Betharramitas
Religiosos y Laicos
felices de nuestra vocación
y comprometidos en
"lograr para los demás la misma felicidad"
La
riqueza de la Buena noticia reclama
evangelizadores
convencidos y entusiastas,
como
los primeros cristianos,
que
daban testimonio de su fe con clara coherencia…
Cuando
somos testigos fieles y fervorosos,
experimentamos
que evangelizar es verdaderamente
la
dicha y la vocación propia de la Iglesia…
No
perdamos la dulce y confortadora alegría
de evangelizar…
(N.M.A.
16)
1.
Se trata de la alegría de creer, de haber puesto nuestra confianza en el Padre
bueno, que garantiza la fidelidad de su amor en la Resurrección de su Hijo
Amado Jesús, donde manifiesta que es fiel a las promesas y que su amor es más
grande que la muerte. La alegría
cristiana es por esencia una participación espiritual de la alegría
insondable, a la vez divina y humana, del Corazón de Jesucristo glorificado, decía
Pablo VI, en la exhortación apostólica Gaudete
in Domino(G.D.pag.11)
2.
Esta alegría es el fruto de la presencia del Espíritu Santo en nosotros. Por
el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad…
(Gal.5, 22-23). Fruto de la paradoja de la fe, de la síntesis de
contrarios. Alegría de la bienaventuranzas. Felicidad del Evangelio: felicidad
de los pobres, de los que lloran, de los perseguidos. De esta manera, la alegría
es un componente fundamental de la fe cristiana.
3.
Es la felicidad de la alegría de la Pascua, de la paradoja de la Muerte y
Resurrección de Jesús nuestro Salvador, desde el día que por el bautismo
empezamos a participar de su Misterio Pascual . La alegría del cristiano es una
alegría pascual y por lo tanto paradójica. Así la entiende Jesús:
La
mujer, cuando va a dar a luz,
siente
angustia porque le llegó la hora;
pero
cuando nace el niño,
se
olvida de su dolor,
por
la alegría que siente
al
ver que ha venido un hombre al mundo.
También
ustedes ahora está tristes,
pero
ya los volveré a ver,
y
tendrán una alegría que nadie les podrá quitar.
(Jn.
16, 21-22)
4.
Esta alegría es el fruto de una vida cristiana vivida como vacación. Una
vocación conocida, discernida,
optada
que se derrama por todos los ámbitos de la vida, dándole sentido a todo lo que
me toca vivir: alegrías, penas, éxitos, fracasos, euforias y depresiones, vida
y muerte… , en fidelidad a los momentos felices o desgraciados que nos toca
vivir. En fidelidad a la posición, a los momentos felices o desgraciados que
nos toca vivir, como dice San Miguel. Si así lo entendía San Miguel, así lo
tenemos que entender todos los betharramitas de hoy, por ser cristianos,
seguidores de San Miguel, religioso y laicos, jóvenes y adultos.
5.
Hay una frase del manifiesto que expresa perfectamente la vocación y la misión
de todo Betharramita, a partir de la contemplación del espectáculo prodigioso del Amor de Dios, en la persona de Jesús,
el Verbo Encarnado:
Ante
este espectáculo prodigioso,
los
sacerdotes de Betharram
se
han sentido arrastrados
a
consagrarse por entero mediante los votos,
*
a la imitación de Jesús, anonadado y obediente,
*
y a la tarea de lograr para los demás la misma felicidad
6.
Cuando uno conoce por contemplación al Dios-Amor, en la persona de Jesús, el
Hijo, Amado del Padre, no puede oponerse a una fuerza interior que lo lleva a
entrar en el dinamismo de del remolino de ese mismo Amor. Por eso San Miguel
dice: Se han sentido arrastrados a
consagrase por entero, mediante los votos. Amor con amor se paga. A quien me
amó y entregó su vida por mí, yo no puedo menos que consagrarle la mía, como
está a mi alcance, mediante los votos.
7.
