F.V.D.
SAN MIGUEL
UN MAESTRO PARA LAICOS
EN NUEVA EVANGELIZACIÓN
Ensayo de Lectura Kerigmática
en clave de Nueva Evangelización
de la vida, carisma y espiritualidad
de San Miguel Garicoits.
I. SEMBLANZA ESPIRITUAL DE SAN MIGUEL
1. MIGUEL GARICOITS, UNA FIGURA SEÑERA
Nuestra época se caracteriza por una masificación aplastante que todo lo banaliza. Nada ni nadie parece quedar en pie. La violencia y la inseguridad reinan a nivel planetario. El escepticismo y el temor se apoderan de la persona y de la comunidad. Escasean las figuras señeras que encarnen la verdad liberadora. La misma Iglesia clama por esa figura señera que es en su seno el Santo, hombre de Evangelio, presencia actualizada de Jesús Liberador.
San Miguel Garicoits es figura señera de su tiempo, tiempo de la revolución francesa. Su vida, su doctrina y su obra conservan aún un vigor actual. Miguel es un hombre de vanguardia, de frontera, de choque, abre caminos... Sus seguidores no pueden ser menos, por expresa voluntad suya son un «camp volant», un comando entrenado para misiones de alto riesgo, se diría hoy.
Miguel es un intuitivo - un hombre del Espíritu que supera las coordenadas de su tiempo y de su circunstancia, sabe descubrir y vivir el meollo del Evangelio, la Noticia Sensacional de la liberación aportada por el Dios-Amor.
Un acierto resaltante suyo es el haber sido en su época un kerigmático, es decir, el heraldo de la Palabra Encarnada, Jesús, el Señor, epifanía de DIOS-AMOR- De allí su grandisima actualidad cuando la Iglesia a través de su magisterio, en el tercer milenio adveniente, quiere ser acentuadamente Kerigmática, en Nueva Evangelización.
Miguel, además, es un paradigma de discernimiento de la realidad a través del Evangelio, en tiempo de profundo cambio estructural, sin pérdida del Espíritu. Más aún, en un tiempo borrascoso, logra impulsar la vida en Cristo Jesús según el Espíritu.
Miguel kerigmático, actualización del rostro de Jesucristo para sus contemporáneos, se convierte en un hombre carismático.
2. MIGUEL, EXPLORADOR INCANSABLE.
Miguel niño, que escala montañas para tocar el cielo con sus manos, es ya profecía del arduo trajinar de una vida que se extinguirá en el alba de la Ascensión aquel 14 de mayo de 1863. Es un explorador incansable, no a tontas y a locas, sino con metas precisas.
No sabrá de descanso hasta alcanzarlas. Siempre le interesará más la calidad que la cantidad. Viviendo « el caminante no hay camino, se hace camino al andar, golpe a golpe... » sus miras y sus esfuerzos se unificarán en una sola meta: la voluntad de Dios, siempre discernida, siempre amada. En un único modelo: Jesús,, el Verbo anonadado y obediente, Adorador del Padre, Servidor del hombre.
3. EL MANIFIESTO COMO KERIGMA.
El así llamado: Manifiesto del Fundador, que el mismo redactó como síntesis de su ideal espiritual, es el anuncio kerigmático de la gratuidad del Dios-Amor.
ANUNCIO KERIGMÁTICO |
MANIFIESTO |
- Dios te ama, - A pesar de que tú no lo amas - Dios se hace hombre, Jesús - Por ti, dio su vida en la cruz y muerte de cruz - Entrégate a Jesucristo y serás salvo - Serás ungido por el Espíritu, serás un hombre nuevo. - Serás otro Jesús, serás apóstol. |
- Tuvo a bien hacerse amar - Eramos enemigos suyos - El hijo de Dios se ha hecho carne - Se rebajó hasta someterse a la muerte - Así nos ha amado Dios. Jesucristo se ha convertido en auxilio soberano - Animado por el Espíritu de su Padre exclamó: « Ya estoy aquí, oh Dios, para cumplir tu voluntad». - Ante este espectáculo prodigioso, arrastrados a consagrarse por entero a la imitación de Jesús y a la tarea de lograr para los demás una dicha semejante. |
4. HOJA DE RUTA.
De mano de la Iglesia, Miguel, perspicaz explorador, recorre los mil y un caminos de la Historia de Salvación, plasmada en los libros de la Antigua y Nueva Alianza. De la palabra escrita se sumerge en la Palabra Encarnada « que puso su carpa entre nosotros», Todos sus escritos trasuntan la lectura asidua y contemplativa de las Sagradas Escrituras, ya que nadie ama lo que no conoce. Nadie vive lo que no ama. Nadie se identifica con lo que no vive.
De mano de la Iglesia, en la persona de cada santo, viviente actualización en el tiempo y el espacio de la siempre nueva noticia del Evangelio, Miguel se entusiasma y se juega « con corazón magnánimo y voluntad decidida » por la aventura de la santidad. Dirá con su compatriota vasco Ignacio de Loyola: « lo que éstos han vivido, ¿ por qué no yo ? »
De mano de la Iglesia, en la tradición secular de los Padres de la Iglesia, de los maestros de espiritualidad, de los predicadores y teólogos, bajo la inspiración del maestro interior, del Espíritu Santo, Miguel sabe elegir y rechazar, escoger y menospreciar, asimilar y precaverse, discernir y anatematizar las doctrinas, las ideologías ;las personas, los acontecimientos, tanto de la historia pasada como de la presente, incluso la minúscula historia del quehacer de cada día.
5. CUALIDADES HUMANAS.
Llama la atención su agudo espíritu de observación y de valorización de cualquier realidad. Logra siempre la armonía del equilibrio a través de la síntesis de contrarios, evita así caer en posiciones extremas. Posee un gran sentido común, que es el menos común de los sentidos, junto con un agudo sentido del « buen humor »
Por naturaleza y por gracia singular, desde sus años juveniles, descubre la necesidad de tener una cabeza bien asentada: quiere ideas claras y convicciones arraigadas. Descubre también, en contraposición a su medio ambiente, que eso de nada sirve, si aquellas no descienden al corazón, a la afectividad, al impulso motor de las motivaciones, como se dice hoy. Entonces sí, las frías ideas, encendidas en el corazón, se harán en las manos fuego avasallador.
Estudio cotidiano, hasta altas horas de la noche. Oración cotidiana, desde las primeras horas de la madrugada. Acción apostólica ininterrumpida, en el correr de las horas. Tres palabras, tres realidades que sintetizan la vida ordinaria vivida de un modo extraordinario por un sacerdote que se santificó, en un apartado paraje de los bajos Pirineos, llamado Betharram. Que vivió aquello que enseñó: « ejercer la inmensidad de la caridad - amor de Dios y del prójimo - dentro de los limites del ambiente », Que contra viento Y marea se esforzó por contagiarlo a un puñado de varones: la naciente Congregación de Sacerdotes del Sagrado Corazón. A un puñado de mujeres: las Hijas de la Cruz. Y lo logró.
6. GUÍA AVEZADO EN ESCALADAS ESPIRITUALES.
Como buen montañés es hombre de panoramas amplios, contempla desde las cumbres. No se pierde jamás en los vericuetos de los senderos.
Hombre de verdades cuyos extremos se tocan, está convencido que la frontera entre lo mejor y lo peor lindan. De ahí, la continua advertencia a los suyos y a sus dirigidos sobre el peligro en acecho. En cualquier momento se puede rodar cuesta abajo, precipitarse al abismo. Osadía, sí; pusilanimidad, no; presunción jamás, jamás.
Como el apóstol Pedro a los primeros cristianos, Miguel advierte que Satán, el adversario, ronda como león rugiente buscando a quien devorar. Sagacidad y desconfianza de sí, cuanto más que el enemigo se viste de ángel de luz (11 Cor. l1, 24) más a menudo de lo que pensamos, incluso en el ejercicio del ministerio, de la dirección espiritual.
El combate no es ni ocasional ni espectacular. Es simplemente cotidiano y discreto, en las arenas vulgares del quehacer de cada día. Por eso este guía, avezado en escaladas, no sólo no se cansa de advertir, sino y sobretodo, de señalar el medio infalible: la identificación con el Corazón de Jesús, Verbo Encarnado. Luego agrega diversos medios que mantienen al soldado de Cristo en pie de guerra, presto a entablar la lucha y a vencer. Quiere Miguel a cualquier precio un aguerrido « Camp volant », No puede no serlo.
Se advierte, por tanto, que el tema tan de moda en la eclesiología contemporánea de - « escudriñar los signos de los tiempos » o de « discernimiento de vida y de obra », siendo un punto clave en la espiritualidad evangélica, lo es en consecuencia en la betharramita, espiritualidad desde y para la vida (DS 241-256). El discernimiento no puede estar ausente en Betharram. No puede ser solo una moda. Es una exigencia de vida o muerte, que dimana de la fidelidad a la propia vocación, al propio carisma, sea de la persona, sea de la comunidad.
7. A LA CONQUISTA DE LA CUMBRE MÁS ALTA.
Un aventurero, explorador de la montaña, del desierto o del bosque, debe limitarse a lo imprescindible y a lo más eficiente. Así en la aventura de la vida. Así en la aventura de la santidad.
Si bien las circunstancias ambientales, en las que lo colocó la divina providencia, ayudaron al joven Miguel en su búsqueda de lo imprescindible y lo eficiente, no lo hallará con demasiada facilidad. Deberá recorrer etapas, en un proceso de marchas y contramarchas.
