un militar mataronés en la guerra de Cuba. Por Jaume Vellvehí i Altimira. En diciembre de 1874, el general Martínez Campos capitaneó un golpe de estado en Sagunto proclamando Alfonso XII como rey de España, iniciándose así el período de la Restauración. La restitución de la monarquía borbónica fue acogida con especial satisfacción por los sectores conservadores catalanes. En 1875 se aplastó la última insurrección carlista, que en enero había afectado Mataró con el ataque de los carlistas, y que en noviembre habían atacado Vilassar de Dalt. El 1876 se celebraron las primeras elecciones generales de diputados a Cortes con sufragio censitario. Entre 1875 y 1877, el alcalde de Mataró fue el conservador Pelegrí Gallifa i Peris. Este entorno político es el que se vivía en Mataró cuando Francisco Puig inició su servicio militar. Francisco Puig i Fort nació en Mataró el 16 de agosto de 1856 hijo de Domingo Puig i Torrens i María Fort i Flotats. El 19 de febrero de 1877 iniciaba el servicio militar en Lleida donde permaneció hasta el 29 del mismo mes cuando embarcó hacia la isla de Cuba donde no llegaría hasta el 10 de mayo. Comenzaba así su particular "Aventura Americana". Vivió muy de cerca la primera de les grandes revueltas independentistas cubanas que fue vencida militarmente en 1878, firmándose el convenio de Zanjón que ponía fin a diez años de lucha de guerrillas. Sin embargo, la calma duró muy poco pues al año siguiente comenzó una nueva fase de la revuelta que se denominó "la guerra chiquita" por haber sido sofocada en junio de 1880. En septiembre de 1881 el mataronés se licenció retornando a la península. Pero a pesar de ello, Francisco Puig quiso reengancharse y así, a principios de 1882, está en la "Caja de quintos" de València en espera de embarcar. Finalmente zarpó en barco desde Cádiz y llegó a la isla de Cuba a finales de mayo del mismo año, pero ahora con el rango de cabo 2º por elección. En su expediente militar no consta ningún hecho destacable durante estos primeros años de militar profesional en Cuba, alguna leve enfermedad y algún permiso, pero sin abandonar la isla. Durante estos años estuvo en el Regimiento de Caballería Milicias de Matanzas. En 1883, por antigüedad, fue cabo primero, y en 1887 sargento segundo. Es a partir de la década de los noventa que su expediente comienza a reflejar la situación de la, por el momento, colonia de Cuba. En 1891 es sargento y está destinado en la guarnición del pueblo de Palma Soriano. El 10 de julio, a raíz de una patrulla que conducía por Santa Rosa de Bandolero Pardo, capturó al líder independentista Marcelino Almenara. Los independentistas cubanos habían adoptado la táctica de guerra de guerrillas y contaban con el apoyo de los norteamericanos. El 1895: Viva Cuba libre!. A partir de 1894, la situación se va agravando cada vez más y se empieza a entrever el estallido de un conflicto armado de mayores proporciones que hasta entonces. A finales de año, el gobierno español elaboró un último plan de reformas para Cuba, que representaba un punto de transición entre los deseos del gobierno y los de los representantes de la isla. Así, el 13 de febrero de 1895 el Congreso aprobó las nuevas reformas que, a pesar de todo, no evitaron que el 24 de febrero, en Baire, el líder independentista José Martí, que se había proclamado presidente de la República Cubana, diese la consigna de levantamiento armado con el grito de "Viva Cuba libre". Los alzamientos se generalizaron por doquier de la Isla: en Holguín, en Guantánamo y en la provincia de Matanzas. Entre tanto, Francisco Puig, ahora segundo teniente per antigüedad, continua de guarnición en Palma Soriano con una docena de soldados a sus ordenes. El 6 de abril los insurrectos atacan la guarnición: "...encontrándose con doce hombres a sus ordenes en dicho destacamento, fue atacado éste por numerosa fuerza enemiga que trataba a todo trance de apoderarse del cuartel lo que no consiguió siendo rechazada en absoluto y haciéndoles bastantes bajas contándose entre ellas la del jefe de la partida, cogiéndoles además armamentos e infinidad de efectos."