MENSAJES DE NUESTRA MADRE MARÍA |
- Dios os ama y os pide que os améis, y el amor que Dios pide a sus hijos es algo más de lo que pensáis. El amor es entrega, una entrega bien extendida. El amor que de Dios nace en vuestros corazones, el verdadero amor es el que da la alegría verdadera a vuestra vida. Qué fácil os decís unos a otros que os amáis y qué confundidos estáis, pues no sabéis amar como Dios os quiere ver amándoos. Ese amor que afirmáis sentir por otros hermanos es, la mayoría de las veces, un sentimiento egoísta.
- Los impulsos del amor de Dios en el corazón del hombre son siempre impulsos para hacer el bien; no caben egoísmos en el amor de Dios. En el amor de Dios el respeto a la libertad del hermano es total, pero cuando amáis como hombres, como mujeres, ¿respetáis la libertad del que amáis? Rara vez dejáis libre al que, amáis, exigís correspondencia en vez de esperar respuestas libres a vuestro amor; buscáis lazos y ataduras que en el Cielo se desatan.
- Cuando se ama con el corazón limpio y sincero uno se entrega a la voluntad de Dios; y en ese acatamiento de la voluntad de Dios un buen hijo sabe interpretar las respuestas de los hermanos.
- Hay escritos muchos refranes que en verdad son eco de consejos de Jesús, pero hay otros que confunden a los corazones. "Si amas algo déjalo libre, si vuelve a ti era tuyo, si no, es que nunca lo fue", realmente confunde porque nadie es de nadie, todos sois de Dios. Si amas y hay respuesta, es Dios quien responde a través del corazón de aquel al que amas. La libertad, si no es respetada, llena de impurezas el amor. Os unís por simpatías, por intereses, uniones con verdadero amor de Dios desgraciadamente son muy pocas.
- En la mayoría de las parejas que deciden unir sus vidas uno de los miembros es el motor, el otro miembro se está dejando llevar. El amor que Dios pone en vuestros corazones hay que dejarlo crecer, hay que dejarlo florecer. El amor de Dios en el corazón del hombre no distingue entre varones y hembras, el amor de Dios en el corazón es un amor puro, es un amor entre almas, pero estáis acostumbrados a ensuciar todo lo que tocáis, y el egoísmo juega un papel muy importante en vuestras vidas porque no conseguís desecharlo de vuestros corazones; y continuamente os comparáis y continuamente deseáis vivir lo que otros viven.
- Cada uno por cada uno llegará a Dios, y solitos ante Dios daréis cuenta de toda vuestra vida. Cada uno por cada uno ha de descubrir en su corazón ese amor que Dios ha puesto en todos sus hijos; descubrirlo para dejarlo crecer, para poderlo dar a los demás, porque el amor de Dios en el corazón del hombre no se agota jamás. Y el que dice amar pero teme los malos modales, las malas respuestas de aquel al que ama no está amando de verdad.
- Clasificáis los amores y os equivocáis también. Las madres cuando aman a sus hijos con el amor de Dios, aman como Dios quiere; pero las madres y los padres aman a sus hijos, no como hijos de Dios que son, sino como propiedades particulares, no respetando la libertad que tienen. Sois de Dios, no os pertenecéis los unos a los otros. Dios os recoge por separado y os reparte por separado. La responsabilidad de los padres está en educar a esos frutos bien; y educar bien significa no engañarles, no meterles en el mundo que ya está ahogando tantas almas, marcar el camino, enseñar a que amen, a que amen puramente.
- Muchos afirmáis cuando vuestros hijos salen tan raritos, como, decís, que no han salido a vosotros, que han salido a lo que Dios ha querido; las culpas todas para Dios, las bendiciones a Dios son escasas. Los hijos de Dios cuando nacen en esta Tierra y se ven envueltos de un ambiente amoroso crecen firmes; cuando los hijos no se amoldan a los gustos de los padres se atan. Fruto de las ataduras de los padres, fruto del descuido de los padres es el descuido de las vidas de vuestros hijos. Mirad hacia atrás y reflexionad: ¿qué está primero en vuestras vidas? No sabéis valorar a un niño pequeño y antes que vuestros hijos han estado siempre otras cosas en primer lugar, vuestras casas, los coches, vuestros trabajos; mientras vuestros hijos tengan salud ya tenéis suficiente y no os dais cuenta de que el alma de vuestros hijos ha de evolucionar como las vuestras, y un alma para evolucionar hacia Dios necesita de amor de Dios.
