X. ORACIONES VARIAS

 

43 - ORACION DE SAN FRANCISCO DE ASIS

 

SEÑOR haz de mí un instrumento de tu Paz!

Donde haya odio, que yo ponga el amor;

donde haya discordia, que yo ponga la unión;

donde haya error, que yo ponga la verdad;

donde haya duda, que yo ponga la fe;

donde haya desesperación, que yo ponga esperanza;

donde haya tinieblas, que yo ponga tu luz;

donde haya tristeza, que yo ponga alegría.

 

MAESTRO:

que yo no busque tanto;

ser consolado, como consolar;

ser comprendido, como comprender;

ser amado, como amar.

 

PORQUE:

Es dando, como uno recibe;

es olvidándose, como uno encuentra;

es perdonando, como uno es perdonado;

es muriendo, como uno resucita a la vida eterna.

 

44 - ORACION POR LAS FAMILIAS

 

Oh Dios,

de quien procede toda paternidad

en el cielo y en la tierra,

Padre, que eres Amor y Vida,

haz que cada familia humana sobre la tierra

se convierta,

por medio de tu Hijo Jesucristo,

«nacido de mujer»,

y mediante el Espíritu Santo,

fuente de caridad divina,

en verdadero santuario de la vida y del amor

para las generaciones que siempre se renuevan.

 

Haz que tu gracia guíe

los pensamientos

y las obras de los esposos

hacia el bien de sus familias

y de todas las familias del mundo.

 

Haz que el amor

corroborado por la gracia

del sacramento del Matrimonio,

se demuestre más fuerte

que cualquier debilidad y cualquier crisis,

por las que a veces pasan nuestras familias.

 

Haz, finalmente,

te lo pedimos por intercesión

de la Sagrada Familia de Nazaret,

que la Iglesia en todas las naciones de la tierra

pueda cumplir fructíferamente

su misión en la familia

y por medio de la familia.

 

Tú que eres la Vida,

la Verdad

y el Amor,

en la unidad del Hijo

y del Espíritu Santo. Amén.

(de Juan Pablo II)

 

46 - ORACION PARA COMENZAR LA REUNION

 

CATEQUISTA: Estamos reunidos en tu nombre, Señor.

TODOS: Hazte presente entre nosotros.

 

CATEQUISTA: Como el pueblo de Israel:

GRUPO: Sentimos en nosotros deseos de caminar

y la tentación de volver atrás,

donde está lo fácil,

lo que no exige aventura ni riesgo.

 

CATEQUISTA: Como muchos

de los que te conocieron:

GRUPO: Nosotros decimos también,

al escuchar tu mensaje:

«¡Qué duras son estas palabras!»

Pero queremos seguirte,

porque Tú tienes palabras de vida,

y un agua fresca

que salta hasta la vida eterna.

 

CATEQUISTA: Como hiciste

con los discípulos de Emaús:

GRUPO: Calienta nuestro corazón con tu palabra

y abre nuestros ojos a la verdad,

para que sepamos

dar razón de nuestra fe

en medio del mundo en que vivimos.

 

CATEQUISTA: Envía sobre nosotros tu Espíritu:

GRUPO: Que nos ayude

a comprende las Escrituras

y nos haga luz del mundo

y sal de la tierra

para que los hombres todos

glorifiquen al Padre,

por los siglos de los siglos. Amén.

(Breve tiempo de silencio o de peticiones espontaneas. Al final se termina rezando todos juntos el "Padrenuestro.")

 

47 - ORACION DÉL EDUCADOR

 

SEÑOR,

Tú que eres el único y

verdadero Maestro

concédeme la gracia de ser,

a ejemplo tuyo

maestro para mis alumnos.

 

Haz que yo sepa, con mi vida

educarlos en la libertad

y con mi sabiduría

capacitarlos para

un auténtico compromiso

hacia los demás.

 

Haz que yo sea capaz

de hablarles de Ti

y de enseñarles cómo hablar contigo.

 

Haz que ellos se den cuenta

de que son amados

y de que yo solo

busco su verdadero bien.

 

Haz que mi amistad contigo

sea la fuente

de mi amistad con ellos.

 

JESUS, MAESTRO,

gracias por haberme llamado

a tu misma misión. Amén.

 

48 - ORACION DEL EDUCADOR

 

Señor, Tú que riges el mundo con sabiduría,

haznos gustar el mensaje evangélico,

para que te conozcamos a Tí y a tu Hijo Jesucristo.

 

Ilumina nuestro espíritu con tu Espíritu,

para que seamos fieles

a la verdad de nuestras reflexiones

y comprendamos nuestra misión de trabajar

por la educación de los hombres

y la edificación de un mundo más humano.