Esa consagración tiene una dimensión vocacional: consagrarse…
a la imitación de Jesús, anonadado y obediente. es decir, a configurarse con los sentimientos del Hijo
para con el Padre, haciéndonos semejantes a Jesús en sus sentimientos,
actitudes, acciones para poder reproducir y manifestar entre los hombres y
mujeres de hoy el impulso generoso del
Verbo encarnado que dice a su Padre
Aquí Estoy y se entrega a todos sus designios en pro de la salvación de los
hombres (R. de V. 2)
8.
Esa consagración tiene también una dimensión misionera: consagrarse…
a la tarea de lograr para los demás la misma felicidad. Aquí se expresa la síntesis de la misión
betharramita. ¡Y qué contenido tiene! ¡Cuántas veces, en medio del activismo
se nos pierde el objetivo de la misión! ¡Cuántas veces también, en medio del
activismo le vamos dando inconscientemente vuelta a las motivaciones auténticas
de la misión! ¡ Y en vez de pensar en los demás, pensamos en nuestros éxitos,
gratificaciones afectivas…! Para San Miguel el objetivo de la misión es este:
que cada persona encuentre la felicidad en
el conocimiento, el amor y la configuración con Jesucristo, el Hijo Amado del
Padre, que es donde la encontré yo.
9.
A veces este objetivo se nos pierde en el camino, en medio de las kermeses, las
colonias, los campamentos, el deporte, las reuniones de esto y aquello, la
calidad educativa, etc… que son medios buenos para conseguir aquello. Nos pasa
como a los fariseos que denunciaba Jesús: ¡Ay
de ustedes, escribas, fariseos, hipócritas, que pagan el diezmo de la menta,
del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la ley: la justicia, la
misericordia y la fidelidad! hay que practicar esto sin descuidar aquello. ¡Guías
ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello! (Mt. 23, 23-24)
Y es que claro, el cristiano, religiosos o laico perdió la alegría, el
entusiasmo de su vida y de su fe, al sentirse involucrado en todas esas
actividades. Los que tenemos que ser levadura y sal perdemos dinamismo y nos
volvemos insípidos. ¡Qué desgracia, debe decir San Miguel, que el
betharramita pierda la felicidad y la alegría de vivir! ¡Porque qué le va a
ofrecer a los demás? Nuestra oferta misionera es la
misma felicidad, la misma alegría, que todavía sigue causando en nosotros
la certeza del amor de Dios. No se trata de una alegría que fue, en el primer
amor; sino que sigue siendo en medio de todos los avatares de la crisis actual. La
misma felicidad, la misma alegría de hoy que tiene como motivo mi comunión
de vida con Jesús, tratando de ser como él, de vivir sus valores y criterios
porque desde ellos todo, lo feliz y lo desgraciado, adquiere un sentido
salvador.
10.
La misma felicidad del religiosos o
laico betharramita. Pero, no sólo. La
misma felicidad, la misma alegría del mismísimo Jesús, anonadado y obediente. Felicidad que no es sinónimo de
placer, sino de plenitud de vida, de libertad interior, de indiferencia
espiritual, de disposición para arriesgar la vida por estar convencido de que
es el Hijo Predilecto del Padre, que lo llena de satisfacciones, no sólo por lo
que hace y dice, sino por lo que es, mi
Hijo , Amado.
La misma felicidad de
Jesucristo, quien sin actuar nunca por sí
mismo, sino por el Espíritu de Dios…, entregado permanentemente a los
mandatos de Dios para sufrir y hacer lo que Él dispusiera. Aquí nos interesa destacar el secreto de la insondable alegría que Jesús
lleva dentro de sí y que le es propia. Se Jesús irradia esa paz, esa
seguridad, esa alegría, esa disponibilidad, se debe al amor inefable con que se
siente amado por su Padre. (G.I.D. pag. 17).