- Los niños, a veces, parecen hombres pequeños sin ilusiones y marchitos, se han acostumbrado a dejar de reír para no molestar, se han acostumbrado a dejar de hacer gracias a sus padres para no molestar porque la mayoría habéis perdido la paciencia, habéis perdido una cualidad que del amor emana, del amor de Dios: La paciencia.
- Amáis pero no sabéis amar, vuestro amor es egoísta, vuestro amor es interesado, vuestro amor no es amor de Dios y cuando el amor de Dios nace en el corazón del hombre y uno se deja llevar, la alegría, como os he dicho antes, brota sin cesar, pero este mundo en el que os movéis no acoge bien a los enamorados de Dios y al final, pocos son los que mantienen puro un amor que ha nacido en el corazón.
- Jesús os ama, sabéis que es así, pero ¿qué significa que Jesús os ame? Porque entendéis el amor de Jesús de manera distinta al amor que vosotros sentís por vuestros hermanos; y el amor que siente Jesús por vosotros, el amor del mismo Dios a sus hijos, no tiene porque diferenciarse del amor que de vosotros ha de emanar. Empequeñecéis el amor de Dios con vuestras debilidades, las vergüenzas entorpecen vuestro camino, sólo estáis tres días en esta Tierra luego estaréis toda una eternidad donde vosotros mismos habéis decidido estar, porque cómo vais a estar lo decidís con vuestro actuar diario en este pasar.
- No podéis pretender ir más rápido de lo que podéis, hay unos pasos que dar para poder llegar a algunas metas. Si la libertad se vulnera, el amor que sentís deja de ser un amor alegre en vuestro corazón. Cuando os entristecéis y decís que amáis estáis estropeando ese amor que decís sentir. La alegría da alegría y la alegría de Dios en el corazón obra milagros, los ha obrado siempre y los seguirá obrando, porque la alegría en el corazón da confianza en Dios y quien confía en Dios recibe de Dios todo aquello que anhela. Todo aquello que se anhele con el corazón limpio Dios lo da, pero el corazón limpio ha de estar, y vuestros corazoncitos no están limpios.
- María (Mary) ¿Qué ensucia tu corazón?
(Mary: No lo sé Madre, será como todos.)
- ¿Qué crees que afecta más a tu corazón cuanto más alegre estás? ¿Qué es lo que más rápidamente te hace perder la alegría?
(Mary: Trato de sostenerla por encima de todo. Bueno, una vez la perdí por alguien que yo creía que me quería y no me quería. Una decepción de amor.)
- María (Mary), ¿cómo puedes afirmar que alguien que te quería no te quería?
(Mary: ¡Ah! porque se me explicó.)
- ¿Tú crees que alguien que quiere deja de querer?
(Mary: No.)
- Hay que tener cuidado con lo que se afirma. Dices que alguien que te quería...
(Mary: mostraba quererme y no me quería.)
- ¿Esa falta de respuesta es suficiente?
(Mary: Ahora sí me cogiste, Madre.)
- ¿Tú querías?
(Mary: ¿Sí yo amaba? No, tampoco mucho, porque ya se me olvidó.)
- ¿Por qué vuestra Madre le pregunta a María (Mary), guía de esta labor? Por una sencilla razón, porque lo que iba a contestar es uno de los principales defectos para que el amor de Dios crezca en vuestros corazones y se reparta. Cuando aquellos que queréis no os responden como esperáis, yo no digo que os entristezcáis, voy más allá, os enfadáis. Si de verdad amáis ... si de verdad amáis entregaríais ese amor en las manos de Dios. Si Dios responde, que responde siempre, y la respuesta que recibís no es de vuestro agrado podéis actuar de dos formas: respetáis la libertad de vuestro hermano o no la respetáis; si respetáis la libertad de vuestro hermano, esa tristeza, humanamente comprensible María (Mary) , duraría muy poco, pero si no respetáis la libertad de vuestro hermano ...
