Naturaleza de la vocación religiosa
Método para conocer la vocación
Aplicación a un caso particular
Fidelidad a la vocación recibida
Tentaciones contra la vocación
La
biografía de san Miguel y las declaraciones del proceso de canonización, lo
presentan como maestro eminente en materia de vocación. Se lo consultaba a
veces de muy lejos. Sus respuestas eran cumplidas como órdenes de Dios mismo.
Seguramente,
más de una vez, le favorecieron milagrosas luces para conocer las conciencias y
los llamados particulares de Dios. También poseía principios seguros para
orientar a las almas y discernir las vocaciones. Las explicaciones recogidas de
sus labios y de sus escritos bastarían casi para hacer un tratado completo
sobre el tema.
Naturaleza
de la vocación religiosa
Dios pide a todos evitar el pecado y llegar a un cierto grado de santidad. Es la senda de los mandamientos: los que andan por ella van por la senda común.
Pero hay otra senda más estrecha que conduce a una santidad más perfecta por la práctica de las más altas virtudes: es la senda de los Consejos, porque Dios no la impone con el tono de una orden. Dice sólo al alma generosa: Si alguien quiere venir en pos de mí (Mt. 16, 24); si alguien tiene sed (Jn. 7, 37). No dice: velitís, nolitis, bibendum vobis est (queréis, no queréis, hay que beber), sino: "Si alguien quiere, si alguien tiene sed, que venga y beba".
Hay personas que quieren los milagros como señales de vocación a la vida religiosa. A falta de milagros, consultan cien veces a directores espirituales, confesores, etc., y esperan eternamente a que Dios, el confesor, les manden. Aquí no se trata de mandamiento o precepto; se trata de insinuación, consejo, liberalidad de Dios, De sobra para almas generosas. ¿Acaso la esposa necesita una orden para testimoniar su ternura a su marido y entregarse a él? El alma generosa, en cuanto Dios la invita y le expresa un deseo, se lanza hacia Él, derriba todos los obstáculos por medio de los votos de pobreza, castidad y obediencia, se le une más perfectamente por el amor, multiplicando y estrechando los lazos que la tenían ya unida a Él (I).
En materia de vocación, ¡cuántas faltas cometen los directores de conciencia! Unos debilitan la atracción con consideraciones y razones sacadas de su manera particular de ver las cosas, de sus prejuicios, inclinaciones naturales, etc. Otros, con insinuaciones, promesas, etc., se inmiscuyen en señalar vocaciones
La vocación sólo viene de Dios. ¡Ay del hombre que se arroga el derecho! Hay, pues, que ayudar a conocer la voz de Dios, hacerla más sensible, empujar por encima de los obstáculos que se presentan. Para ello, se necesita santidad. Hay que tener el alma y el corazón familiarizados con su voz para distinguirla en medio de los ruidos que ensordecen a los hombres. Luego, señalársela y, una vez bien conocida, hacérsela aceptar a pesar del mundo y del demonio. Pureza, saber las cosas de Dios, perseverancia y firmeza; todo eso necesita el director espiritual para descubrir y guiar las vocaciones (I).
Existe una medida de gracia a la que Dios nos llama. No podemos sobrepasarla, pero tenemos que alcanzarla. Para llegar a ella en la oración, hay que entrar en el interior, cerrar la puerta, subir a lo alto del alma, ponerse frente a frente, corazón con corazón, ante Dios.
Para conocer la medida de la gracia, la gracia misma, para sentirla, hay que rezar como se debe; da nobis codem spiritu recta sapere (danos gustar lo recto en el mismo espíritu); pero, para eso, hay que saber discernir los espíritus.
En el consuelo, estamos ordinariamente bajo el influjo del Espíritu Santo. Podemos decir: bonum est nos hic esse (¡qué bien estamos aquí!). Sin embargo, con humildad y gran desconfianza, pues Dios actúa, es verdad, pero no está solo; actúa en el hombre, pero nuestra acción se une a la suya: intervenimos con nuestras debilidades e ilusiones, como san Pedro...
Sin embargo, es en el consuelo donde tomamos decisiones y elegimos. Entonces, el alma es arrastrada y llevada a Dios, impulsada a imitar a nuestro Señor Jesucristo. Aunque fuéramos llevados a ese consuelo por el demonio, deberíamos seguir el buen consejo dado por un mal consejero. Es el pensamiento de santo Tomás, cuando quiere que se actúe así, incluso en materia de vocación a la vida religiosa y seguirla cuando se siente atracción, venga de donde venga lo demás.
