ESPECIAL DÍA DE ANDALUCÍA
20 ANDALUCÍAS EN 20 AÑOS

Luis Miguel Fuentes

28/02/02

LA MÁS PESQUERA. ISLA CRISTINA SE HA AUPADO AL PRIMER PUESTO DE LOS PUERTOS PESQUEROS ANDALUCES POR NÚMERO DE BUQUES Y SIGUE CRECIENDO EN EL DE CAPTURAS. LA CLAVE DEL ÉXITO ESTA EN QUE SUS CAPTURAS NO DEPENDEN DEL CALADERO MARROQUÍ

Isla Cristina
EL MAR AMABLE

Luis Miguel Fuentes

Nació con un terremoto, el de Lisboa de 1755, que enmendó la costa de Huelva y dejó como una mano hacia el mar, una cintura de tierra escapada y nadadora, un púlpito que puso el continente frente a un agua hembra y riquísima. Fundada por pescadores levantinos y catalanes, Isla Cristina fue siempre marinera por ese pacto con la naturaleza que le dio una vocación de buque o de arrecife. Ahora, es el puerto pesquero más importante de Andalucía, con más de 250 barcos y 3500 millones de pesetas de ventas brutas anuales. En Isla Cristina, un 70 por ciento de su gente vive del mar, aunque también ha despertado en los últimos años el sector turístico.

Isla Cristina está hecha de sustancia húmeda y de verdores índigos, presentada por un bosque de pinos costeros que en la distancia es un musgo muy alto, y por la marisma como una profundidad que ya se presiente. Ciudad aplastada por el cielo, de casas bajas, pueblo blanqueado de azules, como un mar que se destiñera en esquinas y campanarios. Cerca del puerto pesquero, Isla Cristina huele a ola desventrada, a sargazo, a salmuera y a membrana. Es un olor que se pega a la ropa y le pone a los hombres manos de pez y ojos de respirar agua. Todos los hijos de Isla Cristina tienen algo de peces melancólicos de no serlo, y quizá por eso se reúnen ante el mar, mirando a las sardinas que descargan como a parientes indianos desembarcados, enjoyados de hielo.

En el muelle, al pie de la lonja, acosados por gaviotas, miran la llegada de los barcos marineros viejos, albañiles, empresarios, jubilados, compradores, camareros, gente con pinta de farero, y es como si el pueblo fuera allí en todos sus estamentos, a hacer homenaje y reverencia. Empiezan a llegar a media tarde, a partir de las cuatro, los barcos que salieron a las cinco de la mañana. Ya apenas hay alguno de madera, casi todos son de poliéster, o acero. Llegan barcos de cerco, con una red roja o verde revuelta en la cubierta, que traen la sardina, el boquerón y la caballa; barcos de rastro remolcado tradicional, para la chirla, la coquina, la almeja, la navaja; el “riccio” que inventaron en el Adriático, las dragas hidráulicas como una mandíbula en la proa que llaman allí la “chupona”, para la captura de chirlas. Más tarde, sobre las ocho, los barcos arrastreros con algo de pequeñas fragatas, trayendo lenguados, acedías, besugos, gambas, langostinos y unas cigalas como extraterrestres derrotados.

VIVIR BIEN. “Aquí vivimos bien de la pesca –dice Nono, un joven marinero, todavía con temblor de olas—, se puede sacar 60 ó 70 mil a la semana”. Rafael, un veterano que ha trabajado en la mar desde los 14 años y que tiene ahora barco propio, piensa que “ahora está la cosa un poco floja, y los precios bajos, pero vamos tirando”. Rafael recuerda cómo era la pesca antes: “Cuando empezaba yo, el trabajo era más pesado, todo era a fuerza de pulmón, la red la halábamos a mano, no había adelantos, aparatos, eran barcos de vela y remo; pero la pesca siempre es dura, y cuando hace temporal, con viento y  agua al cielo, siempre se pasa mal”.