(Mary: perdona Madre, pero quieres decir que sí no te quiere, pues, que no te quiera y tú sigue queriéndole... )
- María (Mary) si porque te responda a favor le vas a querer y porque no te responda le vas a dejar de querer es que nunca le has querido. María (Mary) no confundas las cosas, la rebeldía propia de tu naturaleza humana y tu tozudes hacen que rechaces, que rechaces y digo bien, algunas cositas que Jesús ha puesto en tu corazón de forma consciente y pidiendo cambios.
(Mary: ¿Pidiendo cambios yo?)
- Tú y todos.
(Mary: Si Madre pero es que como la cojan a una por sorpresa ... No, si yo no estoy rechazando nada, lo que Él quiera.)
- Sobre todo ahora.
(Mary: Si ahora. ¿Madre por qué los humanos tenemos que esperar del otro para seguir manteniendo el amor?).
- Cuando uno ama, cuando un ser humano ama a otro ser humano, vamos a hablar claramente, lógico es que quiera y anhele compartir ese amor. Cuando el amor es compartido en la misma medida, ese amor crece, pero hay que cuidarlo bien. Si el amor que se comparte no es en igual medida por las dos partes, también puede crecer pero hay que cuidarlo todavía más; pero cuando el amor sólo viene de una de las partes, o esa parte desarrolla ese amor con una entrega total y con un respeto total a la libertad del otro, o si no, ese amor no podrá crecer. El amor entre dos nace como suma no de una sola de las partes, pero hay quien ha amado profundamente y ha conseguido despertar amor en aquel a quien ama; esos amores que sólo se sostienen con una verdadera confianza en Dios dan frutos siempre, dan fruto siempre porque son muy escasos. Cuando una ama y no tiene respuestas tira la toalla, pero antes de tirar la toalla hay muchas fases: tristezas, enfados, celos, y todo eso ensucia el alma.
- Humanamente los celos os separan, los celos son frutos del egoísmo. Muy distinto es la preocupación que sintáis los unos por los otros, la preocupación por cuidar el amor que manifestáis; pero los celos son otra cosa, los celos pueden romper, y de hecho así lo hacen muchas veces, relaciones que han durado tanto tiempo; porque no sois capaces de confiar y de esperar a que las cosas se ordenen y cuando uno no espera, cuando uno no sabe esperar, no sólo rompe relaciones que anhela que duren, sino que da marcha atrás en el camino hacia Dios porque pierde confianza en Dios, porque pierde confianza en Jesús, porque se cree olvidado de la Madre del Cielo como la llamáis, y no cuesta tanto, hijos míos, amar y respetar la libertad del que amáis. El respeto a la libertad une, pero tenéis en vuestras mentes grabado que ese respeto a la libertad es peligroso, y dejar libre al que se ama no es descuidarlo, es precisamente respetar lo que cada uno vive. Lo que cada hijo de Dios siente está siendo permitido por Dios por algo y para algo. Y todo lo que Dios permite son pruebas y las pruebas son para todos.
- Recordad y no olvidéis: Las ataduras en esta Tierra se desatan en el Cielo, sólo aquellas uniones verdaderas en Dios mantienen su lazo en el Cielo, pero son pocas, son pocas. Tenéis empobrecido el corazón porque sólo veis y queréis a los que tenéis a vuestro lado cerca de vosotros, cuando sois tantos, todos hermanos, hijos del mismo Dios. ¡Cuántas veces no habéis perdido la esperanza de encontrar a alguien en vuestra vida, después de una experiencia triste! y ¡cuántas veces habéis comprobado que Dios va ayudándoos y que en el camino seguís encontrando hermanos que ilusionan vuestra vida! Siempre estará en vuestro camino aquello que necesitéis para avanzar hacia Dios. Y cuánto más confiéis en Dios, más seguros podréis estar de que aquello que recibáis es firme y duradero.