Es verdad que en el estado de consolación podemos, bajo el encanto de la atracción sensible, que esconde siempre un peligro. y por un celo inmoderado, que procede de un exceso de confianza en sí o del olvido de su miseria, podemos tomar resoluciones demasiado fuertes y, absolutamente hablando, podemos incluso embarcamos en una senda equivocada, seducidos por el demonio transfigurado en ángel de luz.
Esto quiere decir que hay peligros en el estado de consolación. Pero, sin embargo, ese estado es mejor; y, en cuanto a los tropiezos que conlleva, llegará un momento en que los descubramos: aparecerá la cola de la serpiente, se aclararán todas las astucias y se verá, al volver sobre los pasos de las deliberaciones, por qué sendas torcidas el mentiroso nos engañó.
Pero como el estado de consolación no nos salva del todo de cualquier ilusión, ¿no habría que dejar pasar el momento de fervor y de alegría espirituales para decidirse en frío y evitar así las exageraciones de una piedad demasiado entusiasmada? Sería exponerse a no decidirse por nada bueno. ¿Acaso queremos, por casualidad, que baje un ángel del cielo para hacemos conocer las voluntades de Dios? Una vez, pues, que estamos en condiciones de que las almas escuchen la voz de Dios según la ciencia de los santos y de la experiencia, se dan todas las garantías de una certeza moral. Esto basta y no se necesita esperar más.
¿Acaso podemos tener suficientes garantías para no equivocamos en mil asuntos de la vida en que, con nuestra pobre prudencia humana. zanjamos y decidimos lo más difícil entre nubes oscuras e incertidumbres que nos atajan? (I)
Método
para conocer la vocación
¿Cuál es el método para conocer la vocación?
1º Redoblar de celo en cumplir los deberes.
2º Renunciar a todo afecto desordenado.
3º Disponerse a la más perfecta imitación de nuestro Señor Jesucristo.
4' Rezar con profunda humildad, con total confianza, con incansable perseverancia.
5' Examinar y reflexionar bien porque. si no, podemos llegar a un montón de ilusiones y mentiras.
6' Exponer a quien corresponde, pero sólo cuando hayamos rezado como se debe y cuando examinemos todo ante Dios: pues sin esas dos previas precauciones, aunque consultemos al Papa, qué nos respondería" "¿Has rezado? ¿Te has examinado?"
7º Obedecer, en lo que nos concierne, sin demora, sin reserva. para siempre, más bien por amor que por otro motivo.
El examen lo haremos después de la comunión o en otras horas convenientes. Anotaremos las impresiones y luego las expondremos a quien corresponda y no al primero que se nos presente. De lo contrario, le sucedería al que hace retiro, lo que le sucedió a una persona de la región de Champaña que, tras un sereno examen de su vocación, entraba en el noviciado de las Hijas de la Cruz. De camino, se encuentra con un capellán de religiosas de clausura que le dice: tenéis que haceros carmelita. En materia de vocación, ¡qué fácil es ponerse de través y contrariar los designios de Dios! (I)
Aplicación
a un caso particular
Me preocupa tu situación. Veo perfectamente lo penoso y pelioroso de tu determinación. Sí, amigo, es doloroso ver a un joven como tú en conflicto, violentado, sin rumbo fijo. Ya es tiempo de elegir estado de vida.
La seguridad y la alegría sólo las encontrarás en una vocación divina conocida y aceptada, sea cual fuere. Toma, pues, una decisión para tu futuro según las reglas que te di en una hoja impresa los siete puntos enumerados en el párrafo anterior -. En caso de que tus ocupaciones no te permitan hacer en serio un retiro, tómate, en donde estás, un tiempito durante el cual:
1º redoblas de celo en el cumplimiento de tus deberes actuales,
2º renuncia a toda idea, a todo afecto perjudicial o sencillamente desordenado; pues, aunque por otra parte sea bueno, será tu perdición;
3º disponte a la más perfecta imitación de nuestro Señor Jesucristo, porque el mundo es un calvario; la cruz está en todas partes y en todas partes hay que llevarla con coraje y con constancia;
4º reza a Dios con fuerza para que te haga conocer su voluntad sobre tu futuro. Sólo Él sabe a lo que te destina y sólo Él puede dártelo a conocer. Rézale sólo a Él. Solo, ante Él, debes examinar las razones a favor o en contra del matrimonio o del celibato junto a tus padres, para ayudarlos, sostenerlos hasta la muerte, o bien la vida religiosa en comunidad.
