La pedagogía de Jesús en una invitación permanente a participar en el reino a vivir la plena dignidad de los Hijos de Dios en relaciones de fraternidad y de acogida y como lugar para la participación de todos. de allí se desprenden los rasgos fundamentales de la pedagogía pastoral: es experimental, transformadora y liberadora, comunitaria, coherente y testimonial, participativa, personalizante y personalizadora, integral.
Una Pedagogía Pastoral Experiencial
La evangelización tiene que hacerse vitalmente, partiendo de la experiencias de
vida y procurando reelaborarlas a la luz del Evangelio. la mejor manera de
considerar integralmente al joven en su formación es tomar en cuenta su
experiencia como elemento central y el punto de partida de la pedagogía, de los
métodos y de las técnicas que se van a utilizar.
No se trata de partir de la experiencia como motivo o pretexto para comunicar
conocimientos abstractos ni de inducir o provocar "vivencias fuertes"
por medio de técnicas que tocan y sacuden lo emocional. El encuentro con el
"Dios de la Vida", don del Padre que transforma la misma experiencia
en fuente a agua viva que salta hasta la vida eterna (Jn. 4,14) se produce en lo
mas profundo de la experiencia de los jóvenes. El Dios que salva y libera no
está ausente de las situaciones que viven, porque Dios es Señor del mundo, y
desde allí llama al cambio y a la conversión.
Este punto de partida ayudará a que la fe sea percibida como una profundización
de la propia experiencia de vida y no como una huida de ella. Al mismo tiempo,
permitirá la revisión profunda de "los criterios de juicio, los valores
determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes
inspiradoras, los modelos de vida...", en una palabra, de la "visión
del mundo" de los jóvenes, que es lo que interesa a la evangelización.
Una Pedagogía Pastoral Transformadora y Liberadora
A partir de la Exhortación Apostólica "Evangelii Nuntiandi" del Papa
Pablo VI y de la reflexión de la Iglesia Latinoamericana en Medellín, Puebla y
Santo Domingo, la evangelización se entiende como una buena noticia que libera,
que invita a vivir la plena dignidad de los hijos de Dios, que crea nuevas
formas de relación fundadas en la fraternidad y en la acogida y que promueve la
participación de todos para la construcción de una nueva sociedad.
Partir de la experiencia personal sitúa en la complejidad de la realidad y
permite percibir mejor los múltiples condicionamientos de la persona y la
necesidad de un cambio de vida no sólo en lo privado sino también en lo público.
La evangelización eficaz provoca la conversión: una profunda transformación
personal y social, mutuamente dependientes la una de la otra.
Esta pedagogía considera al joven como un ser abierto a la realidad; valora la
acción transformadora, porque lo va haciendo más libre y contribuye a
desarrollar su sentido de la responsabilidad; y atiende a todas las dimensiones
de su existencia: no lo aparta de la vida, no lo mantiene en la simple comprensión
intelectual de la realidad sino que lo lleva a buscar caminos para actuar en
ella y transformarla. Lo lleva a enfrentar el dilema existencial de ser libre o
no serlo, de querer ser o temer ser, de ser él mismo o ser otro, de expulsar de
si al opresor o mantenerlo dentro, de hacer opciones o cumplir órdenes, de
participar o de ser espectador. Por eso, en el centro de su acción
transformadora hay un llamado a una profunda conversión a Dios y a la lógica
del Evangelio.
Una Pedagogía Pastoral Comunitaria
Dios quiso salvarnos "no aisladamente, sino formando un pueblo". No es
posible vivir la fe sin la comunidad: en ella se recibe, en ella se celebra,
desde ella se es enviado a la misión. la relación pedagógica pasa, pues, por
la comunidad eclesial.
