Betharramitas
Religiosos
y Laicos
en
Nueva Evangelización
con
“una estima sincera
de nuestra vocación y nuestra misión”
1. San Miguel muestra en sus cartas un gran interés porque los Betharramitas y las personas que él acompaña espiritualmente, por ejemplo las Hijas de la Cruz, amen, tengan aprecio, quieran, valoren, protejan y cultiven la vocación a la que han sido llamados por Dios. Sobre la vocación de los Betharramitas dice:
¿Qué tenemos que hacer de nuestra parte para atraer la bendición de Dios sobre Moncade?
Una
estima sincera de nuestra vocación y de nuestra misión.
Una disposición interior y habitual para cumplir todos los deberes de esa hermosa situación como ... Le dice al P. Pierre BARBÉ_ (T.II,c.253, pag.93)
Tenga la caridad de pedir a Dios todos los días por todos los miembros de la comunidad de Betharram ese horror de sí mismos y ese amor de nuestra vocación, que nos haga siempre avanzar y nos haga instrumentos cada vez más aptos para ganar muchas almas para Dios. Le dice a una Hija de la caridad. (T.I, c. 96, pag.213-214)
Siga comulgando y siga haciendo todos sus asuntos, a pesar de esas miserias, en plena paz y estimando cada vez más su vocación. Le dice también a una hija de la Cruz. (T.I, c. 75, pag. 191)
2. Amar la propia vocación es estar convencido de que Dios se ha interesado por nosotros, ve con buenos ojos lo que somos, cuida de nosotros y eso nos hace valiosos. Es lo que expresa María en el Magnificat: Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque miró con bondad la pequeñez de su servidora. (Lc. 1, 46-47)
• Le habla así de la vocación a Sor Ceferina san Blas, Hija de la Cruz:
En
general tengo prisa por decirle con todo mi corazón:
que
viva constantemente en la alegría del Señor
y
que la haga brillar en toda su conducta,
en
toda su relación con Dios, con el prójimo
y
con Ud. misma,
como
la divina María
¡Y
digo constantemente, en todas las situaciones,
siempre,
aunque sea culpable!
Por
siempre Dios,
Dios
tiene su mirada puesta sobre Ud.
para
purificarla, protegerla y colmarla de beneficios.
¿Ante
esa mirada salvadora, protectora, benevolente,
no
debe Ud. tener y hacer brillar constantemente su alegría?
Sobre
todo Ud., a quien esa mirada ha escogido y guiado tan evidentemente
hasta
este día en el camino de su vocación.
Diga
pues, y no deje de decir:
«Proclama
mi alma la grandeza del Señor
y
mi espíritu se estremece de gozo en Dios,
porque este gran Dios, este Padre bueno, me mira;
nada, no, nada - ni siquiera mis pecados
nada será capaz de desalentarme. »
(T.
I, c. 3 1, pag. 132-133)
• Y así le describe la vocación a Sor Vicente de Bonnecaze, Hija de la Caridad:
Sí,
nuestra alma desborda de alegría, al recordar los beneficios con que la ha
colmado el Señor, desde el momento en que arrodillada en Betharram a los pies
de María y de su divino Hijo, Él la llamó
por primera vez a servirlo en medio de los infieles como Hija de la
Caridad, y cuando animada de su espíritu, Ud.
te respondió sin tardar: ¡Aquí estoy, en lo que me toda, sin
llegar tarde, sin condiciones, sin volverme atrás! Y yo he dicho a menudo y diré
hasta la muerte: ¡Dios mío! ¡Cómo has amado tanto a esta Pobre hija!¡Has
hecho cosas tan grandes por ella! ¡Llévalas a plenitud! ¡Que te sea fiel para
siempre!
(T.I, c. 96, pag. 213)
• Y a Sor María Sidonia, Hija de la Cruz la alienta en medio de sus pruebas y dificultades:
¿Pero,
hasta ahora es Ud. más desgraciada por ello? No, mil veces no; al contrario, yo
veo más feliz, y ¿Porqué?
1.
Porque todas esas tormentas, toda esa rabia de parte del demonio, tienen que
hacerle ver muy claramente que es Dios quien
la ha llamado a ser Hija de la Cruz. ¡Ay! si Ud. no hubiese sido
llamada, el demonio la dejaría tranquila, o por lo menos no la atormentaría
tanto; es evidente.
2.