5º expondrás todo lo que hayas sentido en la oración y en la reflexión a un director espiritual competente;
6º en fin, asumirás tu decisión como voluntad de Dios sin demora, sin reserva, para siempre, más bien por amor a esta adorable voluntad que por cualquier otro motivo. Una vez más, haz esto y estarás seguro y serás feliz, sea cual fuere la decisión que tomes en estas condiciones en que te encuentras (L).
¿Qué hacer frente a una oposición del exterior, de los padres, por ejemplo, a quienes nada los hace ceder? No descuidar nada para responder el llamado de Dios: sin demora, pero, sin embargo. observando los plazos de la Providencia; sin reserva para sí, pero con las reservas que Dios quiere. Desde el momento de su divina concepción, Jesucristo exultavit ut gigas ad currendam viam suam (se lanzó como un gigante a recorrer el camino» (Sal. 18, 6); desde ese momento, exclama: Aquí estoy. Sin embargo, se queda nueve meses en el seno de su Madre, treinta años en Nazaret, antes de predicar el Evangelio y de morir por nuestra salvación. Espera para hacer el beneplácito del Padre y, luego, muere en la hora que quiere ese entrañable Padre cuyo beneplácito es la razón de todo lo que hace.
Por lo demás, muy a menudo, los obstáculos son menos insuperables de lo que parecen.
No descuidar, pues, nada, pero responder con toda la delicadeza que exigen tales esponsales. Hay que explicar con claridad: "He tomado mi decisión; nada me apartará". Es lógico hacer para Dios los sacrificios que se hacen en el mundo para un casamiento y, a menudo, por una pasión. Por otra parte, lo que debe animamos, cuando sacrificamos los afectos familiares, es que Dios se encarga de todo y arregla todo a la perfección cuando se le obedece: el mejor medio para ser útil a Dios y a los familiares, es hacer uno mismo el sacrificio de lo que más queremos, como Abrahán.
Por consiguiente, todas las objeciones que encontramos en los sacrificios que hacemos no son sólidas. Son grandes pruebas muy delicadas ya que están en lo más íntimo de nosotros. Dios las exige, como las exigió siempre, para desarrollar, fortalecer la virtud y para brindar la ocasión de ser generosos. Ejemplo, santa Juana de Chantal, san Luis Gonzaga, etc.
En cuanto a la manera de vencer los obstáculos, la prudencia humana tiene su parte. Hay cuidados a tener en cuenta para evitar sobresaltos que podemos evitar. Así, para conseguir el consentimiento de los padres, lo mejor es redoblar en solicitud, en atenciones para con ellos. Hay quienes dicen: "Si no soy un poco brusco, nunca conseguiré el consentimiento---. En semejante circunstancia, lo primero que tengo que hacer es redoblar de celo por cumplir mis deberes.
A las vocaciones débiles, con todos los estorbos y dilaciones que sufren, hay que ayudarlas. Quien encara esta valiente misión tiene que atenerse a que se conozcan sus esfuerzos por aquellos a quienes van dirigidos, es decir, a los padres. Debe aceptar todas las responsabilidades y toda la lucha ante los hombres; y Dios le dará la razón.
Si los medios suaves, los más poderosos, no triunfan sobre una invencible resistencia, después de rechazos obstinados, entonces se torna esta decisión: desaparecer sin decir nada. dejando por escrito un consejo (I).
Hay gente descarrilada. Hay que colocarlos de nuevo en los raíles. A veces, lo hace la Providencia misma- pero es también asunto de los confesores,
El sacerdocio es más perfecto que la vida religiosa. Sin embargo. ,-,quién piensa en ello? Lo más perfecto es el episcopado. Los sacerdotes son partícipes de esa perfección. Los confesores de los aspirantes al sacerdocio deben tomar, en nombre de la Iglesia, las precauciones que toman los superiores de las comunidades religiosas. San Alfonso Ligorio decía: "Para ser religioso, consultamos veinte confesores, ¿y para ser obispo?..."
