El Mensaje de San Miguel
El último Capítulo General quiso dar un nuevo impulso de vida a Betharram. Todo quedará en buenas intenciones si cada religioso y cada comunidad no se hace esta pregunta: ¿Cómo tenemos que vivir hoy el mensaje que nos dejó San Miguel?
Creo que ante todo hay que especificar - más allá de una situación social determinada- cuáles fueron las ideas fundamentales de San Miguel para tratar de vivirlas. Es un estudio que hay que hacer y que me parece esencial.
Ahora sólo quiero sugerir algunas ideas para iniciar un estudio más completo y riguroso.
1º) Por San Miguel: el Espíritu Santo ha suscitado en la Iglesia una familia religiosa cuya misión propia es reproducir y manifestar el impulso del Verbo Encamado que dice a su Padre: Ecce Venio, para cumplir su Voluntad que consiste en salvar al mundo. (cf. R-V- art. 2). Serían numerosos los textos de San Miguel que apoyarían esto. No entiende el Sagrado Corazón sino en la actitud del Ecce Venio. de13 que hace su ideal desde ese momento (M.S. pg. 67).
"Ah si se pudiera reunir una sociedad de sacerdotes que tuviesen como programa, el mismo programa del Corazón de Jesús" (D.S. pg. 43). El P. Garicoits quiere su familia religiosa animada con el mismo impulso espiritual que empuja al Sagrado Corazón a ofrecerse al Padre para la Redención de los hombres. Este tiene que ser el impulso interior que tiene que animar nuestra vida espiritual y apostólica. impulso que el P. Garicoits quería: "sin llegar tarde. sin condiciones, sin volverse atrás, por amor", reproduciendo el impulso del Sagrado Corazón.
2º) La mirada de fe que San Miguel echa sobre el hombre y el mundo a partir del Misterio de la Encarnación es siempre actual. De ahí surge toda la fuerza de la Misión apostólica. ¿No tiene su origen en el Dios "que es Amor, y que está presente y actuando siempre en todas partes", el Dios que actúa en el corazón del mundo y que viene a salvarlo? Para San Miguel todo acontecimiento tiene un sentido, y la historia tiene un fin, porque se transforma en la dimensión que empuja el mundo hacia Dios. De ahí se deriva el culto a la voluntad de Dios buscada y amada, y el deseo de contemplar al hombre y al mundo desde la perspectiva de Dios.
Como hijos que somos de San Miguel, tenemos que convencernos de que si no tenemos esta "dimensión contemplativa", faltará a nuestras vidas aleo que es fundamental. Para ser de verdad "discípulos de Cristo" y llegar hasta el fondo de la Misión, necesitamos esa mirada de fe que se alimenta con la. oración.
3º) La disponibilidad al servicio de la Iglesia, siempre en la línea del "Ecce Venio", sigue siendo la característica principal de la familia religiosa querida por San Miguel. .
"La finalidad esencial de los sacerdotes del Sagrado Corazón consiste en. trabajar en el campo de la Iglesia. Su espíritu tiene que ser sencillamente el de la Iglesia. Recordarán siempre que por ser ministros de Jesucristo, están enviados por la Iglesia para enseñar a los hombres" (Const. de 1876) "Ese es el fin de nuestra sociedad: quisimos presentarle al Obispo, sacerdotes que estén dispuestos a ocupar todas las tareas, siempre dispuestos para decir: "Presente"; "Aquí estoy". (D.S.pg. 197).
Nuestras constituciones (art. 15-1.81 v los _últimos capítulos generales vienen insistiendo en esta disponibilidad. Pero también aquí podemos quedarnos contentos con palabras y lindas expresiones.
Pero qué quiso San Miguel sino un equipo de voluntarios dispuestos a servir. Por eso insistió tanto en la obediencia.
4º) La vida apostólica así entendida exige una consagración total. Por eso San Miguel que había pensado en un equipo de misioneros, quiso para ellos la vida religiosa para estimular la santidad personal, pero también como fermento para un apostolado más eficaz y que responda mejor a las necesidades de la Iglesia. Y nosotros hoy qué sentido damos a nuestra vida religiosa y qué porvenir le vemos. Por nuestra profesión religiosa, la Iglesia nos envía para que seamos en el mundo, con toda nuestra vida, un signo y una proclamación de Jesucristo. (L.G.4) Es una consagración total para la misión.
Pensar todavía en una vida religiosa como una vida sin fuerza, sin impulso, sin valor de signo... es la muerte, San Miguel nos lo repetiría hoy.
En el último capítulo general; al analizar la vida de la Congregación, se han .descubierto algunos elementos positivos. La búsqueda de una vida de oración más intensa. La exigencia de una vida religiosa más auténtica. El compartir lo que hay de más intimo en cada uno de nosotros, los pequeños intentos para reforzar la comunión que nos une, el deseo de ser fiel al mensaje de Betharram.
Si somos capaces de reunir todos estos impulsos evangélicos de acuerdo el espíritu querido por nuestro Padre San Miguel, estaremos construyendo juntos el Betharram de mañana.
R.P. Pierre Grech s.c.j.
(NEF N° 276-277, pg. 193-196)