La Juventud Betharramita, un Campamento Volante
Padre Gaspar Fernández Pérez, (Adrogué, 1987)

JOVEN BETHARRAMITA, 
no te sientas... una pasión inútil
                       ni una náusea
                       ni un condenado a ser libre
no te sientas... un superhombre
                       ni una líbido reprimida que necesita expresarse
                       ni una pieza del engranaje productivo
                       ni una estructura celular al servicio del bien común
                       ni una desnuda inmaterialidad de pensamiento
No eres ni ángel ni bestia.


JOVEN BETHARRAMITA,
Eres hombre;
Varón o mujer, eres persona,
                        espíritu encarnado,
                        encarnado, no encarcelado.

Toda tu identidad
        tu conciencia,
        el Sagrario de tu conciencia,
                    se concreta en tu cuerpo, se limita en tu cuerpo,
                    se expresa en tu cuerpo, se relaciona desde tu cuerpo,
                    se encuentra a través de tu cuerpo.

JOVEN BETHARRAMITA,
eres espíritu encarnado.
        con tu carne, con tu cuerpo,
        el Sagrario de tu conciencia,
                    se abre a la relación, al don, a la aceptación,
                    se abre al encuentro.

JOVEN BETHARRAMITA, 

con tu carne, con tu cuerpo,
        te encuentras con las cosas,
        y por la actividad,
        por el trabajo,
                las transformas, las humanizas, las consagras,
                haciéndote su dueño, su señor.

Te encuentras con los otros,
        con los hombres y mujeres
        y vas creando lazos de,
                amistad, noviazgo, comunidad, familia,
                gremio, barrio, grupo, fraternidad,
                comunión, sociedad, Iglesia,
                y te haces hermano, fraterno.

Te encuentras con Dios,
        Sí, también te encuentras con Dios
        Te encuentras por medio de tu carne, de tu cuerpo.

Pues para entrar en comunión contigo,
        se hizo hombre
        se hizo pan
        se hizo alimento...
Para que puedas experimentar
        tu filiación,
        hijo del Padre,
        y hermano de su Verbo.

JOVEN BETHARRAMITA,
Abre de par en par tu Nuevo Testamento.
No te canses de admirar el prodigioso espectáculo,
        de contemplar este grandioso misterio:
El Verbo, Su Palabra, se hizo carne.
El Hijo de Dios Padre, Jesús el Nazareno.
Y en Él, Jesús de Nazaret,
        el hijo de María, hijo del Carpintero,
        tiene que ver, tocar,
        el Dios vivo y eterno
            que se acercó a nosotros, que es Emanuel,
            que se hizo hermano nuestro.

JOVEN BETHARRAMITA,
En el hombre Jesús se te hace manifiesto el Hijo de Dios vivo
            que no tiene proyectos personales,
            que acepta como suyos los proyectos de su Padre;
            que no tiene rostro propio, su rostro es el del Padre;
            que no tiene palabra propia, su palabra es la del Padre.

En el hombre Jesús se te hace manifiesta:
            la solidaridad de Dios con la causa del hombre,
            el amor de Dios, expresado en nuestros gestos:
            de ternura, de lástima,
            de compasión sin desprecio.
La Palabra hecha vida
            que no sólo se escucha con la oreja,
            que se vive y se experimenta con el cuerpo.
El Buen Samaritano,
            que se compadece,
            se acerca a ti que estás apaleado y fuera del camino,
            que establece comunión de hecho:
            perdonando tu pecado,
            echando aceite y vino en tus heridas,
            heridas: llagas de muerte y de fracaso eterno.

En el hombre Jesús,
            en su hacer, en su crecer,
            en su creer y predicar,
            en su rezar y en su sufrir,
            en su morir y en su resucitar,
            tienes que descubrir al Dios todo bondad.

Así lo dice SAN MIGUEL GARICOÏTS

escucha JOVEN BETHARRAMITA (está atento)
Ese Jesús de Nazaret,
        “Es lo que contemplamos sobre todo,
        cuando Dios, como una mdre,
        que se rebaja a la altura de su hijo;
        ve el corazón del hombre,
        y al hombre entero que se ha hecho carne,
        y se rebaja hasta el barro de nuestra carne
        y se hace carne como él
        para levantar al hombre hasta Dios.
El Verbo se hizo carne.
        Si Dios ha querido comportarse así con nosotros
                es por un efecto admirable de su bondad.
                ha querido hacerse servir no por esclavos,
                sino por personas llenas de afectividad,
                por hijos predilectos”.

