SAN MIGUEL GARICOITS

Y LA VIDA EN IGLESIA

Si San Miguel Garicoits escribió mucho, teorizó poco. Más bien tomó notas sobre una infinidad de textos que leyó, Sus notas revelan. pues, los aspectos que lo atañen en profundidad.

Vivió intensamente así, Y su manera de vivir, sobre todo de vivir-en-relación con sus hermanos, hombres y mujeres, laicos y consagrados, jerarquía, en fin su vida en iglesia, es ciertamente uno de los aspectos más apasionantes de su paso entre nosotros. Nos sirve aún hoy de paradigma, Vale la pena que nos detengamos un instante a contemplar esta vida, a recoger las enseñanzas que pueden guiarnos también como "poste del gran camino".

Jesucristo fue signo de contradicción. La iglesia, a su manera, también lo es porque compuesta de seres humanos y centrada en el Señor resucitado, tejida pues de sombras y luces, poderosa y débil, alabada y despreciada. En ella, o al lado de ella, los hombres viven una relación de conflicto atraídos y rechazados a la vez, seducidos y decepcionados al mismo tiempo.

San Miguel vivió, ciertamente, ese conflicto, en todas las etapas de su vida Lo hizo de manera muy personal, sin dejarse alcanzar en la verdad de su ser por lo que hubiera podido rechazarlo Y es lo que veremos ahora.

Para simplificar la presentación de nuestro trabajo vamos a apoyarnos en la relación existencial de San Miguel con la Iglesia, Partiendo de los sacramentos del bautismo (Miguel, cristiano bautizado laico) y del orden (Miguel sacerdote), y partiendo de su compromiso religioso (Miguel religioso del Sagrado Corazón). El bautizado vive su relación con la Iglesia en el estado llamado "común". El sacerdote la vive en un ministerio determinado, al servicio de la comunidad. el religioso, en un estado de vida especial, que la tradición nombraba "estado de perfección". Esta distinción nos permitirá de esbozar un cuadro más completo y más matizado de la relación que queremos evocar.

En el tercer cuadro - Miguel religioso -, situaremos el más largo y lacerante conflicto adulto de Miguel: la tirantez entre una voluntad de Dios discernida según todas las reglas de la tradición espiritual de la Iglesia, pero contestada por los deseos de la misma autoridad diocesana que apunta a servir, Lo cual no impedirá a Miguel vivir en plenitud el carisma de la vida religiosa, que es relación privilegiada con Dios y con el prójimo en iglesia, y signo de la santidad de la Iglesia. Así la vida eclesial de Miguel se desarrolla en los limites de la vida religiosa: experiencia de Dios - "sequela Christi" consagración por los votos - vida comunitaria - dimensión apostólica.

 

I. EL BAUTIZADO

En el centro de la vocación cristiana se sitúa la pertenencia al Pueblo de Dios, reunido alrededor del mismo Cristo, de la misma fe, inserto en el mismo proyecto histórico-salvifico del Señor, Por el bautismo somos hechos miembros de este pueblo elegido, llamados a la plenitud de nuestra vocación en Jesucristo. Lo que quiere decir que todo fiel, en el Pueblo de Dios, es igualmente llamado a la perfección cristiana.

No sucede de otra manera con Miguel Garicoits. Su vocación a la santidad surge dentro de la Iglesia y en iglesia. Surge en un medio del que es, si no el fruto, al menos la expresión.

 

DIALECTICA DE LA RELACION CON LA COMUNIDAD

No es indiferente que el primer contacto de Miguel con la iglesia esté marcado por un gesto de violencia. la página arrancada del ritual. Por una parte, se revela la conciencia eclesial de sus padres, esperaron seis meses para bautizarlo por un sacerdote no juramentado, Por otra, esos seis meses han multiplicado las fuerzas de este bebé, cuyo gesto refleja las tensiones que vive la propia Iglesia Quien será el gran obediente inicia su vida cristiana por un acto de insurrección.

Así, la vida de iglesia de Miguel es asumida en primer lugar por una comunidad laica consciente: sus padres ante todo, que van corriendo a casarse a España, que acogen a sacerdotes refractarias, hacen bautizar a sus hijos, Así se manifiesta su fidelidad a una Iglesia universal, en oposición a la iglesia nacionalista que quiere imponerles el gobierno revolucionario. "Nos hemos separado del Papa, debemos volver al Papa" (Summ. 63).

Por consiguiente, resistencia y obediencia, Una vida de Iglesia, pero basada en una conciencia iluminada y libre. La vida de una comunidad laica, con una presencia femenina influyente, también con la animación debida al encuentro frecuente de sacerdotes clandestinos, Ahí se revela un fondo de rectitud puesto de relieve por la persecución revolucionaria, pero aún existe el imperio de principios rigurosos en la educación de los más jóvenes.

De paso, saquémonos el sombrero ante los cristianos que marcaron esta etapa decisiva de la existencia de Miguel: sus padres y abuelos, la fuerza de mamá Graciana, su abuela Catalina, confidente e influencia decisiva en su proyecto vocacional; Doña Anghelu. la segunda fuerza maternal de su vida; Evaristo Echecopar, "aún muy joven, llegado a una tan alta santidad, que hacia falta un milagro de la gracia para impedirlo caer" (Miéyáa, 1, 108); y "ese albañil que, durante mis vacaciones, me enseñaba más que todos mis confesores" (DS, 148-149), Y todos los demás. Entre ellos y con su ayuda, se realiza la formación del hijo de la iglesia, Miguel. En su alma recta y generosa, las repercusiones y consecuencias irán ensanchándose a lo largo de la vida.

