Indice General
0.2 Cuaresma (apenas comenzada la cuaresma)
0.3 Semana Santa (una semana antes de la Semana Santa)
0.4 San José (se debe dar antes del 19 de Marzo)
0.5 Adviento (apenas comenzado el adviento o una semana antes)
0.6 Nochebuena (una semana antes de Navidad. Si no es posible darla a principios de Diciembre)
0.7 Vacaciones (se debe dar en Diciembre o en el último círculo)
Charlas ordenadas según las máximas
Máxima 1
1.2 El fin de la vida/Los novísimos
1.4 Las tres virtudes teologales
1.5 Por Cristo, con El y en El/Los cinco ofrecimientos
Máxima 2
2.1 Medios de piedad: los 4 pilares I
2.2 Medios de piedad: los 4 pilares II
2.3 Ofrecimientos y examen de conciencia
2.9 Importancia del retiro espiritual
2.10 Confesión y dirección espiritual
2.12 Presencia cristiana y gracia
Máxima 3
3.1 Jesús perfecto Dios y Hombre / La virtud
3.5 Uso del tiempo / Plan y proyecto de vida
3.7 Importancia de tener presencia / Urbanidad
3.8 Comentario de los pedidos del corazón de Santo Tomás
Máxima 4
Máxima 5
5.1 Apostolado, santificarnos santificando
5.2 El alma de todo apostolado
5.3 Obras de misericordia / Amor a los pobres
5.4 Importancia de las misiones populares
Máxima 6
6.2 Mortificación - Espiritu de sacrificio
Máxima 7
7.1 Estudio - Importancia de estar formado
Máxima 8
Máxima 9
Máxima 10
10.2 Amistad / Virtudes de Jesús
Posible orden en que se pueden dar las charlas.
1- Buscar la santidad
2- Medios de piedad: los 4 pilares I
Medios de piedad: los 4 pilares II
3- Jesús perfecto Dios y hombre / La virtud
4- Ley del máximo y detalle
5- Apostolado
6- Reciedumbre
7- Estudio / Importancia de estar formado
8- Unidad de vida
9- F.V.D
10- Caridad Fraterna
11- El fin de la vida / Los novísimos
12- Ofrecimientos y examen de conciencia
13- Responsabilidad
14- El alma de todo apostolado
15- Mortificación / Espíritu de sacrificio
16- Mejorar la realidad
17- Amistad / Virtudes de Jesús
18- Amistad con Dios
19- Meditación
20- Generosidad
21- Obras de misercordia / Amor a los pobres
22- Carta a Diogneto
23- Corrección fraterna
24- Las tres virtudes teologales
25- Visita al Santísimo
26- Humildad y magnanimidad
27- Importancia de las misiones populares
28- Amor a la Iglesia
29- Por Cristo, con El y como El / Los cinco ofrecimientos
30- Santa Misa
31- Uso del tiempo / Plan y proyecto de vida
32- Hora Santa
33- Pureza
34- Devoción a María
35- Importancia de tener presencia / Urbanidad
36- Importancia del retiro anual
37- Comentario a los pedidos del corazón de Santo Tomás
38- Confesión y dirección espiritual
39- Buen humor y sencillez
40- Conciencia del pecado
41- Presencia cristiana y gracia
Consideraciones para charlistas
I. Los círculos de amigos de la fe
Primero es recordarles que el núcleo de todo esto son los círculos. Los círculos de amigos en la fe son el primero y último núcleo de unión. De allí que el coordinador deba siempre buscar que sea un círculo, que se viva un clima de comunidad cristiana, donde se ora, se ayude, se crezca en el amor a Dios y a el prójimo.
Los medios son conocidos pero debemos recordarlos para nosotros y los demás. Los 4 pilares, base de nuestra oración no son tema de una vez, sino de siempre. Los tesoros, como todo tesoro, deben ser cuidados. Es el círculo el que debe animar a tener una verdadera vida interior, y esto lo hará sólo el coordinador que tenga vida interior.
Allí se ilumina la vida con criterio cristiano, se hace corrección, se impulsa al apostolado, audaz y ambicioso. Hace poco el Cardenal Quarrachino decía a los docentes: no tengan miedo de ser exigentes, lo mismo les digo a ustedes, no tengan miedo a exigirse y a exigir. La cantidad no es lo que importa sino la calidad. Exigir en la vida interior, en el cumplimiento de las tareas propias como el estudio y la familia ... en el apostolado.
II. 10 Máximas
- Son 10 puntos fundamentales sobre los que hay que volver una y otra vez. Es preciso que la charlista las conozca muy bien y las viva.
- Por eso las charlas están ordenadas según las máximas.
- Después de 2 meses de empezado el círculo sería muy bueno darle a los chicos la fotocopia de las 10 máximas, y explicarles que son 10 puntos muy importantes en la vida de todo cristiano, y que hay que irlos asimilándolos.
- Es preciso aclarar a los chicos que las 10 máximas no son 10 mandamientos, 10 preceptos de la doctrina católica.
- Las 10 máximas son 10 puntos que nos deben orientar en como hacer las cosas buscando la santidad.
Máximas para los Laicos
Máxima 1
Por Cristo, con Cristo y como Cristo, buscamos santificarnos en la propia vocación laical.
Máxima 2
Para lograr lo anterior es importante el cultivo de los medios de piedad, sintetizados en los 4 pilares, el ofrecimiento de obras y la presencia de Dios.
Máxima 3
Como la gracia supone la naturaleza, formamos las virtudes cristianas, la responsabilidad, generosidad, cortesía, alegría y sencillez.
Máxima 4
Viviremos la ley del máximo, como Jesús que todo lo hizo bien.
Máxima 5
El laico cristiano es un hombre apostólico.
Máxima 6
Hombres capaces de sacrificio, recio, fuerte y luchador.
Máxima 7
Hombre formado en su campo y en lo religioso.
Máxima 8
Hombre unificado, es todo de Dios, sólido y compacto.
Máxima 9
Hombre que sabe mirar la realidad y aceptarla, y por propia vocación, tratar de mejorarla.
Máxima 10
Hombre que sabe amar, desplegando la inmensidad de la caridad en su lugar.
III. Cómo se harán los círculos
1-Se comenzará siempre con un momento de oración fuerte (10´)
Este momento podrá ser preparado por el coordinador o por uno de los circulistas.
-Debe ser un momento serio, profundo, de auténtica oración en común. Tomar conciencia de que Jesús va a estar en medio de nosotros mientras estemos reunidos.
"Donde dos o más estén reunidos en mi nombre, Yo estaré ahí en medio de ustedes."
-Podrá ser una meditación compartida del Evangelio, una decena del Rosario, cantos piadosos, lectura de un salmo y oración en común, invocaciones al Espiritu Santo, etc.
Luego se harán peticiones libres.
-Es importante crear un clima de oración. Se puede llevar una imagen de la Virgen y enfocarla, etc., ... Tener creatividad.
2-Terminado se hará la semana (luego en el punto V se explicará mejor). Esta tiene que hacerse con seriedad, (10´) no extenderse demasiado.
3-Se comienza la charla preparada (entre 20´ y 30´) que debe ser anotada por todos. Insistir en que tengan cuaderno y lápiz.
4-Terminada la charla habrá 5´ apostólicos. Donde se verá como andan los apostolados, las dificultades que hay, los éxitos y los fracasos, y pautas apostólicas. (ver folleto de apostolado).
5- Se termina el círculo con el propósito para la semana (el tesoro) y con una oración a la Virgen y a San José.
IV- Reunión de revisión de Vida
1)Se comenzará con un momento de oración preparado como cualquier círculo pero que en lo posible tenga que ver con el tema de la revisión (15´)
2)Desarrollo de la revisión de vida
a- lectura de un texto sobre un tema especial.
b- lectura de un pasaje del Evangelio que ilumine el tema.
c- pequeña reflexión que tiene que preparar la charlista (10´)
d- dictar a los chicos las 5 preguntas que contestarán por escrito.
e- los chicos eligen una pregunta y la responden oralmente.
3)Momento apostólico.
4)Tesoro y oración a María Santísima y San José.
V- Semana
-Tratará sobre temas específicos. Pueden ser relacionados con el propósito de la charla anterior. ¿Cómo anduvimos? ¿Qué dificultades se encontró?
¿Cómo hacer para que hablen? Si el grupo es naturalmente callado, no hay que forzarlos a que hablen, la intimidad y la unión es lo que logrará que los chicos se dispongan a hablar. Pero podemos poner los medios para facilitar ésto:
Ver cual es el chico más profundo, más optimista y más suelto, y tratar que empiece bien la semana. Los demás por lo general se contagian del primero que empieza.
O también puede empezar el charlista, dando el tono que desea ver en los chicos.
Hay que tratar que no se extiendan algunos mucho, ni que los otros hablen poco. Esto es difícil, porque cada chico tiene su personalidad, pero se puede ir logrando de a poco.
Lo ideal sería que cada chico hable 1´ sino el círculo se hace eterno. Insistir en que la Semana debe ser breve y profunda.
VI- Hora Santa
Se ha tratado de dar posibilidad a todos de tener periódicamente un tiempo de oración y para ello tenemos todos los meses las Horas Santas, ocasión de orar y tener alguna consigna para el mes. Me gustaría que traten en cada mes si el tema de la Hora Santa es asimilado, vivido, meditado, si los papeles que dan para meditar se los llevan a su casa y lo revisan, meditan, preguntan, etc.
Es tarea del cordinador de círculo el ver que esto entre en el alma de cada uno. Para ello una posibilidad es preguntar y hacer una revisión de vida la semana siguiente a la Hora Santa.
Las Horas Santas son ocasión de visitar otra gente, los universitarios de su Universidad, los del colegio... Fomentemos en nosotros y en otros el espíritu apostólico, "termómetro de la Fe".
VII- Mes Misionero
La actitud apostólica debe ser permanente, pero la concretación visible son las Horas Santas y el Mes Misionero.
Este mes que va desde la fiesta de la Asunción hasta el 15 de septiembre, servirá para que cada círculo muestre su amor a Dios y su garra apostólica. Durante todo el año se hablará del tema como algo importante... se insistirá en el apostolado y se irán haciendo tesoros.
Comienza un mes antes con:
a- Un tesoro fuerte y concreto de oración y sacrificio.
b- Preparando el mes en el círculo y enseñando a cada circulista a hacer apostolado (hay un folleto sobre el tema) pero sugerimos también estos puntos:
1- "Hoy no es momento para avergonzarse del Evangelio". Como anda mi apostolado personal, el respeto humano, éxitos y fracasos.
2- Que quiere decir y cómo hacer apostolado.
3- La vida interior como fuente de apostolado, el apostolado como manifestación del apostolado.
La charla de "Nueva Evangelización" (5.5) ayudará también.
c- Cada circulista se compromete a traer por lo menos a una persona, así que un mes antes ya comenzar a visitarla. Esto supone "salir a buscarla".
Luego de iniciado el mes, después de la visita de todos a San Nicolás para consagrar este mes a María.
Se organizan círculos o charlas especiales para gente que pueden ser de dos modos, o bien que las personas van al mismo círculo de su amigo o bien se hace un círculo especial para esa gente.
Las charlas serán 4 (1 por semana) y tendrán una impronta cenaculista.
Corresponde a la persona que ha sido misionera acompañar y estar con él en esas charlas. Cada círculo tendrá una imagen o cuadro de la Virgen que irá rotando de casa en casa(una semana en cada casa).
El sentido de la vida
Jesús y su vida
Como me comunico con Jesús -medios para crecer en la vida de gracia-
Círculo de amigos en la fe
Luego de esas charlas se les proponen a los que quieran formar entre ellos un grupo de amigos en la fe para perseverar y crecer en la vida cristiana.
Compromiso:
El compromiso con esto es libre, pero pone de manifiesto la realidad espiritual y apostólica de un círculo y sus miembros, si es verdad que el apostolado es el "termómetro de la fe" y esta fortalece dándola..., eso es evidente.
VIII- Puntos a tener en cuenta
1- Habrá que contactarse personalmente o por telefono con los integrantes del grupo.
2- La hora para comenzar y para terminar deben ser puntuales.
3- La recepción de los nuevos debe ser amable, cordial, saber recibir.
4- En la primera reunión si no se conocen se presentarán todos, cada uno dirá brevemente lo que hace, etc.
5- Se comienza la reunión con la oración "Espiritu Santo inspírame" y se termina con el Pater, Ave y Gloria.
6- Los que dan las charlas deben saber ayudarse mutuamente por medio de las preguntas o completando la frase, preguntas que pueden incluso estar convenidas desde antes y siempre sirven para distender y centrar ideas fuerzas.
7- El ayudante tomará nota de las cosas que se dicen para aprender y enseñar a tomar apuntes. Sobre la importancia de tomar nota se insistirá más de una vez. Es bueno que se lleve papel y lápiz.
8- Toda charla debe ser útil y práctica. Que siempre se vayan con algo y con la sensación de no haber perdido el tiempo. Buscar la sencillez que es lo que más atrae.
9- De allí que la preparación de estas es fundamental, nunca se prepara bien una charla si se hace esto en un rato antes de darla. Hay que estudiar, escribir, preguntar y rezar el tema.
10- Siempre se concluirá con un propósito el cual será evaluable la vez siguiente. Cada grupo ir llegando y formulándose propósitos mejores, más personales y la evaluación será más comprometida cuanto más vaya estrechandose los vínculos espirituales y afectivos.
11- Se tomará asistencia en las reuniones y éstas al padre Pablo una vez por mes. De allí que haya que interesarse por la falta de algunos de los miembros, preguntar, invitar, llamar pero no perseguir.
12- Estos grupos que apuntan a ser misioneros, apostólicos, deben tener un apostolado grupal además del personal. Una actividad que nuclee al grupo más allá de la charla, actividad que será periódica. Es también fundamental que se enseñe a insistir en el apostolado de la persona y con otros y que este vaya siendo encaminado hacia cosas concretas.
13- Los encargados se reparten las charlas, sabiendo que además pueden invitar a gente de afuera para dar una charla. Pero además es fundamental saber que el trabajo no puede quedar solo en charlas, es tarea del encargado animar en la fe a aquellos que tiene, por lo tanto junto con la oración diaria por su grupo habrá una preocupación personal por cada uno.
14- Forman parte de estas charlas el retiro del primer viernes y el apostolado. No son sólo reuniones sino que tratan de ir integrando toda la vida cristiana.
15- A aquellos que vemos que por su generosidad, cumplimiento, aptitudes, etc., pueden dar algo más, es bueno ofrecerles algo más, incluso pedirles colaboración para otras cosas. Hay que saber formar sucesores(hay que consolidar este año).
16- Es bueno para consolidar los grupos buscar que haya también momento de esparcimiento, salidas, deporte, etc. como ocasión de estrechar lazos de caridad concreta y real y no solo una acción espiritual. No somos ángeles.
17- Debemos reclamar y dar vueltas sobre las 10 máximas.
IX- Examen para Charlistas
Charlas:
-¿Anotan? ¿Hacen preguntas?
-¿Escuchan bien? ¿O hartos?
-¿Nos desviamos por temas interesantes?
-¿Aportan? (pidiendo temas, con comentarios, dando alguna charla ellos)
-¿Puntuales?
Por parte de los Charlistas:
-¿Preparadas con tiempo?
-¿No es demasiada cosa? ¿Se van a acordar?
-¿Son concretos?
-¿Buenos ejemplos?
Semana:
-¿Con nervio? ¿Clima afectivo?
-¿Se profundiza, con respecto a lo anterior?
-¿En ascenso (mejorando)? ¿O fluctuante, nunca se definen?
Apostolado:
-¿Buen clima? ¿O lo hacen sin ganas?
-¿Crece el grupo? ¿Por propia iniciativa?
-¿Invitan a otras actividades? ¿O ni bola?
-¿Participan en algún apostolado grupal?
-¿Se plantean el problema?
Propósitos:
-¿Se recuerdan? ¿O estan de adorno?
-¿Mejoró el cunplimiento?
-¿Con ganas? ¿Con alegría?
-¿Bien encarados? ¿Para un crecimiento gradual? (corresponde a los charlistas)
I- Introducción
Todos sabemos que perseverar no es fácil. Es muy grande el ideal que nos proponemos. Es más, es el ideal más grande que ningún hombre pueda proponerse: seguir a Jesús.
Sin embargo Jesús nos da todos los medios para amarle cada vez más. Nos da los sacerdotes, nos da la Gracia, nos da la oración, el apostolado, y también el círculo.
Cuentan que los primeros cristianos solían hacer periodicamente algo muy parecido a lo que hacemos nosotros. Se reunían en casas, en grupos de amigos y familia, hacían oración juntos y también hablaban con Jesús.
Entonces vemos que esto de los círculos no es nada nuevo. Tiene casi 2000 años.
II- ¿Qué es un círculo?
Un grupo de amigos que se reunen con un fin: amar más a Jesús.
Hay un momento de oración, hay una charla y luego un momento apostólico.
Por lo que los círculos nos van a ayudar y crecer en la oración, a estar bien formados, y a ser un verdadero apóstol.
III- ¿Qué hace falta?
Hacen falta básicamente 3 cosas:
1° Deseo de amar más a Jesús: el que no busque ésto mejor que no venga. No venimos a un taller de psicologia, venimos a encontrarnos con Jesús para después poder comunicarlo a los demás.
2° Constancia: el círculo no es un grupo cerrado. Al contrario está abierto para que otros tambien puedan conocer a Jesús.
Pero sin embargo hace falta constancia. Venir siempre y puntualmente.
Esto es muy importante por dos cosas:
Porque sin constancia no se puede lograr nada serio, nada que realmente tenga valor.
Porque estos círculos, son círculos de amigos donde hace falta confianza. Para lo cual es elemental la constancia.
3° Tratar de mejorar: plus ultra (siempre más). No conformarse con lo que ya tengo, sino tener deseos de crecer sabiendo que en este camino "el que no adelanta, retrocede".
IV- Apostólico
El apostolado es el termómetro de la fe.
A medida que nuestra vida interior crezca, y en serio, nuestro apostolado también crecerá.
No olvidar nunca ésto.
I- Introducción
¿Cuántas Cuaresmas he pasado ya en mi vida? ¿Han dejado algo?
Es un tiempo de conversión. Comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Domingo de Ramos.
Esas cenizas nos recuerdan dos cosas: La muerte (somos polvo) parece un fracaso
La eternidad (hay algo más atrás de las cenizas, está Jesús)
Podríamos decir que Cuaresma es: 40 días para convertirnos a Dios.
Es verdad que muchos tuvimos una primera conversión que es muy difícil de olvidar. Es como un momento (casi místico) donde escuchamos claramente la vos de Jesús. Ej: San Pablo al caer del caballo.
Pero no hay que olvidar, que es tan grande el ideal que perseguimos los cristianos que no basta con un momento fuerte. "Seguir a Jesús no es cuestión de un momento, es cuestión de una vida". Lo vemos en San Pablo (cae del caballo, pero después lucha hasta el final). (Se puede contar su historia)
Esta Cuaresma debemos vivirla intensamente. Tener actitud de conversión. Conversión viene del griego (metanoia): cambio radical de mentalidad. Es decir, no es cuestión de modificar ciertas actitudes. Es cambiar de vida.
II- Medios
Los medios son como el entrenamiento para llegar en forma a Pascua.
Por todo esto es que la Cuaresma es tan fuerte. Es como meterse en un retiro espiritual. Ej: Jesús, 40 días en el desierto.
Vamos a ver los medios:
1. Oración: sólo la oración lleva a la conversión. Cuando se conoce bien a Jesús, no se puede comparar con nada. Ya no quiere más que vivir con El. Ej: Magdalena.
Ej: San Alfonso María de Ligorio (3 días, después de un gran fracaso, estuvo en oración. fueron 3 días que cambiaron el rumbo de su vida. De ser abogado de la realeza italiana decide ser misionero de Jesús).
Tenemos que hacer crecer la oración. Una oración de profunda conversión. Buscando a Jesús, como el sediento busca el agua. Ver Salmo 143.
2. Ayuno: es un tema que parece olvidado. Dar de lo que nos falta y no de los que no sobra. Pero es uno de los medios que más nos une a Jesús. Ej.: En los retiros la comida simple. Ej: del Ramadón y de la dieta.
Da una fuerza impresionante. Fortalece el alma y educa el cuerpo. Es como una oración del cuerpo.
Así como el alma para entrar en sintonía con jesús hace ayuno de ruidos, el cuerpo lo hace de comida. ¿Quién puede después de tener la panza llena hablar con Jesús?
No limitarnos a los viernes penitenciales. Ser generosos.
Siempre debe ser oculto. Así valdrá mucho a los ojos de Dios, es para Jesús. Sólo debe conocerlo nuestro confesor. Ser prudentes.
También aceptar las mortificaciones de la vida diaria. "Querés cargar con la Cruz, y ni siquiera sos capaz de llevar con alegría las contrariedades de cada día". Ahí está tu Cruz.
3. La limosna: ej: saber que entre nosotros hay muchos pobres (entre amigos, familia, colegio).
Limosna: -material: ver un poco nuestros placares.
-espiritual: caridad ardiente (1Corintios 13, 4-13). Pensar en este texto. Caridad que debe manifestarse en un acercarme al pobre (material y espiritual). Tiempo de apostolado.
Se puede hablar también el tema de la confesión. Su unión con la conversión.
Tarea: leer 1Corintios 13, 4-13. No leerla una hora antes de la clase. Pensarla durante la semana.
I- Introducción
Semana Santa: vacaciones, al fin puedo tirar la chancleta. Al fin puedo hacer turismo. Que bien me vienen estos días para no hacer nada y descansar. Voy a comer chocolate como un loco.
Es triste pero en la boca y el corazón de muchos cristianos se escucha este tipo de cosas. Vamos a ser claros ¿Aproveché alguna vez la Semana Santa para hacerme más santo, para acercarme a Jesús? ¿No? Entonces, esas semanas que viviste habrían sido divertidas pero no santas.
Semana Santa, es la semana más importante en el año para un cristiano. Jesús vuelve a sufrir, a morir y a resucitar por mí. ¿Qué haré yo por El? Vamos a revivir todo esto místicamente.
Acompañemos a Jesús en estos momentos tan importantes. Sintámos lo que Jesús sintió. Y no sólo acompañarlo con el corazón, sino también con las obras. Por eso, la liturgia de la S.S nos debe ayudar a meditar esos grandes momentos de la vida de Jesús: su pasión, su muerte y su resurrección.
II- La gran semana
En Grecia, y todos los paises de Oriente se llama a la Semana Santa, la gran Semana. Porque se puede decir que en cada día de esta semana va a pasar algo muy grande.
Vamos a ver que va a suceder cada día.
El Domingo de Ramos: comienza la S.S. Jesús va a hacer la entrada triunfal en Jerusalen, la gente lo reconoce como Rey, sale con olivos a saludarlo. Un Rey, que va a crear dentro de pocos días, mucho escándalo, muriendo totalmente indefenso en una cruz.
Jesús en un burro. Parece una imagen graciosa, pero es así. Nadie puede negarlo: ese hombre es Dios y va a morir y resucitar y va a salvarme a mí.
Lunes, martes y miércoles:son 3 días de mucho recogimiento. Buscar la oración, el silencio, contemplar a Jesús que está ansioso. Sí, tiene una ansiedad tremenda de consumarlo todo, de salvarnos. Treinta años de vida oculta, tres intensos años de apostolado y ahora ya llega el momento de cumplir con su misión. Esa Cruz, esa Resurrección va a ser muy fecunda. Va a mover a miles de hombres, va a llevarlos incluso a dar la vida por Jesús.
Aprovechemos estos días, vibremos con Jesús, que tiene un deseo tremendo de quemar todo, sí, de quemar todos los corazones con su gracia.
Jueves Santo: Jesús quiere dejarlo todo preparado. Sabe que los hombres, en los siglos venideros, no van a poder hacer nada sin El. Y en un arranque de amor instituye dos grandes fuentes de ese amor. Los dos sacramentos con los cuales, la Iglesia que El empezó, va a llegar a la santidad.
1°La Eucaristía: Jesús se hace un pedazo de pan y vino para que lo recibamos. Para quedarse con nosotros hasta el final de los tiempos. 2°El Sacerdocio: transmite su poder a los apostoles. Desde ese día ellos gracias a Jesús, podrán convertir el pan en el Cuerpo de Jesús. ¡Qué necesarios son los sacerdotes! Sin ellos no tendríamos a Jesús, ni lo podríamos visitar.
Y también Jesús, antes de instituir estos dos sacramentos nos manda que llevemos en nuestros corazones, y en nuestras obras la señal del Cristiano: la caridad (lava los pies a los discípulos).
Por la noche, habiendo dejado ya los cimientos de la Iglesia se retira a orar. Ahí lo tenemos a Jesús, sudando sangre, lo que debe de haber sido esa oración por la Iglesia. En su alma estaba presente todo el sufrimiento que le esperaba. Le pide a sus amigos, acompáñenme a orar aunque sea una hora.
Y a vos también te pide Jesús este jueves que lo acompañes por la noche. Aunque sea un rato. "Señor que pueda compartir algo de tu cruz".
Y también el Jueves se reserva el Santísimo. Se guarda en el sagrario todas las hostias consagradas. El Viernes no habrá misa. Jesús muere.
Viernes Santo:Jesús es condenado por la mañana. Crucificado un momento después. Tres de la tarde muere Jesús, totalmente desnudo, en la cruz por mí (hagamos silencio). Este día debe ser de luto para todo cristiano. Profundo dolor. Unámonos al dolor de María. Jesús en sus brazos, muerto, desnudo y humillado. Ella sabía que iba a resucitar, pero no puede ocultar el dolor al ver a su hijo muerto por una locura: la locura de la cruz.
Aprovechemos este día para rezar el Via Crucis y visitar a Jesús. Es un día de ayuno y abstinencia. Suframos con Jesús.
Jesús, en la cruz, con su muerte nos libra del pecado y nos consigue la gracia. Pero su ambición era mucho más grande. No se conforma con vivir junto a nosotros en este mundo. Es por eso que resucita, y con su resurrección nos consigue el Cielo. Este Viernes, adoremos la cruz. Esa cruz que nos consiguió la gracia.
Sabado Santo: día lleno de recogimiento y esperanza ansiosa de la Resurrección. El cuerpo de Jesús está en el sepulcro, su alma ha bajado al limbo de los justos para comunicarles la gran noticia de la Redención.
Vigilia Pascual:(sabado por la noche)
Gritémoslo en todos lados. ¡Jesús venció1 Sí, Jesús resucitó.
No es gran cosa creer que Jesús muriera, esto lo creen los judíos, los paganos, los mahometanos; esto todos lo saben. La fe de los cristianos es la Resurrección de Cristo; esto es lo que tenemos por cosa grande: el creer que resucitó.
De ahora en más todas nuestras fatigas tienen sentido, el pecado quedó atrás. Jesús resucitó y nos abrió el cielo. ¡Jesús, nos ganaste el Cielo!
Se enciende el cirio pascual, que simboliza que la luz del mundo es Cristo. Esa luz que tenemos que ser vos y yo. Alegrémosnos, Jesús nos llama a algo grande.
Rompamos con toda esa vida vieja, sin sentido. Nosotros podemos hoy resucitar espiritualmente y ser de ahora en más otros Cristos.
¡Vibremos con Jesús. Por tu cruz y tu resurrección nos has salvado Señor!
Este día las lecturas de la misa rememoran la historia de Dios y el hombre. Desde la creación hasta la Redención. La historia de nuestra vida. Sí, de nuestra vida eterna.
También se renuevan las promesas del Bautismo, con el cual hemos recibido la gracia que Jesús nos conquistó con su Resurrección.
No olvidemos, todas esas gracias que Jesús nos conquisto llegan a nosotros por medio de los sacramentos. Confesémonos y comulguemos para que la pasión, muerte y resurrección de Jesús no hayan sido en vano.
Y en esta comunión prometámosle a Jesús, vivir por El, con El y como El las cosas de estos días.
Propósito:
Vivir espiritualmente esta Semana Santa. Participar. Meditar en el Evangelio todo lo que va viviendo Jesús y comprometerse a algo concreto para hacer hasta la Semana Santa del año que viene.
I- Introducción
(Preguntar que sabemos de San José)
¡Qué olvidado tenemos a San José los cristianos! Cuentan que un famoso pintor llevó a Pío nono un cuadro representando el Cielo. El Papa quedó admirado. La Santísima Trinidad, la Virgen, los 12 apóstoles, el coro de ángeles. Pero sus ojos estaban inquietos como buscando algo que faltaba. Y preguntó por fin al pintor: ¿Dónde está San José?
Le contestó el pintor: Santidad, lo pondré aquí, en este rinconcito del cuadro.
Y le dijo el Papa: No, de ninguna manera, a San José lo colocarás junto a Jesús y a María.
A veces nos pasa esto. Dejamos a San José en un rinconcito de nuestra vida de oración, o pensamos erróneamente que San José era un ancianito y la Virgen muy joven. ¡Cómo si fuera imposible para un hombre joven vivir la castidad!
II- ¿Quién es San José?
Sabemos que Jesús nació de la Virgen María por obra y gracia del Espíritu Santo. Su padre era Dios. Sin embargo Dios, quiso que Jesús tuviese un padre en la tierra, y eligió a José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús.
José jamás se imaginó esto. El, era igual a nosotros (que entiendan bien esto) y de un día para el otro Dios le pide a José que sea padre de un hijo que no es suyo. Y encima ese hijo, es el hijo de Dios. ¡Qué tesoro le dió para que cuide! Le cuesta aceptar este regalito, pero libremente decide consagrar su vida a Dios, dedicar su vida a cuidar a Jesús.
III- Su vida de oración
Me preguntaste si San José tenía vida de oración. Te parece poca oración vivir todo el día junto a Jesús y María? Y es más, unido a Jesús y María hasta la muerte (la tradición cristiana dice que murió antes que Jesús empezase su vida pública)
¡Quién mejor que José entendió lo que es la oración! Constantemente vivía en presencia de Jesús. Frecuentemente conversaba con Jesús. Y cuando estaba cansado tan sólo lo miraba.
Acércate a San José y pídele ayua para hacer oración, para acercarte a Jesús.
