LA BAHIA DEL MAMONEO (BAHIA DE CADIZ) |
LA TRAMPA DE ULISES |
En la campaña, ese atletismo de la política, había que hacerse Andalucía, España, en maratones de autobús, como un rockero, con mucho trasiego de baúles y pegatinas, entre dormidas sobresaltadas por bocinazos con efecto Doppler y luces vertiginosas de ventas, gasolineras y puticlubs. La que ha hecho más campaña de autobús, con autobús, ha sido Teófila, que quería hacer una revolución y pintó un autocar con florecillas y cosas como antes hacían con las camionetas los jipis, que también hacían revolución pero a fuerza de porros y polvos. A Teófila le ha merecido la pena el gasto en gasolina y aceites, ha terminado la carrera con seis diputados autonómicos más, rompiendo el límite de velocidad del centro-derecha en Andalucía, espantando con el claxon a los manijeros adormecidos del cortijo de Chaves, calvitristón en su victoria doméstica, náufrago en la isla de los mares del sur del PSOE que se sigue manteniendo de los cocos que le dejan los votos de sus funcionarios y sus agradecidos y sus "suyos". Después de la noche electoral, después de la Epifanía de este PP molón y multitudinario en las generales, Teófila, que perdía en las autonómicas, saltaba de contenta y daba palmitas como una ursulina de excursión, y a Chaves, que ganaba, se le arrugaba el gesto y se le ensombrecía la calva contristado de aislamiento y flotabilidad. Se esperaba el "efecto Teófila" como un huracán rubio y con fular que venía tremolante desde la Bahía, pero al final la ventolera, que no llegó a levantar los cimientos del cortijo andaluz, no llegó tanto de los golpes de melena de Teófila en San Juan de Dios como del soplido boreal de Aznar. Teófila venía a poner algo de manicura, de sedas y vuelos a la política andaluza llena de machos con botos lijosos que mascaban tabaco y cazaban liebres a garrotazos. La mano de una mujer, digan lo que digan las feministas, siempre acaba poniendo orden y detalles en las cosas, que ellas son pulcras y cuidadosas y nosotros gorrinos y montunos. El "efecto Teófila" era todo esto más la diligencia de esta nueva derecha práctica y funcionarial, aplicada y arregladita, y es lo que ha ido reverberando por Andalucía. Pero el "efecto Teófila" se diluye en la burbuja de Aznar y el coro de voces blancas de sus contables, "el efecto Aznar" que ha arrasado con su vocación de levantazo, que ha puesto los pelos tiesos al PSOE y a CiU, que ha hecho saltar los muelles de las calculadoras y ha dejado a las empresas de sondeos reconvirtiendo el negocio en pizzería. Teófila queda bien en los popurrís y en los cuplés (ya escuchamos al cuarteto del Libi) porque su nombre suena a tía nuestra solterona o a fea de tebeo. Pero los cuarteteros podrán decir lo que quieran, que a Teófila ni el nombre ni las peluquerías le han estorbado para conseguir de la mano del gurú Aznar un subidón espectacular en esta heredad del felipismo y los cafelitos que es Andalucía. En el Parlamento Andaluz, al PP se le ve inspiración de subirse a los voladizos, mientras el PSOE se queda igual y ya piensa en afrontar más bien solito su estrategia de confrontación (eso que consiste en echar las culpas a Madrid de que estemos a la cola de Europa pero felicitarse de inaugurar una fuente en Barbate) ante una IU hundida y un PA que se da de tortas de Jerez a Sevilla, con Pacheco y Rojas Marcos a lo pressing catch. La revolución de Teófila, en fin, se quedó en petardo, aunque ya apunta que puede darle la vuelta a los números en la próxima ocasión, a poco que Chaves siga haciendo de las suyas. Pero el "efecto Teófila" se ha visto que pierde fuerza saliendo de Puertatierra, que sigue siendo algo de casa, meteoro local, levante esdrújulo por el Paseo Marítimo, racha rubia de la Bahía. Egoístamente, se agradece: la de columnas que se pueden llenar por aquí con Teófila... |