EDUCACION: PILAR FUNDAMENTAL EN LA FORMACION INTEGRAL DEL HOMBRE EN LA LUCHA CONTRA LA IGNORANCIA, LA INJUSTICIA Y LA SUPERACION DE LA CALIDAD DE VIDA

Ponencia presentada por el Muy Respetable Gran Maestro de la Serenísima Gran Logia Nacional de Colombia con sede en Cartagena, Jorge Eliécer Salazar Avenia, ante el IV Congreso Nacional de Venerables Maestros y Maestros Masones, organizado por la Muy Respetable Gran Logia de Colombia con sede en Barranquilla, el día 12 de noviembre del año 2.000.


PLANTEAMIENTO INICIAL Y TEORICO.

La Masonería tiene dentro de los principios postulados y enseñanzas que constituyen parte esencial de su ideario moral y social, muchos relacionados con la educación. “Enseñar al ignorante” es una obligación del Masón. Por eso el tema de esta charla estará siempre presente en las inquietudes, declaraciones, Cartas o demás pronunciamientos que haga la Orden.

Recientemente la Confederación Masónica Interamericana emitió la CARTA DE PANAMA, ratificando el interés de la Sociedad Masónica de conseguir el bienestar común de todos los ciudadanos del mundo y de seguir teniendo la condición, probada a través de los siglos, de defensora de los principios humanitarios frente a los graves problemas que enfrenta la Humanidad. Los puntos 4 y 5 de esta Carta son la confirmación de la preocupación de nuestra Augusta Institución respecto de ese bienestar a que tenemos derecho todos los hombres. El número 4 dice:

“Ante el desasosiego que la globalización en sus aspectos negativos produce, la Masonería debe ser el medio para que esta tendencia sea concordante entre la paz de los pueblos, dando igualdad de oportunidad a los hombres que habitan nuestro planeta, para evitar la continua formación de estratos empobrecidos”.

Y el número 5, vinculado directamente al problema de la educación, es del siguiente tenor:

“Observa con profunda alarma, el número cada vez más creciente de analfabetos, que en el futuro se transformarán en seres de segunda categoría, por lo tanto, vuelve a reiterar su defensa de la enseñanza laica, capaz de propiciar en la mente de los educandos, una libertad de pensamiento, que los transforme en seres pensantes y capaces de disernir su propio futuro”.

La educación, a partir de consideraciones estrictamente pedagógicas está encaminada a la alfabetización y capacitación académica del hombre, pero si nos referimos a los condicionamientos filosóficos, religiosos, sociales y políticos inextrincablemente unidos a las consideraciones pedagógicas, nos llevan a concluir que la connotación moderna de la educación rebasa la concepción eminentemente popular de la misma para adentrarse en el campo de la ciencia. Es decir, no basta con enseñar científicamente el objeto, sino que el análisis debe hacerse con el auxilio de un método científico que permita su verdadero conocimiento.

El empleo de este método científico en la educación es lo que va a marcar la necesidad de una educación laica, que enseñe sin dogmatismo. Este criterio de laicidad, así entendido, es el que caracteriza la educación que defendemos los masones, la que debemos predicar y practicar.

Precisamente, José Pedro Varela el educador uruguayo sintetizó admirablemente este concepto cuando en su obra la educación del pueblo dice: “En lo filosófico no se trató más del espiritualismo metafísico de la conciencia romántica sino del evolucionismo laico de la conciencia positivista que marcó toda una etapa en la historia de la enseñanza laica.”

Y desarrolla, a partir de criterios como el transcrito, la tesis de que en lo socio-político no bastan el igualitarismo y democratismo, que eran base del ideal de la enseñanza gratuita y obligatoria que se da a finales del siglo XIX y comienzos del XX, sino que requiere de una posición realista, antropológica y sociológica que considere además el sentido y fin de la educación en relación con el entorno geopolítico y cultural, las circunstancias, necesidades y oportunidades del hombre. La educación así concebida fortalece el concepto de igualdad que debe darse en toda sociedad humana y que tan caro es al ideario masónico.