Saludemos también a los sacerdotes perseguidos, cuyas epopeyas han producido una profunda impresión en la imaginación del joven Miguel Es esa resistencia al servicio de la iglesia, de su universalidad, que guardará toda su vida. La otra resistencia, la de su carácter violento y posesivo, la reemplazará por una obediencia inmediata y casi escrupulosa al llamado de su conciencia, o cuando la voz de la legitimidad se haga la voz de su mamá, Más tarde, cuando hay germinado en él el deseo del ministerio presbiteral: "Está bien, voy; pero no olvidéis: quiero ser sacerdote" (Brunot, l9). obedecía a su padre.

"Quiero ser sacerdote": incluso si la futura ordenación no le parecía nunca claramente. Incluso si sólo le quedan las horas de la noche para estudiar, puesto que de día es empleado. Incluso si tiene que sacrificar los estudios en París, a causa del reconocimiento que siente por Don Honnert. Incluso si le interrumpen el curso de teología para hacer de él un profesor en Larressore, sin mayor explicación Inclusa si la pobreza real le parece aún un freno, que le impedirá comprender, durante un tiempo, la pobreza de las Hijas de la Cruz.

 

SENTIDO DEL PECADO Y SENTIDO DE DIOS

Es la pedagogía de mamá Graciana. Acompaña la catequesis de la época, Todo acontecimiento de la primera infancia sirve de punto de apoyo para lecciones educativas: un pajarito que se robado a la trampa del vecino, unas agujas dejadas de lado por un vendedor ambulante, algunos dientes de ajo olvidados por un comerciante. Pueden llevar a un pequeño hasta el infierno, un fuego mucho más terrible que el que nos calienta en el hogar, las tardes de invierno. ¿Cómo extrañarse si Miguel, ante de los gritos de su hermano a quien le arranca una manzana, siente ya su conciencia condenarlo de tal forma que tira lejos el fruto, sin tocarlo?

Pero la formación tenía su complemento positivo: "¿Ves qué clara y limpia está este agua? Y, sin embargo, sale de un lugar muy horrible": era la imagen de la Palabra de Dios (Summ. g1), Con el sentido del pecado, Miguel adquiría el sentido de Dios. sus funciones pastorales lo ayudaban. Poco a poco, Dios se hace concretamente el centro de su vida, y el pecado, una realidad a combatir y a eliminar: Desde ese momento. Miguel tiene el deseo de pertenecer totalmente a Dios.

Un hecho posterior muestra la complejidad de esta (de toda) formación: es el del eclesiástico pedófilo que trata de aprovechar del pequeño Miguel. El episodio refleja la sencillez y la rectitud del niño y pone de relieve la actitud de la mamá. conversación franca con su hijo, "vivos reproches" al individuo.

 

¿QUE RESPUESTA VA A DAR MIGUEL A SU COMUNIDAD FORMADORA?

La gracia de Dios, la semilla de la comunidad, el buen terreno de Miguel, no pueden llevar más que a un don: don total a las personas con quien vive y trabaja, don total a la comunidad-lglesia. La comunidad puede ya, en este momento. recoger los frutos en la experiencia cristiana de Miguel.

Estos frutos son durables. Hacen de Miguel, en el seminario de Dax, "nuestro san Luis Gonzagi. Ya en Miguel ninguna reserva en la búsqueda de las vías del Señor y del servicio a los hermanos, La vocación de Miguel es, pues, ante todo vocación-respuesta a un Dios que es toda para él, y que acaba de descubrir amor en los caminos vacíos de Oneix, y a una comunidad que, por sus ejemplos y formación, la echado en los brazos de Dios.

En guisa de "vía de perfección", la única que Miguel conoce en este momento de su vida, es el presbiterado. No tiene ni el menor conocimiento de la vida religiosa. Será, pues, sacerdote para celebrar y compartir con sus hermanos esa Eucaristía que tanto ha tardado en alimentarlo.

 

II. EL SACERDOTE

Ahí tenemos a Miguel sacerdote. Ignorando todo de la tradición de la iglesia respecto a la consagración religiosa, trata de expandir su camino a la perfección a través de los caminos del sacerdocio ministerial; es la manera más radical que se le revela de seguir en la encarnación esa "vida evangélica" asumida por Jesús y su comunidad "apostólica". Es también la manera más comprometida de servir a la comunidad, y la adopta sin reservas.

Este momento de su vida abre de nuevo su paso por Cambó y sus funciones de profesor y director en el seminario de Betharram.

El catecismo de la iglesia Católica de 1992 declara estrechamente unido a la naturaleza sacramental del ministerio eclesial. su triple carácter de servicio, colegial y personal. Estos términos pueden servirnos para que hagamos una pequeña síntesis de la vida de Iglesia de Miguel ministro del Señor.

 

CARACTER DE SERVICIO

Miguel se integró totalmente a la misión eclesial de enseñanza (profecía), de dirección (realeza) y de santificación (sacerdocio), en un contexto preciso y con aportes bien personales.

La función de enseñanza, se ha destacado en ella, se prolongará en toda su vida: ya sea en sus homilías, en la catequesis, en las instrucciones a las Hermanas, las conferencias a sus religiosos, las clases de filosofía, luego de teología, o incluso los diálogos especificas con el alcalde volteriano o el sordomudo de Cambó. No era orador, se dice, pero estaba totalmente al servicio de la Palabra, y la ponía al servicio de todos, "Como profesor de filosofía, de teología y de Escritura Sagrada, el amor de la verdad y de la sana doctrina era su pasión", dice un testigo (Summ. 128).

