabriel Riesco, O.S.A., ha dicho:
«No sólo tiene el título de antigüedad y ser la primera canónicamente Venerada en el país, sino el de una belleza extraordinaria».
b) De las Carmelitas Descalzas de San José: Esta imagen data de 1697 y esta en el convento actual en la Avda. Pedro de Valdivia en Santiago. Les pertenece a las religiosas desde la fundación del monasterio el 6 de enero de 1690. Ellas la recibieron por donación, al igual que la casona frente al cerro Santa Lucía, del Capitán don Francisco Bardeci. Este convento se llamó «El Carmen Alto».
c) Del Santuario Votivo de Maipú: El Capitán don Martín de Lecuna y Jauregui encargó en 1755 a Quito la hermosa imagen que se venera en Maipú. Junto a su familia le rendían culto en su chacra San Martín en Ñuñoa, y cada año se la prestaban a los religiosos Agustinos para el rezo de la novena, antes de la fiesta del 16 de julio. Luego era sacada del templo y llevada en procesión por la calle del Rey (hoy Del Estado), hasta la Cañadilla (Alameda B. O’Higgins). Fue obsequiada por los descendientes de la familia Lecuna al señor Cardenal José María Caro en 1945, quien dispuso que la imagen fuera llevada en peregrinación por todo Chile, instalándola definitivamente en el templo Votivo el 16 de diciembre de 1956. Su Santidad Juan Pablo II la coronó durante su visita en abril de 1987.
d) De la Cofradía Nacional del Carmen: Esta hermosa imagen fue encargada a Europa por don José Ramón Ossa y Mercado en 1828 y llegó a Chile en 1833. Es de madera policromada. Sus descendientes se la vendieron a la Cofradía del Carmen en 1923. Fue la elegida por el Episcopado Nacional para ser coronada luego de aceptar su Santidad Pío XI la solicitud de los Obispos de «confirmar y constituir Patrona principal elegida de toda la Nación Chilena a la Inmaculada Virgen Madre de Dios del Monte Carmelo... concediéndole todos los privilegios y honores que a los principales Patronos de los lugares por derecho competen».
El Señor Nuncio monseñor Masella, la coronó en 1926, luego que los fieles en todo el territorio nacional se prepararan para tan magno acontecimiento.
Las imágenes que se veneran en las diversas ciudades del país son sacadas en procesión especialmente para su fiesta, es una tradición que data desde la Colonia. En Santiago, la imagen coronada recorre sus calles el último domingo de septiembre, día dedicado por la Iglesia Católica a la Oración por Chile.
Se la veneró muchos años en la Basílica del Salvador, pero después del terremoto de 1985 se la trasladó a la Iglesia Catedral.
Su Santidad Juan Pablo II obsequió varias imágenes de la Santísima Virgen al pueblo de Chile con el fin que peregrinaran por todas las ciudades, Iglesias, oficinas, cuarteles, naves, etc. para buscar la unidad y reconciliación. La imagen del Carmen visitó incluso el Palacio de Gobierno y recibió el saludo de las más altas autoridades del país.
16. Monumentos y obras de arte
En el transcurso de los años muchas obras de arte han sido dedicadas a Nuestra Señora del Carmen. Pinturas en tela del Padre Pedro Subercaseaux, O.S.B.; el cuadro de Gil de Castro que se encuentra en el museo de la Catedral Metropolitana y la imagen esculpida por Jacome del Museo Histórico de Santiago, son algunas expresiones artísticas dignas de destacarse.
En monumentos al aire libre se puede mencionar por su importancia el construido en señal de gratitud en 1894 en territorio Palestino en la ciudad de Haifa. Es de bronce y mármol, acoge a los peregrinos de todas las naciones que visitan Tierra Santa y en su pedestal se lee:
“La República de Chile consagra este monumento a la Madre de Dios, Virgen del Carmelo Patrona jurada de sus ejércitos Protectora especial de sus hogares. En testimonio de gratitud y del amor que deben a Ella la nación y sus hijos».
Ave María, gracia plena da a los chilenos que te Veneran, amor de Patria y amor de Dios.»
El autor de esta iniciativa, monseñor Ramón Angel Jara, ayudado económicamente por los fieles, hizo construir en su diócesis de La Serena, en una colina, un monumento similar al de Haifa, donde se venera a la Madre del Carmelo hasta hoy.
