Isla Vagoss Productions

Presents

Relato 1/2

 

Discutir,

Por todo pelear,

Una extraña manera de amar...

 

1

¡Idiota! Yo sólo quería ayudarte. Pero claro, con un cerebro tan pequeño... cómo me ibas a entender. Y más encima me insultas. Delante de todos. Como si mereciera toda esa humillación. ¡Imbécil!. Si supieras... todo lo que hice fue por ti. A veces pienso que nunca serás capaz de entenderlo.

Sucedió anteayer. ¿O no? Bueno, no importa. La cosa es que yo iba caminando hacia el colegio. Y te vi. Caminando por la orilla del río. Parecías despistada. No puedo negar que te veías bien. Insoportablemente bien. El sol parecía brillar sólo para ti. Pero (qué onda) no ibas en dirección al colegio.

Me encogí de hombros y seguí mi camino. ¿Qué diablos me importa lo que hagas?. Nuestro compromiso fue arreglado. Ni siquiera nos preguntaron. Y tú no me gustas para nada. La mayor parte del tiempo estoy peleando contigo y tus manos sólo las he tocado al sentir tus golpes.

Pero te veías bien. ¿Qué era lo que ibas a hacer? Al diablo, yo me voy al colegio. Puedes hacer lo que quieras. Yo no me voy a entrometer.

Cuando llegué al colegio, todo el mundo me preguntó por ti. Eso me hizo enojar.

- ¿Y por qué diablos tengo qué saber en dónde está Akane Tendo?

-Porque es tu prometida. –me dijo tu hermana Nabiki.

- Eso no importa. Nuestro compromiso fue arreglado.

- De todas maneras tú respondes por ella...

- No creo que...

Sentí un golpe a mis espaldas. Al voltearme, Kuno se sacudía el polvo de la ropa.

- Saotome –me dijo-. ¿En dónde ocultas a mi hermosa Akane?

- No seas idiota, Kuno. ¿Para qué iba yo a ocultar a Akane?

- Para que no pueda encontrarse conmigo. Me tienes celos.

- ¿Celos de un idiota cómo tú?

Kuno sacó su espada.

- ¿A quién llamas idiota? –dijo, lanzándome un golpe directo.

Salté.

- Lo siento, Kuno. Hoy me levanté de mal humor. No tengo ganas de pelear contigo.

- No te dejaré hasta que me devuelvas a Akane.

- ¿Es que no te cansas de perder?

Como de costumbre, el combate no duró más de cinco minutos. Me sequé el sudor de la frente mientras miraba el cuerpo caído de Kuno.

Un cerdito negro pasó por su lado.

 

2

- ¡P-Chan! –exclamó Nabiki- ¿En dónde te habías metido?

Sonreí. P-Chan me miró con odio.

- ¿En dónde dejaste a Akane, P-Chan? –dijo Nabiki.

El cerdo abrió mucho los ojos.

- Parece que no la ha visto. –dije- Es tan bruto como Ryoga. Se debe haber perdido otra vez.

P-Chan me mordió un pie. Contuve un grito y lo tomé por el cuello.

- Déjame llevar a P-Chan a un lugar seguro. –le dije a Nabiki.

- Haz lo que quieras. –me respondió- Pero encuentra a Akane.

- Seguro.

Encontré agua caliente en el gimnasio y se la eché a P-Chan. El cerdo se transformó en Ryoga.

- ¿Cómo es eso de que Akane ha desaparecido? –gritó Ryoga.

- No seas imbécil, Ryoga. Akane no ha desaparecido.

- Entonces, ¿dónde está? Me tardé horas en encontrar el colegio.

- Qué lástima. Akane no vendrá al colegio hoy.

- ¿Y por qué no?

- No lo sé. Y no estoy interesado en saberlo. La vi cerca del río esta mañana.

- Qué extraño. ¿Qué podría estar haciendo allí?

No contesté.

- Voy a buscarla.

- Idiota. Te perderás.

- No me importa. Todo sea por Akane.

- Anda, entonces.

- Si algo le llegara a pasar Akane, tendrás que vertelas conmigo.

- Seguro, Ryoga.

El imbécil de Ryoga se perdió a la distancia y yo me dirigí a clase.

 

3

- ¡Alto ahí!

Diablos. ¿Ahora qué?

- ¿En dónde tienes escondida a Shampoo?

Era el cegatón de Mousse.

