Discernimiento Vocacional
Betharram. 15 de septiembre de 1858.
Querido amigo.
Tomo parte viva en su posición; siento cuán penosa y hasta peligrosa es esa indeterminación. Sí, querido amigo, es doloroso vera un joven como Ud. tironeado, arrastrado en diversos sentidos sin meta fija.
Es ampliamente tiempo para Ud. elegir un estado de vida. Yo encontrará seguridad y felicidad sino en una vocación divina conocida y abrazada, la que Fuese. Tome, pues, una determinación por su porvenir, según las reglas que le di en un pequeño impreso. Si sus ocupaciones no le permiten hacer un retiro en regla, tome, donde esté, un tiempito determinado durante el cual:
1º Redoblará su celo para cumplir bien los deberes de su estado presente;
2º Renunciará a toda idea, a todo afecto nocivo o simplemente desordenado, aunque bueno, sólo podría extraviar.
3° Se dispondrá Ud. a la más perfecta imitación de Nuestro Señor Jesucristo, pues el mundo es un calvario, la cruz está en todas partes, hay que llevarla con ánimo y constancia.
4º Rezará mucho a Dios que le haga conocer su santa voluntad sobre su porvenir; El sólo sabe a qué lo destina El sólo puede hacérselo conocer; luego a El sólo hay que rezar, ante sólo El debe examinar por o contra el matrimonio, por o contra del estado célibe, junto a sus padres que ayudar, a sostener hasta la muerte, o, en fin, los motivos de abrazar la vida de comunidad religiosa.
5º Ud. expondrá a un director competente lo que sienta en esa oración y ese examen.
6° Finalmente, abrazará su decisión como la voluntad de Dios, sin demora, sin reserva, sin retorno, más bien por amor a esa adorable voluntad que por cualquier otro motivo.
Una vez más, haga esto y se sentirá feliz j, en seguridad, sea cual fuere la decisión que tome en tales condiciones.
Todo suyo en Nuestro Señor
Garicoits, Sacerdote