LA TRAMPA DE ULISES

Luis M. Fuentes

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4/01/99

Un nuevo elemento.

Cádiz me parece a veces una provincia desmembrada o recosida. Lo he sentido así, como una punzada, cuando me han pedido que colabore en esta Bahía del Mamoneo. El Campo de Gibraltar quiere una provincia, una patria con sus cosas propias; Jerez siempre será una ciudad suya y muy suya; en la sierra sienten que están para los fines de año y para un bautismo salvaje de paisajes y de naturaleza estriada; la Bahía, con la Tacita de Plata gloriosa de murallas y gracias y sus satélites o apostillas, demarca también su territorio, y aquí, desde donde escribo, desde Sanlúcar, sentimos también las divisorias que se nos han puesto, por ser, dicen, protectorado de una Sevilla dominguera y zampona. He visto tantas fronteras en tan poco espacio que me ha embargado una especie de claustrofobia antilocalista. A mí, que creo en la individualidad por encima de los provincialismos y que estoy impregnado de un humanismo un tanto romanticón, global y algo beethoveniano, esta división casi de escarpelo me escuece.

Sin embargo, si estos mártires de la Bahía del Mamoneo (santos, auténticos santos) no me retiran la confianza y no meto mucho la pata, me verán ustedes por aquí habitualmente, pasando de fronteras y chauvinismos, a cara descubierta, firmando con nombre, apellidos y vísceras, gótico, pendenciero y algo arrebatado, como un héroe medieval. La culpa de que me meta en este embrollo puede que sea de un acceso algo cursi de nostalgia que me ha venido con esta invitación y con el recuerdo de un pasado universitario lleno de cervezas en el Aula Magna y de bullas en la Plaza de Mina, de sufrimientos en la Politécnica y de bocatas soleados de anchoas al lado del Falla, de una chica de El Puerto que me gustaba y de un ir y venir apesadumbrado y achacoso en Los Amarillos y en el autobús nº1, cuando a uno le aquejaba una juventud pionera y algo anárquica, como debe ser.

Desde ahora, esta Bahía del Mamoneo contará (por mucho tiempo espero) con este elemento nuevo que leen ustedes, al que irán conociendo y puede que odiando, sobre todo si es usted político y la da por hacer tontadas. Yo, por si acaso, he avisado.

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