11. Parecería que San Miguel nos quiere hacer entender de atrás para adelante: La alegría que queremos para los demás, al llevarles la Buena Noticia, es la misma que estamos gustando nosotros y la misma que contemplamos que gustaba Jesús al sentirse querido por el Padre. ¡Qué bien lo expresa Juan el Bautista, el más grande nacido de mujer, le pasa lo que a nosotros, al dar testimonio de Jesús:
En las bodas, el que se casa es el esposo,
pero el amigo del
esposo,
el que está allí y
lo escucha,
se llena de alegría
al oír su voz.
Por eso mi gozo es
ahora perfecto.
Es necesario que el
crezca y que yo disminuya.
(Jn.
3, 29-30)
Cada vez me resulta más simpático Juan el Bautista y cada vez me parece
más Betharramita. El esposo es Jesucristo porque vive la plenitud de la alianza
esponsal. El Bautista y nosotros somos los amigos del esposo porque estamos con
él, lo escuchamos, y al participar de su cercanía y de su amistad, lo que nos
cuenta nos llena de alegría. Por eso mi
gozo es ahora perfecto.
12. San Miguel promete con mucha convicción la alegría y la felicidad a las personas que sigan los pasos del método que él mismo había elaborado para conocer y practicar la voluntad de Dios :
¨
Que así, nuestro consigna sea: rezar, examinar, exponer y obedecer. Toda felicidad que no se
fundamente en eso, lo quiero demasiado como para deseársela; no dejaré de
rezar al Señor para que la preserve. Pero una fidelidad inalterable a esa
consigna, se la deseo de todo corazón; es
nuestra mayor y hasta única felicidad.
(T.II, c.10, pag.92)
¨
Sólo encontrarás la
seguridad y la felicidad en una vocación divina conocida
abrazada…
Una vez más, haga eso y se
sentirá seguro y feliz, sea cual sea
la decisión que tome en esas condiciones
.(Carta
a un joven, T.I, c.164, pag.302)
¨
No se aleje nunca de esas prácticas y le prometo que
será lo más feliz que se pueda llegar a ser ene el tiempo y en la
eternidad…Es también el gran medio, el medio más eficaz para hacer felices a
otros.
(T.I,
c.44, pag. 145)
13. Como ya se vio en alguna de las citas, San Miguel atribuye la alegría a una vocación bien discernida y vivida en plenitud. Alegría que se transmite también a los seres queridos. ¡Qué lindo escuchar el testimonio de San Miguel de que también ´l comparte esa alegría con una hermana:
¨
Recibí su carta a su debido tiempo. Me
causó mucha alegría. Sí, hermana, es para mí una fiesta encontrar personas
religiosas felices de su vocación y de la de los suyos, como Vd., por
ejemplo.
Vd. se siente feliz por su vocación, la de su hermano
Joannes y la de su hermana. Pero lo
más lindo es que Vd. es consciente de su
felicidad y es por eso que está contenta
de su vocación, entusiasmada para cumplir con sus deberes como debe ser, en
definitiva, de esa manera, asegura su
felicidad y prepara maravillosamente el camino para la de sus hermanas y la de
otras personas.
(T. II, c.128, pag. 258)
¨
…Empéñese en hacerle comprender a su madre:
Ø
que él se debe a Dios, en primer lugar.
Ø
que, siguiendo su vocación, él
hará la voluntad de Dios y tendrá todas las ventajas que acompañan esa
vocación. ¿Una madre, no debe buscar ante todo la felicidad de su hijo?
Ø
que si no sigue la
vocación ¿Cómo se puede pretender hacer feliz a una madre? Y ella, ¿cómo
puede esperar las bendiciones de Dios si se considera más importante que Él?
Ø
Nunca se colabora tanto en la felicidad de los padres
que siguiendo la propia vocación.
¿No está ahí la verdad,
aunque no se lo vea claro?
(T.I,
c.146, pag. 278)
14. Cuando la vocación es auténtica, es una alegría pertenecer a la Congregación, ya que la vida comunitaria es el ambiente propicio para vivir con alegría esa vocación, para vivir los votos, en especial el de obediencia, que también es motivo de alegría y felicidad.
