ZOOM · Luis Miguel Fuentes |
“Pandillas de flautistas, vendedores de drogas, mendigos, actrices, parásitos, toda esa caterva anda triste y conmocionada...”. Esta podría ser frase de algunos de los opinadores que seguro se están imaginado ustedes, pero resulta que es de Horacio y se refería a la muerte del cantor Tigelio, que por lo visto era hombre generoso hasta la esplendidez y por eso lo lloraba el gremio, esa tribu de tragasables. Parece que está la calle llena de unos revolucionarios puercos, con las pancartas aceitosas y la camiseta del Che radiante de lamparones mostaza, lo que ayuda a los decentes a alinearse rápidamente. A ver cómo van a estar de acuerdo con semejante chusma, cómo se puede tomar en serio a Zapatero cuando se va con los quinquis, y todo eso. Con tal material, estos opinadores hacen unas graciosísimas enumeraciones de greñas y dientes sucios y ombligos con percocha, y hasta a alguno he leído apoyando sus argumentos en el hecho incontrovertible de que uno de los protestones, político conocido, era bastante mariquitoso (con eso de los armarios y las retambufas es que salen unas líneas la mar de saladas enseguida). Así que la cosa queda como si te discurseara alguien entre sastre y cura párroco, con la única razón de un peine. Pero no deja de ser una artimaña vulgar y un ejercicio fácil eso de los “compañeros de viaje de Sadam”, “el circo”, “los batasunos”, etcétera. Este estilo se puede imitar, y contraatacar describiendo (disculpen la licencia) a los margaritos perfumados, los condeduques culones, los lenguados con monóculo, los herederos del tío, los glosadores taurinos, los diteros con bigote falangista y los eméritos de casino. Pero ya ven ustedes lo mal que queda todo esto. Esos argumentos de la abuela salen porque no hay otros. Bueno, sí los hay pero los mencionan poco, quizá porque dan más color el florecimiento progre y la gente con los pies negros y el chicle pegado: Que la guerra la están haciendo por cojones, que nos conviene estar con USA porque nos va a meter en el G8 como en un club de billaristas y nos va a poner por encima de Marruecos y nos va a dar una electrónica secreta contra ETA. O sencillamente porque existe una derecha purísima a la que le gustan las chocolatadas, los domingos con muerto y la guerra que es normal, higiénica y elimina como el zotal a los malos y a los piojos. Pero no dicen esto, sino que sacan unas gracias sobre la gentuza en carromato, y sacan a Solana o a González como viejas emperatrices en camisón, o a Lenin como un Landrú, o a Hitler como otro doble bajito de Sadam, y sacan lo del “antiamericanismo rancio”, y equivocan la Historia y la inteligencia como sólo pueden hacerlo los mercenarios. Todo por no ponerse en el ahora lleno de imposturas, cadáveres y niñas con la pierna comida. Ah, perdón, que eso es demagogia, claro. El sucio gentío libertario, en eso se están enfocando. Les ayuda sin duda la verdad de que en esta izquierda destrozada y descolocada, atravesada tantas veces de guerrilleros e indeseables, demasiados siguen adorando a Castro y hasta a Stalin, que se creen que a lo mejor fue un futbolista que jugó con Yashin, La Araña Negra. Pero se puede tener razón en una cosa aun estando equivocado en otras. Se puede tener razón incluso si uno va con zapatos de payaso y no se ha cambiado de calzoncillos. Y esa chusma que llena ahora los comentarios de tanto fino, tiene razón cuando se come los adoquines de la calle. Porque no era necesario ese horror de amputados y llamas como minaretes, porque nos mienten, porque nos venden la guerra como un parchís y una cosa de señoritas de la Cruz Roja, y no lo es. Y esta chusma nos lo recuerda, por si acaso nos está atontado el telediario. |