"BETHARRAMITAS:
HIJOS DEL CORAZÓN DE JESÚS,
UNA FAMILIA DE DISCÍPULOS MISIONEROS, EN NUEVOS CAMINOS DE COMUNIÓN"
BETHARRAMITAS:
Casi
como el anuncio de un Heraldo, este lema 2009, está dirigido a quien esté
dispuesto a escucharlo.
En
lo que a lemas se refiere, a menudo empezamos por: “Betharram”. La institución…
Por
ejemplo: para la gente de Adrogué, “Betharram” es un predio de
En
Martín Coronado, “Betharram”, será sobre todo
En
Francia, “Betharram”, es sobre todo
Cuan
diverso es el panorama. Que difícil unificar emociones, sentimientos tan
favorables como adversos.
Pero,
que pasa si en cambio decimos:
“Betharramitas”. De la institución a las personas…
Veamos
los tres sentidos siguientes:
Lo
primero es que este nombre pone de relieve ante todo a las personas concretas:
los betharramitas. Que hoy ya no son sólo religiosos, sino también laicos, ya
que también ellos, por gracia del Espíritu Santo, se han sentido llamados
personalmente a beber de un mismo carisma en las fuentes que San Miguel nos dejó
como herencia. Los betharramitas son personas concretas y no paredes de
concreto. ¡Cuánto daño nos hicimos/hacemos mutuamente cuando dejamos que esta
dicotomía nos divida!. Desde hace dos años los religiosos betharramitas de
Argentina y Uruguay han optado por abrazar decididamente su vocación
consagrada. Perder de vista el ser guardianes de museos, para pasar a ser lo que
el grito unánime de los últimos años venía pidiendo: “queremos ser
religiosos” (Capítulo General 93), “compartamos la misión con los
laicos” , “formación, formación, formación” (capítulo General 99)...
Opción
por ser BETHARRAMITAS hoy. Para los hombres y mujeres de hoy. En diálogo y
apertura a un mundo que cambia.
Alguno
podrá decir, pero Betharram existe también como institución. Si, existe y
existirá siempre, en la medida en que no confundamos “la idea” que de ella
tenemos, con “la real Betharram”.
El
intento de personalizar la institución, no es de ahora,
tiene ya algunos años…
Una
anécdota ilustrativa: El Padre Ierullo nos decía en los 90: - Betharram es una
“madre anciana” a la que debemos servir; P. Gaspar nos decía, en el cambio
de siglo: - Betharram es “un niño pequeño, frágil”, una esperanza… . Últimamente
el P. Enrique nos recuerda: Betharram es “una Familia”, que quiere trabajar
en comunión.
Propongo
por eso para este año 2009: “BETHARRAMITAS”. Ya sea “madre anciana”,
“niño frágil” y/o “familia”,
son tres rostros de una misma realidad congregacional animada por personas
(religiosos y laicos) que quieren, como diría San Miguel, “Vivir
y morir en ella”: Esos son “los betharramitas”.
HIJOS
DEL CORAZÓN DE JESÚS: La expresión parece conocida, pero quisiera
compartirles el encuentro profundo y gratuito que me ha inspirado. Hace poco
tiempo, lejos de aquí, contemplando un célebre cuadro de un Jesús con su
Sagrado Corazón en la mano, sentí interiormente algo que pronto se
volvió convicción en mí. Si bien las experiencias espirituales son en
cierto modo incomunicables, podría en este caso
resumirlo así:
Estando
allí en silencio sentí que Jesús me decía:
“Este
es mi Corazón puro. No rechaces los sufrimientos del Corazón y llegarás a se
un hijo como yo”.
La
verdad es que me quedé muy sorprendido con esta moción interior. Les digo que
no me dejo más que paz y consolación este pensamiento, y lo llevo conmigo
desde entonces.
El
Corazón de Jesús vuelve a subrayar una expresión conocida por todos nosotros,
que nos recuerda que somos hijos del
Corazón de Jesús. El mismo San Miguel así lo decía: “Él nos ha
engendrado, a Él se lo debemos todo” (SMG).