El pescado que se ha descargado se subasta inmediatamente después en el edificio de la lonja, que tiene algo de polideportivo. Hay una numerosidad de gente, botas y mangueras, y la venta es como una feria muy alegre y salpicada. 

Para Sebastián Carillo, presidente de la Asociación de Armadores, la prosperidad pesquera que ha logrado Isla Cristina ha sido “gracias al convenio entre la Cofradía de Pescadores y la Asociación de Armadores”. “Cogimos la lonja de Isla Cristina –explica Carrillo— que antes, cuando la llevaba el Ayuntamiento, tenía pérdidas de 10 a 20 millones al año, porque la mayoría de la flota de arrastre vendía en Huelva, y también la chirla se llevaba a Punta Umbría, pero ahora se hace aquí y estamos consiguiendo vender en la lonja 3400 o 3500 millones al año. También hemos atraído exportadores de Portugal, que se llevan el 30 por ciento del producto que se vende en la lonja”. “Además, –continúa Carrillo— la lonja funciona como un banco para los armadores que necesitan dinero, hace préstamos sin interés que se pagan según lo que gane el barco. La lonja también ofrece el combustible más barato de Andalucía, tenemos una fábrica de conservas propia y proporcionamos el hielo y los envases”.

MODERNIZACIÓN. Carrillo resalta también el esfuerzo en la modernización de la flota: “Había una flota vieja, y ahora tenemos una de las más modernas de Cádiz y casi de todo el litoral andaluz, barcos de fibra, algunos de acero. Hemos pasado de barcos pequeños de 10 ó 15 metros de eslora a tener barcos de 25 metros de eslora, y todos se hacen en nuestro astillero, y están equipados con los aparatos más avanzados”. La madera se repara, pero todos los barcos nuevos que salen de allí son ya de fibra de poliéster. Estos barcos, de más eslora, han hecho que el puerto se quede pequeño. Se prepara ahora una extensión de 135 metros y por eso una draga trabaja fatigosamente, con lentitud de buzo, extrayendo con un brazo mecánico puñados gigantescos de fango del fondo de la ría. “Pero todo –dice Sebastián Carrillo— es gracias también a las subvenciones del Gobierno y de la Unión Europea. Este año, del 40 al 45 por ciento de todo el volumen de los expedientes han sido subvenciones a fondo perdido, y el año pasado fue del 50 al 55 por ciento”.

Pero el futuro del sector pesquero de Isla Cristina, como de todo el andaluz, está unido a la conservación de los caladeros. “Hay que controlar los inmaduros y las taras, y respetar la legislación sobre mallas. Concienciar sobre esto es importante porque, en la pesca, es difícil palpar los daños, y cuando te das cuenta, el perjuicio ya está hecho”, afirma Juan Quintero, secretario de la Cofradía de Pescadores. Insiste en esto también Mariano García, patrón mayor de la Cofradía.

Pero el Golfo de Cádiz, según los estudios del Instituto Oceanográfico Español, está sobreexplotado en todas las modalidades, con una situación especialmente crítica de las especies pelágicas. “Es necesario un Plan de Pesca –advierte Manuel Rodríguez Suárez, presidente de Asurabucer, Asociación Suratlántica de Armadores de Buques de Cerco—  y establecer paros al menos de tres meses anuales, porque si no en 4 ó 5 años vamos a ver flotas amarradas en el Golfo de Cádiz”. Para Rodríguez Suárez, las medidas que se están tomando en Isla Cristina, como el actual paro de 48 horas semanales, “son insuficientes”. También denuncia la “pesca ilegal”, sobre todo “de boquerones por barcos arrastreros".

Isla Cristina, marinera y mojada, disfruta de momento de las riquezas de la mar, ha elevado considerablemente su nivel de vida y es una grata excepción dentro de nuestro panorama pesquero. En Isla Cristina, el mar es un mar amable, que todavía no castiga con sus caprichos de monstruo ni niega su pan vivo como lo hace a tanta gente en Andalucía, tan desesperada de horizonte. Sólo queda saber conservar este regalo.

 

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