- Ya he dicho mil veces que no sé en donde se encuentra la idiota de Aka... ¿qué?

- Dime en dónde tienes a mi Shampoo.

- No me digas que Shampoo también ha desaparecido.

- No te hagas el tonto. Tú debes saber en dónde está Shampoo.

- Escúchame bien. Shampoo no me interesa. Yo estoy prometido a Akane y a ella le debo mi fidelidad.

- Esas son estupideces. Tú ni siquiera te llevas bien con Akane.

- Eso no me importa. Además, Shampoo no está interesada en ti.

- Maldito. Te haré pagar por tus palabras

- Espera, Mousse, yo...

Me parece que este va a ser un día muy normal.

 

4

Dejé a Mousse en las cercanías del gimnasio. Pobre. Supongo que algún día logrará ganarme.

Sus palabras me habían dejado bastante preocupado. ¿De verdad habrían desaparecido Akane y Shampoo? Eso era bastante raro. Me recordaba unas vacaciones en un yate...

- ¡Nihao!

Unos brazos femeninos me rodearon por la cintura.

- ¡Shampoo! ¿Qué no habías desaparecido?

- ¿Yo? ¿Quién te dijo eso?

- Mousse.

- Shampoo está escondiéndose de él.

- ¿Por qué lo tratas así, Shampoo? Mousse te quiere mucho.

- Pero Shampoo te ama a ti.

- Yo estoy comprometido con Akane.

- Shampoo puede arreglar eso...

La miré fijamente. De verdad es bonita.

- Lo siento, Shampoo. Debo irme.

- Shampoo te quiere. Tú serás mío.

- Shampoo...

Mientras la miraba alejarse, repetí fragmentos de nuestra conversación en mi cabeza. Shampoo puede arreglar eso... Tú serás mío... ¿Por qué había hablado con tanta seguridad? ¿Tendría alguna idea metida en la cabeza?

 

5

Creía que mi padre se enojaría conmigo por no haber ido a clase, pero la verdad es que ya era muy tarde para entrar al salón y el imbécil de Ryoga había logrado preocuparme un poco.

Mientras me dirigía hacia las cercanías del río, me encontré otra vez con Mousse.

- Mira esto, Saotome.

- ¿Qué cosa?

Me acercó un papelito.

- "Si quieres a Shampoo, derrótame en la orilla del río hoy a las diez..." ¿Qué es esto, Mousse?

- Lo encontré en el bolsillo de mi pantalón. Debo rescatar a Shampoo.

- Escucha. Acabo de hablar con Shampoo hace poco rato, ella está bien. Nadie la ha secuestrado.

- Sé lo que te propones, Saotome. Tratas de burlarte de mí para luego ir a rescatarla.

- No hay por qué rescatar a Shampoo...

- ¿Cómo es que Shampoo se pudo enamorar de un mentiroso como tú?

- ¿Enamorar?

- Debo irme. Shampoo me espera.

- No vayas. Algo me huele mal.

- Cobarde. Nada de lo que digas me impedirá ir.

- Mousse, espera...

Sentí un golpe.

6

La cabeza me dolía y el sol me quemaba la cara. El idiota de Mousse me había dado un golpe tan fuerte como los que da Akane y se había ido hacia el río. Todo me olía muy mal.

Empecé a correr hacia el río. Eran casi las diez y algo me decía que yo debía estar allí.

Akane. ¿Estarías tú detrás de todo esto? ¿Qué era lo que te proponías? Involucrar al pobre de Mousse era una idea bastante tonta, no como las que se te ocurren a ti.

¿Pero quién más podría estar detrás de todo esto?

De pronto, vi algo que me dejó helado. P-Chan yacía inconsciente a la orilla del río. Algo en su cabeza indicaba que le habían dado un fuerte golpe.

- ¡Ryoga! –exclamé, tratando de despertarlo.

Fue inútil. Ryoga no despertó. Lo tomé con una mano y seguí mi camino.

Mousse. Lo divisé corriendo por la orilla del río. El idiota no se daba cuenta de que estaba corriendo sobre el agua. No me iba a costar mucho trabajo alcanzarlo.

Akane. Estabas sentada de espaldas y tenías algo en la mano. Sentí tu perfume desde donde estaba y me detuve de la impresión. ¿Qué significaba todo esto?

Mousse no se detuvo. Con un grito de Devuélveme a Shampoo, se lanzó sobre ti.