Dios se sirve no ya de la hagiografía de un santo, sino de una santa de carne y hueso, de Juana Elisabeth Bichier-des- Ages. La intuición femenina de esta madre de consagradas, iluminada por el Espíritu, descubre en el temple varonil de Miguel, el llamado a una paternidad de consagrados y lo impulsa con vehemencia.
En el encuentro cara a cara del Creador con su criatura, en el Sinaí de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, se realiza la iluminación, la plena manifestación de Dios-Amor, en el Verbo Encarnado, Jesús, el Señor. Luego en la devota capilla, a los pies de Maria de Betharram, la madre del Sumo y Eterno Sacerdote de la Nueva Alianza, recibe la confirmación de su vocación de fundador.
De ahora en adelante, Miguel se arrojará en la fragua encendida del Corazón de Jesús, y cual experto herrero forja a los suyos, forjándose a si mismo, en el yunque de la voluntad de Dios bajo los golpes de martillo del desasimiento de la propia voluntad.
8. CARISMA, DON DEL ESPÍRITU A UNA PERSONA PARA BIEN DE UNA COMUNIDAD ECLESIAL.
vez más, Miguel logra alcanzar la cima. En la contemplación, las ansias de su inquieto corazón han sido colmadas por el Dios del Corazón. Ha hallado la idea motriz de su espiritualidad. Ha hallado lo imprescindible y lo eficiente.
Lo imprescindible y lo eficiente, puesto que ataca de raíz la locura destructora del hombre: la orgullosa autosuficiencia de la voluntad propia. Frente a la inveterada megalomanía del hombre, que quiere « ser Dios », ser dueño absoluto de sí mismo, vivir la vida según su capricho, contrapone, Miguel, el anonadamiento, la desapropiación del Verbo « quien subsistiendo en forma de Dios, no consideró como botín de arrebatar la igualdad con Dios, sino que se vació de sí mismo, asumiendo la forma de siervo y haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Fil. ll, 6 - 8). Gran intuición de San Miguel redescubrir: la gloria de Dios, nuestra carne.
Miguel queda pasmado ante el espectáculo de la inaudita ingratitud de la creatura:
« ¡ témpanos frente a Dios ! » y del indecible amor del Creador y del Redentor: « ¡ tuvo a bien hacerse amar ! ». Como un ritornello, esta doble impresión brota en su pluma y en sus labios. Seducido y apasionado por el Amor, no cesa de invitar a la correspondencia filial.
Su espiritualidad, pues, acuñada en la quintaesencia del Evangelio de Jesús, nutrida en San Vicente de Paúl - uno de sus modelos de vida - , en Bossuet, a quien sigue en sus aciertos y abandona en sus desaciertos, en su compatriota vasco San Ignacio de Loyola y en otros, adquiere con la maduración progresiva, un sello personal. En su fidelidad esponsal al Dios-Amor, el carisma adquirirá todo su esplendor y pujanza.
Nota aclarativa
Actualmente se considera el término liberación como el más sugestivo para designar el objetivo de la obra de Cristo, que, conforme a la tradición, se solía definir ordinariamente con el término de salvación o redención. Los conceptos de salvación y de liberación están muy próximos uno del otro. Como matiz distintivo se puede observar que la salvación evoca una amenaza a la que uno escapa, mientras que liberación se refiere más exactamente a un mal actual, del que no consigue substraerse. Salvar a alguien es sacarle de un peligro; liberarle es apartarle de una situación que le oprime o esclaviza. Jean Galot - Jesús Liberador Ed.: Cete Madrid p. 22 ss.
II. INTUICIÓN PROPULSORA
Jesús - Expresión de Dios-Amor
- Verbo Encarnado, anonadado y obediente
- Adorador del Padre
- Servidor del Hombre.
INTRODUCCIÓN
1. MIGUEL EN SU TIEMPO, HOMBRE DE EVANGELIO.
La Biblia nos muestra cómo Dios, en el transcurso de la historia de Salvación, elige profetas de en medio de su pueblo para actualizar su presencia salvadora.
En la época de la Revolución Francesa, realizada en defensa de los derechos del hombre y del ciudadano, se acentuaba un mal endémico de la humana naturaleza como es el orgullo y la rebeldía. Miguel reactualiza la panacea divina para ello en la persona de Jesús, anonadado y obediente. Allí encuentra la palanca y el punto de apoyo de su pensamiento y de su acción. Allí encuentra lo imprescindible y lo eficiente para su aventura liberadora.
Miguel es simplemente « el escriba convertido en discípulo de Jesús que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo » (Mt, 14,52)
Miguel es « el servidor de Jesucristo, llamado para ser apóstol y elegido para anunciar la Buena Noticia de Dios, que El había prometido por medio de sus profetas en las Sagradas Escrituras, acerca de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, nacido de la estirpe de David, con poder según el Espíritu santificador, por su resurrección de entre los muertos.
Por Jesucristo hemos recibido la gracia y la misión apostólica, a fin de conducir a la obediencia de la fe, para gloria de su Nombre a los ... que han sido llamados por El. A Uds. amados de Dios, llamados para ser santos, llegue la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Yo no me avergüenzo del Evangelio por que es el Poder de Dios para salvación de todos los que creen: de los judíos en primer lugar y después de los que no lo son ».
(Rom. 1, 1-8 y lo)
2. EL EVANGELIO, PODER DE DIOS PARA SALVACIÓN DEL HOMBRE.
Jesús es el Evangelio de Dios, porque es la manifestación del Amor del Padre.
El Evangelio me anuncia que allí donde creo que está la vida, está la muerte. Y donde está la muerte está la vida.
El Evangelio de Jesús - nombre que significa Dios libera es la liberación de cualquier clase de seguridad, para depositar nuestra seguridad en las manos del Padre, en su poder. Reconocer la potencia del Evangelio quiere decir reconocer la propia caída, la debilidad y luego confesar y profesar la gratuidad de la salvación ofrecida por el mismo Evangelio. Es aceptar vivir la locura de la cruz, vivir la sabiduría de la cruz (1 Cor 1, 17, 2 -16).
El Evangelio no es nuestro, la mentalidad de Cristo no es « obra de hombre ». Es « obra de Dios » que nos la ha comunicado, sacrificando a su Hijo, haciéndolo nada, para hacernos entender que aunque El sea reducido a pecado, vive por el poder del Padre, y viviendo así comunica al que cree el mismo poder: vivir una Vida Nueva.
Jesucristo es el kerigma: la proclamación de la Sensacional Noticia de la Liberación. Jesucristo es Evangelio.
PLAN DE HISTORIA DE SALVACIÓN
3. SITUACIÓN EXISTENCIAL DEL HOMBRE.
El Hombre, ante la insinuación del demonio - leemos en la narración del Génesis, prototipo. de todo pecado - no quiere ser más « imagen de Dios » creatura dependiente. Quiere ser « el mismo Dios »: dueño de sí, vivir la vida según su capricho; hacer de su vida, su vida.
De este modo, se condena a sí mismo, en su limitación creatural, al temor de perder la vida. Se condena a una abierta y a la vez solapada lucha por la supervivencia de « su yo », de « su propia elección de vida ». Se condena a una actitud de defensa, ataque y acusación de cuanto se le oponga. Se condena a la construcción de una empalizada como resguardo de su espacio vital. Vive en temor de perder, de morir.
Dios utiliza como materia prima de redención, todo cuanto rechaza la humana naturaleza corrompida. De propósito elige un camino diametralmente opuesto. Un camino de locura inimaginable, desconcertante, refutable por imposible al hombre con sus solas fuerzas.
El demonio siempre tienta al hombre bajo apariencia de bien y le dice: Debes vivir, defiende tu concepción de la vida, de lo contrario morirás.
Jesús le dice: No temas perder la vida, libérate de ti mismo y de las cosas y vivirás.
4. RESPUESTA DE DIOS A LA SITUACIÓN
Frente al ansia de posesión del hombre, Jesús nace pobre, fuera de casa, en el pesebre de Belén. Muere desnudo en cruz.
Frente al ansia de placer del hombre, Jesús nace en la austeridad de la gruta de Belén, de María virgen. Muere clavado en cruz, en soledad total.
Frente al ansia de dominio y de prestigio del hombre, Jesús nace desvalido e ignorado. Vive treinta años de anonimato en Nazaret. Muere como un maldito, entregando su vida por los demás.
Jesús comenzó por vivir, luego por enseñar ... la desapropiación, el anonadamiento (Hb. l ,1 ).
Así ante la apropiación del hombre que esclaviza surge la desapropiación de Jesús, el Verbo encarnado, que libera.
La apropiación del hombre nace de un único y pluriforme espíritu - de hedonismo - de posesión - de dominio - de prestigio. Encierra al hombre en si mismo. Es egoísmo, culto de sí mismo.
La desapropiación de Jesús nace de un único y pluriforme espíritu - de templanza - de pobreza - de servicio - de anonimato. Abre al hombre hacia el otro, hacia Dios. Es amor.
El hombre, por la apropiación del pecado, colmado de sí en su propia limitación, se incapacita para recibir. Se bloquea. Se autodefiende. Se autodestruye. Pierde vida, muere.
El hombre por la desapropiación de Jesús, vaciado de sí, se capacita para ser colmado por Dios y por el otro, incluso más allá de sus limites. Se libera. Se entrega. Acepta perder la vida para reencontrarla, vive.
¿ Puede el hombre liberar-se a sí mismo ? ¿ Puede pasar de muerte a vida, por sus solas fuerzas ? No.
El Hombre necesita aceptar ser-liberado-por-Dios. Aquí radica el problema existencial del hombre de ayer, de hoy y de siempre. El hombre se obstina en ser:
- dueño absoluto de si mismo, por tanto,
- capaz de liberar-se por sí mismo.