(1) La eficaz actuación en ésta acción le valió la concesión de la Cruz de 1a. clase del Mérito Militar con distintivo rojo. El 19 de mayo moría en el combate de Dos Ríos el líder cubano José Martí. Hasta el mes de agosto de aquel año continuó en operaciones militares por la provincia de Santiago de Cuba y cambió de destino pasando al Regimiento de Caballería Hernán Cortés en el primer escuadrón de Santiago de Cuba. Su paga como segundo teniente era de 77,87 pesos. En éste destino, formó parte como escolta de las comisiones técnicas para la construcción y emplazamiento de fortificaciones, y participó en patrullas de control y en la conducción de convoyes militares. El 1896: violencia y represión El 1896 será un año de cambios en la situación militar. El general Martínez Campos, artífice del convenio de Zanjón en 1878 y totalmente incumplido por los españoles, y que en el momento de la insurrección fue enviado como capitán general de les fuerzas coloniales; estuvo muy cerca del desastre en el combate de Peralejo. Como consecuencia, en febrero de 1896 fue substituido por el general Valeriano Weyler quien cambió totalmente la estrategia seguida hasta entonces. La represión sobre la población indígena será muy dura y la guerra adquirirá una violencia extraordinaria. Pero estos cambios tendrán su eficacia. Así, la columna del líder cubano Máximo Gómez es derrotada en Moralito y la del otro gran líder Antonio Maceo, después de sangrientos combates en Punta Brava, es derrotado perdiendo la vida en el enfrentamiento. De ésta manera la insurrección quedaba muy debilitada. En ésta etapa de gran violencia, Francisco Puig sigue destinado en Santiago de Cuba realizando misiones de protección de convoyes de suministro a los destacamentos de la provincia. En éstas misiones vivió perfectamente la dureza de la guerra de guerrillas. Así, el 31 de marzo, cuando iba a suministrar de agua a un destacamento sufrió una emboscada: "...nutrido fuego con el enemigo siendo desalojado de sus posiciones y dispersando completamente..."(2) Que el 1896 fue un año de intensa actividad militar queda claro en su expediente donde se reflejan numerosas acciones de guerra: "...a las ordenes del coronel de Infantería D. Luis Molina con la que asistió a las acciones tenidas con el enemigo los días 6 y 7 de mayo en los Potreros Reserva y Sociedad, el 19 en Polvorosa y (...) subsistiendo en operaciones hasta fin de dicho mes que con su escuadrón se trasladó a Sancti Spiritus..."(3) Paremos atención a éste último destino. Per primera vez desde su estancia en Cuba, Francisco Puig llegaba a la población de Sancti Spiritus. Una población a la que irá destinado en distintas ocasiones y que habrá de marcar emocionalmente la vida de nuestro personaje. Durante éste año, participará en acciones de guerra en La Reforma, La Fama, San Manuel, Santa Teresa, en el potrero Las Tàpias, la Loma de las Pocetas, Arroyo Blanco y muchas otras derivadas de su destino en Sancti Spiritus. Por dichas acciones fue merecedor de otra Cruz del Merito Militar. Mientras estuvo en ésta guarnición su actividad consistía en la protección de la línea de ferrocarril que unía Sancti Spiritus y Tunas, y también la propia escolta del tren. Además, participó en operaciones militares concretes: "...asistiendo el 17 a la acción tenida con el enemigo en el punto nombrado el Juncal, uniéndose al siguiente dia 18 con la columna a las ordenes del Excmo. Sr. Gral. D. José López Amor con la que tomó parte en el combate tenido en el potrero las Damas donde cargó el escuadrón resultando muerto el titulado cabecilla Serafin Sánchez y otros...". (4) El 1897: La