- Las palabras de vuestra Madre, plasmadas a lo largo de estos mensajes
de los Jueves, son puestas en entredicho por algunos, algunos que escudriñando en estos
mensajes buscan el error, buscan la contradicción, y os dije una vez: El que busque
errores los encontrará, el que busque faltas las hallará, porque, hijos míos, para eso
está el mal acechando, para haceros dudar, para confundiros. Si leéis los mensajes que
Dios os está haciendo llegar a través de este servicio, si los leéis con humildad, de
corazón, no veréis en ellos ninguna contradicción, recibiréis de ellos lo que
necesitáis para aclarar esas vidas, encontraréis en ellos valentía para cambiar de
actitudes, para cambiar de comportamientos, para girar vuestras vidas ciento ochenta
grados; pero la lectura ha de ser una lectura con respeto, pero sobre todo con humildad.
Aquello que no entendáis, dejadlo estar, porque son mensajes de Dios y vuestro
entendimiento es corto aún para entender a un Padre que no conocéis bien.
No entréis en temas de discusión que no entendéis porque os perderéis.
- En más de una ocasión os he aconsejado que controléis lo que decís porque desperdiciáis muchas, muchas palabras por esas boquitas y dañáis sin necesidad y continuamente, a vuestros hermanos. Os defendéis con la palabra, parece que un buen taco, como los llamáis, os hacen sentir llenos. ¿Os parece bonito, acudiendo a estas reuniones tanto tiempo, seguir sin controlar ese vocabulario? Los que os escuchan, los que pronto sabrán que acudís aquí van a estar muy pendientes de lo que soltáis por esas bocas.
- Dios es el único que lee en el corazón, es verdad, y nobleza hay en vuestros corazones, pero Dios quiere recuperar almas, todas las almas y vosotros podéis ayudar a Dios a recuperar almas y en el ejemplo se recuperan almas. Aunque actuéis limpiamente, de corazón, si no cuidáis las formas podéis escandalizar y si escandalizáis aquellos que curiosos se acerquen a este lugar, defraudados marcharán sobre sus pasos.
- La alegría que Jesús os pide continuamente brota del corazón de manera espontánea cuando dejáis que Dios entre en vuestros corazones. No está Dios tan lejos. Todos tenéis problemas, todos habéis de superar obstáculos día tras día, no os comparéis, ni penséis que Dios no os escucha. Os dije una vez, el día y la hora de la partida está marcada, es voluntad de Dios que hay que respetar. Vuestros seres queridos que se encuentran enfermos o vosotros mismos con vuestros padeceres, tenéis que acatar la voluntad de Dios por encima de vosotros mismos. Si pedís a Dios que os sane, si pedís a Dios por otros, Dios os escucha, porque escucha siempre, pero recordad que Dios que responde lo hace a la medida de lo que necesitáis; y eso que pasáis, esos problemas que tenéis, si Dios los permite es porque no habéis despertado aún a la realidad que sois. Sois hijos de Dios, del que todo lo puede, del que todo decide.
- La voluntad de Dios no coincide siempre con la vuestra, cuando Dios responde como esperáis ¡bendito sea Dios! y cuando Dios no responde a vuestras súplicas y un hermano, por el que habéis pedido tanto, parte, muchos os habéis ensombrecido y habéis pensado que Dios no ha escuchado vuestras plegarias, o que no habéis acumulado méritos suficientes para ello, y os equivocáis, Dios recoge a las almas en el mejor momento para ellas y la evolución de un alma nada tiene que ver con la edad, para nada. Por eso los hijos y los padres rara vez se entienden, porque las almas no tienen igual estado de evolución. Y cuando los hijos descubren que los padres se equivocan empiezan los problemas, empiezan las decepciones. Estáis para ayudaros unos a otros, padres a hijos, hijos a padres. Dios pone a vuestro alrededor aquello que necesitáis. Os rodea de aquellos seres que necesitáis para avanzar, pone a vuestro lado hermanos que necesitan de vuestra luz y pone hermanos para que recibáis luz de ellos. Pone a vuestro alrededor hermanos de los que vais a recibir mucho amor y hermanos que necesitan de vuestro amor.