5. CRISTO, ANUNCIO DEL AMOR DEL PADRE.
Aquí, surge la solución del problema existencial, surge la Noticia Sensacional: el Evangelio, Jesús.
Dios, en efecto, en la persona de Jesús, Verbo Encarnado, hace posible lo imposible. Lo que no hace la creatura, lo hace el Creador.
Dios se despoja, se vacía de sí mismo, se anonada, se abaja y se rebaja, se desapropia. Un imposible para la razón humana que, superándola, la deja impotente. ¡Una locura! ¡Locura de la encarnación! Es « obra de Dios », afirma la Biblia.
La locura del Amor Infinito, empero, irá aún mucho más lejos, se hará mucho más incomprensible al hombre pecador. Jesús, no pudiendo compartir la realidad del pecado, acepta, según el amoroso designo liberador del Padre, compartir solidariamente los nefastos frutos del pecado hasta el fondo, en la pasión y muerte en cruz.
El vencedor del hombre en el árbol de la vida, Satanás, es derrotado por Jesús, el hombre-Dios, en el árbol de la cruz. Jesús, el Hijo de Dios, sumergido en la situación límite del dolor y de la muerte, una locura aún mucho peor... ¡La locura de la Redención, de la liberación!
Es obra de Dios. La obra de Dios sólo la sabe el mismo Dios. La obra de Dios - porque así lo ha querido en su amorosa providencia - lleva en su seno el misterio del dolor, la crisis, el sufrimiento. Pasa siempre por la noche de la desapropiación: encarnación, cotidianidad, cruz. Nunca como en el Huerto de los Olivos, en el « he aquí al hombre » de Pilato, en la cruz del calvario, ese Jesús, así destruido por los otros, así limitado, así impotente es la mejor expresión de la Imagen de Dios. Imagen de Dios como es el hombre incluso destruido por el pecado. « Imagen visible de Dios invisible » (Col. 1, 15 y 19-20), el Dios del Evangelio, no el Dios de la filosofía ni de la religión.
6. CRISTO, CUMPLIDOR DE LA VOLUNTAD DEL PADRE.
Jesús va a la pasión y a la cruz con soberana libertad. La palabra de Jesús hecha oración en la cena dice: « Yo te he glorificado, Padre, he llevado a cabo la obra que me encomendaste realizar » (Jn. 17, 4).
Jesús ha tomado la condición humana, condenada a defender su vida - sus caprichosos intereses - como si El debiese también defenderla como todos, pero ha hecho todo lo contrario: no ha defendido su vida, la ha confiado al poder del Padre y así vence este régimen de muerte (Hb. 2, l0-18).
Jesús da gloria al Padre, cumple su voluntad, realiza el plan trazado por el Padre para El, siendo fiel a su vocación personal hasta las últimas consecuencias. Jesús ha manifestado en su fidelidad al Padre su amor, su pertenencia, su ser-para-Dios. En la cruz, Jesús ha dejado de manifiesto que los intereses del Padre estaban por encima de los suyos. La cruz revela que la vida de Jesús vale en la medida que la entrega al Padre, pase lo que pase, suceda lo que suceda. Clavado al madero, porque se clavó en la voluntad del Padre. Jesús es el hombre olvidado de sí, es el hombre « hecho hombre » . Jesús es.
Su palabra en la agonía es clara, brota de un corazón lleno de gozo: ¡Padre todo está consumado! Le ha dicho al Padre: Mira, Abba, aquí estoy roto por el dolor, pero aquí estoy.
Abandonado y confuso, Abba, pero estoy aquí porque tu lo has querido. Aquí estoy, Abba, porque siempre busqué glorificarte, siempre busqué contentarte y nunca me busqué. Aquí estoy y me siento dichoso porque he llegado al final del camino, sin verlo claro. Aquí estoy porque te amo, porque eres la pasión de mi vida. ¡ He cumplido tu voluntad !
7. CRISTO, REALIZADOR DE LA JUSTICIA DE DIOS
En lo alto de la cruz, colgado en su abandono y dolor, Jesús proclama « la obra de Dios », la justicia de Dios que es misericordia con todos los hombres, proclama la compasión del Padre con el hombre de corazón roto (Rm. 3,21-26).
Así ha glorificado al Padre: muriendo en cruz. Desde el absurdo, desde lo incomprensible, desde lo sin-sentido, desde lo último. Jesús ha sido fiel a la llamada del Padre. Ha superado la prueba. Ha superado la tentación. Ha llegado al final. Ahora sí; ahora la salvación ha entrado en el corazón del hombre desde el dolor de un Hombre, desde lo inútil de un Hombre, desde la sin-razón de un Hombre. Es duro. Escapa a la misma razón humana. No entra en nuestro cálculo. Es misterio. Es camino que no es nuestro camino. Es lo de Dios.
Dios Padre, Señor único de la historia y del hombre, lo dejó morir y lo levantó al alba del tercer día, resucitado, Nuevo Adán. El Padre, feliz, porque su Hijo llevó a cabo su proyecto de salvación del hombre, lo proclamó dichoso, le dio en herencia el Reino.
8. CRISTO EN CRUZ, SABIDURÍA DE DIOS.
En su dolor y muerte en cruz, Jesús revela el sentido nuevo del sufrimiento. En la cruz Jesús manifiesta la gloria de Dios, el amor y la lealtad de Dios, la pasión de Dios por el hombre, la vida de Dios dada sin medida. En la cruz Jesús descubre al hombre que no hay salvación posible, que no hay liberación posible sin la experiencia de su cruz. En su sangre - símbolo de vida y amor - el hombre es redimido, encuentra respuesta a su existencia.
Aquí choca el orgullo del hombre con el Misterio de la cruz. Aquí se alza la soberbia del hombre, su prepotencia contra la nueva actitud del crucificado: la mansedumbre y la humildad. Aquí el hombre, ser inteligente y libre, se subleva contra este Camino sin camino, contra esta respuesta sin respuesta, contra esta manera de ser que desconcierta, confunde, abate. El hombre se resiste a doblegarse ante un Dios que pide sencillez, humildad, bondad, ternura. ¿ Dónde, dónde queda « la dignidad humana » ? Oh Dios, sólo la fe desnuda y oscura hace entender no entendiendo, hace ver no viendo!
En el crucificado se manifiesta la Sabiduría de Dios. Es como un gran libro, es como la gran Epifanía, Revelación de Dios al nombre. En el Crucificado el creyente aprende lo que es ser un Hombre Nuevo, nombre según el estilo de vida de Jesús de Nazaret, hombre de Evangelio. El Cristo Crucificado está clavado en cruz por haber vivido las bienaventuranzas evangélicas. En lo alto de la cruz proclamó el kerigma, dio su Carta Magna del Reino.
9. CRISTO EN CRUZ, NUEVO ADÁN.
De la cruz nace el Pueblo de Dios, la Iglesia. Nace al golpe de la lanza del soldado sobre el pecho de Jesús.
En el agua y la sangre que brotan del costado abierto nace la nueva humanidad, el Hombre Nuevo; nace el pueblo de la herencia, el nuevo hijo de Dios en el Hijo.
Cristo crucificado es el nuevo paraíso, el nuevo jardín donde el Nuevo Adán, nacido de mujer, nacido de María, la Virgen, ha dado a luz la nueva historia, los nuevos cielos y la nueva tierra. Dios ha concluido en su Hijo Crucificado la Obra de la Creación. Su proyecto ha sido consumado. Lo ha llevado a cabo su Hijo por medio de su entrega por amor. Es el misterio de Dios. Es el misterio del hombre. Desde ahora el Padre ya puede descansar. Realmente éste si que es el séptimo día, porque la Creación ha alcanzado su plen,1tud en el Hijo. Dios creó al hombre para ser un ser centrado en el Centro: Jesús.
10. MANIFIESTO DE SAN MIGUEL, KERIGMA DE SALVACIÓN
Viene a la memoria y cobra toda su fuerza el kerigma del Evangelio de liberación proclamado por Miguel en su Manifiesto:
« ¡Aquí estoy, Padre, vengo para cumplir tu voluntad!
Comenzó su carrera con este gesto magnifico que será definitivo. Desde ese momento permaneció siempre en estado de víctima, anonadado - desapropiado - ante Dios, sin actuar nunca por sí mismo sino por el Espíritu de Dios, entregado permanentemente a los mandatos de Dios para sufrir y hacer lo que El dispusiera: se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre... y toda lengua proclame para la gloria de Dios Padre: Jesucristo es el Señor.
¡Así nos ha amado Dios! »
11. TRISTE COMPROBACIÓN
Se constata hoy que en la Iglesia se da prácticamente poca importancia a la mistagogia, es decir, a la introducción al misterio del Cristo Salvador.
En efecto, se enseñan verdades de fe, leyes morales, técnicas de oración etc., pero no se lleva al hombre al encuentro y a la consecuente entrega personal a Jesucristo por el Poder del Espíritu Santo. Para la mayoría, Jesucristo es un Dios para adorar, para temer; no entra en lo intimo de la vida. Es más fácil hacer sacrificios con promesas, votos... que hacer el sacrificio de la propia vida a Dios.
Se enseña el catecismo, es decir, cómo crecer en la fe, a quien fue, apenas nacido, bautizado pero nunca « evangelizado ». Nunca se le dio el anuncio ni se le hizo experimentar el kerigma evangélico de salvación, para que por una FE EXPLICITA - no por una fe de costumbre familiar, tradición ambiental - entregue su vida a Jesucristo en la Comunidad-Iglesia. Renuncie explícitamente a la mentalidad del mundo y adopte la novedad del Evangelio. Viva como Hombre Nuevo, impulsado por el Espíritu de Jesús, el Espíritu Santo.
