LA TRAMPA DE ULISES

Luis M. Fuentes

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26/07/99

Chaves y Teófila.

Chaves ha regresado de su viaje a México muy contento, y no me extraña. Después del sarao de Rancapino, ese bautizo/boda gitana donde se exhibió en plan campestre y sin ninguna vergüenza toda la fronda del pesoerío y del polanquerío, Chaves ya tenía el cuerpo hecho a la juerguecita, las manitas flojas de dar palmas, la corbata desanudada y la garganta cálida para arrancarse por lo que fuera. Total que irse a México fue como empalmar la Feria con el Rocío, y así lo vimos, soltando gallitos en una ranchera como ese suegro achispado que siempre da la nota todos los casorios, mientras los mariachis lo aguantaban como aguantamos aquí a los guiris que se toman dos copitas de manzanilla y se quieren poner a cantar flamenco, o sea, conteniendo la risa y pensando: "valiente... (lo que sea)".

El caso es que, con el sombrero mejicano encasquetado todavía, Chaves ha conocido que su rival del PP para las próximas autonómicas va a ser la alcaldísima de Cádiz, Teófila, así sin apellidos, que es como asusta más, que es como recuerda a horda nórdica o a walkiria cabreada, porque si se dice Martínez, es verdad, parece que nos estamos refiriendo a un currante triste de oficina (a Chaves, por el contrario, le va mejor el apellido solo, como a los árbitros o a los sargentos de la mili, que Manuel queda como si fuera el quiosquero).

El PP-A ha elegido al final a esta mujer dura, correosa, espartana de la política, aprovechando su tirón avasallador en las municipales, descartando a Arenas, a Pimentel y a otro peso pesado del mujerío del PP en Andalucía, esa chacha simpaticota y llana que es Amalia Gómez. Sin embargo no es lo mismo Cádiz City que Andalucía toda, ni las multas de tráfico y los soterramientos de la Tacita que el entramado versallesco del cortijo global andaluz, que maneja Chaves como un señorito de Jerez bien enseñado desde chiquitito ("con dinero y sin dinero / hago siempre lo que quiero / y mi palabra es la ley...").

Dicen en los mentideros que Teófila se ofrece a un sacrificio vacuno y voluntario (que es lo que le da la gloria a los héroes) en unas elecciones perdidas de antemano, y que todo obedece a una redistribución de papeles en las bambalinas del PP, con cosas más elevadas de por medio (con Andalucía siempre hay cosas más elevadas de por medio). En Cádiz, desde luego, no ha hecho mucha gracia, y, desde Cortadura al Parque Genovés, se percibe algo así como el dolor inútil y decente de los cornudos. Que Teófila tenga a Cádiz como segundo plato y se ponga a pelar la pava con un pretendiente más guapo y más rico, al gaditano, como a los chulapos de las zarzuelas, hace que se le hinchen las narices de debajo de la cintura.

Esperemos, al menos, que el enfrentamiento Teo-Chaves resulte entretenido. Yo adivino que sí, porque a los hombres de la política (como a todos) se les suele dar mal el debate con las mujeres, y la cosa puede quedar como quedaban las peleas de los Ropper. Y es que en cuanto ellas se colocan con los brazos en jarra y nos regañan como hacen con sus críos o sus sobrinitos, a los hombretones enseguida se nos arruga el alma, se nos aparece el bebecito que todos llevamos dentro y nos rendimos a su regazo chupándonos el pulgar. En el caso de Teófila, que es como la señorita Rottenmeyer pero en rubia, peor todavía, así que ya me veo al señor Chaves lloriqueando y a Teófila dándole un cachete y mandándolo a la cama sin cenar. Lo de Rosa Díez con Loyola de Palacio no tuvo color: mujer contra mujer como en las rebajas, o sea, nada. Pero esto de Teófila y Chaves... lo que podemos disfrutar.

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