Tanto
ayer como hoy, los betharramitas viven de ese “secreto resorte” que es el
Amor del Sagrado Corazón. Y lo viven como un impulso generoso, nunca comparable
a un dolorismo piadoso. El Corazón de Jesús es valiente, “Sale
como el Esposo de su alcoba, contento como un héroe a recorrer su camino”
(Smo 118). Camino no exento de cruces, tan arduas de llevar como victoriosas.
Este
año les pido que abracemos este llamado a ser: HIJOS DEL CORAZÓN DE JESÚS.
Con una dinámica pascual que implica entrega: sacrificar para crecer,
desarraigarse para heredar la tierra nueva, crecer en disponibilidad a
UNA
FAMILIA DE DISCÍPULOS MISIONEROS:
En
este tiempo nos solemos preguntar: ¿dónde está La familia?. El cambio de época
nos toma frente a nuevos modelos de convivencia que solemos llamar ”familia”
; pero cuando tratamos de describir cómo es su estilo de vida en realidad…
nos quedan más dudas que certezas.
Ahora
bien, los Betharramitas, constituimos verdaderamente una familia. Algo que va
mucho más allá de una relación laboral, en los diferentes ámbitos de la
pastoral: educativa, parroquial, juvenil, misionera, etc…
El
P. Mirande scj (Sup. General en los
60) decía inspiradamente algo sobre el “auténtico betharramita”, que nos
puede iluminar:
“El
auténtico Betharramita, quiere a Betharram. Se siente ligado a él con todas
las fibras de su ser. Ha hecho suyos los intereses de
Dios lo había hecho para Betharram y había hecho Betharram para él. Su
puesto aquí estaba reservado desde siempre; y ahora lo ocupa. Más o menos rápido,
pero con seguridad, toda su persona se ha ido realizando aquí. Se siente a
gusto… como en su casa.
El autentico betharramita quiere a Betharram y por tanto también su
ideal y lo va realizando cada día.
El auténtico betharramita quiere al Betharram real, es decir a todos los
betharramitas, incluso a tal y tal…
Que poco betharramitas seríamos si nuestro amor por la congregación no
consiguiese hacernos superar esos rechazos, eso motivos (aunque sean justos) de
resentimientos. Es de los nuestros. Eso basta”.
Miren
si este texto no expresa lo que entendemos por espíritu de Familia. Pero de
familia que se acepta tal cual es. Sin idealizaciones, ni reproches. Sin
utilitarismos de ocasión. Sin discriminación ascendente o descendente. Porque
eso nada tiene que ver con el Amor que une a un betharramita con otro. Este
sentimiento profundo hace que juntos creamos en que Betharram (los
betharramitas, las personas) tenemos futuro. Una familia que mira hacia el
futuro: rezaba un lema de hace algunos años.
Cuando
hablamos de familia también queremos decir diálogo, corresponsabilidad, deseo
de retroalimentar nuestra espiritualidad para vivir según nuestra vocación
bautismal, según el evangelio.
Sin
duda siempre estamos aprendiendo. Por eso somos DISCÍPULOS-MISIONEROS.
Esta
conocida expresión del documento de Aparecida (2008) le da un tono eclesial
fuerte a nuestro lema. Un compromiso que se extiende más allá de las propias
fronteras: institucionales, nacionales, etc.
Para poder anunciar a Jesús con nuestra vida y labor misionera,
cualquiera sea nuestra posición al servicio de
En
el núcleo de nuestro carisma está este texto que muestra la doble dimensión
del llamado y la respuesta de todo buen betharramita discípulo-misionero:
“Por
eso Cristo al entrar en el mundo dijo a Dios: “No quisiste sacrificios ni
ofrendas por el pecado, pero me diste un cuerpo (en hebreo: “me
abriste el oído”). No te agradaron los
holocaustos ni las ofrendas por el pecado. Entonces dije –como está escrito
de mí en el libro de
Que
importante es saber ponerlos a la escucha de los signos de Dios en los tiempos
que corren. Como cita el texto hebreo “abrir el oído”(cf. Smo 40, 6 b). No
aferrarnos al pasado, sino lanzarnos decididamente hacia adelante, concientes de
nuestra condición de Hijos dispuestos a “entregar la vida con inmenso Amor,
dentro de los límites de nuestros oficios, de nuestra posición” (SMG).