- Hasta que no entendáis que la casualidad no existe, que todo está en la voluntad de Dios permitido, no aprenderéis a avanzar. La libertad es respetada y a medida que vais decidiendo Dios va colocando en vuestro camino lo más propicio para que avancéis hacia Él, y a veces, desgraciadamente lo que necesitáis es un problema, una enfermedad para acudir a Dios. Si tuvieseis a Dios en el corazón no habrían problemas. ¿Verdad María (Mary)?
(Mary: Si Madre. Cuando se tiene a Dios los problemas están ahí pero se llevan bien.)
- ¿Y verdad que cuando los problemas agobian, hacen perder el sueño, Dios se siente lejano?
(Mary: Sí Madre, es lo que a mí me asusta en la Tierra.)
- Si ponéis a Dios en primer lugar en vuestra vida, poner a Dios en primer lugar, a Jesús, poner a vuestra Madre, como muchos hacéis, Dios en definitiva, delante, en primer lugar, toda vuestra vida se ordena, pero os empeñáis en no colocar a Dios en primer lugar, dejándolo siempre a vuestro lado pero no delante. No perderéis nada si por Dios obráis, se gana mucho más de lo que podéis imaginar. Si Jesús va delante de vosotros guiándoos y os dejáis guiar, toda vuestra vida se ordenará porque Jesús mismo ordenará vuestras cositas, pero tenéis que dejarlo. No se le pueden poner condiciones a Dios.
- Dios, decís, yo quiero amarte pero, por favor, que fulanito me quiera, o que menganito me responda. Sois mezquinos y desconocedores del tremendo Poder, la gran Misericordia y la total Justicia de vuestro Padre Dios. Pedid a Dios que haga de vuestra vida lo que El quiera, eso es lo que tenéis que pedir a Dios. Dejaos guiar. Yo os animaría, incluso más allá, a que pongáis toda vuestra vida en sus manos, a que no pidáis de manera concreta nada, porque si lee en vuestros corazones, conoce vuestros anhelos. Pedid simplemente a Dios que guíe vuestra vida, que guíe vuestra vida siempre y comprobaréis, a poco que lo intentéis, que brota de vuestro corazón sin que podáis retenerlo, un amor que da fruto, un amor que da alegría, un amor que permitirá que esos egoísmos que albergáis, se vayan difuminando y a todos esos que decís amar, los empezaréis a amar de verdad, porque los dejaréis libres, y entonces, sólo entonces, empezaréis a recibir más, muchísimo más de lo que esperáis. Pedid a Dios, hijos míos, siempre lo mismo; os cuesta pedirlo porque no tenéis fe, porque no tenéis confianza en que Dios verdaderamente existe, en que Dios verdaderamente es vuestro Padre, en que Dios os ha creado, os ha dado la vida y os mantendrá esa vida eternamente, aun cuando aquí tengáis que cesar la estancia.
(Antes de comenzar la manifestación Mary había bailado en el salón, y referente a ello hizo la siguiente pregunta a la Madre: ¿Te gustó antes, cuando bailé?).
- A Jesús le agrada veros contentos siempre, y fruto de la alegría es el baile, y fruto de la alegría es el canto, y fruto de la alegría es el mantenimiento de ese amor que no conseguís mantener limpio. Luchad por estar alegres porque estando alegres, ese optimismo que nace de la alegría se transmite, se obran milagros en los demás.
(Mary: Es que como Guillermo es un maestro yo aproveché para una clase.)
- Guillermo es un maestro ¿de qué es un maestro?.
(Mary: De baile.)