"Quien no encuentre maestro que le enseñe oración, tome a San Jose por maestro y no errará el camino" (Santa Teresa)
IV- Su vida de trabajo
La vida de San José fue una vida de trabajo continuo.
Y es ahí, en su trabajo, donde conoció a Jesús, donde trabajó con Jesús, donde hizo todo como lo hacía Jesús. Por Jesús, con Jesús y como Jesús.
Ahí tenemos a José que trabaja y busca hacer las cosas con perfección. O piensas que trabajando como Jesús se iba a animar a dejar algo a medio hacer.
Podríamos decir que San José "se hizo santo en la carpintería junto a Jesús y María".
Nosotros igual que José debemos trabajar (para nosotros el estudio) sabiendo que lo que hacemos lo estamos haciendo con Jesús que está dentro nuestro por la gracia.
V- Devoción a San José
Es preciso tener una gran devoción a San José (más que a ningún santo). Especialmente en el mes de marzo, el mes de San José.
Invocarlo con confianza durante el día, en nuestras oraciones, en nuestros trabajos. Tomemos a san José como nuestro padre.
El 19 de Marzo, el día de San José, ir a Misa y alegrarnos con El.
No lo olvides. Pídele a San José que te enseñe a vivir junto con Jesús como él vivió.
Escuchemos lo que nos dice Santa Teresa de San José:
"Quería yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios, no he conocido personas que de veras le sea devota y haga particulares servicios, que no la vea más aprovechada en la virtud; porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan. Paréceme ha algunos años que cada año en su día le pido una cosa y siempre la veo cumplida; si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío.
Si fuera persona que tuviera autoridad de escribir, de buena gana me alegrará en decir muy por menudo las mercedes que ha hecho este glorioso santo a mí y otras personas (...) Sólo pido, por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción; en especial personas de oración siempre le habían de ser aficcionadas, que no se como se puede pensar en la Reina de los Angeles en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a San José por lo bien que les ayudó en ellos. (Santa Teresa. Vida, 6)"
I- El tiempo de Dios no es igual al de los hombres.
La Iglesia tiene sus tiempos: los tiempos litúrgicos.
Dentro de los tiempos -existen fiestas, como la Navidad, la Pascua, etc..Pero estas fiestas no son como las profanas, donde simplemente se recuerda un hecho memorable. Estas fiestas se vuelven a hacer actuales hoy y aquí. Se vuelve a derramar sobre nosotros las mismas gracias, que aquel día que nació Cristo en un portal.
Los tiempos litúrgicos apuntan a dos cosas:
-a conocer nuestra fe
-a crecer en la vida de la gracia
Adviento, advenimiento: llegada de alguien.
Es un tiempo de espera. ¿Qué esperamos? Esperamos a Jesús que va a volver a nacer en nuestros corazones en Navidad.
Pensar que el pueblo judío clamó miles de años por el Redentor. Y nosotros tan sólo tenemos que esperar cuatro semanas y encima tenemos la seguridad de que va a venir. Entonces el fin de este adviento va a ser: RECIBIR A JESUS.
Y como toda visita importante requiere prepararnos.
¿Quién se va a presentar ante un rey sin arreglarse? Cuando recibimos visitas importantes, ¿no cuidamos todos los detalles? Y aquí con más razón. Nosotros vamos a cuidar ese pesebre interior que es el alma. Aquel lugar donde Jesús nos va a venis a visitar.
Este es el momento de romper con una vida mediocre. ¿Cómo vamos a hacer?
Medios para prepararnos
1) Los 5 ofrecimientos: tomados muy en serio. Durante éstos días todo se lo vamos a ofrecer a Cristo. Renovando contantemente nuestro lema: Por Cristo, con El y como El. Para cumplir éste propósito va a ser muy importante estar en gracia, para vivir con Cristo (presencia de Dios).
2) La oración: no descuidedaremos los 4 pilares. Al contrario aumentaremos la calidad y el fervor. VEN SEÑOR JESUS. Toda nuestra oración estará dirigida a Cristo (hasta el rosario).
3) Penitencia: no sólo prepararemos el alma sino también el cuerpo. Con la oración del cuerpo que es la penitencia. Puede ser dormir todos los días un poco menos, hacer deporte, privarnos de comidas.
4) Apostolado: junto con el adviento tiene que haber un deseo grandísimo de hacer apostolado. Ej: María en su adviento, llevó a su prima a Jesús. Lo mismo haremos nosotros. ¿Cómo? Llevando a Jesús a los demás. Llendo a misionar, etc..
María fue quien mejor vivió el adviento. ¿Cuánto habrá esperado esa Madre a su Hijo?
Imitémosla preparándonos, no descuidando los detalles. No sea que el Señor nos halle desprevenidos.
I- Introducción.
Papa Noel, pan dulce, sidra, baile, petardos, arbolitos de navidad. ¿Y Jesús donde está?
Se olvida muchas veces el verdadero sentido de la Navidad. Olvidamos el porqué de esta fiesta. Festejamos ¿pero qué festejamos?
Jesús tiene que ser el centro de esta Navidad. Es la alegría más grande que puede tener el hombre. Dios se hizo como nosotros y cargó con nuestras debilidades.
Esta fiesta de la navidad no es sólo un recuerdo de algo histórico. Sino ese hecho grandioso que ocurrió hace 2000 años se vuelve a actualizar hoy y ahora.
Esta nochebuena Jesús va a derramar tanta gracia sobre mí, como la derramó sobre los pastores aquella noche.
II- ¿Qué es la navidad?
Es la actualización, hoy y ahora, del nacimiento de Jesús entre los hombres.
Jesús se hace hombre para salvar al hombre. ¿Pero de qué? Del pecado, más concretamente de la muerte. Antes de Jesús, la muerte era el final, el fracaso más grande, el final de la vida. Después de Jesús la muerte es el principio, el honor más grande de que pueda gloriarse el hombre: la Vida Eterna.
Y este Jesús que nos viene a rescatar no se conforma con la muerte en la cruz. Ni siquiera con la resurrección. Todo esto le parece poco para mostrarnos cuanto nos ama. Entonces se queda en el Santísimo Sacramento.
Y podríamos decir que cada vez que el sacerdote consagra el pan y el vino, en esas manos consagradas se vuelve a hacer carne Jesús nuestro Salvador. Podríamos decir que esas manos del sacerdote son el nuevo pesebre donde nace Jesús.
III- Pensemos en Jesús
Sí, Navidad es el momento más indicado para pensar en Jesús, hombre perfecto.
Jesús al hacerse hombre, oculta su divinidad para familiarizar al hombre con Dios.
Esconde su poder mediante la debilidad de un niño recién nacido.
Se hace pobre, se despoja de todo, El que es el Creador y el dueño de todo.
Ni siquiera el lugar donde nace es suyo, se lo han prestado.
Su madre no tiene nada, ofrecerá a Jesús lo que le den los pastores y los magos.
IV- Adoremos a Jesús
La primera actitud de todos fue adorar a Jesús. María a sus pies, luego los pastores, San José, los Magos.
Todos llegaron hasta el pesebre y adoraron a Jesús. Y hasta podríamos decir que toda la Creación suspendió su actividad en ese momento. Todos pendientes de Jesús que haciéndose hombre va a nacer entre los hombres.
Adoremos a Jesús en Nochebuena. Que ésta sea nuestra actitud. Si podemos hagamos un rato de oración, pensemos en Jesús, pensemos en este Salvador que ha nacido igual, por que me tiene un amor infinito.
V- Unidos a Jesús
Jesús se hace hombre para hacerme cristiano.
Este es el momento indicado para valorar la gracia: Jesús vive dentro mío y yo participo de su vida.
"Aunque Cristo hubiese nacido cien veces en Belén, si en tí no hubiera nacido, estarías perdido para siempre".
Nochebuena en pecado. Noche buena para el Diablo.
Así que si no estamos en gracia ir corriendo al confesor y llorar nuestros pecados.
Y después con Jesús dentro nuestro prometerle amarlo. Como decía San Francisco, digámosle: "Jesús, mi Dios y mi todo".
I- Introducción:
Todo el que trabaja, estudia, hace cosas, necesita un descanso.
Mismo el Evangelio nos dice que Jesús, después de una misión intensa, invitó a los discípulos a retirarse para descansar un tiempo.
Ese descanso tiene un fin concreto: renovar las fuerzas (del cuerpo y del alma) para empezar todo.
No es un evadirse de la realidad, colgar todo y hasta Marzo.
Es muy común pensar que las vacaciones es no hacer nada. Nada más errado.
Vacaciones es ampliar las actividades. Hacer otra cosa para descansar, y así comenzar con nuevos bríos.
II- Dios no se toma vacaciones
Una tentación que a todos nos agarra, es la de tomarnos vacaciones de Dios. Pero no, Jesús no se toma vacaciones. El vive dentro nuestro por la gracia hasta cuando dormimos. Por eso intentar borrar a Jesús de mis vacaciones, sería una muestra clara de desprecio e indiferencia a Jesús que vela día y noche por nosotros.
Vacaciones es un tiempo donde estamos más tranquilos, donde debemos aprovechar a recuperarnos no sólo de las fuerzas físicas perdidas, sino también de las espirituales.
Entonces a descansar, sí, pero a descansar por Jesús, con Jesús y como Jesús.
Y no olvidar que para el demonio tampoco hay vacaciones.
III- Algunos puntos para aprovechar estas vacaciones.
1) Ser testimonio de vida. Que el cambio de ambiente, de amigos, de actividades, no nos haga enloquecer y tirar todo por la borda. Saber plantarse: soy cristiano en todo lugar.
2) Hacernos un plan de vida, mínimo, elemental. Hay más tiempo libre, y por lo tanto más oportunidades para aprovecharlo.
- Armarnos desde el primer día (una vez que vimos como son las cosas) y reservar unos ratos para Jesús y yo.
Que el tiempo de oración que nos propongamos sea intocable.
- No abandonar los 4 pilares. En último caso disminuir el tiempo dedicado a cada uno. Es preferible pasar todos los días frente al Sagrario y hacer una genuflexión, antes que no hacer nada. Además, quizás ese pequeño acto de fidelidad a Jesús me puede ayudar a perseverar durante el día.
3) Tratar de buscar algo bueno para leer.
4) Tener una hora fija para levantarnos. En vacaciones también existe el despertados. Esto no nos va a estropear las vacaciones. Al contrario, nos va a ayudar a provecharlas mucho más.
5) Hacer apostolado. Aunque sea con nuestro testimonio. Ser ingeniosos (invitar a la Misa de Domingo, rezar el rosario con amigos, prestar un buen libro, etc.)
6) No obsesionarse con el tema de la pureza. Pedirle ayuda a María cuando haya tentaciones.
IV- Conclusión
Que al terminar estas vacaciones, podamos decir: me sirvieron, y mucho.
Que triste es terminar unas vacaciones y ver para atrás, y darnos cuenta que no hicimos nada.
Nunca olvidemos esto: POR CRISTO, CON CRISTO Y COMO CRISTO.
Que éste sea el tatuaje, llevar a Cristo siempre en el corazón. Y como todo tatuaje que sea imposible de borrar ni siquiera en vacaciones.
I- Introducción
Es muy triste ver la imagen que la mayoría de la gente tiene sobre los santos.
Se cree que son personajes legendarios, a una gran distancia de nosotros, que vivieron metidos en cavernas lejos de todo el ruido, o volando por las nubes. Pero siempre lejos de nosotros.
Buscar la santidad, podría parecer un disparate ¿Yo santo?
"Sí, es así, cuando nos hablan de santos pensamos en grandes obras".
II- Puedo y debo ser santo
No hay excepciones, Cristo nos dijo a todos.
"Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto" (Mt. 5, 48)
Y San Pablo también gritaba a los suyos:
"La voluntad de Dios es que sea santos" (ITes 4, 3)
Es muy clarito: "Cristo nos quiere santos". Ahora bien, no a todos pedirá una santidad con firmas extraordinarias y milagros, pero sí la santidad de hacer bien las cosas de todos los días.
"Después de esto, no tienes excusas para decirme que no tenés "pasta de santo". Tienes y de sobra ¡Animate, haz lo de todos los días por amor a Jesús!".
III- Humildad y Confianza
1° Para alcanzar la santidad a que nos llama Jesús, hay algo que es indispensable: la humildad.
Y humildad como dice Santa Teresa es andar en verdad. Conocerse tal cual somos, pero no con el tema de encontrarnos imperfectos (eso ya lo sabemos) sino para hallar en nosostros los talentos que Dios puso en nosotros.
Un examen exclusivamente negativo -visión de las faltas- nos llevaría de la mano a una ridícula humildad superficial, estéril y pesimista y, como consecuencia, a un aniquilamiento de nuestra vida humana y sobrenatural, a un retraimiento total, a una apatía indigna de un hombre, que al hacerse cristiano, escoge un camino de lucha, de hadalguía y de caballerosidad. Se requiere también un conocimiento positivo de las inclinaciones santas que todo el hombre posee, pues no todo él es pecado.
Conocer muy particularmente estas cualidades, estos valores divinos que Dios ha puesto en nuestra inteligencia, en nuestra boca, en nuestro corazón, en nuestras obras, en nuestro temperamento y carácter. Dios, que nunca hace nada inútil, depositó en nosotros el germen de virtudes que a nosotros corresponde desarrollar. Así, unos serán audaces por carácter, otros alegres, otros generosos, trabajadores. Todos deben esforzarse por conseguir aquello que les falta.
2° Es muy importante también la confianza en Jesús. El es el único que nos puede llevar por el camino de la santidad. Es preciso amar mucho a Jesús y no tener miedo a nuestras miserias. "San Ignacio, las tuvo también, sin embargo tuvo la valentía de decir ¿si otros pudieron porqué yo no?, y se lanzó a ser un soldado de Cristo."
Para Cristo no hay nada imposible. Como el escultor, de una piedra bruta y defectuosa puede hacer maravillas.
"Confía en Jesús, El obrará el milagro y lánzate a ser su soldado".
Oí lo que grita Santa Teresa a los que quieren jugarse por Cristo:
"Importa mucho, y el todo, una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar (a beber el agua de la vida), venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabájese lo que se trabajare, murmure quien murmurase, siquiera llegue allá, siquiera se muere en el camino o no tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda en el mundo."
IV- Conclusión
Amor con amor se paga. ¡Cuanto nos ha amado y nos ama Jesús! ¿Qué haremos por El?
La santidad es una cuestión de amor, de amor a Jesús. Por eso : POR CRISTO, CON CRISTO Y COMO CRISTO QUEREMOS SANTIFICARNOS.
¡Animo! Al principio son muchas las dificultades que el demonio nos pondrá delante, como quien sabe el daño que se viene encima. Porque sabe que quien va por este camino se le escapa, llevando además tras sí mucha gente."
1- ¡Cuántas cosas nos absorben! Veamos un día nuestro, y veremos que corremos de aquí para allá, y quizás sin saber porqué o para qué.
Aunque hay veces que nos preguntamos ¿Para que todo esto? Especialmente nos preguntamos esto cuando paramos. Cuando se terminó el ruido, cuando estamos solos. Cuando se acabó la diversión (el pan y circo como dicen los romanos).
Y todo esto nos pasa porque Dios creó al hombre para que sea feliz. De ahí esa sed de felicidad que todos tenemos. Y todas esas diversiones que llenan mi vida ¿Me hacen feliz? Evidentemente que no. Basta que miremos un poco más profundo, y descubriremos que en el momento nos tienen contentos. Pero despues no quedó nada, y estamos más solos y tristes de lo que estábamos antes. Y ya nos lanzamos en busca de otra ilusión.
Y ninguna de todas esas ilusiones nos llenan. ¡Seguro! Tenemos un corazón demasiado grande para saciarlo con todo eso. ¡Tenemos todos un corazón inquieto! "Porque nos has hecho para Tí y nuestro corazón está inquieto mientras no descanse en Tí". (Esto gritaba San Agustín después de haber buscado 15 años de felicidad.)
2- Si Dios creó todo con un fin, por que el hombre no iba atener un fin.
"Dios nos creó para que lo amemos y lo sirvamos".
Quiere que lo amemos con todo el corazón y que pongamos todas nuestras fuerzas para que El sea conocido y amado por todos.
Este es el único modo de ser felices en esta vida y en la eterna.
3- Todos estamos seguros de algo: que un buen día nos vamos a morir y como dice Jesús "De que aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma". Mt 16, 26.
Y de acuerdo a como hayamos vivido, moriremos.
La muerte es una gran maestra que nos enseña que la vida es corta, y que hay que vivirla, pero en serio. ¿Estarías preparado si en un rato te vendría a buscar Jesús?.
4- Luego viene lo que ya sabemos.
"... y entonces, retribuirá a cada uno conforme a sus obras". Mt 26, 27.
El cielo: será el premio para aquellos que amaron y sirvieron a Dios.
Es inexplicable. "Ni el ojo vió, ni el oído oyó, ni el corazón del hombre llegó lo que Dios preparó para los que le aman." 1Cor 2, 9.
Lo mas grandioso será encontrarnos con aquel por el cual luchamos y dejamos todo en esta tierra.
El infierno: es muy importante tener presente que hay infierno y no es tanto Dios el que condena (ya que nadie más que El quiere que nos salvemos), es el hombre que obstinado en su pecado no quiere rendirse a Jesús.
Sabemos que el que muere en pecado mortal va al infierno, y lo más triste de todo es que nunca más podrá ver a Jesús.
El purgatorio: todas las almas de los que mueren en gracia, y no han satisfecho las penas temporales debidas por sus pecados, van al purgatorio.
Si bien los dolores del purgatorio son terribles como los del infierno, tenemos la seguridad de que una vez limpios podremos presentarnos delante de Jesús y vivir por siempre unido a El.
Todo esto nos debe llevar a tener presente lo importante que es jugarse por Jesús y que "todos los que vivieron con Cristo, vencieron la muerte".
"Un amigo fiel es poderoso protector, el que le encuentre halla un tesoro."
Quién más fiel que Cristo que murió por nosotros (sus amigos) en la cruz. Hallarlo a El es encontrar un tesoro, es encontrar el amigo del alma. Imagináte aquello que más te guste en el mundo. Ahora bien, aquello no es nada al lado de ser amigo de Cristo.
a- Cristo aquel que murió en la cruz por nosotros, puede ser nuestro amigo si nosotros queremos.
"Sería amigo de Dios, si lo quisiera". (San Agustín) Está en nuestras manos el abrir el corazón y dejar que Cristo sea nuestro mejor amigo.
Ser amigo de Dios significa querer lo que El quiere, y dejar lo que El quiere que dejemos.
Entonces el que es amigo de Dios evitará el pecado, estará en gracia. "Antes que pecar prefiero morir".
Cuando alguien quiere hacerse amigo de otro trata de compartir cosas. Así, estando en gracia dejamos que Cristo participe en nuestra vida. Y todo lo que hagamos lo hacemos con El. ¿Como no me voy a hacer amigo de Cristo si hacemos todo juntos? No olvides que El vive en nosotros y es ran grande su amor que está constantemente a nuestra disposición. Aprovecha este amigo. Pensar que ni siquiera debo recorrer una distancia para conversar con mi Amigo Cristo. Está dentro nuestro. (La máxima prueba de que quiere ser nuestro amigo).
b- Para llegar a esta amistad es necesario que nos acerquemos a El, y lo vayamos conociendo. Nadie ama a lo que no conoce.
Para esto hay que compartir momentos durante el día, cara a cara con El. Y eso es la oración (charlar con nuestro amigo).
Santa Teresa: "oración es tratar con aquel amigo que sabemos que tanto nos ama".
Es en la oración donde más se conoce a Dios. "A Dios se lo conoce de rodillas". Los más grandes santos, a pesar de su mucha actividad, hacían mucha oración, sino sabían que se venían abajo.
Para nosotros esos momentos deben ser inamovibles e irremplazables.
¿Acaso para nosotros la hora de la comida no es sagrada? Es más, cuando perdemos una comida, ¿acaso no la recuperamos? Porque sabemos que si no comemos nos enfermamos. Lo mismo debe pasar con la oración, para nosotros es el alimento del alma. El alimento es al cuerpo lo que la oración es al alma. Es allí a donde voy a hablar con quien tanto me ama.
Entonces nuestro trato con El debe ser cordial, sincero, íntimo y frecuente. Todo esto hará que esta amistad (la más grande que hay) vaya creciendo. "Yo no los llamo esclavos, los llamo amigos" dijo Jesús a quienes tanto quería.
Para nosotros ese trato se dará por los 4 pilares, con los cuales nos iremos haciendo amigos de Dios.
Medios excelentes, son el Evangelio y la comunión (en el primero escucho las palabras de mi amigo, en el segundo lo recibo en persona, sí, nada más y nada menos, es Cristo que me viene a visitar en cuerpo y alma. ¿Que más puede desear un amigo?.
c- Para ser amigo de Cristo es necesario amarlo. Amor que brota de ir conociendolo en la oración.
Esto nos mueve a hacer todo con El (en gracia), por El y como El. "El que ama busca imitar al amado". "Desde que me has dado a conocer el amor que me tienes, no puedo vivir sin amarte Jesucristo". San Alfonso.
Esto nos debe recordar que el amor se muestra con obras. En las pequeñas obras de cada día mostraré mi amor a mi amigo. "Jesús te amo, y por eso te ofrezco todo lo que hoy haga". ¿Qué es poca cosa? si lo haces con Jesús nada es poca cosa.
d- Por último no debemos olvidar que a Jesús se va por María.
Ella será quien nos ayude a conocerlo.¿Quien mejor que la madre conoce a su hijo? María es el atajo para llegar a Jesús. ¿Que santo acso, ha descuidado el amor a María?
Pidámosle esta gracia todos los días: ser amigos de Cristo acá en la tierra, para poder por siempre vivir con nuestro amigo en el cielo.
Dios nos dió con el bautismo las aptitudes necesarias para ser santos. Con inmenso amor infundió en nuestra alma las tres más grandes virtudes: fe, esperanza y caridad.
Virtud: hábito que perfecciona las potencias del alma y nos inclina a hacer el bien.
Estas tres virtudes se llaman teologales, porque su objeto es Dios, en cambio las otras tienen por objeto a otros, o a nosotros mismos (creer en Dios, confiar en Dios, amar a Dios).
La Fe:
Es lo que le dá sentido a toda nuestra existencia. Sin la fe, el sufrimiento es un completo desastre, luchar por un ideal es una estupidez, querer ser santo más todavía.
La fe es creer en las verdades divinas por la autoridad de Dios que nos las ha dado a conocer.
a- Dios nos hace ver las cosas, desde su punto de vista, tal como El las ve. Solos por nuestras propias fuerzas nos sería imposible convencernos de estas verdades.
b- Es el fundamento de todas las virtudes teologales. Sin la fe me es imposible esperar con alegría, ni amar de verdad. Acaso sería posible amar a Jesucristo si no tuviera fe.
c- En concreto la fe puede ir creciendo con nosotros:
1) Pidiéndoselo a Dios en oración. "Creo Señor, pero ayuda Tú a mi poca fe". Ayúdame a jugarme por aquello que creo.
2) Rechazando lo que haga peligrar nuestra fe.
Dudas, tentaciones: se las vence pensando en otras cosas, distrayéndose. Nunca se las enfrenta pues nos turbaríamos más.
Evitando las malas lecturas.
3) Formándonos bien, en nuestras verdades, con las charlas, las lecturas, la catequesis. Un cristiano que no conoce las verdades de fe es de temer.
4) Con actos de fe, adhiriendonos a Cristo. (Creo en vos Jesús, creo que estás viviendo aquí dentro de mí por la gracia).
La Esperanza:
Es una virtud por la cual confiamos con plena certeza alcanzar la vida eterna y los medios necesarios para llegar a ella apoyados en el auxilio omnipotente de Dios.
Dios nos creó para el Cielo, por eso mismo, día a día nos da el plan necesario (la gracia), para alcanzar este ideal: vivir con El por siempre, siempre, siempre.
Sabemos que Cristo nos proveerá de todo lo necesario para llegar al Cielo, de nosotros depende agarrarlo o no.
Esta virtud puede ir creciendo en nosotros correctamente:
a- Evitando la presunción. Dios está dispuesto a salvarnos, pero nosotros debemos poner lo nuestro. El presuntuoso cree que el Cielo se alcanza sin hacer nada. El Cielo no es manjar para haraganes. Si no me esfuerzo por estar en gracia y por trabajar por Cristo, qué puedo esperar?
b- Evitando la desesperación y el desaliento: nosotros tenemos muchas flaquezas, sólos nada podemos hacer en el camino al Cielo, pero con la gracia de Dios todo lo podemos. Nunca desalentarse, aún los pecados contribuyen a nuestro crecimiento. Pues confiaremos menos en nuestras fuerzas, y nos daremos cuente que sin El no llegamos a ningún lado.
c- Recordar a menudo el regalo que Dios nos tiene preparado. Esto nos consolará mucho en nuestros dolores, trabajos, etc. Soportemos las pruebas con alegría. Ofezcámoselas a Cristo y sostengamos nuestro ánimo con la esperanza del Cielo.
d- Recordar el Cielo nos impulsará cada vez más a desear la santidad. "Señor Tú quieres que sea santo, y yo me haré santo con tu ayuda"
La Caridad:
Virtud por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas, y a nosotros y al prójimo por amor a Dios.
Es una amistad entre Dios y el hombre. Por la gracia además de ser hijos de Dios somos sus amigos.
Es la más grande de las virtudes, porque es la que más nos une a Dios. Es como un amor que Dios nos presta. Un amor que supera a cualquier amor natural. Ej: el amor a los enemigos. Es el amor de Dios.
Entonces la clave de la caridad es hacer lo que Dios quiere, muchas veces contrario a lo que yo quiero.
El amor se muestra con obras. "Caridad sin obras es mentira".
En concreto:
La caridad se debe manifestar en el apostolado, el metro cuadrado. Ayudando a los que tengo cerca a que alcancen ese ideal que mueve toda mi vida: Dios.
Es preciso olvidarse un poco de uno mismo y ver que necesita el otro.
Es muy bueno realizar actos de caridad.
"Cristo te amo con todo mi corazón"
"Señor quiero amar a mis hermanos porque son templos tuyos".
Introducción:
Muchas veces vivimos nuestros días sin hacer nada, o hacemos muchas cosas, vaya a saber por qué.
Dios vacío, corazón vacío. Llegamos a la noche sin nada.
Cada segundo es un regalo para aprovecharlo cumpliendo con nuestra misión. Qué es la misma para todo cristiano: hacer la Voluntad de Dios. Hacer las cosas por Cristo, con Cristo y como Cristo.
Cada día al despertar este debe ser nuestro propósito:
1) Por El:
Todo lo que hagamos lo hacemos por Cristo. Desde lo más simple hasta lo más difícil.
¿Te cuesta tal cosa, o tal tarea? Recuerda que lo haces por El. Alégrate y adelante.
El que hace las cosas por Cristo, acumula un tesoro en el Cielo. Aquel día que lleguemos a las puertas del Cielo, lo único que quedará frente a Dios, será aquello que hemos hecho por El, el resto desaparecerá.
Cualquier cosa o tal tarea por más pequeña que sea tiene mucho valor a los ojos de Dios.
2) Con El:
Todo lo haremos con Cristo. Estando en gracia.
"El que vive en gracia, vive con Cristo a cada instante", aunque no se de cuenta, como un pez en la pecera. El pez no se da cuenta del agua. Se mueve sin embargo con toda libertad.
¿Estás cansado? ¿Frente a este obstáculo no puedes? No olvides, no estás solo, estás con Cristo. El va con vos a todas partes. Tu participas en su vida, y El en la tuya. Todo lo que haces, lo haces con Cristo.
Con semejante compañia ¿Quién puede tener miedo?.
Este "Con El" exige mucho esfuerzo, pero no hay que olvidar: "quien con Cristo vive con Cristo muere".
Vivamos con Cristo en la tierra para vivir con Cristo en el Cielo.
3) Como El:
Es preciso esforzarse en hacer las cosas como El. "Cristo tenía muy en cuenta los pequeños detalles, todo lo cuidaba, ponía su vida en cada acción".
¿Cómo actuaría Cristo ante esta situación? Preguntarme muchas veces esto.
Tenemos que hacer las cosas lo mejor posible. Poner empeño en cada cosa. A fin de cuentas somos cristianos: otros Cristos.
Hacer cada cosa como si fuese lo único que tenemos que hacer.
Hacer cada cosa como si fuese lo último que vamos a hacer.
Que la gente al verte obrar, pueda decir: "este conoce muy bien la vida de Cristo". Es difícil. Sabemos que imitar a Cristo no es una cosa fácil.
Pero quien encuentra la estrella y la sigue, por más que no la alcance llegará a un buen puerto. Somos sus imitadores.
Los 5 ofrecimientos:
Para poder vivir más pleno nuestro propósito cada mañana ofreceremos a Dios todo lo que somos.
a- La cabeza: todos nuestros pensamientos, nuestra inteligencia. Para aprovechar bien el estudio, para conocerlo más a El. Para aprovechar los talentos que El me dió.
b- La boca: todas nuestras palabras. Que nuestras palabras sean alentadoras, alegres, que den paz a los demás. Que no se pierdan en chismes, charlatanería o pavadas.
c- Nuestro corazón: le ofreceremos a Dios todo nuestro corazón. Todos nuestros afectos. Que amemos a los demás como El nos ama. Que tengamos un corazón grande, que se de a todos, que busque la santidad del hermano.
Que sea un corazón noble, que se juegue, que no ande con medias vueltas.
Corazón apostólico.
d- Las manos: le entregaremos a Dios nuestras manos, es decir nuestro trabajo. En nuestro caso el estudio. Que nuestras manos sean manos gastadas por el laburo. Que no seamos vagos, o haraganes.
¡El que quiera comer que trabaje! dice San Pablo.
I- Importancia de la oración:
1) "El que deja la oración deja ciertamente de seguir a Cristo"
Esto lo podemos comprobar cuando empecemos a caminar junto a Cristo. Cuando falta oración es como si fuésemos perdiendo esa amistad con Jesús, y empiezan las infidelidades (pequeños pecaditos) para terminar cayendo del todo. (Dar nuestro propio testimonio).
Es importantísimo conversar con Jesús (que la oración no es otra cosa que esto) para ir amándolo cada vez más.
