ESTRELLA JOVEN - LA ESTRELLA DIGITAL

EL CINICO


Paco Frutos

Paco Frutos gana. O sea, ha salido con las tripas enteras de la olla caníbal que le había preparado Almunia con el roneo de la unidad de la izquierda, y ha salido más fuerte, con más gancho y más abrigo, como si se hubiera comido, mientras Almunia iba calentando el caldo, las patatas y las zanahorias del potaje en el que él hacía de carne viva e inmolada de menchevique inverso. Paco Frutos, que pasaba por ser un hombre adusto de aparato, burócrata trasunto o suplente de Anguita y su corazón partío, ha demostrado ser un político de talante y de cintura y ha pegado unos capotazos de mucho arte ante el morlaco feroz que se le venía encima. No se dejó morder por las vampiresas, con lo que ponen las vampiresas, y ahora puede ir de héroe y de cazamonstruos, de Hércules que ha sometido a ese león de Citerón sin afeitar que es Almunia.

Paco Frutos era desconocido, apagado y como luctuoso, y, con la inyección mediática, ha quedado en líder serio y en político de verdad. Que hagan una encuesta ahora, a ver si hay alguien que no conozca a Paco Frutos y hasta las barbas valleinclanescas de Víctor Ríos, ese espectro vivo y flamígero de la izquierda antigua enfadada con la manicura y las peluquerías, que son cosas de señoritos. Almunia, al final, no ha conseguido lo que pretendía, esto es, quitar de en medio a IU para quedarse en señor de las izquierdas, que no se lo cree nadie. Ya le ha dejado claro Frutos que el candidato a la presidencia del gobierno de IU es él. Es buena cosa en democracia respetar las minorías; además de que está feo darle la extremaunción política así como así a un colega que encima arrastra sus muchos de miles de votos y sus muchos años de tradición. Irán juntitos al Senado, sí; hay un acuerdo de investidura y un programa de Gobierno, de acuerdo; pero aquí no se mata al secundario porque le haga sombra a la vedete, a sus plumas y a sus muslazos (en realidad no sé los muslazos que tendrá Almunia, ni quiero imaginármelo; bastante hemos tenido con la parodia deportiva de Aznar y Zedillo paseando en bicicleta como el Tito y el Piraña).

En el acuerdo con el PSOE, eso sí, Frutos ha tenido que ceder en las volutas más pomposas de su comunismo. Ha terminado tragando con el ogro de la OTAN (recordemos que a Solana querían juzgarlo como criminal de guerra) y con el compadreo europeo que nunca les ha convencido. Tampoco ha pedido un acto de contrición al PSOE por sus filesas y sus GAL (no es nadie para eso, dijo). Ha renunciado también a lo que decíamos la semana pasada de los koljós en las barriadas. Pero a cambio ha conseguido colar en el programa de gobierno unos párrafos muy significativos para la izquierda, como la semana laboral de 35 horas, que es cosa que mosquea mucho a los empresarios, que siempre están con que hay que trabajar más, que hay que trabajar más para ellos, se supone, que es lo que ellos hacen (lo que se les olvida decir es que, a fin de mes, ellos no se encuentran una nómina de veinte mil duros, por supuesto). Hay una mención expresa, igualmente, a la lucha contra la precariedad del empleo (que se lo pregunten a los repartidores de Telepizza), a la reforma de esos viveros esclavistas que son las ETT, al aumento gradual del salario mínimo, a la equiparación de las rentas del trabajo y del capital, a las pensiones, a la prioridad de la enseñanza pública... O sea, cosas que en principio suenan muy bien, a verdadera música de izquierdas, y que seguramente algunas de ellas ni estaban en el pensamiento de Almunia cuando les ofreció con mucha deferencia a los de IU que se bajaran los pantalones todos a una en 34 provincias para llevarlo a él a la Moncloa entre alfombras y elefantes.

Muy bien por Frutos, que ha demostrado coraje, valía e inteligencia política, y que ha conseguido hasta que los bancos, que ya no querían, les concedan créditos. La unidad de la izquierda, eso sí, se queda todavía en la cuna, que le hacen falta todavía muchos potitos para que eche a andar con seguridad. El PP se preocupa y se enrabieta, pero en el aturrullamiento sólo acierta a contraatacar metiéndose (mira que se va a hacer famoso) con el desaliño libertario y barbiluengo de Ríos. El PP tiene para preocuparse, desde luego. Hace unas semanas, todo se quedaba en disquisiciones sofistas sobre la Constitución y sus limbos, y ahora hay una alternativa seria que le puede quitar sus glorias, aunque tenga a la cabeza a ese político mediocre y triste que es Almunia. Ríos seguramente seguirá con su bandera de barbas, pero Aznar lo mismo va a tener que pensar en poner el bigote en remojo.

 

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