CREIA SER ALGUIEN

A cuatro kilómetros de Betharram, en Igón, hay un convento de hermanas, la Hijas de la Cruz. Estas hermanas tienen como fin principal el servicio de los pobres.

El P. Miguel se ha convertido en su capellán, confesor y director espiritual.

El encuentro con la hermana Juana Elizabeth, la fundadora, hace descubrir al P. Miguel la belleza de la vida religiosa: "Tuve la suerte de encontrarme con "la buena hermana": un ejemplo de su santidad, se su vida consagrada, de su pobreza, me indujo a entrar en mi mismo y a convencerme que estaba en un camino equivocado".

Ese encuentro golpea hondo en la conciencia del Padre: "Creía ser alguien. Yo que en el pasado guiaba el rebaño, mostraba ahora una cierta vanidad en el vestir: llevaba botas elegantes y zapatos con hebillas, cundo en mi niñez no tenía en los pies sino zuecos de montañés…". En ese encuentro descubre la profunda e interior felicidad de la fundadora por su vida pobre. Su conversión será tan real que más tarde llegará decir: "No poseo nada más que el breviario, el libro de teología y la Biblia: y sin embargo nunca he sido tan feliz como ahora. Me siento tanto más feliz cuanto más me acerco a la pobreza de mis orígenes".

La ardiente búsqueda de la Voluntad de Dios de la buena hermana llama poderosamente la atención del P. Miguel. Le atribuye el milagro de su conversión: "Le debo a ella el cambio; el mérito es suyo. No hice otra cosa que poner en práctica sus consejos".

Los dos fundadores serán canonizados el 6 de julio de 1947 por el Papa Pío XII, el cual resaltará el perfil de estos dos buscadores apasionados de la voluntad de Dios.

 

 

Reflexión

 

En sus días en la tierra, una vez Jesús se encontró con un joven, al cual propuso dejar todo para seguirlo a El (Mc. 10, 17-23). El joven no tuvo el coraje de dejar sus riquezas, sus comodidades, sus diversiones. Tuvo miedo de ser pobre y generoso frente a la propuesta de Jesús. Seguirlo a El es un gran desafío (Mt. 16, 24-27).

El Padre Miguel pudo quedarse siendo un simple sacerdote del montón. Pero quiso ser más: descubrió la pobreza, la obediencia a Dios, la consagración total. Vislumbró en estos valores el principio de la felicidad. ¿Alguna vez has experimentado la alegría de dar algo de ti mismo? ¿Eres muy apegado al dinero, a las cosas?

 

 

 

 Oración

 

Dame, Señor, la fuerza

y la alegría de hacer tu voluntad.

Dame la prontitud de contestar

siempre a tu amor.

Dame el recorrer hasta el fondo

el camino que Tú has elegido para mí.

 

 

  Propósito

 

Aprende a vivir como pobre, como Jesús, como San Miguel. Renuncia a algo que te gusta, para hacer feliz a otra persona. Conténtate con lo que ya tienes (ropa, juguetes, golosinas).

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