Según la afortunada frase del H\ Jaime Monestier la educación laica “es piedra angular y arco de resistencia en la construcción de la estructura filosófica de la masonería”. Pero este criterio eminentemente teórico debe conducir cuando se pone en práctica, a la satisfacción no sólo de las necesidades intelectuales y espirituales del ser humano, sino también a la capacitación para librar, dotado de mejores herramientas y conocimientos la lucha por su bienestar.

Por eso un concepto moderno de educación debe relacionar al hombre con la actividad productiva que le permita superarse personalmente y a la vez ser útil a la sociedad en que le ha correspondido desenvolverse.

Ha sido una verdad universalmente aceptada que la educación constituye factor necesario para la superación económica de los hombres. Entre nosotros, la educación ha estado sistemáticamente desconectada del aparato productivo del Estado, y, consecuencialmente, no ha sido motor que jalone el desarrollo económico y social del país.

La división operativa y administrativa, su poca cobertura, la baja calidad, la falta de mecanismos que permitan un adecuado aprovechamiento de los recursos físicos y humanos y una marcada tendencia teleológica hacia el academicismo, han evitado que la educación cumpla eficaz y eficientemente su papel en la formación social y económica del colombiano. Se producen así, de contera, desajustes en las oportunidades sociales que han ayudado a generar los amplísimos niveles de injusticia social que hoy son causa de muchos de los problemas que nos agobian. Esta situación se siente con mayor intensidad en aquellos centros rurales , e inclusive urbanos, situados en la periferia del territorio nacional.

Las pocas oportunidades sociales y económicas que genera la educación en Colombia tienen que ver con su precario aporte al mercado productivo. Como institución social, el mercado se mantuvo por mucho tiempo protegido y dirigido por el Estado hasta el punto que ese intervencionismo terminó anulando la iniciativa social y económica privada especialmente en los estratos medios de la sociedad.

La Masonería en el desarrollo de sus principios de igualdad y solidaridad debe propugnar y luchar por una educación que le permita a los sectores con menores oportunidades sociales y económicas, prepararse no sólo para subsistir sino para ser mejores y en esta sociedad de los siglos XX y XXI que nos ha correspondido vivir, la economía ha extremado su condición de factor determinante en el desarrollo tanto de los pueblos como de las naciones.

Por eso, al hablar de educación debemos necesariamente considerar ese hecho económico de la sociedad actual llamado globalización. Los efectos de esta globalización económica llevada al extremo en que se le ha colocado, va a significar además del empobrecimiento de las inmensas mayorías de los países del Tercer Mundo, una reducción de las oportunidades para estudiar de esas mismas mayorías. Aquí es donde vemos cómo la realidad socio-económica tiene que ser considerada al momento de educar.

Colombia es un país de exuberante belleza natural, pródigo en climas, suelos, fauna y flora; nuestras riquezas han atraído siempre a los inversionistas extranjeros o a los aventureros de otros lares como sucedió en el pasado. Sin desconocer que estas riquezas, dentro de un sentido verdaderamente democrático de la globalización, talvez algunos preferirían hablar de la socialización, podrían significar el despegue económico de nuestra patria, sería mejor, para el ideal masónico, hablar de la globalización del sentimiento y de la solidaridad en que nuestra Augusta Institución es pionera. Nuestros principios han sido universales desde siempre, o como se dice ahora globalizados. La Masonería universalizó la solidaridad humana y si hoy se globaliza la economía dentro de esos principios de solidaridad, estaremos propugnando también por la universalización de los sentimientos a través de esa misma solidaridad.