¨
…Y
sobre todo, no deje de contarle lo mejor que pueda lo
feliz que se siente en la vida religiosa, toda la
felicidad que Vd. le debe a esa divina vocación religiosa, etc, etc.. .Nada
parece más adecuado para disponer bien a sus queridos padres – gente tan
buena, por otra parte – que la
posibilidad de poder compartir con Vd.
esa felicidad.
(T.I,
c.79, pag.196)
¨
Me parece que Vd. hizo algunos progresos; pero todavía
le falta algo. Y eso poco le falta es lo
que le impide ser feliz en la querida Congregación con todas las
privaciones, incluso de consolaciones espirituales, que ella le pide a veces.
Entréguese a ese espíritu de Nuestro Señor,(hacer siempre lo que a Dios le
gusta sea lo que sea, en las cosas y con las personas más desagradables,
sabiendo estimarlas y quererlas hasta el unto de sacrificarse por ellas, sólo
por considerarlas providenciales ) como acabo de recomendarle; ya verá, estará
contenta de todo lo que Dios quiera de Vd.; y además, no le sucederá nada
que Dios no haya previsto y querido para Vd. Así sea.
( T.I, c. 77, pag.194).
15. La verdadera felicidad consiste en hacer la voluntad de Dios en todo, dice San Miguel. En eso consiste, según los místicos la unión esponsal con Cristo y no en otros efectos psicológicos o paranormales.
¨
…Si haces lo que te digo, cada día harás menos
(faltas graves), y terminarás por ser tal como yo deseo y Dios te quiere:
totalmente a gusto, muy pequeña, pasando desapercibida, sumisa, muy contenta,
porque no quieres más que eso: agradas a Dios; tendrás siempre, como lo has
tenido en tu preciosa vocación, la alegría de conocerlo, pues es cierto que lo
que tu superiora legítima quiere y juzga, Dios lo quiere y lo juzga igualmente
para ti, a menos que sea evidentemente pecado o imposible para ti. Así, incluso
en la duda haz todo lo que ella quiere, o, al menos no dejes de hacer lo que
puedas por hacerlo; y luego, quédate tranquila ante Dios y ante los hombres:
haces lo que a Dios le gusta, has procurado su mayor gloria y el mayor bien del
prójimo. Saber esto y poder hacerlo como Vd. ¿No es, acaso, el
colmo de la felicidad? ¡Aprovecha tu
felicidad!…No pongas como excusa que no lo sabes.
( T. I, c. 81, pag. 198)
¨ Querido hermana: no me dice nada nuevo. Sí, lo sé, tienes un corazón y un corazón hecho para amar. Pero, recuerda bien siempre que es Dios quien te ha dado ese corazón y ese corazón hecho así, pero es sólo para él, en primer lugar, y luego para quien Él quiera. Él y como Él quiera; Él, sólo para Él y sólo por amor a Él. Entonces, y sólo entonces, será feliz como yo deseo y como Él anhela.
Ánimo, pues. No escuche al mentiroso y homicida. Aférrese a Dios y ponga en él todas sus esperanzas y toda su felicidad, y seguro, muy seguro que tendrá en el cielo y en este mundo, el céntuplo; es lo que le deseo de todo corazón a Vd. y a todas sus compañeras.
(T.I, c. 150, pag. 281)
16. Si la alegría consiste en hacer la voluntad de Dios, hay que tener claro que esa voluntad de Dios se manifiesta en la posición, que son los acontecimientos y las relaciones humanas que nos toca vivir en la realidad de cada momento y que son el lugar teológico donde Dios se nos revela. Por lo tanto, se consigue la alegría interior cumpliendo responsablemente con el deber.
¨
Por lo demás, debiera estar muy tranquila y servir a
Dios con alegría y felicidad en su
posición, sin turbarse para nada por esos pequeños problemas que encuentra en
su camino, preocupándose por decir al mismo tiempo: ¡Dios mío, ten piedad de
mí!, y luego continuar alegremente.
Eso, y siempre eso y nada más
que eso y será feliz. ¡Es lo que
Dios le concede!
