LA BAHIA DEL MAMONEO (BAHIA DE CADIZ) |
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El turismo es la gran industria de la España sin industria, la manufactura de aire cuando no hay una fábrica que monte algo, coches, radios, paraguas, cuando sólo humea la guasa de un camarero o el perfume de una señorita que te abre un plano como si te enseñara su encaje más secreto, dulcemente trémulo y dobladito. Nos viene en la tradición todo esto de comernos la tierra, vender la plaza del pueblo y la virgen desconchada y las migas de la abuela, vestir a los lugareños de uniforme, inventarse un safari en las calles, sacar la pancarta para que vengan de fuera, del mundo que produce, a dejarse duros en los chiringuitos. Que inventen otros y que produzcan otros. Somos una región turística, tenemos una alegría de vinito y crepúsculos, no importa que se nos vayan cerrando las fábricas, hartas ya de apretar el mismo tornillo todos los días. La insistencia que ponga el político en hablar de las glorias turísticas de su pueblo, provincia o región, suele ser directamente proporcional a lo descalabrado de las estadísticas, a la miseria, al número de paisanos pendientes de quedarse con un forastero y contarle la historia inventada de la farola de su calle para comer ese día. Los prebostes de la cosa turística, toda la fauna política de inauguradores y rebañadores de canapés, tienen su fiesta anual en Fitur, casillero blanco de banderolas y azafatas con gorrito, panal zumbón de halagos y convidás, escaparte de culos uniformados muy propicio para ir sin la mujer o el marido o lo que sea, por si la cosa del fomento turístico pasa por catar el producto. Esta gente del politiqueo promocional turistero y provinciano tiene Fitur como los ginecólogos los congresos, para soltarse la melena, hacer fiestas en pijama, insinuarse a la secretaria o al secretario y disfrutar, en fin, de ese roneo del que va de gañote, con cargo polisílabo y lacayos que les ríen todas las gracias sin gracia. La promoción, dicen que van a promocionar, y uno se pregunta cuántos turistas sería capaz de atraer a Cádiz Franquito Román, un poner, como si fuera una sueca en tanga. De Canadá a Namibia, de Holanda a Egipto, de Murcia a Cádiz, Fitur tendrá siete mil expositores para disolver a todos los profesionales del gorroneo a partir del día 31. El turismo es el ala blanqueada bajo la que se esconde la pobreza en nuestra provincia, y que alimenta a tanta burocracia bacteriana de políticos carotas y fofos a costa de los contribuyentes. Debe dar morbo irse de juerga pagada. Cómo tiene que poner eso, joé. Fitur como una Babilonia con pasillos. Vendrán todos de vuelta con resaca y los cachetitos colorados. El turismo, qué gran invento y qué gran excusa. El turismo, que lleva de verbena a nuestros reyezuelos de la miseria. |