- Todos tenéis virtudes, dones que Dios ha puesto en el momento del nacimiento para que desarrolléis; sólo Dios en el corazón, imitando a Jesús, se desarrollan plenamente esos dones. Cuanto más cerca estáis de Dios más florece ese don, ese don tan importante que Dios os ha dado a todos que es la esperanza, sin la esperanza morís en vida. Todo es posible con Dios, absolutamente todo, y quien está con Dios sabe orientar su vida. Podéis ser maestros para otros, pero para enseñar primero hay que aprender, y el Maestro con mayúsculas es Jesús. ¿De dónde nace ese arte? ¿De dónde nace esa habilidad? Nace de Dios. Todas vuestras aptitudes y capacidades nacen de Dios que en su Espíritu derrama gracias continuamente.
- El hombre por sí mismo, como materia, no es nada sin Dios, sólo en Dios el hombre se engrandece, sólo en Dios el hombre es Jesús vivo también, porque hermanos en Jesús sois y podéis imitarle. Imitar a Jesús no es tan difícil, pero por lo menos hay que intentarlo.
- Qué gran diferencia entre Jesús y vosotros; Jesús hacía siempre lo que quería en la voluntad de Dios. Jesús fue admirado por muchos pero se quedó solito, solito; y hasta el final hizo lo que quiso en la voluntad de Dios. Si Jesús se hubiera dejado llevar por la opinión de otros, por la mirada de otros, por vergüenzas y ridículos sin sentido, no os hubiera redimido. Cuando se actúa en la voluntad de Dios, se actúa firmemente, no hay dudas. Y la luz que emana se trasmite con fortaleza. Jesús es luz, porque entregó su vida por los demás en la voluntad de Dios. Jesús es en Dios y Dios es en Jesús y Dios se acercó a vosotros humanamente y a pesar de esos acercamientos aún no os ha recuperado.
- Actuar en la voluntad de Dios sin entender nada no es fácil, lo sé por experiencia, pero también sé, por eso os insisto que vale la pena confiar ciegamente en Dios, aun cuando no le veáis, aun cuando en algunos instantes no le sintáis, no creáis; confiad en Dios y veréis que pronto todo se ordena. Pedid fe para que podáis pedir después a Dios con el corazón firme que os guíe en vuestras vidas. La fe en Dios la necesitáis, y os dije una vez: Pedidla todos los días, que a medida que la pidáis irá creciendo poquito a poquito.
- Las caídas son diarias, pero también diariamente hay que levantarse y seguir hacia adelante. Mirad atrás sólo para recoger las enseñanzas. Mirad hacia adelante con la intención sincera de ir haciendo las cositas cada día mejor.
- Dice Jesús que hará brotar en todos vuestros corazones amor puro que va limpiar el amor que ahora albergáis y que, en algunos, va a nacer por primera vez, es promesa de Jesús y cuando Jesús promete no suele tardar en conceder; excepto una de las promesas que escrita está, las promesas de Jesús son ágiles. Que esa limpieza que vais a notar en el corazón, que va a haceros sentir más limpios y más libres, la aprovechéis para corregir esos sentimientos desordenados y egoístas, y para aquellos que sientan amor, amor verdadero, que no se extrañen, que no se extrañen, pero cuiden, cuiden bien de ese amor para que no se ensucie.
- Levantaos. En la voluntad de Dios, en la voluntad en la que deberíais estar más que en la propia vuestra, Dios os bendice. En su Nombre, en el Nombre de Jesús y en el Nombre del Espíritu Santo quedáis bendecidos. Que esta bendición, como tantas otras que se han derramado, os dé fuerzas para hacer lo que tenéis que hacer, para seguir adelante con esos impulsos nobles que Jesús ha prometido esta tarde que va a poner en vuestros corazones, porque cuando Jesús promete hacer brotar de vuestros corazones amor puro, se traduce en impulsos nobles de actuación. No coartéis esos impulsos, sed valientes y atrevidos para confesar vuestros amores, para aceptar los amores de otros respetando siempre la libertad de todos los que os rodean. Quedad en paz y portaos mejor.