Carta Circular del P. Etchecopar

Cuántas veces el P Garicoits, nos repetía con, la mano sobre el pecho: "Me quemo, tengo Fuego en las entrañas, mi boca arde;

¡Es insoportable! ¡No importa!... ¡Adelante! La Voluntad de Dios; eso es lo que queda; pequé; pero ya he sufrido;

tengo también confianza en la Misericordia divina".

… Se purificaba en el crisol de sus dolores …

"Cuánto siento, -decía- que el Padre Superior no esté aquí,

antes de recibir los últimos sacramentos le pediría perdón y por él a toda la comunidad".

Ahí tienen, Padres y Hermanos, la Justicia y la Verdad.

Es decir, que, después de haber hecho lo mejor posible pidamos

perdón a Dios y a los hombres como verdaderos servidores inútiles.

 

Betharram, 10 de enero de 1888.

Queridos Padres y Hermanos:

Con ocasión del Año, nuevo, Uds. me han dirigido palabras muy consoladoras, y su caridad hacia mí ha acrecentado mi fervor, a los pies del divino Infante y de la Virgen Madre.

Han recordado Uds. el peso que abruma mis débiles espaldas y los peligros mayores para los superiores cuánto más elevado es el cargo.

Aunque algo tarde, les agradezco a todos colectivamente y, a mi vez, con toda mi estima y todo mi afecto, les deseo ese adelanto y ese progreso al que, sin cesar, nos convidaba nuestro venerado fundador. vos repetía, de viva voz y con su ejemplo.- "¡Adelante!"

Pero, simultáneamente. el P. Garicoits, tan prudente cuanto generoso, nos exhortaba a orientarnos bien. Con lo cual quería significar hombres perfectamente ilustrados sobre el objeto de su vocación, profundamente convencidos de la santidad de esa vocación, determinados y decididos a. realizar todas las ventajas de esa vocación, a guisa valientes, bravos, de corazón grande y ánimo resuelto.

¿Quieren Uds. el retrato de esos valientes bien orientados según el P. Garicoits?:

Betharram, 3 de febrero de 1859

Querido amigo, vea que le recomiendo:

1º Tenga siempre ante los ojos a Dios y su adorable voluntad.

2° Nuestra forma de vida, que expresa tan bien esa divina voluntad para cada uno.

3° Esfuércese, con toda su posibilidad, en tender a ese fin, en la medida de su gracia y su posición, abrazando con inmensa caridad toda la extensión de m gracia y los deberes de su posición, y respetando al mismo tiempo los límites de una y otra con delicadeza virginal."

Padres y Hermanos, Uds. ven que, no obstante su profunda humildad, el P. Garicoits creía en una obra de nueva creación, dorada de objeto, organización, espíritu y medios propios; creía que el Dios de los pequeños y los pobres lo había elegido con esa finalidad, a él, pastor de la última casa del villorrio de Ibarra, a él. un amenguador, un nada, y le había dicho.- "Funda en mi Iglesia un nuevo -Instituto.- tiene su razón de ser en estos tiempos turbulentos en que las grandes órdenes han sido dispersadas y el espíritu de independencia revolucionaria penetra por todos lados en el santuario; éste será su estandarte y su voz de reunión.- Caminarás a la cabeza con el estandarte del Sagrado Corazón, gritando el "Aquí estoy" de mi Hijo, y será su gozo y el sostén de su Iglesia. "

Creyó en esa voz, empuñó el estandarte j,, con voz poderosa.- ''En nuestros días se da el Furor de sustituir nuestra voluntad a la de Dios, diciéndole: Vete y déjame lugar. Conmigo los voluntarios de la obediencia perfecta v del beneplácito divino" Y se lanzó a la carrera cual gigante, y prosiguió así hasta el fin de su vida.