Cuando un candidato se presenta como llamado a la vida religiosa o al sacerdocio sin reflexionar lo suficiente, ¿,qué hacer? Es asunto de prudencia para el confesor. Hay que ayudar al postulante con la gracia de Dios. El postulante tiene que cumplir dos condiciones: desiderium et petitio (desear y pedir). Pues bien, a veces esas dos condiciones hay que sugerirlas. Ciertas vocaciones se descubren cuando se apuesta con seguridad que no existen. A veces, un toque de la Providencia las hace despuntar.
Otras, la dirección espiritual. Los confesores no deben, pues, ni demasiado impulsar ni demasiado rechazar.
No hay que rechazar demasiado a los aspirantes al sacerdocio: porque en el mundo todo invita a no ser sacerdote, todo conspira a ahogar la vocación. En otro tiempo, el sacerdocio era como obligatorio en ciertas condiciones. Hoy, la gente no quiere oír hablar más.
Por eso, hay que ayudar a la Providencia: tener en cuenta los antecedentes, apoyarse en ellos, hacerlos germinar, por decirlo así, como un padre.
Para conocer y hacer la voluntad de Dios, hay que disponerse uno mismo. Para hacer conocer y hacer seguir la voluntad de Dios, hay que disponer a los demás a la imitación de Jesucristo. ¡Cuánto alcance tiene la palabra disponer! Llega hasta las pesquisas de la oración -desear N, pedir -. hasta el primer germen, es decir, hasta los más insignificantes indicios de vocación que el confesor debe ayudar a sentir, a que renazca. casi a que nazca (I).
Fidelidad
a la vocación recibida
El alma generosa que se entrega a Dios abrazando la vida religiosa. debe cuidarse de los celos mismos de Dios. Debe cuidar su ceguera a indicaciones del Esposo, así como su sordera a insinuaciones del mismo. Sin eso, hay que temer por ella.
Ese fue el sentimiento doloroso que sufrió toda la Compañía de Jesús cuando supo que el compañero de trabajos y milagros de san Francisco Javier, sin caer en grandes desvíos y sin elegir la Compañía. se oponía, sin embargo, a ciertos empleos difíciles, etc. Se temía por él: y es que cuando Dios hace a alguien depositario de sus dones, quiere , le exige una entrega delicada, una ternura virginal y un abandono sin reserva.
Para ser un buen religioso, hay que ser idoneus, expeditus, expositus. Idoneus: apto para cumplir el fin del Instituto. Expeditus: libre de todos los lazos que contraríen sus aptitudes. Expositus: dispuesto tal cual es, sin nada, ante los superiores, para que lo empleen según sus aptitudes.
Para que una garlopa tenga todas las cualidades requeridas, tiene que tener buen filo. Pero no basta sólo esto. Mientras esté colgada de la pared. será un objeto inútil. Hay que descolgarla. No basta esto todavía. Debe verla y manejarla el obrero. Lo mismo el religioso (I).
Tentaciones
contra la vocación
Las tentaciones que tienes no deben asustarte ni desesperarte. Al contrario, tienen que animarte. El demonio mismo te ataca porque te tiene por amiga de Jesucristo, por persona muy piadosa. Quisiera hacerte cómplice de su propia desobediencia. Para ello. toca todos los resortes de su malicia. Lo mismo pinta tu situación fastidiosa, insoportable y al mismo tiempo te presenta el mundo que dejaste lleno de encantos, infinitamente envidiable, Te presenta la vida del claustro como un Tabor. Alternativamente se empeña en pintarte cuadros a su gusto, maliciosamente, haciéndolos agradables, si no llegan a subyugarte, al menos te perturbarán. te paralizarán. Así se presenta siempre, como un mentiroso y un homicida.
Seducirte o, al menos, desanimarte para hacerte cómplice de su crimen y precipitarte en su misma desgracia, es evidentemente el fin que se propone en su obstinada conducta contigo. Tenlo por dicho el plan infernal de tu eterno enemigo. Para lograr sus oscuros deseos, remueve cielo, tierra e infierno y, sobre todo, tus pasiones todas, todos tus actos sensibles...
¡Adelante, pues! Dios lo quiere. Aunque sufres algunas tentaciones, redobla tu empeño en seguir las santas reglas. Para realizar lo que tus superiores te digan, como digna y vigorosa Hija de la Cruz.
