QUIERO TOCAR EL CIELO
Doce años y un nombre que evoca a un santo luchador: Miguel, el arcángeles hijo de la montaña. Nació en Ibarre, un pueblo situado a los pies de los Pirineos, en Francia.
Miguel es fuerte como los Pirineos. No teme a nadie.
Cuidando el rebaño, ve planear en el cielo las águilas. Las ve caer en picada sobre corderos, liebres y gallinas. Conoce su táctica y quiere medirse con ellas.
Un día se tiende sobre la roca cerca del más tierno cordero y finge estar muerto. Espera con su fiel y nudoso bastón, el "makilá", en la mano. El rapaz ha descubierto la presa, queda suspendido un instante en el aire. De pronto, cierra las alas y cae en picada sobre el muchacho. un brinco... dos golpes y un grito de victoria. Miguel aprieta en el puño un trofeo de plumas.
Otro día quiere tocar el cielo, aquel cielo maravilloso del cual su madre Graciana le había hablado tanto. Ese cielo no podría estar lejos. Entonces, abandonando el rebaño, trepa a la cima de la montaña donde el cielo parece apoyarse. Ya está. Pero, qué desilusión. El cielo huye sobre la punta más alta de otra montaña. Esa dificultad no detiene a Miguel. Sin desanimarse, reinicia el camino. El deseo es más fuerte que la desilusión y el cansancio. Al llegar arriba, otra vez el cielo había huido hacia un tercer pico más alto. Mientras tanto caía la noche. Había que volver a casa con el rebaño. Miguel no desespera. En el corazón le queda la nostalgia de aquel cielo que allá arriba se le había escapado. Quizá una mañana lo alcanzará.
Reflexión
San Pablo, en la carta a los Filipenses, (3, 12-16), describe su deseo de cielo, de conquista de Dios. Y cuenta cómo ha luchado para obtener el premio.
También Miguel tiene nostalgia de cielo, deseo de Dios. Su experiencia le dice que no se llega a Dios en un momento, sino día tras día, a lo largo de toda la vida, rezando, amando y sirviendo a Dios en los hermanos.
¿Has pensado, alguna vez, en tocar el cielo? ¿Qué sería, para tí, tocar el cielo? ¿La felicidad? ¿Tener un amor que dure para siempre? Rezando y con la ayuda de una persona que te quiera, descubre lo que Dios espera de tí, a qué te llama en la vida. Es importante que estés atento al llamado de Dios y que le contestes con generosidad.
Oración
Señor, tú me llamas y yo quiero oírte.
Tú estás en mí y quiero darme cuenta.
Tú esperas mi respuesta y no quiero vacilar.
Ayúdame a ser generoso como Miguel.
Ilumina mi mente e inflama mi corazón,
para aceptar lo que tú quieres.
Aquí estoy.
Propósito
Reza hoy a Dios para que te ayude a descubrir el camino que ha preparado para ti.