De hecho, el misterio de Cristo-Salvador, la Vida Nueva en Cristo según el Espíritu, se escamotea a gran parte del pueblo de Dios, lo ignora aún el practicante.
Nueva Evangelización, como repite insistentemente Juan Pablo II es PREDICACION KERIGMATICA: « Dios te ama, Cristo ha venido por ti; para ti Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida ! No tengan miedo ! Abran de par en par las puertas a Cristo ! » (CFL 34).
12. DOS CAMINOS CONTRAPUESTOS
Adán = Hombre Viejo Pecado Muerte Enemistad Egoísmo Orgullo Odio Independencia Rebeldía Opresión Injusticia Mentira Usufructo Vicios... |
Cristo=Hombre Nuevo Gracia Vida Reconciliación Entrega Humildad Amor Obediencia Sumisión Servicio Justicia Verdad Gratuidad Virtudes... |
Mentalidad de mundo Hedonismo Posesión Dominio Prestigio |
Mentalidad de Evangelio Templanza Pobreza Servicio Anonimato - persecución - (Mt. V) |
Apropiación Dios de autosuficientes Dios de « santos » Dios de « perfectos » Dios Patrón Hombre « religioso » = espiritualidad de poder Terror de Dios Ley exterior Espíritu farisaico Preocupación por propia salvación Desprecio del pecador - superioridad – Rebeldía y rechazo Intransigente consigo y con los otros Huye del sacrificio Busca alegría, cae en tristeza Guiado por espíritu de Satanás |
Des-apropiación Dios de impotentes Dios de pecadores Dios de débiles Dios Padre Hombre evangélico=espiritualidad de servicio Temor bíblico de Dios Ley interior Espíritu cristiano Preocupación por salvación del otro Solidaridad con el pecador-igualdad Obediencia y aceptación filial Comprensivo consigo y con los otros Asume el sacrificio Vive la alegría del amor Guiado por el Espíritu Santo |
1. Letra que mata - espíritu judaico- Seguridad en sí mismo Obnubilación de mente y corazón Ilusión alimentada por el demonio 2. Presunción pelagiana 3. Pesimismo protestante |
Espíritu que vivifica Desconfianza de sí Discernimiento de mente y corazón Realidad clarificada por el Espíritu Santo Precariedad sanada por gratuidad Certeza que Dios da el querer y el obrar (Fl. 2,13) |
Naturaleza dañada irremediablemente 4. Jansenismo = gracia y evangelio como premio para los « buenos » 5. Incredulidad moderna, no cree ni en la gracia de Dios, ni en la libertad del hombre. |
Naturaleza curada desde dentro Gracia y evangelio, remedio para todos, especialmente, pecadores.(ver :D.S. 158-160) Cree en Jesús, Dios hecho hombre, para que el hombre viva en libertad. Aúna fe y obras; gracia y libertad. |
JESÚS, EVANGELIO DE DIOS, CLAVE DE VIDA
13. ¿LIBERACIÓN, OBRA DE DIOS O DEL HOMBRE?
Cierto día, los fariseos preguntan a Jesús: ¿ qué debemos hacer para realizar la obra de Dios ? Les respondió: la obra de Dios es que ustedes crean en aquél que El ha enviado. Volvieron a preguntarle: ¿ qué signos haces para que veamos y creamos en ti ? ¿ Qué obra realizas ? (Jn. 6, 28-30).
Planteamiento de los fariseos: ¿ qué debemos hacer para realizar la obra de Dios ? Porque, nosotros, fariseos, con nuestras fuerzas podemos hacer la voluntad de Dios, cumplir la ley. Nos sentimos autosuficientes, somos capaces de llevarla a cabo una vez conocida, somos dueños de nosotros mismos.
Respuesta fuerte de Jesús: « creer en quien El ha enviado ». La salvación, es decir, el valor y el sentido de la vida, no está en el hombre; le viene de otro, de fuera. El Dios del Evangelio es el Dios del pecador que sólo pide un corazón abierto para recibir como un don de lo alto el regalo del amor.
Jesús precisa todavía más: « todo lo que me da el Padre, viene a mi, y al que venga a mi yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió... Porque ésta es la voluntad de mi Padre que quien ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna... (36-40). No es que alguien haya visto nunca al Padre sino el que viene de Dios: sólo El ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida (46-47).
14. DOBLE DINÁMICA DEL AMOR.
¡Hay que aprender a dejarse amar por Dios! Al Hombre, en efecto, le agrada conjugar en activo: yo amo, vale decir, soy el sujeto agente. Es verdad que el auténtico amor es siempre oblativo, ofrenda del ser a un « Tú ». Pero aun esto se hace con aire de superioridad: presta atención es mi riqueza la que te hace crecer. No agrada tanto conjugar en pasivo: yo soy amado. Ahora soy sujeto paciente. Se me quita el protagonismo. Por eso, resulta mucho más difícil: dejar-se amar, dejarse regalar por el otro.
La desapropiación de la autosuficiencia vacía sobretodo para volverse capaz de recibir, de dejarse regalar. Diversos pasos del proceso: 1. ser capaz de vivir en éxtasis - fuera de la intimidad, todo en el otro, en encuentro dialogal. 2. ser capaz de acoger con alegre gratitud la plenitud del otro - fusión de dos seres, sin pérdida de propia identidad. 3. ser capaz de desaparecer en el amado identificación de dos personas.
El amor en el hombre es impulso y plenificación de la vida. Lo es también el amor en Jesucristo. Es el amor « lo imprescindible y lo eficiente » para Miguel, en una doble vertiente:
- impulso = desapropiación de la propia voluntad.
- plenificación = apropiación de la voluntad amorosa y liberadora de Dios.(M.S. 187)
El Corazón de Jesús es el incentivo y modelo para vivir ambas vertientes. En efecto, Jesús, Evangelio de Dios, expresión en carne de la plenitud de Dios-Amor se desapropia, se fusiona con el hombre para identificarse con la nada, en total gratuidad para con ella. Luego, ya a su nivel, invitará a la nada del hombre a desapropiarse de su nada, para dejarse llenar y rebosar de la plenitud del Dios-Amor.
« Ante este espectáculo maravilloso » Miguel, fuera de sí exclama: « ,,, dejémonos ganar por este Dios amante, amemos como este Dios amante, amemos en este Dios y por este Dios amante ! » (M.S. l90)
Esta realidad de dejarse regalar, de corresponder al Dios-Amor es de suma relevancia en la espiritualidad Betharramita, es consecuencia y plenificación de la desapropiación, tema que nos ocupa. Por eso se la ha señalado siquiera someramente,
15. MATICES A TENER EN CUENTA.
Se ha constatado como Jesús, Evangelio de Dios, vive y enseña un estilo de vida nueva, que hace feliz al hombre, liberándolo del temor de defender la vida como posesión propia, para gozarla en la libertad de un amor en oblación. Sin embargo, esta solución al problema existencial, ofrecida por Jesús, no es a primera vista fascinante. El hombre sigue siendo el eterno niño que por unas brillantes monedas deja de lado la poco atrayente chequera en blanco con el respaldo del caudal de un Dios.
Miguel afirma que « el cristianismo no es un juego de niños. Es una empresa ardua, que pide un corazón varonil, un corazón magnánimo, un alma decidida » (M.S. 236). Miguel, luego de hecha la opción por el camino de Jesús hace suya la radicalidad del Evangelio: el que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios (Lc. 9, 62 y Mt, 12, 30).
En la imitación de Cristo « que comenzó su carrera con el gesto magnifico del Aquí estoy, que será definitivo » Miguel encarna y exclama sin cesar « adelante, siempre adelante sin jamás detenerse, ni en la región de los sentidos, ni en la del espíritu, ni siquiera en Dios » (M.S. 234 y 259).
Miguel delata repetidamente el drama del cristiano que es el espíritu farisaico: aparente espíritu de verdad camuflado tras el cumplimiento autosuficiente de la ley, de la regla... « La verdad es odiosa a los hombres, no pueden sufrir sus luces. La amamos si se muestra, pero no si nos muestra. ¡ Qué equivocación ! El seductor sabe ganar por virtudes aparentes aquello que no puede obtener por groseras pasiones » (M. 157).
Miguel tiene además conciencia clara y concreta de otro drama del cristiano como es su « existencia amenazada », su precariedad. Un ser inestable, mezcla de ángel y de bestia, capaz a un mismo tiempo de lo sublime y de lo abyecto (D.S. 74-77).
Su espiritualidad, pues, rebosa de realismo evangélico. De allí, también , su constante reclamo a otra actitud muy evangélica, la vigilancia (Mt. 24, 42-51; 25, 1-13; 26, 38,41). En suma, su espiritualidad está asentada en la esperanza escatológica del « ya... pero todavía no... », ya todo está realizado - en Cristo Jesús, pero todavía está por realizarse - en nosotros.
16. SÍNTESIS DE LA ESPIRITUALIDAD BETHARRAMITA EN CLAVE KERIGMÁTICA.
a) JESÚS * expresión de Dios-Amor
* Verbo Encarnado, anonadado y obediente
Modelo de: * desapropiación de la propia voluntad
* apropiación de la Voluntad liberadora de Dios
b) CORAZÓN DE JESÚS, manifestación del Amor del Padre y del Espíritu
Modelo de: * proceso para llegar a ser hijo en el Hijo
1° Paso: Hacerse Discípulo, siendo adorador del Padre,
como el Verbo Encarnado cuya vida es total referencia al Padre: « mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra » (Jn. 4, 34).
