DIARIO DE CADIZ |
LAS HORAS TENDIDAS |
La estadística, que es el videojuego de las matemáticas, nos viene a decir de vez en cuando lo que ya sabíamos, que la provincia de Cádiz es el culo de Europa en todos los porcentajes y percentiles, el coletazo remolón de todas las curvas gaussianas que salen del traqueteo de los ordenadores. Pero ese 31,96% de tasa de desempleo que nos anuncian ahora —algo engordado por la zambullida de la economía sumergida, es cierto— nos coge en el carrusel de las ferias, con el mareo de la manzanilla y las vueltas de la cuarta, y en estas condiciones hay quien sigue viendo en la campana de Gauss un elefante dentro de una boa constrictor, como Saint-Exupéry. La penuria poetiza la imaginación y tiende a consolarnos con un mundo falso dulcemente pueril, un planetario estilizado de metáforas igual que el de El Principito. Toda la fea estadística y todo el tablaje de índices y clasificaciones somos capaces de disolverlos en una regata, en una romería o en una convidá para que no nos amargue la fiesta, o de transformarlos en una imagen bella y algo dadá que termina dejando la desgracia en una resignación feliz de artisticidad penosa, complaciente y cíngara. Somos el culo de Europa, pero somos un culo alegre y rondador, un culo contento de ser culo, culo riente de bebecito de anuncio, culo desenfadado que se enseña por la ventanilla de un autobús, culo para pintarle ojitos con rotulador y hacerse la cara de un tío mofletudo, coloradote y festivo. Por eso no nos importa que Chaves diga que Andalucía es moderna porque sus romanos construyeron unas autopistas de papel de estraza. Ni que el PTE de la Bahía se retrase porque las secretarias se enredan las uñas en el alambre de los cuadernos y los políticos se tropiezan en las contradanzas de su burocracia y para colmo el niño no termina de traer las gambas, joé. Somos el culo de Europa y lo peor de todo es que alguien nos ha convencido de que así estamos mejor. |