(San Migue Garicoïts, “Père, me voici” pgs. 43-44)

JOVEN BETHARRAMITA,
El Verbo se hizo carne, y acampó entre nosotros.
        Clavó su carpa acá y allá
        en Judea, en Galilea, en Samaría, en Nazaret,
        en Cafarnaúm, en Jerusalén...
        nunca en un punto fijo, porque la seguridades
        sólo fueron tentaciones para Jesús,
        “el hombre que no tenía donde reclinar su cabeza” (Lc 9,58)
Su Carpa, siempre móvil,
        hacia su presencia cercana del más pobre,
        lo hacía solidario
        del pecador, del dejado de lado
        del hombre o la mujer que están abandonados,
        de la Samaritana, de Leví, del ciego,
        del leproso, del rengo, del paralítico, del endemoniado,
        de Zaqueo, el publicano,
        de Pedro, de la adúltera...

JOVEN BETHARRAMITA, 
Jesús de Nazaret,
        con un “Aquí estoy” dinámico, desde la concepción hasta la muerte,
                estuvo disponible,
                corría con su carpa,
                y plantaba su carpa,
                entre los pecadores que esperaban el Bautismo (Lc 13,21-22)
                entre los publicanos, cuya mesa compartía (Mc 2,13-17)
                entre los enfermos, amenazados de muerte (Mc 1, 32-34)
                entre los malhechores (Lc 22,37)
                murió entre dos ladrones. (Lc 23, 32-43).
                Sin tener el pecado, asumió nuestra suerte:
                Se encarnó hasta las últimas consecuencias:
                        la pasión, la cruz, la muerte.
                Soportó la mayor injusticia:
                        el Santo, condenado como el mayor delincuente.
                Se encarnó hasta tocar fondo,
                        hasta morder la tierra,
                        y allí nos encontró, donde, degenerados,
                        alejados del Padre, nuestro fin era la muerte.
                        y desde lo más hondo,
                        descendió a los infiernos,
                        nos liberó
                nos puso en proceso de vida, de salvación;
                        de verdad, de libertad, de amor
                        en proceso de comunión
                        con Dios y con los hombres.

JOVEN BETHARRAMITA,
Jesús de Nazaret, la Palabra hecha carne,
            su presencia, su persona,
            su carpa, busca crear lazos,
            construir solidaridad,
            sellar alianza,
            realizar Comunión.

JOVEN BETHARRAMITA,
Jesús de Nazaret, es la Carpa del Encuentro,
            el lugar del Encuentro.
En Jesús, en la persona de Jesús,
            en el cuerpo de Jesús,
            en la carpa de Jesús,
            el hombre pecador se encuentra con su Dios,
            que es ternura, compasión, misericordia,
            se encuentra con un Dios,
            que es corazón abierto, roto,
            rasgado, traspasado.

JOVEN BETHARRAMITA,
Escucha, estate atento,
            contempla, reza, ora, estate junto a Él,
            porque aquí està el secreto para entender este misterio.
Pero, no te resignes,
            no te quedes tranquilo,
            así, pasivo, quieto.

EL VERBO SE HIZO CARNE,
            y por hacerse carne, se hizo solidario de tí
            y de todo ser humano.
            y por hacerse carne, te incorporó a su cuerpo,
            y hoy, dentro de su Iglesia,
            prolongas, actualizas, haces real, viviente,
            su “Aquí estoy” disponible,
            su esfuerzo solidario
            su acercamiento al hombre,
            su compasión, su encuentro. 

JOVEN BETHARRAMITA
Hoy eres tú quien tiene que encarnarse:
Necesita tus pies para caminar con los hombres,
            necesita tus labios para anunciarles la alegría,
            necesita tus ojos para mirar con compasión,
            necesita tus brazos para abrazar a cada hermano,
            necesita tu cuerpo, tu carpa, tu persona,
para hacerse presente en medio de los hombres
            y de las cosas humanas. 
Necesita tus contariedades
            tus luchas y tus cruces para seguir salvando.


JOVEN BETHARRAMITA,
No te quedes afuera.
Hoy tienes que encarnarte:
Hacer tuya la causa de los hombres,
Hacer tuya la causa de los hombres, porque es la causa de Dios,
            Como aprendiste de Cristo, tu Maestro.

Hoy tienes que encarnarte,
            Ser carpa,
Ser un lugar de encuentro.
            Carpa de encuentro,
                    donde con tu presencia en medio de los hombres,
                    de sus problemas,
                    angustias y temores,
                    de sus esperanzas y alegrías
Dios sea su compañero.

Carpa de encuentro,
            donde con tu ser,
            con tu actuar,
            con tu modo de tratar a las personas,
                    la ternura de Dios se haga manifiesta.
Carpa de encuentro,
            donde, admirados por tu manera de ser, los hombres
            se pregunten: “Y éste, ¿por qué es así?.
Carpa de encuentro,
            donde, dando razón de tu esperanza, con suavidad y rsepto,
            tu respuesta anuncie
                que Jesús de Nazaret
                es el Hijo de Dios
                que salva
                y llena de sentido la vida.
Carpa de encuentro,
            donde los hombres, no sólo te encuentren a ti,
            sino, que por ti, se encuentren con Jesús,
            y con el Padre.