Porque Ud. tiene ahí las más hermosas ocasiones de hacerse cada vez más fiel
a su vocación divina, y de mostrarse constantemente como una auténtica Hija de
la Cruz ...
(T.I, c. 56, pag. 161)
3. Cuando todo en la vida se entiende como una vocación, como la certeza de que Dios nos ha preferido, nos mira con agrado, nos cuida, nos prueba y nos alienta es porque nos ha destinado a seguir a su Hijo Jesús:
• Le sigue diciendo a la hermana de la carta anterior:
Ud.
tiene ahí las más hermosas ocasiones ... de mostrarse constantemente como una
auténtica Hija de la Cruz, que sabe seguir a
Jesús, su amor,
•
no sólo al Tabor,
•
sino, además, mucho mejor, al Huerto de los Olivos y al Calvario, ocultándose
y haciéndose obediente por Él, con Él y en Él
hasta
la muerte de la Cruz, disponiendo el corazón y haciendo todo lo que Él quiera.
¡Adelante, pues!... ¡Dios lo quiere!...
Si
experimenta algunas tentaciones, intensifique el ardor para seguir sus santas
reglas, para cumplir con lo que sus superiores le pidan, como digna y sólida
Hija de la Cruz
Por
su parte, cuanto más tentada sea, más tiene que mostrarse serena, entregada a
su vocación y mas a menudo tiene que comulgar...
(T.I, c. 56, pag- 162)
• Este seguimiento de Cristo tienen como dos grados, uno para los que comienzan, alimento de leche; otro para los que van progresando en el camino del Evangelio, alimento sólido. Así se expresa San Miguel en una carta a una Hija de la Cruz, parecería que comentando Hb.5, 13-14, l Cor. 3, 2.
Querida hermana, tiene mucha necesidad de ser sacudida hasta la médula de sus huesos, de ser renovada de pies a cabeza. Ese es el motivo: Ud. ha crecido mucho alimentándose sólo de leche, y, a pesar de todos los esfuerzos de la divina Providencia para destetarla, tiene todavía demasiado de esa suavidad de niña que había llevado a la Congregación, de esa necesidad de una piedad de la leche del Tabor, que le ha impedido tomar, saborear, digerir bien el alimento sólido que el Dios bueno concede abundantemente a sus queridas Hijas de la Cruz. Me refiero a esa alimento que Nuestro Señor ha apreciado tanto, ha amado tanto, y del que se ha servido constantemente durante toda su vida mortal, y que consiste en no hacer la voluntad propia nunca y en hacer siempre lo que le gusta a Dios, sea lo que sea, en las cosas y con las personas más desagradables, sabiendo estimarlas y quererlas hasta el punto de sacrificarse por ellas, sólo por el hecho de que son providenciales.
(T.
I, c. 77, pag. 193)
• De este alimento sólido le habla también al P. Diego BARBI, en una hermosa carta en la que le aconseja sobre los problemas que se le van planteando a los Betharramitas de la misión de América. En este caso lo llama maná escondido, con referencia ciertamente a Ap. 2, 17, que también Bossuet comenta en Elévations sur les mystéres, Semaine XVIII, 5 elevation.
¡Es
ciertamente incalificable! ¿Pero qué quiere? Cuando se tienen ideas jas, fl
resulta difícil deshacerse de ellas; y además, se cree que se pierde el tiempo cuando las cosas no caminan según las invenciones de nuestras imaginaciones; y lo peor es que no se sabe comprender, saborear y abrazar corde magno et animo volenti et constanti una oscuridad, una esterilidad, los fracasos a los que uno se ve reducido por obediencia. Es el maná escondido desgraciadamente todavía para muchos.
(T.I, c. 163, pag.298)
4. Este Seguimiento de Cristo es un alimento que se va asimilando poco a poco y que nos va ayudando a adquirir sus sentimientos, los sentimientos del Hijo. De esa manera la fidelidad a la vocación nos va haciendo semejantes a Jesús.
• Así se lo explica a una Superiora de las Hijas de la Cruz.
El arte de gobernar es difícil; pero no sólo la gracia, sino Nuestro Señor mismo está con Ud. Llénese de su espíritu y de sus modos, actúe en él y como él; y todo irá de maravilla.
(T.I, c. 97,pags. 214-215)
• A otra Hija de la Cruz le aconseja en la misma línea que se llene del Espíritu de Nuestro Señor:
Con ocasión de la fiesta que vamos a celebrar (Pentecostés), trate únicamente de llenarse cada vez más del Espíritu de Nuestro Señor Jesucristo, que es esencialmente un espíritu de caridad. Animada por ese divino Espíritu, usted será divinizada, con todo lo que usted hace y con todo lo que usted sufre.
