NUESTRA SEÑORA GAUCHA DEL MATE
Todo aquel que intentó alguna vez explicar, lejos del país - digamos en Italia o Francia - lo que el mate significa para los argentinos, sabe que es una tarea difícil. Porque una cosa es hablar de los elementos, requeridos; (yerba, mate y bombilla) y cómo se prepara la infusión y otra muy distinta es dar una idea de que más allá del brebaje mismo, el mate forma parte de una filosofía de vida y cebarlo, una liturgia.
Se explica. Los Italianos, por ejemplo, acostumbran beber por la mañana un café, o un café con leche como nosotros. Puede ser que añadan una medialuna, que ellos llaman "cornetto". Por lo menos es lo que el turista puede pispiar cuando frecuenta el mismo bar que los nativos. Pero hacerles entender que el mate, sobre todo en determinadas circunstancias, es "otra cosa", requiere mucha paciencia y aun nos quedarán dudas de si uno fue entendido. No ya en cuanto al simple trámite de cebar mate, sino en lo que hace al espíritu que anima este hecho, sea cuando se está solo o cuando el mate circula de mano en mano.
Se necesitaría una larga charla para hacerles comprender a los no iniciados que el mate es "una compañía, un amigo", con el cual transcurre agradablemente el tiempo. En cuanto a sus virtudes naturales, es tema aparte.
Todo ello los rioplatenses sí lo sabemos. Por lo que viene a resultar muy grato el que laicos, Sacerdotes y aun Obispos se hayan entusiasmado con la feliz idea de una nueva advocación: Nuestra Señora Gaucha del Mate.
La referida advocación ha nacido en misiones y fue propuesta como patrona del Mercosur.
Una fotografía muestra a Juan Pablo II tomando mate durante una de sus visitas a la Argentina. Hay numerosos e importantes testimonios favorables a la naciente advocación.
En primer lugar, el propio Papa, quien el 1º de mayo de 1993, en autógrafo otorgado a monseñor Lino Zanini, dijo: "De todo corazón otorgamos la implorada bendición apostólica, bajo los auspicios de Nuestra Señora del Mate".
El padre Mamerto Menapace señaló: "… la Virgen Gaucha y Matera es la que me llegó más y ganó mi corazón".
Monseñor Estanislao Esteban Karlic, arzobispo de Paraná, opinó: "Que por mediación de María Santísima, Jesucristo justifique toda nuestra cultura".
De tono parecido e igualmente halagüeño son las palabras de otros prelados a los que se consultó, como monseñor Lucas Donnelly, de Deán Funes: "Que esta imagen de la Virgen Gaucha nos haga sorber en cada mate un poco de gracia de su Hijo". O monseñor Joaquín Piña, de puerto Iguazú: "María vive en nuestro pueblo, y nuestro pueblo es María. Con mucho afecto la bendición del Padre Obispo Joaquín", quien "si hubiera conocido esto antes, tal vez la hubiera puesto como patrona de la diócesis, tan encarnada la veo en la realidad de nuestra gente misionera, tan tomadora de mate, que es como la bendición de la tierra colorada de Misiones".
La lista de adhesiones es demasiado larga para transcribirla en toda su extensión. Baste lo dicho por su expresividad y autoridad.
El presbítero Domingo Lancellotti, animador de esta idea, agrega a su vez: "Aclaremos que la Virgen, con esta forma de llamarla, no se apareció a nadie…. hasta el presente por lo menos. Y tampoco ha hecho ningún milagro con esta advocación o manera de llamarla. Es simplemente una forma filial y cariñosa de tratarla con el mate en sus manos, gesto de amistad. ¡Y quién más amiga que ella, amiga y Madre nuestra!".
El padre Lancellotti aparece junto a sus amigos y colaboradores en la inculturación de Nuestra Señora Gaucha del mate: el folclorista Pocho Roch y la señora María Inés Rosñiski, pintora de una tela dedicada a la Virgen - "de adaptarla a nuestra cultura, a cada cultura".
Todas las voces expresan unánime aprobación, que a no pasar mucho tiempo veremos en nuestros altares una nueva imagen de la Santísima Virgen, hecha como a medida de los argentinos.
El problema vendrá cuando tengamos que explicarles la novedad a nuestros amigos y parientes allende el mar… (Juan Bautista Magaldi).