DIARIO DE CADIZ

LAS HORAS TENDIDAS


Beethoven y el Tireless

 

A Beethoven le salió en la Novena una sinfonía grandiosa con algo así como un espanto coral en el último movimiento. Beethoven no es que escribiera muy bien para voz, ya se le nota en el Fidelio, y en el final de la Novena, en esa Oda a la Alegría que tomó de Schiller, se le atragantan coro y solistas en un engoñipamiento atroz de música y texto. La Novena de Beethoven, las palabras de Schiller, resonaron el miércoles en la Cueva de St. Michael, en Gibraltar, ese Gibraltar atemorizado por la sombra de torpedo y neutrón loco del Tireless. La radiactividad se para con plomo y a lo mejor con un Beethoven iracundo y despeinado encerrado en una caverna. Antes de  repartir pastillas yodadas, sólo queda meter a la población en un bunker de piedra a escuchar la Novena, a rezarle a la música y a la poesía en una catedral excavada, por si eso aplaca la furia de los rayos gamma. Forrar Gibraltar de Beethoven, ponerle el murallón de un coro blanco y una soprano dulce como mi amiga Ruth Rosique. En Gibraltar, para no provocar alarma, lo mejor ha sido llamar a mi amiga Ruth, para que intentara parar la radiactividad a fuerza de mucho fa sobreagudo.

Dice Schiller en su Oda a la Alegría algo así como: “Todos los hombres se vuelven hermanos / Allí donde tu ala dulce se detiene”. No hay en Gibraltar ala dulce ninguna que se haya detenido, sino la aleta fea y negra del Tireless, que vino a descansar por un dolor en el bajo vientre y nos amenaza con bombardearnos de miseria radiactiva a poco que nos descantillemos. Eso sí, llanitos y gaditanos nos hemos vuelto hermanos ante la cara dura del Imperio de su Graciosa Majestad y el pasotismo o sumisión de nuestro Gobierno, que ya se sabe que desde que Blair y Aznar pelan gambas mano o mano en Bajoguía...

Pero ni Schiller ni Beethoven van a terminar con el avispero nuclear del Tireless. Me da a mí que la radiactividad es un animal que no se deja seducir por la música. Aunque a lo mejor se han  equivocado y al reactor del Tireless lo que le va no es Beethoven, sino la canallería de Las Carlotas, claro.


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