DIARIO DE CADIZ |
LAS HORAS TENDIDAS |
Viene el paro de octubre, el paro invernizo como una nostalgia de camareros, y deja en Cádiz a uno de cada cuatro nuevos desempleados españoles, mano sobre mano, tristes de chiringuitos. Pero el gobierno Aznar, que va feliz en el carro de su déficit cero, sigue hablando de creación de empleo y de fiestas en las oficinas, que es lo que le dicen las maquinitas. La realidad es otra. Cuando se crea empleo, suele ser precario y sumiso, trabajo basura, o sea, y por eso termina el verano y nos deja en la provincia una columna de peregrinos hacia el Inem. Pero veamos un caso concreto. La semana pasada, entrevista de trabajo en el hospital Virgen del Camino, de la empresa Pascual. Un entrevistador de frente huida, ojos de meteorólogo bajito, pide un técnico que supervise y administre un sistema AS/400 de IBM, que le eche el vistazo a los ordenadores cuando se escacharren y que además, en los ratos muertos, haga papeleo. Pero lo quiere contratar ¡como auxiliar administrativo! El sueldo: veinte o veintidós mil duros. El horario: “mira, teóricamente son ocho horas, pero si hay que quedarse más, pues se queda uno”, claro que “la política de la empresa es no pagar las horas extras”. La duración: tres meses y renovación por tres más, si el trabajador traga bien la papilla, se entiende. El entrevistador deja caer entonces que lo que se prefiere es el contrato en prácticas, esa esclavitud legal. Así va Pascual tan contento, pellizcando a las enfermeras. Pascual llega a los pueblos en una nube de esparadrapo, como un salvador, pero esta empresa, que se concierta con dinero público, lo que hace, como tantas otras, es ir explotando jóvenes en un carrusel miserable de contratos temporales, multiplicando horas y bajando categorías y sueldos, aprovechándose de los cuatro pobrecitos de por aquí. Y que no se quejen, que si no... Curiosamente, los sindicatos callan. Llevarán tajada, a lo mejor. Si se preguntan por qué Pascual no pone hospitales en Cataluña o el País Vasco, es fácil contestar. Allí, ese entrevistador recibiría un soberano corte de manga. Pero esto es Cádiz, y aquí, pues eso... |