ASI MUEREN LOS SANTOS
La salud del P. Garicoits empeoraba día a día. El 13 de mayo de 1863, Mons. Lacroix se encuentra en Nay para las confirmaciones. El P. Miguel lo va a ver. Se arrodilla delante de él y le dice: "Monseñor, deme su última bendición". "Todavía no es la hora. Espero que esté con nosotros por largo tiempo aún", responde conmovido el Obispo; y con las lágrimas en los ojos, lo bendice y lo abraza. De nochecita está de vuelta en casa. Al Hermano de la cocina, triste porque no le pudo preparar nada conveniente a su salud, el R Miguel responde: "No te preocupes, siempre adelante. Hay que aceptar del buen Dios todo lo que nos manda". "No hay más remedio", suspira el Hermano.
"Oh no, no por obligación, contesta con vivacidad el R Miguel, debemos recibir todo de las manos generosas de Dios con respeto y amor".
Hacia las dos de la madrugada le da una crisis de tos. "Es el final. Jesús, mi Dios, ten piedad de mí". Sus hermanos, de rodillas alrededor de la cama, rezan por él. Quiere confesarse y pide la Unción de los Enfermos. Mientras marcan la cruz en su frente con el santo crisma, el Padre Garicoits recuesta su cabeza en la almohada y murmura: "Piedad de mi, oh Dios, en tu gran bondad". El Padre Miguel se abandona para siempre a los brazos de Dios. Así mueren los santos.
Son las tres de la mañana del 14 de Mayo de 1863, día de la Ascención del Señor.
La noticia de la muerte del "Santo de Betharram" se difunde rápido. De todas partes llega gente. Todos lo quieren ver, tocar. El día después, Mons. Lacroix participa del entierro y pronuncia el discurso fúnebre. Dice: "Dios había puesto su confianza en este hombre justo. Yo quisiera llamarlo santo. Todas sus acciones eran inspiradas en la vida de los santos".
Reflexión
Jesús, a lo largo de su vida, anunció a los discípulos que iba a morir para ir al Padre. Les decía que confiaba en Dios, que lo amaba, que estaba constantemente en comunión con El. No le tenía miedo a la muerte (Jn. 14, 1-12).
San Miguel supo aceptar de Dios todo con generosidad porque lo quería y confiaba en El. Muchas veces repitió: "Adelante, adelante hacía el cielo". Vivió toda su vida deseando ir al cielo. Este es el camino de todo cristiano, es nuestro camino. ¿Pedimos a Dios valor en las situaciones difíciles?
Oración
Oh Dios,
Tú eres infinitamente bueno.
Acepta mi oración
por mis amigos y parientes
que han dejado este mundo.
Los ángeles y los santos
los lleven al Paraíso.
Concédeme vivir y morir
en tu gracia para gozar
siempre de tu amor. Amén.
Propósito
Recita algunas Oraciónes por todos los difuntos, especialmente por tus seres queridos.