JOVEN BETHARRAMITA,
Hoy tienes que encarnarte.
            déjate impulsar por el “Aquí estoy” del Verbo Encarnado.
            estáte disponible para meterte,
            para implicarte, para plantar tu carpa,
                en el colegio, en la facultad, en la fábrica,
                en la oficina, en el banco, en tu casa,
                en la confitería, en el baile, en el gremio,
                en el comité, en el club, en el barrio,
                en el grupo juvenil, en la parroquia,
                en la sociedad, en la Iglesia...
            para transformarlas
                    humanizarlas o
                    cristianizarlas
            para que no sirvan a los intereses de algunos
            para que estén al servicio del hombre,
                    de cada persona,
        como lo quiere El, como lo planeó,
        como lo designó,
        como lo pensó en “la verdad sobre el hombre”.

JOVEN BETHARRAMITA,
Hoy tienes que encarnarte
Pero no puedes estar en todo.
No te olvides, encarnarse, es limitarse,
    limitarse a estar donde Dios te quiere,
    a “Practicar el amor que no tiene límites
    en los límites de tu posición”
(San Miguel Garicoïts)

JOVEN BETHARRAMITA,
El Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros,
    También tú tienes que encarnarte,
    Que ser carpa,
    Lugar, donde los hombres, los jóvenes,
    Que viven hoy contigo,
    Puedan reconocer a Dios
    Y encontrarse con El.

Tú tienes que ser carpa,
    Carpa móvil, dinámica, disponible,
    Y no puedes caer en las tentaciones
            De la seguridad, de la comodidad,
            De la instalación, de la satisfacción.
    Tú tienes que ser carpa disponible
    Y unida a otras carpas disponibles,
Hacer de la Juventud Betharramita un “Campamento Volante”
        Como quería San Miguel Garicoïts.

JUVENTUD BETHARRAMITA,
“campamento volante,
        que corre con soltura, con disponibilidad
                    a plantar sus carpas
        donde haya hombres que todavía
                    no se han encontrado con Dios.

JUVENTUD BETHARRAMITA,
“Campamento Volante”
        que no se instala,
        que no se queda a que le agradezcan,
        que, cuando fueron instrumentos del encuentro
        no pierden tiempo,
        que no miran para atrás para ver lo que hicieron
        que no se detienen satisfechos de su Juventud Betharramita
        o grupo de tal parroquia o colegio.
Que traslada las carpas siempre hacia delante
        Para servir de encuentro a los hermanos con Dios.

JUVENTUD BETHARRAMITA,
Hoy Cristo necesita “campamentos volantes”
        Que con el impulso generoso del Verbo encarnado
        Se hagan presentes en medio de los hombres
                De los jóvenes más marginados.
        Hay que plantar “campamentos volantes”
                Entre los jóvenes que están tocando fondo
                Entre los drogadictos, los homosexuales,
                Los alcohólicos, los que no pueden estudiar,
                Los que no tienen trabajo, los delincuentes,
        Para que, sintiendo la solidaridad de la Juventud Betharramita,
                Puedan ver, tocar, experimentar,
                La compasión de Dios.

JUVENTUD BETHARRAMITA,
Tienen que ser hoy lugar de encuentro
            “campamento volante”
            disponible,
            que no se ubica donde el capricho indica,
                    sino que corre con soltura
            a plantarse donde indican los pastores:
                -los sacerdotes
                -los obispos
                -el Papa Juan Pablo II 
            que tampoco está instalado
            que también mueve su carpa
            para llevar el Evangelio a todos.

JUVENTUD BETHARRAMITA,

“Campamento Volante”
            Estáte atenta
            Disponible a los llamados de la Iglesia, de sus pastores;
        Porque a través de sus llamados
            Nos llegan los llamados urgentes
            De los hombres que tienen que encontrarse con Dios.

JUVENTUD BETHARRAMITA
En otro tiempo, Moisés se encontró con Yahvé en la carpa del Encuentro.
En el Evangelio, los hombres y mujeres ,
            se encontraban con Dios, en la persona de Jesùs
                        que es el Verbo hecho Carne
                        que acampó entre nosotros.

Hoy - Tú necesitas encontrarte con Jesús
        en la Reconciliación
        en la Eucaristía
        en la Oración
no olvides que sigue presente en cada sagrario
        y que allí clavó su carpa.

Hoy- Tú necesitas prepararte a la venida del Papa,
        de Juan Pablo II a la Argentina,
        tratando de arreglar tus carpas
        de disponer tu campamento
        para vivir en medio de los hombres
        una espiritualidad de encarnaciòn
        siendo “campamentos volantes”
        lugares de encuentro con Dios
                para los hombres
                para los jóvenes de hoy,
                para los más marginados.


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