Padres y Hermanos.- ¿Habrá sido víctima de una generosa ilusión?. No, no, gracias a Dios. Los frutos lo prueban, y, en este mismo momento, en que prosigue el proceso sobre el renombre de su santidad, mil. voces proclaman que el P. Garicoits Fue un hombre lleno del Espíritu Santo. uno de esos apóstoles que El suscita en los tiempos difíciles para consuelo y triunfo de su Iglesia; y por doquier, el pueblo cristiano repite el imponente testimonio rendido por Mons. Lacroix ante el ataúd de nuestro Padre. "El Señor condujo a este justo por caminos rectos, le reveló los secretos del cielo, lo dotó con la ciencia de los santos, lo enriqueció con sus trabajos y lo coronó en sus empresas " (Sap. 10, 10).

¿Qué haremos, Padres y Hermanos, y qué cosa mejor podría desearles que la de estar bien orientados, la de comprender perfectamente qué somos y perseverar siempre en pos de nuestro Padre, tras el aroma de sus celestiales perfumes? Sin eso, no seríamos más los continuadores de la obra establecida y creada por él, quien escribía a todas las casas:

"So pena de renegar nuestra condición de sacerdotes auxiliares del Sagrado Corazón de Jesús y de alistarnos bajo el estandarte de Satanás, todo, en nuestra conducta deliberada, debe responder al Espíritu Santo y a los superiores: Aquí estoy, sin demora, sin retomo, por amor a la voluntad de Dios, con la disposición de entregarnos, de todo corazón, a todos los medios que los superiores juzgaren convenientes emplear para rectificar nuestra conducta indeliberada.

O bien nuestra profesión de tender a la perfección propia y empleamos con todo empeño a la de los otros es una ficción, o hemos de hacer todos nuestros esfuerzos para practicar esta doctrina; 2°, 3°, 4°, 100°, lo mismo, lo mismo, lo mismo. Aquí estoy, hágase tu voluntad en mí, como en el cielo. Levanten alto este estandarte. Los guerreros del Sagrado Corazón deben caminar bajo este estandarte no sólo en la explanada sino también en el campo de batalla"

"¡Qué doctrina! ¡Qué pureza virginal! ¡Qué elevación! ¡Cuánto amor a Dios y a su Iglesia! ¡Qué nobles sentimientos! ¡Qué acentos de. Fuego! ¡Cuánta llama de heroísmo y abnegación! ¿No se sienten iluminados, sacudidos hasta el fondo del alma, alentados ,v electrizados para pensar y obrar como verdaderos hijos del P. Garicoits?

¡Oh! Padres y Hermanos, midamos todos esa fidelidad, esa generosidad para los miembros de nuestro instituto y sobre todo, para nosotros mismos; consideremos lo que hemos prometido, lo que somos por nuestros juramentos, ante Dios y ante la Iglesia, cómo hemos de mostrarnos, so pena de renegarnos y hacer decir a los ángeles y los hombres: dicen y no hacen; llevan un nombre honorable y una conducta vil; una bandera gloriosa y una vida ruin, sin disciplina sin subordinación, sin espíritu de sacrificio. ¿No es eso una monstruosidad? ¿Para eso lo dejaste todo y emprendiste nobles esfuerzos? Y así, ¿Adónde piensas llegar? ¿No es necesario, ventajoso, glorioso señalarte en el camino santo en que entraste, en honor de tu venerado Padre, para utilidad de la iglesia desolada, ,v la prosperidad de esta Congregación que te adoptó, y te proporcionó tantos bienes?

No lo duden, Padres y Hermanos, Estas saludables reflexiones, fecundadas por continua y fervorosa oración, nos obtendrán nuevas fuerzas y luces; y el año que hemos iniciado realizará en una medida más amplía que nunca los votos expresados por los ángeles: Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Gloria al Corazón de Jesús y al de su divina Madre.

Paz, gloria felicidad, éxitos según Dios a los generosos soldados del Sagrado Corazón, a los verdaderos imitadores del P Garicoits. Sea, sea, Dios mío.

Suyo en Nuestro Señor.

Etchecopar, sacerdote.

P.S.: Se ruega leer esta carta en la conferencia… notificar recepción.

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