Los términos en los que se ha presentado la globalización de la economía conllevan la idea de intereses económicos que reducen al hombre a una nueva forma de esclavitud, en la que se le considera una máquina o eufemísticamente lo colocan al mismo nivel de la máquina, desconociendo siglos de lucha por construir una sociedad más humana, fraternal y solidaria. El paso de la sociedad esclavista a la democrática es un largo período de luchas en veces apenas pergeñadas, que cubre la mayor parte de la Histora de la Humanidad, que no pueden borrarse al solo impulso de los golpes de los gigantescos intereses económicos. Mientras la globalización presente al hombre como factor de riqueza y se olvide de que es un poseedor de cualidades y virtudes, lo está reduciendo a la condición de esclavo de sus propios inventos. En los términos de la globalización se ha dejado de hablar del hombre que es, que crea, que idea, que sueña y realiza, para concebir un hombre cuya misión es servir a la máquina.

Dentro de este mismo orden de ideas y para observar la forma como la falta de una verdadera educación, de una educación integral, ha venido incidiendo negativamente en la caliada de vida y desarrollo de nuestro pueblo, tomemos como muestra un botón y analicemos cómo ha sido el desarrollo económico del Departamento de Bolivar en relación con el aspecto educativo.

En el Departamento de Bolívar el decrecimiento que ha venido teniendo el sector productivo y por lo tanto nuestro desarrollo económico y social tiene que ver en muchos aspectos con la ausencia de una cultura empresarial generada desde el sector educativo. La educación en Bolívar- que escasamente en promedio llega al 44% de la población- casi nada ha aportado a la generación del empleo y el ingreso.

La falta de ¨iniciativa privada¨ ¨espíritu empresarial¨ y ¨gestión privada¨ de los bolivarenses no tiene nada que ver con nuestro ¨talante costeño¨, ¨complejo del dejao¨ o con ¨taras antropomórficas¨ heredades del pasado, como muchas veces pretenden explicar los deterministas del desarrollo, sino básicamente por las deficiencias del sistema educativo aunque haya influido obviamente el modelo de desarrollo centralista de los últimos 30 años.

En Bolívar, la educación se caracteriza por la desintegración institucional, la planificación inercial, el aislacionismo social y el tradicionalismo curricular, entre otras.

En el primer aspecto, es obvio que no existe un manejo administrativo integral de la política educativa, especialmente la superior. La Secretaría de educación y Cultura solo administra el servicio educativo hasta el nivel medio. No existe por parte del Gobierno Departamental una política seria y coherente frente a la educación superior no obstante ser del orden porque no brinda oportunidades para abandonar los campos laborales que requieren mano de obra no calificada y posibilita el aumento de salarios medios, aumenta la competitividad y las tasas de crecimiento y finalmente mejora la distribución del ingreso al reducir las grandes diferencias por especialización que reciben los más educados.

Por otra parte, algunos estudios realizados por el Departamento Nacional de Planeación (DNP) señalan que en aquellos municipios con mayor capital humano en promedio (mejores niveles de salud y educación en el conjunto de la población) tienen menores tasas de violencia. Por lo tanto, la educación es básica en relación con la paz, la convivencia, el sentido cívico, la cultura y la economía.

Desde una perspectiva de una educación integral, el modelo de gestión económica debe partir de una política y unas estrategias educativas que generen una cultura empresarial en el departamento; la formación y acumulación de capital humano calificado y la estrecha vinculación de los centros universitarios públicos y privados al sector productivo.

SISTEMA EDUCATIVO, CAPITAL SOCIAL Y SISTEMA PRODUCTIVO

La educación en Bolívar debe convertirse en el principal factor generador del ¨capital social¨que requiere el departamento para su desarrollo económico y social. Es claro que para generar desarrollo no solo hay que pensar en precios, capital y tecnología, sino también en la calidad de la interacción que la empresa va a encontrar con sus trabajadores, con otras empresas y con la comunidad en general. Esta red de relaciones, instituciones y normas que determinan la calidad de las relaciones de una sociedad es lo que los economistas denominan capital social.

De acuerdo con un estudio hecho por el DNP, Bolívar registra bajo niveles en los indicadores relacionados con la participación en política y en organizaciones cívicas y altos en los indicadores que muestran solidaridad social y pertenencia a redes informales de apoyo.