A
eso podríamos llamar ‘el comienzo de un renovado discipulado’. El mismo Señor
que “no duerme ni descansa” “que trabaja siempre”, se hará presente en
medio de nosotros para sostener nuestro trabajo. Impulsará iniciativas que
enriquezcan a todos, “obreros de la primera o de la última hora” . Nos enseñará
a abrir espacios nuevos, para que su Palabra se encarne y viva en todos los
ambientes. El discípulo se vuelve misionero, porque la experiencia de Dios le
quema dentro. Le arde el corazón con el fuego de un Cristo que lo ama, arrancándolo
de su rutina, su sensación de fracaso, su sinsentido.
Así
descubrimos que no hay que ir muy lejos para MISIONAR. La misión está ahí
frente a nuestros ojos.
Detengámonos
un momento a mirar, a oír, a dialogar: Dice el evangelio que Jesús pasaba y se
detuvo, mandó que lo trajeran cerca y al verlo le dijo (al ciego): “¿qué
quieres que haga por ti?” (cf. Lc 18,41).
EN
NUEVOS CAMINOS DE COMUNIÓN:
También
podríamos proponer otra redacción: “aceptando caminar en comunión”.
Porque hoy vivimos aceptando y rechazando llamados telefónicos al celular;
propuestas, ofertas de todo tipo, ventanas que se abren ante nosotros, sin
siquiera haberlo solicitado… Vivimos aceptando y rechazando….
Corremos
el riesgo de hacer lo mismo con Cristo. El dulcemente nos dice: “Vengan a mí
los que estén afligidos y agobiados y yo los aliviaré” “carguen con mi
yugo y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón” Y así encontrarán
alivio; porque mi yugo es suave y mi carga liviana” (cf. Jn 11,25-ss).
¿Quién
podrá sentirse indiferente ante tal propuesta…? ¿Quién podrá
rechazarla…?
Con
todo, el Señor nunca impone. Siempre propone. El dice: ”El que quiera
seguirme, que me siga…”
Aceptar
de corazón a Cristo es, entonces, el
principio de una auténtica Comunión.
Es
tiempo de recordar este estilo evangelizador: no sirve crear vínculos
“virtuales” entre nosotros; por más eficaces que sean los medios con que
hoy contamos. La caridad verdadera exige vínculos reales. Tiempos compartidos.
Un sentirnos ‘lanzados con ímpetu y fascinación’ tras las huellas del único
Maestro.
Sin
ese fervor no hay comunión verdadera. La “experiencia de Dios” es lo que
nos amalgama. Nos fragua. Nos templa.
En
una sociedad con vínculos débiles, efímeros, casi descartables,
asumamos el desafío de transitar NUEVOS CAMINOS DE COMUNIÓN en Cristo que,
ciertamente, nos conducirán al Padre. Esto significa hacia la
felicidad-santidad , irrenunciable aspiración para cada hombre o mujer que haya
sido alcanzado por el Amor de Cristo.
Entre
nosotros,
¿Seremos
capaces de expresar, con fidelidad creativa, nuestra adhesión íntima a Cristo
y a
Como
podemos concluir, esto es sólo el comienzo de un camino, que nos conduce hacia
“el Camino”.
“Yo
soy el Camino. Nadie va al Padre sino por mí”.
Que
este 2009 todos podamos compartir este punto de llegada. Que sea nuestro faro en
la playa. Donde atraque el Nuevo Etincelle,
la chispa que encienda el fuego, el acróbata que con renovadas piruetas
alcance el objetivo señalado para nuestro escuadrón volante.
Su
patrono es el M.R.P. Augusto Etchecopar, Siervo de Dios.
Que
Jesús, Verbo Encarnado, María de Betharram, su madre y su querido discípulo
misionero San Miguel Garicoïts nos conduzcan siempre al Buen Puerto de
Gustavo Agín scj