17. Himnos escritos y oraciones
El pueblo de Chile desde los inicios de su evangelización gusto aprender con cantos las oraciones y expresiones de amor a su Madre del Carmelo. Estas formas de manifestar su gratitud se han conservado con el tiempo y muchas de ellas aún se cantan habitualmente.
Entre las canciones más conocidas podemos destacar las siguientes:
a) Himno de la Cofradía Nacional del Carmen que dice así:
1. Virgen del Carmen Bella, Madre del Salvador,
de tus amantes hijos, oye el cantar de amor.
Coro:
Dios
te salve María, del Carmen bella flor
Salve esperanza mía, Salve raudal de amor.
2. Salva, Señora a Chile, mira que es tu nación
guíala por la senda, de la virtud y honor.
3. Hasta tu trono suba, del pueblo fiel la voz,
que en tus benditas manos, pone su corazón.
4. Reina oh María en Chile, Reina en nuestra nación,
Reina en cada chileno, reina en su corazón.
5. Junto a ti nos reúnes, nos llamas con tu voz,
quieres formar de Chile, un pueblo para Dios.
6. Somos un pueblo en marcha, en busca de la luz
guíanos Madre nuestra, llévanos a Jesús.
7. Haznos cristianos Madre, cristianos de verdad,
hombres de fe sincera, de viva caridad.
Con la misma música y letra del primer verso y coro un sacerdote carmelita escribió varias estrofas dedicadas al Escapulario y a san Simón Stock.
b) El departamento de Pastoral del Templo de Maipú, escribió y puso música al siguiente himno dedicado a su Carmelita:
Contigo Virgen del Carmen, juntos en el camino,
tendremos la mano, para servir a Chile.
Yo soy el camino, dice el Señor
yo soy la verdad y la vida
he vencido la muerte y el dolor
en su Casa de alegre paz
mi Padre nos espera.
c) Himno del Centenario
El Presbítero don Abel Arellano escribió los versos del himno que se cantó en las fiestas del centenario de la batalla de Maipú el 5 de abril de 1918. La música la compuso el Maestro Celerino Pereira y cinco mil voces lo entonaron solemnemente en dicha ocasión.
Dice así:
Coro:
Del
Carmelo divina hermosura,
nuestra
Patria a tus plantas está.
Son
tus glorias su gloria más pura,
y su
estrella tu nombre será.
1. A Ti eleva doquier nuestra gente,
de tres siglos la dulce canción;
y palpita en el eco bullente,
siempre heroico, su gran corazón.
2. En dos mundos el cetro lucía,
que osó el pueblo con gloria embestir;
Y a tus pies quebrantábalo un día,
de Ti esclavo jurando morir.
3. A tu lado, de Chile el acero,
iluminaba con lumbre sin par,
y era suyo su lauro guerrero,
como suyos su monte y su mar.
4. A tu Enseña confiaron sagrada,
nuestros Padres su Patria y su honor,
Siempre en Chile será inmaculada,
será siempre tesoro de amor.
Coro
final:
Oye,
¡oh Virgen! el voto severo,
que
ante el mundo lanzamos aquí:
¡Antes
rinda su aliento postrero,
que
la Patria se olvide de Ti !
d) «Salve Augusta Patrona de Chile» es un himno compuesto por el Rvdo. Padre Juan Luis de Santa Teresa, Carmelita Descalzo, notable compositor musical, quién lo escribió y se cantó para las fiestas de la coronación, el 19 de diciembre de 1926. Consta de coro y varias estrofas:
Coro:
Salve
augusta Patrona de Chile,
que
arrullaste la Patria al nacer;
que
en tus manos llevaste su enseña
y a
tu lado la has visto crecer.
1. En las horas de gozo y de duelo,
en los días de guerra y de paz,
Tú la Reina serás de este suelo,
que es tu herencia, tu pueblo y tu altar.
2. En el rezo del santo rosario,
halló Chile su gloria y su paz,
y en los pliegues de tu escapulario,
el emblema de su libertad.
3. Eres Madre de los campesinos,
eres Reina de nuestra nación;
danos siempre el auxilio divino
y demuestra a tus hijos tu amor.
4. Defensora de nuestras familias,
Tu que apartas el vicio y error
haz que siempre la Patria te siga,
por la senda que lleva hasta Dios.
5. Sed guardiana de nuestra frontera
del marino la estrella polar,
defensora de nuestra bandera,
el amparo y la luz del hogar.