De allí que el diseño de la política económica departamental implique la elaboración e implementación de estrategias de corto, mediano y largo plazo que articule el sistema educativo al sistema productivo, para generar una cultura y un clima empresarial para el desarrollo.

Actualmente es claro que en el Departamento de Bolívar la educación y la producción económica andan cada una por su lado y muchas veces por caminos contrapuestos.

LA COBERTURA DEL SISTEMA EDUCATIVO

Uno de los principales problemas del Sistema Educativo de Bolívar es el de su baja cobertura.

De acuerdo con cálculos de la Unidad de Desarrollo Social y Misión Social del DNP, la cobertura de la educación preescolar en Bolívar es del 36.6% y en básica primaria del 81.5%.

En la básica secundaria, la cobertura neta es del 56.4% frente al promedio nacional del 61%.

En educación media la cobertura neta es del 38.1% frente 63% del promedio nacional.

En cuanto a la educación superior, la cobertura es aún más crítica. Según el ICFES en Bolívar anualmente de cada 100 estudiantes que terminan su bachillerato apenas logran ingresar 8 a las universidades.

Teniendo en cuenta que la baja cobertura y calidad educativa que tiene el Departamento afecta considerablemente sus posibilidades de crecimiento económico y los índices de bienestar social, es necesario desarrollar estrategias que permitan ampliar la oferta educativa, poniéndola por lo menos dentro de los promedios nacionales, y mejorando su productividad. En total se necesitan crear 250 mil nuevos cupos en educación preescolar, 135 mil en básica primaria, 88 mil en básica secundaria, 65 mil en media y por lo menos 15 mil en educación superior (técnica, tecnológica y universitaria).

Dado que la responsabilidad en la prestación del servicio público de educación preescolar y básica primaria es de los municipios y que no existe un real proceso de descentralización educativa, las autoridaes de Educación deberían tener como prioridad – de acuerdo con la ley- realizar una labor permanente de acompañamiento, complementación, seguimiento y evaluación tendiente a lograr el incremento de la cobertura educativa y mejorar la oportunidad y la calidad del servicio.

SISTEMA EDUCATIVO Y CULTURA EMPRESARIAL

Esto supone que la Educación debe contribuir a la formación integral de los educandos en lo social, lo político, lo moral, lo ético, lo científico y lo económico que los habiliten no solamente para aprehender, aprender y entender la realidad sino para adquirir destrezas y habilidades para su transformación y a través de ella garantizarle el bienestar económico y social.

Hoy nuestro sistema educativo solo capacita al individuo para un desempeño académico en el mercado laboral. Después de 12 o 13 años de permanecer en el sistema educativo, el bachiller sale sin saber hacer nada productivo porque durante ese largo tiempo no se le enseña qué producir y menos cómo producir.

Se trata entonces de generar al interior de nuestro sistema educativo una verdadera transformación institucional y curricular para el desarrollo económico y social, sin que esto vaya en menoscabo de la autonomía educativa, los derechos adquiridos de los trabajadores de la educación y los parámetros señalados por la Ley General de Educación.

Esa transformación institucional al Sistema Educativo supone la defensa y garantía de la educación pública y laica en todos los niveles, de los derechos adquiridos de los trabajadores de la educación y el control, seguimiento y acompañamiento permanente a la educación privada.

a) El rediseño curricular de la Educación Básica Secundaria, para establecer asignaturas que enseñen conocimientos básicos en gestión empresarial e internalicen en los estudiantes normas y valores que estimulen la creatividad, la competitividad y la permanente superación personal.

b) Orientar la educación Media hacia el aprendizaje de conocimientos, destrezas y habilidades técnicas que permitan a los estudiantes adquirir más de un perfil ocupacional y les de mayores oportunidades en el mercado laboral.

c) El fomento de nuevas modalidades pedagógicas en los niveles de preescolar y básica primaria tanto del sector público como privado.

d) La capacitación permanente de los docentes del Departamento en las nuevas áreas de enseñanza teórico-prácticas y la construcción de una cultura docente para el desarrollo económico y social.

f) El incentivo y el apoyo permanente a la investigación pedagógica.