La transformación personal y social requiere una experiencia comunitaria como
lugar donde se puedan gestar experiencias nuevas de relación, encuentro y
fraternidad. En tal sentido, la comunidad refuerza y confirma la verdad de la
transformación que se ha realizado, estimula la creatividad para
transformaciones más amplias y profundas y es expresión y fruto de las nuevas
actitudes y valores asumidos en libertad.
Una Pedagogía Pastoral Coherente y Testimonial
En la pedagogía pastoral no debería haber diferencia entre lo que se aprende -
la experiencia del amor del Padre, la presencia de Jesús, el dinamismo del Espíritu
- y la forma cómo se aprende: viviendo relaciones fraternas en la comunidad. El
medio se identifica con el Mensaje. El anuncio es un mensaje que se acoge por la
coherencia que existe entre el contenido que se anuncia y el modo de anunciarlo,
entre lo que se ha visto y lo que se ha oído. de lo contrario, la evangelización
se hace incoherente e inconsecuente.
Una Pedagogía Pastoral Participativa
La relación pedagógica evangelizadora no establece distancias entre el
evangelizador y el evangelizando. La evangelización es fruto de la acción del
espíritu y no obra del evangelizador. De ahí que no se pueda oponer al
evangelizador y al evangelizando como el que sabe, el que manda y el que
obedece, el que habla y el que escucha...
La relación entre el evangelizador y evangelizando lleva consigo un
enriquecimiento mutuo en el que ambos viven una experiencia fraterna que
evangeliza a los dos. En realidad, ambos son evangelizados por el mismo Espíritu,
cada uno participando del proceso de fe desde su propia experiencia, aportando y
recibiendo el testimonio del Evangelio que despierta la semilla del reino que
está en lo mas íntimo de cada ser.
La pedagogía participativa genera en los jóvenes una capacidad reflexiva y
creativa, estimula el intercambio, promueve el uso de la palabra y las acciones
de conjunto, educa en la capacidad de pensar y tomar decisiones, valora el punto
de vista de cada uno y no solamente el de la autoridad y expresa la convicción
de que la verdad surge de la búsqueda común y de que todos tienen posibilidad
de acceder a ella. La participación no anula la autoridad: la entiende como guía,
orientación y servicio, especialmente cuando es experiencia de vida que el
evangelizador comparte con el evangelizando.
Este rasgo de la pedagogía pastoral se fundamenta en una eclesiología de
comunión y participación que reconoce a los jóvenes como responsables y
protagonistas del proceso de su propia evangelización y quiere que asuman un
real protagonismo dentro de la Iglesia.
Una Pedagogía Pastoral Personalizante y Personalizada
La pedagogía pastoral asume al joven en su condición de persona y procura su
crecimiento como persona y como cristiano. Responde especialmente a sus
necesidades de maduración afectiva (SD 115). reconoce y estimula el
descubrimiento, desarrollo y utilización de sus cualidades. Acompaña el
discernimiento de su propia vocación y en el seguimiento de Jesús, ubicado en
su realidad y comprometido con la Iglesia y con la sociedad.
Una Pedagogía Pastoral Integral
La experiencia humana es la vivencia de la realidad a través de una totalidad
que incluye procesos cognoscitivos - percepción, memoria, fantasía,
pensamiento -, procesos afectivos - necesidades, emociones, sentimientos,
preferencias, gustos - y procesos activos - acciones, conductas, hábitos,
costumbres - que funcionan en forma conjunta sin que sea posible distinguir cuál
es el primero o el más importante. estos tres procesos básicos están en juego
al mismo tiempo en toda experiencia humana.
La pedagogía pastoral asume la persona y la experiencia del joven en forma
integral, teniendo en cuenta los tiempos y las etapas de maduración que
necesita todo ser-en-crecimiento y la multiplicidad de dimensiones de la
personalidad en las que va madurando y consolidando su proceso de formación.
CIVILIZACION DEL AMOR. TAREA Y ESPERANZA
Orientaciones para una Pastoral juvenil Latinoamericana
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO (CELAM)