En lo que te concierne, cuanto más tentada, muéstrate tanto más serena, entregada a tu vocación, comulgando frecuentemente, pidiendo la comunión, al mismo tiempo que desprecias el furor del demonio y tus propias pasiones. No hablar de detalles fuera del confesionario, En el confesionario mismo, cuanto menos hables tanto mejor te irá, con tal de que vayas siempre adelante.
Haz lo que te digo y me dirás dentro de poco que, gracias a Dios, eres feliz. Así sea (L).
No hagas ningún caso de todas esas impresiones molestas, de todos esos razonamientos sugeridos por el demonio que demasiado a menudo te molestan. Nada semejante hace la gracia, pues nos hace sentir y creer nuestras propias necesidades, nos hace pensar en el Padre que nos mira yéndonos hacia Él, encontrando en su seno la calma y la paz. Mira la Magdalena, que siente y cree en su torpeza, piensa en Jesús, corre tras Él y encuentra en Él una paz inalterable...
¡Viva la alegría, viva la paz en Dios! (L)
Al menor indicio del llamado de Dios, hay que ir a Él, aunque nos empuje Satanás (I)
En materia de vocación, inclinarse siempre por lo que inspira mayor estabilidad. Dios no está en la inconstancia. Non in commotíone DoUlinus (3 Reyes, 19, 1 l). Permanece. Hay que ir hacia lo que no pasa o lo que menos pasa (I).
Si encontrara en la confesión a alguien que, luego de recibir por dos veces la absolución, me dijera no poder estar en el mundo, le diría prueba en un instituto religioso. Y, si a pesar de las precauciones, volviera a decírmelo, lo mandaría a la Trapa (C).
(1) Congregación fundada a principios del s. XIX por san Andrés Hubert Fourriet y santa Juana Isabel Bichier des Ages.
(2) Un santo vasco: el Beato Miguel Garicoits, de Gigord, 1936.
(3) Véase este relato en Bemoville, cap. IX: Triunfo del P. Garicoits.
(4) Correspondencia de San Miguel Garicoits 1 y 11, P. Eduardo Miéyaa (fuera de comercio).
(5) Charla dada en el seminario de Bayona. El texto completo fue publicado en el Echo de Betharram, enero-febrero de 1933.
(6) Vida y Cartas del P. Miguel Garicoits por el R.P. B. Bourdenne, 2' edición, 1889, p. 206-207.
(7) Aquí estoy, Dios mío, para hacer tu voluntad. Se humilló haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz
(8) Ver la continuación de este texto importante.
(9) Escrito del santo sobre la Forma de vida de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús.
(10) La biografía del P. Etchecopar, tercer Superior General de los sacerdotes del Sagrado Corazón de Betharram, se publicó en 1937 (Ediciones Spes) por el P. Pedro Femessole. Su beatificación ha sido iniciada ya en Roma y el proceso apostólico está terminado.
(11) Colección
de Pensamientos del R.P. Miguel Garicoits. Toulouse.
Privat, 540 pág. in 32, 1890.
(12) Lugar de ejercicios militares en Bayona.
(13) Alusión
a una conversación de Tauler, recogida por Surius. Tauler se encuentra con un
mendigo a la puerta de la Iglesia. Éste le dice cómo encontró la felicidad en
la renuncia a toda creatura para unirse sólo con Dios (Sermones de Tauler,
traducidos por Ch. Sainte-Foi,
Pousselgue, 1855, t, 1, p.65-67).
(14) San Miguel se sitúa aquí en el plano del destino eterno y no en el de la simple justicia conmutativa que regula las relaciones particulares entre los hombres.
(15) Estas notas son un resumen de una nueva meditación o el bosquejo de una charla. Encontramos muchos semejantes en los escritos.
(16) Alusión al golpe de Estado de Napoleón III.
(17) Alusión a los sufrimientos que marcaron el papado de Pío IX.
(18) Alusión a las rocas que dominan el santuario de Betharram.
(19) Estas palabras con que San Miguel gustaba resumir su ideal, están extraídas de Suárez (Rel. Soc. Jesu, Lib. 1, cap. 2, n. 8).