Quizás, como orientador Miguel dejó más renombre Y en esta etapa de su vida, es notable verificar cómo ayudando, era ayudado. Dirigió a muchos laicos, en el mundo, muy a menudo bajo la bandera del Sagrado Corazón - y perfeccionó su intimidad con este misterio, Dirigió a numerosas mujeres hacia la consagración en la vida religiosa - y es entonces que comenzó a descubrir el estado de vida consagrada. Dirigía en verdad y transparencia, delante del Señor: ponía a los jóvenes ante sus responsabilidades. les hacia desarrollar su vocación personal al servicio de la comunidad. Animaba

(ya) a la comunión frecuente.

Esta dirección, de hecho, toca a la misión de santificar. Exigiendo lo mejor. Miguel ponía en la vía del don más radical. Comenzó, pues, a buscar de más cerca la forma de don, en el compartir con los candidatos al convento, luego con la Hermana Sor Juana Isabel, en fin, en el discernimiento con el Padre Le Blanc, que lo llevará a asumir él mismo los compromisos de la vida consagrada. Así, en el ejercicio del ministerio presbiteral, Miguel proseguía viviendo la dialéctica de su relación con la iglesia dándose sin reserva y por ahí mismo, recibiendo la suerte de adentrarse con toda decisión en el "estado de perfección"

 

CARACTER COLEGIAL

No se comprende demasiado por qué Miguel da algunas veces la impresión de ser un gran solitario a causa de su temperamento y de su personalidad excepcionales, o porque se hace sobre su persona un gran conjunción de las holofotos en vista de su canonización. Por ahí, la comunidad fundadora palidece. Sin embargo. Miguel-sacerdote sintió plenamente y vivió su solidaridad con el cuerpo eclesial, lo mismo hará a fortiori. Miguel-religioso.

Desde el principio, Miguel es un instrumento dócil entre las manos de la jerarquía Es una convicción personal sólidamente anclada y que tiene sus raíces en una segura experiencia de iglesia: las enseñanzas de la mamá Graciana, el sentido de la lucha de los religiosos refractarios a quienes admira, su estadía de vida en la intimidad del obispo y de sus familiares. En breve, vive su colegialidad en una veneración y respeto absolutos a la autoridad romana. diocesana o local.

Se lo ve, incluso, solidario con sus compañeros sacerdotes. Todos admiran la ternura filial con la que trata a los antiguos, providencialmente colocados a su lado: el Padre Hardoy en Cambó, el Padre Procope Lassalle en Betharram. Dos problemas particularmente espinosos, afrontados de una manera particularmente filial, digamos. evangélica Se sospecha que ocurre lo mismo con sus demás compañeros de ministerio, aunque los historiadores no casi profundizado este punto, En dos años de Cambó, Miguel vivió, sin embargo, bastante cerca con el Padre Jaureche, para redactar con él el manual de devoción al Sagrado Corazón. Y el trabajo en equipo en el seminario de Betharram se soldó con una amistad sólida con los Padres Guimón y Lamaysounouve, vicario en Lestelle, con quien discute ásperamente las posibilidades de fundación de un instituto religioso. Si siempre pagó con su persona, se lanzó sin tener en cuenta las tareas que le confiaban. Miguel lo ha hecho siempre en sintonía con sus compañeros de ruta.

Entre éstos, debemos contar a los jóvenes seminaristas encontrados en Betharram y, en su mayoría, acompañados espiritualmente por Miguel, guiados hacia el perfeccionamiento intelectual, la ascesis personal y la disponibilidad al servicio del Señor y sus hermanos, Es decir, formados de la manera más eclesial posible. Su relación con Miguel es de franca amista, sin prejuicio del respeto y de la disciplina, pero con toda la libertad posible. Varios de entre ellos serán pronto hermanos en religión. El primero, y quizás el más difícil, aunque mereciendo plena confianza. Juan Chirou.

 

CARACTER PERSONAL

Al mismo tiempo que colegial, el ministerio presbiteral posee un carácter personal: el sacerdote actúa en primera persona del singular, "Te absuelvo…"

A ese carácter personal, Miguel añade una manera seguramente muy personal de ser sacerdote. Posee "algo de más", que más tarde él mismo traducirá por "sin tardanza, sin reserva, para siempre, por amor". Es el ejercicio de la radicalidad, vivido en primer lugar de manera espontánea, un ejercicio que podía ser aterrador para sus contemporáneos.

Estos impactos personales ya provienen por frecuentar la Eucaristía, la meditación de los misterios del Verbo Encarnado, que desembocan en la práctica del servicio al Sagrado corazón de Jesús.

Se trata úe la coherencia de un don cada día más intenso que, con la ayuda de las Hermanas y del Padre Le Blanc, con las aspiraciones conjuntas de algunos seminaristas y compañeros, acaba por conducirlo a la opción por la vida consagrada.

 

III. EL RELIGIOSO

Vamos a preceder este capitulo con dos citas, que nos presentan un poco como el sueño y la realidad de la vida religiosa. La primera es del Padre Gastón Hialé, en la recopilación de textos del sesquicentenario, p. 115: "Según la doctrina clásica, el carisma es un don que apunta directamente a servir a la comunidad, más que a santificar a quien lo recibe. Sin embargo, por lo que es de la Vida Religiosa, el uno no va sin el otro, pues la Vida Religiosa está presente en la Iglesia y es para la iglesia, en el mundo y para el mundo como un SIGNO de la SANTIDAD de la Iglesia 'Los religiosos, por su estado, rinden ese testimonio brillante y sin parangón que el mundo no puede transfigurarse y ofrecerse a Dios sin el espíritu de las Bienaventuranzas' (LG. 31) Se puede decir que la Vida Religiosa aparece como:

La segunda es del mismo Padre Garicoits (Escritos, nº 1159): "El pensamiento primero (de la fundación) apareció confuso, en el silencio de nuestra alma: Para que este pensamiento se aclarara y se justificara, ¡cuántas incertidumbres, cuántos esfuerzos, cuántos combates!

