Identidad |
Los Siervos del Señor de la Misericordia, fundados el 16 de Agosto de 1992 por el Sr. Pbro. Pedro Ortega Pelaya y la R. M. Nicolasa Torres Domínguez, forman un Instituto Apostólico de Vida Consagrada Clerical de derecho diocesano. Mediante la profesión de los votos de pobreza, castidad y obediencia, consagran su vida al único Dios verdadero, rico en misericordia, para dedicarse a obras espirituales, practicando la oración, es que es un grito a la misericordia de Dios. (Ef 2,4) El Instituto de Siervos del Señor de la Misericordia se compone de clérigos y laicos religiosos que participan de la misma vocación, consagración y misión; tienen iguales derechos y obligaciones, excepto de los derivados del ministerio ordenado, y les rigen las mismas normas. Todos cooperan en la edificación del cuerpo de Cristo, según las cualidades de cada uno y el oficio que desempeñan cada cual en el Instituto. |
|||||
Historia |
El Siervo de Dios Pbro. Agustín Ramírez Barba y la R. M. Reynalda Gallegos Franco, fundadores del Instituto de Siervas del Señor de la Misericordia, tuvieron en mente un vivo deseo de fundar, también, un Instituto de Siervos del Señor de la Misericordia y expresaron de viva voz y en varias ocasiones esta voluntad, ya que veían la necesidad de sacerdotes predicadores de ejercicios y retiros, confesores y directores espirituales. Con la intención de ver realizados los anhelos de sus fundadores, el Instituto de Siervas del Señor de la Misericordia comenzó a dar pasos para la fundación del Instituto hermano de Siervos del Señor de la Misericordia, a partir del año 1981. En 1992, un grupo de jóvenes recibió la explicación de la espiritualidad propia del Instituto, e identificándose con la misma, se comprometió a hacer presente, en estos tiempos, el reino de Dios, desde el estado de vida consagrada y sacerdotal con un apostolado sellado e impregnado del espíritu de las bienaventuranzas y de la misericordia divina como expresión de amor a Dios y a toda la humanidad El Emmo. Sr. Card. Dn. Juan Jesús Posadas Ocampo concedió un permiso para el inicio de la fundación del Instituto de los Siervos del Señor de la Misericordia, fechado el día 19 de julio de 1992; celebrándose el inicio de la fundación el día 16 de agosto de 1992 con una celebración eucaristica presidida por el Sr. Obispo Aux. Emérito Dn. Antonio Sahagún López en la Parroquia de San Francisco Tesistán, Zapopan, Jalisco, México; comenzando a vivir en comunidad el día 3 de Septiempbre del mismo año y en la misma localidad. |
|||||
Patronos |
El Titular del Instituto es Jesús Crusificado, el Cristo, es su advocación de Señor de la Misericordia, quien como buen pastor ha dicho Doy mi vida por la ovejas (Jn. 10,15) y es imagen viva del Padre de la Misericordia. A la Santísima virgen María, ejemplo sublime de perfecta consagración, el Instituto la honra como madre de Cristo y madre de la Iglesia, especialmente, madre que sostiene a las personas consagradas y la venera en su advocación de dolorosa al pie de la Cruz, como primera patrona del Instituto. El patriarca San José, varón justo y patrono de las vocaciones sacerdotales, a quien Dios le confió la educación de Jesús es para el Instituto signo elocuente en la escucha y la aceptación de los designios de Dios, en la prontitud de la obediencia, en el servicio oculto y en el amor al trabajo sencillo y al silencio interior. |
|||||
Lema |
El lema del Instituto Jesucristo, confiamos en ti, expresa la conciencia vivencial de las propias limitaciones y la fe en la esperanza depositadas en el Señor amorosa y libremente. Con esta expresión, que debe revelar y recordar la disposición interior y la asimilación de la propia espiritualidad, se adquiere la convicción de que, por la solas fuerzas humanas, no se alcanza la configuración con Cristo, quien es el camino, la verdad y la vida (Jn, 14,6). |
|||||
Escudo |
La corona de espinas es una insignia de la pasión de Cristo con tres gotas de sangre en el centro, que simbolizan los consejos evangélicos; significa la alegría de pertenecer exclusivamente a Dios, y de particiapr, por la consagración religiosa, en el ministerio de la redención; representa el compromiso de asumir con gozo la donación de la propia vida, unida a la de Cristo como "culto espiritual" y es aliento para dar testimonio de Cristo, el Señor, con la entrega de la propia vida, si su providencia así lo permitiera, para conformarse así con Cristo crucificado y resucitado. |
|||||