 

Ayúdanos, Señor, a dar

un sentido realmente pastoral

al compromiso

de nuestra misión de educadores católicos.

 

Acompañados por la Virgen María

como aquella vez tus apóstoles en el Cenáculo,

condúcenos con la fuerza de tu Espíritu

por el camino de la verdad

hasta la contemplación de tu Verdad Plena.

Así sea.

 

49 - SUPLICA EN LA ENFERMEDAD

 

Dios mío, cada mañana me levanto cansado; mis ojos enrojecen de tanto insomnio. Con frecuencia me siento pesado como una bolsa de arena. Mis huesos están carcomidos, mis entrarías deshechas, y como un perro rabioso me muerde el dolor. Y, sobre todo, el miedo, Señor. Tengo mucho miedo. El miedo, como un vestido mojado, se me pega al alma. ¿Qué será de mí? ¿Amanecerá para mí la aurora de la salud? ¿Podré cantar algún día el aleluya de los que sanan?

¿Me visitarás alguna vez, Dios mío? ¿No dijiste a Lázaro: "sal fuera"? ¿No se sanaron los leprosos y caminaron los rengos al mando de tu voz? ¿No mandaste soltar las muletas, caminar sobre las aguas? ¿Cuándo llegará mi hora? ¿Cuando podré narrar, también yo tus maravillas? Hijo de David, ten piedad de mí, Tú que eres mi única esperanza.

Sin embargo, sé que hay otra cosa peor que la enfermedad: la angustia. Es buena la salud pero mejor al paz. ¿Para qué sirve la salud sin la paz? Y lo que me falta ante todo es la paz, mi Señor Jesucristo. La angustia, sombra oscura hecha de soledad, miedo e incertidumbre, la angustia me asalta a ratos, y a veces me domina por completo. Con frecuencia siento tristeza, y a veces tristeza de muerte.

Necesito paz, Señor Jesús, esa paz que sólo Tú la puedes dar. Dame esa paz hecha de consolación, esa paz que es fruto de un abandono confiado. Dejó, pues, mi salud en manos de la medicina, y haré de mi parte todo lo posible para recuperar la salud. Lo restante lo dejo en tus manos.

A partir de este momento suelto los remos, y dejo mi barca a la deriva de las corrientes divinas. Llévame a donde quieras, Señor. Dame salud y vida larga, pero no se haga lo que yo quiero sino lo que quieras tú. Sé que esta noche me consolarás. Lléname Fe serenidad, y eso me basta. Así sea.

 

 

50 - GRATITUD

 

Aunque nuestra boca estuviera

llena de canto

como el mar;

y nuestra lengua de júbilo

como el bramido de sus olas;

y nuestros labios de alabanza

como la amplitud de su firmamento;

y nuestro ojos resplandeciesen

como el sol y la luna;

y nuestros brazos se extendiesen

como las águilas de los espacios;

y nuestros pies fuesen ligeros

como los de los ciervos...

no alcanzaríamos a agradecerte,

Adonai, Dios nuestro

y Dios de nuestros padres,

y a bendecir tu Nombre

ni una infinitésima parte,

por los beneficios que hiciste

a nuestros padres y a nosotros. Amén.

 

 

51 - ORACION POR EL PAPA

 

Oh Dios, Pastor y guía de todos los fieles,

mira con benevolencia

a tu servidor nuestro Santo Padre el Papa,

a quien has querido poner a la cabeza de tu Iglesia.

Concédele la gracia de edificarla

con sus palabras y con su ejemplo.

Y que, de esta manera,

llegue un día a la vida eterna,

con todos cuantos le hemos sido confiados.

Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén.

 

52 - POR LAS MISIONES

(Evangelización de los pueblos)

 

Señor,

que hiciste a tu Iglesia

sacramento de salvación para todos los hombres,

a fin de que la obra redentora de Cristo

se perpetúe hasta el final de los tiempos;

mueve ahora los corazones de tus fieles

y concédenos la gracia de sentir

que nos llamas con urgencia

a trabajar por la salvación del mundo.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

(Del Misal)

 

53 - BENDICION DE LA MESA

Antes de comer

Bendícenos, Señor, y bendice estos alimentos, que son el fruto de tu generosidad y de nuestro trabajo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

(Padre nuestro)

Después de comer

Te damos gracias, Señor, por todos los beneficios que hemos recibido de tus manos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

(Avemaría)

 

54 - ORACION DE LA MAÑANA

 

Señor, en el silencio de este día que nace,

vengo a pedirte paz,

sabiduría y fuerza.

Hoy quiero mirar al mundo

con ojos llenos de amor;

ser paciente, comprensivo,

humilde, suave y bueno.