(T.I, c.88, pag-205)
5. La vocación hay que vivirla en la posición, allí donde uno se encuentra, con las personas y los acontecimientos con los que nos toca vivir. En los límites de la posición. Se trata de entender todo lo que nos toca vivir como una vocación. La posición es garantía de certeza, evita vivir de ilusiones y fantasías. Si uno es fiel a las exigencias de la posición nunca se engaña.
• En la carta a un joven, San Miguel expone el Método para conocer y practicar la voluntad de Dios para ayudarlo a hacer el discernimiento de su vocación. El primer punto del Método es la fidelidad a los deberes de la posición
1º Intensificará el ardor para cumplir bien con los deberes de su estado actual
(T.I, c. 164, pag. 301)
• En una carta al P. ETCHECOPAR le dice con mucha fuerza:
Por
ejemplo, ¿puede haber algo más fácil y más importante al mismo tiempo para
el P. BARBÉ y el P. CAZEDEPATS, que convencerse profundamente de esa verdad
fundamental tan fecunda y evidente:
-
Que están donde Dios los quiere,
para
hacer allí lo que Él quiere y como Él lo quiere...
-...Que
esa es una misión que Dios les ha confiado.
(T.II, c.215, pags. 49-50)
• Y a Sor Ceferina San Blas, Hija de la Cruz, le dice:
-
...3º ¡Qué curiosa es Ud.! Haga, haga lo mejor que pueda lo que tiene que
hacer en su posición, confiando sólo
en Dios, sin ocuparse de lo que haría o dejaría de hacer otra, y sin
preocuparse tampoco por el éxito de sus trabajos. ¡Sucederá lo que Dios
quiera!
4º
Es cierto, hay mucho que hacer; razón de más para que no se haga el bocho Ud.,
para que practique la inmensidad de la caridad en los límites de esa posición,
con un corazón magnánimo y un alma generosa.
(2Mac. 1, 3) Todo lo puede en Aquel que la
conforta (Fil.4,13) y que está siempre presente junto a Ud. para ser
a cada instante su luz, su fuerza, su todo. Le pido con todo mi corazón que se
relacione con él de igual a igual, como tanto lo desea; para eso bajó tan
abajo, niñito, pan de cada día, sí, para inspirarle un espíritu auténticamente
filial para con Él. Sería el momento de dejarse ganar por tantas insinuaciones
de su parte. Amén.
(T.
I, c. 10 7, pag. 23 1)
• Y a la misma hermana le dice en otra carta:
...
Ud. no es justa para reconoce el bien que el Señor hace en Ud. y por Ud., al
mimo tiempo que reconoce Ud. el mal que hace.
Reconozca pues lo primero y diga: «Señor, soy muy indigna, pero sólo puedo agradecerte cada vez más; haz que aproveche de ello para amarte y servirte con más pasión »
Reconozca
también lo segundo y diga: »Este es el auténtico fruto de mi jardín; del
fondo de mí sólo puede salir algo así, pero di una palabra y todo cambiará
de cara. »
Y
luego paz y confianza en Dios, y nada de esa tranquilidad que le da miedo, nada
de esos pensamientos de cambio de posición,
o además, nada de esos temores a su posición
actual. Sea lo que sea del pasado, Dios la quiere ahí y quiere
bendecirla; ... ¿El ladrón en la cruz, estaba en su posición, a pesar de su pasado? ¿Dios lo quería allí? ¿Quería
bendecirlo allí? Sí, sin duda, y fue tal su profunda convicción, que Dios s e
dignó bendecir de una manera tan fructífera para él y para nosotros. Le
recomiendo la misma práctica, la misma respuesta a sus pensamientos, a sus
preguntas, y eso constantemente, y le prometo que Dios la bendecirá. Así sea.
(T.I, c. 114, pags 243-244)
6. A veces experimentamos momentos difíciles que parece que ponen en peligro nuestra vocación, o que parecen desalentamos en esa actitud de encarar la vida desde ella. Son las tentaciones.
