COFRADÍA DE LA PASIÓN
MEDINA DE RIOSECO
COLABORACIÓN
Por José Antonio Pizarro García
Cuando el sol es ya sólo un rescoldo en el teso, la noche, solemne, obsesionada lo va llenando todo. Pero queda una luz más tibia y más humana para alumbrar la alucinada concentración de trazos que compone la escena. Hay gente en los balcones y bajo los portales. Y en la calle, el ritmo en cada paso, la ráfaga en la mueca, la precision gestual en el esfaerzo: los cofrades. Esta luz y esta gente, en esta calle, componen una escena plagada de matices. No podrá resumirse todo en una idea, pero esta imagen, sí, lo puede expresar todo.
Cirios, velas, faroles -y ese vago resplandor difuso que algún balcón trasluce-. Aunque nada ilumina, esta luz no es inútil. Su funcion es difuminarlo todo y hacer aun más mágico el efecto. Cuánta historia en esta luz latiendo. Es la luz que utilizaron todos los artesanos para ir dando forma a la madera; la misma luz consoladora de los duelos; la misma luz confortable de la hoguera. ¿Quien renuncia a esta luz por otras luces? Aunque tenga algo de herida, tiene esta luz tambien mucho de cura.
Dentro y fuera del rito al mismo tiempo, hay gente en los balcones que alarga la mano - y la superstición- hasta el madero. Y bajo los portales hay una mu ltitud confusa que acaso ignora su triste desamparo. Un gentío menesteroso en el que se puede ver de todo: curiosos, figurones e invitados; creyentes, practicantes y blasfemos; apasionados,críticos y mucho indiferente; y unos ojos absortos e incendiados que lo retienen todo: un riosecano -cualquiera,quizá todos- que en la penumbra de esa luz suya y doliente descubre cada año una sombra, un rincón, una inquietud desazonada que luego, ya memoria, se le hará llamarada.
Y en la calle, en el cauce de este río humano, nazarenos lacerados, cargados y vilmente anunciados con trompeta; dolorosas acuchilladas, incosolables, solas; soldados vengativos, romanos, magnicidas (isáurico Longinos, ¡a qué pecho dirigiste tu lanzada!). Y cofrades, criaturas rituales predispuestas al gesto. Que extraña convivencia de una fe genetica y un vago agnosticismo? Hay un brochazo profano y casi irreverente: requerimientos blasfematorios al esfuerzo, retos gratuitos y ancestrales para ejecutar mejor que el otro -"abajo, mas abajo"- la salida o consumar con mas destreza "la rodillada" o "el baile", pugnas incruentas para lograr el honor de "sacar la cadena" y dar con más estrépito "el oído".
Si,cuando el sol es ya sólo un rescoldo en el teso, la noche, solemne, obsesionada, lo va llenando todo. Pero queda una luz más tibia y más humana.
Lo anterior es cita del libro de Jesús Capa y Fernando Pizarro,"Semana Santa en Rioseco", editado por el Ayuntamiento y la Diputacion en 1987. Son algunas de las paginas mas hermosas que existen - texto y grabados, continente y contenido- sobre la manifestación popular mas arraigada en la Ciudad. Pero si usted quiere leer/ver ese libro, no podrá. Agotada la primera edición hace varios años, no ha habido segunda. Los autores, alérgicos al cabildeo, y sin afán de nombradía, no han movido un dedo a tal fin. Tras la inauguración del Museo de Semana Santa se hace inaplazable su reedición. Jesús y Femando no cobran derechos de autor (ni yo de mediación ... ). Los internautas interesados en nuestro arte y cultura debían conocerlo gracias a esta pagina abierta a Vds. por la Cofradía de La Pasión; encomiable empeño de Manuel Garcia Urbon por difundir algo tan querido por los riosecanos. También lo cuento en el numero de Abril de "VOCCEOS", esa publicación quijotesta, editada desde Ampudia (Palencia) para el mundo de la mano de un "loco visionario" llamado Julio César Iglesias, empeñado en hacer un Times para Tierra de Campos y el Cerrato. ¡Será insensato el tio!
Por José Antonio Pizarro García
Abril 2000.
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