Desde hace tiempo los "médicos" han examinado este caso. Se ha preguntado a todos los especialistas, han acudido y prometido la curación, habiendo probado todos los remedios y finalmente fracasado.
Se esperaba mucho del doctor Ciencia, el cual decía que los progresos de la civilización salvarían al enfermo. Se le creyó, pero el enfermo está cada vez peor.
El doctor Política no tuvo mucha más suerte: discursos, conferencias, alianzas y al final... desorden y confusion.
Para el doctor Ateísmo sólo existe una causa de la enfermedad: "la religión". "Hay que extirpar este cáncer del hombre", dice él. Entonces será libre, feliz y próspero. Muchos países siguen sus métodos, y todos sabemos cómo les va e incluso cómo les ha ido a aquellos que confiaron en este método.
Un nuevo médico; el doctor Placeres. "Comed, bebed, divertíos", dice. Las multitudes se vuelven sobre todos estos placeres y se intoxican con todo este tipo de vicios, y muchos de ellos han perdido la vida por el camino. En este caso tampoco se logra la curación.
¡Nada funciona! ¡Esto tiene que cambiar!
Pero, ¿sabes qué es lo que tiene que cambiar? No es el exterior; es el interior. No es el orden social, es el hombre. No son los otros; soy yo. No son mis hábitos; es mi corazón.
La Biblia dice: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso" Jeremías 17:9. "No hay quien haga lo bueno" Romanos 3:12.
Entonces, pues:
Sólo hay uno que puede cumplir este milagro: JESUCRISTO. "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" Hechos 4:12.
Es preciso creer en el Evangelio, recibir en el corazón las Buenas Nuevas de Dios, inclinarse delante de la cruz de Jesús. Es necesario ponerse completamente aparte para dejar el lugar a Dios en esta obra de salvación. Es menester aceptar a Jesús como Salvador por medio de la fe.
Algunas veces los m‚dicos se encontran con enfermos que, a pesar de todo y estando a punto de morir, no ceden, y no les dejan que les ayuden, porque aún piensan que ellos mismos podrán salvarse sin ayuda del médico. A tales "enfermos" Dios no los cura. Se dirige a aquellos que se reconocen perdidos, que saben que sus pecados deben sufrir el juicio de Dios y que, para no caer bajo su ira, se echan en sus brazos.
Puede ser que digas que en dos mil años el Evangelio no ha sido capaz de transformer al mundo. Pero todos hemos de admitir que un remedio no puede ser eficaz si no se aplica correctamente. Por lo tanto el Evangelio no te servirá de nada si no lo usas personalmente, aceptando como verdaderas las declaraciones de Dios. Si el mundo no ha sido sanado es porque no ha aceptado el evangelio de Dios, tal como aparece en las Sagradas Escrituras, la Biblia.
"De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna" Jn 3:16. "Pero Dios... ahora manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por Aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos" Hch 17:30-31. "Os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios" 2Cor 5:20.
¡A qué esperas! Si quieres
ser sanado, acude a Jesús, Él, a diferencia de los médicos
de este mundo, SIEMPRE ha sanado a todos aquellos que a Él se acercaron.
Ahora te toca a ti. ¿Acudirás?