• Así le habla de las tentaciones San Miguel a Sor San Sabino, Hija de la Cruz:
En
todo lo que Ud. me ha dicho, no hay nada que tenga que sorprenderla. En esta
vida mortal, las tentaciones son inevitables,
tenemos que estar siempre dispuestos a combatirías,
siempre alerta, vigilando y orando siempre. Es duro, querida hermana, pero es
muy bueno, hasta necesario, porque, sin combate, por lo tanto sin tentaciones,
no hay corona. Una razón entonces por la cual Dios permite que seamos tentados,
es para hacernos merecer una rica corona. las tentaciones sirven también para
hacemos conocer nuestra miseria y la necesidad que tenemos siempre de recurrir a
Dios y de aferramos a Él solo, deponer sólo en él todas nuestras esperanzas.
Y además, no sólo para nosotros , sino también par a los demás, las
tentaciones son muy útiles. Nos enseñan a ser comprensivos con los demás; nos
capacitan para poder ayudar a los demás a vencerlas, por la experiencia que
nosotros tenemos de ello. El mejor médico es aquél que él mismo ha estado a
menudo enfermo.
¿Ahora,
qué remedios hay que emplear contra las tentaciones? Respuesta:
1.
No desanimamos cuando nos vienen, al contrario, confianza en Dios; no permitirá
que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas; desconfiar de nosotros
mismos y confiar en Dios
2.
Oraciones cortas y fervientes;
3.
Intensificar la pasión par practicar la regla, sobre todo la obediencia, para
cumplir bien con nuestros deberes, despreciando, teniendo en nada las
tentaciones, los sinsabores, etc., que podamos experimentar;
4.
Sobre todo, no omitir ninguna comunión que solemos hacer...
...¡Animo, pues! ¡Siempre adelante! ¡Dios lo quiere! ¡Siempre adelante! dando la espalda a todas las tentaciones. Así sea.
(T. I, c. 78, pags. 194-195)
7. Para crecer en la vocación, en esa manera de entender la propia vida como Dios la entiende, propone San Miguel algunos medios, en una carta a Sor San Sabino, Hija de la Cruz:
¿Ahora,
qué decirle de los medios de perfeccionarse en su vocación? Ud. los
conoce
tan bien como yo; son:
1.
De parte de Dios, su sabiduría y su bondad, que nunca las pedirá en vano.
2. De su parte, la Ley de caridad, que Dios tiene la costumbre de grabar en las almas fieles y que tiene que ser el motivo fundamental de toda su conducta. (Ley interior)
3.
Como medio de cooperación a la gracia, sus votos, sus reglas, las costumbres de
su Congregación (Ley exterior de la obediencia).
Aproveche
estos medios y se va a perfeccionar en su vocación.
(T.
I, c. 60, pag- 168)
8. El fruto de una vida, vivida desde la vocación, convencido y amando la vocación propia como un don es la dicha, la felicidad del religioso o del laico. Felicidad que después querrán para los demás. Pero es difícil conseguir para otros lo que no se consigue para sí mismo.
• San Miguel garantiza esta felicidad para esta vida y para la otra a los que descubren su vocación, mediante la aplicación del Método. Es como si hubieran encontrado un tesoro. (Mt. 13,44). Así se lo promete al joven al que le propone el Método:
Insisto, haga eso y se sentirá seguro y feliz, sea cual sea la opción que tome en esas condiciones, (T.I, c. 164, pag.302)
• A una Hija de la Cruz le dice lo siguiente:
¡Qué bueno! ¡Cómo me gusta ver a las Hijas de la Cruz agradecidas, alegres, dichosas en su vocación! ¡Tienen tantos motivos para ser todo eso! Pero los de Vd, son especiales. La felicito por sentir esas razones, y la exhorto a que no las pierda de vista,- y por el contrario, a encontrar en ellas cada día, nuevos motivos para confiar y amar a Dios y coi-aje para su santo servicio.
(T.
I, c. 71, pag. 18 7)
• A otra Hija de la Cruz le dice:
... Y sobre todo no deje de expresarles lo mejor que pueda lo feliz que es en su vocación religiosa, todo lo que debe de felicidad a esa divina vocación, etc., etc. Nada es más adecuado para disponer a sus padres(gente buena por otra parte) para querer compartir un poco su felicidad.
(T.I, c. 79, pag. 196)
• A sor María Sidonia, Hija de la Cruz le dice también:
Será así para gloria de Dios y para su felicidad, si no es negligente en nada para ser fiel a lo que tanto le he encomendado: ocultarse y entregarse en el cumplimiento de la regla y en el olvido de Ud. misma. Así sea.
(T. I, c. 58, pag. 164)