Desde las primeras manifestaciones de su proyecto se confundían, y se tenía ese derecho, con los sueños que la imaginación concibe cada día. Hemos tenido resistencias inevitables, legitimas desconfianzas…

Con el fin de conquistar el derecho de servir a la iglesia, debimos luchar contra la iglesia. En fin, después de tantas serias pruebas, la autoridad espiritual tuvo que rendirse, y entonces nos ha abierto su manto. pues había reconocido en nosotros los signos de una consagración divina .

Consecuentemente, nos hemos comprometido en su milicia.. pero sin perder nunca el carácter de ese libre impulso que nos creó.

Nuestra facultad de actuar proviene de la autoridad espiritual, nuestra vida es de Dios y de nosotros Así es el hecho."

Observemos que, en la fundación de un instituto, hay siempre, por una parte:

 

A. ABORDANDO LA CUESTION DEL CARISMA Y DE LA INSTITUCION,

estamos en el corazón de la relación de Miguel Garicoits con la iglesia instituida, una relación por un lado, delicada, y sin embargo transparente como el agua de la fuente.

1. La realidad,

a) La Iglesia en que Miguel vive y trabaja es una institución en plena efervescencia, tironeada por tensiones y crisis, Para resumir esta situación, podríamos recurrir a la célebre referencia de las "lágrimas de obispos" a su manera, sintética y abrupta, Miguel recurre a un hecho quizás extremo o aislado, pero que revela bien todo un contexto de vida. La revolución ha trastocado las costumbres y el orden social y propuesto un ideal, seductor para muchos, de igualdad, libertad y fraternidad: ha dejado marcas profundas en la gente. en el sentido de una utopía realizable, y el clero, que toma parte en las mejores aspiraciones, aunque no sea más que por el dinamismo del Evangelio, está a veces a mecido por ilusiones a propósito de un liberalismo que iba a revelarse no exento de excesos. Miguel mismo. alumno hasta hace pocos años, y ahora que se encuentra en una casa de formación, será sensible a este espíritu y ligeramente sospechoso de menesianismo,

b) Por otro lado, por formación y convicción personales. Miguel proclama la absoluta primacía de Dios en términos inequívocos que hoy nos parecen chocantes "Dios todo, yo nada". "Yo nada, podredumbre". "Nadie entra en el cielo si no es por la puerta de su nada" Es decir, que toda la realidad visible se convierte en sombra delante de la realidad suprema - la única "real": la voluntad de Dios. En cualquier sitio que ve a Dios, el hombre de personalidad sólo puede asumir una actitud la obediencia. Y para Miguel esa obediencia no sólo una actitud teóricamente correcta, es la práctica generosa y decidida de Arnaldo y Graciana, la que ha asumido desde su primera infancia. Claro, esta actitud se funda en una espiritualidad: la devoción al Sagrado Corazón. No en el sentido de la reparación, como fue para Margarita María de Alacoque. En el sentido más bien de la Encarnación, siguiendo el Salmo 3g, 7-g y Hebreos 10, 7, "Aquí estoy. Señor, para hacer tu voluntad". Pues el Verbo, se podrá decir, tiene el carácter cabal de los Vascos, y los supera infinitamente cuando "dice", es cosa hecha - la encarnación, el rebajarse, el anonadamiento, hoy nos gusta retomar la palabra griega =kenosis. El primer movimiento del Hijo es don total a la voluntad del Padre, actualizado en la obediencia amorosa. Y nosotros mismos estamos llamados a darnos y a obedecer, a imitar al Hijo que dice: "Aquí estoy para la encarnación", para entrar en el proyecto salvador del Padre , del cual el Hijo se hace uno de nosotros para divinizarnos. Así, tenemos que desarrollar las dimensiones Teologales de la obediencia: obedecer por amor, porque la obediencia es disponibilidad al proyecta del Señor y virtud del bien común, obedecer en la fe, sea cual fuere la autoridad, incluso indigna, obedecer en la esperanza, porque la esperanza no tiene más motivo que Dios mismo, y que con Dios. "nada está nunca perdido".

Cuando abordamos los lazos de Miguel con la Iglesia y la cuestión del reconocimiento oficial de la congregación, no podemos dejar de omitir, en el punto de partida, ni la convicción espiritual de Miguel, ni su práctica de la obediencia.

2. El llamada del Espíritu, o carisma.

Toda toma de posición es una denuncia de los abusos que quiere combatir No se puede, pues, decir que todo fundador quiere denunciar lo que ofenda a la primacía de Dios En el caso de Miguel, se trata primero del falso liberalismo, lo combate con fuerza, pero sin esa estrechez de vista que lleva, en el x XX, a ciertas formas de anticomunismo enfermizo Miguel hará, más bien, el objeto de una encuesta sobre sus ideas libertarias, es su honor: se descubre en él un reconocimiento absoluto de la primacía del Señor, pero que al mismo tiempo con una gran capacidad de apertura y de escucha de

­as voces del siglo, en vista del diálogo.

Miguel denuncia sobre todo la desobediencia, que apunta a poner trabas a la obra de Dios- "No queremos ni obedecer a Dios, ni reinar obedeciéndole, Y luego, como fatalmente, nos volvemos esclavos de los más infantiles, de las más ridículas pasiones" (DS 113). Miguel, el bien nombrado: al "Non serviam" del ángel caído, opone el "Quis ut Deus?" de su bautismo.

Miguel alerta aún contra los espíritus judaico, protestante, pelagiano y jansenista que son, a su parecer, maneras de oponerse a la voluntad de Dios.