18. Escritos y poesías:
Entre los escritores carmelitanos más conocidos están los Presbíteros Abel Arellano y Julio Tadeo Ramírez. Gracias a ellos los fieles chilenos han podido saber la importancia que la Virgen del Carmen ha tenido en la Historia de Chile. Pero vale la pena conocer expresiones de fe contemporáneas. Destacaremos dos que por la condición de sus autores merecen una especial mención:
a) El saludo hecho en Antofagasta en 1969 por el poeta Andrés Sabella que dice así:
«¡Bienvenida, Carmen de Maipú!
Tu eres amiga y confidente del pueblo. En ti descansan los «rotos» garridos, llamándote sencillamente «Carmelita». Y, de ti las «chinas» encendidas de fervor recogen su ternura. Eres hermana a quien se le confían todo los atardeceres de la esperanza.
Cuando comenzaste a ser la Señora de Chile, llegaste a los hogares para aligerarles de sombras, para henchirles de suave luminosidad de amor. En 1818, los chilenos embarrados y ensangrentados, de Maipú miraron hacia lo alto para descubrirte. Allí, como una nube de ventura, o como una rúbrica de sol. Entonces arrodillándose y guardando las heroicas espadas, te escogieron como su Patrona...
Vienes ahora para decir a los chilenos que esta tierra de maravillosas sustancias, necesita ser regada sin descanso por el sudor nuestro de cada día, para que la unidad de la Patria sea la más sólida de nuestras fortunas y los chilenos crezcan en manantiales de abundancia y de libertad, de cultura y de justicia, de plenitud y de paz...
La voz del Carmen de Maipú no se levanta, en 1968, para gritar: ¡Fuego! Se levanta para gritar: ¡Hermanos! Y ordenanos construir. en lugar de trincheras gloriosas. surcos de heroísmo creador. A esta Carmen de Paz dan la bienvenida las aguas y las piedras del Norte. A esta Carmen del Trabajo saludan los hijos del trabajador pampino, el más bravo de Chile.
b) Un escrito de un poeta popular: Salvador Bustamante de Alhué publicado en 1973:
«Madre de todos los hombres,
estrella de nuestro emblema,
¡Oh Madrecita chilena
Madre nuestra Carmelita.
Hoy la Patria necesita
una gran nación de hermanos.
Haz que todos aprendamos
lo que Jesús ya lo dijo:
que un hijo con otro hijo
han de estrecharse las manos».
Para concluir estas notas que permitan llevar nuevamente a muchos el cariño y amor a la Madre del Carmelo, incluimos dos oraciones que se rezan habitualmente: llamadas Oración por Chile, ambas sintetizan nuestros diarios anhelos para nuestra querida patria.
19. Oración por Chile
Virgen del Carmen, María Santísima,
Dios te escogió como Madre de su Hijo,
del Señor Jesús que nos trae el amor y la paz.
Madre de Chile,
a ti honraron los padres de la patria,
y los más valientes de la historia;
desde los comienzos nos diste bendición.
Hoy te confiamos lo que somos y tenemos:
nuestros hogares, escuelas y oficinas;
nuestras fábricas, estadios y rutas;
el campo, las pampas, las minas y el mar.
Protégenos de terremotos y guerras,
sálvanos de la discordia;
asiste a nuestros gobernantes;
concede tu amparo a nuestros hombres de armas;
enséñanos a conquistar el verdadero progreso,
que es construir una gran nación de hermanos
donde cada uno tenga pan, respeto y alegría.
Virgen del Carmen, Estrella de Chile,
en la bandera presides nuestros días
y en las noches tormentosas
sabiamente nos alumbras el camino.
Madre de la Iglesia,
tú recibes y nos entregas a Cristo;
contigo nos ofrecemos a El,
para que sobre Chile extienda
los brazos salvadores de su cruz,
y la esperanza de su resurrección.
Amén.
20. ORACION POR CHILE
¡Oh Virgen Santísima del Carmen!
Llenos de la más tierna confianza,
como hijos que acuden al corazón de su madre,
nosotros venimos a implorar una vez más
los tesoros de misericordia que con tanta solicitud
nos habéis siempre dispensado.
Reconocemos humildemente
que uno de los mayores beneficios
que Dios ha concedido a nuestra Patria,
ha sido señalaros a Vos
por nuestra especial Abogada, Protectora y Reina.