inflexión. El año 1897 marcará un nuevo cambio, que ahora sí, ya será definitivo. Las voces que se levantan en la Península y también las protestas internacionales denunciando el uso de una violencia desmesurada en Cuba, debilitaran la acción militar. En febrero de 1897 el gobierno de Cánovas del Castillo promulgó un decreto por el cual se concedía una amplia autonomía a la colonia. Finalmente se reconocía la antigua reivindicación como única solución posible a la guerra. Pero ésta concesión llegaba demasiado tarde y las negociaciones con los líderes independentistas, que se mostraron seguros y resueltos, fracasaron. Además, la ineficacia en la dirección militar y la participación norteamericana, conducirían al desastre del 98. Francisco Puig continuó el 1897 destinado en Sancti Spiritus protegiendo la línea de ferrocarril interviniendo en numerosas acciones de guerra. En julio fue destinado a Puerto Príncipe dónde intervino en numerosos combates habidos con la guerrilla. Por las acciones destacadas que tuvo a finales de 1896 obtuvo una nueva Cruz del Merito Militar y se le concedió la Cruz de María Cristina. Esta medalla además, le supuso también, el ascenso a primer teniente por méritos de guerra,(5) a parte de la remuneración mensual que recibía en concepto de poseedor de la medalla, i que en 1897 representaba 11,13 pesos. El 1898: Tiempo de Amor y de Guerra. El año 1898 lo inició pues, con un ascenso a primer teniente con destino en Puerto Príncipe, y con una paga de 89 pesos (representaba un aumento de 12 pesos respecto a la paga de segundo teniente), donde se hizo cargo de la protección de la línea de ferrocarril que unía Puerto Príncipe y Nuevitas. El mes de enero intervino en combates en la Sabana de los Quemados, La Esperanza, el Alto del Cedro y otros. Los cruentos combates y su participación destacada en la acción de la Loma del Infierno, le merecieron otra mención para la medalla del Mérito Militar. En ésta acción, se puede ver claramente la dureza de la guerra así como la violencia represiva de los españoles que atacaron y destruyeron el poblado de Nueva Habana. El 15 de febrero un hecho acelerará el desastre. El acorazado Maine de los Estados Unidos es hundido provocando la intervención directa de los norteamericanos a partir del 23 de abril. En la isla las acciones de la guerrilla cada vez son más continuas y generalizadas, hecho que podemos comprobar en el expediente de Francisco Puig. Des del 18 de febrero hasta el 5 de junio participó en 18 acciones de guerra diferentes. Una de les más destacadas se produjo en el lugar llamado Callejón de Arroyo Blanco, cuando iba con la columna del coronel Diego Muñoz cayeron en una emboscada de la guerrilla: "...donde a la izquierda y el centro se hallaba el enemigo emboscado en número crecidísimo haciéndonos un nutridísimo fuego que duró más de una hora dejando numerosos muertos de los que recogieron 19 e infinidad de armas y municiones sosteniendo fuego otra vez el 4 en Caorillas por tres sitios distintos y el 5 en "Camas"..."(6) Pero en medio de la violencia también había tiempo para el amor. En sus continuas estancias en Sancti Spiritus, Francisco Puig, conoció una joven cubana que trabajaba en una planchadora familiar donde los militares acostumbraban a llevar la ropa a lavar y planchar. El oficio de planchadora era, en aquella época, muy considerado y más aún en aquellas latitudes. Al fin, y quizás preveyendo ya el desenlace final, el 26 de mayo de aquel año se casó con aquella jovencita que aún no tenia los veinte años y que se llamaba Juaquina Pilar Gallardo Soriano y que era natural de Puerto Príncipe. En aquella misma calle, Francisco Puig, conoció a un niño a quien su mujer hacia de niñera por tratarse del hijo de unos vecinos; un niño que muchos años después re-encontrarian en la Península y que seria muy conocido. Se llamaba Antonio Machín. El 