2° Paso: Llegar a ser Apóstol,
siendo Servidor « en estado de oblación », como el Verbo Encarnado, cuya vida es total referencia al Hombre: « el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por muchos » (Mc. lo, 45 ; Mt. 20, 28)
3° Paso: Identificarse con Cristo,
siendo Evangelio viviente, como el Verbo Encarnado cuya vida es total referencia a la Misión: « Yo soy el Pan Vivo bajado del cielo. Así como yo he sido enviado por el Padre que tiene vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. (Jn. 6, 57 ss.) cf. 17
c) El Betharramita grita con el Verbo Encarnado:
¡ Aquí estoy, Padre, vengo para cumplir tu voluntad salvífica !
¡Sin llegar tarde, sin poner condiciones, sin vuelta atrás, por amor, únicamente por amor !
CAMINO DE JESÚS = CAMINO DEL CRISTIANO.
17. EL CRISTIANO, EL QUE CONOCE « AL DADOR DE LA VIDA ».
A la luz de lo expuesto se concreta ahora cómo el cristiano, el bautizado, otro Cristo, va haciendo suya la nueva mentalidad del Evangelio, vivida y enseñada por Jesús (ver n° 12, dos caminos contrapuestos).
El cristiano es el que desciende hasta su propia debilidad para conocer la potencia salvífica de Dios. Convencido de su propia debilidad se siente fuerte en Jesucristo.
El cristiano nunca se siente a punto. Cuando descubre ser pecador, afirma: Si, lo soy pero he experimentado que he sido descubierto y amado así.
El cristiano es el que cree que el único modo de curar la humanidad, condenada a defender su vida, es darla como Jesús.
El cristiano no busca poseer y gozar la vida -« no se preocupen de su vida »-( Mt.25 ) sino que es quien realiza la experiencia feliz de conocer al dador de la vida, Jesús, el Señor.
El cristiano, ante el anuncio de esa Buena Noticia, ha hecho la experiencia de que la victoria de la vida está en manos de Jesús. Vive liberado de la preocupación.
El cristiano es el que vive la experiencia de encontrar el tesoro escondido, la perla preciosa (Mt. 13, 44-45). Se juega el todo por el todo.
El cristiano - como Jesús - vive entregando la vida en manos del Padre, se consagra. « No hace sacrificios », sino que ;< se convierte en sacrificio », en oblación total
El cristiano experimenta que optar por el camino de Jesús supone abandono en las manos del Padre, más aún supone incluso ser abandonado por el Padre como Jesús en la cruz.
18. EL CRISTIANO, EL DÉBIL FUERTE CON EL PODER DE JESÚS.
El cristiano es el que, momento tras momento, vive la continua conversión, siempre desestabilizado por la vida, vivida a la luz y fuerza del Evangelio. El test de conversión al evangelio es perder con alegría todo cuanto se tiene y se es.
El cristiano por la continua conversión reconoce que no es dueño de la propia historia, reconoce a Dios como el Señor de su historia. Por tanto no tiene necesidad de esconder su pecado, se siente a la vez elegido y pecador.
El cristiano es el que no se avergüenza de su incapacidad, más aún la pone en evidencia, no por exhibicionismo, sino para dar a conocer la obra que Dios hace a través del Evangelio. Para el cristiano, pues, sentirse pecador es desprenderse de sí mismo, para confiar sólo en la gratuidad de Dios.
Al cristiano no le importa tanto « hacer el bien », cuanto testimoniar que Dios hace las cosas para bien, y aunque todo parezca conducir a la muerte, cree igualmente que todo converge en su bien.
El cristianó sabe que la lógica del Evangelio no es evasión. Es realismo de vida a través de muerte, es realismo de amor (Jn. 16, 21). Lucas afirma: « quien quiera salvar la propia vida, la perderá; quien pierde la vida por mí, la encontrará » (9, 24). Es decir, no pretendan ustedes hacer la Obra de Dios, sino dejen que Dios haga su Propia Obra en ustedes.
El cristiano acepta que la Salvación le viene desde su debilidad, desde su fracaso, desde su pecado.
El cristiano acepta que su liberación no será por sus solas fuerzas, sino que le viene dada por otro, por Jesucristo que lo asumió y experimentó en sí, lo venció y entregó al Hombre su fuerza, su poder vencedor.
El cristiano, cuando se percata de-no-obrar-bien da gracias a Dios y alaba su misericordia, porque le ha hecho experimentar la propia debilidad y a través de ella ha visto cómo Dios obra en él, naciéndolo Hombre Nuevo (santificándolo).
El cristiano es alguien que comienza a gloriarse, a disfrutar sus propias debilidades porque ha conocido a Uno que es Señor de todo, pero que se ha hecho débil, servidor de todos, para que pudiésemos vivir como hombres libres. (Grave problema: el hombre tiene temor de ser descubierto en su « debilidad », no acepta estar enfermo, y por tanto ser curado. Menos aún comprende el punto de arranque de la liberación evangélica, consistente en aceptar como un bien para sí el ser tratado injustamente, ser pobre, ser dejado de lado, ser considerado inútil, ser el último, ser mal visto, ser mal interpretado, ser calumniado, etc. Es comprensible, sólo se capta con el poder del Espíritu de Jesús, del Espíritu Santo).
19. EL CRISTIANO, EL LIBERADO QUE ANUNCIA A JESÚS LIBERADOR.
El cristiano no es el salvado, sino el que es instrumento de salvación para los otros. En efecto, ha conocido que es pecador, ha conocido a quien no le ha impedido pecar, ha conocido a quien, siendo inocente, probó la amargura del pecado y no lo ha juzgado ni condenado, pero que en el pecado lo ha salvado. Por todo eso, el cristiano se siente dispuesto a llevar también sobre sí el mal de los otros.
El cristiano, pues, es el que posee el poder de Jesús, y por tanto se somete y da la vida al otro, da razón al que no tiene, da con alegría al que le hace mal, perdona al que lo destruye, etc., se convierte en instrumento para salvación del otro: en kerigma viviente, en Evangelio viviente de la violencia del amor.
El cristiano se convierte en « señor de todo », no porque lo sea, sino porque ha hecho la experiencia de conocer al « Señor y dador de la vida ». Por eso, como Jesús, es siervo de todos y lo es por gratitud.
El cristiano sabe que el Evangelio no es una propuesta humana, y por lo tanto que no lo puede cumplir por si mismo. Necesita además de la luz y de la fuerza de Dios, de la ayuda de los otros, sean quienes sean, le hagan lo que le hagan.
El cristiano aprende, día a día, a agradecer al otro que le ayude a entrar donde no quiere entrar, a convertirse, desprenderse de si mismo, a conocerse tal cual es... a identificarse con la mentalidad del Evangelio, a ser feliz.
El cristiano aprende de Jesús a ser-el-hombre-para-los-demás, el ser-todo-para-todos, el ser libre estando sometido a todos. Como Jesús, tiene la libertad de entregar su libertad a los otros, para que los otros hagan de él lo que les agrade.
El cristiano sabe que sólo puede anunciar el Evangelio al otro, si se esfuerza en experimentarlo en sí cada día.
El cristiano experimenta que una comunidad es verdaderamente evangélica cuando todos, del mayor al menor, del menor al mayor tienen el coraje de mostrarse y aceptarse como son, de decirse la cruda verdad en mutua edificación, de crecer « viviendo la verdad en el amor » (Ef. 4, 15).
20. EL CRISTIANO, EN IGLESIA EXPERIMENTA Y VIVE LA PRESENCIA DE JESÚS RESUCITADO.
El cristiano experimenta la gratuidad de la justicia de Dios que es su amor misericordioso y vive en la alabanza y la acción de gracia.
El cristiano reconoce que el Padre en vez de ejercer su ira, por la rebeldía del pecado nos envió en el Hijo Jesús su justicia, haciéndolo pecado por nosotros. Jesús tomó sobre sí no sólo nuestra limitación, sino incluso el fruto de nuestra rebeldía, e inocente ofreció su dolor y su temor a la muerte. Así nos liberó y nos hizo experimentar el perdón misericordioso que nos abre al amor de Dios, de nosotros mismos y de los demás.
El cristiano reconoce en Jesús crucificado la prueba de la solidaridad de Dios con el Hombre.
El cristiano experimenta, día a día, situación por situación que obrar como hombre nuevo según el estilo de vida de Jesús lo realiza por el poder del Espíritu de Jesús resucitado, del Espíritu Santo.
El cristiano es el hombre-en-camino hacia el Padre siguiendo las huellas de Jesucristo, impulsado por el Espíritu, en un Pueblo-en-marcha, la Iglesia.
El cristiano experimenta que el Evangelio no es algo del pasado. Es una realidad presente. No es algo, es alguien: Jesucristo. Más aún: TODOS somos UNO en Jesucristo por el Espíritu Santo.
El cristiano vive la Iglesia, no como institución, sino como misterio: la presencia viva y operante de Jesús Resucitado, el Señor, en medio los hombres para hacerlos hombres nuevos en el hoy de la historia.
El cristiano descubre que los sacramentos no son frías ceremonias, sino un encuentro, una fusión, una identificación con Jesús, para ser capaz de vivir entregando la vida, de ser un Evangelio viviente.
Texto esclarecedor de San Miguel :
« No es suficiente escuchar el evangelio, aún con docilidad; es necesario practicar lo que ordena. La oración, la devoción que no nos volviese más fieles a nuestros deberes, más sumisos a la voluntad de Dios, es pura ilusión y no nos abriría el cielo. Incluso los milagros no nos impedirían condenarnos.