Por eso a Vos clamamos
en todos nuestros peligros y necesidades
seguros de ser benignamente escuchados.
Vos sois la Madre de la Divina Gracia,
conservad puras nuestras almas;
sois la Torre poderosa de David,
defended el honor y la libertad de nuestra Nación;
sois el refugio de los pecadores,
tronchad las cadenas
de los esclavos del error y del vicio;
sois el consuelo de los afligidos,
socorred a las viudas, a los huérfanos y desvalidos;
sois el auxilio de los cristianos,
conservad nuestra fe y proteged a nuestra Iglesia,
en especial a sus Obispos, sacerdotes y religiosos.
Desde el trono de vuestra gloria
atended a nuestras súplicas,
¡oh Madre del Carmelo! Abrid vuestro
manto y cubrid con él a esta República de Chile,
de cuya bandera Vos sois la estrella luminosa.
Os pedimos el acierto
para los magistrados, legisladores y jueces;
la paz y piedad para los matrimonios y familias;
el santo temor de Dios para los maestros;
la inocencia para los niños;
y para la juventud, una cristiana educación.
Apartad de nuestras ciudades
los terremotos, incendios y epidemias;
alejad de nuestros mares las tormentas, y dad
la abundancia a nuestros campos y montañas.
Sed Vos el escudo de nuestros guerreros,
el faro de nuestros marinos
y el amparo de los ausentes y viajeros.
Sed el remedio de los enfermos,
la fortaleza de las almas atribuladas,
la protectora especial de los moribundos
y la redentora de las almas del Purgatorio.
¡Oídnos, pues, Reina y Madre Clementísima!
y haced que viviendo unidos en la vida
por la confesión de una misma fe
y la práctica de un mismo amor
al Corazón Divino de Jesús,
podamos ser trasladados de esta patria terrenal
a la patria inmortal del cielo, en que os alabaremos
y bendeciremos por los siglos de los siglos.
Así sea.
(Monseñor Ramón Angel Jara)
«Salve augusta Patrona de Chile,
que arrullaste la Patria al nacer;
Que en tus manos llevaste su enseña
y a tu lado la has visto crecer.
En el rezo del santo rosario,
halló Chile su gloria y su paz,
y en los pliegues de tu escapulario,
el emblema de su libertad.»
Santísima Madre de Chile guíanos
por los caminos de la paz,
del amor a Cristo y a su Iglesia,
siguiendo el ejemplo
de los que nos dieron Patria.
Sed guardiana de nuestra frontera,
defensora de nuestras familias
y que siempre vayamos por la senda de Dios.
Nuestra Señora del Carmen, Reina de Chile
¡Salva a tu pueblo que clama a Ti!
Mons. Joaquín Matte Varas Obispo Emérito Castrense de Chile
3586. Principales Santuarios en Chile
Ntra. Sra. del Rosario de las Peñas. Livilcar, Arica (1er domingo de octubre ).
Virgen del Carmen de la Tirana. Iquique (del 10 al 18 de julio).
San Lorenzo de Tarapacá. Tarapacá (10 de agosto).
Ntra. Sra. de Guadalupe de Ayquina. Calama (Fiesta principal, 8 de septiembre y 12 de diciembre).
Ntra. Sra. de la Candelaria. Copiapó (2 de febrero o domingo siguiente).
Ntra. Sra. de Andacollo. Andacollo (26 y 27 de diciembre, fiesta grande; 1er. domingo, octubre, fiesta chica).
Niño Dios de Sotaquí. Sotaquí. Ovalle (6 de enero).
Virgen de Lo Vásquez, Casablanca (8 de diciembre).
Virgen de las Cuarenta Horas. Limache (último domingo de febrero).
Ntra. Sra. de Las Mercedes. Isla de Maipo (24 de septiembre).
Ntra. Sra. de Lourdes, Santiago y Viña del Mar (11 de febrero).
Santa Gema Galgani, Santiago (14 de mayo).
Ntra. Sra. de Pompeya, Santiago (todos los jueves).
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Santiago.
María Auxiliadora, Santiago.
Nuestra Señora del Pilar, Santiago.
Inmaculada Concepción, Santiago.
Inmaculada Concepción, Cerro San Cristóbal (8 de diciembre).
Santuario Nacional de la Virgen del Carmen, Maipú (16 de julio).