Lo que anuncia, lo hemos visto un poco en el párrafo precedente un Dios que es todo, pero que se funde en caridad; que nos envía a su Hijo, cuyo Corazón revela el Corazón del Padre, un Hijo disponible (Aquí estoy), anonadado y obediente hasta la muerte de la Cruz, el atractivo, el modelo y el medio, para nosotros, de alcanzar el amor del Padre, A quien anuncia Miguel es a un Maestro interior que nos impulsa a obedecer igualmente con prontitud a la voluntad del Padre, por amor, en la fe y la esperanza.

Con Miguel y en pos de él, presentamos al mundo y a la Iglesia uno de los aspectos o rostros del misterio de Dios y de su ternura.

Mientras se trate de carisma, ninguna dificultad para la autoridad diocesana, d'Astros anima, d'Arbou resiste un poco, luego libera a los primeros compañeros; Lacroix se alegra de tal disposición para la obediencia. Los problemas surgen cuando se trata de hacer un grupo devoto, una Institución.

3. La inserción en la institución eclesial.

Los dos primeros obispos citados no tuvieron tiempo de pronunciarse. Entre Lacroix y Garicoits, se produjo lo que nos parece hoy un brazo de hierro, pero de un género especial Lejos de Miguel el pensamiento de querer "pasar por encima" de la voluntad del obispo La autoridad lo puso en Betharram, le quitó los seminaristas: hizo su discernimiento según las reglas ignacianas y se convenció de la necesidad de fundar un instituto de sacerdotes. La autoridad misma le envió los primeros compañeros (serán 10 en 1840). Es también con el aval episcopal que abre la escuela de Betharram.

Ahora llega Mons. Lacroix, con ideas diferentes. No quiere una "congregación" propiamente dicha, ni votos Entonces, nuevo discernimiento de Miguel con los Jesuitas, y confirmación. Periódicamente, Mons Lacroix propone constituciones sin votos, Los compañeros - y Miguel - imploran cada vez y obtienen los votos, y la aplicación de las reglas de los Jesuitas. El obispo vuelve siempre a sus ideas, y siempre aceptaba hacer marcha atrás. ¿Miguel? Hacia como en otro tiempo con la cocinera de Bayona, cuando se vengaba limpiando alegremente las cacerolas: obedecía. Hay algo impresionante en este desafía entre los dos gigantes: el obispo, seducido por la transparencia del fundador y de su grupo, el fundador, obedeciendo a su obispo como un niño Esto nos ha valido este trozo del discurso fúnebre hecho por Mons. Lacroix. "La obediencia" ,La tenía siempre a flor de labios, como en su corazón de apóstol, hablaba siempre, era su palabra, su única virtud, de la que hacia depender toda virtud (,, ) La seguía y la exigía de todos" (Bourdenne, 3gg).

Garicoits había dado a su Instituto las características de la obediencia, del anonadamiento/ encarnación y de la disponibilidad para la misión, Parece que por eso mismo, fue llevado, en el Proyecto del Padre, a una experiencia-limite sobre esos terrenos: disponible para la misión al punto de ser voluntario para América, fue condenado a un trabajo "terciario" de formación de religiosas y de misioneros ( no todos igualmente disponibles, por otra parte), obediente, siempre acogió como Palabra de Dios las mínimas palabras o gestos de su obispo, más allá de toda discernimiento personal; anonadadolencarnado como el Verbo, es por eso condenado a vivir una situación de ser-sin-ser y puede ver mañana todo su edificio derrumbarse, y muere, al alba de la Ascensión de 1863, sin la menor perspectiva de solución para su utopia, sin haber hecho nada que pueda influenciar una decisión del obispo: una prospectiva "humana" en ese momento estaría más cerca de la catástrofe que del éxito.

Aquí comienza la ruta de su comunidad después de la muerte, bajo la mano protectora del Señor; la insistencia del obispo para transformarla en un cuerpo de misioneros diocesanos; el nombramiento por el obispo, como superior general, del líder de la oposición a los votos - nombramiento confirmado en más puro espíritu garicoísta, por elección de la asamblea; la improbable conversión de Juan Chirou a las miras religiosas del Padre Miguel, y los votos repetidas de (as asambleas en favor de una vida religiosa auténtica, la enésima redacción de las constituciones por la mano, providenciaimente aceptada por el obispo, de Augusto Echecopar, y la enésima puesta en sordina del texto, la presencia de estas constituciones en el cajón y la elección del Padre Echecopar como superior general Entonces ocurre la intervención milagrosa por la pareja inesperada, Sor María de Jesús Crucificado y la Srta. Berta Dartigaux, y la no menos fantástica aprobación en marcha de Roma, no sin ser expurgadas todas las reticencias del venerable obispo. Pero hace ya 12 años que el Padre Garicoits ha entrado en la gloria del cielo.

Este es, pues, el "estado canónico", el reconocimiento por la iglesia de lo que tenía de justo la intuición del Padre Garicoits. Años más tarde vendrá el reconocimiento de la santidad personal de Miguel, la canonización Su lazo con la Iglesia es, pues, perfecto, ejemplar, y nos lo proponen como modelo, Para Miguel era un "espectáculo prodigiosos" ver las consecuencias del Amor que llevó al Verbo a la encarnación y a la muerte de la cruz. Más modestamente, admiramos el prodigiosos espectáculo de la experiencia inaudita de Miguel de una parte, obedeciendo al punto de no hacer sugerencias al obispo, y ejecutaren silencio todo lo que le pide, incluido hacer su valija y dejar Betharram; por otro lado, sin dejar ahogar el Espíritu, la llama del ideal de consagración radical y definitiva, y llegando a una absoluta transparencia, sin la menor provocación a la autoridad, para compartir lo vivido de este ideal con una comunidad de cerca de 200 personas, Nos es difícil comprender, pero seguramente hay ahí algo que aprender para nosotros hoy...