Escuchar y obrar, es construir sobre piedra, contra toda prueba. Creer que uno se salva solamente por la fe es engañarse. Enseñar que se salva por la sola fe, es engañar a los otros. Escuchar sin practicar, es abusarse, volverse culpable, agregar a otros pecados el desprecio de este medio de salvación.
El Evangelio es un espejo fiel, que nos representa a nosotros mismos, que nos muestra nuestros pecados y defectos. La ley evangélica es perfecta porque nos proporciona cuanto es necesario para iluminarnos, para hacernos comprender la verdad, para corregirnos los defectos, para perfeccionar en nosotros aquello que puede haber de laudable. » (MS 238)
21. COMPENDIO
De mano de San Miguel se aprende de Jesús, Verbo anonadado y obediente, la desapropiación de la propia voluntad para ser luego colmado de la plenitud de Dios-Amor.
De mano de San Miguel, se es llamado a ser un kerigma viviente de Dios-Amor, por medio del Evangelio, poder de Dios para salvación de todos.
El autor de este ensayo opina que esta lectura kerigmática de la vida, carisma y espiritualidad de San Miguel, en clave de Nueva Evangelización, además de su actualidad eclesial, es de sumo provecho tanto para un re-florecimiento de la espiritualidad betharramita en el religioso como para el « novedoso florecimiento » de ella en el laico, según su vocación y misión en la Iglesia y en el mundo (CFL). Es de suma importancia porque nos da el meollo tanto del Evangelio como del Carisma betharramita.
El autor no ha querido sobrecargar el texto, ya de por sí bastante extenso y denso, con citas de la Sagradas Escrituras y de San Miguel, que podrían ser muchas e ilustrativas. Es un trabajo que le deja al inquieto lector: alegrarse con el propio descubrimiento en la fuente de estos maestros del vivir.
Mediante esta Clave de Lectura Kerigmática, el autor espera que surja un San Miguel actualizado, novedoso, y atrayente. Un San Miguel que ayude eficazmente a poner el corazón al ritmo del Corazón de Jesús.
« Que el Padre se digne fortificarlos por medio de su Espíritu, conforme a la riqueza de su gloria, para que crezca en Uds. el hombre interior.
Que Cristo habite en sus corazones por la fe y sean arraigados y edificados en el amor. Así podrán comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, en una palabra, Uds, podrán conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento, para ser colmados por la plenitud de Dios.
A aquél que es capaz de hacer infinitamente más de lo que podemos pedir o pensar, por el poder que obra en nosotros, a El sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, por todas las generaciones y para siempre. Amén. » (Ef. 3, 14-21).
III. LA VOCACIÓN Y MISIÓN DEL LAICO EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO Exhortación Apostólica postsinodal Christi Fideles Laici (Roma,30 de diciembre de 1988)
« El laico es el hombre de Iglesia en el corazón del mundo
El laico es el hombre de mundo en el corazón de la Iglesia ». (Puebla 786)
1. PRESENTACIÓN PANORÁMICA.
La CFL es un texto muy rico. Es una síntesis de la letra y del espíritu del Concilio Vaticano II y los Sínodos postconciliares. Es un compendio en el que aparecen muchos temas. Se podría descubrir como una meditación basada en tres palabras: vocación, comunión, misión, Esta meditación se lleva a cabo con las imágenes bíblicas de la vid, la viña. los obreros de la viña. Cada una de estas tres palabras: vocación - comunión - misión reflejan a su vez la presencia y la acción de Dios, en la historia y en la vida de cada cristiano.
En una primera visión panorámica, ponemos los cinco temas (capítulos) enmarcados en los pasos para llegar hacer « hijos en el Hijo Jesús » al dar el kerigma betharramita (11- n°16):
2. NATURALEZA DEL DOCUMENTO.
El documento se presenta, ante todo, como un texto escrito. Pero hay que notar inmediatamente que el texto escrito se remite a otra cosa que, precisamente, es lo que revela la calidad del documento y define, por consiguiente, su verdadera naturaleza.
La calidad y la naturaleza del documento surgen de la respuesta que se da a cuatro preguntas: ¿ quién escribe el documento ? ¿ Por qué se ha escrito ? ¿ Qué hay escrito en él ?
¿ Cómo está escrito ?
a) ¿Quién escribe el documento? Los Obispos sinodales y el Papa. Los Obispos sinodales y el Papa, profundamente unidos. A través de estos términos tan sencillos, y más allá de ellos, encontraremos el ejercicio concreto, la realización de la misión magisterial y pastoral en la Iglesia y al servicio de la Iglesia misma; más aún, al servicio de toda la humanidad.
Desde luego, la Christifideles laici es un texto escrito. Pero, al mismo tiempo, es una realidad viva, en cuanto sus autores son los Obispos que representan a todas las Iglesias del mundo con Pedro y bajo Pedro.
b) ¿Por qué se ha escrito este documento? Su objetivo es eminentemente pastoral o práctico. Lo dice la misma exhortación al terminar el n. 2: « El objetivo que la Exhortación quiere alcanzar es suscitar y alimentar una más decidida toma de conciencia del don y de la responsabilidad que todos los fieles laicos - y cada un de ellos en particular- tienen en la comunión y en la misión de la Iglesia ».
El « por qué » del documento es, pues, algo sumamente vivo: la Christifideles laici se propone penetrar en el corazón de cada uno de los fieles para desarrollar en ellos una conciencia más atenta y fecunda sobre el lugar y el papel que tienen los laicos en la Iglesia y en el mundo.
c) ¿ Qué hay escrito en el documento ? Es verdad que su finalidad es eminentemente pastoral; pero no se da una auténtica pastoral, si ésta no está fundada, motivada y enriquecida constantemente por la doctrina. en este sentido, la Exhortación apostólica postsinodal no deja de tener una amplia y profunda doctrina propia, que constituye la raíz y la fuerza de los aspectos relativos a la acción y a la práctica que integran el documento.
Se ha utilizado adrede el término « doctrina ». En efecto, las cuestiones propiamente teológicas, en particular las que hoy se debaten con más fervor, no están ausentes en el documento, pero éste las afronta sólo por las implicaciones que pueden tener con relación a la doctrina.
La Exhortación apostólica es un documento eclesiológico, su configuración típica es una configuración eclesiológica. El n. 8 es muy claro e inequívoco al respecto: « sólo dentro de la Iglesia como misterio de comunión se revela la 'identidad' de los fieles laicos, su original dignidad. Y sólo dentro de esa dignidad se pueden definir su vocación y misión en la Iglesia y en el mundo ».
Aquí se hace inevitable una pregunta: ¿ cuál es la eclesiologia que dirige el documento ? ¿ Cuál es la edesiología que vivifica las lineas estructurales del documento mismo ? La respuesta más común y habitual, desde los primeros comentarios que ha recibido la Exhortación, es la siguiente: LA ECLESIOLOGIA DE COMUNIÓN,
d) ¿Cómo está escrito el documento? ¿Cómo trata de lograr un objetivo pastoral basándose en la doctrina? Me parece que los términos de « Exhortación apostólica » son significativos, pues ayudan a captar fácilmente la índole del documento, a definir su estilo. Se trata de una « exhortación »; por consiguiente, de un llamamiento, una invitación, un estimulo, casi una movilización, dirigida a toda la Iglesia, y en particular a los laicos, para que se pueda buscar ese objetivo pastoral basado en la doctrina.
Las palabras del Evangelio que se repiten en el documento: « Vayan también ustedes a mi viña » (Mt. 20, 3-4), están llenas de una extraordinaria riqueza desde un punto de vista rigurosamente teológico, pues demuestran el aspecto vivo y personal del documento. En él resuena realmente la voz de Jesucristo quien se dirige, a través del Sínodo de los Obispos, a toda la Iglesia. El documento precisa cómo la voz del Señor resuena inseparablemente en lo más intimo del ser mismo de cada cristiano y en las vicisitudes históricas de la Iglesia y de la humanidad (cf, n. 3).
Estimamos que, para poder trazar las líneas estructurales del documento y descubrir su unidad interior y profunda, es fundamental comprender su índole según estos términos vivos y personales.
El fundamento bíblico de la Christifideles laici - nuevo para este tipo de documento - da unidad a la exhortación alrededor de la imagen de la vid como expresión del misterio de Cristo y también del misterio de la Iglesia, considerándola como « comunión » y
« misión ». La dimensión bíblica da al documento un carácter de meditación que contribuye a hacer descubrir la Palabra de Dios como don y responsabilidad encomendada a los laicos.
El imperativo de los Evangelios sinópticos: « vayan a mi viña », colocado al principio de la Christifideles laici, no debe hacer olvidar aquél que contiene la imagen de la vid y los sarmientos en el Evangelio de Juan: el hecho de permanecer en Cristo es lo que permite que se dé fruto. Es una actitud que se contrapone críticamente a la mentalidad corriente que considera que el laico está llamado a actuar.
Fundamento de la misión es el don de la comunión con Cristo. La iniciativa del amor viene de Dios. El actuar cristiano es, por tanto, fecundidad que nace de la vida en Cristo, y no obra o producción.
Se puede afirmar que la acertada elección de la palabra « Christifideles » propone a los laicos una definición y un programa de espiritualidad. En efecto, la referencia a Cristo indica el sentido evangélico de la vocación laical, con llamamientos precisos al discipulado y al seguimiento, a la confesión de la fe y a la misión apostólica; pero todo se apoya en inserción en Cristo mediante el bautismo y los otros sacramentos de la iniciación cristiana.