Melones sin semillas
A Nemesio le gustaban los melones. Cuando, de visita en un rancho era convidado con un buen melón, no omitía el ritual de pedir semillas de esa variedad a fin de sembrarlas en su chacrita.
De esa manera había conseguido no sólo almacenar cuanta especie de melón hubiera aparecido por la zona, sino también conseguir algunas variedades nuevas, gracias a los cruces hechos por él mismo con distintas especies.
Pero como para el que busca nunca faltan motivos de asombro, llegó un día que se topó con algo realmente increíble. Le regalaron un sabroso ejemplar de melón sin semilla. Al principio quedó perplejo. No podía negar que aquello fuera un melón. Y desde el momento que existía, tendría que haber nacido. De ahí a proponerse producir la variedad no hubo más que la distancia de una decisión.
Y Nemesio aquel año se propuso destinar toda la superficie de su chacrita a producir esa nueva variedad tan original de cucurbitácea. Aró todo su terreno, y prolijamente desarraigó de él los rizomas de las gramillas. Con el rastrillo emparejó y desterronó lo arado, y finalmente midió las distancias a fin de ubicar los surcos. De punta a punta trazó las líneas rectas como renglones de un cuaderno.
Cuando tuvo todo preparado, comenzó la verdadera tarea. Colocándose en la cabecera del primer surco, abrió con la punta del pie un pequeño hoyo en la tierra, y metiendo la mano en el bolsón que formaba con el poncho, hizo ademán de sacar algo que simuló colocar directamente en el hoyito. Luego se incorporó un poco, y con el borde de la alpargata volvió a colocar la tierra en su lugar, apisonándola suavemente con la planta del pie.
Dos pasos más adelante realizó la misma operación con idéntica meticulosidad, y repitiendo los gestos habituales en la siembra de los melones. Sólo que en esta especialísima circunstancia había un detalle omitido: la semilla. Y así recorrió toda la extensión del surco, y de la misma manera la de todos los demás. La jornada entera le llevó el trabajo. Trabajo prolijamente realizado. Precisión y destreza se derrochaban por igual.
Lo único que falto fue la semilla. Y bastó ese solo detallito para que aquel año Nemesio se quedara sin melones. Porque para conseguir lo que quería, Nemesio había ingenuamente creído que se le exigía realizar todo el esfuerzo de la siembra, suprimiendo simplemente aquel elemento.
Cuando recuerdo a Nemesio, siempre me vienen a la memoria aquellos que pretenden conseguir fruto del apostolado realizando un enorme esfuerzo, pero se olvidan de la oración.
2) Sacamos la conclusión de que así como cuidamos y alimentamos nuestro cuerpo, también debemos cuidar y alimentar nuestra alma.
3) Y el mejor medio es la oración. Que nosotros vamos a concretizar en los 4 pilares, que son devociones que tienen una larga tradición en la Iglesia, y que son aconsejados por los santos.
Son casi imprescindibles para perseverar en el seguimiento de Jesús ya que por ellos podemos conocer, amar y servir a Dios, recibir su gracia y fortalecernos.
II- Definición de Pilar
Antes de explicar los 4 pilares, veamos primero que definiciones encontramos de "pilar":
- elemento vertical para señalar un camino
- pila que sostiene los arcos de un puente
- en el rugby, uno de los fowards que sostiene el hooker en un scrown
Cualquiera de estos significados puede servirnos para sacar varias ideas.
1- El pilar es lo que sirve de soporte a una construcción. Es decir:
-Sin pilares se viene todo abajo. Todo intento de construir algo importante sin ellos es una veleidad. Construir sobre arena, etc.
-¿Queremos construir algo importante, algo que valga? Lo primero que se levanta son los pilares.¡Que sean firmes!.
-No son una cosa sin mayor importancia. Son lo primero.
-Deben ser macizos. Si voy a basar mi vida espiritual en ellos, es necesario que pueda apoyarme.
-Verticales. Apuntando a Dios. Si no me ayudan a crecer en amor a Dios, algo anda mal.
2- Son mojones que nos ayudan a seguir nuestro camino. Nos lo marcan de un modo concreto, porque no se puede seguir un camino "abstracto". Si no es concreto, no es camino andamos vagando.
Por eso, se deben manifestar en actos concretos de devoción a la Virgen, propositos claros y definidos en la meditación, y fundamentalmente tratar de lograr una visión clara de uno en el exámen.
3- Son los pilotes que sostienen los arcos de un puente. Vemos en los grandes puntes colgantes - en el Brooklin, por ejemplo- como los cables de sostén van bajando, para levantarse de nuevo en el pilote siguiente. Es imposible para nosotros estar todo el día con la cabeza puesta en Dios; por eso es bueno tener los pilares repartidos a lo largo del día, para que constantemente "nos levanten la tensión", nos recuerden para que estamos viviendo ese día, nos pongan las cosas en su lugar.
Por ejemplo, meditación a la mañana, rosario al medio día, la visita a la tarde y el exámen a la noche. Como las 4 comidas.
4- Por último, Jesús y María tienen que ser para nosotros claramente nuestros pilares. El pilar de rugby es el que se banca al resto, en el que se apoya todo el equipo. Así nos debemos apoyar en ellos todo el día, en cada una de nuestras acciones.
Sabiendo que es cristo quien sostiene al mundo, y que no hay pilar más firme para edificar nuestra vida.
III- Los cuatro Pilares
Por este motivo los pilares los denominaremos:
1) Oración de la mañana y de la noche: cuyo fin es levantarse y acostarse unidos a Dios para ofrecerle el día y pedirle perdón por nuestros pecados; con el tiempo, la oración de la noche se deberá ir profundizando para convertirse en un buen exámen de conciencia donde veamos lo bueno que nos ha dado Dios, agradecerle y pedirle perdón por las cosas con lo que hemos ofendido. La oración de la mañana consistirá en los 5 ofrecimientos (charla 1.5) y en alguna oración pidiendo ayuda a María Santísima.
-Si bien hemos visto los 4 pilares, los hemos visto muy rapidamente. Luego habrá unas charlas específicas sobre ellos.
-Es muy importante explicar que todos los circulistas luchamos por vivir los 4 pilares. Contar nuestras dificultades, nuestra experiencia.
"El principio de todas las grandes cosas es la oración". Este círculo puede llegar a hacer grandes cosas (no tanto a los ojos de los hombres sino a los ojos de Dios) por eso va a depender de nuestra fidelidad a Jesús, por medio de los 4 pilares.
-Este es el momento para empezar a vivirlos de ahora en adelante. Evidentemente como recién empezamos tendremos que ir progresando a través del tiempo.
2) Lectura "meditada" del Evangelio: cuyo fin es un encuentro personal con Cristo, (se recomienda hacerla en la Iglesia) el texto del Evangelio es la palabra escrita y debemos preguntarnos que es lo que quiere decir Jesús con eso, como ando yo al respecto y que puedo hacer para mejorarlo.
Debemos destacar que lo importante es el encuentro con Jesús.
Con el tiempo esta lectura meditada se tendrá que ir transformando en una Meditación propiamente dicha.
3) La devoción a la Virgen: su fin es amar a María, pedir por su intersección e imitar sus virtudes. Puede comenzar con las 3 Ave Marías, una visita a una imagen, etc., para ir tratando luego de llegar al rosario.
4) La devoción a Jesús presente en la Eucaristía: este es el cuarto pilar cuyo fin es el de movernos a tener un diálogo personal con el Señor, valorar su presencia real, visitándolo en algún Sagrario. "Así como cuando uno en una noche fría se acreca al fuego y recobra fuerzas, así también la visita a Jesús en la Eucaristía, nos calienta el corazón para seguir adelante".
Al comienzo esta devoción puede constar en pasar 1' por una Iglesia para saludar al Señor para que luego se transforme en un diálogo un poco más prolongado y profundo, con la asistencia a Misa todos los días.
¿Cómo dar esta charla?
(Esta charla se debe dar como una de las primeras luego de un retiro, cenáculo, fragua, etc.). Su fin principal, como se dijo al principio es el de mostrar la importancia de la oración, y concretizarla en los 4 pilares, la llamamos "Introducción" porque lo que quiere es mostrar de un solo pantallaso a los 4 pilares, explicar su "por qué" y movernos a practicarlos TODOS una vez ya dada la charla.
Como vemos, avanzar en los 4 pilares significa ir profundizando en ellos, para esto contamos con las charlas más específicas de cada uno de los pilares, que se darán luego de un tiempo de haber dado ésta. Y además con el trabajo personal del charlista con cada uno de los chicos).
Debemos recordar que esta charla no se puede dar una vez y listo, sino que se tiene que insitir muchas veces por distintos caminos, que es material para hacer semana o revisión de vida y obviamente que requiere del trabajo personal del charlista aconsejando y ayudando a los chicos para que alcancen en este camino de la oración.
Aclaración: por ser muy larga se dá en 2 veces.
1° parte: Importancia de la oración.
Definición de pilar.
2° parte: Los 4 pilares.
I- Introducción
Como ya vimos, por la mañana hacemos los 5 ofrecimientos (si no se vieron están explicados en la charla 1.5). Pero estos de nada servirían si durante el día no los renovamos. Es preciso que los ofrecimientos sean una constante en nosotros: hacer todo por El, con El, y como El.
Entonces al llegar la noche es el momento de ver como anduvo nuestro día. La noche es el momento más apropiado para hablar con Cristo y con serenidad mirarse uno en Cristo.
Este momento es importantísimo para nosotros. Es por eso que nunca hay que dejar de hacerlo, ni hacerlo a las apuradas para cumplir. El examen de conciencia debe ser para nosotros como el médico que nos previene de la enfermedad. San Ignacio solía aclarar a sus compañeros la importancia del examen de conciencia. Tal es así que según él, era más importante el examen que la meditación.
¿Por qué es tan importante? Porque nos ayuda a ver muchas cosas, y tomándolas a tiempo, enderezarlas o sonarlas.
II- ¿Qué es necesario para un exámen de conciencia?
1) Conocerse con humildad. Tal como somos. Ni más ni menos. Esto requiere mucho esfuerzo, ya que uno naturalmente tiende a no querer ver ciertas cosas, especialmente cuando no son buenas. Entonces hay que aprender a verse uno mismo. En las cosas buenas y en las malas. El examen no debe ser para nada negativo. Al contrario debe darnos muchas ganas para empezar al otro día con todo.
Es importante reconocer lo que se hizo bien, para seguir haciéndolo.
2) Buscar las causas. No quedarme en lo superficial. Hice esto, esto y esto. Sino preguntarnos. ¿Por qué hice esto? conociendo la causa de la enfermedad sólo resta buscar el remedio. Ir siempre a la búsqueda del defecto dominante (defecto por el cual casi siempre caigo).
No olvidar que la batalla nunca está ganada, aunque el que conoce la enfermedad ya ha ganado la mitad de la pelea.
No olvides que el examen no es como un rendir cuentas al patrón. Es un momento para estar con Cristo, y en su presencia ver como anduvo nuesra vida. Siempre nos debe llevar a un propósito concreto: amar más a Jesús, unirnos más con El.
III- ¿Cómo hacerlo?
1° Ponernos frente a Jesús y pedirle que nos ayude a vernos claramente.
2° Dar gracias por todos los bienes recibidos.
3° Examinarnos, mirándonos con objetividad. Hacer un golpe de vista a lo que hicimos. ¿En qué puse el corazón?.
4° Es preciso enderezar los extravíos. Si los hay, afirmar y desarrollar el movimiento bueno cuando existe. La vista de mi interior debe, pues, llevarme a la contricción y a la resolución. La contricción, que endereza el mal; la resolución, que afirma el bien; la contricción que mira al pasado; la resolución que mira el camino por recorrer. La contricción ha de inspirarse en el motivo especial de mi existencia: la gloria de Dios, el amor de Dios por El mismo y para su gloria. La resolución ha de llevarme también a lo único esencial: al conocimiento de Dios, a la sumisión a su voluntad, a la conformidad con el moviento de su gracia. Esta resolución puedo y debo particularizarla haciéndola recaer sobre el punto especial que domina en mi corazón; debe enderezar la tendencia que más se haya apartado de Dios o bien afirmar la que más se ha acercado a El, y poner así completamente mi corazón en presencia de la gloria de Dios, bajo la voluntad de Dios y en la gracia de Dios. a esto debemos venir a parar siempre.
IV- Conclusión
No cabe duda que este ejercicio, bien practicado, ha de tener honda repercusión en todo el conjunto de nuestra vida espiritual. Pero en esto, como en todo, la eficacia está vinculada en parte decisiva a la perseverancia. Omitir con frecuencia el examen o serle materialmente fiel, pero practicándolo con un espíritu rutinario y sin vida, es condenarlo a la esterilidad casi absoluta. El alma que quiera santificarse de veras ha de persuadirse de que se frustrarán en gran parte todos los demás medios de alentamiento si no se les somete al control y vigilancia del examen diario de conciencia practicado con exquisita y vivificante fidelidad.
I- Introducción:
El hombre, muchas veces agobiado por sus ocupaciones, si no sabe tomar un poco de silencio para pensar en lo importante termina por perderse en mil cosas. "Corres, pero corres mal". San Agustín.
La meditación es esencial para llevar una vida cristiana en serio. Ligorio ya lo dice: la meditación es incompatible con el pecado, o se deja la primera, o se deja el segundo.
II- ¿Qué es la meditación?
Santa Teresa lo dice así: "No es otra cosa, a mi parecer sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama".
Así es, ni más ni menos. Es tratar a solas con Jesús, mirarlo y mirarse.
De ahí, que sea bueno siempre hacerla inspirándose en un texto que viene a ser como el "tema de coversación".
Puede ser el Evangelio, o algún libro que nos recomiende el Director espiritual. Lo importante es que ese texto nos mueva a amar más a Jesús.
III- ¿Cómo hacerla?
Con el tiempo cada uno irá descubriendo su modo de meditar. Aunque cuando se empieza es muy bueno tener un orden que nos guíe.
1° Ponerse en presencia de Jesús. Estamos a sus pies. Imaginemos la escena: El y yo, nadie más.
Es muy importante ese momento ya que una fuerte presencia de Jesús nos acompañará a lo largo de la meditación.
Y en silencio pedirle su ayuda para hacer bien este rato de oración.
¿A qué he venido?
A hablar con Jesús.
2° Leer el texto, una, dos o tres veces, hasta que nos haya quedado claro. Ese texto son las palabras que Jesús me dirige a mí con nombre y apellido.
Si trata sobre una escena de la vida de Jesús, tratar de imaginársela, meterme dentro de la escena y contemplarla todo el tiempo que sea necesario.
3° Ya Jesús me ha hablado. Ahora me toca a mí ver si lo que me pide Jesús yo lo vivo. Es hora de examinarme con objetividad. ¿Cómo soy en esto? ¿Qué debería cambiar para hacer carne esto que me dice Jesús?
4° Volver a Jesús y entusiasmarse con aquello que me propone vivir. Descirle una y mil veces: Señor, ¿qué quieres que haga? Estoy dispuesto a todo. ¡Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad!
5° Frente a Jesús proponernos algo concreto y enérgico. "Señor, esto se acabó, de ahora en más..." (lo que sigue depende de tu amor a Jesús "amor se muestra con obras").
Pedirle Su ayuda, y también a María Santísima.
En el examen ver como anduvo ese propósito a lo largo del día.
Cuando uno por la mañana tuvo en fuerte encuentro con Jesús, es como el frasco de perfume, que por más que ya no contenga el perfume, es imposible que pierda ese buen olor.
IV- Dificultades:
1) No hacer de nuestra meditación un sermón. Voy a hablar con Jesús, no a darle una conferencia.
2) No desanimarnos cuando nos cuesta meditar. La oración de la lucha es la que más vale.
3) No encansillar la meditación.
"Si la media hora de oración que hoy acostumbran a tener todas las almas deseosas de santificarse estuviera menos aislada, si en vez de ser una pieza suelta, como otra cualquiera y yuxtapuesta a ella, tendiese a ser como el resumen, el alma y el corazón de todo el día, si la sangre de los otros ejercicios y actos diarios viniese a vivificarse aquí, si en vez de hacerle salir tal exclusivamente de un método, a veces muy convencional, y de libros superficiales procurásemos hacerla brotar de las entrañas del alma y de la vida ordinaria; si ella fuera la que pusiese en acción el oficio, la misa, las oraciones, los incidentes y todas las ocupaciones del día y de la vida, llevando y dirigiendo todo esto a Dios; si por ella aprendiesemos a leer en nuestra vida la acción de Dios sobre nosotros, y verle en sus relaciones vivas con nuestra alma... y en vez de confinarse en su media hora tendiese a invadir todos los momentos del día, creando en el corazón como una necesidad de volver a sumergirse, de vez en cuando, algunos instantes en la plática fervorosa con Dios, entonces sería más eficaz y más fácil, nos costaría mucho menos y nos aprovecharía mucho más. El aislamiento lo mata todo, pero en ninguna cosa daña tanto como en la oración."
I- Introducción
Este medio de piedad forma parte con la Santa Misa de la devoción a la Eucaristía.
Esta costumbre no es algo sólo para personas "devotas" o "santurrona", sino para hombres y mujeres muy normales, que con un poco de fe que tengan, entenderán lo que es el sagrario, y sentirán la necesidad de buscar a Jesús allí.
En cualquier Iglesia que entremos, veremos siempre la lamparita roja, que nos indica que allí está el Señor, que allí te espera El!.
Pablo VI decía que el sagrario es "el corazón viviente de nuestros templos". Allí está Cristo, vivo y triunfante, tal como está en el Cielo. Por eso hay que estar alertas pues podemos considerar a la Eucaristía como una "cosa" valiosa, pero al fin y al cabo, una cosa, y no podemos olvidar que aunque las apariencias engañen, allí está presente Cristo en cuerpo, sangre, alma y divinidad.
Una de las dificultades de la Eucaristía con otros sacramentos, es que los demás se "hacen" cuando se usan, mientras que en la Eucaristía Cristo permanece, y así que desde siempre la Iglesia ha celebrado y reverenciado a Cristo allí presente. En cada sagrario podemos poner un cartel "Dios está aquí, venid adoradores".
II- ¿En qué consiste?
Consiste en pasar un ratito a los pies del Maestro, presente en la Eucaristía. La hora más oportuna es el atardecer, cuando la lamparita del Santísimo empieza a prevalecer sobre la luz de la tarde que se va. En esta hora misteriosa, todo convida al recogimiento y al silencio, que son execentes disposiciones para oir la voz del Señor en lo más íntimo del alma.
"¿Cómo clamar tanto "Cristo nuestro amigo", "Cristo te necesitamos", y no acudir al Sagrario donde vive Cristo y hablar cara a cara."
-¿Qué hacer cuando estamos frente a Cristo?
Dejar que nuestro corazón se exprese libremente, no se preocupe por leer nada. Cristo prefiere la pobreza de nuestro corazón a los pensamientos más sublimes que otros nos puedan prestar. El busca nuestro corazón.
"Hablar con Jesús sacramentado como el amigo habla al amigo". Kempis.
"Deja Señor, que te abra confiadamente el corazón y te diga..." San Alfonso.
El procedimiento mejor para realizar la visita es dejar expansionarse libremente el corazón en ferviente coloquio con Jesús. No hace falta tener letras ni elocuencia alguna para ello, sino únicamente amar mucho al Señor y tener con El la confianza y sencillez infantil de un niño con su padre amadísimo. Los libros pueden ayudar a cierta clase de espíritus, pero de ningún modo podrán suplantar jamás la espontaneidad y frescura de un alma que abra de par en par su corazón a los efluvios de amor que manan de Jesucristo sacramentado.
III- 3 consideraciones a tener en cuenta
1)Todos pueden hablar con Cristo, ya que allí (en el Santísimo Sacramento) se ha quedado para todos ¿Jesús no dijo a caso "Venid a mí todos"?
Todos estamos llamados a la visita. Además ¿quién no se atrevería a acercarse a un trozo de pan Jesús no infunde miedo en el que se acerca a El. Al contrario, esconde su divinidad en las apariencias del pan para que nos acerquemos a El con confianza.
2)Por más tristes que estemos nunca dejemos esta visita. Al contrario, frente a la aridez o la tristeza mostrarle a Cristo tu fidelidad. Este amor a Jesucristo es el que más vale. El amor del combate. Entonces en esos días en que uno está cansadísimo no olvidemos la visita. No sólo valdrá mucho sino que nos alegrará muchísimo el corazón.
3)Este ratito de visita a Jesús, considerarlo un ratito de Cielo, "id a esta visita como si fuéseis al cielo".
Hay que desear con ardor esta visita. "Dentro de una hora, iré a encontrarme con Jesús. El es quien me llama, me espera y desea tenerme a su lado".
IV- Comunión Espiritual
Es muy bueno comenzar las visitas al Santísimo con una Comunión Espiritual.
Consiste especialmente en un acto de ferviente deseo de recibir la Eucaristía y en darle al Señor un abrazo estrechísimo como si realmente acabara de entrar en nuestro corazón. Esta práctica piadosísima, bendecida y fomentada por la Iglesia, es de gran eficacia santificadora y tiene la ventaja de poderse repetir innumerables veces al día. Algunas personas la asocian a una determinada práctica que haya que repetirse muchas veces (al rezo del avemaría al dar el reloj la hora). Nunca se alabará suficientemente esta excelente devoción; pero evítese cuidadosamente la rutina y el apresuramiento, que lo echan todo a perder.
V- Conclusión
"Dice Jesús que donde está tu tesoro está tu corazón. Por eso los santos no estiman ni aman otro tesoro más que a Jesucristo, tienen el corazón en este Sacramento."
Ya lo sabemos: a poner nuestro corazón en este tesoro ¡que verdaderamente vale! Entonces:
Que la casa de Dios no sea para ti un lugar oscuro al que vayas a ocultar tu miedo, tus indiferencias, tus cansancios o tus cobardías. Que no las profanes con fariseímos. Que no te escondas allí porque eres incapaz de resistir cara a cara, con santo orgullo y temple violento del cristiano, la luz del sol.
Que sea la casa de Dios para ti refugio en el tiempo del dolor; métete en ella -cerca del Señor- cuando la vida te halla herido, cuando sientas del peso de tu debilidad, cuando necesites fuerzas que sostengan tu flaqueza, y te permitan -humilde y resueltamente- volver a empezar.
Pero que la Casa de Dios sea para ti sobre todo el horno ardiente donde vuelvas a poner al rojo vivo las decisiones firmes nacidas del amor.
(Por ser muy larga esta charla se puede dar en 2 partes)
I- Introducción.
Muchas veces se cree que la Misa es el instrumento necesario para que se nos de la comunión. Es verdad que allí recibimos a Jesús. Pero la Misa es mucho más.
"Me dices que la Misa es larga y aburrida. Y agrego yo: porque tu amor es corto".
Es una realidad dura. Los cristianos muchas veces nos quejamos. Que la Misa esto, que la Misa lo otro. Pero tampoco nos interesamos en saber qué es la Misa.
II- ¿Qué es la Misa?
Es la renovación del Santo Sacrificio del Calvario (cuando Jesús murió por nosotros en la Cruz). Vamos a explicar esto.
Se llama a la Misa "Santo Sacrificio" porque es un verdadero sacrificio:
1° Hay una víctima de valor infinito: Jesús
2° Hay un grupo por el cual la víctima se ofrenda: todos los cristianos
3° Hay un sacerdote que ofrece la víctima a Dios: el Sacerdote que por medio del sacramento del Orden Sagrado tiene el poder de cambiar el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Vamos a ahondar más en el misterio:
Cada Misa no es un nuevo sacrificio en donde Jesús muere otra vez, sino que es la continuación y prolongación en el tiempo, de una vez por todas, de la muerte de Jesús en la Cruz.
La Misa nos hace presente y eficaz, aquí y ahora, la Víctima ofrecida en el altar de la cruz. La muerte de Jesús es mucho más que un hecho histórico. Es un sacrificio eterno. No hay ayer para Dios. En su mente infinita, para la que todas las cosas pasadas son presentes, Jesús pende eternamente de la Cruz.
No es una verdad fácil de captar, pero es la verdad: que en la Misa, el tiempo y la distancia son aniquilados en un sentido místico, y tú y yo nos encontramos al pie de la cruz en la que el Hijo de Dios se ofrece en reparación por nuestros pecados.
"¡Sí! Si después de la consagración tuviésemos la oportunidad de ver en toda su realidad el misterio de la Misa, veríamos a Jesucristo clavado en la cruz, ofreciendo su sangre y su vida por la salvación nuestra y de todo el mundo. Veríamos a los ángeles alrededor del altar asombrados y casi espantados de ver como Jesús nos ama. Veríamos a María al pie de la cruz presenciando el acto de amor más grande que pueda haber."
Es impresionante lo que sucede en cada Misa. Por eso hay que tener muy despierta la imaginación. Es muy bueno imaginarnos aquello que realmente está ocurriendo (aunque nuestros ojos no lo vean).
III- El Valor de la Misa
Después de lo explicado comprendemos cuánto valor tiene la Misa.
En ella recibimos cualquier cantidad de gracias y ayudas para evitar las recaídas. Encontramos el mejor medio para practicar la caridad, gracias a las inmensas riquezas que pone Jesús a nuestra disposición.
En una palabra: nos unimos a Jesús contemplándolo primero en la Cruz, y luego en nuestro pecho.
IV- ¿Cómo participar de la Misa?
Participar de la Misa es mucho más que responder externamente a unas oraciones y ceremonias. Es ante todo unirse a Jesús y su sacrificio.
"Me preguntas cómo vivir la Misa. Unete a Jesucristo y haced lo que El hace".
1) Es preciso, para vivir la Misa, que nos ofrezcamos con Cristo: POR EL, CON EL Y COMO EL.
Pero, que significa esto de ofrecerse con Cristo:
Significa abandonarnos en el altar de la voluntad de Dios. Significa decirle desde el fondo de nuestro corazón: "Tómame, Señor, soy tuyo sin condiciones. Haz conmigo lo que quieras. Vivir y trabajar, sufrir o morir: lo que Tú quieras es lo que yo quiero; hágase en mí tu voluntad. Hazme instrumento para extender tu reino, ajústame a tu plan sobre mi, aunque tengas que golpearme con fuerza para que encaje en mi lugar."
2) Esa unión con Jesús se debe extender a nuestra vida. Un ateo que quería convertirse se puso a la salida de la Misa y dijo: "no entiendo como Jesús después de haber vivido lo que ellos dicen que viven (refiriéndose a la Misa) salgan tan tristes".
Es verdad. La Misa, después de lo que vivimos, tiene que llevarnos a una actitud concreta en la vida cotidiana. Gran amor a Jesús y gran amor al prójimo.
Nuestra entrega como víctimas sería un gesto vacío si la negáramos con las obras, si con nuestra conducta faltáramos a la caridad con nuestros hermanos los hombres.
Si de verdad somos uno en Cristo, veremos a los demás con los ojos de cristo, los veremos como almas que tenemos que amar, que salvar, por poco atrayente que su aspecto externo nos parezca.
Si odiáramos de verdad a una sola alma, abríamos destruido nuestra unión con Jesús, nos habríamos separado de toda participación real en la Misa.
Conclusión
"Si los que ya murieron pudieran volver a este mundo ¡que no harían por asistir a una sola Misa!"
Valoremos la Misa y unámonos a Jesús. No olvides que para los amigos de Jesús, no hay nada más grande que la Misa.
"Por eso los santos tuvieron tanto amor a la Misa".
Oigamos lo que decía San Pedro Eymord a los suyos refiriéndose a la Misa: "Si pudiesen ustedes mismos comprender su excelencia, sus ventajas y sus frutos, ni un sólo día querrían pasar sin asistir a ella."
Hasta acá la 1° parte de la charla.
Santa Misa (2° Parte)
Partes de la Misa
1- Preparación:
5' antes de que empiece la Misa nos acercamos a Jesús y entramos en clima de oración, nos serenamos, pensamos que vamos a estar presenciando la crucifixión de Jesús. Entramos en calor, para vivir intensamente lo que va a ocurrir.
Pedimos al Espíritu Santo que nos prepare para contemplar este misterio.
Es muy bueno ubicarnos en un buen legar cerca del altar (no nos queremos perder un detalle). Como María en el Calvario, queremos estar lo más cerca de Jesús posible.
Allí en el banco se puede hacer la oración de preparación o la del librito. Ofrecer y pedir en este momento por mis intenciones.
2- Comienzo de la Misa:
Hacer bien los gestos sagrados, como varón y con dignidad, la señal de la cruz... rezar en voz alta y al compás de todos, cantar si se canta. En una palabra participar.
La 1° parte de la Misa hasta el Credo se llama Liturgia de la Palabra, ya que el alimento es la Palabra de Dios.
3- Rito Penitencial:
Es el momento de pedir perdón. Dolerse profundamente de nuestros pecados y de los de todo el mundo. Unirnos a Jesús misericordioso.
4- Lecturas:
Son de la Sagrada Escritura (la Biblia). Escucharlas como si el que habla me estuviese hablando a mí. Por ejemplo si leen un carta de San Pablo, escucharla como si San Pablo en persona me estuviera hablando.
Las lecturas bíblicas: después de los ritos iniciales viene la instrucción a los fieles, principalmente por las lecturas de la Sagrada Escritura. El centro lo constituye la lectura o canto de un paso del Evangelio; pero antes se han leido también uno o varios pasajes de otros libros del Nuevo Testamento o del Antiguo Testamento. De este modo los fieles reciben el alimento espiritual de la Palabra de Dios. Las lecturas bíblicas varían para cada M. según un ciclo adaptado a los diversos tiempos litúrgicos y festividades del Señor, de la Virgen, de los Santos, etc. Entre las lecturas se recitan o cantan versos tomados del Salterio. La aclamación aleluya que acompaña estos cantos -fuera del tiempo de Cuaresma- es palabra hebrea (haleluyah) que significa "¡alabad a Dios!".
5- Homilia:
Básicamente se explica el Evangelio del día. Siempre debo escucharla y tratar de sacar algún propósito.
6- Credo y oraciones de los fieles:
Confesamos con alegría en aquello que creemos. Después presentamos las oraciones de toda la Iglesia a Dios.