Ver detrás de las apariencias a tus hijos,

como los ves Tú mismo,

para así, poder apreciar

la bondad de cada uno.

Cierra mis oídos a toda murmuración,

guarda mi lengua de toda maledicencia,

que sólo los pensamientos que bendigan

permanezcan en mí.

Quiero ser tan intencionado y justo

que todos los que se acerquen a mí,

sientan tu presencia.

Revísteme de tu bondad, Señor,

y haz durante este día, que yo te refleje. Amén.

 

55 - ORACION DE LA NOCHE

 

Padre mío, ahora que las voces se silenciaron y los clamores se apagaron, aquí al pie de la cama mi alma se eleva hasta Ti para decirte creo en Ti, te amo con todas mis fuerzas. Gloria a Ti, Señor.

Deposito en tus manos la fatiga y la lucha, las alegrías y desencantos de este día que quedó atrás.

Si los nervios me traicionaron, si los impulsos egoístas me dominaron, si di entrada al rencor o a la tristeza, ¡perdón, Señor! Ten piedad de mí.

Si he sido infiel, si pronuncié palabras vanas, si me dejé llevar por la impaciencia, si fui espina para alguien, ¡perdón Señor! No quiero esta noche entregarme al sueño sin sentir sobre mi alma la seguridad de tu misericordia, tu dulce misericordia eternamente gratuita, Señor.

Te doy gracias, Padre mío, porque has sido la sombra fresca que me ha cobijado durante todo este día. Te doy gracias porque - invisible, cariñoso, envolvente- me has cuidado como una madre, a lo largo de estas horas.

Señor, a mi alrededor ya todo es silencio y calma. Envía el ángel de la Paz a esta casa. Relaja mis nervios, sosiega mi espíritu, suelta mis tensiones, inunda mi ser de silencio y serenidad.

Vela sobre mi Padre querido, mientras me entrego confiado al suelto, como un niño que duerme feliz en tus brazos.

En tu nombre, Señor, descansaré tranquilo. Así sea.

 

56 - ORACION POR NUESTROS DIFUNTOS

(Salmo 129)

 

"Desde lo hondo a ti grito, Señor

El salvará a su pueblo de los pecados" (Mt. 1, 21)

 

Desde lo hondo a ti grito, Señor;

Señor, escucha mi voz;

estén tus oídos atentos

a la voz de mi súplica.

 

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,

¿quién podrá resistir?

Pero de ti procede el perdón,

y así infundes respeto.

 

Mi alma espera en el Señor,

espera en su palabra;

mi alma aguarda al Señor,

más que el centinela la aurora.

 

Aguarde Israel al Señor,

como el centinela la aurora;

porque del Señor viene la misericordia,

la redención copiosa;

y él redimirá a Israel

de todos sus delitos.

 

V. Concede, Señor, a nuestros hermanos

el descanso eterno.

R. Y brille para ellos la luz que no tiene fin.

 

OREMOS:

Oh Dios,

que concedes el perdón de los pecados

y quieres la salvación de los hombres,

por intercesión de Santa María, la Virgen,

¿te San José,

de nuestro padre San Miguel

y de todos los santos,

concede a los hermanos, parientes y bienhechores

de nuestra Congregación,

que han salido ya de este mundo,

alcanzar la eterna bienaventuranza.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

57 - ORACION POR LOS DIFUNTOS

 

Oremos a Dios, Padre todopoderoso, que ha resucitado a Jesucristo de entre los muertos y vivificará también nuestros cuerpos mortales:

Señor, danos la vida en Cristo.

Padre Santo, ya que por el bautismo hemos sido sepultados con Cristo en la muerte y con El hemos resucitado, concédenos que de tal forma andemos en vida nueva, - que aun después de nuestra muerte vivamos para siempre en Cristo.

Padre providente, que nos has dado el pan vivo bajado del cielo, para que lo comamos santamente, - haz que al comerlo tengamos vida eterna y resucitemos en el último día.

Señor que diste a tu Hijo en su agonía el consuelo del ángel, - Confórtanos en nuestra agonía con la serena esperanza de la resurrección.

Tú, Señor, que libraste a los tres jóvenes del horno ardiente, - libra también las almas del purgatorio del castigo que sufren por sus pecados.

Dios y Señor de vivos y muertos, que resucitaste a Cristo del sepulcro, - resucita también a los difuntos, y a nosotros danos un lugar junto a ellos en tu gloria.

(Padre Nuestro)

ORACION: Señor Dios, que concedes el perdón de los pecados y quieres la salvación de los hombres; por intersección de santa María Virgen y de todos los santos, concede a todas las almas del purgatorio, especialmente a nuestros familiares y bienhechores difuntos, alcanzar la felicidad eterna. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

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