LA BAHIA DEL MAMONEO (BAHIA DE CADIZ) |
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La provincia de Cádiz, sur del sur, África de esta Europa complaciente con la chatarra brillante del euro, sigue soportando servidumbres por ser esquinilla del Imperio, tierra asomadiza entre mares y enemigos. El Tireless, ese cachalote negro y feo embarazado de radiactividad, sigue agonizando en Gibraltar y hasta la Bahía del Mamoneo llegan sus hipidos y su aliento de podredumbre marina. Nada hizo Aznar durante la visita de Blair, salvo un chiste sin gracia sobre el submarino amarillo, que no es el Cádiz, sino aquella canción de la época de las florecillas de los Beatles (los de Liverpool, no los de Enrique Villegas). Aznar, hombre sin ingenio, es un personaje al que le van bien las puñetas de funcionario, pero que cuando hace chistes le sale un humor de sepulturero oficinista que no hace reír ni a los cuervos que se le posan en el hombro. Aznar va de bajito solitario en la UE, le quieren poner en el altar de la democracia cristiana europea porque no tienen a otro, y el único compañero que ha encontrado para charlar ha sido este Blair, que es un político que ni chicha ni limoná. La socialdemocracia descremada de Blair y el liberalismo chachi de Aznar hacen migas porque juegan al mismo centro desleído y asexual, mejor incluso que el soso Schröder. Por todo esto, no es de extrañar que Aznar y su plana de ministros, con el flequillo de Pío Cabanillas por bandera, reconozcan sin vergüenza la soberanía británica sobre Gibraltar, y dejen a este submarino amenazando con atufar de pedos de uranio a todo el Campo de Gibraltar, por no hacerle un feo en la mesa a Blair. Ya sabemos también que Trillo es hombre shakesperiano y levemente oxoniense, así que además de por obediencia, se une a la cosa por afinidad estética. Tan ridícula ha sido la bajada de pantalones del Gobierno español que los primeros sorprendidos de que no se protestara por el caso Tireless fueron los propios británicos, que entones, entre risitas, montaron los toldos y empezaron a llamar a los fontaneros de su Graciosa Majestad. Más cerca, la Base de Rota sigue siendo el banderón hortera del Imperio Americano, que ahora nos damos cuenta de que es una república bananera y hace unos pucherazos que ni Fujimori. La ínsula americana va por libre remodelando el pisito, agrandando muelles para que vengan más buques nucleares, que ponen en la provincia una sombra de monstruosidad acerada que a los americanos les gusta mucho. Aznar dice que va de aliado, como el resto de Europa, que es como decir adulador, público para aplaudir las guerras de petróleo contra el moro que hacen los estadounidenses entre los partidos de béisbol. Mientras, los trabajadores españoles de la base siguen siendo tratados como friegaplatos mejicanos, y su grito de un convenio y un sueldo justos se pierden por el universo de los generales con chicle. Nuestro Gobierno, una vez más, mira hacia otro lado y se pone a besar terroristas árabes o a planear barbacoas con los chinos, que es lo que queda bien fuera. Nuestra provincia soporta demasiada servidumbre para ir solamente recogiendo mierdas. Gran colector de penas radiactivas, atalaya para la grosería y la prepotencia de otros intereses. Nadie hace nada. En las estadísticas de pringaos, como en las del paro, a lo mejor también estamos los primeros. |