Santa Rosa de Chocalán, Chocalán (30 de agosto).
Purísima de la Compañía, Graneros (8 de diciembre).
Santa Rosa de Pelequén, Pelequén (30 de agosto).
Nuestra Señora de la Merced de Alcones-Marchigüe, Rancagua.
Ntra. Sra. del Carmen, Curicó (16 de julio).
María Auxiliadora, Talca.
San Sebastián de Perquenco, Perquenco (20 de enero).
San Sebastián de Cohihueco (20 de enero y 20 de marzo).
Ntra. Sra. de la Candelaria, Carelmapu, Maullín (2 de febrero).
Jesús Nazareno. Isla Cahuach, Ancud (30 de agosto y 20 de enero).
Niño Dios de Malloco, Malloco (25 de diciembre).
Ntra. Sra. de la Candelaria, Chanco (2 de febrero).
Ntra. Sra. de la Candelaria, Rahue, Osorno (2 de febrero).
Ntra. Sra. de la Candelaria, San Pedro, Concepción (2 de febrero).
Ntra. Sra. del Rosario de Pompeya, Valparaíso (todos los jueves).
Ntra. Sra. del Carmen, Chillán Viejo (16 de julio)
San Pedro, San Pedro de Alcántara (29 de junio).
Ntra. Sra. del Carmen, Placilla de La Ligua (16 de julio).
El Señor de la Tierra. Illapel (6 de enero).
Ntra. Sra. del Carmen, Petorquita (16 de julio).
Sta. Rosa de Chocalán, Chocalán (30 de agosto).
Ntra. Sra. del Carmen, Pachacamita (último domingo de julio).
Ntra. Sra. del Palo Colorado, Quilimarí (16 de julio).
San Miguel de Calbuco, Pto. Montt (29 de septiembre).
Ntra. Sra. de Lourdes, Cavancha, Iquique (11 de febrero).
Ntra. Sra. del Carmen de La Ligua (16 de julio).
Ntra. Sra. de Schoenstatt (Santiago, Temuco)
Ntra. Sra. del Carmen. Chillán Viejo (16 de julio).
Ntra. Sra. de la Piedra, Combarbalá, La Isla (1er. domingo de mayo).
Virgen de Lourdes de Rilan (11 de febrero).
María Auxiliadora de Concepción (8 de diciembre).
La Virgen del Milagro del Boldo de Penco.
San Sebastián, San José de la Mariquina y Calafquén (20 de enero).
Ntra. Sra. del Camino, Metrenco, Araucanía (15 de agosto).
San Sebastián: Freire, Ultracauntín, Padre Las Casas, Loncoche y Panguipulli, Pto. Saavedra, Purulón y Lonquimay, Araucanía (20 de enero).
Ntra. Señora de Pompeya, Concepción.
Ntra. Sra. de la Purísima de San Carlos de Purén, Los Angeles.
Virgen de Lourdes del Cerro Ñielol, Temuco.
Ntra. Sra. del Carmen de Lonquimay, Temuco.
Ntra. Sra. de la Candelaria de carelmapu, Osorno.
María Auxiliadora, Pta. Arenas.
3587.
La Virgen María es venerada como Patrona en los siguientes países
latinoamericanos:
Ntra. Sra. de Luján, Argentina
Ntra. Sra. de Aparecida, Brasil
Ntra. Sra. de Copacabana, Bolivia
Ntra. Sra. del Rosario de Chiquinquirá, Colombia
Ntra. Sra. del Carmen, Chile
Ntra. Sra. de la Merced, Ecuador
Ntra. Sra. de Luján, Uruguay
Ntra. Sra. de los Milagros, Paraguay
Ntra. Sra. de Coromoto, Venezuela
Ntra. Sra. del Rosario, Guatemala
Ntra. Sra. de la Paz, El Salvador
Ntra. Sra. de los Angeles, Costa Rica
Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro, Haití
Ntra. Sra. de la Asunción, Nicaragua
Ntra. Sra. de Guadalupe, México
Ntra. Sra. de la Candelaria del Socorro, Perú
Ntra. Sra. de la Alta Gracia, República Dominicana
Ntra. Sra. de la Inmaculada Concepción, Panamá
Ntra. Sra. de la Divina Providencia, Puerto Rico
Ntra. Sra. de Suyapa, Honduras
Ntra. Sra. de la Caridad del Cobre, Cuba