Lo esquivaste justo a tiempo. Te pusiste en posición de pelea.

- ¡Akane! –grité yo.

- ¡Shampoo! –gritó Mousse.

Miré hacia mi lado. Shampoo me tomó de la mano. Estaba demasiado sorprendido para reaccionar. Shampoo estaba más linda que nunca. No sentí tus pasos cuando te acercaste hacia mí.

Estabas frente a mí. Te mire a los ojos. Estabas llorosa y yo pensé que tenías miedo. Que te habían secuestrado o algo así. Traté de tomar tu mano.

- ¿Estás bien, Akane? –murmuré.

No vi venir el golpe. Sólo lo sentí. Los otros también. Estabas pegando más fuerte que nunca. Pero lo que más me dolió fue oír tu voz diciendo:

- Te odio.

 

7

No lo entiendo. ¿Por qué me golpeaste?. Esta vez no te había hecho nada malo. Al contrario, estaba preocupado por ti. Por lo que te podía haber pasado. Me hubiese muerto si algo te hubiera sucedido. Pero me golpeaste. Dijiste que me odiabas. Y como de costumbre, termino hablando solo sentado a la orilla del río. Pensando en ti.

- ¡Nihao!

- Hola, Shampoo.

- ¿Por qué tienes esa cara? Shampoo ve que estás triste.

- Sólo es algo que no entiendo.

- Shampoo tampoco entiende.

- ¿Qué cosa?

- Lo que sientes por Akane.

- No es asunto tuyo.

- Sí lo es. Shampoo te ama.

- Eso es por la tradición.

- Mira a Shampoo.

La miré. Estaba radiante. Los ojos le brillaban.

- Woaini.

Shampoo comenzo a acercarse. Le tomé las manos.

- Shampoo... ¿tú estabas detrás de todo esto, verdad?

- Shampoo lo hizo por que te ama.

- Yo ya estoy prometido...

Sentí sus labios en mi mejilla. Sus ojos estaban llorosos.

- Ya no es la tradición. Eso no me importa. Woaini...

La miré a los ojos. Ella me tendió un papelito.

- ¿Qué esto, Shampoo?

- Shampoo sabe que entenderás.

Me abrazó otra vez. Me miró a los ojos. A mí me pareció que el tiempo se detuvo.

- ¿Por qué no puedes entender que Shampoo te ama?

Sus manos temblaron. Le acaricié el rostro. Shampoo comenzó a llorar.

8

...y es por eso que necesito hablar contigo. Sobre lo que siento por ti. Si es que hay alguna esperanza acerca de lo nuestro, anda al río a las diez...

Miré una y otra vez el papelito que me había entregado Shampoo. Me resistía a creerlo. Si no hubiese llegado en ese momento, el idiota de Mousse hubiese acabado con Akane. ¿Hasta ese extremo puede llegar una mujer?

Pero, en el fondo, Shampoo me da pena. Si no existiese Akane, creo que me gustaría casarme con Shampoo. Es una gran guerrera y una mujer muy hermosa. Tanto como Ukyo...

Pero existes Akane. Y eso puede llegar a ser muy doloroso. Y no lo digo por los golpes que me das, lo digo por...

- Ranma.

- Akane. Déjame explicarte...

- No digas nada.

- Tienes mojado el hombro.

- Estuve hablando con Shampoo.

- Ah.

- Oye.

- Dime.

- Gracias.

- No hay nada que agradecer.

- Fui una tonta.

- Siempre lo eres.

- Grosero.

- ¿Te había dicho que eres linda cuando sonríes?

- Gracias...

No supe qué decir. Akane se veía tan linda como... como... ella.

- ¿Por qué viniste, Ranma? ¿Estabas preocupado por mí?

- ¿Yo? ¿Preocupado? ¿Por ti?

- No sabes mentir.

- Akane, yo...

No pude completar la frase. Akane me abrazó. Me sentí en la gloria.

- Gracias, Ranma...

Sentí tus labios en mi mejilla. Me besaste.

- Akane...

Sonreí. Desde detrás de un árbol resaltaba la figura de un panda y una videograbadora. Decidí no decir nada. Sólo tomarte de la mano y caminar hacia tu casa, mientras un minúsculo papelito con letra de amazona caía de mi mano temblorosa y se dejaba arrastrar por el viento hacia el camino que un día me había traído desde Jusenkyo...*

 

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