Con esta doble referencia a la fidelidad a Cristo y a la comunión intima con el Señor, la espiritualidad laical adquiere nuevamente su riqueza de significados como vida en Cristo, sinónimo más expresivo que vida cristiana, y vida en el Espíritu variación significativa de la expresión: vida espiritual. Ambas dimensiones, la cristológica y neumatológica, encuentran en la índole laical la característica vocacional propia en la Iglesia y en el mundo.
3. MEDULAR CATEQUESIS DE LA « VIDA EN CRISTO ».
La intención de esta presentación de CFL, como en lo anterior, es despertar la curiosidad, el apetito... señalar « pistas de lanzamiento », Al lector queda lo demás... lectura, asimilación.., vivencia...
El Kerigma nos hizo conocer, aceptar y entregar la vida a Cristo. La Catequesis nos hace consolidar la vida en Cristo, profundizándola en todo sentido.
Se vuelve a insistir:
- como cristianos no seamos el eterno niño que se contenta con moneditas, y DESPRECIA el CAUDAL de Jesucristo en la poco atrayente chequera en blanco, en los « signos pobres » de la vida cotidiana y de los sacramentos.
- nadie ama lo que NO CONOCE, Nadie vive lo que NO AMA. Nadie se identifica con lo que NO VIVE. Aquí son muy clarificantes las palabras de Jesús en Juan XV, 5: « sin mí nada pueden hacer » que se pueden decir al revés: « sin Ti yo no puedo hacer nada »
Permítasenos estos 2 esquemas catequísticos panorámicos :
A) DIGNIDAD del Cristiano, otro Cristo.
* Encarnación Lucas 1, 26 - 3g
Dios Padre envía
al Verbo
por obra del Espíritu Santo
sobre María
NACE JESUS
* Pentecostés Hechos de Apóstoles 11, 1 - 48
Dios Padre y Jesús Resucitado envían
al Espíritu Santo
sobre María y los doce Apóstoles
NACE JESUS PRESENTE EN EL TIEMPO, la IGLESIA.
*Bautismo - Confirmación Jn III, 3 - 20 ; Rom. VI ; Efesios (toda)
Dios Padre y Jesús Resucitado envían
al Espíritu Santo
sobre un Varón o Mujer
NACE UN CRISTIANO, otro CRISTO,
presencia liberadora y vivificadora
de Jesús Salvador, en el Pueblo de Dios=Iglesia,
en el hoy de la historia.
B) RESPONSABILIDAD del Cristiano CFL (11 - 13)
* Vocación (11)
- ser hijo en el Hijo = otro Jesús
- sarmient - O en la Vid (permanecer) c. I
* Comunión (12)
- un solo cuerpo en Cristo = IGLESIA
- sarmient - OS TODOS DE LA UNICA VID c. II
* Misión (13)
- vivificados por una misma SAVIA=Espíritu Santo. (20)
- sarmientos que esparcen VIDA NUEVA c. III
4. RASGOS DE LA ESPIRITUALIDAD LAICAL.
Los seglares se definen como seguidores de Jesús. Ello empuja a basar su espiritualidad en el seguimiento real de Jesús, común a todo bautizado. Reservar la dinámica propia del seguimiento sólo a algunos de ellos, equivaldría a desvalorizar el mismo Bautismo. Cabe, sin embargo, hablar de una especifica del laicado, distinta de la que puede caracterizar a los presbíteros o a quienes han optado por la vida religiosa en sus diferentes formas.
* Escucha de la Palabra y de la vida.
De la misma manera que no puede entenderse a Jesús prescindiendo de Dios Padre, principio estructurante y horizonte último de su mensaje y de su vida entera, tampoco cabe hablar de vida cristiana sin hacerla descansar en una relación filial confiada en Dios, en toda circunstancia. La persona creyente se identifica a partir de la escucha atenta y de la obediencia leal a la voluntad de Dios, expresada a través de su Palabra y de los hechos de la vida diaria. La contemplación del Dios de Jesús es así el punto de partida de todo estilo cristiano de vida, también laical.
* Radicalidad evangélica.
El seguimiento de Jesús lleva consigo, frente a un cristianismo de tipo convencional o « light », la exigencia de la radicalidad. La llamada apremiante de Jesús a seguirle exige plena disponibilidad. No es una llamada entre otras, sino la que da sentido último a la vida. Tomarse en serio el Evangelio, ser honesto en la respuesta, ha de ser tarea permanente de todo creyente.
La espiritualidad del seguimiento requiere también una solidaridad efectiva con los pobres, destinatarios preferentes del mensaje de Jesús. Esta opción por los desfavorecidos es beligerante, incluye la lucha contra la pobreza y sus causas, y conduce tarde o temprano al conflicto. Manifiesta también la centralidad de la cruz en el seguimiento de Jesús. Seguir a Jesús significa « complicarse la vida » en la lucha contra el mal y la injusticia.
* Espíritu de las bienaventuranzas.
El seguimiento de Jesús está impregnado del espíritu de las bienaventuranzas, elemento de contraste permanente con los valores dominantes en nuestra sociedad. En un mundo en el que priman la competitividad, la agresividad, la apariencia o el consumo, los cristianos están llamados a encarnar valores tan profundamente evangélicos como son la misericordia, el perdón, la honradez y transparencia de corazón, la paciencia en situaciones adversas y la misma persecución.
Seguir a Jesús pide aunar mística y compromiso, contemplación y acción. La fe en el Resucitado tiene que impulsarnos a optar en toda circunstancia, por el Dios de la Vida, siguiendo la trayectoria del Señor, que vino a dar vida en abundancia pasando por la propia entrega y la cruz (Jn. lo, lo). Una fe que ha de alimentarse en la oración y en la contemplación del Dios presente en la historia, siempre mayor y más libre, que se da de modo gratuito.
El seguimiento de Jesús va más allá de la ética y del comPromiso activo. Incorporar a la vida del creyente la experiencia de la acogida humilde y gozosa del Reino que Dios nos regala. La fe adquiere así una dimensión política en la lucha esperanzada por la justicia en favor de las personas y grupos maltratados y crucificados.
* Transmisor de la Buena Noticia.
Unido a lo dicho, la espiritualidad cristiana ha de afirmar y transparentar el amor de Dios al mundo: « Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo por medio de El » (Jn. 3, 17) Una espiritualidad netamente laical que descubre las huellas del amor de Dios en el mundo y se abre a la transcendencia, no puede presentar un talante amenazador o condenatorio, sino que ha de ser transmisora de una Buena Noticia para la humanidad.
* Evangelizar « por contagio ».
Los laicos, miembros de una Iglesia enviada al mundo como signo eficaz de la salvación y animados por el Espíritu, están llamados a descubrir y escuchar la voluntad de Dios, y a dar testimonio de su fe en todas las circunstancias de la vida. Ellos pueden y deben evangelizar, por así decirlo, por contagio ( LG. 33 ;CFL 15). A través de ellos, la fe se hace testimonio y éste no deja de provocar la pregunta por aquélla. No son las palabras y la doctrina lo primero de la evangelización, sino los gestos y las obras que hablan de una vida coherente con el Evangelio (EN. 21).
* Presencia en la vida secular.
El campo propio, aunque no exclusivo, de la acción evangelizadora del laicado abarca los diferentes ámbitos de la vida secular:
« el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía, y también de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación de masas, sí como otras realidades abiertas a la evangelización, como el amor, la familia, la educación de los niños y jóvenes, el trabajo profesional, el sufrimiento » (EN 70).
En todos estos aspectos de la vida ha de hacerse presente el laicado de nuestras Iglesias. A los seglares, cuyo apostolado es « participación en la misma misión salvífica de la Iglesia » (LG 33), compete hacer presente el Evangelio en todos ellos, sin dejar de lado ninguno. Pero no es menos importante que sean ellos mismos quienes lleven a las comunidades cristianas y a la Iglesia particular Propia las ilusiones, gozos, esperanzas y preocupaciones de la gente. Este camino de ida y vuelta es una de las características de la existencia cristiana laical. Se trata, al fin y al cabo, de vivir en el mundo con responsabilidad cristiana, enriqueciendo desde ahí la vida de la Iglesia.
Más allá de los gustos y aficiones personales, cada persona bautizada habrá de preguntarse, en las diferentes circunstancias de su vida, por la voluntad de Dios sobre ella.
* Al servicio del bien común.
La presencia pública de la Iglesia es una exigencia de su dimensión evangelizadora, expresa una dimensión secular ineludible, y puede realizarse de diversas maneras. Los creyentes « de ningún modo pueden abdicar de la participación en la 'política'; es decir, de la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común » (CFL 42). También de esta manera hacen presente a la Iglesia en el mundo y buscan transformar la sociedad según el espíritu del Evangelio.
La presencia pública de la Iglesia y de los creyentes ha de estar iluminada por el debido respeto a la justa autonomía de las realidades seculares y por una opción preferencial por los pobres y necesitados de nuestra sociedad.
* Modo de estar en el mundo.
Un primer elemento ha de ser la búsqueda y la realización de la síntesis entre la fe y la vida. No es éste un problema que afecta exclusivamente al laicado, pero en su caso presenta unos rasgos diferenciados. El hecho de que la mujer y el hombre laicos vivan inmersos en las realidades seculares, aumenta en ellos el riesgo de actuar en la vida cívica relegando a un segundo plano los criterios evangélicos que habrían de inspirarla. Por ello, hay que recordar una y otra vez que « no deben oponerse falsamente entre sí las actividades profesionales y sociales, por una parte, y la vida religiosa por otra » (GS 43), a modo de dos líneas paralelas.