7- Ofertorio:
Donde ofrecemos a Dios pan y vino, pero también toda nuestra vida, trabajo, ofrenda que debo hacer en ese momento y decir Señor te presento todo lo mío.
8- Consagración:
Momento en que el pan se convierte en el cuerpo de Cristo y el vino en su Sangre. Momento en el que adoramos a Jesús y le pedimos por todas nuestras necesidades... Imaginemos el Calvario.
La consagración que se hace con las palabras de Cristo: "la forma de este sacramento son las palabras con que el Salvador consagró este sacramento, pues el sacerdote consagra este sacramento hablando en persona de Cristo. Porque en virtud de las mismas palabras, se convierten la sustancia del pan en el Cuerpo y la sustancia del vino en la Sangre de Cristo. No se trata simplemente de un recuerdo, ni se dicen las palabras del mismo modo que se recitan cuando se lee el Evangelio o la Epístola de la Misa, sino que en este momento el sacerdote presta su voz a Cristo para decir esas palabras en presente y en primera persona, y realizar la transustanciación que por ellas se significa.
Termina con el ofrecimiento de Cristo al Padre que hacemos los hombres "Por El, con El y en El..."
9- Comunión:
Donde nos unimos a Jesús, aquel que murió por nosotros. Recibimos al mismo Jesús en persona.
10- Fin de la Misa con la bendición final:
Comienza la acción de gracias por la que agradecemos al Señor esta Misa, sus frutos, lo adoramos dentro nuestro y hacemos propósito de llevar la Misa a nuestra vida.
Aprovechar este momento para pedir a Jesús que acreciente nuestro amor a El.
"Jesús no suele pagar mal a quien le presta posada".
Pongamos a Jesús en nuestro corazón.
Detalles que debemos saber cuando vamos a Misa:
1- ¿Como se entra en una Iglesia?
Se entra con calma y recogimiento, se hace la señal de la Cruz con respeto. Se acerca al asiento que se ha elegido y antes de entrar en el banco se hace la genuflexión, también hecha con devoción.
Procurar no hacer al mismo tiempo estas dos cosas.
2- Antes de sentarse en el banco, se pone uno de rodillas y saluda en su interior al Señor presente en el Sagrario.
3- Mientras se espera el inicio de la ceremonia, cualquiera que sea, se permanece con recogimiento y procurando rezar en su interior. Nunca hablando con los vecinos y amigos.
4- ¿Qué diferencia hay entre: oratorio, iglesia, parroquia, catedral, basílica?
Oratorio: es un lugar privado para la oración e incluso para decir Misas.
Capilla: es un tanto más pública, para un grupo mayor de gente, por ejemplo la del colegio.
Iglesia: es un templo más grande, para un grupo mayor de gente y donde se celebran las Misas semanales.
Parroquia: es la Iglesia que dirige un sacerdote llamado párroco o pastor de almas, que bautiza, celebra las Misas, casa parejas, etc.
Catedral: es la Iglesia donde reside el Obispo, encargado de cuidar parroquias. Se celebra también los distintos cultos católicos.
Basílica. es una iglesia con cierta devoción especial y que el Papa le concede este título honorífico, por ejemplo Nuestra Señora de Luján.
5- ¿Qué hay de ordinario dentro de la Iglesia?
Ante todo está el Crucifijo, puede haber imágenes de santos, Vía Crucis, está el altar y el sagrario. Puede haber bancos o sillas.
6- ¿Qué es el altar?
Es una mesa de madera o de piedra sobre la cual se celebra la Santa Misa. Suele estar cubierta de 3 manteles y en el medio se suele colocar las reliquias de algún santo, en especial la del santo titular de esa iglesia. (Ej.: San Nicolás de Bari).
7- ¿Que otra cosa debe tener el altar para celebrar Misa?
Obligatorio 2 velas de cera. Se suele añadir flores y otros adornos.
8- ¿Qué es el sagrario?
El sagrario o tabernáculo es el lugar donde se guarda las Formas Consagradas o si se quiere, la casita donde está presente Jesús. Esta presencia lo indica siempre una lucesita roja.
9- ¿Qué otra cosa hay cerca del altar?
Puede haber uno o dos ambones. El ambón es una especie de atril donde se lee las lecturas de las Misas y donde se suele colocar la persona que dirige las ceremonias que se hacen en la Iglesia.
10- ¿Dónde está colocado el altar?
Casi siempre adelante, a veces en el centro del templo. Se hace para que el público pueda ver fácilmente al celebrante. Naturalmente que los bancos están dipuestos de manera adecuada en cada caso.
11- ¿Qué significa el altar?
Representa la piedra en que los antiguos judíos colocaban la víctima para ser sacrificada a Dios. Hoy el que se sacrifica en el altar es el mismo Jesucristo.
12- Significado de las posturas en la Misa:
a- De pie: es la característica del hombre, frente a la mayoría de los animales, ha sido la postura más clásica de la oración, pues reúne a los siguientes significados:
-De pie presentamos nuestro respeto a una persona importante.
-Es la actitud que mejor indica la atención, la prontitud, la disponibilidad, la tensión hacia una acción o marcha.
-Las acciones importantes las realizamos en esta postura.
-Para un cristianos es un signo de su libertad, de su condición de hijo en la familia, de su confianza ante Dios.
-Participa así de la dignidad del Resucitado, unido a Cristo glorioso, miemobro de su Cuerpo Místico.
-Es la postura típica de todo sacerdote que actúa en su ministerio.
¿Cuándo estamos de pie?
En la entrada de los celebrantes, como signo de respeto que merece toda la asamblea y signo visible de la presencia del Señor con los suyos.
La lectura del Evangelio, indicamos así no sólo el respeto, sino también nuestra atención y nuestra disponibilidad para aceptar y cumplir la Palabra de Dios.
En la Oración Universal, en la que "El pueblo, ejerciendo su oficio sacerdotal, ruega por todos los hombres".
Siempre que el celebrante, en nombre de todos eleva su oración a Dios.
En todo el proceso de preparación a la Comunión, desde el Padre Nuestro.
b- De rodillas:indica penitencia y adoración.
Indica humildad ante la presencia del misterio o de una persona.
Indica también nuestra penitencia.
Ha sido la clásica postura de la oración personal, privada.
Según las nuevas normas se debe arrodillar sólo en el momento de la Consagración que empieza con la invocación al Espíritu Santo.
c- Sentados: indica receptividad y escucha.
Indica que estamos en paz, distendidos en actitud de espera.
Es la postura que favorece la concentración.
Así permanece el que enseña, el que tiene autoridad...
Así estamos cuando escuchamos las lecturas o una homilía; es una actitud del discípulo frente al maestro.
13- Significado de las vestiduras del celebrante:
Se revisten solo los miembros ordenados: diáconos, sacerdotes y obispos.
- El vestido básico de estos miembros es el "alba", túnica blanca y larga que le cubre todo el cuerpo. Actualmente se omite la otra prenda que es el "amito" y también se suele omitir el "cínculo".
-Después se ponen la "escola". Los diáconos se la ponen cruzada mientras los sacerdotes y obispos se la cuelgan al cuello hacia adelante.
-La "casulla" se la ponen los sacerdotes y obispos que presiden la Eucaristía.
Sentido del por qué los ministros se revisten:
1. Para distinguir las diversas categorías de ministros.
2. Ayudan estos vestidos, al decoro, a la estética festiva de la celebración.
3. De alguna manera estos vestidos ayudan a entender el misterio que se celebra.
14- Significado de los colores:
1- El blanco es el color más adecuado para celebrar:
- La Navidad y la Epifanía, la aparición de Jesús y de la Luz.
- La Pascua y toda la cincuantena, la vida nueva del resucitado.
- Las fiestas de Cristo y de la Virgen, a menos que se refieran a los dolores de la Cruz.
- La fiesta de los Angeles y Santos que no sean mártires.
El blanco aparece como el color privilegiado de la fiesta cristiana.
2- El rojo es el color elegido:
- Para el domingo de Pasión (Ramos), Viernes Santo.
- La fiesta de Pentecostés, porque el Espíritu es fuego y vida.
- Otras fiestas relacionadas con la Pasión: Exaltación de la Cruz.
- Las fiestas de apóstoles y evangelistas y mártires por su cercanía testimonial a la Pascua de Cristo.
- La Confirmación, por su referencia al Espíritu Santo.
3- El verde es el color del tiempo ordinario:
- 34 semanas después de la fiesta de la Santísima Trinidad.
4- El morado:
Con todo lo que se refiere a discreción y penitencia, a veces dolor, es el color del Adviento y Cuaresma, celebraciones penitenciales, exequias y demás celebraciones de difuntos.
5- El negro:
Queda solo como facultativo para los casos de difuntos.
6- El color rosa:
Facultativo para dos domingos: el tercero de Adviento y el cuarto de Cuaresma.
7- El azul:
Se suele usar para celebrar alguna fiesta de la Virgen aunque este también haya quedado como facultativo.
I- ¿Qué es una Hora Santa?
Es indudable que uno de los tesoros que poseemos los hombres es el tiempo, lo único irrecuperable, incomprable, etc. El tiempo dado a algo o alguien manifiesta o no mi valoración de lo mismo (a un deporte, al estudio, a un amigo).
Lo mismo pasa en nuestra relación con Dios. El tiempo que doy a Dios habla a gritos de mi amor por El. Una Hora Santa es una hora que yo consagro a Dios, por eso se le dice "santa". Un tiempo para mi Dios.
Es una hora de charla, de diálogo, de oración con Jesús expuesto en la custodia (aparato con forma de sol donde se coloca la Hostia Consagrada).
II- ¿Cómo está Jesús?
Por eso es fundamental recordar como se hace presente Jesús.
El es el centro de la Hora Santa.
La presencia de Cristo en la Hostia consagrada es:
-Verdadera: no es falsa o un simil de.
-Real: no es intencional como la presencia de alguien en una foto.
-Sustancial: no es a modo de accidente o transitoria.
Y está presente con su cuerpo, sangre, alma (inteligencia y voluntad) y divinidad.
Es un milagro, un milagro casi impensable. Cristo realmente frente a mí!!!.
III- Elementos de una Hora Santa:
Los hombres utilizamos las cosas materiales para expresar aquello que pasa dentro de nosotros, hacemos regalos para manifestar cariño, etc. la materia nos sirve para comunicarnos y mostrar lo que interiormente sentimos. Así pasa con las cosas sagradas, manifiestan y muestran nuestro amor a Dios.
-Incienso: es una recina de árboles orientales, su perfume era usado ya en el A.T en el templo de los judíos, perfume caro y precioso. Se quema en el inciensario que es un calderito con brasas, estas queman el incienso y produce un aroma sagrado.
Este perfume fue ofrecido a Cristo por primera vez cuando nació por los reyes magos, en las horas santas se lo quema y ofrece como regalo al Señor. Simboliza además las oraciones de los fieles que suben al cielo como el humo del incienso.
Recuerda el perfume que la pecadora derramó a sus pies, perfume caro, Judas dijo:"se podría haber dado ese dinero a los pobres". Jesús se alegró de este gesto de amor: para Dios lo mejor!!.
-Velas: se queman para dar luz, las velas nos representan, nos "quemamos" ante Dios para dar luz. Consumirnos para dar la luz de Cristo.
-Cantos: cantar es orar dos veces (si se hace bien). Lo que más llama la atención es el Tantum Ergo. Es un himno que compuso Santo Tomás de Aquino cuando se creó por primera vez la fiesta del Corpus Cristi. Se cuenta que el Papa encargó a los 2 teólogos más grandes de ese tiempo la composición de un himno para el Corpus, una vez terminados se reúnen el Papa y todos los famosos cardenales para escuchar los 2 himnos y elegir el mejor, cuando Santo Tomás terminó de recitar el suyo el otro teólogo (San Buenaventura que era franciscanos y luego fue santo) rompió el suyo diciendo que no tenía nada que ver con la hermosura del de Tomás. Es un himno antiquísimo, una poesía a Cristo presente en el Sacramento.
IV- Detalles de Cortesía:
El amor siempre es cuidadoso, cuida los detalles.
En nuestro amor a Dios debe pasar lo mismo.
Hacer bien la genuflexión (enseñar a hacerla) con el cuerpo y con el alma. Así como hago yo mi genuflexión, así es mi fe en su presencia real. Como un soldado, varonil, digna, etc.
V- Primeros Viernes:
Las Horas Santas además van acompañadas de una meditación hecha por el sacerdote.
Esta meditación si bien no es lo más importante debe servirnos como tema para nuestra charla con Cristo, es el trampolín para la conversación entre 2 amigos, Cristo y yo, por eso luego de la meditación hay 15' minutos de silencio para pensar y conversar junto a Jesús lo escuchado. 15' que no tengamos que escuchar nosotros el reproche de Jesús a los discípulos: "ni una hora han podido velar conmigo" ni 15' poder conversar conmigo. Durante ese momento pensamos que me ha dicho Dios, como actúo yo, como debería actuar, etc.
Es bueno recordar además la promesa de los 9 primeros viernes de mes hecha a Santa Margarita María de Alacoque. No morirá sin los auxilios espirituales necesarios para su salvación aquel que comulgue 9 primeros viernes de mes seguidos.
VI- Conclusión:
Las Horas Santas son también una ocasión de hacer apostolado.
Se puede invitar a algún amigo del colegio o no. Nadie debería venir a las Horas Santas sin antes haber invitado a alguien.
Al Amigo con mayúscula le presento a otro amigo.
En el Evangelio de Jn 1, 40-42 se cuenta como Andrés llevó a Jesús a su hermano Pedro. Así debería ser nuestra actitud para que también puedan tener un rato de conversación con el Amigo.
Y para eso es fundamental invitar, pasar a buscar... explicar en que consiste.
I- Introducción:
Antes de hablar de María debemos decir, que cualquier cosa que digamos sobre ella, se queda corto a tanta grandeza.
"¿Me preguntas por qué son pocas las almas que abrazan la santidad?" Te contesto: porque son muchos los que olvidan a María.
No hay otro camino a Jesús más que María. "¿Cómo amar a Jesús sin amar a María, su Madre, a la que tanto amó El mismo?".
La devoción a María no es algo más que tenemos que hacer. Es indispensable para llegar a Jesús, por eso vamos a ver que es.
II- ¿Qué es la devoción a María?
Es el amor que todo cristiano debe tener por su madre, (la madre que Cristo le dio al pie de la Cruz).
Hace 2000 años Jesús, clavado en la Cruz nos dió a su Madre, y pensando en vos (sí en vos, con nombre y apellido) dijo: "Aquí tienes a tu Madre" (Jn. 19, 27).
Luego miró a María y también pensando en vos le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo" (Jn. 19, 26). Y María desde ese día nos cuida como sus hijos y nos ama con su amor invensible.
Por eso nosotros la debemos amar como madre. Por eso la devoción a María.
III- ¿Qué hay que hacer para vivir esta devoción?
1- Amar a María: amarla con todo el corazón. Jesús no se pone celoso ya que "jamás se ama tanto a Cristo como cuando se ama a su Madre".
2- Rezar a María: ese amor se debe traducir en mi oración. Que en mi oración nunca falte María. Invocadla en el momento de la tentación, hablar con Ella.
Meterla a María en todos nuestros proyectos y ocupaciones "jamás se oyó decir que ninguno que le haya invocado haya sido defraudado".
"No es posible que esta amorosa Madre sepa que alguien padece sin que vuele compasiva a socorrerla". (insistir en las 3 Avemarías de la noche y en el Rosario).
IV- Imitar a María:
Así como Jesús aprendió de Ella, también nosotros aprenderemos de Ella. Imitándola principalmente en 3 virtudes:
-Amor a Jesús
-Vida Interior
-Vida apostólica
V- Las 3 virtudes de María
1) Amor a Jesús:
¿Quién amó más a Jesús que María?
María entendió perfecto aquello de vivir por Jesús, con Jesús y como Jesús.
Podríamos decir que ésta fue durante toda su vida su obsesión.
-Por Jesús: todo lo que Ella hizo fue por Jesús. Ningún otro motivo la movió a obrar.
-Con Jesús: vivió toda su vida unida a Jesús, presente en su vida y en su corazón.
-Como Jesús: en todas sus obras buscó imitar a Jesús.
2)Vida Interior:
María fue y es modelo de vida interior.
Todas las acciones y palabras de Jesús eran meditadas y saboreadas por María. Nos lo dice Lucas que la conoció en persona: "Su Madre conservaba estas cosas en su corazón". Lc. 2, 51.
Vivía en continua oración. Era un alma de oración. Cualquier noticia sobre su Hijo ella la guardaba en su corazón y la meditaba.
Más que madie tenía una continua presencia de Cristo. En su corazón siempre estaba Cristo, no había nada más.
3) Vida apostólica:
Toda la vida de María fue continuo apostolado.
1° por su testimonio:
Me la imagino toda amable, simpática, santísima, abierta a las necesidades ajenas, caritativa, humana, muy amiga del silencio, el silencio siempre es unidad; mujer que sabía administrar muy bien la palabra y el silencio. Ella hacía las tareas de la casa que, muchas veces, aburren y cansan, cada día con un amor nuevo y con una entrega siempre fresca, sin desmayos, sin lagunas, aunque todo esto no le quitaba el cansancio físico, propio de cualquier mortal.
2° por su oración apostólica:
María predicaba con su oración y con su oración convertía y convierte muchísimas almas.
"No te extrañes al ver como los primeros apóstoles convertían tan facilmente miles de hombres, reinos enteros. Pues allá en el Cenáculo estaba María a los pies de Jesús suplicando por ellos y su Misión".
"María, Apóstol de la oración".
3° por su apostolado personal:
"Ahí la tienes, yendo a visitar a su prima Isabel. Piensa un momento, recién había recibido la noticia más alegre de su vida (iba a ser Madre de Dios). Cualquier otro hubiese salido a festejar. ¿Pero qué hizo Ella? Fue a lo de su prima, tras un largo viaje para llevarle a Jesús. Aprende de María a ser misionero".
VI- Conclusión
Después de todo esto no nos queda otra que amar a María, imitarla y entregarnos a ella.
Nadie mejor que María, nos ayudará a vivir por Jesús, con Jesús y como Jesús.
Todos tenemos momentos en que estamos cansados, y nos damos cuenta claramente que necesitamos descanso. Sabemos que si no tomamos descanso nuestras fuerzas decaerán. En cualquier momento nos venimos abajo.
Lo mismo pasa con la vida espiritual. Es necesario, aunque sea una vez por año, parar y preguntarnos como anda mi vida interior. ¿Crecí o sigo siendo el mismo del año pasado?
Una de las formas de conocernos, es mirarnos en un espejo. Ahí podemos descubrir cosas tan importantes como una mancha en la camisa, o un corte en la oreja. Pero esto no es lo que buscamos en un retiro. Nuestro aspecto exterior no es suficientemente familiar. Cuidamos tanto nuestro cuerpo, le dedicamos tantas horas (alimentándolo, fortaleciéndolo, limpiándolo, haciéndole descansar.)
Para esto es necesario un clima y un lugar apropiado que nos es dado por el retiro espiritual.
Cuentan que Santo Domingo Savio, el cual murió a los 13 años solía decir: "Muchos regalos me ha hecho Dios, pero ninguno me ha hecho tan bien que los retiros espirituales."
¿Qué es un Retiro Espiritual?
a- No es un evadirse del mundo. Todo lo contrario, cuando vamos a los retiros vemos cosas mucho más claramente, y eso es lo que después nos permite volver con todas las pilas.
Vemos nuestra vida con los ojos de Dios. Como si tuviésemos unos anteojos.
b- No es un lugar donde voy a divertirme (volcarse hacia los demás), sino todo lo contrario, voy a convertirme (con.vertit: volcarse dentro de uno mismo). Voy a buscar lo más profundo.
Apartarse del mundo y concentrarse en sí mismo para descubrir lo que uno es en realidad.
Como cuando hacemos un experimento en química: aislamos una sustancia para saber cuál es su verdadera naturaleza independientemente de las que lo rodean.
c- Es un tiempo en el cual, viviendo en silencio interior, se escucha a Dios que siempre habla en silencio.
d- Es un empujón para empezar de nuevo. Todos tenemos momentos duros, en que sentimos la necesidad de empezar de nuevo.
A nuestro cuerpo, por más que nos esforcemos, es muy difícil cambiarlo. Mientras que con el alma podemos hacer lo que queramos. "Dejarla tan blanca como la nieve, o ponerla tan negra como el carbón".
Supongamos que nuestra alma está bastante sucia, este es el momento de sacar la mugre que no se ve.
El retiro apunta a esto: a renovar, a volver a decir que sí a Cristo y darle para adelante con mucha fuerza.
e- Nos ayuda a ser cada vez más santos. No olvidemos que en esto imitamos a Cristo que antes de empezar a predicar y apostolar hizo su retiro de cuarenta días. También por las noches solía irse solo en silencio a orar.
f- Debemos desear estos tiempos de silencio que tanto bien nos hacen.
¿Cuántas personas se convierten en un retiro espiritual?
Para nosotros esto debe ser importante.
Podemos ir aprovechando las Horas Santas que son como un retiro mensual. Ahí renovamos las fuerzas, y arreglamos cara a cara con Jesús nuestra vida y renovaremos nuestra entrega:
Ser santos con su ayuda y la de María.
Confesión:
Muchas veces reducimos la comunión a un boleto para comulgar. Olvidamos que es un encuentro con Cristo, un Sacramento que nos devuelve la gracia (es unión y participación de la vida con Jesús). y que si estamos en gracia nos la aumenta.
La confesión debe ser como aquella mujer del Evangelio que anda a los pies de Cristo y le pide perdón. Debe ser un encuentro con Jesús.
Disposiciones:
Hay 3 actitudes que ayuda muchísimo a provechar la confesión.
1) Acercarse con mucha fe. Vamos a ver a Cristo, bajo la persona del confesor. Hablar, como si le hablara a Cristo.
2) Acercarse con confianza. Aún el más pecador si está profundamente arrepentido, puede acercarse con total confianza y obtener el perdón. No olvidemos que el confesor no es un "juez", es un "padre". Saber que nuestra confesión muere en el padre (secreto).
3) Acercarse con gran arrepentimiento.
Condiciones:
a) El examen de conciencia:
- Debe ser sincero y humilde, sin buscar faltas donde no las hay, y sin poner excusas a nuestros defectos.
- Conviene anotar todos los días discretamente lo que haya que confesar. Y así ir con la listita de pecados.
b) Contricción de corazón:
- Si no estoy arrepentido de la falta y me confieso de ella cometería un grave pecado.
- Cuanto más arrepentido estemos más gracia se nos dará.
- Acercarse al Santísimo y frente a Cristo arrepentirnos de corazón de nuestras miserias.
c) Propósito firme:
- Debemos proponernos una resolución clara y concreta para evitar ese pecado, que vamos a confesar.
d) La confesión de boca debe ser:
- Concreta: no andar con vueltas. Si es preciso voy con el papelito.
- Integra: sin esconder nada. No tener verguenzas en esos momentos las siembra el demonio.
- Frecuente: hay que tener constancia para que Dios actúe en nosotros.
e) La satisfacción sacramental:
- Consiste en la penitencia que nos dá el Padre. Tiene un gran valor porque en esa penitencia o advertencia está la voz de Dios. Escucharla atentamente y realizarla, poniéndola en práctica con prontitud.
Dirección Espíritual:
Consiste en la ayuda de un sacerdote, para conducir nuestra alma desde los comienzos de nuestra vida espiritual hasta la cumbre de la santidad.
Es muy necesaria porque muchas veces necesitamos en este camino de gente con más experiencia junto a Dios para que nos guíen.
Conviene que sea nuestro director espiritual quien nos confiesa porque nos conoce mucho más, y nos puede ayudar mucho más.
¿Cómo debe ser?
1. Con sinceridad:
Lo debe saber todo cuanto tenga que ver con la vida espiritual. Hay que dar vuelta el vaso que no quede ni una gota de agua. Contarle nuestros propósitos, flaquezas, vida de oración, pensamientos, etc. NO hay que tener miedo de abrirnos y mostrarnos como somos. En estos casos la timidez es señal de amor propio.
2. Con dorilidad:
En sus palabras están los consejos que Cristo nos quiere dar. Debemos estar dispuestos a poner en práctica aquello que nos diga, a alejarnos de aquello que nos advierta.
3. Con perseverancia:
Aprender a ser constantes (no cambiar todos los días de director).
Frecuencia: ir periódicamente según nos lo indique el Director Espiritual.
4. Discreción:
Jamás debe contarse lo que se habla en dirección espiritual. Muchas veces los consejos que se nos dan, a otros no les pueden servir, o dañarlos.
Es necesario tomar conciencia de la realidad del pecado. Ya que, conocer la realidad del pecado nos ayuda a amar a Dios. Todos sabemos perfectamente que es lo que daña nuestro cuerpo. A nadie se le va a ocurrir tomarse una botella de querosén, porque sabe que lo puede llevar a la muerte. Somos concientes de lo que mata al cuerpo. ¿Y al alma? Acaso olvidamos que el alma también puede morir.
"¡De qué sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida!" (Mt. 16, 26)
1. Si nos ponemos a pensar el pecado es la única cosa que hemos inventado los hombres.
Sí, están los submarinos, los aviones, pero es Dios quién nos ha dado la materia prima y la inteligencia para hacerlos.
Somos nosotros los responsables del pecado. Muchos acusan a su propia debilidad. Pero es mentira, siempre está la soberbia escondida.
"No digas a Dios perdóname porque soy débil, sino, perdóname porque olvidé que soy débil!".
2. Ahora bien, ¿qué es pecado?
Es rehusar al amor de Dios, a la voluntad de Dios en mi vida. Muchas veces distorsionamos esto. Pensamos que tal cosa es pecado porque lo dice el cura, o el catecismo, o la Iglesia, o la Biblia.
"¿Por qué al examinar tu conciencia no te preguntás si no agrada a Dios, y no si puede ser pecado?"
Más allá de que sea pecado, Dios quiere eso?
Hacer lo que Dios quiere es nuestro modo de probarle nuestro amor, y hacerlo con disposición y alegría. Es Dios que me lo pide, y El sabe mejor que nadie lo que debo hacer y lo que debo evitar.
Aunque no hay que olvidar que conocemos la voluntad de Dios por la Biblia y por la Iglesia su misión es mostrarnos la Voluntad de Dios.
-Dios no quiere que nos pasemos la vida evitando pecados, quiere que nos esforcemos en imitar a Cristo.
-Muchas veces se tiene una mirada negativa de la vida. "El principal pecado de muchos es su falta de generosidad. Se pasan la vida preguntándose, lo que es pecado o no, en lugar de tratar de averiguar cual es la Voluntad de Dios. y realizarla.
3. Luego es preciso distinguir un pecado mortal de otro que no lo es.
Para que algo sea pecado mortal necesita tres condiciones:
I. La materia debe ser grave: no es pecado mortal robar un lápiz, sí robar una librería.
II. Saber que lo que hago está muy mal. No se puede pecar por ignorancia. Siempre que la ignorancia no sea culpa mía.
III. Libremente decidir esa acción en omisión contra la Voluntad de Dios.
Al cometer un pecado mortal mi alma muere, perdemos la gracia. El amor de Dios le toca pero no le penetra. Cristo deja de vivir en nuestras almas.
¿Por qué? Porque yo lo eché decididamente.
Nuestra vida sin Cristo se torna aburrida. Muchas cosas nos contenta pero ninguna nos alegra. "En cuanto a los pecados mortales, dejan generalmente impresión demasiado clara por lo que ni es necesario averiguarlos con inquietud".
4. También es muy útil conocer la diferencia entre un pecado y un defecto.
El defecto es una debilidad de nuestro carácter, más o menos permanente (el famoso agujero por donde siempre hacemos agua) y mientras que el pecado es algo aislado que deriva de nuestro defecto.
-El defecto es como ese agujero por dónde se nos escapa todo. De ahí, la necesidad de conocerlo bien. Es preciso conocer el origen, la raiz.
A veces nos matamos por evitar tal o cual cosa, pero es inútil. Hasta que no conozcamos la causa del mal la enfermedad va a seguir existiendo.
-Por eso en el exámen de conciencia es más importante el por qué de mis faltas que cuáles o cuántas son.
-Una vez conocida la causa hay que darle con un hacha, y reconocerla con humildad, ya que de lo contrario lo que parece una pavada termina produciendo destrozos.
-Para luchar es preciso:
* la gracia de Dios.
* los 4 pilares.
* y en especial examinarse con profundidad. "Que bien conoces tu cara y tu cuerpo, pero qué poco conoces tu alma".
Clases de pecados
Teniendo en cuenta el grado de responsabilidad y la gravedad de la acción, los pecados que cometemos los hombres se clasifican del modo siguiente:
-Material: cuando se hace un acto contra la ley de Dios, pero por pura ignorancia o inadvertencia (p.e. matar a una persona con el coche porque ha cruzado la calzada indebidamente y no se puede evitar el accidente)
-Formal: cuando la acción pecaminosa se ha cometido con plena advertencia, consentimiento y libertad. Es el auténtico pecado (p.e. disparar contra una persona para matarla por odio).
El pecado Formal puede ser:
- Mortal: Cuando debido a la materia grave y adevertencia y consentimiento pleno nos priva de la gracia habitual o santificante (p.e. no ir a Misa un domingo por simple pereza).
- Venial: cuando no hay materia grave, o falta advertencia, o pleno consentimiento (p.e. un pequeña mentira).
Efectos del pecado
El pecado mortal:
- Nos priva de la gracia santificante, de las virtudes y de los dones del Espíritu Santo.
- Nos aparta del cielo. Nos quita la condición de hijos de Dios y su amistad.
- Nos priva de los méritos adquiridos y mientras estamos en pecado mortal no podemos adquirir méritos sobrenaturales con las acciones que hagamos, aunque sean muy buenas.
- Nos coloca en el camino de la eterna condenación.
- Perjudica a la Iglesia, Pueblo de Dios, y al mundo entero.
El pecado venial:
- Nos priva de muchas gracias actuales que Dios está dispuesto a darnos.
- Crea en nosotros una deficiencia espiritual, que hay que purificar en el Purgatorio si no lo hacemos en esta vida.