 

B. LA VIDA RELIGIOSA ES SIGNO DE LA TRANSCENDENCIA DEL REINO DE DIOS.

El religioso pone su fe en el centro de su existencia e interpreta el mundo y la historia a partir de Dios, que es, pues, el sentido último de toda realidad. Por fuerza, esta experiencia de Dios en la vida cristiana será siempre una experiencia trinitaria. Garicoits fundó su vida cristiana y comunitaria sobre una profunda experiencia trinitaria, que aparece en todos sus escritos, y que desarrollaremos aquí someramente a partir de su prefacio a las constituciones de 1838:

Dios PADRE 1) Le agradó hacerse amar, al punto de incluir en su proyecto el envío de su Hijo único. El triple objetivo de ese envía, hacer del Hijo el atractivo, el modelo y el medio para que lleguemos al amor. 2)Es el Padre, del que Jesús, el Hombre nuevo, reconoce y asume sus planes poniéndose a su entera disposición como víctima, como Isaac, como la hija de Fefté. 3) Dios es el único polo orientador de nuestra existencia: ante él, el Hombre nuevo asume la condición de víctima hasta su limite extremo, el de cumplir todas sus órdenes, entre las cuales la obediencia hasta la muerte de la cruz.

Dios HIJO. 1) Enviado del Padre, el Hijo de Dios se hace carne para ser el atractivo, el modelo y el medio por los cuales llegamos al amor divino. 2) El Hijo está a la disposición de los planes del Padre, poniéndose en el lugar de todas las víctimas, viene para hacer la voluntad del Padre, 3) El Hijo asume de manera positiva e incesante su misión, quedando siempre en estado de víctima, no haciendo nada por sí mismo, abandonado a las órdenes de Dios hasta la muelle de la cruz.

Dios MAESTRO INTERIOR. 1) No se cita en el primer párrafo, pero es él quien, a través de la Encarnación, dinamiza el designio de ganarnos al amor. 2) El Espíritu del Padre encuentra espacio en el Hijo encarnado para animarlo a ponerse en lugar de todas las víctimas y a entregarse a los designios del Padre sobre él. "Aquí estoy, vengo para cumplir tu voluntad, Dios mío". 3) En fin, es el Espíritu, asumido por el Hijo hasta el fin, quien lo lleva al abandono total hasta la muerte de la cruz. A la vista de este prodigioso espectáculo, NOSOTROS: 1) reconocemos que somos de hielo ante el proyecto de amor del Padre, de la disponibilidad ejemplar del Hijo, de la animación del Espíritu. 2) Misioneros, abrámonos a los impulsos del Espíritu para seguir a Cristo obediente y poner en marcha a nuestro prójimo. 3) Volvamos los ojos hacia la primera discípula, María de la Anunciación, la del Ecce Ancilla,

 

C. LA VIDA RELIGIOSA ES SIGNO DE LA UNION DE CRISTO Y DE SU ESPOSA.

Amor apasionado de la persona de Jesús. Ser religioso, es estar llamado (vocación) a vivir con Jesús de una manera especifica, en unión con otros discípulos (comunión), viviendo como él (consagración) para hacerlo visible entre los hombres de hoy (misión) Es vivir un proceso dinámico, animado por la acción del Espíritu, un proyecto evangélico a construir, del que la Iglesia es el esbozo.

Miguel sigue a Jesús disponible para la voluntad del Padre: él y sus compañeros "se sintieron llevados a entregarse para imitar a Jesús anonadado y obediente". Jesús es escucha total, apertura absoluta y, en ese sentido, debemos imitarlo. Y debemos seguirlo cuando el Ecce Venio se vuelve una práctica, "se lanza como un gigante a recorrer su camino" (Sal. 18. 6). Pues Cristo, camino, verdad y vida, nos dice: "Adonde voy, conocéis el camino". En la sencillez de su infancia, Miguel quiso seguirlo de cima en cima; pero luego, descubrió los caminos interiores a lo largo de la iluminación espiritual de Oneix que, por otra parte, provocaron un choque físico frontal contra un obstáculo. A partir de ese día, Miguel sigue al buen Pastor al gran galope de su caballo en Cambó; en los caminos galileos del servicio cotidiano entre Betharram e lgón, en los caminos de la obediencia, en cualquier sitio en que se encuentra y a la primera señal; en los senderos ignacianos del discernimiento, o en la dirección que le abren las Hijas de la Cruz, del empobrecimiento real. En pocas palabras, toma todos caminos que le pueden llevar a acompañar de más cerca a un Cristo cada vez mejor comprendido a través de la práctica. Como Jesús, se hace suave, "mansuetus": se deja domar por la mano firme del Señor. Y él mismo se vuelve orientador para sus hermanos y hermanas, director de caminos, por el bienestar de todos en la fe. "Tres días de recogimiento junto al querido Garicoits nos aprovechaba más que ocho días de retira pastoral", reconoce un venerable sacerdote (Bourdenne, 276). Pero el interesado no cesaba 'de suplicar él mismo al Espíritu Santo diciéndole: "instruye tú mismo a quienes hablo, enséñanos a querer y a ejecutar todo lo que tú mismo pides de nosotros"' (DS, 244).

La "sequela Christi" se vuelve cada día más despojada a lo largo de su vida: del seguimiento pirenaico de la infancia a la obediencia hasta la muerte

 

D. LA VIDA RELIGIOSA ES SIGNO DE LA PRESENCIA DESDE AHORA DE LOS BIENES ESCATOLOGICOS

"La consagración representa una relación intima y una alianza personal con el 'Muy Amado"'(Fr. Henrique, Vida religosa um projeto em construgáo, p 34). El religioso, según san Agustin, es "homo Dei nomine consecratus et Deo votus" (De Civ, Dei 6 - PL 41. 283), hombre consagrado por el nombre de Dios y dedicado a Dios.