(20) El Uno. Leonide nació en Lestelle, cerca de Betharram. Entró como hermano lego y murió, como si fuera predestinado, a los 15 años. San Miguel, que lo conoció de pequeño, hablaba de él, luego de su muerte, así: "Amemos la Cruz, como el Hermanito Leorude, que todos conocisteis. ¡Qué maravilloso niño! A los 5 años, en lo más crudo del invierno, se hacía despertar, bajar de la cama, por su padre. Llamaba a nuestra puerta y se iba a la capilla. Tales felices disposiciones se multiplicaron con la edad. Admitido en la comunidad como Hermano, se convirtió, por su piedad y su amor a la Cruz, en modelo de los Hermanos. Niño como era, sabía la brillante filosoria del crucifijo, al punto de ser admirado por todos los que lo trataban (Vida, la Ed., p. 276).
(21) Secretario de Mons. Loyson, obispo de Bayona.
(22) "Lo
hice un ser espiritual, incluso en la carne... Y ahora se ha vuelto carnal,
incluso en el Espíritu" (Bossuet, Elevaciones, 7 a Sem., Y Elev. Cf. san
Agustín, La ciudad de Dios, Lib. XIV, Cap. 15. P.L. 61, 423).
(23) Vicario General de la diócesis de Poitiers y superior de las Hijas de la Cruz.
(24) Evaristo Etchecopar, tío del futuro P. Augusto Etchecopar.
(25) Alusión al desafortunado Sauzet, ejecutado el 27 de Febrero en Pradelles (Haute-Loire) y cuya muerte fue muy edificante.
(26) Se trata del P. Passaglia, salido de la Compañía de Jesús en 1859. La prueba, como intuyó san Miguel, le resultó favorable: murió en 1887. reconciliado con la Iglesia.
(27) Esta reprimenda de san Miguel apunta a las gestiones hechas por algunos misioneros de América ante la Santa Sede para obtener más amplios poderes a fin de ejercer el ministerio sacerdotal en otras provincias. fuera de la diócesis de Buenos Aires.
(28) Alude al suplicio de Sauzet. Según declaraciones del sacerdote que lo asistió, san Miguel creía en la inocencia del condenado quien, calumniado, aceptó con heroísmo la muerte antes que denunciar al verdadero culpable.
(29) Industrias para curar las enfermedades del alma: publicación del P. Claudio Aquaviva -finales del s. XVI-, Superior general de la Compañía de Jesús. San Miguel apreciaba mucho esta obra y la recomendaba mucho a los superiores.
(30) Obra publicada en los inicios de la Compañía y que contiene preciosas indicaciones para hacer con provecho los Ejercicios Espirituales de san Ignacio.
(31) Mons. Lacroix, al no querer establecer la comunidad de Betharrani como Instituto religioso, permitió, con muchas restricciones, pronunciar los votos.
(32) Bossuet había dicho casi lo mismo: "Sin apenamos por rebosar de pensamientos ambiciosos, preocupémonos por alcanzar horizontes lejanos de bondad; y, en oficios delimitados, tengamos una caridad infinita (Sermón sobre La ambición, Ed. Lebarq, T. 4, p. 153 ».
(33) El venerable P. Luis Eduardo Cestac, fundador de las Siervas de María de Anglet (Bayona).
(34) El P. Rossigneux era catedrático de Universidad.
(35) Era el momento en que el P. Garicoits sometía a Mons. d'Astros el proyecto de fundar el Instituto.
(36) San Miguel recurre muchas veces al ejemplo del ferrocarril y saca diversas conclusiones. Su espíritu, muy sensible al progreso, estaba fuertemente conmocionado por el tipo de locomoción, nuevo entonces, que cambiaba considerablemente las condiciones de los viajes y facilitaba así los desplazamientos de los misioneros.
(37) San Alfonso Ligorio era hombre de experiencia. Encaraba las cuestiones, las verdades, del lado práctico. Era prácticamente práctico, practico practice. ¡Cuántas aberraciones en los que miran las cosas especulativamente! ¡Cuántas falsas decisiones! Jansenistas apartando a pueblos de la comunión y dejándolos vivir como animales. [ Apreciación valorativa del P. Garicoits ]
El
origen de los textos se indicará por las siguientes letras:
I: Cuaderno inédito de conferencias de san Miguel.
C: Cuaderno del Hno. Cachica, escolástico, que recogió preciosos
apuntes de las conferencias y de las clases de san Miguel en 1858 y 1859. S:
Sumario de testimonios en el proceso de beatificación.
V: Vida de san Miguel, por el P. B. Bourdenne