- Crea en nosotros un situación de dejadéz y tibieza espiritual, que nos predispone a seguir pecando con más gravedad.
- No nos deja amar a Dios y al prójimo como es debido, y por tanto dificulta la consecución de la santidad.
2.12 Presencia Cristiana y Gracia
I- Introducción
- Si a muchos de nosotros se nos preguntase ahora que es la gracia, no sabríamos responder ciertamente.
Es una realidad: no conocemos el tesoro más grande que tenemos.
- ¡"Si supiéramos lo que vales"! Es San Pablo el que lo dice: has sido comprado a gran precio, glorifica a Dios y llévale en tu cuerpo.
II- ¿Qué es la gracia?
- Es la participación de la vida de Jesús en el hombre. Es Jesús que nos permite vivir su misma vida.
- La Santísima Trinidad viene a vivir dentro de nosotros. Esto quiere decir que Jesús habita en nuestras almas, si están en gracia, como un templo.
Lo dice San Pablo: "¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosostros?"
- Este regalo es increíble. Es el tesoro más grande que se pueda pensar. Jesús vive en mí (ahora, mientras estoy leyendo esta frase).
- ¡Qué generoso es Dios! No le bastó el darnos la vida, la inteligencia, los ojos, las manos. Quisos para nosotros mucho más y se dió El mismo.
III- ¿Qué hacer con este tesoro?
Como todo tesoro a la gracia hay que:
1° Conservarla: esto significa conservar este tesoro. Es Jesús que vive en mí. Por eso tenemos que cuidar la gracia como lo más valioso que tenemos.
Cuentan que Santo Domingo Savio (que murió a los 15 años) dijo un día a sus compañeros que lo invitaron a un ajuerga nada santa: "Miren , prefiero morir mil veces, antes que perder a Cristo".
¡Eso sí que es cuidar un tesoro!.
2° Recuperarla: si se llega a perder. Y esto se debe hacer rápido. No tener ningún tipo de verguenza. Hemos perdido nuestra única riqueza, y pudiendo recuperarla no lo hacemos. Parece tonto, no?.
Todos podemos caer, por lo que hay que estar atentos y levantarnos. No olvidar aquello que dice: "Santos no son los que nunca cayeron, sino los que siempre se levantaron".
3° Incrementarla: este tesoro nos lo dió Jesús a gran precio (le costó su propia vida). Por eso no quiere que lo enterremos en el suelo.
No hay que dormirse, siempre hay que querer más. Esa unión con Jesús por la gracia cada vez debe ser más fuerte.
"¿Buscas la felicidad? la tienes ahí: Jesús que vive dentro tuyo."
En esta amistad con Jesús "no adelantar es retroceder" (San Bernardo).
Y la gracia crece con nosotros en la oración, con los sacramentos, con el ofrecimiento de obras. Todo esto nos unirá más a Jesús.
IV- La Presencia Cristiana
- Es la presencia de Jesús en nosotros, la teología lo llama: inhabitación de Jesús en el alma. Muchas veces creemos que la presencia de Dios es una presencia de inmensidad, que está muy lejos.
Pero escuchemos lo que dice San Pedro Eymard al respecto:
"Esta presencia no está lejos, sino en nosotros, y es viva y es activa. Gracias a esta presencia tan fuerte de Jesús sabremos enseguida lo que quiere y lo que no quiere. Pongamos los ojos del corazón en Jesús".
-Hay que tomar conciencia de esto: Jesús vive en mí.
-Pero no basta con conocer esta presencia. Es preciso buscarla continuamente. Recogiéndonos, gustando esta contínua unión con nuestro Amigo.
- El alma que vive intensamente esta presencia cristiana va rumbo a la santidad.
- Hay que aclarar que esta presencia de Jesús es como el pez en la pecera. El pez se mueve, está lleno de vida sin embargo no piensa que está en el agua. Pero ese agua es el medio en el que se mueve con vida.
La presencia cristiana es el medio en el que nos movemos con vida. no es preciso que constantemente pensemos en esto, sino renovarlo ates de empezar cada tarea.
I- Introducción:
- El Bautismo obró en nuestra alma con un cambio impresionante. Eramos simples animales racionales, ahora somos hijos de Dios.
- Y como hijos de Dios (por medio de la Gracia) necesitamos obrar como hijos de tan Gran Rey.
- Para esto Dios nos dá las armas: infunde en nuestras almas las virtudes sobrenaturales. La fe, la esperanza y la caridad (las virtudes sobrenaturales que se llaman teologales).
- Y también nos dá otras que se llaman virtudes morales; prudencia, justicia, fortaleza y templanza de las cuales se desprenden muchas otras virtudes que nos ayudan a alcanzar el Cielo.
II- "La Gracia supone la Naturaleza"
- Pero no se haría nada si esas virtudes sobrenaturales no encuentran un hombre con virtudes humanas.
- Las virtudes humanas son aquellas que adquirimos por reiteración de actos y esfuerzos personales.
- Estas virtudes son como los muros de un canal. Canal por el cual corre la Gracia que Dios nos dá. Cuando faltan esos muros, toda el agua se pierde.
- Dios nos dá las fuerzas y la vida para construir esos muros. ¡Pero ojo! "Dios hará todo lo posible y lo sobrenatural, pero lo humano (lo posible) te corresponde a vos hacerlo".
¿Qué puede lograr la virtud infusa de la fortaleza en un alma que desconoce por completo la reciedumbre humana? Al faltar el soporte de la fortaleza, esta virtud se desmorona por la ley de la gravedad entre las grietas del alma cobarde.
¿Cómo puede desarrollarse la magnanimidad, que es virtud sobrenatural, en un hombre humanamente pusilánime, que rehúye una empresa grande por miedo al esfuerzo que supone llevarla a cabo?
¿Qué espíritu de mortificación cristiana alcanzará a un hombre aburguesado?
¿Cómo se puede desenvolver convenientemente la generosidad en un alma egoísta, que limita al norte y al sur con su yo estrecho y mezquino?
III-
- Muchos se pueden asombrar de esto que decimos. Les puede parecer orgulloso decir que Dios sin nosotros no puede hacer nada. ¡Es necesario que hagamos lo posible!
- Y si queremos desarrollar plenamente las virtudes humanas es porque Cristo (nuestro ejemplo) así las tuvo. Como Cristo.
- Cristo era humanamente perfecto.
Actuaba con la máxima perfección todo. "Todo lo ha hecho bien" Mc. 7, 37.
Cristo poseía todas las virtudes humanas.
"Es necesario ser hombre para ser cristiano" (otro Cristo).
IV- Santificar todo lo humano
- Todas las virtudes humanas, unidas a Cristo, son las que nos harán santos.
- El trabajo y el descanso, el sueño y la diversión, el dolor y la alegría, las acciones más simples como ordenar un placard, hazlas por Cristo.
- "Si así realizas todas tus obras (en estado de gracia y con rectitud de intención), todas tus virtudes humanas, todo cuanto hagas como hombre es un tesoro en el Cielo".
... Las virtudes humanas con las sobrenaturales, el cuerpo con el alma, la vida con la religión; en una palabra: la colaboración del hombre con el cristiano. De esa fusión -Cristo y tú- surge el santo.
Si la gracia encuentra en el hombre facultades humanas muy desarrolladas -inteligencia, voluntad, corazón, sensibilidad, imaginación...-, la vivifica de tal forma, que hace de ese cristiano un santo más "provechoso" para Dios y para el mundo que si no las encontrara. Tienes patente el ejemplo de San Pablo.
Son grandes los misterios de la Gracia y desconocemos el "provecho" de las almas en la corredención de la Humanidad, pero sí te puedo decir que los cristianos que necesita hoy el mundo han de ser fuertes personalidades, consistentes -humildad es la verdad- de quien tiene que ponerse al servicio de Dios con todas sus energías vitales, con todos los talentos recibidos del Señor.
El que entierre su talento humano en la tierra, merecerá el desprecio de Dios.
Con Cristo en la aventura del trabajo, con Cristo en la aventura del dolor, con Cristo en la aventura de la muerte. Sin rareza -todo debe ser normal en él-, el cristiano encuentra a Dios en la calle y en el trabajo de cada día.
En todas las actividades humanas, en la vida vulgar y corriente de todos los días, en el comer y en el beber, en la risa y en el llanto, el cristiano vivirá siempre la presencia de Dios.
¡Si Cristo estuviera en tu lugar...! ¿Cómo haría esas cosas menudas y vulgares que tú estás ahora haciendo?
Escúchame. Vivimos un siglo en donde todo es correr. La gente no tiene tiempo para nada. Eso nos ocurre a tí y a mí. Al hombre no le queda más que elegir una solución en esta disyuntiva: o quedar vencido por el trabajo, o santificarlo; no hay términos medios. Lo mismo ocurre con el dolor. A unos los destroza, a otros los hace santos. Y es ... el mismo dolor, el mismo trabajo. Todos tenemos las mismas ocupaciones, y el mismo descanso siempre corto.
Tenemos todos a nuestro alcance el medio más sencillo de santificarnos. Santificación en la vida ordinaria, en el detalle corriente. Si esperás hacer un día cosas grandes para santificarte, no lo lograrás jamás. Te lo digo con el Evangelio en la mano, contemplando como se encienden los ojos de Dios al ver la generosidad de aquella pobrecita viuda que echa en el cepillo del templo únicamente lo que tiene, todo cuanto posee: 2 pequeñas monedas. Esto es lo que hace exclamar al Señor: "Yo os aseguro que esta pobre viuda ha echado el cepillo más que nadie".
¡En los detalles, ahí está tu santificación! Todas las ideas grandes que tienes, si te apartan de la santificación de las cosas ordinarias son diabólicas.
Es aquí en la tierra- ¿Cuántas veces te lo vengo repitiendo?-, donde Cristo nació entre pajuelas; las mismas pajas que el aldeano ventea hoy al aire.
Es aquí, en este mundo, donde trabajó ocultamente durante 30 años con el humilde barro con que trabajamos los hombres ahora. Muchos le han imitado a Jesús en la predicación, en el apostolado, recorriendo pueblos y aldeas, hablando a las muchedumbres, muriendo en una Cruz. ¿Quieres que tú y yo tratemos de imitarle en su vida oculta, tan fecunda? Ni tú ni yo hacemos milagros, ni tenemos ocasión de mover las masas. Pero tú y yo sí que podemos ser, como Cristo, "el hijo del carpintero". y preparar las herramientas, y limpiar de virutas el suelo, y agotarnos en el trabajo de cada día con la fidelidad más estricta a los deberes de nuestro estado y condición.
Huir del trabajo es huir de la misma santidad, es alejarse de Cristo. "Homo nascitur ad laborem et avis ad volandum" Jcb V, 7. Entusiasmate con ese medio que el Señor pone al alcance de tu mano para que te acerques a El.
El trabajo nos santifica. Ahora bien, santifica el trabajo o el estudio bien realizado. Precisa que trabajes bien. ¡Qué ridículo resulta que vayamos a ofrecer a Dios una ocupación descolorida, sin gracia, sin alegría, sin esfuerzo!.
Un trabajo que presentado a los hombres les hace reir..., ¿Eso quieres presentar a Dios? No, nunca, eso nunca.
El amor de Dios que debemos poner en nuestra labor pide a gritos que esa actividad sea humanamente perfecta; de lo contrario, es una burla; un insulto que dirigimos al Cielo.
¿Y no es verdad que hay muchas, muchísimas personas en nuestro campo que se ocupan más del amor de Dios en el trabajo que del trabajo hecho con amor de Dios?
¡Aprende primero a hacer con perfección tu trabajo, y luego entenderás lo que es hacerlo en la presencia de Cristo!
Mete gracia e ilusiones humanas en tu tarea, que después es muy fácil rectificar la intención.
¿Quieres más argumentos para convencerte de como has de hacer las cosas humanas? "Bene omnia fecit", Cristo todo lo hizo bien (Mc VII, 37).
No te conformes con dar fruto. Esos frutos tienen que ser buenos, de lo contrario, únicamente servirán para el fuego, un gran fuego.
La aventura del trabajo requiere que lo besemos y nos abracemos a él con pasión. ¿Qué otros no lo hacen y te desaniman? Tú lo haces por Dios y no puedes dejarte influir por la miseria que te rodea.
"No seais flojos en el cumplimiento de vuestro deber." (Romanos XII, 11). ¡Cómo entendía Pablo de trabajos para Dios y trabajos fatigosos!..
Y la razón que pone para ello es la razón que tú pedías: "Acordándoos que al Señor es a quien servís".
A ese Dios hay que presentarle los trabajos perfectos, con perfección humana. Y eso exige fatiga y cansancio, no lo dudes.
¿Pero que crees que han hecho los santos? "No quiero que ignoreis la tribulación que padecimos en el Asia, los males de que nos vimos abrumados, tan excesivos y tan superiores a nuestras fuerzas, que nos hacían pesada la misma vida" (2° Corintios II, 8). Leéselo a ese comodón que quiere compaginar la vida ladronera de burgués que lleva con un cristiano de altura.
Ahora sí que no me puedes negar qué es para ti la santidad. Ahora no te consiento que digas que en tanto dure esa ocupación absorbente, ese problema económico, esa enfermedad, la preparación de unas oposiciones o la atención a tus hijos, "no quieres saber nada de nada".
Ese clamor tiene visos de blasfemia y, cuando menos, es anticristianismo. Te santificarás precisamente a través de esa ocupación absorvente.
¿Quién se ríe de un hombre así? Es un cristiano. Con la misma entereza con que vive las virtudes - las fuerzas- humanas, vive las sobrenaturales.
Ofrece tu trabajo cada día.
Si es mayor tu amor, cada hora.
Si quieres vivir vida contemplativa en el mundo, ofrécele al Señor todos los instantes de la vida "haz lo que debes hacer y está en lo que haces". Llegará la noche y estarás agotado. Y entonces recuerda que los perezosos jamás entenderán de santidad.
Trabaja hasta que tu labor fuerte y constante haga chirrear tu alma. Así tu conducta única ante Dios y ante los hombres tendrá la misma fuerza que el grito de fuego de los profetas.
"Valor Divino de lo Humano" Jesús Urteaga.
Algunas Ideas:
1) Responsabilidad viene de la palabra responder.
Responsabilidad: responder a los compromisos que se asumen.
Pero nos quedaríamos cortos. Esa reponsabilidad debe ser alegre. Y no como aquel que dice: "y no me queda más que hacerlo".
Alegría en los deberes de cada día sólo es posible cuando se vive con Jesús, cuando las cosas se hacen por Cristo, con Cristo y como Cristo.
2) Esta virtud exige ser capaces de sacrificio. Ser tipos que no se asustan ante el cansancio, como San Pablo.
Exige también responder a Jesús, a lo que El me pide hoy. Y ser fiel en esa respuesta. Jugarme por Jesús es también responsabilidad.
3) Ser hombres de palabra. Que no prometen cosas que no van a cumplir. "Que tu sí sea sí, y que tu no sea no". No soy yo el que dice esto, es Jesús.
Esto genera mucha confianza en los que nos rodean. Que los demás puedan estar tranquilos que lo que confían a nosotros está en buenas manos.
4) En concreto, podríamos decir que la responsabilidad tiene 3 exigencias:
1° Tener sentido común para no comprometerse en todo. Ver si se puede.
2° Ponerlo en la oración. Charlarlo con Jesús.
3° Tomar la decisión con firmeza.
Preguntas para la revisión:
1) El estudio, hoy y ahora, ¿me aplasta o me santifica? ¿por qué?
2) ¿Suelo pensar en futuros lejanos? ¿Soy fiel a lo que debo hacer?
3) ¿Hago las cosas esforzándome, con alegría y por Cristo? o ¿me tiro a zafar?
4) ¿Soy un hombre de palabra? o ¿conmigo no se puede contar para nada?
5) Antes de tomar las decisiones ¿las consulto con Cristo? o ¿hago la mía?
Más Generosidad
"La prudencia es, indudablemente, una virtud, pero no es una cristiana si el cristiano hace de ella una cómoda mampara para su tibieza y su pereza. Los cristianos cautelosos son, indudablemente, cautelosos, pero no cristianos".
(Sciaacca: La Iglesia y la civilización Moderna. Barcelona, Miracle, 1949, pág. 79)
En mala hora aprendimos el aforismo "in medio virtus". ¡Y lo aprendimos mal! Nos quedamos con el lema sin querer entender lo que significaba; nos daba miedo ahondar en él. Nunca han querido estimularnos los teólogos a una vida mediocre con ese "justo medio" en que se halla la virtud. Esta es la verdadera interpretación. El justo medio es una cumbre entre el miedo y la temeridad.
Es la comodidad la que nos ha dado esa segunda interpretación del justo medio: una postura burguesa entre dos aguas, con la que nosotros fabricamos un comodín que nos resuelve todos los caprichos.
Entre todas las virtudes nos hemos quedado con una y la hemos llamado falsamente prudencia; una virtud cómoda que nos alienta en todas las ocasiones a quedarnos a la mitad de camino.
Circunstancias hay en la vida que exigen del hombre una postura claramente definida; no se permiten los titubeos, se es o mo se es: sin términos medios. Y el católico, el cristiano de ahora, ha de tomar una posición clara y consciente en la lucha que se avecina, que promete ser gigantesca, porque, o emprendemos la aventura de hacer algo serio en esta vida, de acuerdo a nuestro ideal, para lo cual habremos de poner por obra y en tensión todas las facultades humanas de que gozamos, o tendremos que dejar de llamarnos cristianos. En las luchas del espíritu no se permiten los bandos neutrales, ni los no beligerantes, ni hay posibilidad de liberarse por huída. Todos actuarán en una u otra posición. En la "tierra de nadie" solamente quedan los cadáveres.
Las virtudes teologales no tienen términos medios. No hagáis caso de esos consejos cobardes que no vienen de los teólogos sino de los tramposos.
¿Es que podemos creer demasiado a Dios?
¿Podemos confiar excesivamente en el Padre?
¿Podemos en esta tierra amar con exceso a Cristo? No os dejéis engañar.
Creemos lo Increíble; confiaremos en lo Imposible, pondremos nuesra razón en la misma Locura de la Cruz.
De estos prudentes dijo el Espíritu, por boca de Zacarías (XIII, 6) "Y le dirán ... ¿qué heridas son esas que llevas en las manos? Y El responderá: Estas llagas que ensangrientan mis manos me las hicieron en la casa de aquellos que me amaban".
Abre tus ojos y te enamorarás del Dios que llegó a la Locura de la Cruz. Mirá : ¡La Cruz! Abre ahora tus oídos y escucha a los teólogos de la Verdad: era suficiente una sola gota de sangre de ese Enamorado, "la más ligera humillación de Cristo, un solo deseo que hubiera brotado de su corazón" para la redención completa de los mortales.
Y abrimos mucho los ojos para contemplarle. Y salivazos ..., y el látigo ..., y una corona de espinas ... "No hay dolor como su dolor". Y las bestias humanas se disputan su carne, su carne que parece estiércol. Y un clavo, y otro, y el cuerpo se contrae. Y su Humanidad, requebrajada y rota se queja ante su Padre, y un ladrón blasfema en sus oídos, y un griterío de risas, y de burlas, y de maldiciones ...
¡Bastaba una sola gota, un solo deseo! Y se agolpan en nuestros ojos, rojos por el resplandor de la jauría que vocifera, escenas pasadas de las noches tristes de Jesús en las casas de los hombres.
Pero hablan los "virtuosos" de ahora: "Sed prudentes, muy prudentes". "No derrochéis la vida". "Daros, pero con medida". "Los excesos, de cualquier orden que sean, pueden perjudicar vuestra juventud". "Prudencia, prudencia".
No queremos oirles. No los escuchéis.
No se asusta de pensar que los discípulos le podemos decir: "Te has excedido Señor, ¡una gota de tu sangre nos bastaba!.
¡Jesús! Quisiera ser gigante para impedir que se te acerquen.
Quisiera ser la Luna para acompañarte en el camino.
Quisiera ser juguete para que Tú juegues conmigo.
Que yo no descanse.
Que no me detenga.
Que no me enfríe.
No se qué más locuras hacer contigo.
Y junto a la Cruz hemos hecho el propósito concreto de no ser humanamente prudentes. Si es grave el problema que nos afecta a los hombres de esta época, no creo que una generación de jóvenes tímidos le de la solución precisa. Al menos no se la daría en lo que queda del siglo. Habría que esperar al siguiente. ¡Y no queremos esperar!.
¿Quieres tú hacer algo para contagiar de Santa Locura a los otros, que hoy se burlan de ese nuestro Dios, desconocido?
Entre los locos se encuentra Pedro, el que negó conocer al Nazareno, y Santiago y Juan, los dormilones del Huerto, y Tomás, el que bien pudo ser el padre de los empiristas. Entre los locos se hallan los que discutieron en el camino sobre quién de ellos ocuparía el primer puesto en el Reino de los Cielos... Entre las locas se encuentra ahora Magdalena, la que fue mujer de la vida.
¿No ves lo que puede la gracia de Dios? No te asustes. Perseveraremos en nuestra locura, pediremos perdón por nuestra vida inútil, y el Señor nos dará fuerzas nuevas.
¡Adelante! Los santos de Dios deben luchar infatigablemente. "¡Y de prisa! ¡Muy de prisa! ¡Sin calma! ¡Al paso de Dios!"
"Valor Divino de lo Humano" Jesús Urteaga
La Generosidad
Podríamos decir que es virtud de almas grandes. Que se juegan por entero.
Hay 3 modos de ser generoso:
1. Con lo que tengo: no solo con mis cosas, sino también con todos mis talentos, dones, tiempo, etc. ¡Triste es ver un amarrete del bolsillo!, pero mucho más triste es ver un amarrete de su tiempo.
No se trata de dar de lo que me sobra, sino de lo que necesito "de esta vida nos llevamos lo que dimos y dejamos lo que nos guardamos". Don Orione.
Hay que dejar en claro que la Iglesia no condena la riqueza sino el despilfarro, la ostentación, el lujo, el derroche.
Para ser generoso hay que ser desprendido.
2. Con lo que hago: generosidad es también hacer las cosas a lo grande, con perfección.
Ese tirarse a chanta no es para nada cristiano, ni mucho menos generoso.
Ser generoso es tener ambiciones grandes, nobles, es querer dar mucho fruto, aprovechar los talentos que Dios me dio, no ser uno más de la masa.
Pero hay que tener en cuenta que el aliado del generoso es la gracia "Sin Mí nada podéis hacer", dice Jesús.
3. Con nosotros mismos: el cristiano, si quiere ser coherente con su fe, habrá de ser de Dios sin reservas, sin dejar nada fuera de El.
Todo po Cristo, con Cristo y como Cristo.
Jesús lo dice: "El que quiera salvar su vida la perderá".
Preguntas para revisión:
1) ¿Ayudo a los pobres materiales, a los pobres de afecto, a los pobres de Dios?
2) ¿Aprovecho lo que Dios me dió, hago algo concreto por Jesús y mi prójimo?
3) ¿Hago las cosas por zafar, o las hago bien, por Jesús?
4) ¿Tengo ambiciones? ¿Cuáles? ¿Serán útiles a los demás? ¿Son realmente santas o chatas?
5) ¿Pensás que vale la pena darse a Jesús y seguirlo?
Muchas veces se entiende por humilde al tipo mal vestido, que se deja pisotear por todos, que no habla, tímido. Y todo eso es la mayoría de las veces falsa humildad, en una palabra soberbia, porque a fin de cuentas busca llamar la atención.
La humildad ante todo se basa en 2 misterios de la fe:
1) Ser creatura: absoluta dependencia de Dios.
Ser humilde ante todo es reconocer y conocer los dones que Dios me dió, y también aceptar muchas limitaciones como personas.
Considerarse con realidad, descubrirse tal cual somos.
"Humildad en andar en verdad" Santa Teresa.
Aceptar las miserias y luchar por mejorar. Descubrir los talentos que no desarrollamos.
2) Absoluta necesidad de la Gracia para obrar.
"Sin Mí, nada podéis hacer".
Si Dios no nos dá su Gracia, nuestras obras a sus ojos nada valen.
"Dios da su Gracia a los humildes y resite a los soberbios".
Hay que empezar a comprender que rechazamos a Dios (no estar en Gracia) es verdadera soberbia.
"El hombre debe considerarse como un principiante siempre, y aspirar al Cielo sin detenerse nunca".
Algunas manifestaciones de la Humildad.
Saber recibir los elogios, pero no ir en busca de ellos. Si llegan los elogios, no quedarse en los laureles. Seguir adelante.
Decirle al demonio que viene en busca del fruto de esa obra: "Ni por vos lo empecé, ni por vos lo dejaré".
Ante las alabanzas, para que no nos inflen, poner como escudo los fracasos que tuvimos.
No es humilde humillarse delante de los demás. Hay que saber recibir en silencio las correcciones sin mirar quién me lo dice, sino por qué me lo dice.
Comocer bien a Dios y a uno mismo. "Que te conozca, y que me conozca". San Agustín.
Magnanimidad.
Hay que saber que la humildad supone la magnanimidad.
La magnanimidad es un compromiso de tener a las cosas grandes. Aspirar a lo extraordinario y poner los medios para alcanzarlo.
El magnámico se dedica a lo grande. No se para en críticas pavotas. Es sincero, es honrado. Evita todo lo que es rebuscado. no se escandaliza ante nadie. No se doblega ante el destino, unicamente ante Dios.
Por todo esto, puede parecer que el magnamico es engreído. Pero ocurre todo lo contrario. Lo vemos en la vida de los santos. Por un lado se confiesan como pecadores, pero por el otro lado tienen una confianza impresionante en Dios.
¿Querés ser grande? Hazte pequeño.
El tiempo es un don de Dios. De algo estamos seguros, y es que el tiempo pasa, y muy rápido. Por eso hay que aprovecharlo.
De como usemos el tiempo depende de nuestra vida en esta tierra y en el Cielo.
Cuatro consejos para aprovechar el tiempo que Cristo me regaló.
1° Vivir el momento presente
No perdernos ni en recuerdos de lo que pasó, ni en ilusiones de lo que va a venir.
Es preciso aprovechar este momento y no dejar las cosas para mañana. "Hacer lo que se debe y estar en lo que se hace".
2° Santificar el tiempo
Cristo vive en mí: presencia cristiana.
Hay que tomar conciencia de esto. Cristo conmigo en todas mis ocupaciones. Ahora, en este momento, Cristo está conmigo.
3° Usar el tiempo
El tiempo no se puede guardar, se gasta igual.
Por eso hay que gastarlo en cosas que valen.
¿Qué quieres, gastar tu vida por Cristo, o sólo pasar por la vida?
"El tiempo vale en lo que yo lo gasto".
4° Tener orden
"Guardá el orden y el orden te guardará" San Benito.
Para esto es importantísimo el plan de vida.
Plan de Vida
Consiste en trazarse un horario completo y detallado de las actividades y medios de perseverancia que han de practicarse durante el día.
Antes de ponerlo en la práctica, lo tiene que aprobar el Director Espiritual.
El fin de esto, es unirse a lo que Dios quiere de mí en cada momento del día.
El plan de vida destruye el amor propio, el capricho, el tengo ganas.
Cualidades.
1- Tiene que adaptarse a mis deberes y necesidades. (estudio y oración). Nunca debe faltar tiempo para atender el alma. ¿Cuánto? Cuanto ella necesite = los 4 pilares.
2- Tiene que haber un tiempo para el apostolado:
* Organizado (hospitales, villas)
* Personal (amigos)
3- Un tiempo para el recreo, para la familia, para los amigos, para el deporte. ¿A qué voy a dedicar más tiempo?
4- Flexible y rígido a la vez. No debemos esclavizarnos a él cuando una circunstancia grave, o la caridad reclaman nuestra atención.
Rígida para que no quede lugar para el capricho del momento.
5- Perseverante. Por eso es muy bueno examinar como anduvo nuestro plan en el examen de conciencia diario.
Cumplir bien el plan de vida es saber ser fiel a Cristo en cada momento, aún en las cosas más pequeñas.
¿Qué es la verdadera pureza?:
Al hablar de la pureza es preciso distinguir 2 posturas erroneas.
1) La del desbocado: lo más importante en la vida es el placer, el sexo, hago lo que quiero. "Tendrán amoríos, pero jamás amor".
2) La del reprimido: todo lo sexual es bajo y feo. El sexo es un mal necesario que nos mancha.
A lo largo de la vida de la Iglesia estas 2 posturas "erróneas" han existido y han dado lugar a muchas herejías.
Entonces, es muy importante, lo que la Iglesia piensa y predica:
Tanto el hombre como la mujer han sido creados por Dios, por lo tanto el cuerpo no es algo malo. Todo lo contrario: es buenísimo. Dios nos dá este don y nos llama a ser templos de Dios. Nuestro cuerpo es verdadera casa de Dios. Por eso cuando alguien se muere se vela el cuerpo. Porque allí vivió Dios. Ese cuerpo fue casa de Dios.
Por lo tanto no ha de ser ni reprimido, ni desbocado. Hay que ser dueño. Saber dominar nuestro corazón y nuestro cuerpo.
La pureza: cuida ese gran tesoro que nos dió Dios. La pureza nos hace verdaderos hombres. No olvides que la pureza nos hace recios, nos dá un caracter viril. Lo vemos en San Juan. La pureza de toda la vida lo hace fuerte ante la Cruz. Los demás huyen del Gólgota: él, con la Madre de Cristo, se queda.
La pureza es la admiradora de ese cuerpo que es templo de Dios. Es entonces una virtud muy importante que hay que conquistar y pelear.
Dios quiere que vivamos una pureza alegre, sana, positiva.
Medios para vivir la pureza:
Muchos dicen que la pureza es algo muy difícil, casi imposible. Sin embargo no hacen nada para vivir la pureza. No olvidemos que "el que quiere el fin quiere el medio".
Vamos a repasar los medios para vivir la pureza:
1° Huir de los peligros:
"Contra estas batallas huye si quieres alcanzar la victoria" San Agustín.
Muchas veces frente a ocasiones peligrosas nos agrandamos y decimos: yo sé que me conviene.
Pero como dice San Francisco: "Sé lo que tendría que hacer, pero no sé lo que en la ocasión haré".
Entonces lo primero es escaparle a aquello que nos puede hacer caer. Cada uno sabe bien. Guardar los ojos, la lengua.