LA EDUCACION SUPERIOR Y EL DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIAL DE BOLIVAR

La Educación Superior en Bolívar, igual que la básica primaria, secundaria y media, se encuentra de espaldas a la realidad económica del Departamento. Es necesario conectarla al sistema productivo otorgándole una mayor responsabilidad en la construcción del capital social que requiere el Departamento y en la reactivación de los sectores económicos y la generación del empleo y el ingreso para los bolivarenses.

La actual cobertura de la educación pública superior en el Departamento de Bolívar sólo atiende el 8% de la población que demanda este servicio. Los únicos centros educativos de este nivel son la Universidad de Cartagena, el Colegio Mayor de Bolívar y la Escuela Almirante Padilla. El primero se encuentra atravesando por una de sus peores crisis académicas, administrativas y financieras. El último tiene un acceso restringido por la naturaleza militar de la institución.

Por otra parte, las políticas y estrategias gubernamentales no integran el sistema educativo al sistema productivo ni al resto del sistema social lo que lo aísla en perjuicio del bienestar colectivo. La planificación inercial y el tradicionalismo curricular son factores que también impiden una verdadera articulación de nuestro sistema educativo al sistema productivo en particular. Los establecimientos de educación secundaria, media y universitaria poco aportan a la formación de un capital humano con visión empresarial y capacitado para hacer crecer nuestro aparato productivo real.

Por todo lo anterior, el ideal es diseñar y ejecutar una política educativa que permita generar en el corto, mediano y largo plazo un capital social a partir de una cultura empresarial capaz de crear no solamente una fuerza laboral eficiente y eficaz para la producción, sino, ante todo, una nueva clase de pequeños, medianos y grandes empresarios que conviertan al Departamento en un territorio con muchas oportunidades económicas para el empleo y el ingreso, donde no exista miseria ni pobreza.

Es evidente que el desarrollo de los llamados países del Tercer Mundo se encuentra limitado por el bajo nivel educativo de su fuerza de trabajo que, en América Latina, es de 5.3 años en promedio, muy por debajo de los patrones asiáticos y mundiales que son de 9 y 7 años respectivamente.

Elevar en un año el nivel de educación de la fuerza de trabajo –según los expertos del BID- equivaldría a crecer un punto más del PIB.

Entre los efectos que produce la educación sobre la productividad y el crecimiento se señalan: a) una mayor capacidad del individuo para adquirir destrezas y asimilar la información más eficientemente; b) las personas más educadas pueden adpatarse mejor a nuevas prácticas de trabajo, comunicarse mejor para resolver problemas, asumir responsabilidades más complejas de producción y administración y aprovechar mejor la tecnología.

En cuanto al impacto de la educación sobre la pobreza, es evidente también que ella contribuye a reducirla.

El desarrollo de una política educativa orientada hacia la productividad económica y social, permitirá en el mediano y largo plazo restaurar la identidad colectiva del pueblo, la cual se ha ido perdiendo como consecuencia del abandono a que ha sido sometido, la desintegración vial, la colonización comercial y en algunos casos el traslape y la imbricación de otras culturas.

La restauración de esa identidad colectiva permitirá reconocemos a nosotros mismos y a mirarnos como un país, como un hecho cultural y no como un simple conglomerado social. Al mirarnos como un país y actuar dentro de un concepto de ¨lo nacional¨ podremos restablecer las defensas económicas, sociales y culturales que nos viene arrebatando la globalización externa e interna y a partir de allí construir verdaderas oportunidades de desarrollo personal y colectivo.

Para terminar voy a citar el último párrafo de la Carta de Panamá, a la que ya hice referencia, que a la letra dice:

“Que la voz milenaria de la Francmasonería, repercuta en los corazones de quienes rigen los destinos políticos de las naciones para que su labor se acompase a las necesidades de sus pueblos y que permanezca atenta al cumplimiento de estos principios.”

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