(T.I, c.160, pag.295)
¨
Hasta ahora estaba
feliz; aproveche su felicidad,
cumpliendo tranquilamente los deberes
de su posición, cuidando su frágil salud, mejor que en el pasado y, sobre
todo, progresando en una vida de fe, de confianza sin límites y de amor. Pero
no retorne a su manía de esconderse so pretexto de parecer un serafín. Cuando
Dios quiera esconderla más, la sabrá llevar a una mayor soledad. No pida más,
no desee más que lo que Dios quiere. Limítese a disponerse a todo lo que él
quiera, y luego sométase a todo lo que haga, ni más ni menos, y le prometo que
será feliz y colaborará para hacer
felices a los demás con no menos eficacia que en el pasado, y con menos
peligro, mucho menos peligro
( T.I, c. 69, pag.186)
¨
10°. Muy bien; pero vaya hasta el final y, al mismo
tiempo que practica la santa indiferencia en todos sus deberes, conságrese a lo
que se le confía, siempre con alegría y considerándose honrada, muy honrada
por ello.
(T. I, c.59, pag.166 )
¨
Créame, no escuche más (al demonio), conténse de
cumplir con sus deberes con pasión y alegría, como si no pasara nada. Así hará
la voluntad de Dios que es lo mejor que puede hacer ¿Qué más quiere? Todas
las molestias desaparecerán con este pensamiento ¡Haga lo que Dios quiere! ¿No
hay en ello motivo para consolarse totalmente? si las molestias y las
tentaciones siguen: ¡Ten piedad de mí, Dios mío!
Créame, haga eso y le
prometo la bendición de Dios y la satisfacción de sus superiores…
(
T.I, c.168, pag. 305)
17.
“El hombre experimenta la alegría, dice Pablo VI, cuando se halla en armonía
con la naturaleza y sobre todo la experimenta en el encuentro, la participación
y la comunión con los demás. Con mayor razón conoce la alegría y felicidad
espirituales cuando su espíritu entra en posesión de Dios, conocido y amado
como bien supremo e inmutable.” (G.I.D. pag. 6)
Y
sigue diciendo más adelante:
“Sería
necesario un esfuerzo paciente para aprender a gustar simplemente las múltiples
alegrías humanas, que el Creador pone en nuestro camino:
la alegría exaltante de la existencia y de la vida
la alegría del amor honesto y santificado,
la alegría tranquilizadora de la naturaleza y del silencio,
la alegría a veces austera del trabajo esmerado.
la alegría transformante de la pureza, del servicio y del saber
compartir,
la alegría exigente del sacrificio.
El cristiano podrá purificarlas, completarlas, sublimarlas, no puede
despreciarlas. La alegría cristiana supone un hombre capaz de alegrías
naturales. Frecuentemente ha sido a partir de estas como Cristo ha anunciado el
Reino de los cielos.”( G.I.D. pags. 8-9)
La auténtica alegría humana es el resultado de la relación armoniosa de cada persona humana con Dios como Padre, con los demás como hermanos, con la naturaleza como señores. (Puebla, 322). Para poder experimentarla a fondo es necesaria la oración:
Alégrense
siempre en el Señor.
Vuelvo a insistir, alégrense.
Que la bondad de ustedes
sea
conocida por todos los hombres
El
Señor está cerca.
No
se angustien por nada,
y
en cualquier circunstancia,
recurran
a la oración y la súplica,
acompañadas
de acción de gracias,
para
presentar sus peticiones a Dios.
Entonces,
la paz de Dios,
que
supera todo lo que podemos pensar,
tomará
bajo su cuidado
los
corazones y los pensamientos de ustedes
en
Cristo Jesús.
(Fil.
4, 4-7)
18. Son precisamente los salmos, las oraciones inspiradas que nos enseñan a pedir constantemente la verdadera alegría para todas las situaciones de la vida. No sé si habrá una oración que exprese mejor la alegría de todo un pueblo en las diversas situaciones históricas que le toca vivir que este:
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión
nos parecía que
soñábamos:
nuestra boca se
llenó de risas,
nuestros
labios de canciones.