"Huye, abandona el lugar y esos malos amigos. Soporta las burlas, y cualquier humillación antes que permanecer en un lugar o con personas que ponen en juego tu vida con Jesús, lo más valioso que tienes".
2° Huirle a la pieza
"Que el demonio no te encuentre nunca desocupado".
Este "estar ocupado" no significa estudiar de la mañana a la noche. Sin estar siempre haciendo algo, ya sea estudiando, haciendo deporte. tocando la guitarra, etc.
3° Mortificación
"Cuando el cuerpo no está habituado al sacrificio, difícilmente obedecerá el alma". Evitar el dormir y el comer de más.
El deporte es siempre un buen aliado.
También evitar las malas conversaciones. Que en un principio nos atrapan pero luego nos dejan con un mal olor.
4° Oración:
Es el medio más importante.
La pureza la da Dios cuando se pide con humildad.
Es muy importante frecuentar los sacramentos comunión y confesión. "Son las mejores armas para esta batalla".
Por último uno de los mejores medios es las 3 Avemarías de la noche. Antes de ir a acostarnos rezaremos 3 Avemarías a nuestra Madre para que nos guarde como hijos suyos. Cuentan que un pecador empedernido se acercó al Padre Zucchi (Jesuita) y éste le recomendó las 3 Avemarías de la noche. Después de muchos años volvió este hombre a confesarse con el Padre Zucchi, el cual sorprendido por como había logrado la pureza le preguntó que medio uso: "las 3 Avemarías de la noche" fue su repuesta.
Caras largas, modales bruscos, facha ridícula, aire antipático. ¿Así esperas animar a los demás a seguir a Cristo?
Es preciso ir cuidando todos estos aspectos que hacen a la vida exterior pero que hablan de la vida interior. "¿Tu cuarto es un desorden? No me extraña que tu alma también sea un desorden".
Son detalles de urbanidad en los cuales se muestra la caridad. Veremos ahora los principales aspectos:
# En el vestir:
Tratar de andar siempre con ropa en buen estado. Vestir como se visten todos. No hay que distinguirse por ésto, sino por como hacemos las cosas.
# En el comer:
Hay que aprender a no tragar como animales.
Hay que ser educados: Comer lo que hay sin quejas y no andar todo el tiempo cosas (sal).
Hay que escuchar a los demás. La comida es también un motivo de reunión en el cual debe haber diálogo. El diálogo debe ser alegre y profundo. No pasar todo el tiempo hablando de pavadas.
No comer demás, sino lo suficiente.
Tratando de no comer fuera de hora.
# En el hablar:
Siendo discreto: hay que aprender a guardar secretos.
Sabiendo escuchar al otro cuando habla. Ahí se ve muchas veces la humildad.
No siendo cerrados. Hay que ser abiertos y optimistas.
# Con los demás:
Tratando cordialmente. Que la gente pueda acercarse a nosotros sabiendo que los vamos a escuchar y ayudar.
Siendo siempre amables y alegres. "Servid al Señor con alegría".
# En la piedad:
Aprendiendo a hacer bien las cosas. "Son gestos, pero gestos que encierran una oración a Dios con el cuerpo".
Santiguarme bien (no andar haciendo garabatos, ni besitos en la mano).
Hincar la rodilla ante el sagrario; no hacer la genuflexión en forma ridícula. Hacerla como un soldado que saluda a su Señor.
Inclinando reverentemente la cabeza ante una imagen de María.
Contestando en las celebraciones junto a todos.
No tener verguenza de cantar.
Tratar de no comulgar últimos. (Estamos hambrientos).
Sentarnos cerca del altar.
Ayudar, si lo requiere la situación, como monaguillos. No andar con verguenza.
Toda esta urbanidad apunta a hacernos cada vez más parecidos a Cristo que tenía en cuenta también los detalles.
No olvidar que esto se hace por amor, por caridad.
"Estaba un señor moribundo en un salón cerrado del hospital. Lo visitaba el sacerdote. Entonces el moribundo le pide la botella de perfume. El cura extrañado se la dá. Y el viejito le dice "no es por mí, es por los demás"".
Ojalá tengamos en cuenta todos estos detalles, no por nosotros sino por los demás.
I- Introducción:
Podríamos decir que el corazón entre todos los órganos de nuestro cuerpo es como el rey en torno al cual giran los demás.
Es él, el que da calor, el que da la vida, donde se reparan las fuerzas.
Es tan importante que de él depende la vida.
Por todas estas razones, ya desde la antiguedad se considera al corazón como el centro del hombre. Como lo más profundo de su ser.
Podríamos decir que es el órgano por el cual el alma manifiesta sus efectos. Por eso el amor entre 2 personas se suele simbolizar con un corazón. Mismo Jesús nos habla de su propio corazón.
Entonces en estos pedidos le pedimos a Jesús un corazón cristiano, donde El ocupe el 1° lugar, el centro.
II- Un corazón vigilante que ningún pensamiento vano lo aleje de Tí.
Si nos ponemos a ver un día nuestro nos damos cuenta que perdemos el tiempo en muchísimas pavadas. Y lo peor es que a veces no nos damos cuenta.
Es muy importante tener un corazón vigilante que se acostumbre a hacer lo que debe y a estar en lo que hace. Y todo esto por amor a Jesús.
Nunca olvidar que donde está tu tesoro está tu corazón. Que triste es llegar al Cielo y darse cuenta que todos los tesoros y pavadas que acumulamos en la tierra se desvanecen como el humo.
Entonces alerta. No sea cosa que habiendo sido creados para las alturas nos quedemos en la pavada.
III- Un corazón noble que ningún afecto rebaje.
Cuando decimos que un material es noble, decimos que es un material duradero, de una sola pieza. Un material noble nos dá seguridad.
El corazón del cristiano debe ser noble, sin divisiones, sin mediocridades. Un corazón que aspire a grandes cosas. un corazón que aspire a lo máximo. Siempre por Jesús.
Un corazón que no se apegue a estos "pecaditos", que no nos dejan volar alto (los pecados veniales). Un corazón noble, todo de Jesús.
IV- Un corazón recto que ninguna maldad desvíe.
Un corazón que antes de doblarse prefiere quebrarse. Ser hombres que sepan ponerse firmes, y con firmesa perseguir sus ideales.
No hay que quedarse dormido. La vida cristiana es vida de lucha. Lucha alegre pero lucha al fin.
Por eso es muy bueno siempre rectificar nuestras intensiones ¿Qué quiero? ¿Por qué hago ésto? Lo que hago: ¿es por mí o por Jesús?
Como los navegantes, saber mirar al cielo para llegar a tierra firme.
V- Un corazón fuerte que ninguna pasión esclavice.
Un corazón que sepa resistir. Un corazón de soldado de Cristo, dispuesto a trabajar, a cansarse, y siempre empezar de nuevo.
Pero no la fortaleza de sufrir. Sino la fortaleza que se sabe desprender de ciertas cosas para alcanzar otras más grandes.
Que sepa valorar tanto las cosas que deja, como las que espera ganar.
VI- Un corazón generoso para servir.
Cuántos corazones mezquinos. Que calculan lo que dan. Para los cuales jugarse por Cristo parece una locura e imprudencia.
A Jesús le hacen falta corazones generosos, como los de los primeros apóstoles. Dispuestos a todo, generosos en su respuesta a Jesús.
VII- Conclusión.
Hemos visto las características de un corazón cristiano, en el cual Cristo es el centro.
Es preciso que nos formemos en todas estas virtudes para poder parecernos cada vez más a Cristo, que tuvo un corazón enorme, dilatado por la caridad.
Un corazón que le llegó al Calvario. Un corazón que no se guardó nada, y lo dejó todo. Entonces aunque sea agarremos una de estas virtudes y trabajémosla.
Con la ayuda de la gracia habrá mucho fruto.
El cristiano es, por definición, un hombre que vive la alegría. "¿Por qué no meditais -pregunta Paul Claudel- el singular hecho de que los cristianos son los únicos mortales alegres, a quienes su credo jamás decepciona?". Efectivamente, al ser hijo de un Dios que sólo quiere su felicidad, vosotros me direis como puede actuar con desánimos y tristezas. Un hombre que vive de la fe debe estar siempre contento. ¿Os figurais a Cristo cejijunto y malhumorado? ¿Verdad que no? Pues a los santos les pasa lo mismo; son hombres alegres. "La alegría se mete en la vida de oración, hasta que no nos queda más remedio que romper a cantar: porque amamos, y cantar es cosa de enamorados".
La tristeza es cosa mala:
La tristeza es cosa mala, para una mismo y para los demás "es la escoria del egoísmo". El hombre atristado corre el serio peligro de convertirse en un murmurador para sus adentros: porque es mucho el trabajo que tiene, grandes sus achaques, innumerables los problemas... Un apesumbrado nos hace la vida insoportable, agobia a todo el mundo.
Malos son los optimistas que pintan de rosa un ataúd, pero peores son los pesimistas que embadurnan de alquitrán las rosas.
Con estos 2 extremistas me he encontrado alguna vez:
Con el sonriente que trataba de pescar a la cacea con solo sedal y plomo, sin anzuelo, y con el atribulado pesimista que lleno de miedos decía: ¡Mirá que si nos quitan lo bailado...!
Los hombres de mal humor van llenando de vocinazos las calles, mientras conducen el coche; los tristes reparten iras, enojos, impaciencias por las aceras y nos deprimen el corazón; los de buen humor nos hacen más fácil el sendero que recorremos todos.
Si es cosa mala en el campo humano, la tristeza en el sobrenatural es pésima, porque nos arrastra a buscar compensaciones que nos alían con el enemigo y nos apartan de los caminos de Dios. "Anímate y alegra tu corazón, y echa de tí la congoja, porque a muchos mató la tristeza".
Un hombre triste no puede ser ni santo ni apóstol. "Caras largas..., modales bruscos..., facha ridícula..., aire antipático: ¿así esperas animar a los demás a seguir a Cristo.
¿Se te ha ocurido mirar lo que hay debajo de la tristeza? Cuando estés amargado, desganado, desconsolado, intenta levantar el felpudo de ese pesimismo y te encontrarás con un bico repugante que se llama soberbia. ¡Písalo! Santo Tomás lo decía más academicamente:
"La tristeza es un vicio causado por el desordenado amor de sí mismo, que no es un vicio especial, sino la raíz general de todos ellos". Ya se ve que el remedio para escapar de esos malos humores es cortar de cuajo esas raíces.
Dios te quiere alegre:
Cuando hablamos de alegría ya se entiende que nos referimos a ese poquito de felicidad que puede pretenderse en esta tierra, poque el goce es pleno cuando no hay más que desear. Pero mientras estamos en este mundo, no descansa el inquieto impulso de nuestro deseo, por tener todavía que acercarnos más a Dios por la gracia".
Sólo cuando alcancemos el Cielo lograremos el júbilo sin quiebra, el contentamiento sin pesares. "La fe nos confirma que aquí abajo, en la vida presente, estamos en tiempo de peregrinación, de viaje; no faltarán los sacrificios, el dolor, las privaciones. Sin embargo, la alegría ha de ser el contrapunto del camino".
Aquí quería llegar. Un cristiano es un hombre de criterio y se mantiene realista ante insuficiencias, fracasos y sinsabores, cansancios e ingratitudes, para saber encontrar en el interior de los desconsuelos llantos y quebrantos, un sentido que le encamina al cielo. "Por la fe hemos aprendido con seguridad que todo eso no es producto del acaso, que el destino de la criatura no es caminar hacia la aniquilación de sus deseos de felicidad. La fe nos enseña que todo tiene un sentido divino, porque es propio de la entraña misma de la llamada que nos lleva a la casa del Padre".
El hombre ansía con todas sus fuerzas esa felicidad que es congénita. La ha puesto Dios en los forros del corazón. Todas nuestras facultades humanas la apetecen. Es la pobre criatura la que se equivoca buscándola donde no se halla; y al fallarle el vigor de la fe se va tras bienestares de medio pelo, alborosos ridículos, pequeñas euforias, aún cuando de continuo se le va advirtiendo que no es ahí donde hallará la satisfacción plena de sus grandes ansias. El hombre se engaña con lo que ve, y vuelve a tropezar una, y otra vez, olvidando lo que no ve. Busca dicha y no encuentra más que pesadumbres, motivos de aflicción.
El cristianismo marchará siempre con alegría porque conoce el por qué y el para qué de esta vida, de la muerte, de este mundo. Todo tiene un sentido divino. "No simplifica, este entendimiento sobrenatural de la existencia terrena del cristiano, la complejidad humana; pero asegura al hombre que esa complejidad puede estar atravesada por el nervio del amor de Dios, por el cable fuerte e indestructible, que enlaza la vida en la tierra con la vida definitiva en la Patria".
¿Qué, todavía el gozo no es completo? Bien, de acuerdo, pero hay que andar con salero, con soltura y bizarría, alegres, sin encogimientos. Sancho es quien aconseja ahora al caballero andante, mientras este cabalga ensimismado por las desdichas del encantamiento de su Dulcinea, transformada en aldaena:
"Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias: vuestra merced se reporte, y vuelva en sí, y coja las riendas a Rocinante, y avive y despierte, y muestre aquella gallardía que conviene que tengan los caballeros andantes.
¿Qué diablos es esto? ¿Qué decaimiento es este? ¿Estamos aquí o en Francia?
"Un hijo de Dios, un cristiano que viva de fe, puede sufrir y llorar: puede tener motivos para dolerse; pero, para estar triste no".
Nuestra andadura ha de ser alegre como la de la Virgen; pero como la de ella, conociendo la experiencia del dolor, el cansancio del trabajo, el claroscuro de la fe.
Marchemos de la mano de María, la llena de gracia. Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, le han colmado de dones, han hecho una criatura perfecta; es de nuestra raza y tiene por misión repartir sólo cosas buenas. Más. Ella se nos ha convertido en vida, dulzura y esperanza nuestra.
Buen Humor
1. Es como la espuma de la alegría.
Es una virtud más exterior. Se refiere a mi relación con los demás.
Reirse de los defectos propios, no tomarse demasiado en serio, reirse a pesar de todo, encarar las contrariedades, con optimismo. Todo esto es buen humor.
2. Este buen humor es imposible sin la gracia. Sin una vida interior fuerte con Jesús.
Es verdad que se puede esporádicamente hacerse el divertido. Pero no es más que eso el pobre humor del que vive sin gracia.
Sin sentido de la vida no hay alegría. ¿Por qué estamos contentos cuando salimos de un cenáculo o una fragua? Porque encontramos el sentido de la vida.
3. Buen Humor tiene como 2 movimientos:
a) Hacia mí mismo: especialmente cuando estamos desanimados. El buen humor nos recuerda la esperanza. Nos lleva directamente a Jesús, para reir con El.
b) Hacia los demás: el buen humor es un gran apóstol. Nadie se va a acercar a un tipo amargo, que está cansado de todo, que no tiene ninguna ilusión.
4. El buen humor exige la renuncia a uno mismo.
Hay que decirlo. El que está pensando todo el tiempo es sí mismo y en sus cositas jamás tendrá buen humor. De ahí la importancia de ser sencillo y no andar con vueltas.
¡"No te mires a vos mismo todo el tiempo! Mira a Cristo, y verás como la alegría vuelve a visitarte."
5. Nuestro buen humor debe ser como el de Jesús. Amable, alegre, afable.
Y a decidirse como decía San Pablo. "Servir a Dios con alegría".
Preguntas para revisión:
1) ¿Tengo un sentido de vida que me mueva? ¿Noto que mi ideal ha cambiado mi humor?
2) ¿Me doy cuenta cuando alguien es divertido y cuando alguien es alegre? ¿Por qué?
3) ¿Se reirme de mis fracasos, de mis estados de ánimo cambiantes? ¿o me preocupo como si fuese a acabarse el mundo?
4) ¿Recurro a Jesús en la oración para pedirle la alegría?
5) ¿Busco la sencillez o doy mil vueltas a cada cosa?
Introducción
1) Nos dice el Evangelio: "Jesús todo lo hizo bien". ¿Qué esperas para imitarlo?
Si nos ponemos a ver un día nuestro veremos que no hay grandes acontecimientos, pero si veremos que está lleno de pequeños detalles. Y esos detalles son los que definen.
Las tareas, la puntualidad, el orden en nuestro cuarto, el buen humor, la amabilidad con mis hermanos,... .
¿Cuidamos estos detalles o nos parecen poca cosa?
El cuidado de los detalles habla del amor que tango por algo o por alguien.
No hay que olvidar que en la tierra todo lo grande ha comenzado siendo pequeño. Ej: un gran edificio vemos como se hace a partir de pequeñas cosas.
2) Entonces hay que aprovechar los pequeños detalles. No descuidarlos. "Porque fuiste fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor" dice Jesús. ¿Despreciarás ahora las cosas pequeñas si Jesús promete el Cielo a quienes las guardan?
3) El cuidado de las pequeñas cosas está unido a la magnanimidad.
El magnanimo apunta a cosas grandes pero sabe que sólo lo conseguirá cuidando la pequeñas cosas.
4) Medio para hacer bien las cosas.
a) Hacer todo por Jesús, con Jesús y como Jesús.
Hacer las cosas con perfección, como Jesús las haría.
Lo importante no es hacer, sino hacer bien. (Ley del máximo).
San Pablo solía decir "Orad sin cesar". Y San Agustín se preguntaba como se podía llevar a la práctica esto. Llega a la conclusión que : el que hace todo bien, toda su vida es oración.
b) No hacer las cosas aceleradas. Cuando vivimos apurados difícilmente cuidamos los detalles. Esto se ve muy claro en la oración, cuando estamos apurados poco provecho nos hace y descuidamos esos detalles de cortesía con Jesús mismo.
Hacer lo que se debe y estar en lo que se hace.
c) Cuidar los detalles con los demás; eso es caridad.
Estar bien presentados, cuidar el orden de mis cosas, ser puntuales, saber escuchar a los demás e interesarse por sus cosas, cumplir con los encargos, aprovechar el tiempo, ayudar en casa, recordar los cumpleaños, etc.. Todo esto puede parecer demasiado duro. Por eso el demonio nos suele tentar poniéndonos delante de los ojos la imposibilidad de mantenernos perseverantes en este camino a lo largo de cuarenta, o cincuenta años que nos promete la vida.
Entonces contestaremos al demonio: La gracia de Dios me basta, si hasta ahora me dió fuerza ¿qué puedo temer?
Escucha las palabras de Jesús: "Así que no os preocupeis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo". Mt. 6, 34.
d) Cuidar los detalles con Jesús.
Tener presencia de Dios, darle un tiempo y un lugar a la oración, hacer bien los 4 pilares, etc..
Con Jesús hay que tener una relación de amor por eso los detalles cuentan mucho.
1) Amor a Dios sin amor al prójimo es mentira. (I Jn. 4, 20-21)
Ahí Juan dice claramente: "quien ama a Dios, ame también a su hermano".
Por eso pretender ser seguidor de Cristo sin apostolado es imposible.
2) Todos los cristianos estamos llamados a ser apóstoles. No olvidemos que somos Iglesia apostólica. Cristo antes de partir nos dijo claramente que es lo que tenemos que hacer: "Id por todo el mundo... enseñad a todas las gentes, ... predicad el Evangelio a todas las criaturas".
Desde ese momento todo cristiano es apóstol, y si no es apóstol no es nada. Por eso la necesidad de santificar a los demás. Porque para el cristiano no hay otro modo de hacerse santo, que haciendo santos a los demás.
"Santificarnos santificando".
3) Jesús quiere que sea Su apóstol, y para llevar a cabo esta misión hay que tener en cuenta tres cosas.
1° Todo apostolado comienza siempre con la oración y el sacrificio.
"Antes de hablar a los hombres de Dios hay que hablar a Dios de los hombres".
Es preciso tener vida de oración fuerte. Rezar y sacrificarme por aquellos que quiero acercar a Jesús. "Los santos convirtieron a las almas más con sus oraciones que con sus trabajos".
Quizás sea esta la causa de nuestros fracasos. Pensamos que somos nosotros los que convertimos a los demás, cuando es Jesús.
Cuentan que cuando Jesús entró en Jerusalén, la gente lo salió a saludar y aplaudir, y el burro que lo llevaba se agrandó pensando que los aplausos eran para él. Pero Jesús se bajó y lo corrigió: burro te olvidaste quien era El que iba encima tuyo.
Que no nos pase lo mismo que al burro.
2° Mi vida debe ser un apostolado mudo.
Sin testimonio de vida no hay apostolado.
Hay que manifestar con obras ese ser cristiano, en el lugar donde estoy. "Jesús no tiene manos, tiene solamente nuestras manos para hacer el trabajo de hoy"
¿De qué sirve ser luz y estar oculto? Si Jesús nos pide que seamos luz es para iluminar a todos.
Es importantísimo hacer las cosas bien, vivir por El, con El y como El.
"No vayas a cerrar el Cielo a los demás, pues se lo cerrás cuando te ven vivir mal". San Agustín.
Sobrarían las palabras si mostrásemos las obras.
3° La palabra:
Palabra que debe ser sencilla, natural, palabra de amigo y no de profesor.
Es muy importante vencer todo tipo de respeto humano, y no callarse.
A veces no nos animamos a hablar a Dios. Esto es una falta de confianza en Jesús.
"No pienses que dirán los hombres si hablo sino que dirá Jesús si callo".
"¿Sientes verguenza de Jesús? ¿Acaso El sintió verguenza de vos al morir en la Cruz?".
4) Terminando, el apostolado es un asunto de amor, de mucho amor o de poco amor.
"Por eso no nos rindamos, aunque no veamos éxitos. No olvides, Jesús te recompensará no según los resultados de tus esfuerzos, sino según los esfuerzos mismos". San Bernardo.
I- Introducción
Es muy común atrapados en nuestros estudios, trabajos, preocupaciones, en los cambios, en las noticias. Todos tuvimos alguna vez esta experiencia y el alma pide a gritos un minuto. Un minuto para estar con Jesús. En medio de esa montaña de cosas nos damos cuenta que olvidamos lo más importante: Jesús.
Por eso tenemos necesidad de vida interior. y cuanto más actividades tengamos más necesidad de vida interior tenemos.
En el apostolado podríamos decir que pasa lo mismo. Es verdad que hay mucho por hacer. ¡Cuántas personas no conocen a Jesús, ni lo que significa ser amigo de Jesús!.
Hay mucho por hacer. Pero hacer sin oración es hacer nada.
San Agustín dice a quienes pretenden hacer apostolado sin oración. "Corres, pero corres mal".
II- ¿Qué es la Vida Interior?
Es la vida familiar del alma con Jesús. Miren lo que dice San Pedro Eymard: "Tener vida interior es amarlo bastante para conversar y vivir con Jesús".
Así de fácil.
La vida interior es como la respiración. Inspiramos a Jesús en la oración y lo expiramos en el apostolado. "Cuántos mueren por falta de inspiración". "¿Preguntas porqué tan pocos perseveraron? Porque murieron de asfixia. Les faltó oración".
II- ¿Qué no es la Vida Interior?
1- La vida interior no es inactiva: muchos dicen que la oración es haraganería. A esos les diría: que no han entendido nada lo que es la vida.
La oración es el principio de todo apostolado. Es impresionante la fuerza incomparable que nos da la oración, para trabajar por Cristo.
2- La vida interior no es egoísta. Una oración intensa puede muchísimo. Muchos fracasos se deben a que olvidamos que "antes de hablar a los hombres de Dios, hay que hablarle a Dios de los hombres".
Miremos a Santa Teresita (patrona de los misioneros) y sin embargo jamás salió del convento. Pero ningún misionero puede negar las miles de almas que ganaron gracias a la oración y el sacrificio de Teresita.
IV- La oración, el alma de todo apostolado.
Las obras exteriores deben ser sobreabundancia de nuestra vida interior. todos conocemos aquello de San Agustín: "Antes de comunicar hay que recibir".
El apostolado no debe ser como el canal por donde pasa el agua pero no queda nada. Debe ser como la olla. En la cual el agua rebalsa luego de que la olla ha quedado llena. Y siempre estará llena.
"El que quiera ser apóstol, que viva de la oración".
V- Conclusión
Veamos a Jesús en sus 3 años de apostolado público. Una actividad arrolladora. A cualquier otro hombre lo hubiese matado una actividad tan intensa. "¿Quieres saber de donde saca las fuerzas para su apostolado?". Buscálo en Lc. 5, 16.
Decidámonos como Jesús a hacer apostolado, pero no olvidemos que todo el fruto de nuestro apostolado depende de nuestra oración antes, durante y después. "No soy yo. Es Jesús el que convierte los corazones".
5.3 Obras de Misericordia - Amor a los Pobres.
"Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa a las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda."
Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y viniste a verme. Entonces los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento y te dimos de beber? ¿Cuando te vimos forastero, y te acogimos o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte? Y el rey les dirá: "En verdad os digo que cuando hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis".
Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me dísteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestísteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitásteis". Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel y no te asistimos? Y él entonces responderá: "En verdad os digo que cuando dejásteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejásteis de hacerlo". E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna".
"En la tarde de nuestra vida seremos examinados en el amor" San Juan de la Cruz.
A veces pensamos que nos vamos a ganar el Cielo por tal o cual acción extraordinaria que hicimos. Y no es así.
Cuando estemos frente a Dios sólo quedará lo que hayamos hecho con Cristo en la persona de nuestros hermanos.
Sí, Jesús lo dice claramente, El está presente verdaderamente en los más pobres material y espiritualmente.
Por eso es muy importante la caridad de los más necesitados. Y como decía San Agustín: "Las pruebas del amor son las obras".
Vamos a ver entonces algunas obras de misericordia, obras que se hacen al mismo Jesús.
Obras de Misericordia
1- Dar de comer al hambriento:
Quizás andemos siempre dándonos nuestros caprichos y gustitos y cuando alguien nos alarga la mano, decimos "otra vez será".
No olvidemos, el pobre alarga la mano pero es Dios el que recibe la limosna. Cuentan que San Luis de Francia hacía participar de su misma mesa todos los días a 120 pobres.
Hay que aprender a dar. No dar de lo que me sobra, dar de lo que necesito. Hoy regalé un alfajor, entonces en el recreo me privaré de ese alfajor.
2- Vestir al desnudo:
Saber dar también de nuestra ropa. Cuánta ropa que no usamos; y a otro podría servirle.
No olvides que esa miseris es el disfraz de Dios en persona.
3- Dar posada al peregrino:
Colaborando con asilos, hogares de niños, etc.
4- Acordarse de los presos:
Rezando por ellos.
5- Visitar a los enfermos:
Yendo a los hospitales, o visitando a algún enfermo de la familia. Cuidándolos como si su dolor fuese nuestro. Atendiéndolos hasta en sus caprichos con una sonrisa en los labios.
6- Acordándose de los muertos:
Rezando por ellos, ofreciendo misas.
Aquí vimos más que todo las necesidades corporales, no olvidemos también que hay necesidades espirituales en nuestro prójimo que debemos socorrer:
- Enseñando al que no sabe: ej. en las misiones.
- Corrigiendo al que está errado: siempre por amor, por su bien.
- Consolando al triste: ¡cuántas personas pueden ser aliviadas con nuestras palabras de aliento, o tan solo con nuestra compañía.
- Sufriendo con paciencia las flaquezas de nuestros hermanos: recuerda a Cristo y su cruz.
Conclusión:
Todas estas obras que aquí mencionamos nos tienen que mover a amar más a Jesús, ya que de lo contrario de nada servirían una cantidad de preceptos tontos. Hay que hacerlas con alegría sabiendo que se las estamos haciendo a Jesús. "Otros buscarán fama y apalusos, nosotros la alegría de Jesús".
Entonces imitemos a Jesús. Se habla poco en el Evangelio de que asistiera a sitios donde se rie y se goza. En cambio, donde había un dolor allí estaba Jesús. Basta que abramos el Evengelio y veremos como Jesús se compadecía de todos los que se acercaban. Toda la vida de Jesús es una obra de misericordia.
1) No hay cosa más grande que la conversión de los pueblos. Es el mayor beneficio que Jesús puede otorgar a los hombres.
Y esta es la finalidad de las misiones, la conversión de los pecadores. A veces no tomamos conciencia de lo que significa para Jesús cada hombre. Pensar que murió por cada uno de nosotros con nombre y apellido, y quiere que no se pierda ninguno.
Por eso Jesús, consumido por el deseo de que nos salvemos, manda a sus discípulos: "Id por todo el mundo y proclamad la Buena Noticia a toda la creación". Mc. 16, 15.
2) Así es que Jesús, quiso que el mundo se salvara por las misiones.
Después de la ascención del Señor al cielo, los apóstoles cumplieron puntualmente el mandato del Maestro. San Pedro y San Pablo recorrieron muchas ciudades, muchas regiones y muchos reinos del mundo. San Andrés fue a Persia, San Bartolomé a la India, Santiago a España, y todos, unos en unos lugares y otros en otros, se entregaron hasta tal punto a la predicación del Evangelio, que San Pablo pudo escribir a los romanos: Vuestra fe se anuncia por todas partes.
Y luego los papas, sucesores de los apóstoles, siguieron la misma norma: anunciar el Evangelio.
3) Es impresionante el bien que hacen las misiones en los pueblos. De ahí que el demonio meta la cola para que no se misione mucho o se misiones mal.
Todos sabemos que hay pueblos y lugares en los que la fe está casi muerta. Los pocos sacerdotes que hay (a veces tienen que atender hasta 6 parroquias distantes muchos kilómetros) no son suficientes para que Jesús sea conocido. Por eso la necesidad que tiene la Iglesia de los laicos.
No olvidemos lo que decía Jesús: "Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa". Mt. 10, 42.
4) Y nosotros lo que hacemos al ir a misionar es llevar el agua de Jesús a aquellas personas que tanta sed tienen.
Vamos a entregar aquello que recibimos. Ante todo vamos a dar testimonio como los discípulos, de cómo conocimos a Jesús y el cambio que produjo en nuestra vida.
5) Entonces hay que tener en cuenta 2 cosas:
a) El apostolado es termómetro de la fe:
Cuando se ama mucho a Jesucristo se quiere que todos lo conozcan.
Escuchemos a San Pablo "pues ansío veros, a fin de comunicarnos algún don espiritual que os fortalezca" Rom. 1, 11.