3 de julio se produjo el combate naval de Santiago de Cuba que hundió la marina española, y el 15 de julio Santiago de Cuba capitulaba. Durante los últimos meses, el mataronés, aún participó en algunos combates, el último habría podido ser fatal. El 7 de agosto, cuando iba de reconocimiento con su escuadrón por los aledaños de Puerto Príncipe, fue atacado en el destacamento de la Jurisdicción. Pero salió indemne. El 10 de noviembre se firmó el Tratado de París, y Cuba fue anexionada definitivamente a los Estados Unidos. Francisco Puig permaneció en Puerto Príncipe hasta el 21 de noviembre cuando "...con la Plana Mayor del Cuerpo, y por ferrocarril, se trasladó a Nuevitas en cuyo puesto y con motivo de la evacuación de la Isla embarcó a bordo del vapor correo Isla de Panay. Desembarcó en Santander el 6 de Diciembre siguiente..."(7) El retorno a casa. En enero de 1899 es dado de alta en Lleida como agregado, pero ya tiene su residencia fijada en Barcelona. El 18 de aquel mes se traslada ya definitivamente a Mataró donde fija su residencia. De hecho, tres días antes firma en Mataró la liquidación económica de la repatriación de su escuadrón. En éste documento (8) hay reflejados aspectos curiosos como la suma de 197,25 pesos en concepto de 3.945 raciones de pan llevadas de Cuba para la alimentación durante el viaje; o 335,74 pesos utilizados en el suministro de la tropa durante el mes de noviembre, el último mes antes de la repatriación... El 25 de agosto de aquel año, la reina regente en nombre de Alfonso XIII, le concede la última Cruz de primera clase del Orden del Mérito Militar con distintivo rojo por sus acciones durante las campañas de Cuba y en concreto por las que realizó entre mayo y junio de 1898 (9). La condecoración suponía una pensión de 13,90 pesos. El año 1904 pasó a la reserva y el 16 de agosto de 1907 obtenía la jubilación con una pensión de 187,50 pesetas mensuales. Habían sido 30 años de militar profesional, de los cuales 21 fueron en Cuba. A pesar de fijar su residencia en Mataró, vivió por temporadas en Barcelona, donde nacieron dos de sus hijos: Martí y Angeleta. Pero después de tantos años, la lejanía de Cuba le provocaba añoranza, quizás también influido por su esposa de origen cubano. Así, el 31 de setiembre de 1909 gestionó poder seguir cobrando la pensión del retiro en Sancti Spíritus, lugar donde pensaba fijar su residencia. Una vez en Cuba se establecen, efectivamente, en Sancti Spíritus. Población donde seguramente tenia amistades, que le proporcionarían las ayudas necesarias para poder hacerse cargo de la conserjería de la Colonia Española. De hecho, la Colonia contó, a partir del febrero de 1910 de una cantina que regentaba el conserje Angel Castillo. El 11 de setiembre de 1910 el mataronés recibió en traspaso la cantina y se hizo cargo de la conserjería (10). En éstos años de residencia en Cuba, nacieron sus hijos Blanca, Joan y Natàlia. Pero en 1915, y posiblemente por razones de edad, decidieron volver a Mataró donde, en 1919, moría a la edad de 63 años. El día de su sepelio, en el cuartel de artillería de Mataró, se dispararon salvas de honor. Su viuda, Juaquina Pilar, de quien le separaban más de 20 años, murió en Mataró el 1979 a la edad de 103 años. Como hemos podido ver se trata de una vida en el más puro estilo romántico y que quizá no va más allá del anécdota, pero que nos acerca a un personaje mataronés que vivió la guerra de Cuba en toda su extensión y, que por ello mismo, nos permite tener un testimonio directo de como se desarrolló la campaña militar más allá de los grandes sucesos bélicos o políticos. La aventura americana de Francisco Puig i Fort tuvo un final feliz. I de su participación en la miseria colonial española, hubo un fruto loable y que es el único a tener en cuenta entre los pueblos: el mestizaje.
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