Por otra parte, el creyente no ha de estar presente en las realidades seculares sin más y de cualquier manera. Para que su presencia sea efectivamente evangélica ha de estar impregnada de un inequívoco compromiso transformador en favor de la justicia y la igualdad (EN 18 y 30-31). Ello lleva consigo una forma de opción preferente por los pobres y desfavorecidas como « signo evangelizador por excelencia ».
* Animados por el Espíritu, miembros de pleno derecho en la Iglesia
El Bautismo nos hace sujetos de pleno derecho de la comunidad de seguidores de Jesús, esto es, de la Iglesia, Pueblo de Dios peregrinante en la historia. En su seno recibimos y alimentamos la propia vocación de servicio incondicional al Reino de Dios que nos es propia. En esa comunidad cada uno de nosotros es objeto de la acción del Espíritu, que suscita las diversas vocaciones y carismas y otorga a cada bautizado, hombre o mujer, sus dones según quiere (1 Co 12, 11, recogido en LG 12).
Cada miembro del pueblo de Dios está animado por el Espíritu que hace de él signo e instrumento vivo al servicio del Evangelio. Por el Bautismo, en el Espíritu, cada cristiano adquiere el titulo originario para participar en la misión evangelizadora de la Iglesia. A partir de él, contribuye a la evangelización, a la edificación de la Iglesia y al bien de la humanidad.
* Diversidad de vocaciones, carismas y dones.
Las diversas vocaciones, carismas y dones del Espíritu constituyen una fuente inagotable de enriquecimiento y renovación para el mundo y para la Iglesia (1 Co. 12, 7). El padre y la madre que se responsabilizan de la educación humana y cristiana de sus hijos, la persona que busca acoger y escuchar, el que sabe fomentar el diálogo y mediar en los conflictos acercando a las partes, quien sabe reconocer su debilidad y desde ahí resultar sanante para el prójimo, el obrero que renuncia a parte de su salario y que lucha por unas condiciones dignas de trabajo para todos, el empresario que procura crear puestos de trabajo asumiendo riesgos y renunciando a otros beneficios, la persona enferma que vive y transmite su fe en circunstancias adversas, por citar algunos ejemplos, están, en definitiva, poniendo al servicio de los demás y del Reino de Dios los dones recibidos del Espíritu.
Toca especialmente a los responsables de la Iglesia, en sus diversos niveles, discernir y articular los diversos dones y carismas del Espíritu para bien de la comunidad y de la acción evangelizadora. Sin apagar las voces del Espíritu (1Ts 5, lg), a ellos corresponde buscar que cada persona bautizada sea fiel a su vocación y llega a ser lo que en el Espíritu está llamada a ser: hija o hijo de Dios en plenitud. La realización de este discernimiento constituye uno de los aspectos más delicados del ministerio de los obispos y de los presbíteros en nuestras Iglesias y comunidades.
* Apostolado asociado
Aunque cada persona bautizada toma parte individualmente en la misión evangelizadora de la Iglesia, y su labor apostólica personal es totalmente necesaria e insustituible, las diversas formas de apostolado asociado y organizado constituyen una expresión y un testimonio de primer orden de la experiencia comunitaria de fe y de su dimensión evangelizadora. Este tipo de apostolado "« responde adecuadamente a las exigencias humanas y cristianas de los fieles y es, al mismo tiempo, signo de la comunión y de la unidad de la Iglesia en Cristo » (AA 18).
La multiplicación de iniciativas de apostolado laical de diverso signo es un gran regalo del Espíritu a las Iglesias particulares, para un mejor servicio a la evangelización. Al mismo tiempo, la organización surge también como respuesta a las necesidades de presencia misionera en medio de la sociedad, en orden a una mayor eficacia.
5. CUADRO COMPARATIVO ENTRE LA ESPIRITUALIDAD LAICAL GENERAL Y LA BETHARRAMITA.
CARISMA LAICAL |
CARISMA BETHARRAMITA |
- de encarnación - cristocéntrico - trinitario - hijos en el Hijo del Padre - templos vivos y santos del Espíritu Santo - eclesiológico - un solo cuerpo en Cristo - basado en inserción bautismal - santidad en Cristo - santificarse en medio del mundo - oración encarnada en vida - mediación entre Dios y hombre - bíblica - evangélica - comunitaria - existencial - servicial - valoración del carisma - valoración del servicio - discernimiento de los signos de Dios en la realidad temporal - «sacramental», descubrir a Dios en hechos, personas, cosas. - universalista = católica, aún en Iglesia particular |
- de encarnación esencialmente - cristocéntrico - trinitario - devoción a la paternidad divina - Espíritu Santo, maestro interior, obra com constante fermentación interior en nosotros. - eclesiológico - este concepto está de modo implícito, nada im de hoy explicitarlo. - basado en actitudes de Cristo, Verbo Encarnado - Santidad en Cristo, adorador del Padre, serví de hombres. - « santificarse en los limites de su ambiente » - « no oración, hombres orantes » - en Jesús, Verbo Encamado, mediación modélic - idem, en Jesús, Palabra eterna encarnada - idem, en Jesús, Evangelio del Padre - « que bueno seria una comunidad que !... » - « inmensidad de la caridad en limites de la po ción » - en Jesús, venido para servir hasta dar la vida. - idem a través del discernimiento de la Vde D. - idem en disponibilidad de obediencia. - discernimiento de la V. de D. en todo moment en toda acción - todo es sacramento de Dios-Amor - idem, devoción al Papa y al obispo. |
- profética |
- en Jesús, expresión de Dios-Amor |
CONCLUSIÓN
San Miguel Garicoits, figura señera de su tiempo, en fuerza de su carisma kerigmático, sigue siendo actualisimo cuando la Iglesia, en su preparación al Tercer Milenio Adveniente quiere ser kerigmática, quiere gritar con fuerza creativa el Evangelio, la Sensacional Noticia del Dios-Amor en Jesucristo, Palabra eterna encarnada.
Por Betharramitas, religiosos o laicos, no podemos no estar en la vanguardia como disponible « Camp Volant », en manos de Juan Pablo 11, Vicario de Cristo y de los obispos, sucesores de los Apóstoles.
¡ Es nuestra hora !
¡ Adelante, siempre adelante !
Roma. 20 de junio de 1996
TEMARIO
I. SEMBLANZA ESPIRITUAL DE SAN MIGUEL.
l. Miguel Garicoits, una figura señera
2. Miguel, explorador incansable
3. El manifiesto como kerigma
4. Hoja de ruta
5. Cualidades humanas
6. Guía avezado en escaladas espirituales
7. A la conquista de la cumbre más alta
8. Carisma, don del Espíritu a una persona para bien de una comunidad edesial
II. INTUICIÓN PROPULSORA.
A. INTRODUCCIÓN
1. Miguel en su tiempo, hombre de Evangelio
2 El Evangelio, poder de Dios para salvación del hombre
B. PLAN DE HISTORIA DE SALVACION
3. Situación existencial del hombre
4. Respuesta de Dios a la situación
5. Cristo anuncio del amor del Padre
6. Cristo, cumplidor de la voluntad del Padre
7. Cristo, realizador de la justicia de Dios
8. Cristo en cruz, sabiduría de Dios
9. Cristo en cruz, Nuevo Adán lo- Manifiesto de San Miguel, kerigma de salvación
11. Triste comprobación
12. Dos caminos contrapuestos
C. JESÚS EVANGELIO DE DIOS, CLAVE DE VIDA.
13. Liberación, ¿ obra de Dios o del hombre?
14. Doble dinámica del amor
15. Matices a tener a cuenta
16. Síntesis de la espiritualidad betharramita en clave kerigmática
D. CAMINO DE JESÚS - CAMINO DEL CRISTIANO
17. El cristiano, el que conoce « al dador de la vida »
18. El cristiano, el débil fuerte con el poder de Jesús
19. El cristiano, el liberado que anuncia a Jesús Liberador
20. El cristiano, en Iglesia experimenta y vive la presencia de Jesús Resucitado
21. Compendio
III. LA VOCACIÓN Y MISIÓN DEL LAICO EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO
1. Presentación panorámica
2. Naturaleza del documento
3. Medular catequesis de la « Vida en Cristo según el Espíritu "
4. Rasgos de la espiritualidad laical
5. Cuadro comparativo entre la espiritualidad laical general y la betharramita.
BIBLIOGRAFÍA
* La Vie et l'oeuvre de Saint Michel Garicoits - B. Bourdenne s.c.j.
* Doctrine Spirituelle ( D.S.) - P. Duvignau s,c.j.
* Maitre Spirituel ( M.S.) - P. Duvignau s.c.j.
* Christifideles Laici - CFL
* Laicado: Identidad y misión - Carta Pastoral, obispos vascos 1996
* Identidad de los laicos (ensayo de edesiología) Juan A. Estrada Díaz s.j. Paulinas lgg0
* Espiritualidad de los laicos (en una edesiología de comunión), Juan A. Estrada Díaz s.j. Paulinas, 1991
* Teología de la Evangelización J. Esquerda Bifet, BAC 1995
* 11 vangelo e 1 vangeli. Z.Kiernikowski, Pontificia Universidad Urbaniana 95196
* Seducido por el crucificado. Mazariegos, Paulinas 93
* Cristo, tú quién eres? Jean Galot, s.j. Cete, Madrid lg82
* Cristo Liberador Jean Galot, s.j. Cete, Madrid lg82
* Perché la sofferenza? Jean Galot, s.j. - Ancora Milano lg86
P. Daniel Ramón MARTÍN, s.c.j.