Por eso, como a San Pablo, nos tiene que mover un deseo ardiente de anunciar que "Jesús murió, resucitó y está vivo entre nosotros".
Escuchemos a Jesús, el misionero de Dios Padre que nos dice: "...Como el Padre me envió también yo os envío". Jn 20, 21.
b) Para dar primero hay que recibir:
Es muy importante formarnos muy bien, conocer bien que dice Jesús y que dice la Iglesia. Pero lo más importante es la oración confiada pidiendo a Jesús por aquellas personas que aún lo ignoran o no lo conocen bien. Y por nosotros para que nos ensanche el corazón, para que siembre en nosotros deseos de anunciar a los demás nuestro testimonio, cómo conocimos a Jesús y la alegría que nos trajo.
¡Que siempre resuenen en nuestros corazones las palabras de San Ignacio dirigió a San Francisco Javier (patrono de los misioneros) cuando partía a misionar: "Anda. Ve y prende fuego a todo"!.
1) Nueva porque ya hubieron otras (la de los apóstoles, la de los bárbaros, la de América).
Nueva porque es un desafío para hoy.
El Papa llama a todos los hermanos a participar de esta nueva evangelización para celebrar el V Centenario.
2) Esta nueva evangelización será más que nada laical y personal, persona a persona por eso se basará en 3 pilares:
La gracia de Dios, que es la que abre corazones.
El testimonio de vida
La palabra capaz de transmitir el mensaje de salvación y criterios de hermanos de vida, porque el testimonio no es suficiente, hay que "dar razones de nuestra esperanza".
3) Comienza el apóstol por examinar como es propio proceder en su ambiente. Su presencia. Su formación doctrinal.
4) Estudiar el ambiente: ¿Cómo es? ¿Cómo son sus compañeros? (costumbres- carácter- temperamento- intereses- situación religiosa.)
Fijar metas y determinar campo de acción: con quienes podré trabajar. ¿A quiénes podré acercar más a Cristo?.
5) Aspectos a tener en cuenta:
Llegar al corazón "hacerse apreciar". Ser buen compañero (evitar chusmerío, egoísmo, desprecios, burlas, etc. interesarse por lo que les pasa). Cumplir con los propios deberes. (ser competente, tener predicamente). Actitud de entrega.
Llegar a la inteligencia: Ir difundiendo paulatinamente el pensamiento cristiano sobre diferentes puntos, procurando que nuestra presencia haga que los demás se pregunten, ¿por qué son así? Emitir juicios de valor cristiano bien fundados, claros, positivos, concretos y objetivos.
Por último ir gradualmente respetando los tiempos de cada uno, no hay que atropellar.
Llegar a la voluntad: La fe es un don de Dios pero hay que saber actuar como un instrumento acrecentando la oración y los sacrificios.
Elegir el momento oportuno para hablar a solas.
Saber despertar el "interés", encontrar "el motivo" que lo mueva al cambio, que le "de ganas".
6) La conversión es obra de Dios. En el apostolado tal vez nunca veamos los resultados, solo Dios conoce lo que pasa dentro de cada hombre, pero aquí no hay lugar al desánimo. Para Dios no hay imposibles, por eso asumir esta tarea con el fervor de los santos.
7) Esta tarea debemos hacerla con los alejados, no creyentes, no practicantes, novios, los que no viven en gracia, los buenos que podrían ser santos.
8) El fin, acercar a Cristo, o sea, acercarlo a la vida de gracia y a los medios para perseverar: un retiro, una noche de oración pero sobre todo a la oración, a la confesión (dirección espiritual) y a la Misa.
9) Por último hay que tener cierta paridad con el apostolado: de edad y de intereses.
I- ¿Qué es?
Podríamos decir que es la virtud del hombre valiente, de los corazones generosos, capaces de sacrificarse por un ideal.
Para ser cristianos no tenemos por qué dejar de ser hombres. "No hay que confundir la caridad con la falta de carácter." ¿Por qué hoy, tenemos que aguantar que a los tontos se les llame buenos?
"Quieres un testimonio de reciedumbre, mira a San Pablo".
Pablo era un hombre recio. Vio en Cristo la Verdad, el Camino y la Vida, y no descansará en la propagación de Evangelio hasta que sea arrebatado por la muerte. Ni el látigo, ni la calumnia, ni el hierro, ni la deshonra le apartarán de Cristo.
II- Hay que ser menos machos y más hombres.
Tampoco hay que confundir la reciedumbre, con la terquedad y la brusquedad. Una reciedumbre que sólo cuenta con manifestaciones de vez en cuando, gritos y malos modales es cualquier cosa. Es falta de carácter.
La reciedumbre no es mal humor. Mirá a un San Francisco Javier, todas las durezas que soportó, lo recio que era y sin embargo era muy alegre. Alegría y reciedumbre van de la mano.
III- Reciedumbre y magnanimidad
Necesitamos los cristianos de hoy ser hombres muy recios y muy viriles para que la magnanimidad -la virtud sobrenatural de las grandes contrariedades- se desenvuelvan con la Gracia tan perfectamente como en los hombres de la primera generación del Cristianismo.
¿Se puede realizar algo realmente serio con hombres que tienen miedo al agua fría en una mañana de invierno?
En un hombre recio, la virtud infusa de la fortaleza encontrará cimientos firmes donde asentarse, y operando conjuntamente la virtud humana y la sobrenatural, harán de ese hombre un perfecto soldado de Cristo.
Que te alegres cuando las circunstancias y el ambiente te tratan con dureza. Es entonces cuando puedes pensar que Dios te trata así por ser uno de sus hijos fuertes. ¿Qué no ves esa reciedumbre a tu alrededor? ¿Es que acaso quieres ser del montón?
IV- Esta virtud tiene que ir poco a poco formándose en nosotros. Ya que cualquiera que quiera seguir a Cristo, tiene que estar dispuesto al sacrificio.
Lo vemos claramente en los discípulos de Jesús. ¿Quién los pudo parar? En todos lados gritaron lo que ellos "vieron y oyeron".
¡Coraje precisan los hombres de Dios!
Así nos figuramos a los hombres, recios y varoniles: sin miedo al dolor, hombres que saben sufrir callando, y no lo comunican para que no los compadezcan, sin miedo al sacrificio y a la lucha, que no se arredran ante las dificultades, sin miedo al miedo, sin timideces ni complejos imaginados, incompatibles con la frivolidad, que no se escandalizan de nada de lo que ven ni oyen. Entereza es reciedumbre. Energía y decisión no son orgullo, sino virilidad.
V- Conclusión
"¿Quieres animarte a ser soldado de Cristo?"
Lee los Hechos de los Apóstoles.
Ahí encontrarás la aventura más grande que se emprendió en la historia.
Ahí encontrarás a unos cuantos hombres que lucharon por Cristo.
Y lo más grande es que vos y yo somos los que debemos continuar esta aventura:
POR CRISTO, CON CRISTO, Y COMO CRISTO.
6.2 Mortificación y Espíritu de Sacrificio
I- ¿Qué es la mortificación?
Es saber padecer un mal o privarse de un bien, por amor a Jesucristo.
Generalmente esta palabra asusta un poco porque casi siempre se piensa en lo que ha de costar. El demonio, lo mismo que exagera el placer que le puede producir el pecado exagera también las dificultades que podemos encontrar para seguir a Jesucristo y para apartar los obstáculos que nos impiden alcanzarlo.
II- ¿Por qué mortificamos?
1) Después del pecado original, y aunque éste nos haya sido perdonado por el Bautismo, permanece en nosotros un desorden que nos inclina hacia el mal.
Por lo cual hay que luchar, tratando siempre de rectificar las intenciones.
2) Para no pecar más: "si no te haces violencia no podrás vencer ni un sólo vicio".
Todo el que quiere seguir seriamente a Cristo comprende esto. Sin la mortificación difícilmente estaremos cerca de Cristo y difícilmente podremos vencer las dificultades (los pecados) que se oponen a su amor.
3) Para que participar de la Cruz de Cristo:
Si queremos amar a Jesucristo, tenemos que estar dispuestos a sobrellevar con perseverancia esas pequeñas o grandes cosas que nos hacen sufrir, con el pensamiento puesto en Jesús que "padeció por nosotros, dándonos ejemplo para que sigamos sus pisadas". (I Pet 2, 21).
III- ¿Cómo debe ser?
1° Secreta: No olvides que Dios "que ve en lo secreto te recompensará". (Mt 6,6)
2° Alegre: Mi mortificación es para mí, no para los demás.
"Cuando ayunéis no pongáis cara triste como los hipócritas..." (Mt 6,16) sino al contrario poné buena cara que es por Jesús.
3° Que sea útil: en lo posible. (Ej: lavar los platos o estudiar un poco más).
4° Que sea por amor a Jesús: ¿Sacrificio sin amor a Jesús? Que espanto, que tristeza.
IV- Tipos
a) Mortificación involuntaria.
Son aquellas que no buscamos sino que nos vienen de Dios. Oigamos lo que dice Santa Teresa: "más se gana en un día con las aflicciones que vienen de Dios o de los hombres, que en diez años de mortificación de elección propia".
Un fracaso en un examen, la salida del fin de semana que se va a la miércoles, los cambios de horarios, la comida fría, nuestro equipo que está por descender, mi hermanito que se pone molesto, los anteojos que no aparecen, el colectivo que no llega y nosotros que llegamos tarde por su culpa, los propios errores, todas esas cosas, por más insignificantes que parezcan, nos brindan la oportunidad de ofrecer algo a Jesús, a no desperdiciar esas pequeñas cosas que se ponen delante de nosotros dispuestas a amargarnos el día.
b) Mortificación voluntaria:
Mucho se gana con las mortificaciones involuntarias pero si no van acompañadas de las voluntarias, poco efcto tendrán.
La llamamos así, porque no se trata de acptar las dificultades que salen al paso, sino más bien de salirles al encuentro.
Si de verdad tenemos interés en la práctica de esas mortificaciones, bastará abrir los ojos y mirar. Es suficiente recorrer el día y fijarse en algunos detalles entresacando los que nos pueden resultar de mayor interés.
Levantarnos a la hora fijada, ser puntuales en el cumplimiento de nuestros deberes, cuidar los pequeños detalles en cualquier actividad que desempeñemos, hacer con intensidad el trabajo- con horas de sesenta minutos y minutos de sesenta segundos-, practicar la caridad y la delicadeza en la vida de familia y en el trato con los demás, vencer la pereza que nos invita a dejar las cosas para después o para mañana, hacer con amor las prácticas de piedad que forman parte de nuestra vida espiritual y no omitirlas sin verdadera causa, cuidar la ropa, tener siempre ordenada la habitación y el armario, dejar las cosas en su sitio, hacer una pequeña mortificación en las comidas, y mil y mil detalles más que cada uno sabrá descubrir de acuerdo con su interés y su amor a Dios.
De entre estas cosas u otras parecidas, que sin duda podremos encontrar, se seleccionan unas cuantas y se toma buena nota de ellas para practicarlas diariamente. Si no lo hacemos así a diario, será lo normal que pronto caigan en el olvido.
V- Conclusión.
Si de verdad queremos parecernos a Jesucristo, es preciso que la lucha contra nosotros mismos, contra la pereza, contra la sensualidad, contra el desorden de nuestras pasiones y sobre todo contra la soberbia, se mantenga viva y actual, entendiendo desde luego que no se trata de una tarea negativa, porque con ella no se pretende exclusivamente la negación de los sentidos y de la inteligencia o de la voluntad que nos proporcionará el dominio de la propia persona, sino que se busca sobre todo -ésa es la tarea de la mortificación-, la unión con Dios: allanar con esos sacrificios y con esas renuncias el camino por el que se llega a la santidad.
I- Introducción
Fuimos creados para amar a Jesucristo y servirlo con todo el corazón y con todas las fuerzas.
Para cumplir esta misión hay cosas que son totalmente necesarias:
1° Tener vida interior (sacramentos, oración, etc.).
2° Trabajar.
Sí, trabajar, aunque parezca extraño, es tarea de todo apóstol.
Y para nosotros nuestro principal deber, después de la vida interior, es estudiar. Deber tan importante que es el único modo que tenemos ahora, para seguir a Cristo.
"Oí lo que te voy a decir: huirle al estudio, es huirle a la misma santidad, es alejarte de Cristo.
Vamos, ¡ánimo! entusiásmate con ese medio que el Señor pone al alcance de tu mano para que te acerques a El"
II- Necesidad del Estudio
a) "El que no quiere trabajar, que no coma". Acá, nadie está autorizado para pasarse la vida "panza arriba". Es preciso que nos ganemos el pan de cada día.
El estudio es necesario, y muy necesario, y yo te diría "el que no estudia, que no coma".
b) Para estar formados.
El estudio es fundamental para ser una persona formada.
No se forma un criterio propio, ni se consiguen ideas claras, juntando datos sueltos, picando conocimientos. Hoy hay muchos informados, pero poco formados.
Si queremos ser faros y no lamparitas, tenemos que formarnos seriamente.
c) Para mejorar la realidad.
Hoy no hacen falta milagros; me sobran con los que hay en la Biblia. En cambio hace falta tu cumplimiento del deber.
"¡Ah, si te pusieras a servir a Dios seriamente, con el mismo empeño que pones en servir tus ambiciones y caprichos!".
III- Grandeza del Estudio
a) Es voluntad de Dios que yo estudie
Si no lo hago puedo estar seguro que a Cristo lo amo poco.
Con mi estudio puedo hacerme santo y darle gloria a Dios.
¡Pero ojo! con un estudio bien hecho, con garra, por Cristo.
Entonces debemos rectificar, y ofrecer el estudio a Cristo, si no de lo que estudie no queda nada (por lo menos a los ojos de Dios).
No somos estudiantes cristianos, somos cristianos estudiantes.
b) Una hora de estudio es una hora de oración
- Para algunos el tiempo es oro, para nosostros es mucho más que eso. Es gloria, oro acumulado en el Cielo.
¿Pero qué crees que han hecho los santos? "No quiero que ignoreís la tribulación que padecimos en el Asia, los males de que nos vimos abrumados, tan excesivos y tan superiores a nuestras fuerzas, que nos hacían pesada la misma vida"(2° Corintios 2,8). Leéselo a ese comodón que quiere compaginar la vida ladrona de burgués que lleva con un cristianismo de altura.
El mundo de hoy necesita, no precisamente de apóstoles que dediquen sus ratos perdidos al trabajo, a las ocupaciones humanas, sino sobre todo de hombres trabajadores, jóvenes, viejos, mujeres y madres de todas las clases sociales, desde las más encumbradas que en su trabajo, con su trabajo y por ese mismo trabajo realicen un apostolado eficaz y cristiano.
Ahora sí que no me puedes negar qué es para ti la santidad. Ahora no te consiento que digas que en tanto dure esa ocupación absorbente, la preparación de unas oposiciones o la atención a tus hijos, "no quieres saber nada de nada".
IV- Conclusión
Debemos estudiar, pero no para ser como un ratón de biblioteca que sólo busca tragar. Eso es cualquier cosa.
Debemos estudiar por amor a Cristo. Y darle al estudio el lugar que debe ocupar. Ponernos un horario y un lugar y ofrecérselos a Cristo por El, con El y como El.
Y nunca olvidar: "Tan Dios es nuestro Cristo, cuando discretamente trabaja con José en la carpintería, como cuando muere en la cruz".
¡Todos nosotros podemos imitar a Jesús, el hijo del carpintero que vivió 20 años trabajando en la oscuridad de un taller!.
I- Introducción
Vasta que miremos un día nuestro para ver que difícil es la unidad de la vida. No siempre somos los mismos o actuamos del mismo modo. A veces somos santos y otras demonios, a veces somos alegres y otras tristes.
Todo esto nos muestra que en el hombre hay divisiones. La unidad de vida no es algo que el hombre tenga por nacimiento. Es algo que se va consiguiendo poco a poco. Ser un hombre de una sola pieza es algo difícil.
II- Dificultades
Podríamos decir que la mayor dificultad es unificar nuestra vida de hombres con la vida de Dios.
Te diría que Cristo no se ha apoderado de nuestras vidas. No nos ha agarrado por entero.
El cristianismo no se ha apoderado de nuestras vidas, no nos ha "cogido" por entero. Hay un corte profundo entre las relaciones que mantiene un cristiano con su Dios en la Iglesia y la que guarda con sus semejantes en el camino. No contamos con Cristo más que en los "apuros". Eso hace que llevemos una doble vida, sin unidad: una vida de trabajo y una vida de piedad, dispares, sin unión; cada una montada sobre principios distintos. Y eso hace que nuestra piedad sea mentira, y mentira nuestro trabajo. Son 2 frentes de lucha que acaban por desalentar al más esforzado. Una religión muerta y una vida sin Dios... ¿No nos repugna este constraste?
Este constraste, podríamos decir (examinándonos con objetividad) se da también en nosotros.
A veces pensamos que ser cristiano es ir a Misa los domingos, tener catequesis en la semana, rezar a la noche, y chau. Eso de Cristo no tiene nada. Cristo no ha entrado en nuestra vida.
Otras veces lo vemos claramente como desplazamos a Cristo de nuestras decisiones y proyectos. Ni siquiera lo ponemos en oración. ni siquiera le preguntamos a Jesús que le parece. Cristo no ha entrado en nuestra vida.
O ni hablar cuando pensamos que el cristianismo, el seguir a Cristo, es un consuelo para los viejecitos que tienen miedo de morirse.
Te lo vuelvo a decir. Eso de Cristo no tiene nada.
"¿Me preguntas por qué los cristianos arrastramos tan poco? ¿Por qué no podemos como los primeros apóstoles con vertir muchísimas personas?"
Te contesto: porque rompimos con la unidad que hay entre Jesús y nuestras vidas.
III- Ser la luz del mundo
Para ser luz del mundo es preciso que seamos hombres unificados en Jesús. Que Jesús sea el principio y fin de todas nuestras obras.
Es preciso ser un hombre todo de Dios. Sólido, compacto, de una sola pieza. Hombres que entiendan que todo lo humano, todo lo que hacemos durante el día se puede hacer por Jesús.
El hombre unificado atrae. Da testimonio. Es un hombre sin fisuras. No necesita de posturas ni ficciones. Es un hombre sin doblez.
IV- El medio para conseguir la unidad
El mejor medio para ser hombres centrados es el hacer todo por Cristo, con Cristo y como Cristo.
Por eso es muy bueno ir integrando en nuestra vida los 5 ofrecimientos. Renovarlos durante el día. Antes de cada ocupación o diversión hacer un minuto de silencio y ofrecerlo a Cristo.
(Se puede profundizar más este punto. Ver charla 1.5)
V- Conclusión
Hacer todo centrados en Cristo. Que este sea el motivo de nuestros motivos. amar a Jesús y hacer su voluntad.
"Hacer de nuestra vida corriente una vida cara a Diso. De nuestro trabajo un tesoro en el cielo. De nuestro dolor, una alegría en el más allá. De nuestras oraciones, una sonrisa en los labios de Cristo".
I- Introducción
Cristo bajó a la tierra para hacer la voluntad de Dios. Escuchémoslo: "He bajado del Cielo no para hacer mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió" (Jn 6, 38).
Por eso, si realmente, queremos seguir a Jesús y amarlo ardientemente nos tenemos que esforzar por conocer la voluntad de Dios y cumplirla.
"Acaso, cuando dos personas se aman mucho ¿no se dice que tienen un solo corazón, y un solo querer? Lo mismo pasa con Jesús. Que lo que El quiera, sea lo que tú quieras".
II- ¿Qué es la Voluntad de Dios?
Es el plan de Dios para cada uno.
Es lo que Dios quiere de mí, aquí y ahora.
III- ¿Cómo conocerla?
a) A través de los consejos de la doctrina cristiana. Sabiendo que no son barreras, sino faros, en medio de la oscuridad nos marcan el camino.
b) Por los deberes de estado: aquellas obligaciones propias de mi edad. Para nosotros estudiar.
c) Con los acontecimientos queridos o permitidos por Dios para unirnos más a Jesús.
Puede ser una enfermedad, la muerte de un ser querido, o simplemente las contrariedades de cada día. "Todo es leña para el fuego del amor a Jesús."
IV- ¿Cómo llevarla a cabo?
a) Sin demora: hoy y ahora.
La palabra clave del demonio, es mañana.
"Sé audaz, ¿Jesús lo quiere? tú también lo quieres. Y no te preocupes, para El no hay nada imposible".
b) Sin reservas: dándolo todo. Hacer las cosas lo mejor posible, con perfección, no dejando las cosas a medias.
"Si empiezas algo, termínalo".
c) Para siempre: como si fuerea lo último que voy a hacer. Como si no tuviera nada más que hacer.
d) Por amor: es lo más importante. Hay que poner mucho amor a Jesús en cada cosa que nos ocurre o que hagamos. "No es cuestión de resiganrse a lo que Dios me pide. Hay que aceptarlo con alegría".
V- Consecuencias de hacer la voluntad de Dios.
a) Nos hace ligeras todas las cruces: el que siempre está conforme a la Voluntad de Dios, llevará las penas con alegría. "Quizas las mismas penas que a otros entristecen". Se puede contar el siguiente cuento:
ELIGIENDO CRUCES
Esto también es del tiempo viejo, cuando dios se revelaba en sueños. O al menos la gente todavía acostumbrada a soñar con Dios. Y era con Dios que nuestro caminante había estado dialogando toda aquella tarde. Tal vez sería mucho hablar de diálogo, ya que no tenía muchas ganas de escuchar sino de hablar y desahogarse.
El hombre cargaba una buena estiba de años, sin haber llegado a viejo. Sentía en sus piernas el cansancio de los caminos, luego de haber andado toda la tarde bajo la fría llovizna, con el mono al hombro y bordeando las vías del ferrocarril. Hacía tiempo que se había largado a linyerear, abandonado, vaya a saber por qué, su familia, su pago y sus amigos. Un poco de amargura guardaba por dentro, y la había venido rumiando despacio como para acompañar la soledad.
Finalmente llegó mojado y aterido hasta la estación del ferrocarril, solitaria a la costa de aquello que hubiera querido ser un pueblito, pero que de hecho nunca pasó de ser un conjunto de casas que actualmente se estaban despoblando. No le costó conseguir permiso para pasar la noche al reparo de uno de los grandes galpones de zinc. Allí hizo un fueguito, y en un tarro que oficiaba de ollita recalentó el estofado que le habían dado al mediodía en la estancia donde pasara la mañana. Reconfortado por dentro, preparó su cama: un trozo de plástico negro como colchón que evitaba la humedad. Encima dos o tres de las bolsas que llevaba en el mono, más un par de otras que encontró allí. Para taparse tenía una cobija vieja, escasa de lana y abundante en vida menuda. Como quien se espanta un peligro de enfrente, se santiguó y rezó el Bendito que le enseñara su madre.
Tal vez fuera la oración familiar la que lo hizo pensar en Dios. Y como no tenía otro a quien quejarse, se las agarró con el Todopoderoso reprochándole su mala suerte. A él tenían que tocarle todas. Pareciera que el mismo Tata Dios se las había agarrado con él, cargandole todas las cruces del mundo. Todos los demás eran felices, a pesar de no ser tan buenos y decentes como él. Tenían sus camas, su familia, su casa, sus amigos. En cambio aquí lo tenía a él, como si fuera un animal, arrinconado en un galpón, mojado por la lluvia y medio muerto de hambre y de frío. Y con estos pensamientos se quedó dormido, porque no era hombre de sufrir insomnios por incomodidades. No tenía preocupaciones que se lo quitaran. En el sueño va y se le aparece Tata Dios, que le dice:
-Vea, amigo. Yo ya estoy cansado de que los hombres se me anden quejando siempre. Parece que nadie está conforme con lo que yo le he destinado. Así que desde ahora le dejo a cada uno que elija la cruz que tendrá que llevar. Pero que después no me vengan con quejas. La que agarren tendrán que cargarla para el resto del viaje y sin protestar. Y como usted está aquí, será el primero a quien le doy la oportunidad de seleccionar la suya. Vea, acabo de recorrer el mundo retirando todas las cruces de los hombres, y las he traido a este galpón grande. Levántese y elija la que le guste.
Sorprendido el hombre, mira y ve que efectivamente el galpón estaba que hervía de cruces, de todos los tamaños, pesos y formas. Era una barbaridad de cruces las que allí había: de fierro, de madera, de plástico, y de cuanta materia uno pudiera imaginarse.
Miró primero para el lado que quedaban las más chiquitas. Pero le dio verguenza pedir una tan pequeña. El era un hombre sano y fuerte. No era justo siendo el primero, quedarse con una tan chica. Buscó entonces entre las más grandes, pero se desanimó enseguida, porque se dio cuenta que no le daba el hombro para tanto. Fue entonces y se decidió por un tamaño medio: ni muy grande, ni tan chica.
Pero resulta que entre éstas, las había sumamente pesadas de quebracho, y otras livianitas de cartón como para que jugaran los gurises. Le dio no sé qué elegir una de juguete, y tuvo miedo de corajear con una de las pesadas. Se quedó a mitad de camino, y entre las medianas de tamaño prefirió una de peso regular.
Faltaba con todo tomar aún otra decisión. Porque no todas las cruces tenían la misma terminación. Las había lisitas y parejas, como cepilladas a mano, lustrosas por el uso. Se acomodaban perfectamente al hombro y de seguro no habrían de sacar ampollas con el roce. En cambio había otras medio brutas, fabricadas a hacha y sin cuidado, llenas de rugosidades y nudos. Al menor movimiento podrían sacar heridas. Le hubiera gustado quedarse con la mejor que vió. Pero no le pareció correcto. El era hombre de campo, acostumbrados a llevar el mono al hombro durante horas. No era cuestión ahora de hacerse el delicado. Tata Dios lo estaba mirando, y no quería hacer mala letra delante suyo. Pero tampoco andaba con ganas de hacer bravatas y llevarse una que lo lastimara toda la vida.
Se decidió por fin y tomando de las medianas, la que era regular de peso y de terminado, se dirigió a Tata Dios diciéndole que elegía para toda su vida aquella cruz.
Tata Dios lo miró a los ojos, y muy en serio le preguntó si estaba seguro de que quedaría conforme en el futuro con la elección que estaba haciendo. Que lo pensara bien, no fuera que más adelante se arrepintiera y le viniera de nuevo con quejas.
Pero el hombre se afirmó en lo hecho y garantizó que realmente lo había pensado muy bien, y que con aquella cruz no habría problemas, que era la justa para él, y que no pensaba retirar su decisión. Tata Dios casi riéndose le dijo:
- Vea, amigo. Le voy a decir una cosa. Esa cruz que usted eligió es justamente la que ha venido llevando hasta el presente. Si se fija bien, tiene sus iniciales y señas. Yo mismo se la he sacado esta noche y no me costó mucho traerla, porque ya estaba aquí. Así que de ahora en adelante cargue su cruz y sígame y déjese de protestas, que yo sé bien lo que hago y lo que a cada uno le conviene para llegar mejor hasta mi casa.
Y en ese momento el hombre despertó, todo dolorido del hombro derecho por haber dormido incómodo sobre el duro piso del galpón.
A veces se me ocurre pensar que si Dios nos mostrara las cruces que llevan los demás, y nos ofreciera cambiar la nuestra por cualquiera de ellas, muy pocos aceptaríamos la oferta. Nos seguiríamos quejando lo mismo, pero nos negaríamos a cambiarla. No lo haríamos, ni dormidos.
Mamerto Menapace
"Cuentos Rodados"
b) Nos dá tranquilidad: la tranquilidad ce cumplir con la misión que Dios me preparó desde toda la eternidad.
c) Nos hace amar mucho a Jesucristo.
"¿Quieres ser amigo de Jesucristo?" Haz la voluntad de Dios. No olvides que El dijo: "Quien hiciere la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, éste es mi hermano, mi hermana, y madre" (Mt. 12, 50).
VI- Conclusión.
Tengamos siempre presente en nuestros pensamientos el Fiat Voluntatis Dei (hágase tu voluntad).
A este fin debemos dirigir toda nuestra vida interior, todos nuestros anhelos.
Entregarle a Jesús nuestra voluntad, para hacer su voluntad.
Aceptemos todo cuanto Dios haga con nosotros. El es fiel. Decid como decía un gran santo: "te doy gracias Señor por todo, porque todo lo haces y lo permites para mi bien".
El F.V.D no olvidemos, apunta por un lado a las grandes decisiones, pero también a las pequeñas cosas de cada día.
"Señor, aquí estoy para hacer tu voluntad".
1) Todos nos damos cuenta que es preciso mejorar la realidad de nuestros tiempos. Pero imposible sería mejorar la realidad si primero no la conocemos.
Nos cuesta mucho conocer la realidad del tiempo que nos toca vivir, porque nos falta optimismo.
Esto lo vemos en 2 actitudes concretas:
1° La nostalgia del ayer:
La del hombre que vive añorando tiempos pasados. Que se queja de nuestro siglo, la de aquel que piensa que ya nada se puede hacer en este mundo.
"A esos les gritaría: cobardes, les asusta lanzarse al mundo para vivir un cristianismo en medio de los hombres".
2° El futuro incierto:
La del hombre que vive imaginando grandes soluciones para los problemas pero que ni siquiera es capaz de encontrar las pequeñas soluciones de cada día.
Mil cosas tienen en mente pero ninguna llevan a la práctica.
Piensan en el mañana porque el hoy les asusta.
A fin de cuentas estas dos posturas, tan comunes entre los cristianos no son para nada cristianas.
2) El cristianismo debe esforzarse por mirar las cosas con optimismo, ¡Tenemos esperanza!. No hay que tener espíritu negativo frente a las cosas del mundo. (Hay que evitar la mala tendencia de considerar lo actual con el pecado).
Ser más propensos a alabar que a criticar.
"Todo lo bueno nos pertenece a los cristianos".
El mundo es nuestro porque es de Cristo.
3) El cristiano también debe ser un hombre valiente, con pasión, con inquietudes. Que se anima a meterse en el mundo, porque sabe que no la juega sólo, sino con Cristo y la Iglesia.
¿Por qué temer a este tiempo que nos toca vivir? ¿Por qué no amarlo? Si Dios nos puso en este lugar y en esta hora de la historia por algo será.
