DIARIO DE CADIZ |
LAS HORAS TENDIDAS |
El guarda del famoso camping de Chipiona, ese verdor apacible de tortillas y sobornos catetos, ha cantado. Le habían dicho que se callara la boquita, que estaba más guapo, pero no ha podido aguantar y ha soltado lo que ya imaginábamos, que Aparcero estaba allí con los de la bolsa de plástico, con el Muñeco Diabólico sanluqueño, con el otro y el de la moto, corrompiendo poco o mucho al Cunete. De Agustín Cuevas tenía uno otra certeza u otra corazonada, que ya conocíamos su galopada de trepa analfabeto que llegó a la alcaldía a fuerza zancadillas y güisquis. Pero Aparcero, con su aire como de guitarrista del final en un grupo de sevillanas, disimulaba mejor. El bigote sincero, el gesto remoto y desmayado, nada tenían que ver con la chulería indisimulada de Cuevas, que marcaba Startac en el bolsillo y hablaba de sí mismo en tercera persona como un Hugo Chávez bajito y sin escolarizar. Pero con el aria dulce de este guarda y el informe caligráfico que descubrió el pulso de Aparcero hormigueando en una firma, se le viene a desnucar toda la defensa al alcalde de Chipiona. Sólo le sostiene el andamiaje leve del “presunto”, que ya parece una cortesía, porque las evidencias pesan demasiado y empieza a acumulársele en la chepa un nublado de todos sus pecados. Como suele decirse, un político no sólo tiene que ser honrado, sino además parecerlo, y hay más que una duda razonable sobre la inocencia de este Aparcero que ahora quiere escapar del escándalo sacándose entre sudores una conspiración o un sortilegio. Queda, eso sí, la gran pregunta: si es cierto que miembros del PSOE de Sanlúcar y Chipiona estaban conchabados, ¿permaneció la operación oculta para el resto del PSOE provincial, o incluso regional? El PSOE, trastabillado entre sus túnicas, ha estado lento de reflejos en todo el caso Sanlúcar, y sus silencios y capotazos tardones no ayudaban a los buenos pensamientos. Por eso, ha sido muy atinado que los socialistas hayan “invitado” a Aparcero a dejar la alcaldía. El PSOE no tiene la casa para muchos desconchones más. El cambio tranquilo, mejor que venga con albañiles. |