Alianza para siempre, consagración definitiva, es todo lo que Miguel y sus compañeros querían vivir, y por eso insistían tanto en las votos. Mons.. Lacroix "quería una sociedad de Sacerdotes a la manera de los Sulpicianos, y cuyos miembros no estarían atados por los votos. El P. Garicoits, al contrario, pensaba que hacia falta el lazo sagrado del voto, para encadenar la libertad humana y hacer vivir el espíritu religioso en los miembros de la Sociedad. Mons. permitió seguir las reglas de la Compañía de Jesús para la conducta espiritual de los miembros, pero no quiso en absoluto que se hicieran votos. El P. Guimón tuvo que ponerse de rodillas a los pies de Su Excelencia, para obtener de él este favor. El Obispo consintió, pero a la condición de que los votos, incluso perpetuos, no fueran obligatorios sino por el tiempo en que uno fuera miembro de la Sociedad (, ), Esta forma no respondía a las ideas del P. Garicoits; pero siempre lleno de deferencia para la autoridad, se sometió a la voluntad del Obispo (...). Nos hablaba de los votos y de sus ventajas, en el sentido de que Roma nos los dio más tarde (,, ), Nos los explicaba en toda su extensión" (P. G. Higuéres. Summarium, 180181).

El objetivo de los votos es, pues. "encadenar la libertad humana y hacer vivir el espíritu religioso". Podemos releer aquí los propósitos de los Padres de Betharram, en la introducción de las Constituciones de 1838: "entregarse para imitar a Jesús anonadado y obediente, y para emplearse totalmente a procurar a los demás la misma felicidad", La observación final del P. Higuéres. "Nos los explicaba en toda su extensión", deja entender esta total donación y disponibilidad al servicio del Señor y del prójimo.

Quizás seria interesante de acercar los términos "votos" y "víctima". ¿Tienen una etimología común? Primitivamente, las víctimas sacrificiales eran "entregadas" a Dios Sin embargo. Dios pone su preferencia en la misericordia, en el corazón del hombre, y no en el sacrificio, que a veces es algo exterior a la persona Luego, viene el Verbo Encarnado, que une el "corazón" y la victima "poniéndose en lugar de todas las víctimas". Así, el voto establece un lazo muy fuerte con el Señor, y compromete el fondo del corazón, Esta consagración y esta alianza significan la presencia del Reino en medio de nosotros.

 

E. LA VIDA RELIGIOSA ES SIGNO DE LA SANTIDAD DE LA IGLESIA Y DE LA ACCION PERMANENTE EN ELLA DEL ESPIRITU SANTO.

Miguel elige este signo como exigencia evangélica y lo realiza de manera radical y simple en la vida de comunidad. "'En el mes de octubre del año 1835, escribe el P. Fondeville, el personal de Betharram, compuesto por Garicoits, Guimón. Perguilhem. Chirou y (sic) Larrouy y Fondeville, quiso darse una regla para santificarse con mayor edificación. Se adoptó el reglamento de la casa de los misioneros de Hasparrén; y, sin más preámbulo de noviciado que su buena voluntad de glorificar a Dios, salvar sus almas y santificar las poblaciones, los miembros eligieron unánimemente a Don Garicoits como superior, le prometieron obediencia, pobreza, renovaron su voto de castidad y vaciaron en sus manos sus pequeñas bolsas' ¿No parece estar leyendo los versiculos en donde san Lucas relata la formación de la primera comunidad cristiana?" (Bourdenne. 83-84).

La caridad es la que une la caridad. "El lazo de la caridad es más fuerte que todos los obstáculos y que la muerte misma. Los superiores se dedicarán los primeros con el mayor celo a unir todos los corazones, ¡que sean uno! (DS, 360).

La vida en comunidad es signo de la santidad de la Iglesia y de la acción permanente en ella del Espíritu Santo. Por eso, debe ser muy cuidada En este sentido, Miguel insiste mucho en la responsabilidad del superior lo de la superiora). Por ejemplo: "Tus hermanas son personas de buena voluntad..., miembros de un cuerpo..., hijas muy amadas por Dios, Dios tiene sobre ellas designios particulares,, El Señor las destina a trabajar a su servicio, no como esclavas, sino voluntariamente y por amor. Empieza, pues, por ganar su corazón y su voluntad.., Amalas, pues, sin limites... San Vicente de Paúl dice que sólo tres veces en su vida se sirvió de palabras duras para reprender, y que, desde entonces, se arrepintió siempre. porque eso le resultó muy mal y que siempre había obtenido por la dulzura lo que quería... Actúa siempre con dulzura... Una conducta contraria cerraría la puerta a toda la gente. No mezquines nada para inspirar a tus Hermanas esa entera confianza. palabras dulces, procedimientos amables; todo eso, lejos de debilitar la regularidad, servirá maravillosamente a hacerla observar perfectamente, por amor" (DS, 363-365, passim).

Para que la vida comunitaria betharramita sea, entre los hombres. el testimonio de la unidad trinitaria y de la propia iglesia, Miguel tendrá otra instancia sobre la observación de la Regla hasta la delicadeza más extrema, pues la Regla sigue siendo primordial para nuestra vida común, habiendo adquirido de nuestros días una expresión práctica y perfectible que llamamos: el proyecto comunitario.