"Los problemas de hoy no pueden asustar más que a los tibios y vacilantes. Para las almas ardientes y generosas, acostumbradas a vivir con Cristo, estos mismos problemas de hoy, son estímulo para luchar".
4) Esto nos tiene que empujar a una actitud concreta, hoy, ahora:
Hay que ver todo lo bueno que hay en los demás e irlo asimilando.
Tener espíritu despierto para no quedarse dormido, para no aburguesarse.
Formarse cada vez más. Es la mejor forma de mejorar la realidad.
Ante todo: poner a Cristo por encima de todo y luchar esa aventura de cada día por El, con El y como El.
Vuelve tus ojos al Cristo joven, perfecto Dios y perfecto Hombre, y entrarás en la vida pisando fuerte.
No seas tan viejo que pienses en tono quejumbroso que nada puedes hacer en la vida.
Puedes -teniendo a Cristo contigo- sentir el orgullo de un conquistador de cien mundos.
El mundo es nuestro porque es de Cristo.
"El que es santo, santifíquese más" (Apocalipsis 12, 11). ¿Quieres más preceptos positivos para llevar una vida más cristianamente ambiciosa?
"Conviene mucho no apocar los deseos, sino creer de Dios, que si nos esforzamos poco a poco, aunque no sea luego, podremos llegar a lo que muchos santos con su favor". Es la Madre Teresa quien nos lo dice:
"Espántame lo mucho que en este camino animarse a grandes cosas; aunque luego no tenga fuerzas el alma, da un vuelo y llega a mucho". Es otra vez Teresa, que insiste sobre lo mismo.
¡Que sí! Que el Señor es amigo de almas animosas, de comienzos briosos, de sacudidas fuertes. Una sola cosa quiere Dios en nuestra ambición: que pongamos toda nuestra confianza en El. Eso basta.
Prométele ser un hombre desvergonzadamente apasionado de Cristo.
De la Carta a Diogneto
Los Cristianos en el mundo.
Los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar donde viven, ni por su lenguaje, ni por sus costumbres. Ellos, en efecto, no tienen ciudades propias, ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida distinto. Su sistema doctrinal no ha sido inventado gracias al talento y especulación de hombres estudiosos, ni profetas, como otros, una enseñanza basada en autoridad de hombres.
Viven en ciudades griegas o bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y, sin embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos, increíble. habitan en su propia patria, pero como forasteros: toman parte de todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros, toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña. Igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que reciben. Tienen la mesa en común, pero no el lecho.
Viven en la carne, pero no según la carne. viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el cielo. Obedecen las leyes establecidas y con su modo de vivir superan estas leyes. Aman a todos, y todos los persiguen. Se los condena sin conocerlos. Se les da muerte y con ello reciben vida. Son pobres y enriquecen a muchos: carecen de todo, y abundan en todo. Sufren la deshonra, y eso les sirve de gloria, sufren detrimento en su alma, y ello atestigua su justicia. Son maldecidos y bendicen, son tratados con ignorancia, y ellos a cambio, devuelven honor. Hacen el bien, y son castigados como malhechores, y al ser castigados a muerte, se alegran como si se les diera la vida. Los judíos los combaten como a extraños y los gentiles los persiguen, y, sin embargo los mismos que los aborrecen no saben explicar el motivo de su enemistad.
Para decirlo en pocas palabras, los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo. El alma, en efecto, se halla esparcida por todos los miembros del cuerpo; así también los cristianos se encuentran dispersos por todas las ciudades del mundo. El alma habita en el cuerpo, pero no procede del cuerpo, los cristianos viven en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible está encerrada en la cárcel del cuerpo visible; los cristianos viven visiblemente en el mundo, pero su religión es invisible. La carne aborrece y combate el alma, sin haber recibido de ella agravio alguno, sólo porque le impide disfrutar de los placeres; también el mundo aborrece a los cristianos, sin haber recibido agravio de ellos, porque se oponen a sus placeres.
El alma ama al cuerpo y a sus miembros, a pesra de que éste la aborrece, también los cristianos aman a quienes los odian. El alma está encerrada en el cuerpo pero es ella la que mantiene unido al cuerpo, también los cristianos se hallan retenidos en el mundo como en una cárcel, pero ellos son los que mantienen la trabazón del mundo. El alma inmortal habita en una tienda mortal, también los cristianos viven como peregrinos en moradas corruptibles mientras esperan la incorrupción celestial. El alma se perfecciona con la mortificación en el comer y beber, también los cristianos constantemente mortificados, se multiplican más y más. También importante es el puesto que Dios les ha asignado, del que no les es lícito desertar.
9.3 Carta a Diogneto
I- Nuestro puesto en el Mundo
Se lee la "Carta a Diogneto", esta carta está escrita por un griego del siglo 1° después de Cristo, que le cuenta a su amigo como viven los cristianos.
II- Introducción
Esta carta supone la idea de una doble realidad o mejor dicho como una doble composición de todo lo existente, en especial los hombres. Por un lado los cristianos y por otro, el resto de los hombres y de las cosas.
Esta doble clase de hombres produce una doble clase de obras, de cosas, de modos de vida.
Es lo que el Señor habla en la parabola de la cisaña, o de los peces buenos y malos. O la que menciona cuando habla de ser "sal de la tierra y luz del mundo". O sea no se queda con constatar la realidad de esta doble presencia sino que hay una acción de la una sobre la otra, como una lucha.
Siempre los cristianos se preguntaron como debían moverse en esta doble realidad. Viendo que no podía prescindir de ella, ni aislarse ni ignorarla ni dejarla, no era lícito tener una actitud sectaria y aislada (meterse en una burbuja).
La carta lo ha resuelto para nosotros: Los cristianos son en el mundo como el alma en el cuerpo.
Dipersa por todos lados (catolicidad).
Pero es distinta del cuerpo (no se confundan).
Es superior al cuerpo porque es espiritual.
Está como encerrada en el cuerpo (idea de transitoriedad).
Hay como un rechazo del primero por la segunda.
Pero es el alma la que da vida al cuerpo, que sino se muere y pudre, es la que le da identidad y forma, conocimiento y razón.
III- ¿Qué tenemos que hacer?
Cada uno de nosotros debe ser como el alma en nuestro lugar.
Hay entonces como un doble sentido, debe ser "portador de vida o apóstol" y por otro lado debe ser "testigo de una realidad distinta".
Es el cumplimiento de la consigna del Señor: Uds. son la sal de la tierra y la luz del mundo. Debemos ser ejemplo para los demás.
Podríamos hablar aquí de los ejemplos enormes, grandiosos y hasta exagerados, Maximiliano Colbe dando la vida por otro en un campo de concentración, San Francisco dejando todo y vistiendo una arpillera y así muchos otros, pero no es de esto de lo que nos habla la carta.
Hay otros ejemplos, diarios, sencillos, a veces casi intrascendentes a las que alude la carta y la palabra de Dios, sal (que ni se nota y si se notara sería desagradable), luz que no se ve pero que permite ver.
Ejemplos, testimonios de todos los días.
Vivir de acuerdo a eso que somos, vivir de acuerdo a la doctrina cristiana.
Buscar que nuestras acciones recuerden a Jesús.
Que puedan decir "es Cristiano" no por cosas exteriores, cruces o distintivos (que de hecho hasta una mujer de la vida usa) sino por nuestras obras.
Por nuestro amor al prójimo (saber ayudar, perdonar, socorrer, prestar, ...). Por nuestro modo de vivir, sencillo, austero.
Saber vivir las cosas normales de la vida diaria pero por Cristo, con Cristo, y como Cristo.
Contar un chiste, salir a bailar, hacer deporte, saber ser leal, sincero, alegre, optimista, cordial, afable, valiente.
Vivir la inmensidad de la caridad, en los límites de nuesra situación.
"Sobrarían las palabras si mostrásemos las obras, no habría un solo pagano, si nosotros fuésemos verdaderamente cristianos. San Juan Crisóstomo.
Pablo VI "el mundo está cansado de palabras, quieren ver obras".
Lo contrario es el anti-testimonio, el escándalo: el de aquellos que son sal que no sala (para ser pisoteada por los hombres), luz que no ilumina.
IV- En concreto
Vivir conforme a lo que somos.
Vivir como decimos y predicamos.
Tener unidad de vida y no doble faz.
Buscar que nuestras acciones sean cristianas.
Saber amar al prójimo (ayudar, dar limosna, perdonar, prestar, visitar, socorrer.)
Tener un estilo de vida cristiano: sencillo, discreto, alegre,...
Saber divertirse, jugar, ser leal, veraz, cordial, afable, valiente.
Saber jugarse por algo y aguantar una burla.
Ser trabajadores, buenos compañeros, tener presencia.
Ser piadosos sin ser pietistas, chupa cirios o melosos.
V- Conclusión
¿Cómo somos con nuestra familia?
¿Cómo soy con mis amigos de todos los días (tengo doble vida)?
¿Soy esquizofrénico espiritual?
¿Cómo soy con mis inferiores: empleados, sirvientes, ...?
¿Se puede decir por lo menos que soy un "buen tipo"?
¿Cómo me ven los demás? ¿Cuál es la imagen que me he formado?
¿Ven a Cristo en mí? ¿Yo debo ver a Cristo en los demás, pero y en mí?
¿Cómo creo que debe ser mi actitud?
NO BASTA SER HAY QUE PARECER.
QUE LOS DEMAS AL VERNOS, PUEDAN DECIR: "ESE SI QUE CONOCE LA VIDA DE CRISTO".
a) Es la virtud de las virtudes. Podrás tener muchas virtudes, pero si no tenés caridad no tenés nada. "Si yo no tengo amor yo nada so Señor. Al fin de cuentas el día que lleguemos al Cielo lo único que quedará delante de Dios será el amor, todo lo que hayamos hecho por amor a El.
b) La caridad es un mismo amor con dos movimientos. Uno hacia Dios y otro hacia el prójimo. Caridad fraterna: es la que tenemos con los próximos.
c) El amor al prójimo muchas veces es más difícil que el amor a Dios. A dios basta conocerlo para amarlo más. Pero al prójimo en la mayoría de los casos cuanto más lo conocemos, más conocemos sus defectos, y se nos hace más difícil amarlos.
d) Pero cuanto más difícil la caridad, y menos amable el prójimo, más meritoria es la caridad. Nos hace más santos.
Obstáculos
1) El espíritu chismoso. (Víste lo que hizo fulano). Es feísimo. Cosa indigna de hombres.
2) Los juicios temerarios. Hablar mal de los demás (interna o externamente). Antes de hablar mal del otro, mejor callar. "Creer todo el bien que oigo, y no creer sino el mal que se ve".
3) Las diferencias de carácter. A lo largo del día nos encontramos con todo tipo de personas. Alegres, tristes, malhumoradas, impacientes, egoístas, etc... ¿Y nosotros? ¿Cómo somos?
Hay que aprender a mortificarnos y a aceptarlos con alegría.
También para con el prójimo hemos de ejercitar la mansedumbre, y el principio de esta mansedumbre está en la caridad. Para ser manso para con él hay que mirar los dones divinos que tenga: en él hay que amar a Dios. Amar a los hombres por sí mismos es perder tiempo. Los hombres son como sacos rotos; quien en ellos ponga sus tesoros, puede tener entendido que los perderá.
Viendo a Dios en el prójimo soportaréis sus defectos, corregiréis sin asperezas y le trataréis como hubierais tratado al mismo Jesucristo llendo al Calvario cargado de su cruz; tendréis compasión de su miseria, que ya no os irritará, y le prestaréis servicio con paciencia y bondad. Mas para conducirse así es del todo necesario amar a Dios en él.
Nada tan imprescindible como esta mansedumbre con el prójimo, mayormente en comunidad. En ella estriba la paz y la unión fraterna. El prójimo da muchas ocasiones de ejercitar: hay que soportarle con dulzura, pensando que con ello hacemos un préstamo que se nos devolverá, pues también nosostros ejercitamos la paciencia ajena. La mansedumbre evita pleitos y contiendas, y nuestro Señor la recomendó en la última cena, en la cena eucarística que con sus discípulos celebrara antes de despedirse de ellos.
Virtudes a Trabajar
1) Tratar a los demás con alegría y cordialidad. Debemos ser maestros del buen humor. Tener detalles. No andar haciendo grupúsculos.
2) Estudiarse para no hacer sufrir a nadie. Aprender a conocer lo que molesta a los demás de nosotros. Ser burlones, tristes, charlatanes, cada uno debe saber.
3) Saber elogiar a los demás, hablar bien de todos.
No ser indiferentes ante el dolor del otro.
Rezar por los demás, por los que necesitan.
4) Pulir la lengua. (Sgo. 3, 1-18).
Evitar contradecir en las cosas triviales. A veces todo lo contradecimos, hasta las pavadas más grandes.
5) Servir a los demás bien y con alegría. No ser amarretes con el tiempo. Imitar a Cristo que tenía tiempo para todos.
Terminar lo que el otro no hizo bien. No quejarse.
6) Saber negarse con amabilidad.
7) Saber interesarse por los demás, por sus éxitos, por sus fracasos, por sus proyectos.
8) Perdonar de corazón.
No ha de ser el fuego de la caridad tampoco, un fueguito que se deje apagar por unas gotitas. 70 veces 7.
9) Saber corregir con amabilidad. Siempre a solas y de corazón.
10) Saber divertirme y hacer pasar a los demás un buen rato. Eso también es caridad.
11) Aprendamos como María a tener detalles con todos. Ella es toda dulzura. Pidámosle que nos haga hombres de caridad.
Algunas veces me paro yo a pensar cómo una persona quiere o puede querer mal a otra, estando en medio de entrambas Jesucristo nuestro Señor, cómo puede tener desabrimiento con el cuerpo quien tiene, o debe tener, amor con la cabeza. ¿No sabéis, hermana, que cuando el señor resucitó y apareció a sus discípulos se puso en medio de ellos, y no a la cabecera ni en otra parte?. Y esto, ¿para qué, sino para que entendiésemos que está en medio de nosotros y que no podemos querer ni hacer mal a nadie sin que primero lo hagamos a El? Quien al prójimo quiere mal, a Cristo, que es su cabeza, quiere mal; y quien a Cristo quiera mal, mejor le fuera no haber nacido, pues no sabe conocer aquello para que fue creado, que es para amar a este Señor. Pensad, hermana, que vuestros prójimos son cosa que a Jesucristo toca, que son imágenes suyas, que son cosa por la cual dió su sangre; y decid: "¿Cómo querré yo mal a quien mi Señor quiere bien? ¿Cómo desearé muerte a quien El quiere dar la vida? Murió mi Señor por estas personas, y tornaría otra vez a morir por ellas si menester fuese, ¿y dejaré yo de amar a quien El tanto ama? ¿Qué se me da a mí que me hagan malas obras, pues no las amo yo por quien ellas son ni por lo que a mí hacen? Por Cristo las quiero: ¿qué parte son sus obras para quitarme el amor que por Cristo les tengo? Plega a Dios que sean muy grandes delante su acatamiento y que gocen ellas de El y El de ellas, para que haya más templos donde mi Señor more, más ánimas que le alaben y sirvan, más corazones que le amen, pues El lo merece". Y cada vez que la viéredes, decid: "¡Señor!, gozad vos de estas ánimas, y no sean de otro sino vuestras. ¡Señor!, vuestras imágenes son; estén tales, que representen a vos, y a ellas y a mí y a todos dadnos perdón, gracia y gloria". Y si la carne no quisiere decir esto, dígalo el espíritu, y alzad el corazón al Señor pidiéndole socorro y diciéndole: "¡Señor!, por tu amor y no por ellas." Poco a poco os hallareis en paz; y si guerra hubiese, no seáis en ella vencida, ni digáis ni hagáis cosa que no sea buena para con ellas, ni consintáis cosa en vuestro corazón que sea perjurio contra ellas.
"Un amigo fiel es poderoso protector, el que le encuentra halla un tesoro" (Ecles 6,14).
Conocemos a medio mundo, saludamos a todos, pero con nadie hablamos profundo. Ahí faltan verdaderos amigos.
Poco a poco hay que ir aprendiendo a ser profundos en nuestras amistades. Hablar de pavadas no es malo (es una forma de compartir), pero hablar de cosas esenciales es buenísimo.
¿Que es la amistad?
"Una unión de 2 almas que se unen para obrar el bien".
"Buscas una gran amistad y no anda Dios de por medio? No te lo creo, ¿qué clase de amistad es esa donde no se comparte lo más valioso que tenemos?".
Una buena amistad es:
Desinterisada: no es cuestión de mirarse uno al otro, sino mirar juntos en una misma dirección.
Paciente: saber esperar.
Sincera: no anda con chismes ni con pavadas. Es recia, varonil. Hay que evitar todo tipo de amistades pegajosas, donde no se hace más que pavear.
Transparente: las cosas se dicen tal como son. Se alaban las buenas cualidades, pero se corrigen los defectos.
Clase de Amistad:
Amistades no buscadas: (amigos de familia, allegados). Es preciso valorarlas y cuidarlas.
Amistades buscadas: amistades que contraemos voluntariamente. Es acá donde se descubren las amistades más fuertes.
Siempre debemos buscar que Dios ande de por medio. El así lo quiere. "¿Quieres ser santo? Busca amigos santos".
Y yo diría: ¿Quieres ser mediocre? Busca amigos mediocres.
Existen algunos tipos de amistad muy comunes:
Las malas compañías: de amistad no tiene nada. Escaparles.
Las compañías frívolas: no hay que tratarlas mucho. La mediocridad es algo contagioso.
Las buenas amistades: fomentarlas, hacerlas crecer, son un regalo de Dios.
Las amistades pegajosas: dispararles. Una amistad donde hay exclusivisimo es una mentira. Donde el otro se enoja porque saludé a tal o cual. No olvidemos que la amistad es una hoguera de caridad, y la caridad se dá a todos por igual. No anda con excepciones.
Es impresionante como influyen en nosotros los amigos. Cuantos santos podríamos mencionar que se hicieron santos gracias a amistades santas. Porque estos amigos de fierro son puestos por Dios en nuestro camino para llevarnos al Cielo.
"El chanta no tiene amigos, tiene complices".
El que vive de la fiesta, no tiene amigos, tiene compañeros de fechoría.
El que es vago y mundano, no tiene amigos, tiene relaciones.
El que es déspota, no tiene amigos, tiene siervos.
El que es amigo de Dios tiene amigos, porque la verdadera y desinteresada amistad sólo puede fundarse en Dios".
Tres virtudes necesarias para la amistad
Existen tres virtudes que en Jesús vemos muy claramente. La amabilidad, la afabilidad, y la alegría.
Virtudes que tenemos que luchar por vivir, ya que nos hacen muy parecidos a Cristo, y nos dan ese buen perfume que tanto atrae a todos: la caridad.
I- La Amabilidad
Es la virtud que hace a un hombre amable, digno de ser amado.
Sus actos son variadísimos, y todos exitan la simpatía y cariño de nuestros semejantes. La benignidad, el trato delicado, la alabanza sencilla, el buen recibimiento, la indulgencia, el agradecimiento manifestado con entusiasmo, el desagravio, la paz, la paciencia, la mansedumbre, la exquisita educación en palabras y modales, etc., ejercen un poder de seducción y simpatía entorno nuestro, que con ningún otro procedimiento pudiéramos lograr. Con razón escribió Gounod que el hombre se inclina ante el talento, pero solo se arrodilla ante la bondad.
Es una virtud de los hombres. No significa debilidad o blandura, sino el justo medio. Cuando se debe decir no, se dice. Cuando debemos corregir a alguien, lo hacemos. Pero siempre de manera tal que algún día podamos ver al pecador convertido, y a nuestro enemigo sentado a nuestro lado.
"Suaves en el modo, firmes en las convicciones".
Ejemplo: "Cuentan que un señor se acercó a Don Bosco y le preguntó: ¿Qué tengo que hacer para que los chicos me respeten y admiren?
Hazte amar".
II- La Afabilidad
Es la manifestación de la caridad en el trato con los demás. Es, sin duda uno de los pilares del apostolado. Sus manifestaciones concretas.
El hombre afable es sencillo, complaciente, conversa de buen grado con todos, alaba sin adulación las buenas cualidades ajenas, conserva siempre una dulce sonrisa en sus labios. Tiene particular cuidado en no lastimar a nadie, procede en todo con sumo tacto y delicadeza; por eso, todo el mundo le quiere y no se crea enemigos en ninguna parte. Su bondad le hace generoso, magnánimo, desinteresado. Es profundamente compasivo, tiene particular tino para descubrir las miserias y necesidades ajenas, y no pasa de largo ante ellas, sino que se detiene, las socorre y alivia como el buen samaritano. Jamás habla bruscamente; su tono no es imperioso; su palabra no hiere, su respuesta nunca mortifica aunque contradiga nuestros gustos. Jamás la sonrisa burlona aparece dibujada en sus labios. Disimula con exquisita caridad nuestros olvidos, descortesías o impertinencias. El amable y bondadoso conseguirá más con una sola conversación agradable que otros con cien reprensiones. Por el contrario, el áspero y desabrido como no habla nunca sin herir, es aborrecido de todos y se hace blanco del odio universal.
III- La Alegría
Es la manifestación exterior de la caridad y la esperanza.
La verdadera alegría, la alegría sobrenatural, es un regalo de Dios. Sólo la posee el corazón puro del que vive en gracia. Es una virtud, lo cual significa 2 cosas:
- que es un estado habitual, y no un sentimiento pasajero.
- que, como toda virtud, debemos conquistarla! Esto logra al aumentar en nosotros la caridad y la esperanza.
La alegría verdadera es distintivo del cristiano verdadero. Debemos ser pilares de alegría, si nos tienen a los cristianos por tristes, algo anda mal; tal vez no entendimos bien nuestro mensaje, la "Buena Noticia". De más está decir que es un fundamento para el apostolado.
En concreto:
- Saber ver el lado bueno de todo.
- No quejarse.
- Buen humor, buen carácter.
- Saber reirse de uno.
- ¡Animo sereno, no risa estrepitosa, sonreir más que reir!
- Logra no estar dependiendo de los triunfos, éxitos, del estado de ánimo...
-"¿Cómo estás?" "Muy bien!".
El cristiano amable, el cristiano afable, el cristiano alegre, está siempre haciendo apostolado; siempre dando testimonio.
I- Introducción
En Mt. 18, 15 (leerlo) Cristo nos habla de la corrección fraterna. Eso que tanto nos cuesta a todos. Sin embargo Cristo nos pide esto.
"¿Cómo puedes pasar inadvertido ante el obstáculo de tu hermano, que le impide amar a Dios?".
La corrección fraterna es un termómetro de la caridad. Quien de verdad ama a su hermano, quiere ganarlo para Cristo. No va a tener miedo.
Ante alguien que está es peligro, o que no es como debería o podría ser, no debemos encogernos de hombros y dejarlo pasar, eso no haría Cristo. Sabemos que El decía las cosas de frente, pero siempre con mucha delicadeza.
II- Es necesario tener en cuenta los siguientes puntos:
a) La corrección fraterna no es una ofensa. Todo lo contrario, es un gran favor que yo le hago a mi hermano.
Por eso cuando se corrige no hay que corregir con verguenza, como pidiendo un favor, sino hay que hablar con palabras claras asumiendo las posibles contrariedades que esto acarree.
b) Hay que tener en claro que no se corrige por sinceridad, sino por caridad. (Podría ser muy sincero, pero interesarme un pito el bien de mi hermano). Entonces es necesario sinceridad, pero ante todo caridad.
c) El que corrige no piensa en sí mismo, todo lo contrario, se olvida de sí mismo para pensar en el otro, en su camino al cielo.
Nunca se debe corregir a alguien con bronca porque me haya ofendido, pues no se gana nada. Se pierde el verdadero sentido de la corrección.
III- ¿Cómo se ha de corregir?
1. Siempre a solas: hablar es una cosa, murmurar otra (hablar mal de una persona con otros). La cuestión no es hacer quedar mal a nuestro hermano, sino corregirlo. Por eso a solas.
2. Con prudencia: saber bien las cosas. Cuando se lo digo y como.
3. Con humildad: para encontrar las palabras justas que no ofendan.
4. Con deseos de amistad: "si te escucha habrás ganado un amigo". Mt. 18, 15. Muchas veces ganamos un amigo cuando lo corregimos y nos escucha.
Pero siempre hay que tener en cuenta que el que corrige lo hace con humildad. Para hablar hay que saber escuchar al otro, y escuchar a los demás cuando nos corrigen. Cristo nos habla a través de ellos. Que feo es ser reconocidos por todos como personas cerradas a las cuales nada se les puede decir. "No seas soberbio, no rechaces toda ayuda de los demás".
IV- Conclusión
A aquellos que tienen miedo de corregir, escuhen a San Pablo.
"Es indudable que toda corrección, de momento, parece que no trae gozo, sino pena; pero después producirá en los que son labrados con ella frutos apacibles de justicia". (Hb. 12, 11).
Que tenga yo la seguridad de que tu como cristiano que eres, no hablarás mal de mí, como cristiano que soy y hermano tuyo. Ten la seguridad más absoluta de que nunca mis labios se mancharán calumniándote o difamándote, o diciendo vanamente mal de tí.
Todo lo malo que veas en mí, tienes obligación de decírmelo para que me corrija, diciéndomelo a la cara, para que pueda agradecértelo.
I- Introducción
"Hoy es muy raro escuchar hablar del amor a la Iglesia. Pero no olvidemos que gracias a Ella, a nuestra Madre, vivimos unidos en una misma fe, camino al Cielo".
Así es, Cristo fundó la Iglesia. Comenzó a edificarla cuando anunciaba el Evangelio, consuma su obra en la Cruz, y el día de Pentecostés le da su impulso, a esta obra de Dios a través de elementos humanos.
Cristo conociendo todas nuestras flaquezas, nos eligió sin embargo para formar su Iglesia. "Mirá a Pedro, piedra de la Iglesia y recuerda que Cristo lo eligió conociendo todas sus negaciones".
II- ¿Por qué amar a la Iglesia?
1) Porque a través de ella recibimos todas las gracias, y ayudas necesarias para llegar al cielo. Debemos estar eternamente agradecidos a la Iglesia que es nuestra madre. Ya que desde el bautismo nos está guiando y nos permite acercarnos a los sacramentos. Porque Ella es nuestra Madre. "Debemos agarrarnos a Ella como el árbol se agarra al suelo". Junto a Ella estamos seguros de alcanzar a Dios.
2) Poque nosotros somos la Iglesia. No estamos en Ella como algo externo, como un mosquito que chupa lo que necesita y después se va, sino como MIEMBROS de ese cuerpo, los ojos, los dedos, los pies ... No estamos en la Iglesia como los pasajeros de un barco, sino como sus marineros y tripulantes.
3) Porque la Iglesia es el mismo Cristo. El "Cristo Total" dice el Nuevo Catecismo "Cristo Grande" la llama San Agustín. Si amamos a Cristo, amaremos TODO lo de Cristo. Y esto incluye a su Iglesia. Porque Cristo la quiso y la quiere muchísimo, aún con todos sus defectos.
III- ¿Cómo amarla?
a) Amar a quienes la forman
Amor concreto por el Papa. Rezar por él, por lo que dice; conocer su vida, JAMAS una crítica. Ni decirla ni permitirla. Antes, que se me caigan los dientes y se me pudra la lengua.
Amor concreto a nuestro obispo. Sino, no amo verdaderamente a la Iglesia.
Lo mismo con los sacerdotes que conocemos, darles el buen trato y respeto que merecen. Más allá de que no nos guste tal o cual cosa.
Y obviamente a nuestro prójimo, nuestros hermanos en la fe.
Es muy importante comprender que la Iglesia no son las autoridades, sino que somos todos. Es la familia de Cristo en la tierra, donde obviamente en toda la familia hay un padre (Papa) al cual hay que obedecer como al mismo Cristo.
b) La Iglesia además de ser nuestra "Madre" es nuestra maestra, por lo que debemos amar sus enseñanzas, su doctrina que es la misma que Cristo enseñó.
Conocerla, para vivirla con más profundidad; para no meter la pata en nuestros juicios, y ser hombres de criterio; para defenderla como corresponde.
Asentirla a Ella, con confianza. ¡Está guiada por el Espíritu Santo!.
Enseñarla, si algo nos parece bueno, tratamos de compartirlo con los demás. Hacer apostolado, acercar a la gente a la formación.
c) Amar los medios que nos propone para llegar a Jesús.
En concreto; amar los sacramentos, son verdadera fuente de vida.
Debemos amar muy especialmente la Eucaristía y la Confesión.
Y acercar a otros a los sacramentos.
Pues la Santa Iglesia es madre de nuestras almas. Ella nos ha engendrado a Jesucristo entre tormentos de martirio, nos da una vida espiritual que nadie nos puede arrebatar, nos educa para la vida eterna, para que podamos allí gozar con Dios por Jesucristo de su misma gloria y felicidad. Ahora en los peligros de la vida, como madre cariñosa y solícita que es, guía y sostiene todos nuestros pasos, nos ampara contra los ataques de los enemigos, cura las llagas, trabaja y sufre por nosotros. Ni nos deja hasta tanto que se hayan cerrado nuestros ojos a la luz, y se haya apagado el habla en nuestros labios y haya por fin cesado de palpitar nuestro corazón. Y al llegar a este punto toma nuestra alma después de haberla purificado, la bendice y revestida de sus merecimientos la lanza al seno de Dios Creador y Redentor. Hasta el Purgatorio nos acomapaña su caridad, pues también allí tiene poder con su expiación y sufragios. Su oficio salvador no acaba sino a la puerta del cielo.
¿Oh, quién no amará y no se aficionará a tan dulce y cariñosa Madre?
¿Quién no amará al Papa, Padre común de los fieles, a quién Jesucristo dió un corazón tan grande como el mundo y mayor que todas nuestras necesidades?
¿Quién no tendrá para el Obispo, para los pastores de almas, aquella piedad filial que alivia su peso, espantoso aún para los mismos ángeles, que alienta su celo, consuela sus tribulaciones y les alivai sus sufrimientos? Son padres, padres de una familia inmensa, y padres sin otro sostén que la Divina Providencia que los ha enviado al mundo, como envió a Jesucristo.
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