Hasta
los mismos paganos decían:
“El Señor hizo
grandes cosas”
¡Grandes cosas
hizo el Señor por nosotros
y estamos
desbordantes de alegría!
¡Cambia, Señor, nuestra
suerte
como los torrentes del
Negueb!
Los que siembran entre lágrimas
cosecharán
entre canciones.
cuando lleva la semilla,
pero
vuelve cantando
cuando
trae las gavillas. (Sal.126 (125)
Algunos
otros pocos ejemplos en los que la alegría es motivo de oración en los salmos:
Pero tú has puesto en mi
corazón más alegría
que cuando abundan el trigo
y el vino (4, 8)
Quiero alegrarme
y regocijarme en ti,
y cantar himnos a tu
nombre, Altísimo
…el Señor se apiadó de
mí, contempló mi aflicción,
me tomó y me alzó de las
puertas de la muerte,
para que pudiera proclamar
sus alabanzas
y alegrarme
por su victoria en las puertas de Sión. (9, 3, 14-15)
Yo confío en tu
misericordia.
que mi corazón se alegre
porque me salvaste.
¡Cantaré al Señor porque
me ha favorecido! 13(12), 6
¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
cuando el Señor cambie la
suerte de su pueblo,
se alegrará
Jacob,
se regocijará
Israel. 14 (15), 17
Por eso mi corazón se alegra,
se regocijan
mis entrañas
y todo mi ser descansa
seguro:
porque no me entregarás a
la muerte,
ni dejarás a tu amigo ver
el sepulcro.
Me harás conoce el camino
de la vida,
saciándome de gozo
en tu presencia,
de alegría
perpetua a tu derecha. 16 (15), 9-11
anúnciame el gozo
y la alegría:
que se alegren
los huesos quebrantados…
Devuélveme la alegría
de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga… 51 (50), 10 y 14
Un grito
de alegría y de victoria
resuena en las carpas de
los justo:
la mano del Señor hace
proezas…
…Este es el día que hizo
el Señor:
alegrémonos
y regocijémonos con
él. 118(117), 15, 16 y 24….
19.
Para cultivar esta alegría humana y cristiana, la Iglesia nos ofrece para cada
domingo de este 2004 el Evangelio de San Lucas. Es el
Evangelio de la alegría, que
estamos invitados a contemplar, interiorizar y anunciar. Se trata de una alegría
contagiosa desde el comienzo:
*
Juan
el Bautista será un motivo de gozo y de
alegría y muchos se alegrarán de su nacimiento. (1,14
)
*
Alégrate, María, llena de gracia, el Señor
está contigo. (1, 28)
* El niño Juan saltó de alegría en el seno
de Isabel. (1, 41 y 44)
* María: Mi espíritu se estremece de gozo
en Dios mi salvador (1,47)
* El nacimiento de Jesús es una alegría para todo el pueblo (2,10)
*
La alegría por la oveja perdida y
encontrada (15,7)
por la moneda perdida y
encontrada (15, 10)
por el hijo perdido y
encontrado (15,32)
* La
alegría pascual: era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que
se resistían a creer..(24,41)
20. Testigos de la alegría de habernos encontrado con el Señor Jesús Resucitado y de haber decidido vivir prendidos a su Misterio Pascual, vivimos con fidelidad y disponibilidad todos los desafíos de nuestras diferentes posiciones. Desde ellas irradiamos la alegría de las Bienaventuranzas para que contagie a los hombres y a las mujeres que nos encontramos cada día. María es una invitada de honor a todos esas posiciones como en Caná. Su finura e intuición de mujer y de Madre detectará enseguida si a un betharramita le falta el vino de la alegría. Ella por su cuenta se encargará de que la alegría que nos da Jesús sea más grande y más abundante gravemos en nuestro corazón sus palabras: hagan lo que Él les diga (Jn.2, 5)