 

F. LA VIDA RELIGIOSA ES SIGNO QUE ES, POR SI MISMO, UN TESTIMONIO APOSTOLICO Y UN LLAMADO A TODOS LOS HOMBRES.

"­Oh! Si se pudiera reunir una sociedad de sacerdotes teniendo por programa el programa mismo del Corazón de Jesús, el Sacerdote eterno, el servidor del Padre celeste entrega y obediencia absoluta, sencillez perfecta, dulzura inalterable Estos sacerdotes serían un verdadero campamento volante de soldados de elite, dispuesto a correr, a la primera señal de los jefes, allí donde fueran llamados, incluso y sobre todo en los ministerios más difíciles y que los demás no quieren" (Bourdenne. 65)

El compromiso apostólico proviene del ejemplo de Cristo anonadado y obediente y constituye la razón de ser del instituto.

Este lado apostólico es el que aparece más en la vida eclesial de Miguel Garicoits, al principio, un compromiso fogoso y espectacular; luego, un compromiso muy preciso en cuanto a la opción de tareas. y unido al discernimiento comunitario.

11 Miguel se condujo, poco a poco, por discernimiento personal y decisiones episcopales y comunitarias, al servicio de la vida religiosa, a la formación de personas consagradas a la misión, mujeres y hombres Sólo en lgón, pasan por su orientación 1200 religiosas. En Betharram, empieza por descubrir y fundar la vida religiosa masculina - bajo una de sus formas - como respuesta al hoy de la historia de su tiempo, se dedica, entonces, al problema de la formación para esta vida: primera formación de los jóvenes, y, sobre todo. formación permanente de los misioneros Esto no sin plantearnos hoy la necesidad de re-crear la vida religiosa de nuestros días: el "hoy" ha cambiado, otros puntos de testimonio deben ser realzados ¿Estamos seriamente comprometidos, no sólo a restaurar una familia religiosa o a pescar vocaciones, sino a re-fundar nuestra vida consagrada y comunitaria?

2. El servicio de la promoción de los jóvenes, Miguel lo percibió y vivió bajo forma de opción escolar, Fue pionero en el terreno de la educación, en una época que exigía esta función supletiva, Hoy, nos planteamos la cuestión: ¿qué falta a los jóvenes? ¿Se trata de instrucción? ¿Oportunidades profesionales? ¿inserción en la comunidad? ¿Sentido de la vida y del mundo? ¿Y cómo responder a estos nuevos desafíos?

3. En cuanto a la misión en su ambiente de vida o "ad gentes". Miguel no huye de su responsabilidad, sobre todo entre los más necesitados Siempre atento a las necesidades presentes, no excluye ni entrega individual, ni colectiva. En el proceso de Eligabide, responde como testigo, y responde según la verdad, pero toma su tiempo para dialogar con el acusado. trata de convencerlo de la belleza de su situación. A todo pedido de misioneros, responde; a la misión americana, más compleja, responde de acuerdo a la asamblea de religiosos. No hace casi distinción entre la necesidad espiritual y corporal; y, al Padre Guimón que lo consulta sobre la oportunidad de dar a los pobres, durante la epidemia de cólera, el dinero recibido por el ministerio, responde: "Querido amigo, ¿qué es lo que me pides? Cuando te sacrificas por las almas, da todo lo que tienes. asiste a todos esos desgraciados, haz todo lo que puedas para aliviarlos " (Miéyáa, III. 1125).

Hoy también, la misión nos sumerge, las necesidades son infinitas, y tenemos que descubrir cómo inculturar la Buena Noticia. cómo "optar por los pobres" y vivir la solidaridad...

 

CONCLUSION

Así vivió Miguel Garicoits su pertenencia a la iglesia, "pueblo santo y pecador" (5§ plegaria eucarística de la liturgia brasileña). Sufrió sus limitaciones inherentes al carácter humano de la iglesia. de la que se reconoció siempre miembro a parte entera, y que, de su lado, siempre trato de honrar y hacer crecer con su aporte.

Joven, la marca jansenista de su entorno le cerró el camino de un acceso más rápido y tan deseado a la Eucaristía. No hizo de ello un traumatismo incurable: apenas si conservó el deseo y la práctica de liberar a los demás de esta plaga.

De su orientación espiritual, que llevaba a una frecuentación entonces excepcional de este sacramento, algunos han querido deducir que estaba en las ideas liberales, y lo denunciaron a quien correspondía. El explicó cándidamente su posición al delegado del obispo, y éste, lejos de dar continuación al asunto, se mostró encantado de su buen sentido.

Habiendo escapado a uno y otro exceso, Miguel parecería de ahora en más destinado a una vida de iglesia armónica y pacifica Lo fue exteriormente, para quien lo veía de manera superficial. La prueba de toda su vida le vino de nuestros limites humanos: la franca oposición eRtre los dos conductos principales de la voluntad de Dios - un discernimiento personal y comunitario confirmado según todas los métodos ignacianos, y la firme decisión contraria de su obispo y superior. Esta prueba, de un género que nos es destinados a todos bajo una u otra forma, lo hace crecer en estatura de santidad y.. finalmente, no tenemos mejor testimonio de su sentido de Iglesia que el dado por ese mismo obispo, Mons. Lacroix, el día de sus exequias.

"El Señor lo destinaba a producir un gran ejemplo en la iglesia y lo conducía con su mano (...)

¡Qué de acción de gracias no he de dar personalmente a Dios, por haber suscitado a un tan santo sacerdote y haberlo colocado a la cabeza de los apóstoles de esta diócesis! ¡Cuánto lo aprecio! ¡Cuánto la amo, la querida congregación de los misioneros diocesanos que van a llevar y hacer ondear la llama del Evangelio!" (Bourdenne, 395. 3g8)

 

P. Joseph MIRANDE, S.c.j.

 

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